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Last Dance por Witch Chameleon

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Notas del capitulo:

Volví! (?) Siento mucho la tardanza para actualizarlo, pero esta semana he tenido una semana agitada en trabajo y tramites y parecía que no llegaba a escribirlo, pero algo me ilumino y aquí estoy y creo que incluso este es mucho más largo de lo que había pensando en su momento. Espero disfruten este capítulo :)

 

Especial agradecimiento a Geno y Haru que me han dado el visto bueno en la historia ¡Muchas Gracias!

¡Disfrútenlo!

 

 

 


 


Las dos primeras semanas, fueron las más complicadas para Tora, quién debía adaptarse a esa soledad impensada,  luego de haber pasado seis años con la persona que él consideraba el amor de su vida. Cursilerías Amano, serian las palabras de Takashi, pero en el fondo los dos sostenían esa teoría o al menos eso había pensado. De pronto se vio doblegado por el vacio que el castaño bajista le había dejado, su aroma dejo de sentirse en el aire, su voz se había perdido en el tiempo, su ausencia se notaba en cada rincón. Le dolía horrores, se sentía molesto y estúpido, esto último nacía desde el momento en que  había aceptado sin más aquella locura del menor. El planteo del castaño había sido una daga que lo aniquiló hasta dejarlo sin poder reaccionar. Esa misma noche creyó que él otro volvería pero los restantes días sólo descubrió como las cosas del bajista comenzaron a desaparecer, hasta llegar el momento en que Hiroto le devolvió la llave. Lo cual significaba que la decisión de su pareja, mejor dicho su ex, era contundente y determinada.


 


 


 


El recorrido de los días le demostraba lo mucho que extrañaba al castaño,  incluso cuando lo veía día por medio o se hablaban por LINE dado que ambos estaban trabajando juntos en el proyecto de las nuevas canciones para el próximo material que pensaban sacar. Ello que podían conversarlo mientras compartían la comida o jugueteaban en el sofá, se había perdido.  Escuchar al menor del otro lado de la línea o verlo sentado a unos cuantos centímetros,  le resultaba insoportable. Porque Saga parecía tan frio ante su decisión y se comportaba con naturalidad.  Una naturalidad que envidiaba, puesto que por mucho que desease sonreír,  le era imposible, aunque al menos lo intentaba.


 


 


 


 


A duras penas comprendió que Saga estaba seguro de aquella decisión y que quizás como el mismo había remarcado, realmente su relación no daba para más y que era mejor poner el punto final, aunque el pelinegro en verdad no veía el final. Ello era porque el amor que sentía por Saga estaba intacto y le dolía pensar que el bajista ya no lo sintiera más.  Tal vez el castaño tenía un nuevo amor, o quizás simplemente no quería seguir. No estaba seguro, pero sí tenía en cuenta que se había enamorado de una persona con un espíritu libre y que ello lo había encandilado,  por lo que tampoco podía cambiar aquello, al contrario era mejor aceptarlo.


 


 


 


¿Era mejor? Tora pensaba día tras día en aquello ¿Mejor para quién? Para él no. Su obstinación se volvía más fuerte cada día.  Porque creía ciegamente en que el amor no se había acabado como el menor remarcaba,  sino todo lo contrario. El momento que estaban viviendo debían superarlos juntos y fortalecer el amor que sentían,  pero Saga había actuado de repente, y él se vio forjado a aceptar. 


 


 


 


Sus pensamientos le hicieron volver en sí al cabo de aquellas semanas, había esperado paciente y analizado en detalle toda la situación,  y todos los caminos terminaban en el mismo lugar: volver. Al menos intentarlo, porque no perdía nada en ello.  


 


 


 


Había aprovechado en volcar sus inestables sensaciones y sentimientos para crear las canciones o las porciones de las mismas, y como si de pronto una musa bajara por sus dedos, no tardó mucho en terminarlas.  Una perfecta excusa para cruzarse con el bajista. Por lo que tenía entendido, Saga estaba viviendo con Nao, se sentía aliviado de ello, pues confiaba en el batero.


Cuando se sintió seguro de tenerlas, decidió caerle de sorpresa. Sabía que por mensaje y llamada, sería imposible encontrarlo, por lo que decidido se encaminó hasta el departamento del baterista.


 


 


 


Al llegar, fue recibido por el bajista que al contrario de lo que había pensado, no se sorprendió, y Tora tuvo la sensación del que el mismo le estaba esperando. Pero un repentino escalofrío le recorrió la espalda, su decisión por “re conquistarlo” se había esfumado y sintió una extraña incomodidad que nacía del deseo por el otro.  Se sintió agitado, pero intentó no demostrarlo.


 


 


 


-       ¿Cómo has estado, Shin? — Preguntó el bajista al dejarlo pasar, mientras se acomodaba el cabello de forma coqueta, una manía que Tora conocía muy bien.


 


 


 


-       Bien. He terminado dos de las tres canciones que hemos programado. Quería mostrarte el progreso y arreglarla contigo. — La voz del guitarrista sonó calmada y tenue, aunque solo estaba fingiendo aquello.


 


 


 


-       ¿Terminado? — Saga caminaba en dirección al enorme estudio que Nao tenía, lugar donde el pelinegro no necesitaba guía puesto que lo conocía a la perfección. — Es raro que alcances a terminar las melodías en tan poco tiempo. — Se admiró el bajista.


 


 


-       Necesitaba hacerlo, luego las fechas se juntan y…— No logró terminar la frase, dado que el castaño se encargó de completarla.


 


 


 


-       Y seguro debes preparar para DIAWOLF otra tanda de canciones. — La voz de Saga fue escéptica, el proyecto que Tora tenía con Show, había sido un gran karma para Saga, y a pesar de hacerse el superado con la “separación” su voz denotaba sus claros celos, o al menos eso creía Tora al oírlo. -


 


 


 


-       No… Me refería a los recitales. Al menos debemos tener algo previo para deleitar al público en nuestras próximas presentaciones. — La respuesta de Tora fue una cachetada para Saga que dibujó una extraña mueca en los labios.


 


 


 


-       Tienes razón…— Apuntó el menor y pensó que era mejor dejar el tema de DIAWOLF en paz.


 


 


 


No tardaron mucho en disponerse a trabajar, Saga escuchó con atención las canciones, mientras anotaba los posibles arreglos. Aquel trabajo les llevo varias horas, en donde cada uno exponía la idea y probaba, metidos en sus mundos congeniaban a la perfección,  la admiración por el otro se encontraba latente entre las anotaciones. Grabaron el demo en menos tiempo de lo esperado, aunque en realidad ya había caído la noche, el ruido de la ciudad había mermado un poco, pero ellos no lo habían notado, hasta que Saga sintió hambre. Un hambre que no paso desapercibida para el guitarrista quién había escuchado el sonido de la panza ajena.


 


 


 


-       ¿Qué tal si descansamos un poco y pedimos comida? — Se atrevió a proponer el de cabellos negros, mientras se estiraba como si de un gatito se tratara. Ante ese gesto, Saga rió. — ¿Qué? — Espetó el mayor.


 


 


 


-       Siempre pareces un gato. —  Comentó risueño,  antes de negar suave. — Nao no suele pedir comida, normalmente cocina. —Respondió el castaño,  levantándose de su asiento para buscar el teléfono. -


 


 


 


-       Entiendo,  puedo cocinar. No soy Nao pero puedo hacerlo. —  Saga elevó sus cejas ante la idea, porque recordaba las veces que el guitarrista le había cocinado, eran pocas dado que le costaba hacerlo, pero cuando lo hacía, era el mejor.


 


 


 


 


-       Pero seguramente estás cansado… Quiero tus energías en las canciones. ¿Qué pido? ¿Pizza? — Propuso el bajista, sonriendo ancho, mientras el pelinegro se lamentaba de haber perdido la oportunidad de cocinarle.


 


 


 


-       Lo que tú quieras.- Alcanzó a responder, cuando el bajista ya había llamado a la pizzería. Una vez que realizo el pedido, observaron la hora, la cual indicaba lo tarde que era. A Tora le había ganado la curiosidad. —  ¿Y Nao a qué hora llega? -


 


 


 


-       Normalmente pasada la medianoche. Pero eso es solo cuando sale. Hoy fue un día de salida. —  Respondió el castaño,  caminando hacia la ventana que daba hacia  la ciudad. —  Creo que está saliendo con alguien pero lo está manteniendo en secreto.


 


 


 


-       Seguro lo contará cuando se sienta preparado. No lo presiones Taka-chan. — El castaño al oírlo decir su nombre de ese modo, trago saliva ruidosamente. Para que mentir, sentía una enorme nostalgia. Por unos cuantos minutos se mantuvo en silencio.


 


 


 


De pronto el timbre sonó, sintiéndose salvado de algún modo. Saga se encaminó a la puerta para poder recibir el pedido y abonarlo. Por su lado Tora se encargó de hacer lugar en la mesa de trabajo y actuar con normalidad, como si el episodio anterior no hubiese ocurrido.


 


 


 


El bajista optó por la misma opción sólo que imprevistamente el silencio los abarcó a ambos y parecía irremontable. Por un momento el guitarrista sintió que había hundido las pocas oportunidades que tenía de hacerle ver a Saga que ellos debían volver a estar juntos. Comieron y continuaron con el trabajo en pocos minutos, pero incluso el ímpetu y el alma con qué estaban trabajando parecía haberse esfumado por la rendija de la puerta.


 


 


 


Las siguientes horas avanzaron con lentitud, el trabajo se había vuelto pesado y por un momento Tora sintió que era hora de retirarse. Saga en cambio no pensaba en nada más que en los arreglos de la melodía,  la razón de ello era para no pensar en la electricidad que había sentido en su cuerpo al escuchar su nombre mencionado de aquel modo. Pero el recuerdo de sus últimas discusiones le recapitulaba la razón de la separación. 


 


 


 


 


 


Las melodías estaban confusas y no era suficiente la concentración, dada la atmósfera en que ambos se habían sumidos.  Saga pensaba como cortar aquel ambiente de algún modo, pero lo que no espero es que repentinamente el guitarrista le acariciara las manos con suavidad, aprovechando la cercanía. Saga le clavo la mirada, sus ojos chocolates se mezclaron con los pardos del pelinegro y pronto movió sus manos, evitando que la electricidad que provocaba aquella caricia se extendiera por cada fibra de su cuerpo. Tora sintió el rechazo y dibujó una mueca, bajando la mirada.


 


 


 


-       Voy  a retirarme. En la próxima nos reunimos los cinco y hablamos de la parte que no pudimos avanzar. —  Propuso el guitarrista,  tomando sus cosas, para poder retirarse.


 


 


 


-       Está bien… Igual si puedes avanzar, anótalo. No nos falta tanto y me gustaría que sea una canción que creamos juntos. — Añadió el bajista. — Por favor…


 


 


 


-       Lo tendré en cuenta. ¿Cuídate si? —  El pelinegro tomo su abrigo y se retiró en silencio. En la puerta se cruzó a Nao que acababa de llegar. El batero notó el humor del guitarrista y ni siquiera se atrevió a preguntar. Apenas alcanzó a saludarle.


 


 


 


 


Una vez que Saga se quedo absorto  en sus pensamientos, sintió una repentina presión en su pecho,  presión que le hizo cerrar los ojos y impedía  llorar. Podía parecer fuerte, pero la separación le dolía, la cercanía del guitarrista mayor le bloqueaba los sentidos.  Cuando quiso llorar, Nao se acerco y lo abrazó con suavidad, las palabras sobraban entre los dos.


 


 


 


 


El segundo encuentro entre ambos se produjo quince días después.  Si bien Tora había avanzado en la melodía,  había preferido enviarle el avance por medio de mensajes. No quería volver a sentir ese rechazo. Pero no se espero que en el bar al que solía frecuentar con DIAWOLF se encontraría con Saga. El bajista no era un cliente habitual, por lo que le llamaba soberanamente la atención aquel encuentro.  En un primer momento Tora lo había divisado pero Saga parecía no percatarse de su presencia.  El más alto de los dos, prefirió que eso se mantuviera,  mientras podía observar aquellos finos dedos del menor acariciar un vaso largo con una bebida espumeante.  Lo tomaba de a sorbos en silencio y solo, sentado en la barra. La música electrónica sonaba con intensidad, dado el DJ  se encontraba excitado con cada canción que mezclaba. La gente gritaba y saltaba con bebidas en sus manos. Pero Saga estaba quieto, como si estuviese en otro mundo. Tora lo conocía, la música favorita del menor era más clásica,  ¿Por qué elegir un lugar como esté para “relajarse? Sí,  Saga solo salía cuando necesitaba despejarse… ¿O quizás esperaba a alguien?


 


 


 


Espero durante varios minutos, Saga seguía solo, bebiendo más tragos diferentes. El guitarrista estaba acompañado de amigos, con los cuales se había sacado fotos, pero en cuanto pudo escabullirse, lo hizo. Necesitaba reflexionar sobre qué era lo mejor. ¿Volver a acercarse?... Volver a ser rechazado. Sosteniendo su trago número cuatro, respiró profundamente, antes de repetirse, tienes que hacerle entender que están destinado a estar juntos.  Un segundo le basto al pelinegro para cruzar la pista de baile hasta la barra y sentarse a un lado del castaño. 


 


 


 


Saga ni se inmutó,  seguía pensando en todo y en nada a la vez, con las melodías mezcladas de canciones que conocía sólo gracias a Tora. Otra vez Tora, negó repentinamente antes de tomar un poco más de su trago, cuando sintió como le acariciaban los cabellos. Ese gesto le hizo reaccionar de forma asombrada,  sobre saltándose y a punto de tirarle la bebida, cuando se dio cuenta de que era el pelinegro. Bajo la mirada y ni siquiera pudo mencionar algo. Los dedos gruesos del guitarrista volvieron a acariciarle, pero esta vez Saga no lo rechazo. 


 


 


 


-       ¿Por qué? … ¿Por qué insistes en volver? — Tora se vio pasmado ante la pregunta. — Te conozco mucho Shin… Sabes lo mucho que me gusta que me acaricien el pelo. Pretendes que volvamos… y que olvide todo lo que nos paso.


 


 


 


-        No creo que una caricia borre todo lo que nos hemos dicho, pero… es cierto que pienso que debemos volver. Taka-chan es estúpido estar separados cuando todavía sentimos cosas…


 


 


-       ¿Y crees que esas cosas, salvarán a la pareja?  No… Shin no. Tenemos que ver la realidad, y afrontarla. Es duro…


 


 


 


-       Déjame intentar reconquistarte. — Cuando el pelinegro mencionó ello, el bajista lo volvió a mirar.-


 


 


 


-       ¿Reconquistarme?  No creo que debas hacerlo… — Suspiro. — Porque no perdí el amor que siento por ti… Pero vivir peleando por todo, es tóxico. 


 


 


 


-       Pero podemos intentar, sólo es cuestión de ponernos de acuerdo. Estoy dispuesto a dejar de discutir y…


 


 


 


-       Shin, no he dejado de amarte. Pero las discusiones son solo un punto que desencadena más problemas.  Y no quiero falsas promesas. Ya lo he mencionado, no quiero dilatar el amor que sentimos. 


 


 


 


-       Pero eso no es dilatarlo. Es reavivarlo, porque todavía hay amor. — Tora no perdí las esperanzas, porque en el fondo sentía que Saga siempre estaba a punto de desdecirse.


 


 


 


-       Pero no es suficiente para salvarlo. Basta Shin, entiende cuando estoy seguro de no continuar y respeta mi decisión. — Tomó con su mano los dedos del guitarrista que seguían acariciando sus cabellos, para detenerlos. — Es suficiente.


 


 


 


Tora volvió a sentir como  el rechazo del bajista, volvía a clavarle un puñal.  El castaño parecía con la guardia baja pero su testarudez era más fuerte y aunque deseaba besarlo y hacerlo temblar como lo hacía cada vez que sus cuerpos se rozaban, quizás ello le restaría muchos puntos y su plan terminaría en el cesto de basura. Saga se retiró a los pocos minutos, dejando a Tora solo. El guitarrista no perdió el tiempo y aquella noche ahogó sus penas en las bebidas del local, hasta que el sol iluminó los pequeños ventanales.


 


 


 


Tres semanas habían pasado, Saga no tuvo ni una sola noticia de Tora.  Apenas sabía de él,  gracias a que el batero que se comunicaban, pero a él parecía ignorarlo. Ello le llamaba la atención,  pero tampoco podía reclamar nada, ya que el propio bajista había pedido que no insistiera. Pero  inesperadamente se sentía raro… le faltaba Shin. Que estúpido se  sentía en ese momento, por extrañarlo. El bajista se recordaba a diario que él había elegido esa separación y de pronto se sentía perdido. Odiaba eso, odiaba haber tomado esa decisión y haber rechazado al pelinegro todas las veces. Pero su orgullo y su tozudez eran mucho más fuertes, hasta el punto de que por mucho que buscaba el contacto de Tora en su teléfono ni siquiera se animaba a enviarle un mensaje. De solo pensar en que se estaba doblegando por esa necesidad que él consideraba que nacía de la costumbre por los seis años de relación.  ¿Pero estaba seguro de que ello sea definitivo?  ¿De verdad? Que idiota eres, Sakamoto. Se reclamaba a sí mismo a toda hora.


 


 


 


 


Dado que compartían el trabajo,  el encuentro era inminente entre ellos, no como parte de la casualidad del destino sino más bien de la responsabilidad que ambos tenían. Una celebración donde A9 estaba  invitado, y donde ambos no dudaron en asistir. Saga se sentía nervioso por el encuentro pero a diferencia de las otras veces, Tora se mostraba impasible. El bajista decidió hacer lo mismo, pero para su mala suerte en las fotos, terminaban juntos, como siempre. Lo cual no era un problema cuando eran pareja, pero ahora se sentían asfixiados, incluso cuando el resto de la banda intentaban pasar la fiesta de la forma más cómoda posible, todo parecía inviable.


 


 


 


 


Las horas trascurrieron entre tragos y risas. Mezclarse con integrantes de otras bandas,  hablar de todo lo que se podía, hasta que la música comenzó a sonar mucho más fuerte, pronto todos los invitados comenzaron a bailar  en el medio de la pista, los que no bailaban, sólo observaban.  La música fue cambiando de repente, desde melodías tan movidas a unas más lentas y suaves.  Las mismas eran destinadas a las parejas o las futuras parejas que podrían crearse luego de varios tragos.


 


 


 


Saga observaba a lo lejos como el resto de su banda bailaba, aunque había perdido de vista a Tora, suponía que el mismo se había retirado a fumar. Observó las escaleras con que el edificio contaba para salir hacia la azotea.  Su curiosidad fue mucho más fuerte que su terquedad aquella noche y sin más se encaminó en dirección hacia lo alto de aquel recinto.


 


 


 


Una vez el bajista abrió la puerta, una corriente de aire fresca le dio una cálida bienvenida,  el lugar era literalmente un infierno y aquel sitio era el paraíso en ese momento. Pronto divisó que en la soledad de la terraza, una figura  fumaba observando la luna en lo alto del cielo.  El castaño no dudo en acercarse,  tocándole el hombro de forma suave. Tora volteó a mirarle y arqueo sus cejas al verlo allí. 


 


 


 


-       ¿Quieres bailar? —  Propuso el bajista con una sonrisa colgada en los labios y un trago en su mano derecha.-


 


-       ¿Bailar? Soy pésimo haciéndolo. —  Respondió indiferente el pelinegro, apagando un cigarrillo y encendiendo otro a los pocos segundos. —  Seguro otros puedan sacarte a bailar. — Añadió desabrido. 


 


 


 


-       No quiero bailar con otras personas… Escucha…- La música del recinto lograba escucharse incluso en aquel lugar, dado el  volumen alto. La canción que sonaba, era una de las favoritas de ellos, su melodía era de tonalidades sensuales y tanto Tora como Saga habían sentido una pequeña descarga eléctrica en sus vientres, y es que aquella canción incluso la  habían usado  para hacer el amor en más de una ocasión.


 


 


-       ¿Sí? ¿Qué? —  Preguntó el pelinegro con una mirada apagada, como si no le interesara. —


 


 


 


-       Es nuestra canción,  Shin. Al menos podríamos bailar aquí...Solos…—  El bajista estaba invitándole a ello, sintiendo una revolución en su sangre que no sabía si brotaba de su deseo de volver o del alcohol que recorría sus venas. 


 


 


 


-       ¿Acaso no eras tú el que decía que estábamos viviendo de la costumbre?  — Pregunto el guitarrista,  terminando su cigarro,  para apagarlo en el piso con su zapato. Se acercó al bajista para quitarle el vaso y con su brazo rodear la cintura contraria, apegando sus bocas a escasos centímetros.  Saga sintió el vértigo que le provocaba la cercanía,  temblaba suave y contuvo la respiración durante varios segundos.


 


 


 


-       Sólo olvídalo… al menos por esta noche. —  El pedido de Saga era incoherente, y ello solo provocó que el guitarrista le soltara lentamente.


 


 


 


-       Entonces no. No puedo enredarme contigo solo por un estúpido capricho. Mañana volverás a rechazarme, ahora solo quieres jugar. ¿Por qué?  Porque estás acostumbrado a que estemos juntos. Tu mismo lo dijiste. Si pretendes que baile contigo y mañana lo olvide, no soy tu juguete para sacarte tus ganas. Seguramente tienes muchas personas que quieran hacerlo contigo. —  Tora exclamó aquellas palabras, sabiendo lo crueles que eran las mismas, pero necesarias. Saga no supo que responder, solo había sentido como si un frío helado traspasará cada fibra de su cuerpo. — Volveré contigo cuando tú estés seguro de lo que quieres y comprendas que lo nuestro nunca fue una costumbre.  Lo nuestro sigue siendo amor. Deja de pensar con tu cabeza. —  El guitarrista exclamó aquello,  observándole con una sonrisa débil. — Porque yo te sigo amando, pero soy consciente de lo que deseo y no es una noche más a tu lado, sino una vida contigo. 


 


 


 


El castaño bajista presenció en silencio como la canción cambiaba repentinamente y la figura del guitarrista se perdía por la puerta que daba a las escaleras. El menor sintió como si le hubiesen dado una golpiza en la azotea.  Y aunque necesitaba con locura perseguirlo y decirle lo mucho que lo amaba y que él  era un perfecto idiota por haber pedido la separación, su cuerpo no respondía. 


 


 


 


Saga, al cabo de unos minutos pensó que quizás era lo mejor y que su cuerpo no respondiera era una señal,  solo atinó a sentarse en el suelo, mientras cerraba los ojos para evitar llorar, pero ello solo duro unos segundos, sus lágrimas fluían con fuerza por el surco de sus ojos, bañando sus mejillas con gotas saladas de dolor.


 


 


 


Tora en silencio se retiro del  edificio, buscando su chaqueta y caminando hacia la salida. Lo único que deseaba en ese momento era una cama y no despertar hasta que los años se consumieran y le hicieran olvidar el amor que sentía por Takashi. No quería ser un títere dominado por esos sentimientos encontrados, por la dualidad que Saga conservaba y que lo seguía enamorando pero que  ahora lo estaba lastimando. 


 


Continuara…


 


 

Notas finales:

Creo que  a lo lejos se puede ver una pequeña luz de esperanza, al menos eso creo. No soporto verlos separado, pero estoy dando lo mejor para que permanezcan así durante un tiempo considerado (?) Gracias a todos lo que leen y lamento que esta página este teniendo problemas  y por eso no se pueda apreciar tanto, pero intentaré subir mis fics a otra base de datos en unos días. Cuando tenga un poquito de tiempo. Espero que para el fin de semana que viene  llegue el esperado final y…sea feliz, ni yo lo sé aún xD

 

¡Cuídense Mucho!

¡Besos!


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