Capítulo XII: Estoy enamorado.
Estoy enamorado
Te lo quiero confesar
Totalmente ilusionado
Me la paso pensándote
Nunca voy a soltarte
El tiene la sustancia de la perseverancia
Tengo amor en abundancia
Tu has cambiado mi arrogancia
Viente-cinco problemas, cuarenta circunstancias
Y yo te quiero decir que tu cuerpo
Quiero consumir sin discutir
Y me empieza a dirigir
Me toca yo me empiezo a derretir
Eres mi vida lo tengo que admitir
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En esa reunión Shintaro tocaba la panza de un Akashi que sonreía amablemente.
-En verdad se mueven mucho- Dijo incrédulo.
-Auch- Se quejo un poco Akashi para ir a sentarse al lado de su esposo.
-A bebechin un y bebechin dos no les agrada Midochin- Hablo Atsushi tocando la panza.
Midorima se indigno y acomodo sus anteojos pero sintió que su brazo fue abrazado por Taka que estaba riendo a carcajadas.
-No le encuentro la gracia Bakao-
-Jajaja Yo si- Le respondió limpiándose las lagrimillas.
La reunión había estado bastante bien, para nada aburrida ya que en un momento cuando ya estaba oscuro fueron a la cancha que tenía en casa Akashi y algunos se habían animado a Jugar. Vieron el berriche que hizo Kise cuando Daiki no quería jugar con el porqué le daba miedo el embarazo, termino accediendo pero el rubio salió llorando ya que grito a todo pulmón que “Aominecchi siempre me ha subestimado en todo”. Sin embargo se reconciliaron (Aomine saco una barra importada de chocolate full relleno de mantequilla de maní, últimamente el amor de Kise era el maní).
El rubio iba en el auto pensando y miro a su moreno con profundo amor.
-Daikicchi, qué te parece “Sumiaki”-
-Suena muy bien-
-Mi claridad al final de túnel, mi pequeño o pequeña- Se rio Ryota a que más o menos eso significaba aquel nombre. En ese momento estaban esperando en el semáforo.
Allí el ojos azules se dio cuenta una vez más de la belleza de su prometido, ya sabía porque le había llovido oferta de ropa para embarazos. Agarro la mano de su embarazado y la apretó.
-Oye Shin shan, hoy me divertí mucho- Takao bajo la cara en el auto negro de Midorima.
-Vamos a mi casa, y me preparas un té-
-Jajaja Está bien- Justo bese la mejilla de Shin shan.
-Wow- Dije observando un gran salón blanco con muebles grises para notar que al fondo estaba una gran cama de frazadas blanca crema y en medio de ella un ramo de narcisos azules no tan fresca pero se veían bonitas.
Era un bonito departamento.
-Ahora ven…-
Una de sus manos largas me alcanzo para tenerme, paso una de sus manos por mi cintura para inclinarse y besarme, recorriendo cada rincón, pase mis manos por su cuello y succione su lengua la de mi Shin shan.
-Mmm…- Estaba extasiado con un simple beso.
-Ya quiero entrar en ti-
-No Shin sha… tengo que bañarme- Sonreí dentro del beso.
-No me importa-
Uf, su voz era tan varonil aunque note sus orejas rojas y sonreí más, era perfecto.
Su mano por debajo de mi camisa me erizo la piel deliciosamente mientras la otra mano exploraba mi trasero y vaya que me dejaba llevar.
-El baño Shin shan- Le insisti un poco màs y sentí un gruñido y comencé a reir a carcajadas.
-Mi oso gruñón jajaja como tu amuleto de ayer-
Midorima me soltó un poco molesto así que le bese la frente y asintió con la cabeza… pero una sonrisa demasiada picara se asomo.
-Tomemos un baño-
Oh ¿Dónde estaba mi Tsunderima?
Me llevo al baño y entramos en una bañera que estaba vacía. Sentí como sus manos me arrinconaban en la pared para besarme y pasar mi suéter verde oscuro por mi cabeza justo sentí una lamida en mi vientre que me estremeció.
-¡Ah!!! Shin…sha-
Desbotone su camisa blanca tres cuartas mientras mis dedos parecían gelatina.
-¿Por qué tienes que seducirme así?-
-¿Ah?- Yo no estaba haciendo nada.
-Quítate los zapatos- Me susurro.
Me quito todo y él también, me metió a la ducha y abrió la regadera con agua caliente, me coloco pegando las manos a la pared para besarme el cuello y tomarme el miembro, me lo apretaba y lo agitaba de manera sugestiva.
-Mmm… ah… Shintaro- Demasiado, me vine en su mano.
-Uf je- Me sorprendí, quizás si estaba muy necesitado.
-Descuida, ahora quiero que abras un poco y te relajes, colabora conmigo por favor- Su voz estaba ronca de excitación, lo sabía porque su falo estaba tras de mí y me rozaba.
-Lo que diga mi doctor favorito- Me reí pícaro.
-Amo tus ojos, ese color-
Sentí como uno de sus dedos acariciaba en forma de círculos en mi ano, no estaba mal pero lo metió y comenzó a buscar ¿Qué buscaba? Lo que a mí me encantaba obviamente. Yo cerraba mis ojos porque también quería que él obtuviera placer de mí, le necesitaba.
-Tu semen es el mejor lubricante ¿no lo crees?-
-¡Ahg!… ah- Gemí al punto de desconocer mi voz.
Lleve mi mano a mi boca para abrir los ojos muy avergonzado.
-Quiero escucharte- Quito mi mano de mi boca para besarme y justo los sentí.
Me había introducido su miembro dentro, respire profundo y cerré de nuevo mis ojos.
-Relájate, para que cuando comience no te lastime-
Era extraño, mis lágrimas corrieron…
-¿Por qué lloras? ¿Te duele?-
-No, es qué… me siento muy bien- Solloce muy bajo.
-Te hare feliz- Me tomo deliciosamente mi miembro entre una de sus manos.
-Estoy enamorado de ti-
-Eres un Bakao, ya comprometidos ¿listo?—
De repente quería hundirme mucho más y sus estocadas llegaron acorde sus manos sostenían mis caderas.
-Ah-
Mis piernas se debilitaron. Me embestía otra vez, tenía miedo de caerme porque hacerlo en la ducha es bueno pero a la vez incomodo.
-Ya vamos a acabar, delicioso-
Un par de estocadas más y una inundación de semen por ambos me hicieron gemir de nuevo vergonzosamente, ya que el lugar donde me estaba rozando me daba demasiado placer. Respire agotado.
Nos colocamos un poco de jabón y luego unas toallas y salimos. Yo con un dolorcito molesto en mi parte trasera. Me agache para tomar nuestras ropas.
Mientras yo doblaba las ropas y las colocaba en el sofá el llamo a un servicio. Escuche la campanilla de mi celular y mire el mensaje de Imayoshi, conocía su contacto:
Lo siento, estuve mal
Soy el responsable de que nuestro pequeño no haya existido
Es una culpa que cargare por siempre
Te amo y sí nada hubiese pasado estuvieras conmigo
Aunque yo se que a ti lo mismo te da como lo tienes a el
Lo siento tanto, perdón. Quiero que sepas que me iré del país con mi esposa
¿Recuerdas ese cumpleaños que me hiciste un pastel y lo picamos esa misma mañana?
Pues, ya no tendré cumpleaños así de felices. Te amo Kazunari, lo siento.
Era extraño, quise llorar pero ya saben eso de los sentimientos no se borran de un día para otro, los sentimientos jamás desaparecen, se transforman, se guardan pero jamás desaparecen.
-Tu estomago gruño al acabar el clímax, mejor encargo comida ¿Qué te apetece?- Me sorprendió Shintaro.
-Lo que tú quieras Shin shan- Le sonreí.