Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Circunstancias (Love-shots) por shi san

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Jajaja dije que iba a actualiza ya y ese ya duro 2 horas XD Disfruten!

Capítulo III: Ay mi Dios.

 

Decir que me quería esa tarde tan fría de invierno 
(Sigue comiendo con los ojos) 

Por prestarle atención a la ropa, a la cara y el cuerpo 
(Que vas a morir por la boca) 
Quizás se le olvidó

Ay mi Dios
Quizás perdí en la batalla porque él que merece lo pide 
Que me amara y quisiera de la forma en que yo lo hice 
Es que amar con habilidad nunca ha sido posible

Yo no me niego al amor, no me niego a nada que me dé pasión
Yo no me niego a sus besos que son traicioneros y matan de dolor

 

https://www.youtube.com/watch?v=ek47Y0N49H8

 

        Era mi turno de noche y regresaba al cuarto de enfermería con el carrito, justo en la esquina vi al doctor Midorima, ese era su apellido, así le decían todos en el hospital. Venía con el uniforme verde oscuro revisando unos papeles. Sonreí porque no es como que me lo encontrara muy a menudo justo abrí de par en par los ojos cuando vi el charco de aceite de una medicina amarilla que yo había derramado en el pasillo y como ya era tan tarde la deje para limpiarla al terminar mi ronda. Shintaro resbalo de una manera muy pero muy graciosa, corrí a socorrerlo.

-¿Está bien pff..?- Solté de rodillas ayudándolo a sentarse sin embargo reprimí una risa.

-Si bakao- Escuche pero no lo soporte y comencé a carcajearme.

-Jajaja ¡Lo siento! Lo siento jajaja- Me reí bastante, eso era algo malo de mi pero ese era yo.

     El frunció el ceño y se ajusto los lentes agarrando un llavero de tréboles. Le ayude a levantarse para hacer una reverencia.

-Lo siento, Doctor Midorima. Ha sido mi culpa, ya limpio el piso- Escucho un suspiro de su parte.

-Está bien-

      Corrí al carrito para agarrar papel y comenzar a limpiar el piso rápidamente.

-Oh, hoy vi los signos y dijo que te pasaría algo malo- Hable, porque recordaba exactamente el día en el hotel cuando hablamos un rato y me hablo donde veía los signos, además que él era cáncer.

-Si, por eso mi amuleto- Hablo el Doctor enseñando su llavero verde.

     Justo mi estomago se escucho, tenía hambre pero no le daba importancia el apetito lo había perdido.

-No puede ser, vamos a mi oficina allí tengo kimchi que me trajo un amigo- Dijo el alto caminando.

      En ese momento fue algo nuevo, quería seguirle, quería estar a su lado instantemente algo en el me incitaba a seguirle.

 

       Pasaba, de lejos veía a Midorima y le sonreía, me hacia realmente feliz verle al menos de lejos y sabia que el también me veía. Me asentía ligeramente ya que su comportamiento era un poco tsundere y eso me gustaba aun más.

     Ya el reloj marcaba las veinte horas y era martes. El hospital estaba bastante tranquilo, mi ronda me tocaba en el piso de cirugía donde estaba Midorima. Estaba terminando de llenar un reporte en la recepción del pasillo y justamente Midorima se sentaba allí con unos deliciosos dulces de crema con chocolate y fresas.

-Oh que deliciosos, no sabía que te gustaban los dulces- Le sonreí mientras me saboreaba ya que me dieron muchas ganas de morder un dulce.

-No es que sea un fan de los dulces, solo que me los regalo un amigo que tiene una backery-

-Entiendo- Suspire, realmente quería pero estaba un poco cansado para molestar al Doctor además que me reprimía tratarlo por Imayoshi.

-Oi sí quieres uno solo pídelo, nonadayo- Dijo acomodándose los lentes-

-Je si Midorima, quiero uno- Me sonreí.

-No le veo la gracia-

      Opte por el dulce de chocolate blanco y oscuro con la fresa.

-Mm Delicioso- Me maraville.

-Mi amigo sabe mucho de dulces, supongo que fue una buena decisión la de ocuparse en esa área- Dijo mientras comía un dulce también y se perdía en el recuerdo de un par de ojos bicolores que por mi parte ignoraba.

 

 

-Sei-chin~ no encuentro mi gorro de pastelero ne ¿Sabrás dónde estará?-

      En una parte de la ciudad iluminada por el sol mañanera, en una lujosa casa se encontraba un grandulón en plena mañana buscando en su cocina su gorro blanco.

-Oye Murasakibara- Un pelirrojo con un suéter cardigán gris entraba “relajado” a la cocina con un abultado y cansado vientre de cinco meses o más. -¡Por qué no eres más ordenado! Eres increíble-Akashi, estaba un poco irritable.

-Mo~ no es para que conviertas algo como esto en una pelea- Murasakibara también estaba estresado, así que se acerco al más bajo que le miraba desafiante. –Ne Aka-chin, me tienes harto con tu aptitud-

        Justo el gigante de melena morada vio como aquellos ojos bicolores se entristecían y a la vez aquel ambar y rojizo estaban furiosos, aquellas mejillas se tornaban rojas, eso lo hizo asustarse.

-Sí no me quieres dilo ¡dilo imbécil!- Dijo agitado Akashi para golpear el pecho de su marido y luego hizo un ademan para agarrar unas tijeras en la isla de la cocina pero Atsushi lo sujeto y se fue con él hasta el sillón de la sala para sentarse y acomodar a su pelirrojo en sus piernas.

          El de cabello morado acomodo su cabeza entre el cuello del pelirrojo que no se opuso y suspiro.

-Lo siento Sei-chin, se que estas cansado por bebe-chin uno y bebe-chin dos. Sé que quieres estar en la oficina controlando todo muy bien, sé que estas cansado- Dijo con su voz perezosa esa que endulzaba el oído de Akashi quien se quedo quieto, aquella cercanía le servía para calmarse un poco.

-Atsushi, ¿me amas o no?- Susurro…

-Te amo, te amo más que mis snacks favoritos-

-Sí un día dejas de amarme, soy capaz de matarte- Dijo firme y demandante mientras una lagrima recorría toda su mejilla izquierda.

-Y lo aceptaría porque soy tuyo, pero ne Sei-chin ¿Por qué dices eso?-

-Soñé que me dejabas por alguien más y solo querías huir de mí-

        Murasakibara le beso entre el llanto apacible del embarazado.

-Anoche te hice el amor y en cambio tuve una muy buena noche de sueño pensé que estarías más relajado hoy-

       El pelirrojo le dio un beso en la mejilla a su esposo suspirando tranquilo.

-Lo sé, pero mis hormonas no las aguanto-

-Por cierto ayer pase por el hospital y le dejo mis mejores dulces a Mido-chin como me pediste, le pregunte sobre sí quería ser el padrino de los gemelos y me dijo que no tenía ningún problema con eso-

-Mi buen amigo Shintaro, eso es lo que quería- Sonrió a gusto recordando para él lo que el de lentes le había rogado al enterarse de la relación secreta entre Murasakibara y él.

      Cuando hicieron pública su relación  tuvieron un problema con el padre de Akashi quien termino aceptando a Murasakibara ya que Akashi se dedico a la compañía además de obtener dos grandes y jugosos contratos justo en esos días conjunto pasaba aquel suceso, no podía olvidar cuando Midorima llego a la mansión donde aún Akashi vivía con su padre, el de ojo verdes empapado por la lluvia estaba esperándole en la sala.

      Cuando el pelirrojo llego no pudo olvidar aquella expresión de dolor de su amigo, no era como si él había sido un dulce amigo pero parecía que Midorima iba enserio con sus sentimientos, hasta lo vio caer de rodillas, desplomarse como una lujosa torre.

-Déjalo… deja a Atsushi y forma una relación conmigo, seré el mejor, no te dejare en vergüenza nunca-

       Akashi por primera vez en su vida no sabía qué hacer, era extraño ver aquello. Pensaba que su amigo se sentía solo un poco atraído por él pero no a tal punto. Su corazón latió doloroso, no quería lastimar a Shintaro su fiel compañero en juegos, su fiel compañero en prácticas de música ya que mientras el tocaba el violín Midorima tocaba hermosamente el piano.

 -Shintaro hazme el favor y levántate, vamos a mi habitación estas hecho un desastre- Akashi paso por su lado haciendo un ademan para que el de lentes le siguiera lo cual hizo.

     Midorima uso el baño de Akashi por largo rato. La servidumbre tocaba la puerta para devolver la ropa limpia y seca.

      Shintaro estaba en el sillón, Akashi solo veía los rayos y la lluvia por la ventana de su cuarto con los brazos cruzados cuando se digno a volver la mirada ya su amigo estaba vestido.

-Creo que ya estas mejor- Le sonrió.

-Seijuro- Midorima se acerco al más bajo bajando un poco su rostro para besar muy fugaz aquellos labios que eran de un neandertal tonto y no suyos.

       Akashi lo sujeto del cuello profundizo el beso sintiendo los brazos ajenos en su cintura, pero sin más se separo viéndole a los ojos.

-Shintaro, amo a Murasakibara. Sé que piensas que no está a mi nivel pero eso no me interesa ya que mi reputación es absoluta, puedo estar con quien yo quiera-

-Él no sabrá apoyarte en ninguna situación que tengas ni en la compañía, el es un incapaz e infantil- Dijo furioso sin despegar la vista de aquellos hermosos ojos bicolores.

-Sí es un incapaz o lo que sea me pertenece y es todo lo que me importa, es todo lo que necesito. Siento tener que rechazar tus sentimientos, solo te diré que te estimo como un muy buen amigo así que lo que me gustaría pedirte es que no te alejes de mí- El pelirrojo le volvió a besar profundamente sintiendo aquella lengua una vez más, Shintaro besaba bastante bien.

       Akashi regreso a la realidad con las pequeñas patadas que sentía en su vientre y ver a un Atsushi sumamente feliz cual niño entretenido tocando su panza.

-Atsushi, ah~ El pelirrojo gimió por lo bajo para luego sonrojarse y pellizcar a su esposo -Sabes que estoy muy sensible, no me toques allí- Dictamino.

 

-Takao-kun dirígete al cuarto de la chica con acalasia, ya es hora de suministrarle la grasa, adiós- Suspiro la enfermera morena robusta que estaba cambiando de turno conmigo.

-Está bien Hikari-san, a mi me toca fuerte hoy, hasta mañana- Sonreí con picardía y fui directo a buscar una botella con un liquido blanco dentro.

-Aquí, grasa je y Kise llamándome para que le ayude a bajar de peso- Pensé en voz alta muy divertido.

      Kise es un modelo que estimo mi amigo porque nos llevamos bien, lo había conocido de hace unos años en la universidad en la clase de teatro. De hecho este me había invitado luego de saber la depresión en la que estaba.

 

      Llego el viernes y junto con ello aproveche a tomar mis días libre. Me veía en el espejo mediano que tenia la puerta de mi closet, estaba un poco confundido en qué usar para la party de Kise kun. Me quite lo que tenia y fui por la artillería pesada porque: “hombres sexys es lo que iba a sobrar en la fiesta”, citado por el mismo cumpleañero. Saque mis pantalones negros un poco ceñidos, mis botas negras con trenzas y por ultimo me coloque una camisa blanca casual con pliegues negros para terminar con mi chaqueta tres cuartas  de azul claro. Fui al baño y sonreí al espejo, todo iba a estar bien sin embargo me lleve las manos al vientre y reviví los golpes, el adiós del bebe que iba a tener, ya tenía un par de lagrimas y un rostro perdido pero me sacudí.

      Tenía que superar aquello.

 

       Un rubio de hermosos ojos dorados miraba a la nada sentado en el sofá negro de su sala, el tic tac del reloj lo perdía. Se había levantado temprano porque no dejaba de pensar en que su Daikicchi estaba alejándose pero de repente sonrió recordando…

-Aominecchi ¿De verdad?-

       ¿No era que le gustaba a Tetsuicchi?

       Un moreno alto de ojos azules le miraba con una sonrisa ladina ocultando un poco de nerviosismo. Era la boda de Akashi con el grandulón sí que Kise tenía sus dudas.

-¿Estas ebrio?- Kise coloco una cara seria porque no quería ilusionarse, desde que había conocido al moreno desde un partido de básquet por medio de una reunión social de familias, ya hacían casi cuatro años desde ese momento siempre había amado a ese tipo engreído al que nunca le pudo ganar.

-No rubio idiota- El de ojos azules sacudió la cabeza para mirarle fijamente.

-Me gusta Ryota ¿Quieres intentarlo conmigo o no?- Le dijo lo ultimo con aires de grandeza.

     Kise frente a la mesa de bocadillos miro los cup cake de fresa y mora y luego vio a Aomine para sonreír y abrazarle. Aomine le beso lentamente para luego llevar sus manos y apretar sus caderas, subir de intensidad, se separaron.

-Estoy muy feliz Aominecchi-

-Je- Rió el modelo saliendo del recuerdo.

        Kise estaba aterrado, amaba a Daiki y luego miro un recuerdo de nuevo, su primera vez con su moreno…

        El día siguiente de la boda de sus amigos, Kise fue a ver una película al cine con el casi graduado policía.

-No entendí la película, y eso que me gustan los monos- Se quejaba Kise.

-Oi, te dije que no la viéramos porque esa es la segunda parte de otra película- Dijo con pereza y fastidio el ojos azules.

         En un momento Aomine se le hizo extraño el silencio que había cuando se percato el rubio estaba en el suelo.

-Hey ¿Qué paso?- Fue a levantarle pero su novio se quejo más y se quedo en el suelo un poco privado.

-Obvio que me caí, me duele el estúpido tobillo- Kise se había molestado, al parecer se le había doblado el tobillo.

     Aomine sonrió y le ayudo gentilmente a levantarlo para llevarlo a una banca vacía en el mall.

-A ver si se te doblo-

-¿Eres doctor como Midorimacchi?- Dijo con ironía.

-No rubio idiota, solo sé de lesiones- Le respondió tomándole la pierna y quitándole el zapato blanco, lo tenía hinchado cuando hizo algunos pequeños movimientos supo que no era una torcedura.

-Estarás bien-

-No se pero esto está como que mal Aominecchi, me caí, me duele el tobillo y no entendí la película- Ok, su tono era quejumbroso sin embargo el de cabellos azulinos oscuros se dio cuenta del sentimiento de tristeza de Ryota, no sabía porque pero le afectaba lo que sintiera su rubio chillón.

-Voy por unos helados para que descanses un poco y vamos a mi departamento a ver una buena película- Le sonrió Aomine para darle un beso rápido y perderse al puesto de helados.

        Ya en el departamento, estaban acurrucados en el sofá del futuro policía quien apretaba sin pudor los glúteos de un rubio que comía palomitas de microondas.

-Ah, Aominecchi- Susurro para voltear un poco la cabeza y besar a su novio.

-No soy un tomate- Sonrió dentro del beso el rubio para sentir como eran desbrochados sus pantalones, sentido una mano en su vientre que subía y acariciaba una tetilla para pellizcar a la otra.

-Auch, que rustico- Se quejo.

-Je acostúmbrate bebe-

       El moreno se arrodillo ante el rubio sentado en el sofá y le lamia alternando pequeños mordiscos las tetillas, se deleitaba por los gemido quedos de su novio. Subió al cuello para besarle y dejarle un chupón cerca de su oreja.

-Ah, no… tengo sesión de fotos en dos días, ven mejor- Sonrió pícaro el rubio lo cual hacia encender siempre a Daiki.

       Invirtieron posiciones.

-Ábrelo- Se relamió los labios al hacer la petición.

       Y de repente tenía un semi duro, grande y largo falo venoso oscuro de su novio frente a sus ojos, vaya que era muy pornográfico y se le antojo un mundo. Lamio la punta y sujeto los testículo para lamerlo cual dulce.

-Mm Ryota- Dijo quitándose la camisa y dejando ver aquellos músculos sexy.

      Oh si, era genial estar haciendo sentir bien a su Aominecchi.

       Al rato detuvo a su novio para quitarle la ropa y la suya. El de ojos dorados estaba sentado en sus piernas mientras Aomine colocaba sus dedos en la boca ajena, al sentirlo empapados lo llevo a la entrada de Kise quien cerró sus ojos por la rudeza.

-Tendré cuidado- Dijo besándole la oreja el moreno quien fue haciendo movimientos de vaivén mientras que agarraba y sobaba el miembro modelo. Un segundo dedo y ya estaba haciendo movimiento de tijeras.

       El moreno coloco a su novio en cuatro y entro de una vez en Kise quien gimio porque le había dolido, esperaron un momento…

      El moreno sudoroso embestía a un rubio un poco adolorido lo cual su novio percato y cambio el movimiento buscando y en un minuto lo consiguió.

-Ah… ¡Ah! Aominecchi, allí- Suspiro y gimió delicioso el rubio, era hermoso.

     La escena cambiaba a un rubio casi sentado con las piernas abiertas y sus pies en unos hombros oscuros y perlados en sudor que iban y venían en golpes certeros al introducir y sacar su miembro erecto y lubricado por aquella estrecha entrada.

-Ah, más… ¿ah?-

-Eres mío, mío y de nadie más- Aomine podía ser muy posesivo y Kise eso lo hizo lo hacia excitar.

     Parecían animales en celo teniendo sexo. Unas embestidas más bastaron para que Ryota mojara ambos cuerpos y rendirse a la vez que se contraía y se sentía más sensible al ser penetrado luego de eso pero justo sintió movimientos arrítmicos y sintió algo caliente, porque habían usado protección.

       Al terminar estaban tan cansados que Ryota se durmió allí mismo así que al abrir los ojos al día siguiente se encontró en una cama de sabanas blancas siendo abrazado por su crush platónico, por su amor llamado Aomine Daiki. Sonrió dulcemente para darle un beso en el pecho.

      Tic tac.

      Ryota despertó de sus memorias y arrugo su rostro.

-No quiero perderte Daikicchi, tengo miedo- Susurro a la nada viendo sus manos temblar así que subió las piernas para abrazarlas y hacerse bolita.

Notas finales:

Estuvo bien el lemon? o no estuvo muy excitante? :/

(?)

Actualizare pasado mañana :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).