Todas las luces de la casa estaban encendidas, Chormatsu observaba como todos sus hermanos simplemente se habían recogido sobre sí mismos y habían dejado que todo a su alrededor se volviera repentinamente frío.
La puerta se abrió dejando ver a un cansado y pálido Osomatsu, todo se levantaron y llegaron hasta él, no preguntaron simplemente querían que hablara.
—Niisan. — Choromatsu sintió sus ojos aguarse, por un minuto el miedo lo recorrió por completo, su columna simplemente parecía ser recorrido por algo gélido, por algo demasiado frío.
—Mamá y papá se quedaron con él, está estable, pero no ha recuperado el conocimiento, creen que es por la pérdida de sangre, dijeron que…—la voz del mayor comenzó a quebrarse. — lo encontramos a tiempo, si hubiese sido un minuto más, la historia sería diferente.
Todos se dejaron caer, se sentaron sintiendo que el alma les volvía al cuerpo.
—Osomatsu-niisan. —Totty se acurruco sobre el cuerpo del mayor, acto que fue repetido por los otros hermanos.
—Deberían tratar de descansar un poco, aunque sean un par de horas, mañana necesitamos todas nuestras fuerzas, debemos apoyar a Karamatsu.
Los tres hermanos más pequeños se metieron en el futón mientras que Choromatsu apretaba contra su pecho el viejo libro que sus hermanos habías encontrados.
— ¿Choromatsu?
—Es de Karamatsu nii-san, al parecer lo tiene hace mucho. — El tercer hermano se sentó junto al mayor, apoyándose en su brazo, simplemente depositando el cuaderno de hojas amarillas.
Choromatsu sintió sus mejillas humedecerse, pero a pesar de todo no sé alejo de su hermano, quería que lo cuidaran, había hojeado el cuaderno por varias horas y no podía sentirse más culpable, había visto cómo sus actos habían terminado por quebrar la salud emocional de su hermano, quizá ellos no habían cortado las venas de su hermano, pero no habían hecho nada para evitarlo tampoco.
Osomatsu miró las páginas y al igual que Choromatsu una puntada de culpa se instaló en su pecho, cada página tenía años y años de recuerdos, fotografías de los viajes familiares y pequeñas anotaciones a los costados, de puño y letra de su hermano.
“En la playa tomaron una foto, me caía antes de llegar a posar, solo salen mis hermanos y papá y mamá, al menos se ven felices, la cara de mis hermanos no era feliz cuando mamá dijo que repitiéramos la foto, finalmente era mejor que no saliera”
“Otra vez se fueron y me dejaron solo, al parecer me estoy volviendo innecesario”
“Ni siquiera se preocuparon de que me secuestraran ¿tan poco valgo?”
“Osomatsu y Choromatsu se fueron sin mi…otra vez”
“ya no quiero esto”
“ya no puedo luchar”
“ya no quiero luchar”
Una y otra vez las frases eran tristes y dolorosas, pero lo peor es que todas esas cosas eran provocadas por ellos.
—No hay peor ciego que nosotros. — Osomatsu cerró el libro rodeando el cuerpo del tercer hermano, quien simplemente había comenzado llorar.
—Soy un pésimo— la voz de Choromatsu se entrecortaba. —soy horrible, sé que casi no convivo con él, pero….debí verlo, siempre voy a la sala, todos los días antes de dormir, pero hoy estaba cansado y molesto, creí que Karamatsu nii-san había salido solo, que no nos saludaría, por eso no me importó, pero Karamatsu nii-san no es así.
—Nadie pudo verlo, no solo tú.
En el cuarto los tres hermanos habían tomado lugar en el futon, siendo Ichimatsu el que se encontraba más alejado del resto.
Totty se había apegado al cuerpo del quinto hermano, mientras dejaba las lágrimas bajar y humedecer el pecho de la pijama del otro.
—Totty…—
—Tengo miedo Nii-san. — Todomatsu seguía firme contra el pecho de su hermano.
—Ya escuchaste a Osomatsu nii-san, Karamatsu nii-san está bien, se recuperara. —Jyushimatsu intentaba sonar tranquilo, aunque las ansias de llorar nuevamente lo embargaban.
—Cuando era pequeño Karamatsu nii-san siempre me defendía, cuando alguien quería aprovecharse o burlarse de mí, siempre estaba a mi lado, pero yo, no fui capaz de devolverle todo lo que él hace por mí. — Totty comenzó a llorar más fuerte, como cuando era pequeño.
—Tranquilo Totty, Tranquilo Totty…—pero el quinto hermano nuevamente lloraba, mientras consolaba a su hermano.
Por su parte Ichimatsu les daba la espalda, escuchaba en silencio recordando todas esas veces en se había comportado como un maldito con su hermano.
Siempre lo golpeaba, siempre lo insultaba, simplemente lo trataba como escoria, pero Karamatsu nunca le decía nada, nunca lo golpeaba de vuelta, nunca lo trataba mal.
Ichimatsu apretó contra su pecho al pequeño gatito naranjo, recordando la mirada de Karamatsu cuando se lo había entregado, la ilusión que le había hecho.
El de morado se ovillo, cuanto extrañaba el calor de su hermano, dejó las lágrimas bajar de forma caudalosa.
Los 5 hermanos lloraron esa noche, era su culpa, no importa como lo vieron ellos eran los culpables de que su hermano quisiera morir, no me merecían a Karamatsu, ni mucho menos su perdón.
En el hospital el segundo hermano abría sus ojos nuevamente.