Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Eternos Enemigos por kurerublume

[Reviews - 85]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Buenas tardes!

Por medio del siguiente... ay ajá jaja sólo disfruten de este nuevo cap. Si me mandan su amor actualizo el martes :3

¡A leer!

P.D: Ya por fin aparece el sátiro buajajajaja

Agradezco a Inita por su apoyo a este fic, te mando muchos abrazos, linda ^^

CAPÍTULO IV: El ambiente va cambiando

 

Me desconcertó, bueno, me confundió de sobremanera la actitud permisiva de Lykaios conmigo. Dejarme pasear un poco, llevarme en su lomo, cuidarme el estúpido tobillo que me lastimé por intentar escapar. Se tornó con una coloración verde y francamente duele como el demonio; no me importa, prefiero una herida por una espada que andar de chillón por una cosa así.

 

-ExGeneral, quédese quieto – me ordena el centauro cuando intento apartarme de su toque.

 

-Puedo hacerlo.

 

-Las manos de un centauro son mejores.

 

-¿Según quién o qué? – me cruzo de brazos, resignado a lo que ha estado pasando estos dos días de cuidados y charlas insignificantes.

 

-¡Oh, créeme, por los mismo humanos! – expresa con un tono algo alto – ahora quietecito.

 

-Creo que con una vez basta, centauro – digo divertido mientras intento quitarle el recipiente con el ungüento que tiene en sus manos - ¡hey! – le reclamo cuando aprieta un poco mi tobillo, obligándome de inmediato a quedarme quieto y con una verdadera expresión de dolor – venga, eso es jugar sucio… incluso para ti – le digo con una sonrisa enorme y cínica.

 

-¿Quieres saber cómo me gusta jugar? – no particularmente, gracias.

 

-¡¿Qué haces?! – grito sorprendido cuando jala de mi pierna y la sube, haciendo que me acueste por completo - ¿qué crees..? – las palabras se atoraron en mi garganta. Su mirada, su maldita mirada tiene algo que jamás había percibido – ahm – reprimo un quejido extraño al verlo untarme eso en mi tobillo de una manera que me hace sentir incómodo, no sé cómo describirlo, pero incluso sus dedos se mueven sobre mi piel casi con erotismo…y sus ojos están cargados de un brillo que me asusta. Me asusta mucho, esto no es un juego ¿o sí? No es divertido y no pareciera estarlo tomando a broma.

 

-Listo – suelta con delicadeza mi tobillo y lo coloca sutilmente sobre una piel esponjosa que trajo especialmente para cubrir esa zona – así que no me digas que juego sucio porque te mostraré cómo me gusta hacerlo – suelta con un soplido en mi oído y sólo atino a removerme para darle la espalda. No quiero verlo, me niego - ¿acaso estás haciendo un berrinche, pequeño?

 

-¡Cállate! Sólo quiero descansar – mi corazón arde de furia. Quiero volver a pelear con él. Eso me recuerda a la primera vez que nos enfrentamos, francamente, Lykaios se notaba tan sorprendido y su técnica fue algo torpe; sin mencionar que las pocas veces que pudo atacar, no lo hizo.

 

-Bien, descansa, Lucius.

 

No digo nada. No me gusta que me hable por mi nombre, suena tan personal, tan íntimo.

 

¡No me hables así!                   

 

Pero mi piel se siente tan tibia y relajada justo donde me curó. La molestia es casi nula.

 

En la noche, sin querer me destapé y comenzó a darme frío. Aquí es así algunas veces.

 

-Niño torpe – digo algo entre sueños a modo de reclamo por esas palabras – no tienes que dejar que se te enfríe ese tobillo – esas manos rasposas de nuevo se ciernen sobre mi piel para volver a esa sensación cálida. Sonrío complacido cuando siento esa mano tan familiar pasearse apenas por mi cabello.

 

Esa noche fue tan agradable.

 

                                                                          ***

 

-Arion, te ayudo – lo veo llegar con otra presa para la comida de hoy y me parece de mala educación no brindarle mi apoyo, al menos en esto. Pero la extraña recompensa es su caricia sobre mi cabello, y es curioso, no es que me moleste, al contrario, ya me acostumbré.

 

Recuerdo la primera vez que me ofrecí y la primera vez que me tocó. Me espanté tanto que retrocedí casi medio continente, de ser posible claro. Noté que sus ojos se abrieron por cómo reaccioné, él tampoco se esperaba eso. Pero venga, era obvio que me iba a sobresaltar por algo así.

 

No sé explicar cómo ni por qué, pero de manera lenta me coloqué a su lado, para que supiera que estaba bien y que no lo rehuía.

 

Todo por mi plan, me dije a mí mismo. Aunque si tengo que ser sincero, lo hice más por voluntad. Pero una excusa no venía mal para mis acciones que se iban tornando honestas.

 

-Gracias – llevamos apenas unos tres días así. Me siento a veces como un pequeño, feliz con la recompensa por ser un buen niño.

 

-Es lo menos que puedo hacer – le digo, restándole importancia a todo el asunto. Preparando con poca expertis la comida, pero feliz de que Arion se la coma sin quejarse ni hacer muecas.

 

La comida fue pues… agradable. Como modo de defensa me mantengo conversando sobre libros que he leído o lo que a veces hacía con mi familia. Lo último fue por mera estupidez, no sé por qué quería que supiera sobre mi hermana mayor y su habilidad con los instrumentos musicales.

 

-¿Tú también posees esa habilidad? – me quedo calladito, esa pregunta no me la esperaba.

 

-N-No. Creo que mi única habilidad es en batalla – le sonrío sin ganas. Escucho cómo se va a acercando, acercándose hacia mí. Retrocedo antes de sentirlo rodearme, me está abrazando - ¿qué haces, Arion? – la voz me sale torpe y es con eso que me doy cuenta de la razón, estoy llorando.

 

 ¿Es que aquí el aire tiene algo para hacerte endeble y un llorón?

 

Creo que este minotauro me ha visto más débil que nadie más. Y no me molesta, sólo dejaría que él me viera así…

 

Sí.

 

No.

 

No, no, no, no.

 

¿Qué estoy pensando?

 

En serio, o es la comida o el aire o todo junto lo que me está volviendo así.

 

-¿No querías ser soldado? - ¡cállate, cállate, cállate! No quiero decirlo en voz alta, no quiero responder a esa pregunta que más bien tendría que ser afirmación; una afirmación que niega algo que soy sin querer serlo.

 

- Yo…- me declaro rendido por hoy. Ya no puedo hacer nada para sumergirme en un patético llanto, ocultando mi rostro en el pecho de esta criatura. Me siento tan expuesto. La única que sabía esto era mi hermana, y ahora lo sabe Arion. Y está bien.

 

                                                                                       ***

 

-Escuchen, más les vale estar atentos a todo su entorno, no quiero pérdidas el día de hoy – les ordeno a los 3 hombres que decidí traer conmigo a la misión de búsqueda y rescate. Mi plan consiste básicamente en entrar al territorio enemigo, pero no por el este, sino por el oeste. Si bien está algo más retirado, estoy seguro que nos esperarán por ahí. De acuerdo a la información que he recolectado, sí se ubican mucho más al sur de lo que se había supuesto, casi hacia el sureste.

 

En resumen, sí, será una vuelta titánica, pero valdrá la pena. Aunque existe una variable que me mantiene inquieto: el territorio no explorado.

 

-Domitius, señor.

 

-Dime.

 

-Estamos listos – surge una sonrisa de complacencia.

 

-Perfecto.

 

Y sin más, comenzamos con este viaje que podría tomarnos el mes. Por eso la selección fue tan cuidadosa. No puedo permitirme perder a alguno de estos hombres. Mi reputación, orgullo, todo está en juego.

 

Después de horas, logramos encontrar un terreno alto para pasar la noche y un buen punto estratégico para saber si llegan enemigos. La verdad casi no pude dormir, eso a pesar de las guardias que se establecieron; siempre con la espada en mi mano; preparado para cualquier ataque.

 

Los días siguientes fueron prácticamente lo mismo.

 

Hasta el día que se cumplió la semana de la misión. Llegamos a ese territorio inexplorado, y lo es por una simple razón: los que van ya no regresan. Pero no sabemos por qué sucede, los reportes no incluyen avistamientos del enemigo ni de otras criaturas; una decepcionante ignorancia. Y por supuesto que mis hombres lo saben, se les advirtió antes de emprender esta misión.

 

-Bien, formación en “V” – silenciosamente vamos pasando entre algunos arbustos oscuros. Existe cierta neblina que comienza a hacerse densa conforme va anocheciendo. Algo inquieto les ordeno que nos quedaremos por esta noche, pero no sé qué es peor: quedarnos o seguir avanzando sin haber descansado y prácticamente a ciegas.

 

Como los días anteriores, casi no logro dormir, pero un ligero cabeceo es lo que me cuesta amanecer en otro lugar.

 

-¿Qué…? – me cuesta abrir los ojos, veo borroso y estoy algo mareado.

 

La escena me paraliza: mis hombres, ¡mis hombres están atados, golpeados y atrás de ellos una despreciable criatura!

 

¡Un maldito sátiro!

Notas finales:

¿Qué les ha parecido este capítulo?

Ando tan libreeee que me ha dado tiempo de escribir muchos capítulos y estoy súper feliz. Les deseo un día bellísimo.

Y si quieren leer más:

La razón de mi odio (historia de por qué Shere Khan odia a los cachorros humanos)

ACTUALIZO EL MARTES

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).