Un numeroso regimiento a caballo pasaba por un atajo entre las arboledas de la zona, era una mañana fresca, el sol bañaba cada superficie y los pájaros trinaban sin cesar. El capitán no podía evitar sentirse un tanto inquieto, y lo entendió al ver no muy lejos a un niño tirado en la orilla.
—¡Andando!-le ordenó a su caballo que galopara más rápido, sus hombres le imitaron sin comprender su extraña acción.
—¿Capitán, que sucede?
—Mantengan el orden, muchachos-se bajó del caballo y fue hasta el pequeño.
—Eso es…
—¡Es un niño!-respondió sorprendido otro.
—¿Qué hace tan lejos del reino?
El capitán de la unidad venía portando una coraza de hierro en su pecho adornada con relieves rectangulares en hombros y pecho de puro oro, marcando así una diferencia entre sus semejantes, junto a una larga capa roja, vestía un pantalón adaptado perfectamente a sus piernas, un cinturón de cuero recubierto de más hierro del cual pendía la pesada espada con empuñadura de oro y un hermoso trozo de zafiro. En sus pies calzaba sandalias de cuero con largos cordones que se anudaban por debajo de su rodilla. Y finalmente, el casco que le protegía de ataques sorpresa o distancia.
—Sangre…-susurró, observando su humilde vestimenta. La herida parecía venir de entre sus piernas, eso solo significaba una cosa—Es un doncel.
—Su ropa no es de nuestro reino, es alguien ajeno de aquí, tenga cuidado capitán-habló el menor del batallón.
—¿Acaso no lo ves, Itachi? Es solo un doncel. Debe tener tu misma edad.
—¿Doncel…?-murmuraron al unisonó.
—Y a simple vista puedo ver que no ha tenido una buena vida-el blondo además de sufrir la herida del reciente aborto, estaba descalzo, sus pies lastimados y piel agrietada, y estaba pálido—Debemos apresurarnos-rápidamente tomó al inconsciente rubito en sus brazos y lo subió a su caballo para luego subirse y acomodarlo delante suyo cuidadosamente.
—¿Está seguro de lo que hace?-todos sus hombres le miraron seriamente—Ese doncel podría ser un enemigo de Konoha.
—Itachi tiene razón, señor, cuando despierte él podría hacerse pasar por una buena persona y querrá sacarnos información.
El peli plata estaba llegando al límite de su paciencia.
—¡Mírenlo!-gritó molesto, sus hombres se estremecieron de golpe—¡No bajen sus cabezas, véanlo con sus ojos, vean el pobre rostro de este desafortunado chico!
Permanecieron en silencio.
—¿De verdad les parece que este niño guarde intenciones oscuras contra nosotros?-los contempló, luego su mirada se detuvo en el más joven de sus guerreros—¿Itachi?
—No, señor-afirmó rotundamente con todo respeto.
—Eso creí. Avancen. Volvamos a casa.
A su regreso fueron homenajeados con aplausos y gritos de júbilo, los pobladores estaban emocionados, otra más de sus victorias y una prospera paz aliviaba sus corazones. De no ser por la valentía de aquellos hombres y del capitán más experimentado en las guerras, el reino de Konoha no hubiera progresado tanto como uno esperaba y eso, el rey, lo sabía mejor que nadie.
—Nuevamente has traído esperanza y tranquilidad a este reino, Kakashi.
—Mi señor-se arrodilló ante el trono quitándose el casco y depositándolo a su lado—No hago más que solo mi deber como guerrero.
—Felicidades, Kakashi, estoy orgulloso de ti.
—Muchas gracias, excelencia, pero no lo hubiera logrado sin mis hombres.
—Eso veo. ¿Alguna perdida?
—Gracias a los cielos, no, hoy nadie llorará, mi excelencia.
—Maravilloso-se levantó del trono de oro, que tenía una pequeña escalera y una alfombra roja que llegaba hasta el exterior.—Imagino que están exhaustos, por lo pronto, no habrá más batallas que librar, diles eso, Kakashi, que celebren con sus familias.
—Como usted diga.
—Oh-recordó de golpe—¿Cómo te ha ido con el nuevo miembro del batallón? Itachi Uchiha.
—Es tal como lo describieron sus padres, tiene mucha fuerza, es valiente e inteligente también sabe mantener el control antes de hacer algo. Sin embargo, siento que subestima a sus compañeros, como decirlo, es…
—¿Arrogante?
—Podría ser algo así, se muestra un tanto superior, he intentado que haga amistades pero no ha ocurrido nada. El duerme apartado de los demás, y solo habla conmigo.
—Estoy seguro que lograrás que se lleve bien con ellos, recuerda, tiene quince años, es aún un niño.
—Lo sé, mi señor. A veces tiendo a olvidarlo-sonrió.
—Hablando de niños, mis guardias me informaron que has llevado a tu casa a un doncel. ¿Qué tienes que decirme al respecto?
Kakashi se puso de pie rápidamente y lo enfrentó.
—Le ruego me disculpe por no comunicarlo rápidamente, el doncel lo hayamos a medio camino de aquí, y al juzgar por su estado, él ha huido del reino de Flyhigh, esa es mi deducción.
—Flyhigh se encuentra bastante lejos, como ha podido recorrer tanto…
—Presenta una herida que me hace pensar en un aborto, o que le han arrebatado a su bebé al dar a luz, no estoy seguro. Sus pies estaban desnudos, y estaba pálido, por eso yo, decidí llevarlo a casa para que un medico lo revisara cuanto antes. Seguramente en este momento el tenga una respuesta exacta a lo que le ha ocurrido al chico.
—Lo entiendo. Sé que no podías dejarlo a su suerte, Kakashi, sé también cuanto debió afectarte, después de todo, solo ha transcurrido un año desde la muerte de tu esposo e hijo. Y por tu mirada, creo saber qué es lo que me pedirás a continuación-sonrió enternecido—Dímelo, capitán.
—Excelencia…-volvió a arrodillarse y bajó su cabeza mirando el suelo—Lo más seguro, es que ese muchacho no tenga a nadie, yo… con su permiso, yo quiero adoptarlo como mi hijo. ¡Se lo pido, mi señor!
—A un corazón tan bondadoso no se le puede negar nada, te conozco desde pequeño, sé que podrás, de acuerdo-sonrió—¡A partir de hoy, ese doncel, será completamente tu responsabilidad, Kakashi, será tu hijo!
—¡Muchas gracias!
—En cuanto se recupere, tráelo para conocerlo. Por lo pronto, regresa y quédate con él.
—Sí, su excelencia.
Corre.
Corre lejos, Naruto.
Tan lejos como puedas.
Olvídalo todo. ¡No mires atrás!
Es la única forma de poder volver a ser feliz.
Olvídame…
—¡AYUDA!-gritó sorpresivamente levantándose de la cama.
—Oye-lo tomó por sus hombros—Cálmate, todo estará bien, respira profundamente.
El rubio respiraba agitado y tenía sudor adornando su rostro, había sido una pesadilla realmente horrible. Esas voces en su cabeza aún rezonaban con fuerza lastimando sus tímpanos. Entonces cuando todo ese dolor pasaba, observó su alrededor, confundido.
—¿Don-donde estoy…? ¿Quién es usted?
—Es bueno verte lleno de energías, y responderé a todas tus preguntas, pero primero, ¿no tienes hambre?
Justo a tiempo el estomago del blondo rugía haciéndolo avergonzar de inmediato.
—Eso es genial, toma-le acercó un plato de metal con arroz y carne—Esta caliente, pero se enfriará rápido.
—Ah… gracias-emocionado, comenzó a engullir poco a poco con una cuchara—Está delicioso. Te lo agradezco, señor.
—Me llamo Kakashi, soy capitán, y estás en el reino de Konoha. ¿Recuerdas porque has llegado tan cerca de los limites de este reino?
El doncel detuvo sus movimientos, intentó hacer memoria, pero para su sorpresa, sus recuerdos estaban en blanco. No había nada, solo voces.
—Yo… no lo sé. No recuerdo nada.
—Eso me imaginaba. Tranquilo. No tiene que ser ahora-puso su mano en su cabello dándole una suave caricia—Entonces, ¿tampoco sabes tu nombre?
—¿Mi nombre…? Mi…
Corre.
Corre lejos, Naruto.
—Naruto. Me llamo, Naruto.
(Continuará)