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El hombre que no podía amar por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

Hello. Disfruten de este capítulo, muy triste por cierto. Pero pronto las cosas para Naru cambiarán.

(Personajes de Masashi)

 

 

¿Cuánto tiempo había trascurrido desde ese horrible acontecimiento?

Encerrado en el enorme palacio y rodeado de muchachos de su edad, perdía la noción del tiempo. Servir al rey, satisfacerlo sexualmente y darle un heredero, era su único trabajo en el harem de donceles. A cambio, él les daba riquezas y estatus.

—El rey me ha obsequiado ropa de seda, es hermosa, también me dio oro. Mucho oro. Me comprare lo que quiera.

El doncel entró reluciente al enorme salón donde todos conciliaban el sueño. Había sido llamado para pasar una noche con su soberano, y esa mañana, venía cargando relucientes baratijas y vistiendo prendas nuevas traídas por comerciantes extranjeros de lejanas tierras. Los otros donceles se acercaron a admirar sus nuevos regalos.

—¿Y el rey fue bueno contigo?

—Desde luego-sonrió—Creo que anoche, finalmente, he quedado embarazado. El rey me trató con mucho amor. Él espera entusiasmado el siguiente heredero.

—¿Por qué querrá tener tantos hijos? Solo uno gobernará el reino.

Todos los donceles se miraron entre sí, solo un hijo de uno de ellos, sería gobernante. Él trono estaría disputado continuamente.

—Nuestro soberano sabe perfectamente porque lo hace-el muchacho estaba convencido de ser su favorito entre tantas escorias—Estoy seguro que mi futuro hijo, será el rey de este reino-se tocó el vientre plano.

Eran quince donceles. Ocho ya embarazados, y tres de ellos, en sus últimos días por dar a luz con la edad de catorce años. Hablaban de tener bebés como si fuera una autentica felicidad, como si su único propósito de vida fuera ese. Naruto estaba horrorizado.

—Todos ustedes me dan asco-escupió envenenado.

Todos pararon su conversación y le miraron atentamente.

—¡Ha! ¿Acaso estás celoso? Dices eso porqué el rey no te ha vuelto a llamar en más de una semana. Mírate como luces, él que da asco aquí, eres tú, Naruto. Esa túnica de lino que usa la gente de la calle, no tienes zapatos, ni joyería como el resto de nosotros. Tampoco tienes perfumes ni te bañas con agua de rosas, tú eres el mugriento, la oveja negra del harem. La verdad no sé que ha visto en ti el soberano.

—Es verdad. Naruto lleva casi dos años aquí, y todavía no ha dado a luz a ningún heredero.

—Su vientre debe estar completamente seco por dentro, ja, ja, ¿Y sabes lo que les espera a esas pobres almas en desgracia?

—Morir o ser vendido como esclavo de trabajos forzados. Siento pena de ti, Naruto.

—Ustedes están enfermos-no podía creer como reaccionaban, como el buen trato y las comodidades habían manipulado sus mentes—Yo siento lastima por ustedes, han perdido el camino. Masacraron a nuestras familias, nos arrancaron de nuestro hogar y ahora servimos solo para engendrar descendencia. Sientan pena de ustedes, no de mí…

El blondo de doce años abandonó la sala dejando a todos en un incomodo silencio. Ellos no querían abrir sus ojos, Naruto nunca los había cerrado. Todas las noches tenía pesadillas donde su padre era degollado frente a sus ojos, donde su madre era ultrajada violetamente y violada a la fuerza. Donde solo en ese instante, pudo ver a su hermano menor por última vez apartándose de su lado en brazos de un maldito desconocido. Nunca agacharía la cabeza ni daría su alma a un maldito asesino como Danzo.

Respiraba aire puro en el jardín, el único sitio hermoso de esa enorme prisión. El sonido de pasos acercándose lo distrajo de sus pensamientos, el asistente de donceles, se acercó con una muy vaga expresión.

—Naruto…

—Con solo ver tu rostro, Gaara, se que son malas noticias-contempló el frente amurallado, separándolo de su tan ansiada libertad.

—El rey quiere que esta noche vayas a su habitación. Me ha pedido arreglarte para la ocasión.

—Ese anciano todavía no se rinde conmigo, eh. Cuanto más tendré que soportar sus asquerosas manos ensuciando mi cuerpo?-siseó, apretando sus nudillos—Gaara… yo deseo tanto morir-unas lágrimas escaparon inevitablemente sin poder controlarlas—Quiero dejar de sufrir, necesito quitarme la vida lo antes posible.

—Dijiste que lucharías por encontrar a tu hermano.

—Mi hermano ya debe tener una nueva familia, él nunca sabrá quienes fueron sus verdaderos padres y que tuvo un hermano doncel… que su nombre era Menma…

—Oh, amigo-lo abrazó con fuerza—No te rindas… verás que podrás escapar de aquí. Conocerás el mundo, tú y yo juntos, encontraremos a tu hermano.

—Cuanto quisiera que eso fuera cierto…

—Te estabas tardando.

El blondo entró a los aposentos del rey vistiendo una túnica  de seda roja que hacía lucir muy bien su tostada piel, con tan solo una cadena de oro adornando su cuello, cerró la puerta y fue hasta la cama, donde el adulto le esperaba con brazos abiertos y desnudo debajo de las sabanas.

—Oh, querido niño, ojala estés más cooperativo hoy…

Naruto cerró los ojos aguantando las nauseas y las ganas de huir despavorido. Mientras el rey comenzaba a desvestirlo y tocarlo por todas partes. Besos a su cuello y el pecho.

Asco. Tan asqueroso. Quiero morir.

Alguien… Máteme… por favor.

—Naruto, estás temblando como la ultima vez y ni si quiera estás mirándome. Volveré a molestarme si sigues comportándote como la ultima vez, ¿O quieres que sea como aquella noche?

—Ya no importa…-habló rendido a su desgraciada vida.

—Eres tan desagradecido-apretó su cuello con ambas manos—Los otros donceles responden tan bien a mis caricias, y tú, tú rechazas todo lo que te hago y todos mis regalos, maldito seas, solo sirves para quedar embarazado. ¡Deberías estar rogándome porque te haga el amor! ¡Porque te embarace como al resto! ¿No lo entiendes? Si no eres mío, si no desistes de  tu actitud, morirás-soltó su frágil cuello en cuanto lo vio ponerse pálido y al borde del colapso.

Naruto respiró agitado y tomando aire rápidamente para hacer llegar a sus pulmones. Morir asfixiado sería horrible, en lo preferible, deseaba una muerte rápida.

—Ruégame.

 —¿Qué…?

—Ruega que te toque. ¡Pídeme que te haga mío!

Finalmente ese viejo senil se había vuelto loco. Pero él lo estaba aún más por cometer la mayor estupidez de su vida.

—Olvídalo, asqueroso cerdo.

—Tú… pagaras por eso, maldito doncel-lo acorraló contra la cama—Esta noche vas a llorar, te lo juro. ¡Y no saldrás de aquí hasta que quedes preñado! ¿LO HAS OIDO?

El oji-azul cerró sus ojos y se encerró en su propia burbuja. Su cuerpo solo era una cascara vacía y su alma se hallaba muy lejos de ella. Y dolía, dolía mucho. Pero lo estaba aguantando, y se preguntaba porque, ¿Porqué seguía viviendo ese infierno? ¿Qué esperaba que pasara…?

Quiero morir.

La violación era salvaje. Repugnante. Era la tercera vez que lo violaba, su cuerpo ya debería de estar acostumbrado, pero no era así, siempre que volvía, lo lastimaba una y otra, y otra vez.

—Oh. Está saliendo sangre de tu entrada-sonrió con malicia—Eso significa que he llegado completamente a lo más hondo de ti. Un heredero finalmente vendrá en camino. Enorgullécete. Cumplirás el papel para el que naciste, doncel.

Naruto solo miraba a un lado con los ojos sin brillo, perdido en su propia mente. En un lugar donde nadie pudiera lastimarlo.

Quiero morir.

Alguien… máteme, por favor.

 


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