Un golpe seco se instala entre mis costillas, siento q el aire se me escapa, mis pies se tambalean así atrás, mi cuerpo dice q debo caer. Pero mi voluntad no titubea, es solo eso lo q me mantiene entero. Y casi recibo el golpe como si no me afectara. El tipo frente a mí me tiene miedo, su olor, sus movimientos torpes me lo dicen. La ciudad a esta hora es helada, más el cuerpo del sujeto q tengo en frente arde con los calores del infierno, por tenerme tan cerca.
Es mejor así. Mejor q su mente este tan entumida por todo el entorno, por mí. Para que no lea mis movimientos y no lo intente de nuevo una vez q caiga.
¿Mi mejor opción?. Es tirarle este pequeño dardo con forma de murciélago, de metal, lo suficientemente rápido, pequeño y oscuro para no ser visto cuando lo lanzo con precisión. Lo suficientemente filo para atravesar su piel y sedarlo con el anestésico con el q está impregnado. En unos segundos, y después unos golpes q aceleren su circulación, la droga ara efecto y en cuestión de segundos se expandirá por todo su cuerpo, y terminara dormido como un bebe.
El solo es uno. Dentro me esperan 11 más. La noche será lo suficientemente larga, para permitirme terminar mi trabajo.
Estoy agotado, debería dejar de hacer esto. Pero mi mente se niega, y es el motor q impulsa a mi cuerpo a continuar, aun si sea por el camino de la destrucción.
Tengo una bala en el hombro, descuido mío, tres nudillos rotos, necesidad. Tenía q detener al tipo.
Coaguló rápido, el frio me ayuda en eso, y aun q eh perdido considerable sangre, mi vista permanece objetiva, el pulso no me tiembla. Mi mente no está confundida.
Se lo quiero, quiero detener a esto tipos. Quiero cuidar de Gotham.
Estoy enamorado, soy fiel y estúpido. Mi mente y mi cuerpo son los de un sumiso masoquista. Estoy listo y dispuesto a aceptar los golpes sádicos q me de mi Gotham. Todo el dolor. Toda la malignidad q pinta sus calles, los puedo recibir. No para siempre. Pero si, por un tiempo.
Después de todo. Memento mori.
Pero antes de eso. Antes de mis últimos alientos. Peleare, por estar a su lado, por amarla. Aun q reduzca mi tiempo y se coma mi cordura. Ya hace tiempo q ofrende mi vida a esta tierra maldita. Ya no me pertenezco, ni mi futuro. Ni mi presente. Y mi pasado es demasiado corto, demasiado difuso, para q lo recuerde y sepa la diferencia entre la libertada y la esclavitud.
Ahora soy parte de esta ciudad. No puedo liberarme de ella. No solo porque no quiera hacerlo, sino es q no sé cómo…
Entre gritos, gruñidos y golpes. Los 11 hombres se hacen 3. De los más grandes los guarde para el final. A ellos sedarlos tomara demasiado tiempo. Tiempo q no tengo.
El lugar huele horrible y el aire es asqueroso. Este es el olor de la costa de Gotham. Amoniaco y pescado muerto. Madera podrida y basura de diferentes tipos; entre ellos, estos ex convictos q me joden la ciudad y el cuerpo.
Asique solo hago más fuerte y precisos mis golpes, al primer le rompo la pierna y lo cedo. Al segundo le rompo la nariz y procedo a cederlo también. Con el último…debo tener cuidado. Él tiene el detonador de la serie de bombas, distribuidas en los muelles de la parte pobre de Gotham. Detrás de estos sujetos ex convictos se q hay una mente maestra. Ellos solos no serían capases de hacer algo tan elaborado como esto.
Seguramente solo son adeptos. Y el q ideo este plan o es uno de los lunáticos con los q ya estoy tan bien familiarizado o simplemente es algún ricachón ido de poder q quiere alguna ganancia y deshacerse de la gente “no deseada de Gotham” matar dos pájaros de un tiro.
Lástima por él, q no estaba contando con q yo estaba incluido entre la gente no desea de Gotham.
¡Demonios! No tengo tiempo para esto, el último malnacido de la noche pone resistencia. El sol me pisa los talones. Tengo q irme. Ya.
Unos golpes en la entre pierna lo detienen por completo. No es un golpe noble. Pero no puedo permanecer en este traje cuando salga el sol. Como todo ex convicto, no ha tenido suficiente “acción” tiene la ingle completamente sensible.
El grita de dolor y se retuerce, procedo a atacarlo más rápido en puntos estratégicos, después de unos golpes esta completamente noqueado.
Estoy apunto, apunto de desactivar las bombas y el sol está a punto de aparecer. Y al parecer no dormí bien a algún maldito porque me dispara, en acto reflejo devuelvo un golpe eléctrico q lo deja desmayado, segundos después desactivo la bomba, y es ahí cuando mis piernas tambalean, y caído sobre suelo, al fin.
La adrenalina va dejando mi cuerpo. Y me doy cuenta q el sol ya se divisa.
Estoy demasiado herido para seguir con esto. Para seguir bajo la influencia de la capa y sombra de Batman. Lo sé pero no puedo detenerme, tengo una promesa. Una retorcida promesa a Martha y Thomas Wayne q cada noche no dejo de cumplir.
Y ahora tengo…tengo su sonrisa. Esa sonrisa q no está cerca de ser inocente, pero es la esperanza misma. Por esa sonrisa, salgo todas las noches también, y tengo la esperanza, más bien me contagio de él, y quiero hacer mejor esta ciudad, pelear por ella. Por lo menos. Intentarlo.
Para dejarle un buen camino a Jason. Aun q no sé. Cuanto pueda curar de su dolor, o por cuanto tiempo, lo pueda contener.
Pero lo amo. Y él a mí. Asique no me rendiré tan fácil.
Me levanto en una especie de impulso. Y comienzo el proceso de limpieza. Me vendo las heridas como puedo, solo para evitar sangrar más. Quemo todo el piso del lugar. Para borrar los rastros de mí sangre. Me aseguro de q los futuros reos permanezcan bien sedados hasta q dentro de unos minutos Gordon venga por ellos.
Eso es todo mi noche termina ahí.
Tengo fiebre, y probablemente necesitare sangre.
Apretó mis labios para ahogar el dolor de mi cuerpo q apenas siente.
Y solo me repito-memento mori, memento mori-como un mantra q no me cura ni salva. Pero q promete algún día alcanzarme. Y por fin romper mi rutina.
La rutina del “superhéroe” aun q en Gotham me llamen distinto…
Promete algo de paz, q necesito. Algo de sueño, no duermo bien. Y algo de eterno. Que definitivamente quiero.
Memento mori.