Mi Secreto
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HARTO DE ESTO
- ¡¿Estás loco?! – Haku se levanta alarmado de la silla
En el comedor del orfanato a la hora del desayuno fue el momento que elegí para decirle todo mi plan de escape. El cual por falta de tiempo aun no estaba completamente perfeccionado.
Todo consistía en buscar un punto ciego dentro del instituto. El sitio exacto donde nadie pudiera ver mi huída. Teniendo en cuenta que si algún compañero llegaba a enterarse o a ver con sus propios ojos, estaría entonces en graves problemas, los cuales no tengo omitidos en la lista. Sin embargo, no me puedo dar el lujo de quedarme de brazos cruzados e intentar olvidarme de una realidad que al fin podía haber sido mi final feliz.
Mi amigo de cabellera morena me observaba completamente sorprendido. Y más que nada por que le mencioné que probablemente nos iríamos juntos. Ya que no pienso abandonarlo en un sitio tan sucio y horrible como es este.
- Naruto... ¿tienes en cuenta el factor “Kabuto”, cierto? – en un susurro logré alcanzar a escucharle decir mientras volvía a tomar asiento
- Por supuesto, es el principal problema en mi plan, si no fuera por él creo que sería más sencillo... – suelto un leve suspiro – Pero como ya te dije, esto no me llevará días, incluso dudo que en meses pueda lograrlo... pero aunque me tarde años saldré de aquí
- Que empeño tienes... en verdad que te volviste loco
Yo también comienzo a creer que me he vuelto loco. Incluso puedo decir que mi locura tiene un culpable. Así es, mi locura se llama Sasuke Uchiha.
- Ese tal Sasuke debe ser verdaderamente un Dios, por que mira que nunca me imaginé que te pasarías del otro lado Naruto... es decir, nunca me lo imaginé...
No pude ocultar el sonrojo que se apareció en mi rostro.
- ¡Te equivocas! – el sonrojo aumenta notoriamente – Ni siquiera yo sé lo que me sucedió... cuando menos me di cuenta ya estaba soñando con él
- Sueños húmedos... jojo, no podría imaginármelo... aunque no estaría mal intentarlo – vuelve a bajar el tono de su voz - ¿Y qué se siente?
- ... – este es uno de los puntos más vergonzosos de mi vida
¿Qué espera que le diga?... perdí mi virginidad a los 12 años y además... con un chico. Que aunque no me arrepiento de ello, tampoco me siento orgulloso. Se podría decir que me da vergüenza de solo recordarlo. Mencionarlo ya sería explotar y ya siento que mi rostro arde de la pena.
- ¡N...no voy a hablar de eso Haku! – cruzo los brazos haciendo un puchero
- Jajaja, está bien, pero tampoco te pongas así, tan solo era una pregunta, no te alarmes por nada – pausa por unos instantes, para retomar la platica – Y sobre tu plan de escape, creo que es muy arriesgado, sería más fácil que te enamoraras de alguien más a que salgas vivo de aquí
- Haku no pienso desistir a la idea, aunque no lo creas para mí la razón de vivir está al lado de él... sin Sasuke no tendría caso que siguiera viviendo
- Naruto... – entrecierra sus ojos observándome con melancolía – De acuerdo, si es lo que deseas te ayudaré, aunque de todos modos ya me tenías incluido en tus planes
- Por supuesto, eres mi amigo después de todo
- Aunque aun hay algo que me intriga – me observa ahora con detenimiento
- ¿Eh?... ¿de qué se trata?
- Es que, me intriga saber como te veías con el conjunto de mesera – suelta una risilla burlona
- ¡BAKA!
Sería difícil asimilar todo lo que vendrá adelante. Por que no sólo es el poder salir de aquí, sino el llegar de vuelta a la ciudad y encontrarme con mi padre. Quien se quedó sólo... es algo de lo que también no puedo sacarme de la mente. Separarme de él ha sido una maniobra tan cruel... ¿por qué siempre tienen que mal interpretar todo?...
Quiero volver a retomar mi vida anterior. No quiero recordar los tiempos de sufrimiento en este infierno con Orochimaru-sama como el demonio.
Volver a ver el rostro de Sasuke... de mi padre... de Temari, Hinata, Gaara... todos mis compañeros de la escuela... es verdad, quiero volver al colegio. Ver a mi profesor favorito Iruka y no me molestaría incluso hacer las tareas de matemáticas del profesor Ibiki... haría de todo con tal de volver.
Pero por algo deberé comenzar. La idea de buscar el punto ciego se oye sencilla, pero sé que no lo es. Todo el orfanato está vigilado y rodeado por mis enemigos. Aquí nadie te mostrará más que la espalda. Solo puedo confiar en Haku... y sencillamente me rindo en pensar que Tsunade-senpai me ayudaría...
Aunque en realidad... ¿puedo creer que exista un punto ciego aquí dentro?... ¿y si no lo hay?... ¿debería entonces quedarme aquí hasta cumplir los 18 años?...
No... entonces Sasuke se olvidaría de mí...
Sasuke... ¿qué estarás haciendo en estos momentos?... ¿estarás preocupado por mí?... me intriga la idea... quiero saber que está pasando allá mientras no estoy...
- Naruto... – interrumpiendo mis pensamientos Haku me da entrega de malas noticias
Noté que Haku me hacía algunas señas, a lo que voltee “disimuladamente” hacia lo que es la parte de atrás donde me encontraba sentado.
Dos mesas atrás de la nuestra se encontraban observándonos el grupo que más temía encontrar aquí dentro. La banda creada en el orfanato... llamada “Los Cinco del Sonido”... la razón del apodo en sí no la sé. Pero en ella integrándose tal como el nombre lo dice, son cinco miembros electos. Y quizá cuatro de ellos no me preocupan tanto como el quinto... quien podría decirse que es el líder de ellos.
- Tengo un mal presentimiento Naruto... – mencionó en susurro Haku, aunque no era algo que no me esperara... en realidad sé a lo que me atengo con esos cinco
Desde que llegué aquí he sido acosado por esos cinco, como si mi existencia les afectara. Varias veces intenté averiguar que era lo que les molestaba de mí o por que me trataban como una basura. Que en realidad creo tratan mejor a la basura que a mí.
- Vamonos Haku... – di la espalda de nuevo a las miradas e hice el intento de ponerme de pie para salir del comedor junto con Haku
Cosa que hubiera sido demasiado buena para que se me permitiera.
- Naruto... cuanto tiempo sin verte – desde el momento que escuché una de las voces de ellos mis piernas comenzaron a tambalearse
Voltee temeroso la mirada, topándome delante a lo cinco del sonido mirándome como si quisieran matarme con los ojos.
Haku intentó interponerse, pero está claro que cinco contra dos era una gran diferencia, especialmente por tamaño, edad y fuerza. En unos momentos ya me tenían en uno de los pasillos desolados, acosándome como si fueran animales salvajes acechando a su presa.
Aunque se me hacía extraño no verlo a “él” entre ellos. Sólo cuatro de los miembros comiéndome con la mirada y sin la presencia de su líder.
- Tan femenino como siempre, ¿verdad pirujita? – la única mujer del grupo y la más grosera, Tayuya, siempre molestándome como si tuviera envidia de mí, para ser sincero creo que yo soy mucho más “femenino” que ella
- Tu solo dedícate a vigilar que nadie mire – reprende Sakon a Tayuya diciéndole exactamente lo que tiene que hacer, pero la piel se me erizó en el instante que mencionó lo siguiente – El jefe no tarda en venir...
Como si me hubieran encajado una aguja en el cuello. Mi garganta no daba para hablar o gritar. Estaba en verdad asustado. Sin mencionar que a mi cabeza llegaban esos recuerdos malignos que quise borrar, lo cual nunca logré hacer.
- ¡Ahí viene! – como si se hubieran puesto de acuerdo, se les escuchó decir al mismo tiempo a Jiroubu y Kidoumaru mientras fijaban su mirada en un punto del pasillo
El cual no quise ver. Agaché la mirada, tapé mis ojos con mis manos. Mi cuerpo tiembla demasiado... tengo tanto miedo...
Sasuke... quisiera que estuvieras conmigo...
Mi pesadilla se hacía realidad. Mis manos fueron removidas de mis ojos y con miedo alcé la mirada hacia la persona a quien más le temía desde el primer día que llegué aquí... mientras él se dedicaba simplemente a clavar sus ojos sobre mí rostro con aquella facción tan fría y seca que lo caracterizaba.
- Kimimaro...
Recuerdo que nuestro primer encuentro fue el principio de mi infierno en este lugar...
- Flash Back –
En las duchas abiertas de chicos dentro del orfanato. Donde desde que entré pensé que eran pertenencia de un tipo pervertido que quería crear una cárcel pero sólo le alcanzó para fundar un orfanato.
Todos me miraban como bicho raro... mientras yo tan pequeño... y con miedo de todo...
- Hey... – fue la primera vez que escuché la voz de Sakon – Te equivocaste de duchas niña
Todos se mofaban ante el supuesto chiste de Sakon.
- Espera hermano, creo que es niño – señala la parte masculina de mi cuerpo al desnudo, su hermano gemelo Ukon, el cual tiempo después murió por una enfermedad...
Me coloqué como un feto en la esquina de las duchas. Se revolvían el sonido de las regaderas junto con las risas de los chicos presentes. Tapé mis oídos mientras salían de golpe lágrimas de mis ojos.
En unos momentos parecía estar todo tranquilo... todos se habían salido y sólo me encontraba en la misma posición de un comienzo en aquella solitaria esquina. Maldiciendo desde entonces mi vida y existencia en el mundo. Con las ganas de morir presentes desde tan corta edad...
Fue en ese momento cuando conocí al peor de mis males.
Kimimaro...
- ¿Estás bien? – cuando escuché aquello alcé mi rostro empapado de lágrimas y agua
Un chico de cabello tan blanco como la nieve... con una toalla cubriendo de su cintura hasta la rodilla. Extendió su mano hacia mí para ayudarme. Al principio tuve miedo y a la vez me sentía fuera de peligro... o al menos eso pensé.
En cuanto le di mi mano, él me levantó de golpe para pegarme contra la pared. Mis pies se encontraban lejos del suelo... el chico era más alto que yo después de todo. Me cargaba con la facilidad que carga un muñeco. Es verdad que no me violó... aunque tuvo la oportunidad... solamente jugó conmigo... y por ahí traumarme de por vida.
- Fin Flash Back -
Y es que lo que me hizo... ni siquiera lo quiero recordar...
- Me da gusto volver a verte – con ese tono tan seco Kimimaro me hacía sentir cada vez más temor
Me gustaría poder decir lo mismo... sin embargo, el gusto se fue en cuanto llegó. Ahora los cinco del sonido estaban juntos, la banda más peligrosa aquí dentro... ¿me podría ir peor?...
- ¿Qué tienes en mente jefe? – preguntó con curiosidad Kidoumaru
Como respuesta recibió un puñetazo en la cara.
- No me interrumpas mientras hablo con Naruto
Tan agresivo como siempre. Con una cara de “no mato una mosca” y debajo de su mascara de chico bueno se halla el rostro de un demonio que gusta de hacer sufrir a los demás.
Kidoumaru que terminó en el suelo por el golpe se limpiaba la sangre que corría por su labio, bajando el rostro como si realmente él hubiera tenido la culpa de haber recibido ese golpe. Siempre he creído que esos cuatro que le acompañan son masoquistas. Defendiendo las palabras de Orochimaru-sama y siguiendo los pasos de Kimimaro. No puedo pensar que son inteligentes, por que no lo son.
- Lo siento... – susurró finalmente el pobre chico de piel oscura
Kimimaro ni siquiera lo volteó a ver. No respondió nada a su disculpa. Se dedicaba únicamente a observarme. Lo que desde un comienzo hasta ahora se me ha hecho demasiado incomodo.
- Quiero que nos dejen a solas – una orden que me dejó con los pelos de punta
¿Sólo con Kimimaro?... ¿para qué?... o ¿por qué?...
Él ya tiene 16 años... ¿por qué no se ha vuelto más maduro?... ¿por qué no se olvida de mí y se preocupa por su propia vida?
Los cuatro obedecieron poco a poco viéndose lejos de nosotros. Mientras mis piernas se paralizaban por los roces que hacía a mi rostro con la yema de sus dedos.
- Ahora que estamos solos Naruto, puedo decirte que te haz vuelto más encantador que antes – me sorprendía escucharle un tono tan meloso, pero a la vez me daba algo de asco ver quien era la persona que me lo decía
No puedo negar que Kimimaro es apuesto. No es nada feo... pero por dentro está podrido... ¿se podría no tener asco de alguien así?...
- Al fin podré hacer lo que siempre quise hacer – susurró cerca de mi oído en el mismo tono, preocupándome más de la cuenta
Volvió a fijar sus ojos como agujas sobre los míos. Y con su mano diestra sujetó fuertemente mi mentón. Lo que exaltó a mis pupilas. Es que acaso... ¿piensa hacer lo que creo?...
- Por fin cumpliré la promesa que te hice Naruto
Es verdad... esa horrible “promesa” que me hizo cuando era pequeño...
“Cuando estés un poco más grande, yo seré quien te dé tu primer beso”
Aun con miedo me dediqué a darle una sonrisa burlona.
- Lo siento Kimimaro... se te han adelantado... – aunque mi tono se escuchaba tímido y flojo, las palabras para él fueron como golpes mortíferos
Mi quijada fue apretada con mucha intensidad. Me estaba lastimando en serio.
- Bastardo... ¿qué quieres decir con que se me han adelantado?
Sujete con las mías la mano de Kimimaro que me lastimaba terriblemente, soportando el dolor que me causaba.
- Tal como lo oyes... alguien más me ha robado mi primer beso... y no sólo eso – algo tarde me di cuenta del error que cometí al confesarle todo eso, pues conociéndolo querría saber quien era la persona que se la había adelantado a sus pasos
- ¿Quién?... ¡RESPONDE! – me azota contra la pared resonando sobre mi espalda escuchándoseme un quejido por la impresión y el golpe - ¡¿QUIÉN FUE?!
- ¡Ni siquiera lo conoces, no viene al caso que te diga su nombre!... – quedé en shock
Acabo de decir “lo conoces”... ahora puedo darme por muerto. Kimimaro me miraba con una sonrisa tan maliciosa, una sonrisa que jamás llegué a verle en su rostro. En realidad... nunca creí que él supiera sonreír.
- ¿Un chico te besó?... y seguro no pusiste resistencia – sujeta mi rostro desde las mejillas – En ese caso, te demostraré que beso mejor que él
- ¡NO! – forcejeé para zafarme de su agarre... en vano como imaginé
En un movimiento él ya había pegado sus labios a los míos. Apreté mis ojos cerrándolos. Quiero despertar de esta horrible pesadilla...
Mis manos intentaban quitármelo de encima.
No puedo...
Me manipula a su gusto y placer. Obligándome a abrir los labios. Atreviéndose a meterse más adentro en mi boca. Y nuevamente mis ojos derraman lágrimas...
. . .
Haku preocupado me esperaba dentro de mi habitación.
¿Cómo lo sé?...
Después de tres horas de una pesadilla viviente, al fin vuelvo al cuarto. Mirándolo allí sentado sobre mi cama.
Él me observa con horror. Y no era para menos... mi ropa se encontraba rasgada... mi rostro y cuerpo mostraba por varios sitios marcas rojas de golpes. Mis ojos ya estaban secos... no había más lagrimas en ellos...
- ¡Naruto! – él me abrazó con mucha fuerza, me decía varias cosas a las que no podía ponerle atención...
Estoy harto de esto...
Estoy harto de sufrir...
Estoy harto de ser la burla de todos...
Estoy harto de llorar...
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CONTINUARÁ...