Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lo siento profesor por Krito

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¿Qué puedo decir sobre este fic si tengo un mal resumen?

Bueno, me inspire en una serie de canciones de Vocaloid, la cual no mencionare hasta el capitulo final.

Este fic lo escrbí como una manera de distraerme de mi otro fic y también para escribir algo diferente.

Los personajes empledos en este fic no son de mi propiedad, creditos a su autor.

(Pequeña advertencia, puede contener OoC)

Ruby era un estudiante popular, muy narcisista a mi parecer. A comparación a Sapphire, su novia, él era más delicado, más femenino por decirlo de alguna manera; ella era muy bruta pero cuando estaba con él su forma de actuar cambiaba a una más propia de una señorita. Estaba perdidamente enamorada de él, o eso creía.

Hasta hace un año aproximadamente ellos eran novios, no sé muy bien como pasó pero su relación se dio por terminada, por el comportamiento de Ruby asumí que ella había terminado con él; comenzó a aislarse, sus calificaciones comenzaron a bajar significativamente y siempre tenía una mirada perdida. Esta situación comenzó a ser preocupante tanto para mí como para otros profesores.


Me acerqué a hablar con él, después de todo yo soy uno de los profesores más jóvenes, pensé que sería más fácil que entrará en confianza para ayudarle a superar esa fase.
–Ruby, ¿Puedo hablar contigo? – le pregunté antes de que saliera del salón. Ese día mi clase era la última que le daba a ese grupo. Él cerró la puerta y le indiqué se sentará en la primera fila. 
–¿De qué quiere hablar profesor? – preguntó sin muchas ganas cuando tomó asiento junto a la ventana, el más próximo al escritorio del profesor.

–He notado últimamente que estas muy ausente, tus calificaciones ha bajado. Y me preguntaba si puedo ayudarte en algo.

Miraba a la ventana evitando verme, me pareció escuchar suspiró, volteó a verme con un rostro poco expresivo; me quite los lentes, ya no era necesario que los llevará puestos, en ese momento pude apreciar como él me miraba a los ojos, los de él se veían cristalinos dándole una apariencia de rubíes, tal vez esa era la razón de su nombre, que originalidad la de sus padres. Bueno, él me estaba mirando a los ojos, parecía algo vulnerable en ese momento.
–Bueno profesor, he estado teniendo algunos problemas. – En ese momento rompió en llanto, se cubrió el rostro con las manos para evitar que lo viera. No sabía bien como actuar, no era como si tuviera una relación muy estrecha con él en ese momento, apenas habíamos tenido pequeñas conversaciones del tipo profesor-alumno, apenas y sabía algo de Ruby, igual él, apenas y sabía unas cuántas cosas de mí aparte de que mi nombre es Steven Stone. Me acerqué a él, tal vez darle un abrazo le reconfortaría un poco, aceptó de inmediato mi abrazo, abrazándome del cuello. Sentía como sus lágrimas resbalan por mi cuello, sentía como temblaba entre mis brazos, me di cuenta que su delgado cuerpo no era tan frágil como se veía, sus gemidos de tristeza resonaban con fuerza en mis oídos. Duramos un buen rato abrazados, yo acariciaba su cabello mientras le daba palmadas en la espalda para decirle que todo iba a estar bien.
–Estoy aquí para ayudarte– dije deshaciendo el abrazo. Miré sus ojos rojos se notaban resecos después de todo el llanto sin embargo al escuchar mis palabras una pequeña sonrisa llena de ilusión se hizo presente.

–¿Va a ayudarme? – Me pregunto emocionado,  se acercó demasiado a mi rostro, nuestros labios apenas estaban a unos escasos centímetros, balbucee un “sí” en respuesta. – Gracias profesor. –Salió del salón sin decir nada más.

Esa noche al llegar a mi casa no podía dejar de pensar en el chico,  su pequeño y delgado cuerpo abrazándome, su estrecha cadera, su nívea piel, su cabello negro azabache, sus suplicantes ojos rojos… También comencé a tener pensamientos un tanto… ¿impuros? ¿Enfermos?, no, yo no usaría esas palabras, yo diría sexuales con él, sí el tenía 15 en ese momento y yo 24 pero él había despertado mi curiosidad, tenía algo que lo hacía lucir sensual.

Los siguientes días él siempre iba a buscarme al término de las clases para hablar un poco conmigo, esos primeros días me conto que en efecto Sapphire había terminado con él, la conocía desde que eran pequeños y le había empezado a gustar desde ese entonces, no le dijo nada hasta que cumplieron 13, ella también admitió tener sentimientos hacia él, comenzando así su noviazgo que duro casi 3 años, hasta que ella conoció a un chico un año mayor; esto le había dolido mucho, él la seguía queriendo.  Esos días Ruby no salía de mi cabeza, cada día estaba más presente y mi curiosidad se hacía más y más grande, quería sentir de nuevo su cuerpo pero también quería tenerlo en mi cama.

Solía darle clases a Ruby 3 días a la semana de los cuales uno de esos días mi clase era la última del grupo, pasadas dos semanas de nuestra primera “platica” (si a eso se le puede llamar platica) en el preciso día que tenía clases con él a última hora, Ruby volvió a romper en llanto, al parecer vio a Sapphire con su nuevo novio y le dolió mucho. Volvió a abrazarse a mi cuerpo como la primera vez solo que esa vez no me limite a acariciar su cabello y darle palmadas en la espalda… ¿Tengo que entrar en detalles? Esto es muy incomodo, no suelo hablar de mi vida sexual y menos con detalles.

 Bueno, sus lágrimas salían sin control mojando mi hombro, tome su rostro obligándolo a que me mirara pero tenía los ojos cerrados, comencé a besar las lágrimas que rodaban por sus mejillas, seguí haciéndolo hasta que una se resbalo en dirección a sus labios, los bese cuando la pequeña gota de agua salada llego a ellos, al principio hubo un leve rechazo que se fue desvaneciendo hasta que él lo aceptó, besaba de manera muy torpe después de todo solo había tenido una novia en su vida. Le conduje a que se acostara en el escritorio, desabroche su camisa y su pantalón mientras nos seguíamos besando, me detuve un momento para admirarlo un poco: su piel era demasiado blanca debajo de la ropa, era delgado como suponía, seguía lagrimeando con las mejillas algo rojas, se veía tan sensual. Baje mi mano a su bóxer para retirarlo, en ese instante sus manos apresaron a la mía para que no cumpliera mi propósito.

–No profesor– dijo con un pequeño jadeo, aun no recuperaba del todo la respiración.

–No me digas profesor, llámame Steven– le susurré al oído mientras quitaba sus manos de la mía, las coloqué sobre su cabeza para evitar que me volviera a detener.  Lamí su cuello desde su oreja hasta las clavículas, comenzaba a gemir un poco. La mano que tenía libre la metí en su bóxer, su pene comenzaba ponerse duro, sonreí para mí. – Date la vuelta– le ordene en seco, temeroso se negó a mi mandato. – Por favor Ruby es por tu bien. – Trate de sonar lo más dulce y preocupado que pude para convencerle y al parecer si funciono, lentamente y con temor se dio media vuelta, apoyando los brazos en el escritorio.

Pase mi mano desde su cadera hasta su trasero, lo estruje y me di cuenta que no tenía mucho, era casi plano pero tenía lo suficiente como para no considerarlo plano. Deslice su pantalón y bóxer hasta que llegaron a sus pantorrillas.

–¿Qué hace profesor? – balbuceo con temor cuando puse mis manos nuevamente en su trasero.

–No me hables tan formal, ya te dije llámame por mi nombre. – Dije con algo de enfado, le di una fuerte palmada a su trasero, lo suficientemente fuerte como para que quejara rojo y él soltara un grito ahogado. – Estoy haciendo algo para que te sientas mejor.

Para ese momento yo ya estaba duro, era extraño, normalmente no me excitaba tan rápido. Separe su trasero para poder ver su ¿Entrada?, era tan pequeña, tan estrecha, imposible que mi endurecido pene entrara por ahí, sonaba como un desafío lo cual lo hacía más excitante. No tenía tiempo como para tomar las cosas con delicadeza, cubrí estos dos dedos (índice y medio) con mi saliva con el propósito de hacer que se dilatara Ruby aunque fuera un poco; sus gemidos eran una mezcla entre placer y dolor, donde predominaba este ultimo sin embargo sonaba tan exquisito.

Cuando lo creí conveniente introduje mi pene en su “entrada”, estaba tan estrecho que incluso para mí fue doloroso, empecé con un lento movimiento de cadera, pensé que eso haría que Ruby se relajara un poco, también comencé a masturbarle eso también ayudaría a que el placer fuera más que el dolor. Mi teoría fue acertada, Ruby se relajo lo suficiente como para que fuera lo menos doloroso para ambos.

–Ssshh… alguien se acerca. – Murmure cubriéndole la boca con mi mano libre al escuchar una serie de pasos en el pasillo, al parecer era un pequeño grupo de chicas, las cuales no entraron al salón para mi fortuna.

Al escuchar que estaban lo suficientemente lejos seguí moviéndome, estaba tan cerca del éxtasis que no podía parar. Él no paraba de gemir de placer, en algún momento me pareció que balbuceaba mi nombre al igual que me pareció que él comenzaba a cooperar moviendo un poco su cadera. Se corrió en mi mano, sentí como su semen salía cubriéndome la mano; en poco tiempo yo también me había corrido pero dentro de él. Ruby estaba jadeando sobre el escritorio, su pecho bajaba y subía en búsqueda de controlar su respiración.

Mire la palma de mi mano, el semen de Ruby seguía ahí, le di una pequeña lamida para probar su sabor, dulce. Limpie el liquido de mi mano para poder arreglar mi traje sin preocuparme de mancharlo, esas manchas son difícil de sacar y es un lio explicar de que son cuando mandas la prenda a la tintorería.  Una vez mi traje estuvo arreglado observe que él ya había recuperado la respiración.

–Déjame ayudarte un poco. – Le ayude a dar la vuelta, subí su pantalón y bóxer, lo senté en el escritorio para abrochar su camisa. Él evitaba verme a los ojos. – Déjame llevarte a tu casa. – Al mencionar su casa su cara dibujo una pequeña mueca de disgusto pero asintió.

El transcurso de la escuela a su casa fue en silencio, ninguno de los dos decía algo, yo no sabía que decir aunque si quería decir algo, las únicas ocasiones que cruzamos palabra en ese lapso fue para preguntarle indicaciones.

–Bueno hemos llegado– dije algo nervioso– Nos vemos mañana.

Me sentí tan estúpido al decir eso cuando se bajo de mi auto; en eso momento caí en cuenta de muchas cosas: me había aprovechado de un momento de vulnerabilidad de mi alumno para forzarlo a tener sexo conmigo, eso era terrible, siendo Ruby menor de edad y mi alumno podría meterme en muchos problemas pero para ser sincero no me arrepentía del todo había sido el mejor sexo que había tenido en tiempo, nunca en mi vida imagine tener sexo con alguno de mis alumnos y sin embargo había sido tan satisfactorio, en mi mente se repetía una y otra vez las imágenes de los hechos ocurridos y una parte de mí deseaba que eso se volviera a repetir.

 Esa noche estaba muy inquieto, tenía cierto temor a que sucedería al día siguiente, me empezaron a preocupar las consecuencias de mis actos pero de alguna manera no me preocupaba del todo, había una posibilidad de que todo siguiera como siempre y así fue.

La mañana siguiente transcurrió sin novedad alguna, di mis clases sin contratiempos, con normalidad, la misma aburrida rutina de siempre. Al término de las clases quería que llegara Ruby a buscarme para hablar un poco pero sabía que no vendría, era imposible, algo irreal…

–¿Profe… Steven? –  titubeo al abrir la puerta del salón en el que estaba, lo miré con sorpresa, realmente no esperaba verle.

– Ruby lo siento, siento lo de ayer. – Le interrumpí antes de que siquiera dijera algo, trataba de sonar arrepentido. –  No hay manera de justificarme, me aproveche de ti en un momento difícil, sé que no merezco que…

Me beso son delicadeza, lo hizo para que me callara, realmente me sorprendió. No lucia molesto ni triste, parecía que estaba mejor que antes, mucho mejor.

–No te preocupes Steven, a decir verdad me siento un poco mejor. Me avergüenza decirlo pero me gusto, tal vez deberíamos repetirlo en otra ocasión pero en un lugar menos… incomodo. – Eso realmente me sorprendió, pareciera que lo que habíamos hecho el día anterior hubiera sido sexo consentido en lugar de sexo forzado. – No te sonrojes, vas hacer que me apene más. Podemos olvidar un poco lo de ayer, me gustaría charlar un poco.

–Si claro, ¿Te puedo preguntar algo antes? – Movió su cabeza en señal de afirmación. –¿Por qué ayer parecía que no querías llegar a tu casa? – Ruby trago un poco de saliva antes de hablar.

–¿Recuerdas que te conté que estaba teniendo muchos problemas? –Afirme con un movimiento de cabeza. –  Bueno en casa hay muchos problemas, mis papás siempre están peleando entre ellos. Mi papá se la pasa trabajando porque no soporta ver a mi mamá y ella por su parte siempre esta de mal humor, a veces algo borracha para ocultar su tristeza; pero algo en lo que concuerdan ambos es en desquitar su molestia conmigo. Mi mamá suele decir que no puede verme porque me parezco mucho físicamente a él, muchas de sus palabras realmente me duelen. Mi papá en cambio suele gritarme cuando no está ella. – En palabras más en palabras menos eso fue lo que me dijo, se me formo un nudo en la garganta al escuchar eso, realmente él lo estaba pasando mal.

–¿Y tú papá nunca te ha…?

–No, no, no ha llegado a tanto. –Me interrumpió antes de que pudiera terminar la pregunta, algo dentro de mí decía que mentía pero el día anterior no había visto alguna marca de golpe así que decidí creer en sus palabras.

Después de estas preguntas no volvimos a tocar el tema, usamos la tarde para poder conocernos mejor, hubo cosas que me sorprendieron como que le gustaba la confección de ropa o que cuidaba de una gata callejera a la cual le había llamado cariñosamente Coco. Cada pequeño detalle de él me intrigaba más sobre él, había pequeñas cosas de él que hacía que me pareciera más atractivo. Esa vez no tuvimos nada sexual sin embargo se despidió de mí dándome un pequeño beso muy cerca de los labios. Increíble, ¿No?

Las semanas pasaron sin nada muy relevante, salvo que ambos empezábamos a comportarnos de manera más “afectiva”, supuse que Ruby lo hacía porque sentía una falta de cariño que nadie le podía dar y al ser yo alguien que le brindo su confianza vio un escape en mí. Tuvimos nuestro segundo encuentro sexual de nuevo en el salón de clases pasadas unas 3 semanas de la ultima vez, esa vez solo le hice un oral, lo disfruto mucho al parecer porque se repitió al día siguiente solo que él primero me hizo uno, no fue el mejor de mi vida hubo chicas que lo habían hecho mejor que lo había hecho Ruby pero tampoco había sido el peor a pesar de que fuera un novato en el sexo.

Ruby comenzaba a ser el mismo de antes, sonreía un poco más, sus calificaciones volvieron a ser las de antes, y todo (en palabras de Ruby) gracias a mí, lo estaba ayudando a sobrellevar sus problemas de manera más agradable; y de alguna manera él me hacía sentir  feliz, ya sin importar si teníamos o no sexo, comenzaba a tener sentimientos por él pero tarde mucho en darme cuenta de ellos.

Comenzamos a frecuentarnos fuera de la escuela, ya en plan de “amigos”, charlábamos un poco, íbamos por un café o al cine y si la ocasión lo permitía teníamos sexo en mi casa, de por sí nos miraban un poco extraño cuando estábamos juntos, imagínense si nos vieran entrar a un motel juntos. En una de esas ocasiones pude percatarme de que Ruby tenía unos moretones en la espalda, en primera instancia le pregunte que si su padre se los había hecho, él lo negó justificándose que se había resbalado en la ducha, sonaba convincente pero no lo suficiente para mí.

Las semanas pasaron y Ruby llego a clase con un moretón en el rostro mal maquillado, seguramente había intentado esconderlo debajo del maquillaje de su madre, era notorio que ese maquillaje no era de su color y estaba mal aplicado, creo que fui la única persona en notar eso, ante sus compañeros paso desapercibido.

–¿Qué sucedió Ruby? – con delicadeza le quite el maquillaje dejando ver el moretón que tenía en el pómulo.

–Nada– desvió su mirada, no quería contarme la verdad. Tomé su mentón y lo obligue a verme a los ojos. – Esta bien, fue mi padre, llegó algo borracho a la casa ayer, intento golpear a mi mamá y yo me interpuse. Eso es todo. – En sus palabras todavía algunas mentiras pero decidí dejar el tema por el momento, sería lo mejor para él.

Paso un tiempo para que Ruby volviera a mencionar a Sapphire, al parecer no funcionaron las cosas con su novio y quería volver con Ruby, él se negó pero ella era insistente, tanto que nuestros pequeños encuentros se comenzaron a reducir para que ella no sospechara. La verdad comencé a sentir celos, ahí fue cuando caí en cuenta de que me había enamorado de Ruby, yo por supuesto pensé que él no de mí, era su profesor, tenía 9 años más que él y pensaba que solo me veía como su escape a sus problemas. Cuando teníamos un pequeño encuentro que terminaba en sexo, se lo hacía de dos maneras, con amor y gentiliza o muy rudo, dependía mucho si había frecuentado mucho a Sapphire o no.

Preferí guardarme mis sentimientos, aunque me mortificara ver que alguien más le coqueteaba o se le acercara mucho, ya fuera hombre o mujer. Eso de guardarme mis sentimientos no me duro tanto como esperaba, en una de las salidas que tuve con varios profesores fuimos a beber y cuando estuve lo suficientemente borracho y lejos de mis compañeros le llame por teléfono. No recuerdo mucho esa llamada, salvo que dije que lo amaba, balbuceé unas cuantas palabras y él me interrumpió.

 –Yo también te amo Steven– murmuro levemente, mi sorpresa fue tanta que deje caer mi celular, después de eso no recuerdo mucho o nada que sea relevante para esta ocasión.

Los siguiente meses fueron de lo más hermoso para mí, ya no solo estaba con Ruby por ser su profesor o por ser su “amigo con derechos”, estaba con él porque ambos nos amábamos, él sexo comenzó a pasar a segundo plano, teníamos citas y todas esas cosas que hacen las parejas de novios, con la excepción de que no éramos novios, él apenas había cumplido los 16, faltaban al menos 2 años más para formalizar algo sin embargo yo estaba feliz. Todo parecía estar marchando bien, los padres de Ruby comenzaban a arreglar sus diferencias y Sapphire dejo de molestarlo, las cosas no podrían ir mejor, pero pareciera que había retado al destino…

Hace relativamente poco le di un pequeño beso en los labios a Ruby cuando no había nadie en el salón de clases, como por obra del destino entro ella al salón porque se le había olvidado algo, nos miro atónita y salió corriendo, Ruby salió tras de ella. El miedo comenzó a invadirme, ella podía arruinar todo. Unos minutos después Ruby llego diciendo que todo estaba bien, que había hablado con ella y que no diría nada. Dos días después la policía estaba en mi casa llevándome preso, y para mi mala suerte ese día había tenido relaciones con Ruby, todo estaba en mi contra…

Y heme aquí, y podrá sonar enfermo pero no me arrepiento de nada, yo amo a Ruby…

–¡Ya no puedo con esto! – el padre de Ruby se paró de su asiento dirigiéndose directamente al estrado, tomo a Steven por el cuello de la camisa y lo miro con odio. – ¡Te mataré maldito hijo de puta! ¡Te mataré por hacerle daño a mi hijo y por toda esta sarta de mentiras!

–Yo no le hice daño a su hijo señor Norman, ¿Le recuerdo quién golpeaba a Ruby? – Steven le respondió desafiante, Norman por impulso retrocedió, tenía razón.

–¡Igual te matare maldito degenerado! – vociferó.

Se escucharon 3 golpes de la maza del juez.

–¡Orden! ¡Orden! – Alzó la voz para llamar la atención de los dos hombres que estaban peleando en el estrado. –Alguacil ¿Puede separar a estos dos hombres? – Norman regreso a su asiento antes de que el oficial le obligara. – Bueno Sr. Stone, su declaración es ¿interesante?, pero me cuesta un poco digerirlo, ¿Dice usted que tuvo sexo consentido en varias ocasiones con este chico?

–Sí, así fue su señoría. Aunque debo admitir que la primera vez si fue sexo forzado. – Admitió con algo de pena.

–¿No querrás decir  violación? – El fiscal en turno le recrimino. – Señor Stone, ¿Esta consiente del precio de sus actos? Aunque aún falta el testimonio de la victima antes de dar un veredicto final, aunque por lo que he escuchado esto no pinta nada bien para usted.

Steven desvió la mirada, el fiscal tenía razón pero aun faltaba el testimonio de Ruby. Busco la mirada rojiza del adolescente  y al encontrarla se dio cuenta que lo que él esperaba no se iba a cumplir, tenía una expresión diferente algo maliciosa, algo marchaba muy mal.

–¿Algo más que agregar antes de que pase la victima a declarar? – pregunto el juez.

–Sí… Amo a este chico y él alguna vez dijo que me amaba, ahora lo veré testificar en mi contra.

Notas finales:

Estoy conciente de los fallos que tiene mi narrativa, nunca había escrito en primera persona, además así pienso que se hace una declaración, si me equivoco por favor diganme.

Nos leemos pronto, Krito Fuera


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).