Él fue un niño abandonado nada más al nacer. De sus padres nunca se supieron nada. El universo parecía que iba a desplegar su cruel mano sobre un bebé indefenso sin esperanza de sobrevivir en soledad. Pero no fue así. El ala maternal de una diosa egipcia descendió, y decidió acogerlo en el seno de su familia. Ella: Isis, le bendijo con el nombre de Runihura.
Runihura era un humano que creció dentro de las costumbres de los dioses egipcios, siendo aceptado por éstos al mismo tiempo. Horus, era como un hermano mayor para él, siempre cuidaba de que no le ocurriera nada a pesar de no ver con buenos ojos que el dios Seth se encargara de enseñarle al joven cómo podía defenderse de sus enemigos, a pesar de la corta edad del muchacho. Horus se mantenía pendiente, cuando podía, de que Seth no hiciera nada indebido… Ya que no confiaba en él.
Todo iba bien en el seno divino. No había problemas. Runihura tenía una buena convivencia con todos y cada uno de los dioses, además de que su comportamiento era brillante y era un chaval simpático que siempre hacía sonreír a los demás. Es como si nada pudiera ir mal. Isis estaba muy feliz, y orgullosa de haberle dado una oportunidad a ese bebé indefenso que se encontró aquél día, y que ahora… Era un chico recto, y de grandes principios que amaba todo cuanto le rodeaba.
Runihura a pesar de ser humano, era muy querido.
Más, ni siquiera seres tan poderosos como los dioses pudieron predecir la calamidad que se avenía. Aburrido, el dios Seth impuso la semilla de la duda en el corazón de Runihura, así como la discordia en su espíritu… Y aquello fue lo que lo comenzó todo. El comportamiento de Runihura fue cambiando lentamente, y no sólo eso… Si no que, de además, fue cuestionándose cosas que muchos considerarían pecado sólo por la curiosidad que embargó al chico. Hasta hacer lo impensable…
Acudió al libro sagrado creado por los dioses y de él, obtuvo conocimientos prohibidos. A partir de entonces, nada volvería a ser igual. Todo empezó a cambiar. Con habilidades únicas. Fue cuando Runihura cometió un serio error. Inesperadamente, Seth lo atrapó y lo llevó a un lugar que el muchacho desconocía… No supo qué haría el dios con él, lo único que sí fue cierto… Es que su corazón, su verdadero corazón se quedó vacío. La emoción que quedó dentro fue su determinación… Cuando quedó libre, Seth solamente le formuló la pregunta que lo causaría todo:
- ¿Qué pasaría, si se destruyera el mundo?
Runihura entonces perdió el control de sí mismo. Al carecer de sentimientos, con un corazón vacío donde sólo permanecía su fuerza de voluntad… Rápidamente este muchacho causó el caos allá a donde fue. Todos y cada uno de los rincones de Egipto, empezaron a ser destruidos, y al no conformarse… Runihura expandió más su área de destrucción masiva, a través de sus grandes poderes. Tal y como su nombre indicaba… Runihura se convirtió en el portador de la devastación, y el causante de la misma.
Amplias tierras fueron vastamente arrasadas, ganados aniquilados y personas muertas… Lo que Runihura hizo fue un importante e imperdonable genocidio que obligó a los dioses a tener que pararle sí o sí los pies. El humano… Creó la guerra entre las divinidades y su persona. Fue un conflicto constante, en el cual y durante éste, Runihura descubrió algo que llegaría a causar todavía un daño mayor en el mundo: las líneas del tiempo. Ganó la habilidad de viajar entre ellas, y empezó a cambiar los hechos, dando lugar así a líneas temporales alternativas, casi de manera constante.
Sin embargo, los dioses encontraron la manera de derrotarlo. Lo atraparon, y arrancaron su espíritu y su alma de su cuerpo y lo encerraron en una roca cuidadosamente tallada y en la que habían una serie de dibujos de carácter mágico, que se encargarían de mantenerlo encerrado durante milenios. De ese modo… El mundo quedó libre de esta amenaza y Runihura… Fue privado de libertad de manera permanente, al menos…
Hasta que volviera a quedar libre.
THE END