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Hominum por an_cafe_nyapyy

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Notas del capitulo:

Antes de colocar el capitulo, quiero agradecer a las personitas que dejan un comentario en la historia, eso me anima a seguir escribiendo, porque confirmo que realmete les gusta. 

Igualmente hay que saber que esta historia, es para ver la relación que tendria Gaara en el mundo de Harry Potter y su relación con algunos personajes, y sobretodo sintiendo un ambiente mas familiar, con "adultos" que deseen protegerlo. 

 

 

El amargado, el murciélago grasiento, el profesor más temible de Hogwarts, tenía toda la boca llena de azúcar de los panecillos rellenos de nata-que extrañamente también había hecho Kreacher-, y tomaba su infaltable jarabe sabor café, remarco su tercera taza. Los usuales pozos negros me miraron largamente hasta dignarse a limpiarse la boca con un pañuelo y aclarar la garganta en un gesto más digno.

Antes de ir a Callejón Diagon, tengo por deber el nombrarlo como mi protegido, al ser menor de edad y no disponer de familiares, debe tener un tutor, en el pasado le comunique que sería yo el encargado de usted. Hoy iremos hacer los tramites apropiados para ello, ya eh avanzado en ello, solo iremos a realizar el ritual y las formalidades.

Por primera vez en semanas, días de encierro, y estudios intensos, la puerta de la calle fue abierta, abierta por Severus Snape, para salir al exterior, ambos, los dos, y fuimos recibidos por el esplendoroso… frio y gris amanecer.

Las calles estaban casi solitarias, algunas de las pocas personas, llevaban vasos de cartón en sus manos, algunos maletines, con sus largos abrigos-muy diferentes a las túnicas de los magos-.

—Bien, espero que recuerde que Black había mencionado que en el pórtico, los muggles aun son incapaces de vernos, asentí aun embelesado por esas densas nubes, y por el viento ligeramente fresco en mi cara. Nos vamos aparecer. Sentenció y me quede un momento tratando de entender a que se refería.

Me tomo del brazo, y rápidamente sentí una sensación abrumadora, como mi estómago era jalado por un gancho invisible hacia abajo, y un interminable torbellino de imágenes borrosas, y colores mezclándose, sin ton ni son, y luego el piso, afortunadamente termine de pie, aun todo giraba, y mi estómago luchaba para no devolver el té. El moreno me dirigió una mirada ligera de orgullo.

Ambos nos encontrábamos en medio de un larguísimo y esplendido vestíbulo con el suelo de madera oscura y brillante. En el techo, de color azul eléctrico había incrustaciones de relucientes símbolos dorados que se movían y cambiaban continuamente, como un inmenso tablón de anuncios celeste. Las paredes del vestíbulo estaban recubiertas de pulida y oscura madera, y en ellas había varias chimeneas doradas. Para mi sorpresa, de vez en cuando, mujeres y hombres salían por una de las chimeneas de la pared de la izquierda, con un débil ruido. Ante las chimeneas de la pared de la derecha estaban formándose reducidas colas de mujeres y hombres, que esperaban para entrar.

Hacia la mitad del vestíbulo había una fuente. Un grupo de estatuas doradas, de tamaño superior al natural, se alzaban en el centro de un estanque circular. La figura más alta de todas era la de un mago de aspecto noble, cuya varita señalaba al cielo. A su alrededor había una mujer-bruja- y diversas criaturas, a las que algunas reconocí, como un centauro, un duende y un elfo doméstico.

Ambos nos unimos a la multitud y avanzamos entre los empleados del Ministerio, algunos de los cuales transportaban tambaleantes pilas de pergaminos, otros, por su parte, llevaban gastados maletines, y unos cuantos iban leyendo El Profeta mientras andaban.

Poco a poco empujados por la multitud, provocando una bonita cara de enfado del mayor, caminamos por unas puertas que conducían a un vestíbulo más pequeño donde había, por lo menos, veinte cubículos detrás de unas rejas de oro labrado. Severus me guio con un grupo reducido que estaba reunido  frente a uno de los cubículos, mismo que ascendían y descendían.

Ingresamos junto al grupo de personas, las suficientes para no terminar todos apretados. Conforme ascendíamos una voz gélida femenina iba anunciando por piso los departamentos que correspondían, al mismo tiempo en que la reja de oro se abría para permitir que personas dentro del cubículo salieran, o por el contrario ingresaran, para iniciar nuevamente con el ascenso.

Segunda planta, Departamento de Seguridad Mágica, que incluye oficina contra el Uso Indebido de la Magia, el Cuartel General de Aurores y los Servicios Administrativos del Wizengamot.

—Es aquí. Gruño el ojinegro, apartando a la gente para lograr hacer un hueco y poder salir del cubículo,

Pasamos por pasillos y por diversos cubículos más amplios, uno de ellos tenía un cartel encima que rezaba “Cuartel General de Aurores”, habría pasado de manera desinteresada o eso fue hasta que vi, la cara de Sirius, que miraba pestañando por todas las paredes, cubiertas con más recortes de periódico y viejas fotografías. Sin embargo, Severus siguió caminando hasta pararse enfrente de uno que decía servicios Administrativos de Wizengamot.

Detrás de sus puertas había bastantes escritorios, todos llenos de pergaminos desorganizados, y retratos de personas meciéndose y riendo, muchos magos estaban anotando, algunos platicaban, otros bebían de tazas, y diferentes de esos pájaros de papel revoloteaban por encima de sus cabezas. Para mi gracia, vi como el mayor hacia una mueca de horror, antes de aspirar una gran cantidad de oxígeno y caminar, esquivando de manera grosera a los diferentes magos, algunos que le llamaban por su nombre para tratar de llamar su atención, finalmente paramos enfrente de un hombre bajo, pasado de los 50, cabello y ojos castaños y piel bronceada, con canas por encima de sus grandes orejas.

Señor Snape, me alegra que ya haya logrado finalizar con el proceso de tutoría adoptiva, por favor siéntense. La voz del hombre era ligeramente aguda contrastando con la apariencia, vi ambas sillas, ambas diferentes en tamaño y aspecto, la más cómoda a simple vista fue ocupada por el moreno.

Eso es bastante obvio. Agrando dos pedazos de papel que tenía en la mano para hacerlos del tamaño aceptable, el hombre los tomo y los leyó,

Entonces tú eres el señor Sabaku No, no te preocupes hijo, el procedimiento que se hará no te quitara tu apellido ni cambiara tu genética. Me asombre ampliamente ante lo mencionado, ¿Había procedimientos para cambiar mi genética?

—Todos los papeles están en orden Señor Snape, así que solo queda la realización del ritual, si gustan acompañarme, no es necesario cambiar de sala, pero para mayor comodidad. Su caminar era bastante más grácil de lo que en un principio espere.

Bien en los pergaminos están las palabras a decir, tratar de ser claros, las pociones. Vi como Severus sacaba de su abrigo un par de botellas con un líquido rojizo, También necesitare un par de cabellos de ambos. El moreno ya tenía en la mano un par de sus lisos cabellos en la mano y me miraban expectantes, sin pensar más tomo un par de los míos y se los di al señor. Bien, bien, comenzad.

Tal como dijo Severus todo duro menos de 10min, sentí un mareo y de alguna forma sentí… seguridad, como si alguien estuviera realmente pendiente de mi, de alguna manera, pero lejos de sentirme confortable, esto de alguna manera me altero, aun teniendo perforadas las palabras del hombre.

“El ritual y las pociones harán, que el titular, sea responsable de usted, su bienestar, todo lo que sea necesario para que tenga una vida mas plena, por supuesto esto también significa que su titular al ser responsable de usted, significa que el tendrá que hacerse responsable de sus acciones, si usted no es capaz de ser un mago civilizado, el señor Snape, tendrá que atenerse a las consecuencias”

“Eso significa que…” Si llego a salirme de control, la culpa sería de Severus, no era tan idiota para darme cuenta de eso, pero ¿Por qué? ¿Por qué un hombre cargaría las acciones de alguien más? ¿Qué he hecho para que este hombre en realidad piense que...? “Que no asesinaremos a alguien”, desvíe mi vista, ya habíamos salido de ese extraño cubículo al que llamaban –elevador-.

Bien, tome los polvos y diga claramente Caldero Chorreante. Estábamos enfrente de las chimeneas, las que habíamos visto a nuestra llegada, me sentí incluso ridículo al ingresar a la chimenea y tomar los polvos de un tarro que me había ofrecido el hombre.

Caldero Chorreante. Dije los más serio que esta situación tan patética me lo permitía. Y pese a que por un momento creí que las llamas verdes serían una amenaza, al instante me di cuenta que estas no representaban peligro, y fui cálidamente envuelto y prontamente la sensación de succión, hasta que mis pies fueron nuevamente puestos en tierra. Como el moreno me había dicho salí para mirar mejor el lugar.

Estaba muy oscuro y destartalado. Unas ancianas estaban sentadas en un rincón, tomando copitas de jerez. Una de ellas fumaba una larga pipa. Un hombre pequeño que llevaba un sombrero de copa hablaba con el viejo cantinero, que era completamente calvo y parecía una nuez blanda.

Bien entonces señor Sabaku No, vayamos a comprar sus materiales. El hombre se sacudió la ceniza que había quedado después del viaje por la chimenea. Algunas de las personas lo saludaron, a las cuales el mayormente los ignoraba o devolvía el saludo escuetamente.

Ambos caminamos hasta la parte de atrás del bar, un pequeño patio cerrado, donde no había más que un cubo de basura y hierbajos. Severus saco su varita.

No acostumbro a tomar este camino, generalmente aparezco dentro del callejón, sin embargo, creí optimo que conociera el bar, en caso de que en algún momento deba ingresar por aquí. Gruño el hombre, mientras veía por encima de su hombro por si alguien más venía. Recuerde, tres arriba, dos horizontales y tres golpes. Todos los movimientos realizados con la punta de la varita tocando los ladrillos de la pared. Entonces paso, el ladrillo que había tocado se estremeció, se retorció y en el medio apareció un pequeño agujero, que se hizo cada vez más ancho.  

Seguí al hombre cuando sin dudas ingreso por aquel gran agujero que se había abierto aparentemente por la nada.

Andando señor Sabaku No, aún tenemos muchas cosas por delante, así que sígame el paso. Chisto ante lo mencionado, si bien el lugar era fascinante sin duda deseos de perderme no los tenía y más porque no tenía idea de cómo volver.

Gaara. El mayor me miro por unos segundos, rápidamente frunciendo el ceño. Llámeme Gaara, soy su protegido ahora, lo correcto sería una relación más cercana, no tiene que llamarme por mi apellido. Shukaku se reía ante el tono vacilante que había usado en la última oración, sentí como mi cara se enrojecía ante los ojos penetrantes del hombre.

—Bien entonces Gaara, vayamos a comprarle sus materiales escolares, al escuchar su nombre salir con esa voz barítona, y aun consiente del tinte burlesco, parecía más íntimo, más cercano, incluso mis hermanos decían mi nombre con tonos serios y respetuosos. De cierta forma era gratificante oír mi nombre sin, miedos, temores, exagerado respeto, o amenazas, sonreí ligeramente.

Prontamente fuimos dos magos más en aquel callejón, no era un monstruo, no era líder, nadie me conocía, nadie me reconocía, y nadie estaba detrás de mi cabeza. Era extraño sentirme completamente normal, normal como los demás, al mismo tiempo que era diferente, pero nadie lo sabía, por lo tanto, nadie me miraba con desdén o admiración, o como si esperaran que en cualquier momento atacase.

Había variedad de letreros en cada tienda del callejón, calderos, lechuzas, ingredientes para pociones, librerías. Hasta que paramos en una donde rezaba <<Madam Malkin, tunicas para todas las ocasiones>>.

Severus, que sorpresa verte por aquí, ¿un juego más de gala? Madame Malkin era una bruja sonriente y regordeta, vestida de color malva.

No gracias Madame, vengo con mi protegido para la compra de un guardaropa nuevo. Rápidamente la mujer me arrastro para hacerme subir a un escabel, y colocarme una túnica larga para inmediatamente empezar a tomarme medidas, con cintas que se movían mágicamente alrededor de mi cuerpo, y colocándome alfileres para tomar medidas. Incluye tres conjuntos para el colegio completos, dos de gala y cuatro casuales.

Pasamos fácilmente más de dos horas en el lugar, generalmente Severus elegía los colores para los trajes de gala y los casuales, igualmente compramos 4pares de calzado-incomodo-, cinturones, corbatas y pañuelos.

Una vez fuera del establecimiento, sentía mi cabeza palpitar, francamente ir de compras, era toda una tortura, entre la elección de telas, colores y accesorios combinables junto con el calzado ¿por qué tiene que ser tan difícil?

Pese a todos los rezos internos, la tortura no termino con la ropa, ¿Cómo iba a terminar solo con la ropa?, casi dos horas más en compras de ingredientes para pociones, caldero de peltre, la balanza para pesar los ingredientes, más el tiempo extra en donde el hombre pedía toda una larga lista de ingredientes que eran indispensables para él-ridículo-. Aunque siendo honesto, la mejor parada hasta ahora fue en una tienda llamada Flourish y Blotts, en donde los estantes estaban llenos de libros hasta el techo. Había unos grandiosos forrados en piel, otros del tamaño de un sello, con tapas de seda, otros llenos de símbolos raros y unos pocos sin nada impreso en sus páginas. El moreno eligió los libros que indispensables para el colegio, y libros extras para mí de su materia a impartir, y sobre todo los libros elegidos por mí para los estudios extras.

Finalmente estábamos frente a la última tienda, era estrecha y de mal aspecto. Sobre la puerta, en letras doradas, se leía: «Ollivander: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C.». En el polvoriento escaparate, sobre un cojín de desteñido color púrpura, se veía una única varita.

Cuando entramos, una campanilla resonó en el fondo de la tienda. Era un lugar pequeño y vacío, salvo por una silla larguirucha donde el moreno se sentó con una cara ilegible.

Buenas tardes. Dijo una voz amable.

Un anciano estaba ante nosotros; sus ojos, grandes y pálidos, brillaban como lunas en la penumbra del local.

Buenas tardes. Contestamos en unísono, Severus y yo.

Madera de pino negro y nervio de corazón de dragón, una muy hermosa varita Severus, me pregunto que te trae por aquí.

Vengo acompañar a mi protegido, el señor Sabaku No por la compra de su primera varita. Entonces el anciano hombre poso sus grandes ojos en mí.

Bien cual es su mano de la varita, señor Sabaku No. Levanto el brazo derecho mientras analizaba los movimientos del hombre, que para mí horror también había sacado una cinta de medida mágica, mi mueca debió de haber hecho reír al moreno ya que logre captar perfectamente su risa, bufo molesto mientras suspiraba rezando para que todo terminara pronto.

Debe de estar emocionado, yo ciertamente lo estoy, siento que usted será un gran reto, hace mucho que no tengo un gran reto. El hombre balbuceaba rápido mientras se movía de un lado viendo los estantes,

Madera de Cerezo con núcleo de pelo de unicornio. No pude evitar verlo con incredulidad ante la varita que me tendía. Anda que esperas chico, coge la varita. No tuve el valor para decirle que eso era ridículo, y apenas toque la varita, y una gran bola de color azul intenso salió disparada provocando una pequeña explosión, desacomodando y mandando a volar muchas de las varitas de sus cajas, si bien la explosión pareció haber sido más bien grandes y fuertes vientos compactados en esa bola de energía, dejo el lugar echo un desastre, la arena me ayudo para que parte de las varitas no me tocaran, suerte tuvo Ollivander de no ser apresado en los anaqueles, que a pesar de su edad ágilmente se había colocado en un ángulo que impedía ser preso, y Severus había convocado rápidamente lo que parecía un escudo mágico, mentalmente aplaudí sus reflejos, use los mismos reflejos para esconder la arena nuevamente antes que el hombre mayor me viera.

Bien debería decirle que usted posee mucha más fuerza de lo que pensé en un principio, y dos cosas más joven Sabaku No, que espero ya sea consiente en estos momentos, su afinidad de magia es viento a primera vista y segundo, necesita una varita que sea capaz de moldear su fuerza y no causar caos, las comunes no son para usted. Pese al estado de la tienda, el hombre caminaba como podía de un lado a otro, con sonrisas llenas de excitación. Mi padre me contaba historias de gente con una fuerza única, y que el profesaba eran personas extraordinarias que necesitarían varitas extraordinarias y únicas, siempre crecí creyendo que un día me toparía a alguien que llegara a cumplir esas exigencias, incluso ha habido grandes magos que han comprado su varita en mi establecimiento, pero nunca con una fuerza como la suya, ni el mago más poderoso que ha cruzado el umbral de mi puerta logro esta hazaña señor Sabaku No. No sabía si de verdad sentirme honrado por las palabras del hombre o pensar que quizás tenía más de dos tornillos zafados, porque ligeramente el lugar estaba desecho, había varitas cercas de sus pies, había cajas de las varitas incluso en las esquinas más alejadas de su lugar, incluso pudo distinguir algunas en el techo atoradas en las vigas, el moreno no había echo ruido alguno, ni siquiera su risilla que parecía habérsele quedado cuando le miro refunfuñando minutos atrás, el pequeño hombre había logrado movilizarse entre el desorden llegando a sabrá kami-sama donde.

El hombre tiene razón en una cosa, no creo que haya existido mago ingles que le haya visto tal expresión de sorpresa y pude jurar horror en la cara de Ollivander, su cara permanente era la de excitación y emoción, así que tengo que aplaudirle por sacarlo de su zona de confort. Oír la voz acercándose del moreno me hizo sentir culpable, fui capaz de distinguir incluso un par de varitas rotas. En algún lugar de mi mente sabía que eso era demasiado desafortunado. No creo que deba preocuparse, generalmente el hombre es demasiado indulgente. Siento su gran mano entre mi pelo, eso me agradaba le daba cierta seguridad, pero eso no lo diría ni bajo tortura, lástima que ese contacto apenas duro un par de segundos

Esta varita joven Sabaku No, ha pasado de generación a generación en la espera de un dueño adecuado para ella, no se mucho de ella porque esta varita fue entregada a nosotros desde hace tanto tiempo, solo sé que un mago normal no podría portarla. El hombre había llegado con una cajita mucho más polvorienta, una vez que el hombre le quito el polvo me di cuenta que no era de cartón como todas las demás, sino que esta parecía ser el estuche de alguna joya cara, era alargada, cuando la saco era estilizada, tenía un diseño de un dragón en la parte inferior.

Madera de enebro milenario del desierto oriental, y sé que el núcleo es de escamas del dragón oriental, generalmente cuando se usan las escamas en los núcleos de varitas estas son mucho más útiles en los hechizos defensivos pero también tiene garras del mismo dragón, proporcionándole mejor eficacia en los hechizos de duelo. Dejo de oírle hablar en algún punto de la explicación, incluso Tanuki parecía deseoso de poderla tocarla y eso era extraño. La varita está diseñada domar y moldear grandes y excesivas cantidades de poder. La agarro apenas el hombre la acerca, la arena que tenía en el cuerpo se acercó a la varita de manera sutil, acercándose y adaptándose, la siento entre mis dedos y siento el poder de hacer muchísimas más cosas, entonces una luz brillante y dorada ilumina por largos segundos el lugar para irse evaporando con pequeñas chispas de luz, tanto Tanuki como yo habíamos aceptado la varita. Algunos minutos después estábamos fuera del establecimiento con una nueva varita.

Tengo la sensación de que su poder será su gran problema, si bien las varitas sirven para canalizar la magia de los magos, me temo que en una persona con un poder mayor como el que tiene usted, podrá tener efectos no deseados a la hora de realizar los hechizos, deberé darme a la tarea de enseñarle a que usted canalice menor cantidad de poder a su varita, sin esperar a que su varita haga el trabajo porque los resultados de no hacerlo podrá resultar en lo que paso en la tienda. El hombre parecía mas pensativo de lo normal y eso solo aumentaba la extraña sensación que estaba en mi estómago.


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