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Un Paraíso Infernal. por Thamal

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Los rayos del sol lograban colarse por las ventanas, el cielo despejado daba señales de un nuevo y maravilloso día en Shin Makoku en donde los guardias ya se encontraban haciendo su labor al rededor del castillo y las sirvientas comenzaba a preparar el desayuno para su rey el cual aun permanecía en la habitación real.


 


Yuuri, quien había despertado ya hacía unos minutos se encontraba contemplando la belleza de aquel angelical demonio rubio que tenia como esposo. El ojiesmeralda dormía plácidamente y se encontraba acurrucado entre los brazos del moreno que sutilmente iba dejando caricias en los risos dorados de su amado consorte como en el vientre de este.


 


En su rostro se dibuja una pequeña y dulce sonrisa mientras que sus pensamientos viajaban por sus recuerdos, aun recordaba como si hubiera sido ayer el día en que todo cambio entre ese par, el día en donde un deseo carnal apareció dejando paso a una triste tormenta que desato el gran amor que hoy en día se tenían la pareja real.


 


Todos, incluso el orgulloso Mazoku habían perdido las esperanza de que el rey sintiera algo mas que una simple amistad por el demonio. Wolfram se había rendido pero, fácil era decirlo y difícil hacerlo, mas cuando el moreno era la gran debilidad del rubio.


 


Yuuri por ese entonces no podía sentir nada mas que una amistad, el aseguraba una y mil veces que solo le gustaban las mujeres, y que Wolf era tan solo uno de sus mejores amigos.


 


Pensado con calma estaba seguro que eso tan solo era una vil mentira para no aceptar sus sentimientos, no es que le gustaran los hombre, simplemente le gustaba Wolfram, lo amaba. Y por no haberlo aceptado había lastimado de la peor manera posible a su amado, por suerte para el siempre hay un final feliz en cada historia y con el paso de los años se había encargado de cambiar todos aquellos malos recuerdos que ahora se revivían en su mente.
 
 
 


 


Shin Makoku - Tres años atras.
 
 
 


 


Papeleo tras papeleo y su mente ya daba vueltas, todas esas letras comenzaban a marearle luego de pasar todo el día encerrado en su despacho trabajando bajo la dura mirada del general Gwendal que parecía estallar cada vez que el moreno intentaba escapar o poner alguna escusa para descansar un poco.


 


Tenía trabajo atrasado, en su escritorio habían unas tres altas filas de papeles que aun debía de leer y firmar. Cartas que escribir a diferentes reinos y algunos que otros papeles que en verdad no sabía que hacer con ellos y tampoco le interesaba saber por el momento. ¡Solo quería tumbarse en su cama y dormir!


 


Cada minuto se hacía eterno, su vista ya estaba borrosa y aunque la enfocara las letras parecían moverse, como si estuvieran formando un baile encima del papel. Podía jurar que la letra "E" estaba bailando con la "A" y que la "U" se podía celosa mientras bailaba con la letra "O", y ni hablar de las demás letras que parecían estar formando el típico trencito de las fiestas.


 


Dejo la pluma en el tintero y comenzó a darse pequeños golpecitos en sus mejillas con las palmas de su manos, necesitaba descansar cuanto antes o terminaría viendo cosas irreales sobre el papel.


 


La fuerte voz de Gwendal resonó en la habitación, un fuerte grito de "Continué con el trabajo" había sido mas que suficiente para que Yuuri tomara nuevamente la pluma y volviera a firmar los papeles, por suerte el baile entre las letras había terminado.


 


El sol había desaparecido por completo dejando a una hermosa luna redonda en lo alto del oscuro cielo, seguramente ya eran pasado la medía noche y la filas en su escritorio no desaparecían.


 


Una o quizás tres horas habían pasado, el moreno se encontraba cabeceando mientras su mano continuaba firmando papeles que ya ni siquiera veía con claridad, el solo sabía que debía poner su firma en el espacio en blanco y eso hacía ya que el cansancio no le daba para mas.


 


Unos minutos mas y Yuuri terminaría muriendo sobre el escritorio, estaba apunto de hacerlo y caer dormido pero el fuerte sonido de las puerta azotándose contra la pared logro despertarlo y por el susto su mente se despejo prestando atención a la hermosa mujer pelirroja que había irrumpido en el despacho.


 


— ¡Gwendal! — El nombrado se encontraba congelado, su rostro demostraba el miedo que sentía de tan solo escuchar su nombre ser prenunciado por quien era su amiga de la infanta, nada bueno le podía esperar y mas sabiendo que siempre le buscaba por una única razón. — No pensaba que aun siguieras trabajando, requiero tu ayuda para uno de mis nuevos experimentos.


 


—¡A-Anissina! No puedes interrumpir de esa manera, aun estamos trabajando. — Hablo el general.


 


— Oh... ¡Majestad! Que bueno que haya regresado, ahora que esta aquí podre utilizar a Gwendal sin que se oponga. — Yuuri había regresado a la Tierra por una semana lo que en Shin Makoku era al rededor de un mes, para la inventora aquello significaba escusas y mas escusas de su amigo de la infancia que siempre terminaba huyendo y rehusándose a ayudarla ya que debía de hacer el trabajo del rey en su ausencia.


 


— ¡No tienes escusas Gwendal! — Exclamo posando ambas manos en su cintura y dando pasos hacía el nombrado mientras este mantenía el miedo reflejado en su rostro. La pelirroja nunca entendería el porque se esa expresión.


 


Yuuri, quien se encontraba observando todo en silencio decidió que era el momento adecuado para escapar. Con paso lento pero firmen aprovecho la distracción del general y cruzo el marco de la puerta comenzando a correr por el largo pasillo rumbo a su habitación. ¡Había escapado! Ahora podía lanzarse a la cama y dormir hasta que el sol volviera a salir.


 


Su felicidad no podía ser mas grande, había dejado a la pareja de amigos discutiendo sabiendo de sobra que la inventora terminaría utilizando a Gwendal de conejillo de india así que ya nadie podía oponerse a que durmiera.


 


Su corretear se había detenido y continuo con una caminata hasta detenerse frente a la puerta de su habitación, lo había olvidado por completo pero aun quedaba alguien que le impediría el poder descansar. Wolfram Von Bielefeld, su prometido.


 


Apenas había llegado en la mañana y el rubio se encontraba como una fiera haciéndole preguntas de porque había tardado tanto o que había estado haciendo y con quien, para su suerte y a la vez mala suerte, el mayor de los tres hermanos le había encerrado en el despacho y pudo evitar durante todo el día al rubio pero sabía de sobra que una vez cruzara las puerta de su habitación la fierra le saltaría encima pidiendo explicaciones como era costumbre luego de cada regreso de la Tierra.


 


Era cansador tener que dar explicaciones y tener que soportar los celos de su amigo, porque para Yuuri eso era Wolfram, tan solo un amigo. Por mas compromiso que hubiera entre ellos tan solo había sido un error, para Yuuri tan solo había sentimientos de amistad o eso se repetía una y mil veces, después de todo a el le gustaban las mujeres. Y aunque sabía vagamente lo que su amigo sentía por el prefería ignorarlo y no pensar demasiado en ello.


 


Suspiro y abrió lentamente la puerta sin que esta hiciera ruido, esperaba que el Mazoku estuviera dormido y si era así no quería despertarlo. Metió la cabeza observando la oscura habitación apenas iluminada por unas velas y sonrió victorioso al ver que el rubio no se encontraba por los alrededores, llevo su vista hacia la cama y allí estaba.


 


Sus negros ojos se abrieron como platos al ver la escena que el rubio protagonizaba, no sabía si salir corriendo o salir corriendo. No podía hacer otra cosa. ¡Debía salir corriendo de allí! Pero sus pies estaban clavados sobre el suelo y sus ojos no se apartaban de aquella belleza.


 


Wolfram, que se encontraba recostado en la cama boca arriba estaba con su camisón rosa levantado por encima de su pecho, sus piernas entre abiertas y con su mano entremedio. ¡Si! Se estaba masturbando y Yuuri le había descubierto en pleno acto, era una escena que no podía dejar de mirar y no sabía el porque.


 


La respiración del Mazoku salia entrecortada de sus húmedos labios entreabiertos, su mano se movía rápidamente subiendo y bajando por lo largo de su miembro que pronto llego al orgasmo, no era algo que le gustara mirar pero sus ojos negros ni siquiera parpadeaban con tal de no perderse ningún detalle.


 


Wolfram por su parte se encontraba en un mundo completamente diferente, un mundo de placer al cual no desea recurrirse pero sin querer había terminado metido en el.


 


Había pasado todo el día entrenando a sus soldados, desquitándose con ellos todo el enojo que traía encima. Yuuri había regresado luego de un mes y no le había dado explicación alguna de lo que había estado haciendo, no quería pensar mal pero la idea de un engaño rondaba en su mente como de costumbre y su prometido se había pasado el día encerrado en su despacho sin poder obtener explicación alguna, debía confiar en ese enclenque pero eso mismo es lo que era, ¡Un enclenque! Un debilucho que confiaba en todo el mundo y no sabía que clases de cosas hacía en ese mundo llamado Tierra.


 


Al finalizar con el entrenamientos los soldados bajo su mando parecían cadáveres, desparramados por el suelo y con dificultades para respirar. Su capitán les había hecho correr mas de mil vueltas al rededor del castillo, mas de dos mil flexiones, lagartijas y muchos mas ejercicios que terminaron dejando a los pobres soldados deseando la hora de su muerte para poder descansar.


 


— ¡Descansen! Nos vemos mañana para mas. — ¡¿MAS?! ¿Es que acaso el ex príncipe no tenia piedad alguna? No, claro que la tenia y mas estando enojado. Sabían de sobra como era su capitán y por mas duro que fuera le admiraban por muchas razones. Con sus ultimas fuerzas los soldados se levantaron y se despidieron marchándose al merecido descanso.


 


El ex príncipe que se encontraba completamente renovado luego de descargar su ira, se puso en marcha hacía los establos para terminar con su día de trabajo como siempre hacía. Alimentar a su caballo era algo que solo el podía hacer puesto que el animal no aceptaba nada que no proviniera de su dueño.


 


No tardo nada en llegar y ver lo nunca antes pensado, su hermano Conrad junto a Gurrier Yozak el espía del reino.


 


Ambos amigos se encontraban centrados en su propio mundo, Conrad acorralado contra la pared de madera y Yozak, quien acorralaba al castaño se mantenía sujetando a su amigo de las caderas mientras movía las propias hacía delante y atrás. No podía creerlo pero allí estaba, su hermano estaba teniendo sexo con el espía.


 


Conrad mantenía su espalda contra la pared, sus brazos alrededor del cuello ajeno y sus piernas estaban abrazando la cintura del pelinaranja mientras este ultimo le sujetaba con firmeza. Sus jadeos entremezclados con gemidos se podían escuchar con claridad si se le prestaba la debía atención, cosa que en esos momentos Wolfram hacía sin siquiera quererlo.


 


Estaba en shock, congelado y sin saber como salir corriendo y olvidar lo que estaba viendo.


 


Las respiraciones entrecortadas de los amigos invadían el lugar, el leve sonido de sus cuerpos al unirse fue interrumpido por la voz del castaño que había logrado ver a su pequeño hermano.


 


— Wolf... ram.. — Susurro en obvia sorpresa al ver al rubio. Yozak quien no había detenido sus movimientos observo de reojo al ojiesmeralda que no tardo en salir corriendo y huir lo mas rápido posible hacía el castillo.


 


— Tendremos que ocuparnos de alimentar al caballo de su excelencia. — Fue lo único que dijo Yozak quien tenia formada una sonrisa en su rostro por lo divertido que le resultaba lo sucedido. Conrad por su parte no sabía con que cara mirar a su hermano cuando lo viera, había visto una parte de el que nunca hubiera querido mostrarle a su pequeño Wolf.


 


Horrorizado y aun en shock el ex príncipe azoto la puerta al cerrar esta, había logrado llegar a la habitación sin pensar demasiado en lo que había visto pero ahora que se encontraba en calma aquella escena no dejaba de rondar en su mente.


 


Ver a su hermano haciendo tal cosa era lo que menos deseaba ver en su larga vida, nunca lo hubiera imagino y solo quería borrar eso de sus recuerdos. Negando fuertemente con su cabeza lograr dispersar esos recuerdo y se mantuvo distrayendo a su mente durante el resto de la noche, o al menos eso intentaba hacer.


 


Luego de la cena y de evitar a toda costa el contacto visual con su hermano, regreso a la habitación en donde se despojo de sus prenda y se coloco aquel camisón rosa que siempre usaba para dormir. Se tumbo en la cama dispuesto a cerrar sus ojos y caer dormido sabiendo que Yuuri no volvería hasta altas horas de la noche puesto que su hermano mayor lo había arrastrado hacía el despacho nuevamente y había ordeno no molestarles.


 


Apenas cerro sus ojos su cuerpo comenzó a relajarse al igual que su mente, esta no tardo en recordar y repetir una y otra vez aquella escena de sexo que había visto por error y aunque lo intentara no podía dispersar otra vez esos recuerdos.


 


Ah, cada vez que cerraba sus ojos ahí estaba su hermano Conrad y el espía Yozak. Su mente repetía con claridad los sonidos que ambos hacían, pero quizás para su buena suerte, o mala, sus pensamientos se fueron distorsionando y de un momento a otro los protagonistas cambiaron. Sus recuerdos se habían vueltos una fantasía en donde el moreno le hacía el amor sin pudor alguno en el establo.


 


No podía evitarlo y quizás esa fantasía era la única manera de no recordar a su hermano en tal escena. Poco a poco su cuerpo se iba calentando al imaginar como Yuuri besaba cada parte de su cuerpo, eso lograba excitarle sin mucho esfuerzo, realmente lo deseaba.


 


Para el no había duda, amaba a Yuuri y le deseaba. Si bien en un principio no le agradaba en lo mas mínimo el nuevo rey, con el tiempo logro enamorarse de el al conocerle mejor, a esas alturas no había nada de Yuuri que no le gustaba, simplemente le gustaba todo. Lo amaba pero sabía que sus sentimientos no eran correspondidos, muchas veces le había dicho y demostrado el amor que le tenia pero simplemente era ignorado, llamado amigo y nada avanzaba entre ellos. Por mas esfuerzo que pusiera en seducirlo nada funcionaba.


 


Ya desde hacía algún tiempo Wolfram había comenzado con un plan llamado; ¡Seduce al rey! Ideado por la ex reina que no perdía las esperanza de una futura boda entre el rey y su hijo menor.


 


Luego de cada baño Wolfram salia solamente con una toalla tapando lo necesario, posaba de lo mas sexy mientras hacía a un lado sus mojados cabellos. A la hora de dormir, "Inconscientemente" terminaba pegando su cuerpo contra el del moreno, lo abraza y dormía en pose provocativas que seguramente provocarían un derrame nasal en cualquiera que lo viera pero... ¡Nada! Ese enclenque no hacía nada, simplemente lo ignoraba y le hablaba de cosas triviales o de Béisbol.


 


No había duda, era un verdadero enclenque. ¡El rey de los enclenques!


 


Pero haciendo a un lado esos pensamientos y volviendo a lo que estaba, Wolfram se encontraba sumergido en ese pequeño mundo al cual nunca recurría, no le gustaba para nada la idea de auto satisfacerte pero sin desearlo allí estaba.


 


Las fina prenda que vestía había sido subida dejando al descubierto su bien formado torso, su mano se entremetió en su ropa interior y dejando al descubierto su ya erecto miembro comenzó con suaves caricias que poco a poco se fueron volviendo vaivenes de placer. Su respiración se iba entrecortando y mientras su mente se mantenía presa de sus fantasías de entre sus labios se lograba escuchar algún que otro jadeo y el nombre de su amado entre medio.


 


Aumentando la velocidad de esos vaivenes que terminaron por hacerle llegar al orgasmo, sus ojos que se mantenían cerrados comenzaron a abrirse y su cuerpo a incorporarse sentándose en la cama, miro su mano manchada dispuesto a limpiarse lo mas rápido posible pero en aquel momento en donde intento levantarse sus ojos nuevamente vieron algo impensable.


 


Comenzaba a preguntarse si ese día todos en el castillo habían visto alguna escena de sexo que jamas hubieran deseado ver.


 


— Ah... Yo-yo.. ¡Perdón! — Cualquiera que anduviera por el pasillo podía decir que había un tomate corriendo con gran rapidez. Pero no. Era el rey que se encontraba tan rojo como un tomate, lo que había visto mas el ser descubierto mirrado tal escena era algo sumamente vergonzoso.


 


No sabía como encarar a Wolfram el día siguiente luego de haberle visto haciendo tal cosa, pero en esos momentos solo le importaba lo que había crecido entre sus piernas. No podía creerlo pero ahí estaba, lo podía sentirlo a la perfección. ¡Tenia un erección! ¡Había tenido una erección a causa de un hombre!


 


Pero no era el único tomate andante, en la habitación que el joven rey había abandonado se encontraba el ex príncipe completamente rojo y muriendo de la vergüenza. Sin duda alguna ese no era su mejor día, Yuuri le había visto haciendo aquello tan vergonzoso y... ¡Seguramente lo había escuchado! No sabía donde meterse, quería desaparecer, cavar su propia tumba y morir antes de tener que volver a ver al pelinegro. Pero para su mala suerte no podía hacer eso.


 


Una vez el color rojizo desapareció de su rostro lo primero en hacer fue limpiarse y cambiar nuevamente de ropa, un nuevo camisón el cual no estuviera bañado en sudor. Nuevamente se recostó en la cama pero el sonido de la puerta abriéndose le puso en alerta y giro su rostro de inmediato observando a la persona que ingresaba.


 


El verde de sus ojos se clavo sobre aquellos negro ojos que al igual que los propios se mantenían observándole fijamente.
 
 
Continuara... 
Notas finales:

¿Por que regreso Yuuri a la habitación. Lo que vio lograra despertar algo mas que una erección?

¿Que pasara con Gwendal en manos de Anissina?

¡¿Cual sera el nuevo invento de la pelirroja?!

¿Conrad y Yozak abran alimentado al caballo de Wolfram?

Todo eso y mucho mas en el próximo capitulo. Okya :'v No sabía como despedir así que... ¡Nos leemos en la próxima!

 

Si les gusto un Reviews se agradece, comentarios y sujerecian son tomados en cuentas ya que siempre ayudan a mejorar.

¡Un besito y Pai Pai!


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