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Artificial por ReveursAiles

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Gackt apuntó con un dedo hacía un extremo del salón lleno de invitados, como si hubiera visto algo y yo debiera verlo también. Siguiendo la dirección de su dedo me volteé en busca de lo que apuntaba, pero antes de que pudiera divisar cualquier objeto o persona, Gackt se acerco a mí y besó mi mejilla lentamente mientras envolvía mi cintura con sus manos.


Me tensé.


Aquello era demasiado.


No quería sus besos, estaba cansado y hasta asustado de sus reiterados intentos por besarme.


Me volteé para encararlo, con toda mi furia visible en mis ojos, pero allí estaba su rostro muy cerca del mío, sus ojos observando mis labios, sus labios aproximándose a los míos y sus manos sujetándome fuertemente contra su cuerpo.


- Detente…- le dije enojado y algo asustado al no poder liberarme de la fuerza de sus brazos.

El fuerte olor a licor de su aliento embargo mi nariz y mi cabeza.


Me besaría. Estaba tan cerca que no pasarían un par de segundos antes de que sintiera sus labios en los míos.
“No, no quiero” “Suéltame” pensaba mientras intentaba alejarme de él.

Gracias a una buena reacción logré interponer mi brazo entre su hombro y el mío, marcando algo más de distancia entre nuestros rostros.


- ¡Gackt-chan déjame! – grité fuerte, todas las personas que nos rodeaban en el evento, se voltearon a mirarnos, sentí el sonido de las cámaras, los susurros de los periodistas y las expresiones de impresión de algunas chicas. – Suéltame. – volví a decirle enfurecido, él sabía que yo me veía enojado realmente, Gackt por su lado no dejaba de sonreír perdido en su ebriedad.


- Haz que te suelte… - susurró lo más cerca de mis labios que podía.


Mi brazo impedía su beso forzoso. Y fue gracias a ese mismo brazo que nos separaba, que logre empujarlo con toda la fuerza de la que fui capaz.


Su cuerpo casi cae hacia atrás, pero aun ebrio logró mantener el equilibrio, yo aproveché para huir de allí.
Le di la espalda y caminé a toda prisa entre la gente, buscando alejarme, pero todos continuaban observando la escena de Gackt y no a mí. Fue entonces cuando comprendí que algo sucedía allí que llamaba más la atención.


Me volteé y entonces vi a Gackt no tan lejos de mi posición, frente a él, el cuerpo fuerte de Sakura deteniéndole el paso hacia mí. No podía ver la mirada de Sakura, tampoco podía escuchar lo que ellos se decían pero por su posición y la tensión de su cuerpo, estaba a segundos de golpear a Gackt.


“No, no, no, apártate” supliqué en mis pensamientos.
No quería que Gackt lo golpeara, no quería que las fotos capturaran nuevamente ese perfil rudo de Sakura, poniendo en peligro su reputación y su trabajo. No quería un escándalo que nos envolviera a ambos obligándonos a mantener nuevamente distancia.


Odié a Gackt por la situación que había causado.


Odié a Sakura por ser impulsivo e involucrarse. Pero en el fondo le estaba agradecido.


El había sido testigo de las 20 llamadas diarias que Gackt dejaba en mi móvil todos los días. El había visto, como iba en reiteradas ocasiones a mi casa y esperaba horas tras la puerta esperando que yo saliera y poder verme aunque sea unos segundos. El sabía el miedo que le tenía a su psicópata personalidad y no dudaba en arriesgar su trabajo, su reputación y sus esfuerzos por defenderme. Por más idiota que fuera, no podía enfadarme con él.
El manager de Gackt se involucró en el asunto y junto con un par de personas más lograron separarlos, Sakura recuperó la compostura, se volteó y observándome de reojo se alejó, lejos de la multitud, lejos de Gackt, lejos de mí.


La atención se volteó a mí y entonces yo también tomé mi camino, lejos de todo.

 



- ¡Te estoy diciendo J que necesito que busques cada una de esas fotos y logres que el chisme desaparezca!
- ¿Hyde olvidas que no es un chisme? ¡Es algo que sucedió, lograr que no sea el tema de los periódicos de mañana será casi imposible! Deja que hablen, siempre puedes decir la verdad…


- No, no, claro que no… las fans de Gackt van a odiar a Sakura, no hace falta que más personas lo odien, por favor, eres mi manager debes poder hacer algo al respecto…- le supliqué dejando ver el dolor y el miedo en mis ojos, necesitaba que hiciera algo… lo que fuera para impedir que Sakura no saliera dañado de esto.


- Está bien. Compraré las fotografías, moveré mis contactos, hablaré con los testigos, pero no te aseguro nada.


- Por favor J necesito que esto se quede allí… por favor… haré lo que sea.


- Bien, si tanto estas dispuesto a hacer lo que sea, ponte en contacto con Gackt y pídele que también niegue lo que ocurrió.


Oh… aquello sería molesto… tal vez me pida algo a cambio…


Lo pensé durante unos momentos… por Sakura debía hacerlo.


- Está bien… - le dije a J.- Está bien... - volví a repetir, esta vez para mí.

Tomé el móvil y llamé a Gackt, dos pitidos bastaron para que su voz se oyera desde el otro lado de la línea.
- Hyde, ¿A qué debo tu llamada? – dijo ronco aun ebrio.
- ¿No piensas pedir perdón? Tu estupidez hará un escándalo el día de mañana.- le recriminé, sonando furioso.


- Aun no me recupero del todo, creo que sí se me ha pasado la mano, pero no me arrepiento de nada, sólo de no haber golpeado al idiota de tu ex baterista, dime algo ¿Son novios? ¿Realmente eran una pareja homosexual? – preguntó en un tono curioso, molesto y celoso.


- Sólo somos amigos Gackt-chan, te estabas comportando como un idiota, no puedes culpar a un amigo por querer defenderme.- iba a hacer todo lo posible por sonar indignado, tal vez así lograría que Gackt usará la razón para comprender lo que había hecho y no intentara ser un imbécil pidiendo algo a cambio de su silencio.


- Solo intenté besarte, no entiendo porque tanto escándalo…


- Porque me forzabas idiota... parecías un abusivo.
- Bueno aquello no hubiera ocurrido si me hubieras devuelto el beso.


- Eres mi amigo Gackt-chan, no quiero besarte.
- Entonces ¿Por qué me coqueteaste tanto tiempo? Durante todo el rodaje me conquistaste, ahora no puedo dejar de pensar de ti, ¡es lógico que quiera besarte!


Ahí estaba otra vez el idiota de Gackt, creyendo que era el centro del mundo, convencido de que todo lo que yo hacía era buscando obtener algo de su atención. Era deplorable ver lo que le podía hacer un poco de fama al ego de un idiota.


- ¡Me mal interpretaste siempre y no es lógico bajo ningún contexto que intentes besarme a la fuerza! – poco a poco me estaba alterando. Razonar con Gackt era difícil y agotador. J me observaba desde el otro lado de la sala, indicándome con un gesto de sus manos que fuera directo y le dijera a Gackt la razón de mi llamada.


- Bueno, si para lo que llamaste es para exigirme disculpas, no lo haré por qué no me arrepiento de nada más que de no lograr besarte- idiota. Suspiré. Había llegado el momento…


- Te estoy llamando por otra razón.


- ¿Qué es?


- Necesito que protejas a Sakura. – Se escuchó un silencio desde el otro lado. Esto iba a ser difícil.



Decidí embriagarme antes de dirigirme a la casa de Gackt-chan, iba a ir lo más anestesiado posible para luego no recordar nada.


No me perdonaría a mi mismo aquello, aunque la persona más importante para mí me lo perdonara, las huellas que Gackt dejaría en mi piel, jamás me dejarían del todo.

No estaba psicológicamente preparado para lo que venía.

Gackt había cedido a esconder y negar todo lo que había sucedido, con la condición de que yo estuviera una noche con él, esa noche.


El me quería a mí. Aunque fuera una vez.


También había prometido que sería nuestro secreto.

Pero aquello no me importaba, mi piel me recordaría que había sido suyo una noche y aquello me pesaría siempre.
Bebí una botella de vino completa, estando seguro que eso sería suficiente para borrarme por unas cuantas horas, llamé un taxi y con dificultad caminé hacía él cuando éste llego.


Camino a casa de Gackt intenté distraerme con el paisaje que me ofrecía el largo camino hasta su casa, pero estaba tan nervioso, que solo quería que el día acabara rápido y con él toda aquella situación. Apreté mis manos con los nervios consumiéndome.


Estaba tan nervioso, que el efecto del alcohol pareció evaporarse y yo estaba más alerta que nunca. Quería llorar.


Al llegar a la casa, le pedí al taxi esperar un par de horas prometiéndole una cantidad exagerada de dinero, quería tener un seguro de huída para no tener que permanecer allí más tiempo del necesario.


Mientras me bajaba del taxi y caminaba hasta la puerta de la casa, sentí mis piernas temblar, estaba demasiado asustado.


“¿Esto sería abuso no?” Pensaba mientras caminaba hacia él. Tal vez debí decirle a J lo que Gackt quería a cambio, en vez de sólo decirle que él iba a ayudarnos. Pero ya era demasiado tarde. Toqué el timbre.


“Cálmate, solo serán unos minutos y nos marcharemos” le repetí una y otra vez a mi mente.


La puerta se abrió y tras ella el cuerpo alto de Gackt, desnudo con tan solo una toalla cubriéndole.


Tragué saliva. Bien, esto sería más rápido de lo que creí.


- Pasa y quítate la ropa, estoy demasiado ansioso para una charla previa. – susurró ronco, al parecer ya excitado. Pero había algo raro en él, su voz sonaba algo arrastrada y parecía que le costaba mantener el equilibrio.


- Vaya, pensé que al menos eras más cariñoso.-le dije en broma junto con una carcajada amarga, en verdad me aliviaba que no tuviera que soportar demasiadas caricias previas.


El desapareció, mientras yo me quitaba la ropa, observé mis manos un segundo... no me sentía para nada excitado para tener sexo… al contrario sentía frío y no sólo físicamente.


Cuando me quedaba tan solo la ropa interior puesta apareció Gackt tambaleándose y afirmándose para mantener el equilibrio. Ahora lo comprendía, estaba nuevamente ebrio.


Sentí miedo.


El era más bien violento al estar ebrio.


Pasó junto a mí y se sentó en el gran sofá. Palmeó el lugar junto a él, indicándome que me sentara allí. Obedecí.
Me sentía más delgado de lo normal, más débil, más pequeño.


En cuanto mi cuerpo estuvo a su alcance comenzó a besar mi cuello y mis hombros, sus manos acariciaron mi estomago y mi entrepierna, sus besos eran sonoros y babosos, yo suspiré, sentía que su toque dolía.


Quitó la toalla que le cubría de un tirón, mientras me acostaba y se acomodaba entre mis piernas para continuar besándome, observé su entrepierna y me espanté.


¿Qué rayos tenía ahí?


Parecían perforaciones… se veía horroroso, dolería, por dios que dolería.


- Cierra los ojos, quiero que disfrutes…- susurró ebrio y algo juguetón mordiendo mi piel mientras dejaba un camino de besos en dirección a mi pecho.


Hice lo que indicó, cerré los ojos.


“Imagina que no es Gackt, imagina que son las manos de él… él, que tanto quieres, no Gackt…” me dije, sin embargo era difícil hacer aquello, el olor que emanaba del cuerpo de Gackt era distinto, la textura de sus labios era muy diferente, la forma de besar ni siquiera se asemejaba y la entrepierna que rosaba a ratos mi piel se sentía extraña.
Mientras Gackt besaba mi estomago se quedo quieto, por bastantes segundos, sentía de la misma forma sus manos quietas sobre mi cuerpo, abrí mis ojos extrañado y observé el cuerpo de Gackt cargando su peso sobre el mío.


- ¿Qué… que pasa? – Pregunte nervioso.


Los segundos pasaron, no hubo respuesta.


- ¿Gackt-chan? – pregunté alarmado - ¿Estás muerto?- volví a preguntar ahora más alarmado. Observé el cuerpo de Gackt que estaba sobre mí, se movía ligeramente, al menos respiraba.


Me acomodé para observar su cabeza, su boca abierta y sus ojos cerrados me indicaron que estaba dormido, por no decir en coma.


“No es posible” me dije a mi mismo riendo, feliz y aun sin creerlo.


Así que no pasaría nada esta noche… bien, estaba ebrio, al punto de caer en coma, así que podía hacerle creer que sucedió algo.


Estaba seguro de que no lo recordaría.


Retiré su cuerpo con cuidado de no despertarlo y me vestí rápidamente.


Necesitaba reaccionar rápido para huir antes de que despertara.


Busqué un lápiz y una hoja y le dejé una nota antes de marcharme:

Gackt, espero que recuerdes tus promesas.
1. Jamás le dirás a nadie sobre esto.
2. Jamás volverás a pedírmelo.
3. Jamás dirás nada sobre Sakura.
Gracias por la noche, no estuvo tan mal…
Adiós.

Suspiré ya seguro en el taxi.


Aun estaba incrédulo, todo había acabado y no había sucedió realmente demasiado….


“Que cerca estuve…” pensé recordando sus besos por mi cuerpo, me sentí algo asqueado. Pero ya llegaría a casa y él borraría con sus besos las huellas de Gackt.



Al llegar abrí la puerta de nuestro departamento, todas las luces estaban apagadas, eran las 2 de la mañana y considerando lo sucedido, dudaba que él estuviera dormido.


En la oscuridad me dirigí a la cocina y bebí un poco de agua. Aun me sentía nervioso, aun no asumía que ya todo había acabado.


Había sido una noche de locos.

Fui al baño antes de atreverme a ver si él estaba dormido en la habitación.


Me sentía infiel.


Me sentía sucio.


Me sentía un idiota.


Necesitaba de él, necesitaba que él me besara, que él me recordara que mi corazón le pertenecía tanto como mi cuerpo.


Tomé una ducha para relajarme, y lavé casi con violencia mi piel quitando los rostros de la saliva de Gackt. Luego lavé mis dientes durante muchos minutos, hasta sentir mi boca dormida.


Me observé frente al espejo.


“Todo está bien” me dije con una sonrisa, ya no había que preocuparse de nada. Poco a poco la tensión me abandonaba.


Salí de la ducha y con la bata puesta me dirigí a la habitación en silencio, tal vez él estaría dormido.


Al entrar en la habitación vi la silueta de Sakura sentada en la cama, a los pies de ésta. Su cabeza observando el suelo, sus hombros parecían llevar un gran peso sobre ellos.


Mi Sakura… debía estar preocupado.


Caminé despacio hacia él, me sentí invadido por una gran tranquilidad al tenerlo por fin cerca de mí.


Era difícil nuestra relación, siempre debíamos aparentar distancia, ni siquiera amistad, prácticamente solo éramos conocidos para el resto, pero en estos momentos, en las noches, en los minutos en que podíamos respirar uno junto al otro, solo allí éramos nosotros mismos, transparentes, reales, amigos, amigos que se pertenecían.
Cuando estuve frente a él lo abrace, mientras él estaba sentado y yo de pie. Su cabeza se refugió en mi estomago y sus brazos me envolvieron buscando algo de mi calor.
Acaricié su cabello, mientras sentía sus manos aferrarse con fuerza a mi bata. Me necesitaba, tanto como yo a él.


- Lo siento…- susurró aun escondiendo el rostro en mi estomago.


- ¿Por qué? – le pregunté en tono dulce, sabía su respuesta, pero siempre prefería dejarlo explicarse, a veces me sorprendía.


- Por ser impulsivo, pensé… pensé que no volverías… - sentí sus hombros temblar un poco, tal vez sintió un escalofrió. Eso sólo me dejaba en claro como se sentía. – Pensé que estabas enfadado porque me entrometí y no volverías aquí esta noche o tal vez jamás… pensé… pensé que no ibas a querer saber nada más de mí por involucrarte en escándalos nuevamente… por poner en juego tu trabajo, por arriesgar tu reputación, por crearte problemas siempre, por…- poco a poco su voz se apagaba, sonaba tan lleno de dolor que sentí mi corazón angustiarse… Sakura siempre sentía culpa por todo lo pasado.


- Shhh… está bien… está todo bien Ya-chan, estoy aquí y no me iré, nada volverá a suceder como aquella vez, me quedaré contigo pase lo que pase… - Alejé su rostro de mí y limpie un par de lagrimas de su húmedo rostro, había muy poca luz, pero aquello sólo hacía más reconfortante el momento. Más perfecto.


- ¿Por qué te tardaste tanto? Han sido horas largas…- Me reprochó mientras frotaba sus ojos con sus manos.


- Estaba arreglando un par de asuntos… - le susurré en el oído, luego me aproximé a sus labios y lo besé mirándolo a los ojos.


Un beso lento, suave, sentí su lengua algo tímida, se sentía siempre así luego de llorar.


Él cerró los ojos disfrutando de nuestro beso y yo tomé su rostro entre mis manos para profundizarlo, insistí más con mi lengua, buscando más de él y más de mí en aquel beso.


Nos separamos lentamente, el corto con su dedo un hilo de saliva que nos unió y yo me reí despacio. Siempre sucedía eso, éramos un par de babosos.


- Estaba asustado…- me dijo aliviado mirándome a los ojos. Le sonreí para indicarle nuevamente que todo estaba bien.


Me subí sobre él, sentándome de frente sobre su cuerpo ya sentado en la cama, mis piernas le rodearon y abracé su cuello con mis brazos, besé la punta de su nariz aun húmeda por las lágrimas.


- ¿Qué pasará mañana? – preguntó serio, disfrutando del tacto de nuestras narices. Sentí su aliento, su olor, todo de él me reconfortaba.


- Ya no te preocupes por nada, todo está bajo control.- le sonreí tiernamente buscando tranquilizarlo, pero sus ojos estaban curiosos, por lo que decidí contarle lo necesario.- J se encargará de todo, ya arreglamos lo necesario, descuida… nada sucederá y si sucede hasta Gackt lo negará… descuida Ya-chan, descuida…- le repetí al observar su rostro preocupado.


- No vuelvas a acercarte a ese tipo… - dijo algo molesto, mientras sus manos me acariciaban bajo la bata. – No quiero que nadie te fuerce a nada… nunca.


- Lo sé…- le susurré feliz.


Aquellas palabras eran tan de él, siempre cuidándome, siempre consintiéndome.


Nos sonreímos mirándonos a los ojos y con aquella conexión que nunca se desvanecía ambos cerramos los ojos al mismo tiempo y nos besamos, ésta vez el beso pedía más y las manos de Sakura no dejaban de tocar mis piernas bajo la bata.


Me excitaba él, su olor, su tacto, la textura de sus labios, la humedad de su lengua, su voz, sus palabras, sus jadeos, sus movimientos. Sakura era sagrado para mí, el único con quien podía sentir amor y deseo a niveles equilibrados.


Quitó mi bata y la dejó caer por mis hombros.


- Eres más sexy que cualquier mujer…- susurró antes de morder su labio inferior.


- Espero que eso haga que no vuelvas a recurrir a ellas… - le dije celoso mientras empujaba su cuerpo para que se recostara en la cama. El sólo reía… ya aliviado, todo había pasado, toda la tensión desaparecía de su cuerpo como del mío. Sólo nos quedaba disfrutar de nuestra entrega.


El se quitó los zapatos mientras yo desabrochaba su pantalón, luego quitó su playera mientras yo bajaba toda la ropa de la parte inferior de su cuerpo. Y lo observé cuando lo tuve desnudo por completo frente a mí. Nadie sabía lo mucho que yo adoraba cada parte de él y cada centímetro de su piel. Mi Sakura.


Tomé con mi mano derecha su recién presente erección y con la punta de los dedos acaricie la punta de ella… observé la boca de Sakura abrirse mientras sus ojos se cerraban para disfrutar del placer.


Me llevé la punta de la erección de Sakura a la boca y le masturbé con mi mano de arriba hacia abajo, mientras lamía y disfrutaba de la textura junto al sonido de la respiración agitada de la persona a quien más amaba.

Luego metí su erección en mi boca por completo, y apretando mis mejillas simulé embestidas, quería hacerlo disfrutar, quitarle toda la preocupación, dejar que se perdiera en el placer que yo le pudiera dar.


Pretendía continuar con mi tarea, pero Sakura tomó mi cabello y me llevó hasta su boca para besarme y acomodar mi cuerpo sobre él con sus manos.


Ambos estábamos sentados, yo sobre él, el brillo en su mirada me transmitía sentimientos tan grandes como el deseo que nos inundaba a ambos, yo me moví sobre él, acomodando la erección para que entrará en mi, y observando sus ojos, baje mi cuerpo, dándole la bienvenida a una noche más de sexo, amor y entrega.




A la mañana siguiente, desperté por la gran luz que entraba en la habitación, habíamos olvidado cerrar las ventanas.


Me estiré buscando despertarme del todo, y sentí cosquillas en mi oído, provenientes de la respiración suave que salía de Sakura. Su cabeza apoyada en la mía, su cuerpo abrazando el mío, envolviéndome, protegiéndome incluso al dormir.


Me moví con cuidado para no despertarle y observé su rostro algo sonrojado por el calor del día, su cabello largo revuelto ahora en la almohada, su boca entre abierta, sus ojos cansados e hinchados… siempre se veía hermoso.
Volví a sonreír sintiéndome feliz.


Tomé el celular que estaba en la mesita junto a la cama y aunque quería solamente ver la hora me distraje en la pantalla con un aviso de mensaje de texto perteneciente a Gackt. De inmediato lo abrí.


“Trato hecho, cumpliré con mis promesas.”


Sólo aquello había respondido, el tonto se había convencido de que habíamos pasado la noche juntos. Aquello me hizo aun más feliz.


Todo había salido bien, ambos estábamos seguros, todo continuaría de la misma forma, podíamos pretender ser otros a los ojos de quienes fuera, pero frente a los nuestros siempre seríamos auténticos.

Observé la hora, aun podía dormir un poco más.
Me envolví en las sabanas y abrazando el cuerpo de Sakura me dejé ir en sueños que nunca serían más preciados para mí, que la realidad de tenerlo a él junto a mí.






Fin.

Notas finales:

Espero que les haya gustado:

Les dejo mi blog:
https://reveursaileshydeist.blogspot.cl/


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