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Carnivore por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

¡Hola! 

Les traigo una sorpresa. Hay una saga llamada "Desconexión" que se convirtió en mi favorita en cuanto leí el primer libro. Quedé tan marcada por todos los libros que la unica manera de superarla fue escribiendo un oneshot. Hay unos cuantos terminos extraños que uso en a lo largo del fanfic, así que les dejaré unas aclaraciones a continuación.

De paso, les recomiento al 1000% leer esta saga. No se arrepentiran. Es de lo mejor.

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Notas del capitulo:

Aclaraciones:

¿Qué es la desconexión?: El proceso por el que una persona es desmontada en múltiples trozos que se destinarán al trasplante, bien de salud bien estético. Por ley, debe reutilizarse el 99,44% del cuerpo y esa persona debe permanecer con vida y consciente durante el proceso

¿Qué son las cosechadoras?: Instalaciones autorizadas en las que se prepara a los desconectables para el proceso

¿Qué es un ASP?: Son las siglas de Ausente sin Permiso, un término militar que se emplea para designar a los desconectables fugados.

En la sociedad del libro, y también de este fanfic, la desconexión es aceptada como algo cotidiano y común desde hace un buen tiempo atrás, ya que sirve para librar a la sociedad de jóvenes problemáticos y, al mismo tiempo, para surtirla de órganos muy necesarios para los trasplantes. Cabe mencionar, que los padres son quienes deciden firmar una orden de desconexion (los adultos no son desconectados al menos que deseen hacerlo voluntariamente) y esta es aplicable solo hasta que el adolescente en cuestión cumpla los 21 años de edad.

– Tiene que ser una broma. 

Jonghyun está pasmado. Mira el documento en sus manos como si fuera una especie de monstruo que va a tragárselo en cualquier momento. Pero este trozo de papel es peor que cualquier monstruo que haya imaginado en su vida; es una orden de desconexión y se le hiela la sangre al leer el nombre del titular. 

"Lee Jinki."

Está seguro de que su respiración se vuelve irregular en ese momento. 

Su mejor amigo va a ser desconectado.  Jinki va a ser desconectado. Su Jinki. 

Tiene que ser una broma. 

– Finalmente se aburrieron de mí – Jinki, de pie frente a él, se rasca la nuca apenado. 

Como si fuera su culpa.  

Como si hubiera algo mal con él y no con la sociedad de mierda en la que viven. O en aquellos sujetos que se hacen llamar padres y acaban de autorizar el asesinato de su propio hijo. 

–  ¿Cómo se atreven..?  –  Jonghyun ni siquiera puede estar enojado, su reclamo es débil y opacado por el murmullo de todos los estudiantes atrapados en el salón de clases. Pero su rabia es palpable para Jinki quien se estremece al escucharlo – No pueden… Tú no puedes… Jinki –  Dice su nombre suplicante, a pesar de que el mismo Jinki no puede hacer nada para evitar su inminente desconexión. Sólo necesita que le diga que todo es una broma de mal gusto, para que le vuelva el alma al cuerpo y ambos puedan reírse de ello. 

–  De hecho, sí que pueden. Están en todo su derecho, ya sabes. El Tratado Vital. – Jinki lo dice con humor, encogiéndose de hombros. Al parecer, trata de minimizar el estado de pánico inminente en Jonghyun, pero solo lo empeora. La verdad, hace que Jonghyun quiera golpearlo.

–  ¡Pero  no tienen motivos! No eres un hijo problemático. Eres el segundo de la clase, un modelo a seguir, hasta trabajas para darles qué comer. ¡Eres el hijo perfecto, por Dios! ¿¡Cómo se atreven?! – Repite, esta vez con más rabia, a punto de tener una crisis nerviosa. La orden de desconexión se hace añico en sus manos temblorosas. 

–  Jjong  – Jinki intenta contenerlo, amable y calmante como siempre. Con una palmada tranquilizadora en su hombro lo hace tragarse todas las lágrimas que amenazan con escaparse de sus ojos. Sus miradas se conectan y el tiempo se detiene. – Voy escapar.

Jonghyun no llega a captar su decisión y sus emociones siguen al límite. Está a punto de hacer una pataleta en medio del salón de clases o peor destruir todo a su alrededor para luego llevarse a su mejor amigo a un lugar seguro. Pero el mayor se ve determinado. 

–  No quiero ser desconectado. Voy volverme un ASP. r13; Explica Jinki, y por la decisión en su mirada Jonghyun sabe que no está bromeando. Puede ver todo un elaborado plan a través de sus ojos, pero no logra descifrarlo. Sólo puede intentar dimensionar todo lo que implica el hecho de que el mayor se convierta en un ASP: Adiós vida común.

Jinki sería un fugitivo buscado por la policía, probablemente no lo volvería a ver hasta que cumpliera los 21 o en el peor de los casos: nunca. Pero Jonghyun prefiere eso a saber que Jinki será partido en cientos de trocitos que serán usados en otras personas. 

–  Sí, eso.  No dejes que te atrapen. – Finalmente sus neuronas logran hacer la sinapsis necesaria y comienza a hablar a toda velocidad tratando de seguir la idea de Jinki – Voy a conseguirte provisiones. Tengo unos primos en el sur que podrían acogerte por un tiempo. Es lo bastante lejos. Tal vez puedas quedarte allí hasta cumplir los 18. Tal vez no tengas que–  

–  Voy a ir con Mari. – Jonghyun se queda con la palabra en la boca, mirando a Jinki incrédulo. – Tiene familia en el extranjero. La brigada juvenil no podrá seguirme hasta allá. 

–  ¿Mari? ¿Ella…– Prefiere callarse porque ni siquiera sabe que preguntar: “¿Ella iría contigo?”. o “¿Ella es tu primera opción?” Si bien Mari es la novia de Jinki, Jonghyun no cree que acepte ser una fugitiva. Simplemente por el hecho de que ella es la típica hija de papá. Por otro lado, ¿no es normal que cuando uno piensa en fugarse o hacer cosas de índole peligrosa e ilegal piense, en primer lugar, en su mejor amigo? 

Mari. Repite su mente. 

¿Acaso él nunca estuvo considerado en el plan? ¿Ni siquiera como una ayuda? 

Antes de que pueda reprocharle algo al mayor, antes de que sus celos puedan estallar en un arranque de ira verbal, la chica mencionada entra al salón acaparando de inmediato la atención de Jinki. 

–  Allí está. No tengo tiempo que perder. Vendrán por mí en la madrugada.  – Jinki le arrebata la orden de desconexión arrugada de las manos y la guarda en su bolsillo trasero. Jonghyun lo mira atónito, sin poder creerse que esta podría ser la última vez que vea a Jinki.  

 

 

∞∞∞ 

 

 

Mari estuvo de acuerdo. Su novia lo acompañaría en la locura que iba a hacer su vida a partir de ahora. La chica no dudó ni un momento cuando le propuso huir juntos, como si se tratara de un cuento de hadas lo besó para luego prometerle que iría hasta el fin del mundo por él.  Jinki no tenía mucho tiempo así que se saltó las clases para hacer todas las preparaciones necesarias. Se las arregló para conseguir una motocicleta prestada, reunió todo el dinero de sus ahorros (Lo cual no era mucho. Sus padres se habían encargado de derrocharlo.) Y preparó un bolso de viaje con toda la ropa que pudo meter para enviarla a lo que sería su primera parada. Mari se quedó en clases para no levantar sospechas, pero Jinki pasaría a recogerla en la madrugada. 

Ya es bien entrada la noche cuando termina con sus preparaciones. Sus padres no se asomaron por la casa en todo el día y seguramente no volverían hasta estar seguros de que él ya no estaría allí nunca más. 

Se desploma sobre su cama, cansado de todo el esfuerzo físico y emocional para su escape y comienza a preguntarse que pudo haber sido lo que colmó la paciencia de sus progenitores. ¿Sus notas insuficientes? Siempre lo regañaban por no alcanzar el primer lugar. ¿Su salario? No era mucho lo que ganaba en su trabajo a medio tiempo. O quizás… ¿El encuentro con los padres de Jonghyun resultó peor de lo esperado? Por su puesto. Debía ser eso. Mamá y papá siempre tan preocupado por las apariencias, tener un hijo gay sería lo último que querrían.

Sus ojos se llenan de lágrimas, que no llegan a derramarse de sus ojos.

A pesar de todos sus esfuerzos para cumplir con las expectativas, sigue siendo una vergüenza para sus padres. Nada de lo que hizo o llegara a hacer sería suficiente para ellos. Nunca. Y ahora lo entiende.

No importa ya. Si fue por sus notas o por sus sentimientos indebidos. De cualquier manera, ellos habrían encontrado una excusa para firmar la orden de desconexión con el fin de deshacerse del hijo que nunca quisieron tener.

Quiere odiarlos, por lo que acaban de hacer, por lo que hicieron toda su vida con él. Por los desprecios, por la falta de atención y amor. Pero no puede. Porque uno está obligado a querer a sus padres ¿no? Jinki los quiere pero no le agrada hacerlo. Jinki los quiere pero preferiría odiarlos porque tal vez así el hecho de que ellos no lo amaran sería más fácil de asimilar. 

O simplemente, odiar a alguien para que todo sea más fácil de manejar. Para que sea más fácil escapar dejando todo atrás. Pero sabe bien que su odio debía ser dirigido hacia otro lugar, a uno que no podría alcanzar con sus protestas. 

Esta sociedad corrompida. La cual aceptaba la desconexión como algo natural. <<¿Tiene un hijo problemático? Desconectelo.  ¿Tiene un hijo defectusos? ¡Desconectelo!>> Es más fácil deshacerse del problema que solucionarlo. Siempre lo ha sido.

Jinki da un gran suspiro de derrota y se levanta de la cama. Sacude la cabeza para espantar ese recurrente pensamiento que ha mantenido oculto una esquina de su cerebro, encendido como una lucecita de alarma. 

Jonghyun. 

Tacha su nombre de inmediato porque no quiere pensar en él. 

No está listo para hacerlo todavía.  

A cambio piensa en su fuga. En estos días era común que los desconectables se dieran a la fuga, pero era todavía más común que los capturaran ya fuera la brigada juvenil o los piratas de partes. Jinki sabe que si es capturado por los segundos, sería mejor estar muerto; los piratas de partes no tienen tanta delicadeza al tomar las partes de un desconectable ASP. Había escuchado historias de cómo le sacaron los ojos a un ASP sin anestesia alguna  y el resto de sus órganos no tuvo mejor suerte. 

La verdad, está asustado, ¿quién no lo estaría? Pero no tiene mejor opción. No va a entrar por voluntad propia a una cosechadora. Todavía tiene cosas que hacer y promesas que cumplir con la insistente lucecita que se enciende en un lugar oscuro de su cerebro. 

 

 

∞∞∞ 

 

 

Jonghyun se pasea de un lado a otro en su habitación. Ya es tarde. Sus padres están durmiendo en la habitación de arriba sin saber de la angustia que lo consume.  Ni siquiera fue capaz de meterse a la cama, su cuerpo completo vibraba con consternación.  

Sus pensamientos están completamente enfocados en el mayor, lo cual no es del todo nuevo. Jinki siempre ha sido parte importante de su vida y el saber que ahora será apartado de su lado le afecta mucho más de lo que puede soportar. 

Su cabeza es un lío y su estómago se revuelve de tal manera que siente podría vomitar lo que ha comido durante toda su vida. Todo con lo que esta sociedad podrida lo ha alimentado 

La televisión que encendió hace unos horas como distracción se encargó de mostrarle los últimos anuncios pro-desconexión que han ingresado a los medios y ahora se repiten en su mente como una burla. 

Quiere llorar de la pura rabia e impotencia. 

¿No hay nada que pueda hacer por su mejor amigo?

Corre a refugiarse en su cama, temblando de miedo por la idea de Jinki siendo partido en pedazos para ser usado como un artefacto por alguien más. Los monstruos no solo salen de noche. Los monstruos son aquellos políticos que crearon la desconexión. Los monstruos son las empresas que usan la desconexión como un arma para reprimir a los adolecentes y usarlos a su favor en el comercio de órganos. 

Los monstruos son aquellos padres capaces de firmar acuerdos de desconexión para deshacerse de los hijos que no quieren.... tal como los padres de Jinki. 

Se cubre con su delgaducho edredón de estrellas que no hace nada más que incitarlo a llorar como un bebé bajo su falsa capa de protección. 

No puede hacer nada por el mayor ahora. 

Jinki tendrá que vivir oculto entre las sombras hasta que cumpla la mayoría de edad. Constantemente asustado, constantemente perseguido. Y Jonghyun no podrá acompañarlo en esa desgraciada vida, porque Jinki… ha escogido a alguien más. 

 

 

∞∞∞ 

 

 

Mari viste un pijama cuando se asoma por la puerta. Jinki no esperaba eso. A nadie se le ocurre escapar de casa en pijama. A nadie que de verdad planea hacerlo. Pero ignora las advertencias de su cerebro por el momento, quizás la chica solo quería evitar que sus padres sospecharan de su escape. Así que la saluda como de costumbre, con una pequeña sonrisa. 

– Hola, ¿estás lista? – Claramente no lo está. Un mal presentimiento comienza a apretarle el pecho. 

– Jinki… – Ella no se molesta en devolverle el saludo y apenas sus ojos se encuentran Jinki puede ver la verdad, justo allí en su mirada culposa, ve el rechazo. – Lo siento tanto… 

Ni siquiera puede sorprenderse porque de alguna manera presentía que esto pasaría. Mari no tiene que decir nada más, Jinki lo sabe.

No quiere escuchar sus explicaciones, pero deja que las de cualquier manera porque ve lo duro que es para ella y quiere que lo sea. Quiere que sea lo más difícil que haya hecho en su vida. 

– Lo siento, Jinki. De verdad no puedo ir. Mis padres tienen tantos planes para mí, no puedo romper sus expectativas así como así, soy su única hija. Ellos estarían tan devastados. – Las lágrimas de Mari empapan sus mejillas, pero la pizca de empatía que siente por ella es superada por la decepción y el sentimiento de traición. Da un paso atrás, listo para emprender su marcha sin mayor parafernalia. No hay nada más que decir.

Mari adivina sus intenciones. 

– Todavía puedes ir a donde mis parientes. Les pediré que te reciban. Sabes que haría cualquier cosa para ayudarte. 

– No. No es necesario. – Es una mentira, por supuesto que le vendría bien su ayuda. Pero si las cosas terminan así de mal, prefiere no deberle nada. No a ella: La chica que rompió su promesa y una pequeña parte de su corazón. Prefiere que su relación termine de una vez sin tener ningún lazo pendiente. – Este es nuestro adiós, Mari. Vive bien tu vida, podría acabarse en cualquier momento. 

No se molesta en sonreírle. Sus palabras suenan vacías y al igual que sus sentimientos por la chica que solía ser su novia, se las lleva la brisa nocturna. 

Y el cuento de hadas se derrumba.

 

 

∞∞∞ 

 

 

Luego de saber la noticia de la desconexión de su mejor amigo, no volvió a verlo en el resto de las clases, ni siquiera lo encontró al salir del instituto. Su corazón encogido había guardado un poco de esperanzas hasta hace poco. Jinki no podía irse sin despedirse de él; o eso creyó al principio. 

Pero son pasadas las 2 de la madrugada, en su mente, Jinki ya debe estar lejos de la ciudad.   

Lo peor de todo; lo que más le duele en este momento; es el hecho de que Jinki eligiera a Mari como su compañera de escape. El solo imaginar a ambos corriendo por las calles, tomados de la mano mientras escapan de la brigada juvenil; le causaba un ardor en el estómago que le hace querer vomitar. 

 

En este punto no le quedan más lágrimas que derramar por su partida. Siente los ojos hinchados y está agotado. Jonghyun siempre ha sido un llorón por naturaleza, pero solo llora por las cosas que importan, por las que realmente le afectan. Y el saber que Jinki se puede haber marchado para siempre, sin siquiera darle el último adiós, le parte el corazón en diminutos trocitos. 

Tampoco es como que pueda aceptar este hecho así como así. Cuando ya no aguanta más el mar de emociones que amenaza con hacer estallar su pecho, da un salto fuera de la cama y toma la primera chaqueta que encuentra en el perchero. En una carrera frenética se dirige a la puerta, listo para buscar a Jinki hasta en el último rincón de la ciudad. 

No está dispuesto a dejar que su amistad termine así. 

No está dispuesto a dejar que Jinki desaparezca de su vida así como así. 

 

 

∞∞∞ 

 

 

Jinki ni siquiera tiene que golpear la puerta. Su mano queda elevada en el aire cuando intenta hacerlo, a centímetros de la cara de Jonghyun. Sus ojos hinchados se clavan en su persona como dardos, Jinki lo observa entre sorprendido y divertido, pero antes de que pueda hacer alguna broma tonta al respecto Jonghyun sujeta su brazo y de un jalón lo hace entrar a la casa. Sin darle tiempo de negarse, lo arrastra todo el camino hasta su habitación, apretándole la muñeca tan fuerte que duele. El más bajo no dice ni una palabra en el corto trayecto y cuando llegan libera su agarre para cerrar la puerta lo más silenciosamente que puede.  

Jonghyun se queda de pie en medio de la habitación, sin decir nada todavía, pero Jinki lo ve prácticamente vibrar con ansiedad y sabe que hay mucho por decir así que es él mismo quien comienza.

– Vine a decir adiós. – Su nerviosismo escapa de su control y la voz le sale extraña, pero al parecer el más bajo no lo nota.

– Pensé que no vendrías.

Jonghyun está parado frente a él, pero no lo mira, solo arruga el entrecejo mirando algún punto cerca de sus pies. 

– No podría haberme ido sin despedirme. 

– ¿Y Mari? – Jinki sonríe débilmente, porque ahora ella es lo último en su mente.  

– No vendrá conmigo– responde con simpleza.

Jonghyun finalmente se atreve a mirarlo a los ojos, dejando ver todas sus inquietudes en ellos.  

– Pero– Jinki se adelanta adivinando sus preguntas.

– Se arrepintió, me ofreció un lugar con su familia en el extranjero, pero la rechace… ¿Cómo podría…? – No es capaz de explicar lo que siente al respecto, pero Jonghyun no quiere ninguna explicación. En sus ojos Jinki ve pasar las cientos de posibilidades. 

– ¿Entonces no tienes a dónde ir? ¿Qué hay del dinero? Si vas solo es mucho más fácil que– 

– Jjong – Jinki lo llama con voz dulce, intentado tranquilizarlo antes de que le de un ataque de histeria. – De alguna manera voy a sobrevivir. 

Sonríe, con esa sonrisa que opaca el sol y que es más triste que 100 atardeceres juntos, según Jonghyun.  Con esa sonrisa que no logra convencer al más bajo en lo más mínimo.  Se miran por largos minutos, pero luego como si una idea lo golpeara, de repente, Jonghyun  comienza a buscar frenéticamente algo en su armario, saca del fondo lo que parece un pequeño sobre sellado y se lo ofrece a Jinki, pero el mayor no lo recibe. Contempla el sobre intentando descifrar su contenido.

– Tengo una buena cantidad ahorrada. Si eres cuidadoso te durara bastante – Tras la explicación comprende finalmente que son sus ahorros. Y su reacción inmediata es mirarlo con reproche.

– No. No  hagas esto. – Sacude la cabeza varias veces, como si eso fuera hacer entender a Jonghyun, que no quiere y no puede aceptar el dinero que tanto esfuerzo le costó juntar.  

– No seas idiota. Tus padres gastaron todos tus ahorros, ¿crees que no lo sé? No puedes vivir de aire hasta cumplir los 21. Al menos déjame hacer esto por ti, por favor. 

Jonghyun le da una mirada suplicante, con sus ojos castaños rojos e hinchados fijos en él Jinki siente que se le encoge el corazón. Sus ojos se llenan de lágrimas que parpadean rápidamente, para evitar que el menor lo note.

Sabía que esto pasaría, ¡maldición! Sabía que Jonghyun lo acompañaría hasta el mismo infierno si se lo pedía, pero no podía hacer algo tan egoísta. No podía condenar al menor a una vida de fugitivo cuando no había hecho nada por lo cual ser perseguido. 

Se niega a recibir la ayuda, pero Jonghyun ignora su terquedad y sujeta sus manos para hacer que sostenga el sobre.  

– Por favor – repite, y Jinki cierra los ojos afligido. Sabiendo que no puede rechazar su petición, primero porque se lo está pidiendo Jonghun y segundo porque realmente le vendría bien estar preparado monetariamente. Fija sus ojos en los del menor, contemplando esos iris castaños con ternura por lo que podría ser la última vez. 

– Voy a devolverlo. Definitivamente, voy a devolverlo. 

Jonghyun le sonríe con dulzura, al descifrar la promesa escondida en sus palabras, pero la tristeza empaña su expresión al igual que sus palabras.  

– Lo sé. 

No hay más palabras dichas, ni abrazos de despedidas. Jonghyun guía a Jinki hacia la entrada sabiendo que no hay más tiempo que perder. Le da un último adiós bajo el umbral de la puerta mientras lo contempla alejarse.  

 

 

∞∞∞ 

 

 

No es capaz darse la vuelta y cerrar la puerta. No puede apartar la vista de Jinki, de su espalda haciéndose cada vez más pequeña a la distancia. El nudo en su garganta es incontenible ya y ni siquiera se da cuenta de cuando comienza a llorar. Se deja caer de rodillas, abrumado por el dolor invisible en su pecho.  

Siente la necesidad de correr tras él, de impedirle que se marche, pero eso sería egoísta de su parte. Jinki terminaría siendo capturado si no se alejaba pronto de la ciudad. Lo llevarían a la cosechadora más cercana y para el medio día su cuerpo ya habría sido destrozado parte por parte... Su Jinki, su Jinki ya no existiría. 

Se queda un buen rato allí sintiéndose completamente inútil, completamente desolado. La silueta de Jinki desaparece en la oscuridad de la noche y es entonces cuando se decide. Lo golpea como un impulso, una necesidad primaria las ganas de mantenerse a su lado. Decide que no vale la pena vivir una vida de la cual Jinki no pueda ser parte. Es entonces cuando descubre que todos sus sentimientos de cariño y amistad no son más que la punta del iceberg en cuanto a lo que siente por Jinki. Y es entonces, cuando deja de importarle el resto del mundo y al ponerse de pie corre, corre tras la persona más importante en su vida. 

 

 

 

 

Al llegar junto a Jinki no lo detiene, eso sería como una sentencia de muerte para el mayor. No le pide quedarse, porque Jinki no puede quedarse. Y si Jinki no se queda él tampoco lo hará. Sujeta la mano del mayor con fuerza y corre. Corre sin mirar atrás. 

Jinki siente el tirón en su brazo, le toma menos de tres segundos darse cuenta de que Jonghyun lo arrastra por las calles de Seúl, quien sabe a dónde. Lo que no entiende es porque su cerebro le dice que pare, pero su cuerpo sigue la orden contraria, dejándose arrastrar por el menor.

De reojo lo ve limpiar su cara, se pregunta si habrá estado llorando pero hay otra cosa que aclarar antes.

– ¿Qué estás haciendo? 

– ¿No es obvio? – La voz de Jonghyun denota ansiedad, a pesar de ser el quien inició esa locura. – ¡Estamos escapando! 

La adrenalina se evapora de golpe del cuerpo del mayor. Y se detiene, como una roca varada en el pavimento, al darse de golpe contra la realidad.

Jonghyun sigue intentando arrastrarlo con él hasta que sus palabras consiguen detenerlo.

–No. – Es fácil negarse después de haber pasado las últimas 24 horas autoconvenciéndose de ello. – ¡Jonghyun no! No puedes.

Sin embargo, el horror se nota en su voz, y está bastante seguro de que también en su cara. Agradece mentalmente que el más bajo le esté dando la espalda todavía. Jinki ve que sus hombros se encojen y si no viera el enfado bullir del cuerpo de Jonghyun podría haber creído que estaba llorando. 

– ¡Lo sé! Sé que prefieres ir con ella en lugar de mí, pero ella no irá. Y yo no voy a despegarme de tu lado, Jinki. – De pronto, el más bajo se da la vuelta y lo apunta con un dedo acusador – Y no importa lo que pase, voy a seguirte y no te dejare tranquilo hasta que cumplas la mayoría de edad y te libres completamente de la desconexión.

– Jjong… Jonghyun, eso – No sabe que decir, se encuentra estupefacto bajo la mirada apasionada de su mejor amigo.

Hay un minuto de confusión y sorpresa, hasta que todo cae en su lugar. Hasta que la lealtad y el cariño de Jonghyun lo conmueve al punto de cortarle la respiración. 

Está tan infinitamente conmovido por su declaración. Lo único que atina a hacer es abrazar sus hombros temblorosos, con toda la fuerza que puede reunir sin hacerle daño.  Y no se da cuenta de cuando, pero comienza a llorar, las lágrimas empapan la chaqueta del más bajo y no puede detenerse.

Finalmente, su corazón lo traiciona.

– Siempre, siempre te he preferido a ti. Pero no... – Sus palabras son ahogadas por el nudo en su garganta.

¿Cómo explicarle a Jonghyun lo que significa para él? Ni siquiera él mismo Jinki lo entiende, solo sabe que Jonghyun es la persona más importante en el mundo. Que quiere su felicidad y bienestar más que el suyo propio. Hasta quiere contarle su secreto más grande: como sus padres le rogaron que se alejara de él cuando comenzaron a sospechar de sus sentimientos indebidos, como se le ocurrió la idea de usar la fachada de la novia perfecta, para mantenerse cerca de él, solo un poco más. ¿Pero de que serviría?

Jonghyun le devuelve el abrazo, enrolla sus brazos por su cintura y se aferra a él, deshaciéndose de su conflicto interno. No vale la pena hablar de ello ahora. Por un momento parece que todo está bien, como si ellos fueran las únicas dos personas sobre la Tierra.  

– ¿Entonces por qué? ¿¡Por qué no me elegiste a mí?! – Hay un claro reproche en la voz de Jonghyun, y el hipido delator le hace consiente de su llanto. Jinki se separa de él un poco, solo un poco para acunar su rostro entre sus manos, con cuidado y devoción como si fuera la cosa más preciosa en el universo.

Y lo es para Jinki.

– No quiero esto para ti. Tú te mereces todo, Jonghyun y ahora mismo yo... No tengo nada que ofrecer. – Puede que ni siquiera siga entero por mucho tiempo, piensa Jinki, pero guarda ese terrible augurio para sí mismo. No necesita recordárselo al menor.

– Te equivocas. No quiero nada... no quiero nada más que a ti, Jinki. – Con sus pulgares Jinki aparta las lágrimas que manchan sus mejillas, amorosamente. – Vivo y entero. – Aclara, con una media sonrisa que Jinki le devuelve a regañadientes.

Durante ese instante, Jinki se siente invencible, intocable. 

–Ya me tienes. – Y si sus palabras no son capaces de transmitir todo su sentir, sus ojos lo hacen. La mirada de Jonghyun cambia a una de realización y sus ojos brillantes le dicen a Jinki que están en la misma sintonía.

En total sincronía, inclinan sus cabezas hasta unir sus frentes. Y sus alientos se entremezclan como uno solo. 

Disfrutan del momento de perfección, no hay para que apresurar las cosas. No hay necesidad de besos ni de más palabras. Todo está allí. En la superficie de su piel, siendo transmitido en cada punto en que su piel se toca y en cada segundo en que sus ojos permanecen conectados como imanes.

Sin embargo, aunque el momento parece eterno mientras sus almas encuentran la plenitud, las sirenas de fondo los devuelven al mundo real. Pero ahora Jinki se siente renovado, siente que todo saldrá bien, se siente el ser más fuerte y poderoso del mundo.

Entrelaza sus dedos con los de su mejor amigo y le da una última mirada significativa. Entonces corre. Ya no queda nada atrás.

Notas finales:

Después de un largo tiempo al fin he vuelto a publicar algo, pero no quiero darles falsas esperanzas. No es seguro que vuelva a escribir como antes. Esta era una historia que empecé mucho y recién hace poco la pude terminar y por ende publicar. Más que nada por el hecho de que me da pena entrar a Amor Yaoi y ver poco JongYu porque yo los shippeo tanto como antes incluso si ya no escribo ;c

En fin, espero haberlas entretenido un rato. Saludos. ^^


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