Podía sentir el sol quemando mi piel, de una manera muy lenta y dolorosa, mi pequeño bote flota en el mar sin dirección alguna, las provisiones se me están agotando y no creo salir con vida de esta, el pequeño cuerpo de mi acompañante está acurrucado junto al mío, intentando ponerse debajo de este para conseguir algo de sombra y pensar que hace unas semanas era todo tan “normal”, lo maldigo a él y a toda su podrida familia.
1 mes antes
Estaba tranquilamente analizando unas muestras en el laboratorio del gobierno en donde trabajo, es tan aburrido, pero no me queda de otra, toda mi familia está compuesta de científicos y ser una de las mejores en el ramo no ayuda, recuerdo que mi hermana era igual, pero desapareció cuando yo tenía 8 años, nunca supe el porqué, solía escuchar de la servidumbre que era porque se había embarazado o algo así.
Supongo que aún no me he presentado, mi nombre es Alice, tengo 23 años y soy investigadora en mutaciones genéticas, aunque nunca he visto si realmente esto se lo dan a algún animal o persona, ese no es mi campo, solo teoría, trabajo junto a mi futuro prometido, sufriré el mismo destino que ella, pero al menos él no era un patán, en cambio el mío es un desgraciado.
Mi condición física es deplorable, una persona débil de cuerpo delgado y aparentemente frágil, producto de mis condiciones de trabajo, sumando el hecho de que casi no salgo de esta habitación por el simple hecho de que odio a todas las personas de por aquí, mi cabello es rubio y tengo los ojos verdes, nada mal solo eso se salva.
Puedo escuchar como alguien entra y veo a mi futuro esposo llevar una niña a rastras.
-Pero qué diablos le haces, ¡suéltala! - Me enojé inmediatamente, como se le ocurre tratar a una niña de esa manera, no le calculo más de 9 años.
-Cállate, es hora de que aprendas como se manejan las cosas aquí, solo es una pérdida de tiempo lo que haces, sígueme- Intenté replicar, pero él ya había salido de la habitación, lo seguí durante un buen rato hasta que llegamos a una especie de cuarto totalmente blanco con una silla en el medio de este, esa silla tenía unas especies de correas en donde se apoyaban los brazos y las piernas.
- ¿Qué rayos le vas a hacer? - Estaba atando a la niña a la silla, sujetando sus manitas y sus pies, la pequeña ya ni siquiera intentaba forcejear, podía notar las ojeras que posaban debajo de su mirada, una mirada muy triste y llena de rencor.
-Lo que se les hace a todas, ¿acaso nunca te enteras de nada?, mientras tú perdías el tiempo en tu estúpido jueguito, los demás preparábamos este suero, si todo sale bien esta niña será la primera hibrida no fallida en todos estos años, si no, entonces le quedan dos opciones, muere o queda deforme- Antes de que pudiera tan siquiera decir una palabra, él ya había insertado esa enorme aguja en el cuello de la pequeña, ella solo soltó un pequeño chillido y luego frunció el ceño en señal de dolor.
- Mi trabajo está hecho, sirve de algo y obsérvala, ve anotando todos los cambios y conductas, volveré en unas horas- Salió completamente relajado, es un maldito infeliz.
-Duele- dijo débilmente la niña, me acerqué rápidamente a ella y le quité las correas, ese hombre está loco si cree que la voy a dejar así, está muy débil, así que la tomé en mis brazos, admito que por un momento creí que no podría sostenerla, pero grande fue mi sorpresa al notar que era muy liviana, ese detalle me preocupó demasiado.
Cuando al fin llegamos a mi laboratorio ya no la aguantaba por muy liviana que fuese, tengo que hacer ejercicio, la dejé en el amplio mueble que adornaba el lugar y fui a las estanterías en busca de agua, comida y el botiquín de primeros auxilios, me acerqué a su cuerpecito, estaba seminconsciente, a así que aproveché de curarle sus heridas, no eran profundas, pero se le podían infectar, tenía una cortada que atravesaba su ojo izquierdo, pero parece que no se lo dañó, cuando terminé la dejé descansar un largo rato.
Me entretuve buscando información sobre estos casos y lo que encontré me puso los bellitos de punta, al parecer experimentan con niñas mayores a 5 años, buscan crear un hibrido, se me hiso extraño que experimentaran solo con ellas, pero al parecer una sustancia en el organismo de los hombres hace que el suero los mate en cuestión de semana, es como veneno para ellos, lo intentaron miles de veces… cuántas vidas perdidas, pude sentir como algo o mejor dicho alguien se retorcía detrás de mí, al parecer ya está empezando a despertar, han pasado horas pero pensé que tardaría más tiempo en levantarse.
Se sienta en el mueble y con una de sus manitas se talla su ojo sano, pobre criaturita.
- ¿Te encuentras mejor? - Ella se estremece al escuchar mi voz y me mira con pánico, nos miramos un largo rato y ella empieza a calmarse hasta que por fin asiente tímidamente.
-No te preocupes, no te aré daño, ¿ellos te hicieron todo eso? - Mi tono era algo enfadado, no puedo imaginar que una persona sea tan cruel como para tratar de esa forma a una niña, lo admito, tengo debilidad por los infantes, son tan tiernos, aunque no me gustaría tener un hijo… es complicado.
-S-sí, ellos me lastimaron- Dijo débilmente mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas.
No hay nada que me ponga más triste que ver a un niño llorar, me levanté de mi lugar y me acerqué lentamente a ella, no quería asustarla, ella me miraba atenta y me senté a su lado, la levanté y la senté en mi regazo, ella estaba inmóvil pero cuando la abracé finalmente rompió a llorar, me partía el alma verla de esa forma, cuanto habrá sufrido.
Pasaron largos minutos hasta que finalmente se tranquilizó, apoyó todo su peso en mí y se acurrucó en mi pecho – Mi nombre es Alice y tú ¿cómo te llamas pequeña? – Ella levantó su cabeza y me miró un largo rato, hasta que finalmente me respondió -Daniela, pero puedes decirme Dani- Dijo sonriente, ella volvía a su antigua posición y pude observarla bien, su cabello castaño era muy corto, hasta su nuca, estaba revuelto y se veía que era espeso pero suave, sus ojitos eran azules y su piel era ligeramente morena con pecas en la cara, a simple vista se notaba que era una niña traviesa, me pregunto si lo sigue siendo.
Estaba pensando en eso cuando escuché un ruido, eran pasos acelerados, abrieron la puerta de mi laboratorio y entró él, al mirarnos se puso más furioso de lo que ya estaba intenté levantarme con la niña dormida entre mis brazos pero él era más fuerte y rápido, antes de que yo diera un paso él ya me la había arrebatad de mis brazos, la soltó y pensé que se daría de lleno con el suelo pero me asombré al ver que se giró en su propio eje y calló sobre sus manos y pies, como si fuera un gato, ella quiso salir corriendo y casi lo logra, de no ser porque una de nuestras compañeras le disparó un dardo tranquilizante, dos colegas más entraron y se llevaron su cuerpo.
- ¡En qué carajos estabas pensando Alice, esa mocosa es un peligro! - Su cara esta roja de ira y su quijada está sumamente apretada.
-Claro que no, ella estaba muy tranquila durmiente y tú la asustaste- Dije en un tono molesto.
-Es que acaso no la viste, es muy ágil y rápida, acaso no entiendes, ella está mutada, su cuerpo pronto empezará a cambiar- Dijo ya más calmado.
- ¿Qué rayos estas diciendo? – Rodó los ojos y me miró algo molesto.
-En qué rayos estuviste perdiendo el tiempo… el ADN de ella se ha mesclado con el de un gato, se supone que dentro de unas horas su transformación debe de ser total, ya tiene las habilidades, pero su cuerpo no ha cambiado, aunque si lo piensas bien es un avance, tal vez si hacemos que no muten pero que conserven sus habilidades…- Su asquerosa sonrisa se desvaneció y solo quedó una cara seria.
-No estuve perdiendo el tiempo, estaba analizando muestras, de todas formas, dudo que el cuerpo humano sea capaz de evolucionar de esa forma- Eso sería un gran logro, pero estaba totalmente en contra de que experimentaran con niñas.
-Claro que es capaz, si tan solo ese maldito infeliz no hubiera destruido todo y huido junto a tu her… tengo que irme, debo de mantener en observación a esa cosa- Se fue rápidamente, yo estaba demasiado confundida, pero tenía algo claro, debía evitar que le hicieran algo malo a la niña.
Presente
No me arrepiento de mis acciones, intenté por todos los medios recuperar a la niña, pasaron dos semanas que me parecieron eternas, no pude hacer mucho, ella estaba en constante observación y durante todo ese tiempo le salieron orejas y cola de gato, del mismo color de su cabello, le hicieron diversas pruebas y logré sabotear las más dolorosas, cuando se dieron cuenta de que aparentemente estaba fallido la metieron a una pequeña jaula en la que apenas se podía mover y la subieron a un camión, lo seguí, fueron horas y horas de camino, cuando al fin pararon en un embarcadero pude ver como subían la jaula, era la única, las demás contenían comida y objetos, me colé en el barco y pasaron varios días, sinceramente no sé a qué isla íbamos, solo es un continente pero hay diversas islas, al décimo día pude ver cómo le colocaban pesas a la jaula de Dani y la querían aventar al mar, yo rápidamente arremetí con el hombre que estaba por arrojarla, logré quitarle las llaves y sacarla de ahí pero nos acorralaron, ella los distrajo y yo logré tomar un bote salvavidas, ella saltó y cortó las cuerdas que los aseguraban al barco, remamos con todas nuestras fuerzas y quedamos a la deriva.
Esa es la historia de cómo llegamos hasta aquí, a lo lejos puedo ver que una tormenta se acerca, eso es bueno, nos reabasteceremos de agua potable, el lado bueno de naufragar con una chica mitad gato es que misteriosamente es muy buena pescando.
La tormenta ya estaba sobre nosotras, con lo que no cantábamos es que era demasiado fuerte, mucho más que todas las anteriores, Dani se aferra a mi cuerpo y yo me sostengo del bote, posiblemente este sea nuestro fin.
- ¿Crees que estén con vida? - Podía escuchar una voz algo infantil a lo lejos.
-Claro que sí, mira, está respirando- Puede identificar una segunda voz, suave pero firme.
-Ella no puede morir, no me quiero quedar sola- Esa sin duda era Dani, se notaba muy triste.
Empecé a abrir los ojos, una luz me cegaba, sentía un amargo sabor en la boca y me dolía todo el cuerpo, cuando al fin pude ver bien, noté que estaba rodeada por tres cuerpos, dos de ellos totalmente desconocidos, el más grande era ligeramente robusto y sus músculos también estaban marcado de manera sutil, su piel estaba bronceada y tenía una espesa cabellera larga y roja, de entre esta última se resaltaban dos tiernas orejitas de león y también se podía notar como su cola se movía ligeramente, la segunda figura era mucho más baja, posiblemente mide lo mismo que yo, su cuerpo era menudo con cierto aire infantil, su cabello era de un gris casi blanco, y se le resaltaban dos grandes orejas de zorro y una esponjosa cola del mismo color de su cabello.
-Vieron que ella no está muerta, ya abrió los ojos- Dani me abrazó y yo le correspondí, pero en cuanto intentó apretarme más fuerte solté un grito de dolor, ella se despegó de inmediato y yo simplemente me dejé caer en la arena.
-Tenemos que llevarlas a la aldea- Dijo con cierto tono de preocupación la chica león, sin siquiera preguntarme me levantó de la arena y empezó a caminar, no iba a protestar, para que hacerla de dramas, detrás de nosotras venia Dani en brazos de la chica zorro, parecía muy feliz jugando con sus orejas y debes en cuando su cola, pero a la muchacha no parecía hacerle tanta gracia, aunque tampoco se quejaba, simplemente se dejaba hacer.
Fueron varios minutos de caminar cada vez más profundo en la selva, me estaba quedando dormida en los cálidos brazos de la chica, no es ningún secreto que me gusten las mujeres, por ese motivo mi familia quería apresurar mi matrimonio y poco les importó mi felicidad, estaba por dormirme con mis pensamientos como arrullos cuando escuche muchas más voces.
-Hemos llegado- dijo la chica zorro, mi medio de transporte se detuvo y su compañera pasó de largo con Dani en brazos, la chica se notaba muy molesta porque Dani no dejaba de jugar con sus orejas, pero sigo sin entender por qué no le dice nada.
-Te puedes quedar en mi cabaña mientras te recuperas, si tú quieres claro- Miré a la chica león y se veía algo nerviosa, asentí levemente y sinceramente no podía mantener mis ojos abiertos po más tiempo.
-Claro, solo quiero descansar, creo que solo tengo una costilla rota, tal vez ni eso, pero como puedes ver mi cuerpo es algo delicado- Ella me miró fijamente por unos segundos, seguro comprobando lo que le había dicho sobre mi cuerpo.
Comenzó a caminar y yo me quedé dormida a los pocos segundos, era tan cálida.
Narra Anubis
Me informaron que vieron dos cuerpos tirados en la playa y le pedí a Teddy que me acompañara, por lo general así llegan las nuevas chicas, aunque esta vez me informaron que no estaban en jaulas como es normalmente, los centinelas de la playa vieron como su bote se estrellaba contra unas rocas y las olas escupieron sus cuerpos en la playa, otra cosa interesante es que al parecer una de ellas es humana.
-Anubis, me puedes decir por qué no le pediste a otra que te ayudara- Se quejaba Teddy, ella es una chica mitad zorro, mide 1.63, sus ojos son marrones con cierto toque rojizo, su cuerpo es menudo y tiene cierto aire infantil y todo su pelaje es de un gris tirando a blanco, además por lo general tiene muy mal genio pero ella dice que solo es una persona seria.
-Acaso no te agrada pasar tiempo con tu prima favorita- Dije con un tono triste muy mal fingido.
-Me puedes explicar como un zorro y un león terminaron siendo parientes- Aunque ella lo niegue somos parientes, es mi única prima, además no es mi culpa que nos inyectaran cosas diferentes.
-Hey, ese es un tema delicado, sabes que nadie de saber de la infidelidad de nuestras madres- Ella simplemente bufó y me dio un puñetazo que sinceramente si no la hubiera visto dármelo, no me doy cuenta, mi anatomía es muy… fuerte supongo, tengo el ADN de un león, mi cabello solía ser corto y fino, pero desde ese día en esos malditos laboratorios se volvió largo y espeso, me salieron orejas y cola, mis ojos solían ser castaños pero ahora son color ámbar, mi cuerpo también era delicado y de estatura promedio, pero ahora es grande y fuerte, los músculos se me marcan ligeramente y con mis 1.80 metros, intimido bastante, toda una fiera suele decir Teddy.
Cuando al fin llegamos a la playa pudimos distinguir fácilmente los cuerpos, el más pequeño estaba moviendo a uno más grande, era una niña que fácilmente se notaba que era mitad gato, movía a la que parece ser humana de una manera desesperada, me dio algo de pena así que nos acercamos lentamente para no espantar a la niña pero fallamos, ella nos miró, primero confusa y luego furiosa, se puso sobre el cuerpo de la humana y comenzó a bufar, me sorprendí por su hazaña, considerando que soy mucho más grande, sinceramente no se tratar con niños así que estaba a punto de rugir para imponerme pero Teddy se me adelantó y se acercó lentamente con la mano extendida, la niña seguía bufando, pensé que la aruñaría o la mordería cuando Teddy le tocó la oreja pero en vez de eso se tranquilizó y comenzó a ronronear, mi prima la cogió en brazos y se sentó a un lado de la humana mientras le hacía mimos a la niña.
-Qué esperabas, técnicamente solo es una cría de gato, mucho ruido y pocas nueces- Dijo al notar mi mirada confusa, todo eso pasó a segundo plano cuando observé a la humana de cabellera rubia.
-Ella es mi amiga Alice, por favor, no nos lastimen, nos iremos de su territorio cuando ella despierte- Dijo la niña con tono inocentemente triste.
-Descuida, no somos bestias malas, todos son bienvenidas en nuestra aldea, además, si la defiendes es porque no es mala- Dijo Teddy, ella podrá ser todo lo gruñona que quiera pero ama a los gatos desde que ella era una bebe, supongo que la niña le recuerda a uno.
-Claro que no es mala, ella me defendió de las otras personas cuando intentaron córtame en pedacitos, además evitó que me ahogaran en el mar- Su tono era algo molesto, la humana era importante para ella, posiblemente también era parte de esos laboratorios, una parte importante, me pregunto por qué se arriesgó por una niña, una de tantas que pasan por ese lugar.
- ¿Crees que estén con vida? – Preguntó Teddy, la niña se puso inquita y saltó de sus brazos para estar más cerca de la humana.
-Claro que sí, mira, está respirando- Dije para tranquilizarla, sus ojos se estaban llenando de lágrimas, estúpida Teddy que tiene menos tacto que yo.
-Ella no puede morir, no me quiero quedar sola- Dijo la niña con tristeza, estaba a punto de decir algo cuando notamos que la humana empezó a abrir los parpados, tenía unos ojos de un muy bonito color verde.
-Vieron que ella no está muerta, ya abrió los ojos- Dijo Dani con emoción, la abrazó y la humana le correspondía de buen grado pero al parecer la intento apretar más fuerte y gritó de dolor, la niña se espantó y la soltó de inmediato pero eso solo provocó que su cuerpo volviera a caer a la arena.
-Tenemos que llevarlas a la aldea- Dije algo preocupada, no veía sangre por ningún lado así que era posible que tuviera alguna herida interna, la levanté rápidamente y comencé a caminar a la aldea, Teddy volvió a cargar a la niña y ella simplemente comenzó a jugar con sus orejas, pensé que la soltaría pero grande fue mi sorpresa cuando pude ver una ligera sonrisa que luego de varios minutos se desvaneció junto a la mayor parte de su paciencia.
Pude notar como la humana se estaba quedando dormida, imagino que su cuerpo no da más.
-Hemos llegado- Dijo mi prima, me detuve para pensar en qué hacer, no tenemos doctores pues nunca nos enférmanos, además todas llegamos aquí siendo niñas, no es como que te enseñan medicina en primaria y si nos hieren nos regeneramos casi al instante, Teddy pasó de largo ignorando mi problema, la niña seguía jugando con sus orejas y ella ya estaba de muy mal humor.
-Te puedes quedar en mi cabaña mientras te recuperas, si tú quieres claro- Dije con cierto nerviosismo, no se me ocurre otra cosa, ella simplemente asintió y dio un largo suspiro, con un gesto algo adolorido.
-Claro, solo quiero descansar, creo que solo tengo una costilla rota, tal vez ni eso, pero como puedes ver mi cuerpo es algo delicado- Analicé su cuerpo y es verdad, era delgado y se notaba frágil, no parecía enferma simplemente era delicada.
Comencé a caminar hacia mi cabaña, estaba algo alejada de la plaza, eso de ser mitad león no ayuda mucho con lo de convivir con otras bestias, tengo un territorio amplio, es uno de los más grandes pero lo celo demasiado, intento no hacerlo, no ponerme de bruta y rugirle a todas las que se acerquen, pero algo dentro de mi dice que lo haga, que es mío y lo mío no es de nadie, me pongo peor si es alguien mitad perro o lobo, con las demás solo las miro fijamente hasta que dan su explicación del por qué están en mis dominios, lo peor es que no hay más chicas mitad león, eso hace que sea muy antisocial, solo mi prima puede entrar a mis dominios como si fueran suyos, supongo que es porque somos parientes.
Cuando al fin llegamos me sentí más segura, era mi casa y aunque nadie te ataque es simplemente un instinto, entré con la chica en mis brazos, ya estaba dormida, la deposité en la cama y la arropé, salí de la cabaña para meter unas tiras de carne que dejé secándose, pero extrañamente sentí mucho coraje, más de lo normal cuando vi a una chica mitad jaguar salir de unos arbustos, llevaba un venado a rastras, cuando me miró pude notar que entró en pánico, era una de las nuevas que llegó hace unos cuantos meses.
-Lo la-lamento, solo quería co-cortar camino- Dicho esto salió corriendo, estaba por perseguirla pero extrañamente quise regresar a dentro de la cabaña y asegurarme de que la chica estaba bien, ya lo sabía, ella estaba dormida pero aun así quería asegurarme.
CONTINUARA…