Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Peculiar Normalidad por Tseje

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Día 1 del Mes Akafuri 

Tema: Teiko

Día 2 del mes Akafuri

Tema: Primer beso

Todos los derechos de los personajes le pertenecen unica y exclusivamente a su creador. Yo solo los tomo prestados para que formen parte de mis historias.

 

Peculiar Normalidad

By Tseje

"Cambiar es inevitable, Crecer es opcional"

 

Aquel era un día inusual.

Primero había sido capaz de comer el omelette de arroz de mi madre y, ahora, estaba felizmente acomodado en el auto de mi hermano en lugar de caminando por la acera bajo el ardiente sol de camino a la escuela.

Pero, sabía muy bien a qué se debía tan buen trato hacia mi persona.

Aquel día iniciaba en una nueva escuela. Aunque, no estaba nervioso… al menos no tanto como las veces anteriores. Porque, dicho sea de paso, ya había estado en al menos 5 escuelas diferentes. Y solo contaba con 14 años.

La razón de estos cambios tan drásticos se debía a mi situación tan… peculiar.

Mi padre trabajaba en un empresa de gran renombre a nivel mundial y, debido a su trabajo se veía forzado a viajar continuamente lo que, a la larga, provocó problemas con mi madre llevandoles a su eventual separación. Por aquella época a mi padre le ofrecieron un puesto muy importante en Canadá y no desaprovecho la oportunidad. Mi hermano y yo nos quedamos en Japón con mi madre… por un tiempo.

Un par de años más tarde, el destino se empeñó en que yo también tuviera que partir hacia las frías calles del país de la hoja de maple con mi padre. No me quejo, ni lo hice en aquel tiempo.

Esa fue la primera vez que cambie de escuela…

Las siguientes dos veces que me mude fue dentro del mismo gélido ambiente, de Quebec a Toronto. La cuarta termine viviendo en Rusia por poco más de un año. Y, he aquí la quinta…

Mi hermano, que solo había salido de Japón para ir a visitarnos durante las vacaciones, y mi madre, que nunca había dejado el país se miraban sobrecogidos por la normalidad con la que estaba tomando el cambio.

El auto se detuvo justo en la esquina de un blanco edificio que identifique como mi nueva escuela por las grandes y doradas letras que rezaban: “Teiko”. Aquella escuela tan famosa por sus equipos de futbol y basquetbol había hecho una excepción admitiendome a mitad de semestre, a un par de meses del comienzo del verano.

-Kou- llamó mi hermano cuando ya tenía la mano en la perilla. Lo miré interrogante, pero no dijo nada.

-Se hace tarde hermano- apure, al ver a los alumnos rezagados corriendo a la entrada.  El, sin despegar los ojos del frente dijo:

-Que tengas un buen día-

-Gracias!- respondí sonriendo y descendi . Sabía que solo estaba preocupándose por mi, pues cuando era pequeño solía tenerle miedo a todo, sobre todo a los cambios. Pero, después de pasar por un gran número de ellos, creo que he terminado acostumbrandome.

La secundaria Teiko era mucho más grande de lo que decían en internet. Lo primero que te daba la bienvenida, eran los dos enormes campos de futbol y beisbol. Dos enormes edificios de fondo servían para impartir las clases, mientras otros 5 edificios más pequeños y de techo azul eran los gimnasios de los equipos de voleibol y basquetbol respectivamente.  Nada más entrar sentí varias miradas sobre mi.

No me extrañaba.

Aunque llevaba el mismo uniforme que el resto todos podrían reconocerme como: El chico nuevo. Me detuve frente a la enorme entrada de los salones y respire profundo.  Una profesora, a la que pude reconocer como la que me aplico el examen de ingreso, estaba esperándome.

-Buenos días, Furihata-kun- me saludo amablemente. Sonreí antes de responderle- Te mostraré dónde está tu casillero- sonrió. En Japón, debes dejar los zapatos fuera y usar el calzado adecuado para el interior. Supuse que temían que no recordara la etiqueta japonesa.

Una vez me vi enfundado con el calzado, me guio por un pasillo y, después, a subir escaleras mientras me explicaba- La planta baja es para los alumnos de primer año, la segunda para los alumnos de segundo y en la tercera se encuentran los salones de artes plásticas y los talleres de danza, música y pintura. Los  de tercer año toman clase en el otro edificio, y alli tambien podras encontrar la sala de maestros, la biblioteca y la sala de cómputo- Todo lo decía en un japonés muy lento, pausandose entre oraciones.

-Sensei- llame cuando nos detuvimos cerca de lo que, supuse, era mi salon de clases- Puede dejar de hablar tan lento, hablo el japonés perfectamente- sonrei al decir eso. Después de todo, es comprensible que la mayoría de la gente crea que has olvidado tu lengua materna al pasar tantos años en el extranjero. Pero ese no era mi caso, en la escuela y en la calle hablaba ingles o ruso (según el caso) pero dentro de casa siempre nos comunicabamos en japonés, sin excepción. Creo que papá no quería que olvidara mis raices o algo así.

Rápidamente Minako-sensei se disculpó. Yo le aseguré, con una sonrisa, que no se preocupara pues ya me había acostumbrado.

Recibí un trato similar de mi madre y mis abuelos cuando regrese.

-Minako-sensei- llamó desde atrás de ella una voz autoritaria, por decirlo de alguna forma.

-Oh- se volvió la profesora sonriente- Buenos días Akashi-kun ¿Qué se te ofrece?-  El chico no respondió enseguida, sino que mantuvo sus ojos clavados en mi persona, unos penetrantes y rojos ojos. Frunció un poco el ceño

-La clase ya va a comenzar- Respondió al fin, librandome de su intimidante mirada

-Oh, sí- respondió la profesora- ya entramos- sin más el pelirrojo se dio la vuelta y entró por la puerta- Vamos, Furihata-kun-

 

 

El salón era amplio para solo 20 alumnos, el piso era de madera y las paredes estaban pintadas de blanco, aunque las cortinas azules le daban un aire familiar y confortable las bancas eran de madera con las patas de la mesa y la silla pintadas de blanco.  Aunque fuera similar al resto de las escuelas en el mundo, si había alguna diferencia que pudiera notar sería la falta de caos. En mis escuelas anteriores la mayoría de los alumnos no se callaban ni se sentaban hasta que el maestro estuviera en su escritorio. Aquí, el silencio reinó desde el momento en que se abrió la puerta y, estaba seguro, que incluso desde antes.

La profesora, saludo a la clase como de costumbre mientras la mayoría de los ojos se posaban en mi persona.

-A partir de hoy tendremos un nuevo compañero en la clase- comenzó haciéndome señas para que subiera y me posicionará  a su lado. Lo hice rápidamente, tratando de no caerme- El es Furihata Kouki, debido a circunstancias especiales se le ha admitido a la mitad del semestre. Acaba de regresar del extranjero, asi que sean buenos con él  y ayudenlo si tiene problemas- después se dirigió  a mi- Furihata-kun si tienes problemas de cualquier tipo puedes pedirle ayuda a Akashi-kun- con señas y una mirada le pidió al chico pelirrojo que se levantara.- Es el jefe de grupo y presidente del consejo estudiantil- No sabia que hacer asi que solo incline un poco la cabeza en su dirección- Ahora, preséntate con tus compañeros-

Inhale y exhale profundo antes de mirar  de frente a la clase -Es un placer conocerlos, mi nombre es Furihata Kouki. Viví unos años fuera del país. Espero podamos llevarnos bien.- recite, la misma letanía que mi madre me habia hecho repetir hasta el hastío durante los últimos dos días, temiendo que olvidara el japonés.- Ah- recordé algo- No estoy acostumbrado a que me llamen por mi apellido asi que preferiria que usaran mi nombre- lo ultimo lo dije suplicante, mas para la profesora que para mis propios compañeros. Minako-sensei sonrió en respuesta.

-Siéntate en aquel lugar vacío- señaló casi al final del salón, junto a la ventana.

Me dirigí  allí, mientras la profesora comenzaba con la clase.

Sacaba mis libros, cuando una nota llegó hasta el escritorio. Me volví a ver al chico que estaba a mi lado. Un joven menudo, de cabello y ojos celestes que sonrió y señaló la nota antes de volverse a mirar el pizarrón concentrado.



 

La campana que anunciaba el receso sonó por fin,  me estire para liberarme de la tensión. Sentí una pequeña molestia en el hombro derecho pero no le hice mucho caso. Mientras el resto de mis compañeros se preparaban para salir rumbo a la cafetería yo saqué mi bento de la mochila. Mi madre y mi hermano había puesto todo su empeño en prepararmelo,a pesar de que les dije que comprar algo en la propia escuela estaba bien para mi.  

De pronto, una mano se posó suavemente en mi hombro. Me volvi encontrándome con el chico de la nota. La cual, con una letra muy hermosa, me pedía almorzar juntos aquel día.

-Mucho gusto, mi nombre es Kuroko Tetsuya- se presentó el chico quien a pesar de parecer amable mantenía un semblante bastante serio- ¿Vamos?- uno pequeña sonrisa, que apenas levantó la comisuras de sus labios, se hizo presente en su rostro. Sonreí de vuelta.

-Soy Kouki- me presente, al tiempo que me levantaba. Cuando ya estaba de pie con el bento en la mano, recordé que me había presentado como lo habría hecho en cualquiera de las otras escuelas- lo siento…- me disculpe sintiendo como mi cara se ponía un poco caliente- Soy…- pero el chico me interrumpió.

-Esta bien, Kouki-kun-  De verdad me agradó ese chico.

Salimos del aula y nos dirigimos hacia las escaleras, en el camino Kuroko aprovechó para mostrarme las diferentes áreas que aparecían ante mis ojos, además de contar cosas sobre sí mismo. Entendí que estaba en el club de la biblioteca y que era miembro del equipo titular de basquetbol. Me pareció sorprendente que un chico, cuya presencia parecía tan frágil, pudiera participar en uno de los clubes más importantes de esa escuela.

-¿Vas a unirte a algún club, Kouki-kun?- soltó cuando me mostraba los salones de los clubes artísticos.

-No creo- respondí rápidamente, aunque era obligatorio estar dentro de alguna actividad extracurricular, había sido exento de ello debido a mi “situación especial”- Aunque… entrar en el club de lectura me parece una buena idea- reconocí. Después de todo, siempre me ha gustado leer, aunque tarde una eternidad con un solo libro.

-Eso seria genial- respondió mientras llegabamos a las escaleras que daban a la azotea.

-Kuroko- llamé- No… ¿No está prohibido subir a la azotea?- pregunte, preocupado. No quería meterme en problemas en mi primer día.

-Tenemos un permiso especial- me aseguró- además, los demás quieren conocerte-

-¿Los demás?- pregunté con cierta inseguridad. El peliceleste solo me sonrió de vuelta, antes de abrir la puerta y dejar pasar los intensos rayos de sol.



 

-¡Tu comida es la mejor, Kagamicchi!-

-No hables con la boca abierta, Kise-

-Mejor no hables-

-¡Deja de jugar con la comida!-

Los que discutían eran cuatro amigos de Kuroko, bueno, 3 amigos y su novio. El chico rubio que alababa la comida era Kise Ryouta, el peliverde a su lado, que los miraba con exasperación mientras se acomodaba los anteojos se había presentado como Midorima Shintarou. El chico moreno, con cara de pocos amigos y nula paciencia era Aomine Daiki y, finalmente, el novio de Kuroko se presentó como Kagami Taiga.

-Puedes ignorarlos, Furihata- me susurró Kagami, son una sonrisa, mientras abrazaba la cintura de Kuroko que estaba cómodamente sentado en sus piernas. Le sonreí de vuelta- Eso tiene muy buena pinta- comentó, viendo mi almuerzo.

-Gra-Gracias- respondí- Lo hizo mi madre-

-Kouki-kun pareces feliz por eso- comentó Kuroko, como quien no quiere la cosa.

-¿Kouki… Kun?- habló el rubio mirandonos extrañado. Pasando su mirada de mi persona hacia el chico menudito del grupo- Es raro de Kurokocchi llame a alguien tan familiarmente-

-Solo a las personas que quiero…- respondió con lengua afilada Kuroko provocando  que el rubio hiciera un puchero.

-Me gusta más que me llamen por mi nombre- intercedi, debido a que no quería causar problemas entre el grupo de amigos- No estoy acostumbrado a que usen mi apellido-

-Akashi comentó que habías vivido fuera del país- soltó como si nada el peliverde, mirandome por el rabillo del ojo.

¿Akashi? Recordé entonces al pelirrojo con cara de pocos amigos y actitud suprema que me presentaron hacia unas horas.

-¿Son amigos de akashi…-kun?- pregunté, nervioso y casi olvidándome de usar el honorífico.

-Akashi es el capitán del equipo- habló el moreno mientras robaba un pedazo de pan del almuerzo de Kise. Debí de poner algún tipo de mueca pues agregó - Del equipo de baloncesto-

-También es el presidente del consejo estudiantil… ¿A que es Guay, no?- Expresó Expresó Kise con una sonrisa en mi dirección.

-Algo- respondí, la verdad era que no me interesaba en absoluto saber mucho de aquel chico pero… si era amigo de Kuroko no dudaba en toparmelo, quizá, demasiado a menudo.

-Hablando de él ¿dónde está?- preguntó Kagami mirando a Kuroko

-Creo que fue con Momoi-san a ver algo del equipo… no creo que tarde-

Justo en ese momento, como si hubiera sido invocado, el chico en cuestión apareció frente a nosotros acompañado de esa aura de perfección  y de una chica bastante linda de cabello rosado.

Paseo la mirada por todo el grupo, deteniéndose en mi. Sentí que la sangre se me subía al rostro, pero como pude se la sostuve. El tiempo paso demasiado lento, hasta que vi algo parecido a una sonrisa en su rostro y desvió la mirada.

Solté un suspiro, liberándome así  de la tensión que había acumulado.

-¿Por qué llegan tan tarde, Satsuki?- soltó Aomine dirigiéndose a la pelirrosa, mientras el pelirrojo capitán tomaba asiento justo en medio de Kagami y Midorima.

-Hemos acordado las fechas de los partidos de práctica de este mes- respondió la chica sentándose junto a mi- Mucho gusto, Momoi Satsuki- se presentó extendiendo su brazo en mi dirección. La estreche sin miedo.

-Furihata Kouki-

-Pero prefiere que lo llamen Kouki… ¿No es así,  Koukicchi?- sonrió el rubio, aprovechando mi aturdimiento para robar un poco de Tamago de mi bento- Delicioso- declaró.

-¿Kouki...cchi?- pregunté  confundido.

-Ignoralo- habló por primera vez Akashi- Ryota tiene la costumbre de agregar el “Cchi” al nombre de las personas... -

-Perdón- se disculpó el chico, visiblemente avergonzado. Solté una pequeña risita.

-No me molesta… solo me tomó por sorpresa-

-Mmm… Siento que te he visto en alguna parte- habló  distraídamente la pelirrosa mirandome minuciosamente. Poniéndome nervioso.

-Ha vivido fuera de Japón,  Momoi- respondió Midorima- No creo que lo hayas podido ver antes-

-¿En donde viviste?- saltó  la chica, olvidándose por completo de lo anterior.

Bombardeandome con miles de preguntas más.

El receso no fue suficiente para contestar el interrogatorio completo, pues a las preguntas de la pelirrosa se sumaban las de Kise, Kuroko o Kagami. Por suerte, Aomine y Midorima me dieron una especie de tregua observandome fijamente pero manteniendo la boca cerrada.

Mientras, su capitán se contentaba con comer tranquilamente, como si aquella prueba no fuera de interés alguno para él. Aunque, en varias ocasiones, pude captarlo sonriendo en mis momentos de mayor apuro.



 

Las clases terminaron, bastante rápido aquel día.

Aunque para cuando pude salir de la oficina de Minako-sensei, la mayoría de los alumnos regulares ya se habían marchado y solo quedaban los chicos de los clubes deportivos.

Los campos de entrenamiento rebosaban de actividad y, mientras caminaba en dirección a la salida, supuse que estarían trabajando duro ya que las copas de verano se acercaban a pasos agigantados.

-Yo también tengo que darme prisa- susurre a la nada.

-¿Por qué tienes que darte prisa?-

Solté un grito para nada masculino, cuando aquella voz me sorprendió.

-Akashi-kun- solté cuando pude tranquilizarme- Me asustaste-

-No has respondido mi pregunta-

Lo mire, confundido.

-Tengo cosas que hacer- respondí  mirándolo, pero arrepintiéndome rápidamente.  No entendía porque me miraba tan intensamente o ¿Será que solo yo lo sentía así?

-Akashi Seijuurou- hablo sonriendo y extendiendo su mano en mi dirección- No había podido presentarme adecuadamente-

Respondió el saludo como en automático. Su mano era cálida y suave, y sentí  como ese calor se traspasaba a mi cuerpo.

-Kouki- respondí simplemente.

No sentí  cuánto tiempo nos quedamos de esa manera, con las manos estrechadas. Al final fue él quien rompió el contacto.

-Lamento lo de esta tarde, Momoi-san puede ser un poco intensa a veces- habló con voz serena, pero no me costó mucho detectar el tono de burla oculto en ella. Fruncí un poco el ceño, pero no dije nada. Aun no entendía muy bien cómo tratar con el.- ¿Vas a casa?- preguntó, como tratando de hacer conversación.

Cosa que, por lo visto y en mi opinión, no estaba acostumbrado a hacer.

-Si- aunque no fuera totalmente cierto, él no necesitaba saber a dónde me dirigía en realidad.

De nuevo el silencio.- Entonces… - hable, ya que no sabía si podía retirarme o necesitaba algo más de mi.

-Te acompaño- sonrió, entrecerrando los ojos y comenzando a caminar hacia la entrada. Sentí el calor subirse por mis mejillas ante aquella sonrisa. Pero, ignorándolo, diciendome que era un efecto del asfixiante calor, di la vuelta y camine junto a él aquellos 5 metros que me parecieron 5 kilómetros.

-Bien, me iré primero- hable cuando por fin llegamos. Me volví a mirarlo y, al fin, me percate del traje deportivo que portaba, el polo tenía una pequeña marca de humedad en el cuello. Clara señal del esfuerzo y ejercicio físico realizado- No era necesario que me acompañaras, podrías enfermarte- En solo un día había aprendido varias cosas. Primera la secundaria Teiko idolatraba y  esperaba lo mejor de su equipo de baloncesto y, segunda, el hombre más importante en todo el jodido equipo y, en general, de toda la jodida escuela era este chico.

El chico perfecto.

Y si se enfermaba por acompañarme a la salida, con una playera humedecida y sudada, sería linchado. Por decir lo menos.

-No te preocupes por eso. Había salido a beber un poco de agua. Además- empezó frunciendo el ceño y arrugando la nariz con molestia- Tenía que alejarme de ese grupo de idiotas- La expresión de su rostro dejaba muy claro su pensamiento “O terminaria matandolos”

Solté una pequeña risita- Estoy seguro de que no son tan insoportables como los pintas-

-¿Quieres tratar de estar con ellos todo el entrenamiento?- Contraataco.

-Lo siento… las tardes las tengo ocupadas- me defendí, alegre por no tener que dar más explicaciones.

-Que lastima- respondió acortando la distancia entre nosotros. Su voz sonaba decepcionada. Alargó la mano y, con delicadeza, colocó uno de mis mechones castaños detrás de la oreja- Me hubiera gustado que pasaramos mas tiempo juntos- Sentí que mi cara se calentaba a una velocidad inverosímil. Las palabras se atoraron en mi boca y me vi abriendo y cerrando la boca como un pez.

-Entonces, Kouki… nos vemos mañana- se despidió alejándose en dirección al gimnasio, dejándome con una sensación  extraña en el estómago  y el hormigueo sobre mi mejilla que no me abandonó en toda la noche



 

La música fluía. No solo flotaba en el recinto, chocando contra las paredes y la superficie helada sobre la que me encontraba, si no en todo mi interior. Me moví como la música me indicaba y no siguiendo las instrucciones de nadie.

La música me guiaba, trazaba ante mí el camino perfecto. Iluminaba la oscuridad.

Termine la rutina, sin fallos.

Escuché los aplausos del entrenador y de los niños que me observaban con un brillo especial en los ojos.

-Muy bien- habló el instructor dirigiéndose a los pequeños- Ahora ¿Quien quiere entrar a la pista?- todas las manos se levantaron al tiempo. Solté una pequeña risita pues, la razón por la que me había visto “forzado” a plantarme de nuevo en el hielo, fue el miedo y las negativas de los pequeños a poner sus pies en el. Y el instructor, un chico menudito de cabello negro, no había podido convencerlos. La mayoría, de hecho, lloraba y berreaba cuando trataban de acercarlos. Ahora, todos se empujaban para ser el primero en pisar la cristalina superficie. Sonreí y esperé a que todos los niños estuvieran en el centro con el pelinegro para salir. Llegué hasta la banca donde había dejado mis cosas y me dispuse a quitarme los patines. Aquel día tenía programado solo entrenamiento de piso y práctica de baile para afinar la secuencia de pasos.

Escuché pasos acercarse a mi pero, convencido de que se trataba de mi entrenador, no levanté la vista de mi tarea. Hasta que aquella voz habló, helándome la sangre.

-Lindo baile, Kouki-

Levanté la vista justo para encontrarme con la mirada carmín y la sonrisa de superioridad de Akashi Seijuurou.

 

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aqui.

Feliz mes AkaFuri

-Tseje-


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).