Ese día, como buen "amigo" de Sanji (Lo quería como algo más :v) Lo invitó a jugar videojuegos y terminar una tarea que no entendía, claramente no iba a entender casi nada porque no hablaba, pero el quería estar a solas con el rubio, sin nadie más. (Ay ay ay Zorito 7u7r)
Las clases se pasaron volando según Zoro e iba por el instituto en busca del ojiazul (Se perdía xD Zoro lo busca mucho ¿No?). Quedaron de verse en la salida y no la encontraba ¡Malditos pasillos que se movían! La salida la diviso junto con Sanji, revisando su celular. Le llamo la atención agitando su mano cuando ya estaba frente a él, este le hizo un "hola" con la mano feliz. Zoro con un papel previamente escrito le dijo "Sígueme". Y Sanji le siguió el paso.
Asombrado el rubio vio la gran casa en donde vivía su amigo, ¡casi una puta mansión! Zoro le dio el paso, la casa se sentía muy sola ¿Qué sus padres no estaban? Algunas veces por eso odiaba ser sordo, y ahora comprendía porque el peliverde le mandaba mensajes seguido... Se sentía solo.
Sin embargo, ahora el peliverde ya no estaba solo, no con la compañía del rubio, en la escuela, sus mensajes, y su visita. Por eso amaba a Sanji, porque no le hacía sentirse solo.
El peliverde le escribió en un nuevo papel "Es por aquí" para ir a su alcoba, subieron las escaleras y a la puerta derecha era su destino, gracias a Oda que no se perdió.
Echó su morral a un costado y se sentó de respaldo en su cama, le señalo a Sanji que hiciera lo mismo. Enfrente de ellos había una mesa de centro redonda, donde se habían sentado eran unos cojines suavecitos, y delante una cómoda donde había una consola y una enorme pantalla, se podían apreciar también múltiples juegos y controles.
—¿Qué te gustaría jugar cejillas? —Le escribió en el cuaderno que Sanji hizo.
—No sé ¿Qué tienes?
—Puessss... ¿Minecraft?
—Jejeje, bueno, dale :D
Colocó el disco en la consola e hicieron una partida nueva, como es típico tenían que buscar madera y muchas cosas más para hacer una casa y que no los mataran los enemigos. A los 10 minutos Sanji se cayó a una dungeon y no pudo con los monstruos, Zoro se rió muy fuerte, aunque Sanji no le escuchara, lo sintió y le dio una leve patada, con eso tuvo el peliverde para calmarse.
—¡Lo siento, ya no te pude avisar jajaja...! 😂
—¡No te rías! Marimo malo 😣
—¡Ya te dije que lo siento! —Retiró el disco y lo guardó en su estuche— ¿Otro juego cejas de remolino?
Sanji se levantó y tomó un juego, sonriendo al recordar que ese juego lo había jugado antes de...—Este —O eso entendió, porque le señaló con la mano.
Vale, era cierto que el peliverde había completado el juego cuando tenía 10 años, pero se pasó medio año: El Pokemón rubí lo terminó casi en verano, porque el maldito juego tenía fallos y las cosas se movían (Si claro XD), con trabajos y pudo conseguir a Groudon y ganarle a los entrenadores.
Lo iniciaron con la presentación "Pokemón rubí" con la pantalla roja y la silueta del legendario, habitualmente se ponían el nombre y sexo del personaje, y comenzaban con este en una camioneta con cajas. Pasaron un rato hasta que Zoro no sabía por dónde era, se metía a la hierba alta y sus pokemones eran niveles bajos, por eso todos se debilitaron y volvía atrás. Un círculo vicioso. Sanji veía divertido la pantalla del peliverde, en ocasiones movía su control para mandarlo a la dirección correcta y llegara al tercer gimnasio, pero el rubio ya iba en el quinto. A Zoro le sorprendió la velocidad del rubio al acabar con los líderes, sus pokemones iban a nivel 20 cuando los demás iban a nivel 16, podía saberse todos los tipos, encontraba objetos en la arena como carameloraro y todas esas cosas que él trato de buscar.
Resultó al final que Sanji termino más rápido el juego que él, que tenía el juego y memoria de este.
En su rostro se podía ver la satisfacción... Y la soberbia de haberle ganado al peliverde. Sanji se rió, en su cara, pero obviamente, Zoro también le siguió.
—Te gané marimo >:D
—Claro, claro —Miró su reloj en la encimera y notó que ya era algo tarde, por lo que le aviso a Sanji que tenían que apresurarse con los deberes.
En la mesa de centro pusieron los libros y apuntes que les hacían falta, combinando todo era un poco más rápido. Transcurrido el tiempo, ya iban acabando y lo hicieron con más calma. Lo que hizo que a Zoro se le viniera una de todas sus preguntas al estar el rubio explicándole en el cuaderno.
—¿Por qué no intentas hablar? —Escribió para sorpresa de Sanji.
Sanji negó con la cabeza, pero Zoro insistió.
—¿Por qué? —El rubio se rindió, y redactó la razón de por qué no lo hacía.
—La gente se burla... —Escribió.
—Pero... Yo no lo haré —Dijo con honestidad, lo que más quería era escuchar su voz, claro, ya la había escuchado en sus carcajadas, pero deseaba escucharla en oraciones. Lamentablemente, Sanji siguió negándose.
No le insistió más y continuaron con sus tareas, el ambiente anteriormente se había quedado incómodo, pero entre sus chistes escritos y tonterías el ambiente se fue haciendo más calmado, hasta el momento en que Sanji se tuvo que retirar para ir a casa y descansar. Lo último que hicieron antes de despedirse fue una nota final y un abrazo que fue dado de Zoro a Sanji, al principio el peliverde casi se muere por abrazar al ojiazul, sin embargo estaba más ansioso por el día de mañana. Posteriormente, Sanji se fue a casa.
Después de que se fuera, simplemente sonrió. Subió a su alcoba y en su mueble de madera tomó el pequeño cartel que recogió en el instituto. Sus nervios se debían a la previamente dicha fiesta de fin de semestre.
Y así, colgó el cartel como "Motivación" para hacer aquel lenguaje que no sabía como hablar con Sanji, y en su vida nunca se imaginaria aprender.
—"Nos vemos mañana Ero-cook/Marimo"
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Cuando el despertador sonó no dudó ni un segundo para levantarse y arreglarse, tomando más dinero que de costumbre para las flores, usualmente no usaba perfumes o colonias, pero esta vez sí usó un poco, por ese rubio, valía todo.
En la florería una chica morena le atendió, entendió que trabajaba con su novio peliazul para pagar algunos estudios y le dijeron que si quería más flores podía tener un descuento por caerles tan bien. Francamente no fueron ni costosas ni baratas.
Cuando diariamente iba por la calle era todo gris y todo el tiempo se veía serio, las personas algunas veces le miraban con pavor; Ahora todo era brillante y colorido, sonriente. Una niña que iba con su madre se le quedó viendo con curiosidad y sonrió por lo feliz que iba el peliverde.
—¿Son para tu novia onii-chan?
El moreno solo soltó un carcajeo, era de suponer que fueran para "su novia".
—L-lo siento, es muy curiosa...
—No se preocupe. Si, son para alguien.
La pequeña se enojó un poco, y luego volvió a curiosear.
—¡Que tierno de tu parte! —La niña le dio algo así como unos pasadores de color azul, sacados de su mochila de Totoro— ¡Toma, te los regalo onii-chan, para que se los des a ella!
Zoro los tomó, y a cambio le dio una florecilla que estaba por ahí— Gracias, de seguro le gustan a él... —En seguida la luz cambio a verde y se fue, dejando a las féminas confundidas. "Él".
Ingresando al instituto era mejor ir con el rubio a la hora del descanso, aquella hora se había convertido en su preferida, no solo por que en ella había conocido a Sanji, sino porque también aquel ángel le había dado felicidad.
Por el tiempo en que llegó, más temprano de lo habitual, recordó que Sanji usualmente llegaba así de anticipado, por lo que pudo divisar a este caminando. Esa podía ser su oportunidad, de no haber sido...
... Porque vio a un chico junto a SU rubio.
El tipo tenía el cabello oscuro, unas ojeras exageradamente debajo de sus ojos y un gorro blanco con manchas negras. Estaba hablando con el rubio, en lenguaje de señas, haciendo reír a SU cejillas, que respondía de similar forma alegremente.
Aquello hizo hervir la sangre del peliverde en... Celos. Apretó las flores rompiendo uno que otro tallo, luego se dio cuenta de lo que estaba haciendo y dejo de hacerlo, logró salvar unas cuantas de ellas, probablemente solamente era un viejo amigo del cejirrizo, un jodido amigo. Era posible que en el descanso dejaría a Sanji para ir a hacer otras cosas.
Pasó las clases, que eran de evaluación, en los exámenes no le fue tan mal como pensó que lo haría, todas las respondió correctamente, ocasionando que media clase se quedara flipada por sus notas altas. (Yo quiero ser igual de estudioso que Zoro-sama xD)
A la hora de la verdad se dirigió con Sanji, todo el mundo lo miró discretamente, o más bien eso pensaron. Por que ¿Acaso el temible peliverde, conocido fuera del instituto por varios pleitos, que se debían al trabajo de sus padres, tenía novia? Por esa misma razón no tenía amigos, y también era algo en lo que se parecían Zoro y Sanji... Era algo en lo que se parecían hasta que apareció ese chico pelinegro.
La verdad estaba totalmente nervioso, si era rechazado, no sabría que hacer después sin su cejillas ¿Seguiría siendo su amigo? Y si le aceptaba ¿Qué sucedería? ¿La soledad que sentía se iría alejándose en un olvidado recuerdo? Llegando a las bancas, sus celos volvieron...
No se había ido...
... Seguía con SU Sanji...
Envidió la forma en que se trataban esos dos, él solo se aprendió unas pocas palabras... Las suficientes para decirle a Sanji que...
Inmediatamente se volvió. Ya no quería seguir mirando el momento en que el pelinegro se acercó a Sanji con otras intenciones. Yéndose a los pasillos nuevamente vacíos.
Lo que no vio fue como el rubio alejaba al pelinegro y le daba una fuerte bofetada. Después, se dio cuenta de que Zoro había estado ahí expectante.
Corrió adentro del instituto, dejando abandonado a su "amigo". Al único que necesitaba ahora, era al peliverde, quien estaba buscando por los pasillos desesperadamente, queriendo explicar el acto que presencio.
En parte ya se sentía el mejor amigo de Zoro, Sanji ya no había tenido amigos desde que tuvo ese accidente en el que se quedo sordo. Más sin embargo Zoro había despertado ese cálido sentimiento.
Pronto halló al peliverde, viendo las flores que tenia, la mayoría casi maltratadas. ¿Cómo podía llamar su atención? ¿Correr a él? Dio unos cuantos pasos y por accidente piso una envoltura de unas frituras, no escuchó el sonido, pero vio como el peliverde volteaba hacía él. Zoro lo miró algo triste, y resentido.
Sanji se quedó con la mirada clavada en la del contrario, no sabía como explicarle aquello. Y solo le dieron ganas de llorar.
Sus ojos se cristalizaron al momento que Zoro volvió a su camino. Tenía que hacer algo rápido, o sino ya no serían amigos. No pensó en algo más, no oía, por eso no supo que gritar.
Su única opción fue gritar, una de las cosas que odiaba hacer desde que no escuchaba. Después de eso, los pasos de Zoro se detuvieron, al momento que sus ojos se abrían de la sorpresa. Sanji se dio cuenta, y siguió.
—¡SOooh! E-esp... Zoo...
El peliverde sonrió levemente y giró su cuerpo con los talones, con suavidad. El cejirrizo siguió tratando de hablar, pero solo salieron balbuceos.
—Zoo... Zo... Ro...
Este lo miró comprensivo y le hizo una señal para que continuara con su esfuerzo.
—Zooro... Yo... E-él mehh be... B-besó p-peroo yo no qu-quería, a-así que lo-lo golpee...
En seguida el peliverde le contestó, de una manera en la que el rubio no se hubiera esperado.
—"Te escuchaste muy lindo, cejitas"
—E-estás... ¿Hi-hiciste... S-señas...?
—"Y tú ¿Estás hablando?"
Ya no pudo contener sus sentimientos, las lágrimas de felicidad se deslizaron por sus mejillas, riéndose por lo que le pasaba a su cuerpo. Iba a caminar hacia Zoro, pero él le dijo una cosa más antes de eso.
—"Sanji... Tú... ¿Quieres ir conmigo al festival?"
Ahora sí, su ojo azul cielo se abrió como plato mientras que las lágrimas seguían cayendo. Rápidamente corrió hacia el peliverde para abrazarlo con fuerza, y que el otro no dudó en corresponder. Por fin soltando sollozos al igual que el peliverde soltaba unas cuantas lagrimillas.
—Zoro... T-te qu-quiero... —Murmuró con la voz temblorosa a causa del llanto.
Zoro se separó un poco del abrazo —Yo te amo.
No hubo necesidad de hacerlo en señas, con ver los labios del peliverde comprendió y se lanzó a darle un pequeño pero cálido beso.