-La historia es narrada en primera persona por Kaioshin.-
Estábamos reunidos en la terraza de un hotel, discutiendo sobre nuestra posible extinción, mi antecesor y el Sr. Wiss entraron al complejo mientras Bills sama aún estaba dormido a fuera en una silla retráctil después de que comió como loco por el ataque de ansiedad que le dio eso era algo inevitable, yo por otro lado solo estaba recargado en el barandal viendo hacia el cielo oscuro y despejado ya que tal vez no lo volvería a ver jamás. Me di la vuelta para observar como dormía tan plácidamente Bills, contemple su cuerpo por unos segundos realmente no estaba nada mal, su cuerpo delgado pero a la vez marcado… ¿pero qué rayos estoy pensando? Es un dios de la destrucción pero… él me ponía tal caliente, el pasar tanto tiempo a su lado hacia que mi mente se llenara de deseos impuros con su cuerpo, aunque yo sabía realmente que nunca tendría una oportunidad con él, porque él no es de esos.
Me aproxime hacia el lentamente y sin hacer ruido, no quería despertarlo, ya me encontraba parado a su lado, y viéndolo más de cerca me parecía aún más atractivo, mi mano temblorosa deseaba tocar su miembro por encima del pantalón, poco a poco me iba acercando a mi objetico cuando sentí como la rápida y fría mano de Bills- sama me detenía, en ese momento la sangre se me congelo.
-¿Qué estas tratando de hacer? –me cuestiono serio.-
-Yo… -empecé a tartamudear- na… da, nada. –Fingí una sonrisa-
Estaba totalmente nervioso no sabía dónde meterme que excusa podía darle si eran más que obvias mis intenciones.
-¿Así que quieres esto? –Coloco mi mano en su miembro-
Mi cara se tornó totalmente roja con las palabras de Bills, quería decirle mil y un cosas obscenas que estaban pasando por mi degenerada cabeza pero estaba algo paralizado por lo sucedió no pensé que fuera a tomar este rumbo, además que sentir semejante bulto me logro excitar al instante.
-Es una lástima que no lo podrás tener porque ya tiene dueño. –Rio de lado, mientras soltaba mi mano y se levantada de la silla, dirigiéndose a la puerta-
¿Qué fue eso? ¿Era algún tipo de rechazo? pero ¿Qué pretendía dejándome tocarlo? Veía como se alejaba y de repente capte, eso más que un rechazo era una insinuación… ¿o no? Daba igual no podía dejarlo ir sin que pasara algo y que sean reales los rumores de que él y Wiss son pareja me calentaban más por ser algo ya más prohibido. Lo seguí y logre detenerlo antes de que cruzara por la puerta tomándolo del brazo.
-¿Qué… ocurre? - se giró para poder verme-
-No se vaya tan pronto… -aún estaba nervioso pero sabía que era ahora o nunca, cerré la puerta dejándonos a fuera, la mirada de Bills era de total confusión, a veces quisiera que todo fuera automático pero si quiero algo de él me tendré que esforzar- Yo sé que usted ya está en una relación ahora pero… nadie tiene por que enterarse de lo que pase aquí. –Sonreí con lujuria-
-¿Qué estás loco? Yo no podría hacerle algo como eso a Wiss, me mataría literalmente, bueno a los dos. –respondió molesto-
-Yo creo que vale la pena correr el riesgo, Bills-Sama - mi mirada demostraba insistencia y un gran deseo por aquel Dios, sin titubear, lo volví a tomar del brazo pero esta vez tirándolo hacia mí, nuestros labios chocaron en un gran beso, rápidamente el me aparto.
-No, esto no está bien, Shin…
-¿Acaso no le gusto? –le pregunte insistente mientras me lamia los labios-
-Deja de provocarme… -me miro serio-
-Se supone que usted es un Dios… y que puede hacer lo que le plazca ¿no es así? incluso abusar de mi cuerpo –acaricie lentamente el pecho de Bills e iba bajando más mi mano hasta llegar a su entrepierna- solo será una vez y además puede contar con mi total discreción.
Sentí como su miembro estaba creciendo en mi mano, era algo maravilloso, lo apreté no muy fuerte ahora sentía un bulto grande y grueso en mi palma, una total delicia. Sin pensarlo dos veces me arrodille ante él, baje un poco su pantalón y saque lo que ocultada dentro, apenas lo podía abarcar con las dos manos, era muy enorme, como era posible que nunca antes haya notado yo semejante cosa. Empecé a bajar y subir mi mano despacio, acariciaba su cabeza con mis dedos que pronto se llenarían de su líquido pre seminal.
-¿Qué? ¿Qué? ¿Qué estás haciendo? –Me cuestiono entre dientes, mientras se ruborizaba- ¿no te atreverás a…?
Repentinamente coloque su miembro dentro de mi boca, tratando de que entrara la mayor parte posible, note como su cuerpo se estremecía cuando pasaba mi lengua húmedo por su glande, empecé a meterlo y a sacarlo de mi boca con rapidez, cada vez se hacía más ancho y me dolía la mandíbula, con la otra mano acariciaba sus testículos, quería que se viniera en mi boca y estaba a punto de lograrlo hasta que sentí que retiraba su pene el cual estaba ya escurriendo mucho líquido el cual que no era semen, estaba algo confundido y me puse de pie.
-Lo has logrado, pero no voy a dejar que solo me des una mamada y te vayas- me sonrió con malicia- yo quiero algo más…
Esas palabras no eran para nada buenas, acaso él quería ¿penetrarme? Con semejante cosa me iba a destrozar, ahora el loco era el, no se lo iba a permitir pero era mucho más fuerte que yo. Ya estaba resignado, nunca pensé que fuéramos a llegar más lejos.
-¿Qué? ¿No dirás nada? –Me susurra al oído- esto tú te lo has busca, pequeña putita.
Me cargo sin previo aviso, chocando mí espalda con la puerta, con una mano me sujetaba mientras que con la otra rompía parte de mi pantalón sin problemas, ahora me sujetaba con las dos manos. Dirigió su pene hacia mi entrada, ahora sentía como mi corazón latía a mil que casi se salía de mi pecho, su cabeza apenas podía entrar en mi estrecho culo, pensaba que no lo iba a lograr y que lo dejaría así pero por sorpresa metió su miembro de golpe, mis ojos se abrieron completamente, solté un grito seco y mordí mi labio tan fuerte que logre sacarme sangre, realmente me había dolió.
- Oh… -soltó un quejido- que culo tan apretado tienes –me dijo al oído- siento como me succiona…
No quería responderle nada, mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas, era un dolor muy insoportable y más porque comenzó a embestirme con rapidez dejando que su miembro se hundiera cada vez más en mis entrañas, lo sacaba completamente y luego lo volvía a meter todo con una fuerza descomunal, sin nada de piedad.
-Deténgase… por favor… -le suplique- me esta… lastimando.
-¿Quieres que me detenga? –Me cuestiono burlón- Pero si esto es lo que querías, maldita perra.
-Si… pero… no de esta manera… -desvié mi mirada apenado-
-Bien, lo hare más despacio, pero no creas que te libraras de esto que todavía tienes mucho que soportar.
-Está bien… -respondí en voz baja-
Cambio su ritmo por uno más suave y calmado, mi cuerpo poco a poco dejaba de estar tenso y el dolor no era tanto, de hecho me estaba comenzando a dar placer, comencé a soltar pequeños gemidos, ahora realmente lo estaba disfrutando y Bills-Sama lo notaba, acelero su velocidad pero sin ser tan brusco, era una sensación tan agradable, mi entrada ya se había acostumbrado a recibir su miembro, así que le suplique que lo hiciera más duro.
-¿Con qué ahora si quieres que te parta en dos, he?
-Si por favor… -le respondí entre gemidos con un tono de voz meloso- hágalo Bills-sama, rómpame el culo otra vez y lléneme con su majestuoso semen…
Haciendo caso a mis peticiones, siguió embistiéndome pero ahora de una manera más tosca, ruda y violenta que compensé a gemir como perra en celo aunque inmediatamente me tape la boca con la mano, olvide por un momento donde estaba y que fuéramos escuchados por todos era lo último que quería que pasara. Pensar en que podíamos ser descubiertos en ese momento me causo tanta excitación que ya estaba a punto de venirme.
-Bills… sama… ya me voy a correr…
-Ah…
Después de soltar ese quejido sentí como mi culo se estaba llenando con su semen caliente, al instante yo también me corrí manchando todo su vientre. No podía creer que hayamos tenido semejante encuentro sexual en la terraza de un hotel a sabiendas que alguien podía pillarnos, estaba un poco avergonzado por mi comportamiento. Bills me bajo y se sentó en el piso recargando su espalda en la puerta, había sido muy agotador para los dos. Iba a proceder a sentarme a un lado cuando oí que alguien quería abrir la puerta, nos entró el pánico, yo como podía tapaba mi ropa destrozada mientras Bills se limpiaba rápidamente y se ponía de pie.
-Oh, señor Bills ¿Qué le paso? –Era Wiss preocupado, quien había entrado por la puerta-
Teníamos la respiración agitada, estábamos muy nerviosos y a mí todavía me temblaban las piernas, no era algo muy normal encontrarnos en esas condiciones. Rápidamente los ojos del larguirucho ese fueron posados en mí, su semblante cambio por uno seriedad, quería matarme con la mirada, no creo que fuera tan tonto como para no saber lo que había ocurrido entre nosotros.
- Qué… qué…? ¿Qué haces aquí, Wiss? –le cuestiono molesto-
-Es lo mismo que quisiera saber yo, ¿qué hacen los dos aquí?
-¿Qué más vamos estar haciendo…? solo discutíamos por tonterías… tonterías de él, aunque creo que se nos pasó un poco la mano y terminamos en pelea.
-¿Así? –alzo la ceja mientras me observaba- Pues creo que ya es hora de que entre al complejo a estado mucho tiempo a fuera y no quiero que se me vaya a enfermar. –Se dio media vuelta y entro-
-Sí, tienes toda la razón, Wiss. –Empezó a caminar hacia la puerta, mientras yo solo lo miraba alejarse- ¿Qué no vienes? –Volteo a verme-
En ese instante una sonrisa se dibujó en mi cara, sabía que después de todo esta noche no había sido tan mala como creía. Entramos al lugar, caminando por el pasillo estábamos los dos caminando muy atrás de Wiss quien iba al frente, tome del brazo a mi querido Bills Sama demostrándole mi cariño, me miro extrañado pero no se molestó.
-No hablaremos con nadie de lo que sucedió haya a fuera ¿entendido? –Me susurro- no quiero problemas… -hizo una pequeña pausa- …Y otra cosa más –me miro directo a los ojos- no quiero que estés con nadie más. –Dijo esto en voz aún más baja-
-¿Perdón? No entendí lo último.
-Umh… -soltó un gruñido- que quiero que seas solo mío, si alguien se te acerca tenlo por seguro que lo matare…
Solo me limite a sonrojarme por las palabras del Bills, estaba siendo protector conmigo, realmente yo le importaba.
Seguimos susurrando cosas, mientras Wiss solo se limitaba a mirarnos de reojo.