Osamu Dazai había perdido la cuenta de cuantas veces seguidas había despertado con lágrimas en los ojos, no por que hubiese tenido sueños desagradables, sino todo lo contrario.
Soñaba con que vivía en un bello apartamento con vista al mar, soñaba con el aroma a curry que se colaba a sus fosas nasales, soñaba con esos abrazos, soñaba con ese deliciosa aroma a tabaco, colonia y el aroma natural de su amante, los besos y caricias que llegó a compartir con Odasaku, y ahora que despertaba se daba cuenta que no eran verdad.
Frente a todos sus compañeros de la agencia mantenía su actuación como todo un bufón, podía soportar muchas cosas pero una de ellas no era la lastima y por eso mismo no hablaba de lo que le atormentaba.
Aquellas que estaban enterados de su pasado eran escasos, y por fortuna estaban lo bastante lejos para no involucrarse en su vida.
Aquel día era uno común, papeleo, trabajos sencillos, nada que necesitara su total atención y así podía soñar despierto, el sólo pensar que si las cosas hubieran sido diferentes alguien le estaría esperando, le besaría y abrazaría en modo de bienvenida. Aquello era su motor para tener su sonrisa, incluso en sus innumerables intentos de suicidio sólo había una persona en su cabeza.
– Maldito desperdicio de vendas, despierta de una vez por todas, tenemos trabajo.
Kunikida Doppo se encargaba de regresar lo a la realidad cada vez que se perdía en su mente.
– No es necesaria tu agresión Kunikida kun, ¿qué es lo que nos encargan el día de hoy?.
– Seremos la escolta de un invitado no vallas a comenzar con tus extrañas acciones o te haré llorar.
En cuanto el idealista termino su oración se sorprendió al ver que el suicida ya no estaba ahí, pero escucho su voz en la pequeña sala de la agencia, por lo visto lo había ignorado para ir por su cuenta a conocer a quien cuidarían.
Era un hombre de edad madura, su porte era serio y tranquilo, había estado leyendo hasta que Dazai había ido a su encuentro.
– Kyoichi Katayama, ese es mi nombre – él caballero se presentaba con toda la educación que podía, a simple vista parecía alguien común y corriente, quizá un poco peculiar su modo de hablar y moverse.
– Osamu Dazai, un gusto conocerle, por lo que mi compañero me ha dicho seremos su escolta un par de días, ¿qué lo trae a nuestra bonita ciudad?.
– Tengo una reunión, un evento mejor dicho, tendré un circulo de prensa y firma de autógrafos de mi ultimo libro– fue ahí cuando Dazai sonrió del modo mas curioso posible, había escuchado ese nombre alguna vez en boca de alguna de las chicas a las que había intentado cortejar para cometer suicidio doble, sabia que su ultimo libro había sido una novela romántica con un trágico pero bello final.
– Entiendo, pero, ¿no cree que ese seria un mejor trabajo para la policía? – Kunikida no se quedo callado más tiempo y claro como solía suceder reprendió a su compañero golpeándole con el borde de su amada libreta.
– ¡Deja de ser un grosero, suicida de pacotilla!, el señor Katayama acudió a nosotros por que la mafia esta detrás de él, su cabeza tiene precio en el mercado negro.
Él suicida acariciaba la zona golpeada de su cabeza mientras escuchaba aquello, la verdad lo intuía aunque no esperaba fuera la mafia quien hubiera comenzado a cazarlo.
– Puedo pensar que se debe a que es un gran escritor... pero obviamente esa no es la razón, es un usuario de habilidad, ¿cierto?
– Se supone que nadie debería de saberlo, ya que no es algo tan obvio como en muchas otras situaciones, quizá me estuvieron siguiendo o algo similar.
– La mafia no suele buscar a usuarios comunes, algo debe de tener usted que busquen los peces gordos del mundo, si puedo preguntar ¿cuál es su habilidad?– Dazai por su mala noche no tenia ganas de estarse con rodeos, prefería terminar pronto para poder volver a la privacidad de su habitación, dormir y regresar al mundo de los sueños donde él y Odasaku podían vivir felices.
– Se que soñara bastante extraño y poco creíble... puedo volver los sueños en una realidad.
Ambos detectives se quedaron en silencio asimilando la reciente información que habían obtenido, no habían escuchado que algo así fuera posible, pero fue el ex mafioso quien hablo primero.
– Jamás había escuchado de una habilidad de ese tipo, supongo que en verdad debe de ser muy codiciada por mucha gente, pueden conseguir dinero, armas y cosas mucho más peligrosas.
– Supongo que en cierto modo, aunque no es tan fácil, puedo crear algo físicamente pero algunas ocasiones no sale como se planea.
– Explíquese – Kunikida se unió a la conversación una vez se había recuperado del shock.
– Pude soñar con que escribía una novela maravillosa, sin embargo no apareció de la nada, pero mis dedos se movían por su cuenta, por otra parte, mi asistente me pidió le ayudara, con inducción me hizo soñar que su hijo no era enfermo, sino que fuera un niño sano, y así lo hice, pero el niño que despertó a la mañana siguiente no era su hijo, era totalmente diferente, quizá su enfermedad le había hecho ser dócil, respetuoso ya que sólo tenia a su madre, pero ahora que podía salir era un niño rebelde y grosero.
– Es bastante extraño, después de todo su poder tiene un tipo de represalia – Kunikida no entendía entonces cual era el objetivo de esos hombres, quizá no conocían el efecto.
– ¿Qué tanto puede hacer su habilidad?, me refiero si hay algún limite– Dazai se veía demasiado curioso, cosa que alerto a su compañero, sus ojos mostraban algo que no había visto nunca en él y no podía ponerle un nombre.
– No lo se, no me interesa en verdad el usarlo, no creo que deba meterme en el destino.
– ¿Cree... que pueda cambiar el pasado?, me refiero, soñar que cierto suceso no sucedió.
– Probablemente... pero considerando las condiciones en las que funciona mi poder, no se como afectaría al futuro.
– Entonces cambiare mi pregunta, ¿Es posible regresar a alguien de la muerte?