El lugar era increíble, debía admitir eso. Todo en completa oscuridad, alumbrando ligeramente tenues luces en tonos rosados y violetas, siendo más notables en las mesas individuales donde las mujeres se quitaban la ropa de a poco, bailando de manera cautivadora alrededor del tubo de metal. Subiendo y bajando sensualmente tras cada aplauso y toqueteo de los vegetes de enfrente.
Me sentía algo asqueado al ser el más joven entre tanto pendejo rabo verde. Le había insistido a mi jodido padre infinidad de veces en que llevarme a aquel lugar no era necesario. Sí quería follar tenía una lista de chicas entre las cuales elegir, no tenían porque ir a un prostíbulo de cuarta donde había desde cuarentones hasta rucos de algunos sesenta.
Saqué la cajetilla de los jeans negros que llevaba, al igual que mi encendedor; Sin perder el tiempo encendí el cigarrillo, dándole una calada larga mientras intentaba divisar al jodido de mi padre entre tanto vegete. Lo más seguro es que estaría en una habitación montando tremenda orgía.
—Hola cielo—Gire hacia aquella voz que me llamaba, encontrándome con una mujer de unos treinta y algo le calculaba, quien me sonreía de manera coqueta, aunque claro que solo me asqueaba— ¿Vez alguna chica que te interese?
—Mire, realmente yo no quería venir a este estúpido establecimiento—Una calada más y tire sin el más mínimo interés el humo en todo el rostro lleno de maquillaje de aquella señora— Pero como el ruco de mi padre no está por ningún lado, estaré aquí por un tiempo. Al grano, ¿Qué recomienda?—Parecía que ni me hacía del rogar, pero que se jodan, no estaría ahí sin hacer nada, ¿cierto?—.
—Una sesión de dos horas no estaría nada mal para que comiences chico, ¿Qué edad tienes?
— ¿Acaso eso importa?—le dije divertido, lanzando el cigarrillo hacia la alfombra roja, pisándolo de inmediato. Hasta parece que la ruca está intenta ligar conmigo, aunque no la culpo, soy un jodido dios—.
—Bueno, para tener una perfecta candidata, claro
—Olvídelo, solo deme algo bueno y rápido
—Pues bien, sígueme cariño, tengo lo perfecto para ti
La ruca esa tan solo me guiño el ojo, indicándome que la siguiera por los oscuros pasillos iluminados tan solo con luces de neón azules. Había puertas con el típico letrero de “no molestar” o “en uso”, lo cual indicaba que justo ahí podías follarte a quién quisieras las veces que quisieras, claro, mientras este en el límite que pagas con anterioridad.
—Bien, aquí es cielo, pagas en cuanto termines. Es el servicio de dos horas, por lo que alguien vendrá por ti en cuanto se termine
Di un ligero vistazo a la puerta con el número 70, para después ser empujado por la ruca, notando su sonrisa divertida mientras me mostraba la llave entre sus manos, cerrando la puerta con dicho objeto, escuchando el pasador.
¿¡Ósea que estaba encerrado y no podía salir hasta dos horas más tarde!?
¿¡Qué clase de puto servicio retorcido era este!?
Tan solo rogaba al cielo por qué me tocara una buena, con grandes tetas y buen culo, así con gusto me quedo dos horas allí.
El lugar estaba oscuro e iluminado por luces azules, igual que los pasillos. La amplia cama King Size estaba pulcramente tendida, con un montón de cojines alrededor.
La pregunta era, ¿Dónde estaba la puta que me la chuparía dos horas?
—Hey, el servicio me está cobrando y aún ni me pongo duro. ¿Al menos hay alguien aquí?
—Lo siento, lo siento. Ya voy
Hasta ahora me daba cuenta de la otra puerta que estaba en el lugar, por la cual apareció por lo que voy a pagar. Vestía una camiseta blanca que le llegaba a mediados de sus muslos, unos perfectos, blancos y sensuales muslos. Se encontraba secando su húmeda cabellera rubia con una toalla.
—Discúlpame, me estaba aseando—Dijo sonriente, tirando sin preocupación la toalla al suelo, acercándose a mí. Fue ahí cuando note que de tetas, no tenía nada— ¿Qué quieres hacer primero…?
Lo admito, no había pechos. ¿Plana? Ni su voz era angelical, aunque tenía un tono seductor y tranquilo. Sus ojos eran tan brillantes pese a la jodida iluminación de mierda; Eran de un bello color azul, combinaban bien con su rubia cabellera y blanquecina piel.
—Tú eres la experta, así que andando, puta
— ¿Experta?—me repitió con cierta burla, notando como alzaba una de sus cejas, lo cual me dejaba más confundido a mi— Creo que te trajeron con el equivocado, cielo…
No puedo describir mi impresión o los sentimientos de la situación por la que pase momentos después. Sonrió con coquetería y guio mi mano hasta su entrepierna, sintiendo un bulto ahí.
— ¿¡P-pero qué carajo!?
—Soy varón amor, mi nombre es Kenny, ¿Y el tuyo?
—Ya ni te acerques, jodido Gay, esa puta ruca me engaño al traerme aquí
— ¿Eh, me rechazas sin si quiera probarme?—Era un hombre, un jodido, puto y asqueroso hombre, y aún así me apetecieron probar esos rosados labios que formaron un delicioso puchero— Aún así te cobrarán las dos horas. Así que solo relájate, nunca está mal probar cosas nuevas, ¿Qué no?
No sabía que decir, ni siquiera que pensar. Estaba asqueado por el hecho de ver como un hombre, ¡Un jodido Gay!, se quitaba la camiseta que traía, dejándome ver sus ajustados bóxers negros que resaltaban perfecto con su blanca piel. Notando sus muslos y su algo trabajando abdomen, resaltando más arriba unos despiertos y rosados pezones.
—No me dijiste tu nombre…
—C-Craig…— ¿¡Ahora tartamudeas, pedazo de imbécil!? Mi mente estaba ida y tan solo sentía como la boca se me hacía agua al ver tan apetitosos pezones, ni siquiera sé cuando acabe recostado entre tanto jodido almohadón de la cama—.
—Pues recuerda el mío, Kenny, porque lo repetirás por dos horas
Sonrío coqueto, parecía un demonio disfrazado de un hermoso ángel. Mordió por sobre el pantalón el bulto que ya traía encima. ¿¡Cuando se me puso dura!?
¡Y por un chico!
Le escuche reír, y ahí sentí la sofocación de mi miembro. Estaba tan absorto e impresionado que ni lo había notado hasta que desabrocho mi botón y bajo la cremallera, volviendo a morder por sobre mi bóxer. Soltó un gemido y alzo más sus caderas. Jodido y provocativo Gay.
Me dio una mirada y bajo mi ropa interior, metiéndose enseguida todo mi amiguito a su pequeña boca, escuchándolo suspirar tras cada succión y lengüetazo.
—Ngh, j-jodido Gay…
—Soy Kenny…
Dijo sin más y volvió a engullir todo mi miembro, mirando como movía sus caderas. Tenía un culo de infarto, debía admitir, no es que yo sea alguien que les vea el trasero a los chicos pero, jamás había visto a uno con tan buena proporción como lo tenía el jodido Kenny.
Deje de pensar en estupideces y concentrarme en tan buena sensación, estaba en el paraíso. Ni la mejor zorra que conocía me hacía un oral tan bueno como el de aquel momento. Su rosada lengua recorría todo de una manera tan erótica, sin dejar de mirarme. Lo metía por completo a su boquita y sentía como lo succionaba mientras apretujaba mis testículos.
Inconscientemente mis manos fueron hasta su trasero, apretujándolo, escuchándole gemir aún con la boca llena. La sensación era tan estupenda que, sin más, termine en su boca.
— ¿Estuvo bueno?—pregunto sonriente, recogiendo con su dedo índice mi blanca esencia que se escapo por la comisura de sus labios, tan solo para introducirlo de nuevo a su boca—.
—Pues… no estuvo mal—Vamos, que mi actitud y orgullo debían mantenerse en pie hasta el final, pero con tan cautivador y jodido Gay frente mío lo veía imposible—.
—El problema es que ahora yo estoy duro… ¿Podrías…?
—Estás de coña, jodido Gay, no voy a chuparte nada—Le dije sin más, notando como el otro se agarraba a reír— ¿Qué te causa tanta gracia?
—Pareces un virgen ahora—Me respondió divertido, echando su flequillo rubio hacia atrás, mirándome de nuevo con ese azul tan profundo y cautivador— No quiero que chupes nada, solo necesito que me ayudes aquí
Se levanto con sensualidad de la cama, bajando despacio la única prende que llevaba, notando a su amigo completamente despierto. Me gustaría decir que aquella imagen me asqueo al punto de desviar mi mirar, sin embargo fue lo contrario. Me dio curiosidad ver un tronco que no fuese el mío. Ese era un poco más pequeño, blanco y rosado. Se veía tan… No, no, no. Jodido Gay.
El rubio gateo de nueva cuenta a mi lado, recostándose entre los almohadones, boca arriba, alzando y abriendo sus piernas como vil puta, por grotesco que suene.
—T-te necesito aquí, Craig…
Joder, que mi nombre saliendo de su boca era tan sensual. Mordió sus labios, cerrando los ojos, lamiendo sus dedos de una manera tan erótica. Escuchando el sonido que provocaba al meterlos y sacarlos. Era claro que todo esto era nuevo para mí, aunque me daba una idea. Claro, al no tener vagina el único hoyo era…
— ¡Ah, Craig!
Se me paro al instante de escucharlo gritar al introducir dos de sus ensalivados dedos por detrás. Su espalda se irguió a la par que introducía otro más.
—Ngh, ¡Ah, ahh!
Mi libido y cordura estaban ya al límite, al igual que mi amiguito, quien ya de presentaba listo para más. Kenny no dejaba de gemir mi nombre tras cada movimiento de sus dedos, mirándome con aquellos ojos que ahora se veían tan acuosos y sumisos.
Eso es, sumiso… No sería dominado por ese jodido Gay, no estaría en sus manos, sino él en mis garras. Lo follaría tanto y tan duro, que agradecerá el que la música de fuera llegara hasta esa habitación.
Y por suerte, la música ambiental era perfecta.
[Soy dominante por definición. Estoy encendido por tu sumisión. Amo de este jodido juego. Hare que quieras gritar mi nombre…]
—Craig… Ah…
—Vamos, deja eso, jodido Gay
Aparte con brusquedad su mano, escuchándole gritar como reproche. Y al ver ese puchero de nuevo, ya no pude resistirme, besándolo. Mordí sus labios con fuerza, introduciendo mi lengua sin perder el tiempo, explorando toda su cavidad mientras me frotaba sobre él, escuchándolo gemir más en mi boca al sentir la textura rasposa de mis jeans.
—Craig, Craig… y-ya…ah…
— ¿Lo quieres ya, Kenny…?
—S-sí…Ah…p-por favor
—Levanta tus manos
Enseguida obedeció, mirándome con esos ojos desbordantes de deseo. Pase mi lengua desde sus hombros hasta arriba, recorriendo tan blanca y suave piel, llegando hasta sus dedos, mordiéndolos.
—Ah… Craig, Craig…Ahh
—Así es, gime, gime mi nombre como la puta que eres
Lo tome de la nuca y pasó sus brazos tras mi cuello, acariciando y arañando mi espalda a la vez que lo besaba y cargaba, sentándolo cerca de mi miembro. Mordí su lengua y penetre al instante, apartándose con brusquedad de mi boca, provocando que su lengua sangrara un poco, bajando el líquido rojizo por su barbilla.
— ¡Ah, Craig, eres tan grande!
—Me pones caliente, Kenny… debo felicitarte, jodido Gay
Lamí la sangre e introduje mi lengua de nuevo, besándolo con desespero, apretando sus caderas a la vez que nos movíamos con frenesí. Lo recosté en la cama, posicionándome sobre él, sacando mi pene y metiéndolo con fuerza de nuevo, deleitándome con los gemidos que soltaba el rubio al ritmo de la música que llegaba hasta nuestros oídos.
Sentía como mi espalda ardía tras cada rasguño de su parte, embistiéndolo con fuerza mientras bajaba a atender esos pezones que me tentaron desde que los vi. Eran tan rosados y lindos. Pase mi lengua en círculos y de manera vertical para succionarlos con toda mi boca después.
— ¡Ahh, ah, Craig! Y-yo voy a…ahh…
—E-estas más estrecho…
Mordí sus pezones, pasando a su cuello después, dejando marcas ahí. Acariciando su espalda y bajando hasta sus regordetas nalgas, apretándolas con fuerza, separando para tener más espacio, quería meter hasta mis testículos si es que podía. Estaba tan caliente y el tan apetitoso. No paraba de gemir y apretarme, era sin duda mucho mejor que hacerlo con una chica. ¿O será que es Kenny? Aunque ni de joda probaré con otro hombre.
— ¡Craig!
Compartimos otro último beso para sentir después como sus paredes se contraían, sofocando mi pene de una manera tan deliciosa que me dio por embestirlo aún más. Vi como apretaba las sabanas y arqueaba su espalda, manchando su propio abdomen con su blanca esencia. A los segundos me corrí también, llenándolo por completo, notando como se desbordaba, saliendo un poco, sino es que la mayoría cuando salí de él.
Lo vi ahí, recostado y con mechones rubios pegándosele a la frente por el sudor que perlaba su cuerpo entero. Su pecho subía y bajaba, el semen en su abdomen y entrada me hacían querer follármelo de nuevo. En el suelo, contra la pared. De todas maneras.
—Craig, eso fue…
—Lo sé, y lo admito, eres bueno…
—Bien, ha terminado el turno
Se incorporo en la cama después de escuchar los fuertes golpes a la puerta. Me regalo otras de esas provocativas sonrisillas antes de morder sus labios con coquetería. Por mi parte le devolví el mismo gesto en lo que acomodaba mis pantalones.
—Espero verte por aquí de nuevo, Craig
—Espérame
—Siempre
— ¿Y qué tal todo?
Ignoré por completo a la ruca recién llegada, tan solo mis ojos se pasearon por todo aquel bello cuerpo que se dirigía desnudo al baño, sonriéndome de nuevo antes de entrar y cerrar la puerta.
—Bien, definitivamente tiene otro cliente habitual ahora
—Sabía que te gustaría
Jodido padre, gracias por desaparecerte.
Jodida ruca, gracias por recomendarme a tan delicioso y jodido Gay.