Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

On fire por Pikacha-sama

[Reviews - 73]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda.

OJO: Sigo contestando comentarios.

On fire.

 

Epílogo.

 

Sasuke amaba a su esposo y a sus dos hijos, eran el motor de su vida. Sin embargo, cuando a las cuatro de la mañana escuchaba el ruido de algo quebrarse no recordaba ese amor tan puro que sentía. Naruto dormía plácidamente a su lado, acurrucado arriba de su brazo, sabía que el rubio no se movería de su lugar. Hace unas horas atrás lo había casi violado (porque el esposarlo en la cama para comprobar nuevas experiencias después de un largo día de trabajo no podía denominarse de otra forma), no tenía ni la voluntad, ni la paciencia para atender a sus dos demonios.

 

Menma y Sora, no podíannombrarse de otra manera, aunque tuvieran el rostro más angelical del mundo -rubios y de ojos azules- no tenían nada de santos. Eran dinamita pura, el que estuvieran despiertos a tan temprana hora se lo confirmaba casi todos los viernes.

 

Se levantó, se puso un pantalón holgado y bajando las escaleras de la segunda planta no pudo evitar suspirar. Sentía la necesidad de seguir durmiendo, pero conocía de ante mano lo hiperactivos que eran esos mocosos.

 

—Voy a decirle a Sasuke lo que hiciste, Menma.

 

—Si te atreves le diré ya-sabes-qué ‘ttebayo.

 

—¡No te atreverías ‘ttebasa!

 

Oh, sí. Sus hijos no le tenían ni una pizca de respeto; solían llamarle Sasuke o teme cuando tenían la menor oportunidad. Los gemelos sólo le “respetaban” cuando estaban en la casa de sus abuelos porque sabían que Naruto no soportaba que Mikoto o Kushina le reprimieran por el tipo de educación tan liberal que les daba. Su progenitor rubio les daba miedo, porque sólo intervenía cuando algo realmente malo pasaba.

 

—¡¿Qué diablos está pasando aquí, mocosos?! — vociferó llamando la atención de ambos.

 

Los niños de seis años se miraron entre sí, por suerte, había sido Sasuke quien había despertado y no su otro padre. Naruto les pondría una fuerte reprimenda, por no decir, unos dolorosos azotes por haber quebrado por sexta vez la pantalla plana del cuarto de videojuegos.

 

—Métete en tus asuntos, viejo— respondió Menma, regularmente era el más conflictivo de ambos, quien siempre inducia al otro a sus travesuras.

 

—Suficiente, engendro, si no quieren pasar las próximas vacaciones con el habanero sangriento es mejor que me digan que fue lo que hicieron.

 

—No nos intimadas, anciano — respondió Sora con la intención de apoyar a su hermano.

 

Sabía que una vena en su frente estaba comenzando a crear arrugas en ella. Ellos acabarían con su paciencia, en ocasiones recordaba lo mucho que había añorado su nacimiento, todo lo duro que había sido aquel año donde Naruto estuvo en terapia intensiva. No se arrepentía de sus hijos, pero no entendía como se habían vuelto tan malcriados.

 

Kushina solía decir que eran idénticos a su hijo. Y era verdad, ninguno de los dos tenía alguna característica de su familia. Físicamente eran dos mini copias de su esposo, incluso, ambos tenían las tres marcas en cada mejilla.

 

—Voy a despertar a Naruto si no me lo dicen —amenazó, se sentía como una esposa haciendo ese tipo de comentarios, ¡era ridículo!, ¡era imposible que no pudiera contra sus propios hijos!

 

Los gemelos se miraron entre si dudando de la advertencia de su padre, no lo creían capaz. Si el rubio mayor se despertaba hasta el mismo saldría rozando con algún castigo o golpe. No se iba a atrever.

 

—Ni tú te la crees, teme — musitó Menma para tomar la mano de su hermano y correr por el pasillo principal. No iban a caer tan rápido en su juego, pelearían antes de ser castigados… otra vez.

 

Estrelló la palma de su mano contra su frente. Estaba agotado, no quería ir persiguiendo a los monstruos aquellos. Recordaba vagamente haber escuchado el ruido en la habitación de abajo. Caminó sin muchos ánimos hasta llegar al cuarto de videojuegos, encontrando nuevamente la pantalla con un balón de futbol americano incrustado en el centro, ¡era la sexta que compraban en ese año! ¡Le tenían manía a la pantalla!, ni siquiera le importaba el dinero, si no, el poco respeto que demostraban, comenzando por él.

 

Corrió cegado por la ira hasta la sala. Menma y Sora estaban escondidos bajo la mesa de centro. Jaló los pies de ambos niños dejándolos en desventaja. Los tomó de las solapas de sus camisas y los puso sobre el sillón ¡esta vez iban a escucharlo!, ¡no iban a salirse así nomás con la suya!, ¡ya estaba harto de todas las travesuras que hacían!

 

—¡¿Quién ha sido?!

 

—Jamás te lo diremos.

 

—¡Estarán ambos castigados! ¡Voy a descubrir quien fue!

 

—¡No nos importa ‘ttebayo!

 

—Oh, Menma, tú serás el que se llevara la peor parte por el mayor, no dejare que veas a Deidara —. Iba a jugar todo lo sucio que pudiera, esos niños no le iban a ganar, tenía que poder. Lo peor que podía hacerle a su hijo mayor era prohibirle ver a su cuñado, por extraño que pareciera el pequeño quería demasiado al rubio, al extremo. No quería creer que de verdad pudiera haberse enamorado a tan corta edad.

  

—No puedes hacer eso — contestó aterrado, ¡no podía! Amaba a Deidara, nadie iba a impedir su amor, ni siquiera su tío Itachi.

 

—Rétame, mocoso —amenazó con felicidad, se sentía en la gloria al ver esa cara de miedo en su propio hijo.

 

—Papá no te lo permitirá.

 

—Cuando se entere que han roto el televisor esto te parecerá pequeño.

 

—Y-yo…

 

—Y tu Sora, te llevaré con Kushina a comprar esa ropa que tanto te gusta —. Su hijo más pequeño corría de los brazos de la pelirroja por como lo trataba, como si se fuera a romper a la mínima cosa, le compraba cosas “tiernas”, sin mencionar, que lo atosigaba con mimos y vestimenta que le disgustaba, se miraba “lindo”.

 

—¡No quiero usar de nuevo esta horrible ropa ‘ttebasa!, — confesó mirando a su hermano con culpa —. ¡Fue Menma!, ¡fue el!, ¡lo juro por Kurama!

 

—No eran tan difícil, ¿o sí?

 

—¡Deshonra para ti, para tu familia y para tu vaca!*, ¡me has traicionado! —alegó poniéndose de pie y acusándolo con el dedo. No podía creer que ni en su gemelo pudiera confiar, tantas travesuras hechas a su padre por ambos pasaron por su cabeza.

 

—Tú no sabes cómo es la abuela —musitó apenado.

 

—¡A Sora le gusta Saito, papá!, ¡se ven detrás de la escuela!, ¡los he mirado! —confesó Menma sin miramientos, regresándole la mala jugada a su hermano menor.

 

Sasuke se quedó callado sin poder hablar, es que eso no podía ser verdad. Su hijo no podía querer a uno de los hijos de su ex rival. No, no, no, iba a cerrar los ojos y nada de eso iba a estar ocurriendo. Su mente debía de regresar a unas horas atrás donde literalmente se estaba comiendo a su esposo.

 

Sora parecía haberse hecho pequeño en el sofá y eso le molestaba con ganas, no le importaría si lo negaba, sí decía que era mentira le iba a creer, pero sus mejillas sonrojadas y sus actuares de nervios solo le confirmaban el hecho.

  

—¡NARUTOOO! — vociferó sin importarle nada más. ¡A la mierda si salía lastimado! Nadie iba a corromper a su hijo con el don de concebir, ¡absolutamente nadie! —Le has ayudado, no me mientas —acusó sin pruebas mirando como el otro infante también se ponía nervioso al escuchar el llamado del rubio mayor —, los dos estarán castigados y tu jamás veras a ese niño sin cejas.

 

—¿Qué pasa, Sasuke? — preguntó un Naruto adormilando bajando las escaleras. Vestía con un ligero bóxer y una camisa de tirantes, se venía tallando uno de sus ojos con pereza. A decir verdad, tenía mucho sueño, las ganas de seguir durmiendo hacían mella en él. No entendía porque tanto alboroto.

 

—Menma ha roto el televisor de nuevo, le ha hecho bullying a uno de sus amigos por tener el cabello rosa, y he encontrado fotos de Deidara desnudo bajo su almohada. Sora ha agredido al psicólogo de la escuela y golpeado a un compañero, está suspendido tres días.

 

Naruto pareció despertar al instante, mirando con reproche a cada uno de los presentes; a sus hijos por ser tan incorregibles y a su esposo por no poder controlarlos. Comenzó a soltar regaños y castigos a diestra y siniestra mientras la sonrisa de Sasuke se hacía cada vez más maquiavélica.

 

Adoraba a su esposo.

 

—¡Pasarás las vacaciones con tu abuela, Sora!, ¡y tú Menma irás a clases de verano sin poder ver a Deidara!

 

—¡No, papá!, ¡por favor! — pidió el mayor de los gemelos, no quería tener que ir de tomar ese plan de estudios donde puros niños tontos asistían.

 

—Se cambiarán de colegio… —concluyó el azabache mirando la cara de pánico que tomaba su hijo menor. No iba a permitir que se mirara de nuevo con Saito, no sabía ni que tipo de “patancillo” podría ser. No quería a sus hijos cerca de esos niños.

 

Después de unos regaños más por parte de Naruto, los gemelos terminaron cada uno en su cuarto castigados hasta nuevo aviso. El rubio se había sentado en el sofá sin poder evitar suspirar y tocarse la parte posterior del cuello. Sus hijos eran unos demonios, él mismo lo sabía y no le quedaba más que tomar cartas al respecto. Levantó la vista para toparse con el rostro relajado del azabache.

 

—¿Qué te hace tan feliz, teme? — preguntó con el ceño fruncido, ¡por las Deidades!, no miraba el lado positivo a tener que volver a comprar otra pantalla para el cuarto de videojuegos.

 

—Eras un dolor en el trasero para tus padres, dobe — contestó queriendo evitar irradiar su felicidad. Si el trigueño descubría porque quería cambiar a su hijo de escuela probablemente terminaría pasando lo contrario.

 

—He hablado con mamá de ello, dejaré la gerencia ´ttebayo… — confesó evadiendo la mirada del contrario. Sus mejillas se sonrojaron, hace unas horas quería decírselo, pero se había dejado llevar de nuevo por ese fuego, que olvidó todo lo demás. Había preparado esa noche desde hace varios días, sin embargo, todavía no estaba completamente seguro de sus acciones.

 

—¿Pasa algo? — cuestionó preocupado. Cuando sus hijos nacieron, Naruto le había dicho que tenía que ayudarle con ambos, al punto en que Sasuke se estaba encargando más de su crianza que el rubio.

 

—Sé que Sora y Menma no son malos, sólo quieren mi atención, quiero pasar más tiempo con ellos…

 

—¿Estás seguro? — Sasuke conocía lo independiente que era su esposo, dejar su trabajo era una gran decisión que estaba seguro no había tomado solo. Kushina había tenido mucho que ver, y no estaba seguro, pero tal vez su madre también estaba involucrada. Se estaba preparando para darle un discurso al rubio de que no era necesario que dejara el trabajo, podía tener un horario más flexible…

 

—Vamos a tener otro demonio…

 

 

 

Fin.

Notas finales:

Antes que nada quiero agradecer a todas las personas que leyeron este fic, que me apoyaron y que llegaron hasta el final conmigo. Sé que no es fácil, pero doy por finalizado "On fire", terminé escribiendo alrededor de 25 mil palabras cuando sólo quería que fuera un one-shot. La verdad que este fic me fascino por el toque dulce que tiene, un poco de comedia y bastante peculiar si me lo preguntan. Escribí aquello que me gustaría leer cuando tengo un día largo.

Este fic fue dedicado para Brenda Megumi.

Mi beta-render fue Midori, sin ella no sería nada. Me ha ayudado bastante con mis fics, te quiero y te mando saludos desde aquí.

Próximamente estaré publicando otro fic, "¿Amante?", otro SasuNaru de comedia, se lo debo a una persona y espero que también lo puedan leer. También es comedia/romance.

Me duele, pero le digo adiós al fic con la misma sonrisa que se despide a un viejo amigo.

¡Gracias por acompañarme en este recorrido!

Taka ¡te amo! XDDDDD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).