"Mejor solo, que mal acompañado"
—... ¿Tsuna confirmó su asistencia?
—No.
El silencio que se hizo desde que la pregunta se lanzó al aire, fue aplastante. La chica que lo preguntó tenía la voz muy fina y de por si había hablado en voz baja para que nadie la escuchara, pero fue un intento en vano. Ese nombre tenía un gran peso para todos, una gran importancia, y quien respondió esa duda lo tenía bien claro, aún más cuando las miradas de todos se posaron en ella con diferentes emociones intensas.
Culpa. Tristeza. Arrepentimiento. Enojo. Decepción. Anhelo. Melancolía.
Algunas se mostraban más que otras, pero dentro de todos las mismas se mezclaban, formando una mezcla extraña e inestable.
Todos habían sido amigos de ese castaño, desde el último año de secundaria. Tsuna era alguien muy tímido e introvertido a quien le costó hacer amistades, todo porque no se acercaba a los demás por iniciativa propia, ellos tuvieron que acercarse a conversar y poco a poco entrar en confianza.
Con los años y cada uno estudiando por su lado intentaron mantener contacto entre todos, más con Tsuna teniendo en cuenta su baja autoestima y poco interés en la gente. Y como resultado siguieron siendo amigos todos juntos, logrando que poco a poco Tsuna saliera de su cascarón e interactuara con más confianza con los demás.
Tanto así que llegó a enamorarse y salir con alguien.
Pero ellos tuvieron que arruinarlo todo.
—De nada sirve lamentarse — "Lo hecho, hecho está"
La que habló fue una pelirroja llamada Hana que jugaba con su Tablet. No se le podía llamar "amiga" del grupo que digería el silencio, cada uno metido en sus pensamientos. Prefería considerarse una "conocida" que de vez en cuando pasaba un rato con ellos, después de todo tenía más afinidad con Tsuna, porque eran iguales. Estaba más de su parte que la de ellos porque entendía como se sentía el castaño.
Ella creía firmemente que todos eran unos idiotas que no consideraban los sentimientos de los demás. No a propósito, pero eso no cambiaba lo que pensaba.
Después de todo se suponía que llevaban tiempo de conocer a Tsuna, más que ella, y no se les ocurrió mejor forma de divertirse como amigos "normales" que jugarle una broma en complicidad con, su entonces, pareja el día de su aniversario de 1 año... Lo que no tomaron en cuenta es que Tsuna no era alguien común y corriente, y no le gustaba ser objeto de bromas.
Así que era obvio que no iba a tomar bien las cosas como ellos imaginaban.
La única pelirroja se fue sin agregar nada más del local de comida que se había convertido temporalmente en base de plantación para una reunión. Iría a casa a... La verdad no tenía idea de que hacer. Haría lo primero que se le venga en gana al llegar.
Mientras los demás seguían hundidos en sus recuerdos, recordando la broma que decidieron hacerle a Tsuna porque querían que se relajara y dejara de ser tan serio... Involucraron a su novio Kyoya a quien les costó mucho convencer, y tuvieron que prometerle que le deberían favores.
Tsuna y Kyoya vivían juntos, pero Tsuna trabajaba temprano en una confitería y solo hacía pausas para almorzar y volver a casa de noche. El caso es que le hicieron creer que Kyoya le estaba siendo infiel con otro hombre, tenían planeado esconderse y salir gritando SORPRESA para que se diera cuenta que había sido una broma.
Pero Tsuna se lo tomó en serio, aun cuando salieron de sus escondites y lo persiguieron por todo el departamento, repitiéndole que todo había sido una broma. Tsuna solo había metido su ropa en un bolso sin escuchar nadie, parecía ido sin que nada le afectara.
Fue muy triste ver a Kyoya perseguirlo en ropa interior rogándole que lo escuchara, que todo había sido una broma, que lo amaba y nunca lo engañaría. Pero de nada sirvió, Tsuna lo dejó ahí parado, llorando con los dientes apretados. Nunca habían visto a ese hombre llorar, siempre fue tan seco y serio.
Por más que intentaron disculparse con ambos, no sirvió de nada. Tsuna desapareció, y la única que sabía dónde estaba era Hana, la cual por más que se lo pedían nunca decía nada. Y Kyoya los culpó por todo, incluso se peleó a golpes con los chicos, los cuales tuvieron que sostenerle para que no les hiciera nada a las chicas, ya que no parecía importarle que fueran mujeres.
Todo había sido culpa de ellos.
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Al final la reunión se canceló, todos tenían la esperanza de que Tsuna aceptara su invitación y que fuera para que pudieran disculparse, pero no fue así, y eso desplomó sus ánimos.
Aunque semanas más tarde todos recibieron un mensaje de Hana, parecía hacer pasado algo importante como para que ella los contacte y fueron a verla. Claro que al principio no supieron que todos fueron avisados, se dieron cuenta cuando se fueron encontrando uno a uno frente a un complejo de apartamentos al otro lado de la ciudad.
Hana los recibió a todos juntos y los hizo pasar al living, ninguno veía nada malo con ella, así que no entendían que es lo que pasaba. Pero toda duda quedó hecha a un lado al ver a Tsuna sentado en la mesa del comedor viendo a la nada.
Su primer impulso fue acercarse, pero ni siquiera dieron más de 5 pasos cuando Hana se cruzó en su camino impidiéndoles seguir y les señaló la cocina. Tuvo que mirarlos con rabia porque ninguno parecía querer entender o hacer caso, estaban más ocupados mirando al castaño que vestía un pantalón y una camiseta manga larga.
Cuando por fin todos estuvieron amontonados en la pequeña cocina, Hana empezó a hablar.
—No digan nada. Ahora mismo voy a decir lo que tengo que decir y no voy a repetirlo, no me hago responsable si les pasa algo por no escucharme.
Sin prestar atención a lo que sea que dijeran abrió el congelador y sacó una bolsa semitransparente, la puso sobre la mesa y sacó el contenido. Prácticamente todos cayeron al piso de la impresión al ver una cabeza humana.
Pero no cualquier cabeza, era la cabeza del chico al que le pidieron el favor de fingir ser el amante del ex de Tsuna. Se notaba por los cabellos rubios, aunque estuvieran congelados.
—"Pobre Dino" — pensaron las chicas con pavor, los hombres tenían el estómago revuelto.
—Bueno. Si ustedes hacen que una persona que no confía en los demás, confíe en ustedes, ¿qué pasa cuando lo apuñalan por la espalda? — preguntó — Para Tsuna fue una puñalada en la espalda — detuvo cualquier posible alegato — De por di su autoestima es más bajo que la de una persona normal, y que ustedes le jugaran esa broma lo lastimó mucho. Sintió que no podía confiar en ustedes, que eran iguales a los demás. Y no lo culpo — tomó aire — Pero, estos casi 2 años después, estuvo reflexionando, y está dispuesto a volver a interactuar con ustedes — eso sin duda sacó de su aturdimiento a varios.
—¿Qué quieres decir? — se atrevió a interrumpir uno.
—Simple Yamamoto. Todavía no se le olvida lo que hicieron, dudo que lo haga, pero a pesar de todo, los extraña — confesó alegrándolos — Pero tienen que ser conscientes, que si aceptan a Tsuna sabiendo esto — alzó la cabeza al aire para darse énfasis — nada va a ser como antes.
—Entonces... Quieres decir que Tsuna fue qu-
—Tsuna le cortó la cabeza al rubio idiota. Si — confirmó.
Eso fue como un baldazo de agua fría para todos.
—En fin, puede que no lo parezca por como vieron a Tsuna en el comedor, pero está tratando de calmarse y reunir fortaleza para... "Perdonarlos" por así decirlo — guardó la cabeza en su lugar — Por eso es mejor no acercársele así nomás, podría no reaccionar bien. No digo forma violenta, solo retractarse de invitarlos a su casa a cenar para reconciliarse. Sí, esta es la casa de Tsuna — cortó al peliplata que iba a hablar — Así que mejor siéntensen donde puedan y asimilen la situación para que decidan quienes son sus verdaderos amigos y lo aceptarán aun sabiendo todo esto. Porque solo faltan ustedes, ni siquiera Kyoya fue tan lento asimilándolo.
—¿Kyoya lo sabe? — preguntó una chica.
—Si. De hecho, esta aquí, en el apartamento. Pero ya llegaremos a eso.
—¿Entonces Tsuna y él se arreglaron?
—Sí, Hayato. Ellos están juntos otra vez — respondió fastidiada por tantas interrupciones — Dejen de interrumpir... Como decía, Tsuna aceptó estar con él otra vez, pero luego de lo que hicieron se encerró en sí mismo, y aunque Kyoya lo buscó e insistió para que entendiera que no le fue infiel, Tsuna no podía deshacerse de su inseguridad. Estaba muy frágil emocionalmente, por eso Kyoya hizo lo mejor que pudo con alguien así. Darle seguridad... ¿Saben? Al principio no me agradó. Pero ahora admiro a Kyoya, porque no dudó en entregarle todo a Tsuna — su felicidad era palpable en su rostro y su voz, lo cual era extraño para los demás que la conocían como alguien muy seria y desinteresada de... Prácticamente, todo lo que no le interesaba.
—Mi no entender — dijo otra chica. Castaña y que hablaba en tercera persona.
—No creo que me corresponda decirlo, ya bastante he dicho. Van a tener que preguntarle a Tsuna, a Kyoya o descubrirlo ustedes mismos. Pero si de verdad lo quieren y lo aprecian como amigo, más les vale no juzgarlo, porque no va a haber más oportunidades que esta. Compórtense como si lo que les parece extraño y perturbador fuera lo más natural del mundo.
Para ninguno pasó desapercibida la amenaza en la voz de la pelirroja, ni tampoco el fervor con el que hablaba. Les estaba advirtiendo, los estaba ayudando. Aunque parecía no muy entusiasmada de hacerlo. Entonces recordaron que ella misma afirmaba ser como Tsuna... Fuera como fuera era todo muy complicado.
—En fin, para dejar claras las cosas solo diré que el infeliz cuya cabeza ahora descansa en el congelador, quiso meterse en la relación e Tsuna y Kyoya no mucho después de que se arreglaran. Asediaba a Tsuna porque no localizaba a Kyoya en ningún lugar, hasta tal punto que Tsuna estuvo a punto de dejar a Kyoya de nuevo, si no fuera porque Kyoya le dijo que se deshiciera de él para que no molestara más. Y ahí tienen el resultado. Tsuna ha estado más tranquilo después de eso.
Una especie de timbre sobresaltó a los 4 visitantes.
—Bueno ya es hora que se decidan, aceptan a Tsuna de nuevo habiendo todo esto, ¿o no? Si la respuesta es no se pueden retirar, no serán bienvenidos en la cena. Pero se les agradecerá que no vayan con la policía por favor.
En ese el castaño de la discordia entra en la cocina.
—¿Cuántos platos debo poner? — no le prestaba atención a nadie en especial, pero claramente la pregunta iba dirigida hacia la pelirroja mientras apagaba el fuego — Debo llevarle su plato a Kyoya también.
La pelirroja miró a los 4 en la cocina, alzando una ceja interrogante.
Yamamoto miró a sus amigos quienes se miraban entre sí, y tomó su decisión.
—Son cuatro, conmigo — al oír eso, el castaño se detuvo apenas uno segundos, pero no lo notaron.
—Cinco — dijo el peliplata.
—Seis.
Terminó diciendo la castaña, y por un segundo la pelirroja sonrió. Pero la otra miró a la otra chica, pelirroja como ella, pero de cabello más claro. Dudaba.
Se acercó a ella.
—Sabes dónde está la puerta — susurró — Pero nada de ir con la policía. Porque si Tsuna fue capaz, también yo. ¿No crees?
—Puede irse si quiere — dictaminó el castaño destapando una olla de la que salió vapor, la cocina se inundó de aromas deliciosos. Tomó un plato el cual llenó y sin más salió de la cocina.
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Al final solo quedaron 6 personas en ese pequeño departamento, las cuales cenaban tranquilamente. Hana les había comentado a los ya disculpados amigos del castaño, antes de sentarse la mesa, que no dejaran que se hiciera el silencio y hablaran normalmente, pero despacio. Después de todo tanto tiempo sin ellos acostumbró a Tsuna al silencio, por lo que podría ponerse aún más nervioso.
La cena pasó un tanto incómoda entre charlas para poner al tanto al castaño que, sin aportar nada, escuchaba en silencio. Hasta que el mencionado se retiró a descansar, dejando que Hana se encargará de todo.
En la habitación del castaño:
—¿Estuvo rico?
—Tu comida siempre esta deliciosa — el castaño lo miraba intensamente, por lo que sonrió con resignación — Sí, estaba rico.
—¡Qué bien! — exclamó contento.
—¿Y tú cómo estás?
—Pude soportarlo.
—Sabes que no es necesario que te obligues a nada.
—Bueno, es uno de mis momentos de madurez y superación — se recostó en la cama junto al azabache y suspiró.
—Si quieres que te abrace...
—Sí, ¡ya se! — se arrastró de mala gana hasta acomodarse en el regazo del azabache quien lo rodeó con sus brazos — ¡Hm! — rezongó.
—Me imagino que vas a querer que te haga el amor.
Avergonzado el castaño escondió el rostro en el pecho ajeno —... Si.
Un ruido metálico se escuchó seguido de uno amortiguado, y el castaño se vio recostado en la cama siendo besado apasionadamente por aquel azabache, que lo abrazaba y acariciaba con suma devoción. La química entre ambos era palpable, y sus cuerpos con elevada temperatura lo demostraban.
Se separaron para recuperar aliento sin separarse demasiado, sintiendo el aliento del otro acariciar sus labios húmedos, enfriándolos.
—Si me pudiera mover, te cargaría para llevarte a la ducha y hacerte el amor ahí. No creo poder aguantar hasta que se vayan los "invitados" — pronunció con sarcasmo lo último.
—Me quieres dejar — la mirada le cambió — No me quie-¡ah!- se quejó de una mordida en su cuello.
El azabache ya sabía que, si lo dejaba pensar, ocurriría otro malentendido, por eso prefería distraerlo como mejor sabía.
Lo volvió a besar mientras le quitaba los pantalones y la ropa interior, separándose solo un momento para quitarle la camiseta, momento en el que Tsuna quiso decir algo, pero no se lo permitió. Literalmente le metió la lengua y lo obligó a seguirle el ritmo a su beso francés a la vez que con su mano izquierda acariciaba el contorno de su cuerpo y la otra lo preparaba. No era muy complicado puesto que mantenían relaciones a diario, pero quería evitarle cualquier dolor.
Se distrajo cuando algo chocó en su frente y pudo notar el tubo de lubricante, el cual no hubiera podido alcanzar debido a las cadenas que lo mantenían en la cama, era la forma de Tsuna de decirle que estaba de acuerdo en dejar de hablar y querer que continuara. Lo cual haría.
Con el lubricante fue muy sencillo introducir sus dedos, y solo se puso un poco en su miembro para asegurarse. Los gemidos ahogados de Tsuna le indicaban que no soportaría mucho tiempo no dejar salir su voz, así que volviéndolo a besar evitó que gimiera fuerte cuando lo penetró. Y siguió penetrándolo suave, moviendo sus caderas despacio y constantemente como le gustaba a Tsuna que hiciera, para poder sentirlo en su totalidad.
Las caricias iban y venían sin que las caderas dejaran de moverse, Kyoya sabía lo mucho que a Tsuna le gustaba abrazarlo y pasar sus manos por su espalda, así como sentirse rodeado con sus brazos mientras Kyoya se saciaba de él sin dejarlo ir.
Y al final, la liberación. El mejor momento. En el que la piel recuerda la sensación que las manos del otro dejaron, las agradables corrientes eléctricas de placer y cosquilleos.
Y como todas las noches, un abrazo, un beso. Y una muda suplica.
"No me dejes"
Materializada en un fuerte abrazo.
Y un "Nunca" cuya representación era la aceptación y correspondencia de ese abrazo.
La confianza es algo que se gana.
FIN.