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¡Púdrete! [Milo x Camus] por Pandy

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Notas del capitulo: XD de san valentín, como que títulazo XD

¡Púdrete!

Único


-Aioria por favor, te prometo que…-

-No Milo, ¡nada!- gritó muy enojado el león.- No es posible que seas taaan tonto como para no haberle comprado un regalo a Camus…Esta mañana lo vi llegar con una bolsa gigante, seguro y él ya escogió tu regalo…-

-Aioria pero por favor… ¡Ayúdame!- se echó a los brazos de su amigo, poniendo ojos de perrito, suplicándole con el labio inferior tembloroso que lo ayudase.

-Está bien…- puso una mano en la cabeza de su amigo.- Pero yo no sé que le gusta a Camus…a ver dime, ¿Cómo que cosas tiene en su habitación?-

El escorpión pensó detenidamente…Solo habían libros, libros y más libros…ah sí y sus lentes de lectura.

-Libros…-

-¿Solo eso?-

-Sí…no, espérame…tienes ropa y su clóset…-

-No seas tonto bicho…- golpeó con un puño el pecho del adolorido escorpión que estaba tirado en el piso, aullando de dolor…- No seas exagerado Milo…- se agachó a la altura de su amigo y beso su mejilla.-Verás como encontramos ese regalo antes de la noche…- le sonrió, transmitiéndole confianza a su compañero.

El bicho sonrió y abrazo a Aioria fraternalmente, susurrándole un pequeño “gracias” en el oído.

Pero unos ojitos chismosos lo habían observado todo y claro, malinterpretado.



-Hola hola Camusín…- aquel tonito que usó el gemelo no le gustó nada, nada.

Arqueó una ceja y volteó como si nada lo vio y regreso a lo que estaba haciendo. A Saga siempre le habían gustado los desplantes del francés pero este día si que no le iba a hacer uno más.

-¿Sabes a quién besó Milo muuuy cerca de la boca, Camie…?- susurró, acercándose hasta su oído y sintiendo el calor de la sangre de Camus hervir.

-¿A quién?- volteó y tomó al gemelo por el cuello, amenazándolo con la mirada.- Te advierto que si es mentira te muelo a golpes…- escupió de lado y lo soltó lentamente.

-No miento y lo puedes comprobar con tus propios ojos…-

-Déjate de rodeos y dime quien…- enfrentó la mirada cínica del peliazul hasta que este, se decidió a hablar.

-Con Aioria…-

-Son amigos y te lo advertí una estupidez y…-

-Te estoy diciendo que se besaron y están juntos en el templo de Aioria…¿Acaso Milo te ha venido a felicitar este día…? Claro que no, por que primero se…-

El acuariano soltó un fuerte golpe dirigido al rostro del Géminis.

-Vamos entonces Saga, donde sea mentira yo mismo voy a arrancarte la máscara de piel que traes puesta…- dijo fríamente y se adelantó seguido por un Saga sobándose el rostro y rogando internamente por que estuvieran haciendo algo comprometedor.

Llegaron en menos de tres minutos al templo de Leo, sin hacer el menor ruido. Camus iba demasiado enojado aunque sabía a la perfección que Milo y Aioria eran solo amigos y le creía ciegamente a su bicho, tenía unas ganas tremendas de ponerle un golpiza al gemelo mayor.

Se asomaron con cuidado a los aposentos privados de Aioria y se escuchaba la feliz risa de su bicho, esa que lo hechizó desde la primera vez que la oyó. Sabía que su escorpión estaba feliz por algo pero también se encontraba algo preocupado pues en todo el día su bicho no lo visitó…se sentía algo intranquilo por las estupideces que le dijo Saga y más nervioso lo ponía esa fecha tan especial

Justo cumplían un año…justo hacía un año el escorpión se le había declarado a Camus, durante la fiesta de San Valentín en el Santuario.

Y le dolería a sobremanera que le hiciera una mala jugada justo ese día.

Entonces por un pequeño agujero en la pared, observó con coraje como Aioria se le juntaba mucho a su bicho y fue cuando…su mundo cayó. ¡El león se había abrazado de Milo y este le correspondía! ¡Parecían dos enamorados! Los celos le recorrieron las venas y no dudó un solo segundo en echar a correr a su templo, desconsolado y con la mirada pérdida entre las paredes.

La cizaña y el nerviosismo por la fecha, lo habían echo caer en la oscuridad de los celos.



-Entonces… ¿Le dirás a Shaka hoy…?- preguntó el escorpión, mientras Aioria con un niño pequeño se abrazaba a su cuerpo.

-Sí, hasta parezco copión tuyo…jajaja…- se soltó del escorpión.- Pero… ¿y si dice que no?-

-Estaría tonto…- susurró el escorpión.- Nadie te rechazaría hoy, es decir…nunca…- le sonrió y agitó la lata entre sus manos.- ¿Empezamos?-

Aioria afirmó con la cabeza y empezaron la manta que sería el regalito de Camus.



-No me lo creía Saga, pero tenías… ¡Tenías que joderme el día! Es decir…- lanzaba puñetazos a las paredes y empujaba todo a su paso, hasta que se encontró con el regalo de Milo.

-No es justo, el osito no tiene la culpa…- lo miró tristemente y lo tomó en brazos mientras caminaba templos abajo.

-¿A dónde vas?- pregunto burlón Saga, ante la gélida mirada del cubo.

-Al octavo templo…me merezco una explicación ¿no?- dejo anonadado al mayor y salió deprisa de allí.



-¡Colócala de prisa, allí se acerca…!-

-Pero… ¡Aioria! Me muero de nervios… ¿y si no le gusta?-

-Claro que le gustará, la hiciste tú bicho feo…-

-Muchas Gracias Aioria…- se acercó a él después de colocar finalmente la manta en su la salida de su templo. Lo abrazó y justo allí, llegó un muy destrozado Camus a ver con según él, lo engañaban en su cara.

-Así te quería encontrar maldito escorpión mentiroso… ¡Púdranse malditos!-

-¿Camus?- preguntó, separándose de inmediato de un sorprendido Aioria.- Pero… ¿Qué dices? No estoy haciendo nada malo…-

-Te vi hace rato, ¡se estaban abrazando! ¡Saga me dio aviso!-

-¿Saga?- preguntaron confusos ambos y Aioria hizo una mueca de disgusto.

-Lo que sea que te haya dicho…- habló el castaño, enfrentando a Camus.- Es mentira…si he abrazado a Milo antes es por qué me emocioné tanto de que por fin me le declararé a Shaka…- suspiró y salió enojado de ese lugar. Milo lo observó triste, no quería enojarse con su pequeño gato en un día tan especial.
-Estarás contento Camus…- reprochó Milo, ante un avergonzado Camus.- Se enojó…bueno, hablaré con él después…- se acercó al pelirrojo que se hallaba completamente apenado.- No te apures, seguro y yo también hubiese pensado lo mismo…Te quiero mucho Camus y jamás me ha gustado que dudes de mí y menos…¡que me emparejes con mi mejor amigo!-

-Disculpa Milo…- le acercó el oso con timidez y luego se echó a los brazos del escorpión.- Soy tan creído y tonto, por favor…perdóname…-

-Ya está…solamente si me dices como nos quedo la manta a Aioria y a mí…-

Observó el gran detalle de su amor; Sus ojos se arrasaron en lágrimas mientras contemplaba como le había escrito su novio un poema en francés que decía así…

“Ayer subí al cielo a confesarme con un santo y me puso de penitencia que no te quisiera tanto…TE AMO CAMUS, CON TODA MI ALMA.”

Lloró en los brazos del escorpión mientras golpeaba suavemente con sus puños el pecho del escorpión.

-Les quedó hermoso…- susurró.- ya me iré a disculpar y agradecer luego…- le sonrió a Milo que acariciaba con ternura los cabellos rebeldes de su novio.- Pero primero ten…no te lo había dado…siempre supe que los osos polares te gustaban mucho…-

-Claro que me gustan, todo lo que sea del Polo Norte me encanta, por eso me gustas tú…- tomó el oso entre sus manos y luego jaló a Camus…El osito seria el testigo del amor que entre besos se profesaban.

Se amaban y nada ni nadie podrían cambiar eso.

Fin.


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