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Chico Problema por Ahiezer

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Las palabras están llenas de falsedad o de arte; La mirada es el lenguaje del corazón.

William Shakespeare.

—x—x—x—

Las vacaciones para Levi no eran tan malas como decía que eran, en realidad eran agradables. Desde su salida de prisión y su asociación con Erwin, estas fechas habían tomado una rutina apacible; Con la constante compañía de Hange, Erwin, ocasionalmente Mike y Nanaba, y recientemente agregado Moblit. Sin olvidar al felino que se había vuelto una sombra para Levi, y un imán para las travesuras destruyendo cada decoración festiva que estuviera a su alcance.

Levi nunca tuvo la oportunidad de extrañar el trabajo o sentirse ansioso por no hacer nada por que raramente estaba en soledad, pero en esos momentos cuando lo estaba no había ansiedad como antes, solo una pregunta en mente que no era tan infrecuente últimamente. O reflexionaba solo por unos segundos de un tema muy temible que se negaba a aceptar.

A pesar de esto último, no dejaba de ser una buena semana.

Un día antes de acabar el año Mike y Nanaba se fueron a visitar a sus familias, Moblit había hecho lo mismo, dejando solos a Levi, Erwin, Hange y Gato. Como Levi y Erwin tenían departamentos para una sola persona, decidieron esperar el nuevo año en casa de Hange que tenía un par de habitaciones para invitados. Mientras esperaban el próximo año, miraron malas películas que Hange elegía, se alimentaban de los lamentables intentos de cocina de Erwin, y Levi limpiaba y ordenaba cuando algo se veía fuera de lugar y evitaba con una gran tasa de éxito que Gato destruyera cosas cuando el felino no estaba buscando atención.     

Finalmente, la llegada del nuevo año fue tan estridente como siempre lo era en esas fechas y con los deseos de que este año fuera mejor.

Para el primer día del año, poco después del amanecer, Levi y Erwin estaban listos para el trabajo.

—Debería ser ilegal trabajar el primer día del año, o por lo menos levantarnos tan temprano justamente hoy, yo creo que deberíamos quedarnos en casa a descansar— murmuró Hange, bostezando ruidosamente y recargándose perezosamente sobre la mesa de la cocina.

—Algunos de nosotros sí tenemos el sentido de la responsabilidad, cuatro ojos— dijo Levi, mientras empacaba las cosas de Gato para devolverlo al departamento, sin embargo, dejó de hacerlo cuando sintió una mirada en él. Al voltear, se encontró con los ojos divertidos de la mujer, esa sonrisa peculiar y detestable que molestaba a Levi. 

—Clarooo, responsabilidad— murmuró Hange entre risitas, con ese tono que insinuaba lo que Levi creyó que había evitado. Tan pronto entendió el significado a través de las gafas de la loca mujer, Levi evitó el contacto visual de inmediato. Una semana tan buena, arruinándose por esto, creyó que nadie lo mencionaría.

—Tsk, eres insoportable— farfulló Levi, continuando con la recolección de las pertenencias de Gato.

Hange comenzó a reír— Algún día me contarás todo, pero empezarás desde el principio. Me contarás cómo comenzó su a-…  

—Hange—Erwin dijo, llamando la atención de la mujer y deteniendo sus siguientes palabras.

—Bien, bien, esperen aquí no tardaré—y con eso, Hange corrió escaleras arriba a alistarse.

Sin la presencia de Hange, Levi debería estar más tranquilo, ignorar la palabrería como siempre hacía y seguir con lo suyo, pero no pudo. El tema estaba de vuelta en su cabeza. Todos esos ‘terribles’ pensamientos de aquella vez que Levi trataba de ignorar regresaron.

Levi no podía recordar cuando comenzó, ni siquiera que lo había iniciado, y tratar de recordar sobre ello parecía imposible. Como siempre lo era cuando lo intentaba.  No obstante, salió de sus divagaciones al sentir al gato restregarse en su pierna derecha, maullando ruidosamente muy probablemente tratando de pedir comida.

—Le daré algo de comida, y con el tiempo que Hange se tardará, alcanzaremos a desayunar aquí también. Comenzaré a preparar algo—anunció Erwin, dando un último trago a su café para empezar a darle un poco de alimento al ruidoso minino, que corrió tras Erwin al escuchar la bolsa que contenía su alimento.

—Subiré las cosas en el auto y vendré a ayudarte cuando termine—dijo Levi, sacudiéndose toda la pelusa que Gato seguramente le había adherido al restregarse. Ignoró sus pensamientos por el bien de continuar empacando sus pertenencias.

De vuelta a prisión, las cosas ahí parecían tranquilas y aparentemente no había existido ningún problema. Por lo que Levi volvió a su rutina.

Al llegar a su turno en biblioteca, notó que el lugar se mantenía limpio y en orden. Por lo tanto, Levi asumió que el castaño no se había tomado el día anterior y había estado haciendo su trabajo. Lo que significaba que Eren no tardaría en llegar.

Levi ya podía imaginar a Eren ahí, con esa tonta sonrisa de las suyas y parloteando sin parar, porque seguramente el castaño iba a intentar recuperar toda la semana que no se vieron en este turno. Con el simple pensamiento, Levi sintió toda esa rareza que ya no era tan extraña. No tenía sentido.

Todavía no quería aceptarlo, ni reconocerlo y por supuesto tampoco mencionarlo, pero sabía. Ya no eran suposiciones o ideas equivocadas, esta vez lo sabía. Era un hecho terrible, que desde ese día del conflicto en el módulo F tuvo que asimilar; porque fue en lo único en lo que podía pensar mientras iba hacía allá, fue en lo único que podía pensar cuando estaba evitando peleas y en lo único que podía pensar de regresó a biblioteca. Y aunque en ese momento decidió tomar su distancia y precauciones del causante de tales malestares creyendo que eso detendría los pensamientos estúpidos… no funcionó ni siquiera por un segundo. 

Y algo que había aprendido sobre esos desastrosos días es que no podía simplemente apartarse.

Era tan ridículo el lío que pensar en ello lo provocaba. Era mucho peor que lo que llegó a sentir cuando era un adolescente desgarbado a punto de hacer su primera misión en solitario a petición de Kenny, y eso era decir mucho.

Levi suspiró ruidosamente ya que no quería pensar en eso. Se puso en movimiento, recogiendo un libro desconocido, tomando su asiento usual y esperó.

Las palabras del libro no tenían ningún significado para Levi, él simplemente estaba ahí hojeándolo en busca de alguna ilustración mientras esperaba. El libro no contenía ninguna atracción visual, por lo que Levi tuvo que regresar al principio e intentar leerlo. Descubrió que el libro trataba de superación personal y esas cosas de las que Levi no estaba interesado, pero de todos modos continuó leyéndolo por puro aburrimiento.

Los minutos pasaron, la lectura no era nada llamativa para Levi, y además comenzaba a sentir ese nerviosismo y ansiedad. Eren aún no mostraba señales. El castaño raramente llegaba tarde.

Levi decidió ser paciente por unos minutos más, miró su reloj cuando la impaciencia fue mucha, ya iban por casi los 10 minutos y Eren aún no se veía por ningún lado. La última vez que Eren no había llegado no había sido una buena señal.

La radio no sonaba, tampoco había ruidos de alarma, solo el suave tic-tac del reloj.

No debería haber motivo por el cual Levi comenzara a sentirse ansioso, pero sus pensamientos se dirigieron a una situación particular dónde Eren no había llegado. Aquella vez todo pareció tan pacifico, pero no lo había sido, por lo menos no para Eren. No era algo de lo que Eren mencionaba, pero ocurrió y Levi no permitiría que volviera a pasar.

Quizás solo se tomó el día, pensó Levi, tratando de evitar que su mente se fuera muy lejos al pensar en una desgracia.

Continuó leyendo, inquieto con cada minuto que pasaba. Su mente pensando lo peor.

Levi creyó estar siendo ridículo, exagerando la situación. Había olvidado lo terrible que era la ansiedad… la maldita preocupación, sobre todo. Trató de ignorar los malos pensamientos, se dijo a si mismo que estaba siendo un gran lío sin motivo. Pero sin saber en qué momento, ya estaba de pie y fuera de biblioteca tan tenso como un resorte listo para hacer algo. Hacer qué, Levi no estaba seguro, pero lo que sí es que su mente no estaba ayudando, trayendo una escena mental peor que la anterior.

Sin embargo, la realidad era otra. El pasillo estaba tranquilo, uno que otro guardia patrullando. La radio seguía sin sonar y no había alarmas de ningún tipo. Todo estaba tan tranquilo… tan antinaturalmente tranquilo. Por lo que sus malos pensamientos no tuvieron intención de detenerse.

Levi tomó unas cuantas respiraciones, tratando de alejar la negatividad que invadía su cabeza. Estaba muy seguro de que estaba sobreexagerando la situación, e iba a masajear su frente para calmar el dolor de cabeza inminente, pero antes miró su reloj. Todavía era hora recreativa para los reclusos de A y B. Así que ahí fue a dónde se dirigió.

Estoy siendo ridículo, pensó Levi para sí mismo durante todo el camino.

Los recintos A y B estaban llenos de actividad, aunque una minoría de reclusos estaba afuera en los patios. Seguramente Eren y sus compañeros de celda entre ellos porque Levi no los vio por ningún lado, lo cual era raro Eren se había estado quejando del clima condenadamente frío.

De todos modos, Levi salió a revisar. El invierno todavía estaba ahí haciendo de las suyas helando todo a su paso, pero ahí a lo lejos en las bancas estaba el castaño y su grupo; El rubio grande y musculoso, y el otro moreno y larguirucho estaban ahí protectoramente a los lados del cuarteto que se veía risueño y somnoliento.

Levi estaba muy seguro de que algo estúpido habían hecho para lucir así, pero no quería pensar ni imaginar qué era porque a pesar de eso parecían a salvo. Mirando alrededor, los otros reclusos estaban en lo suyo, si acaso una que otra burla para los mocosos, pero Levi encontró al joven guardia Bott en los pisos superiores de la torre de vigilancia también mirando las interacciones de los chicos de las bancas. No hacía falta que Levi también se quedará ahí, ya había demasiada jodida preocupación. Lo estaba enfermando y el frío era infernal, por lo que Levi decidió entrar y quedarse en biblioteca. Hace tiempo que no tenía tiempo para sí mismo, sería bueno tener la tranquilidad y calma para él solo.

A pesar de ello, no se marchó sin antes mirar a Eren. El castaño no lo reconoció en absoluto, reía, cabeceaba y parpadeaba para mantener la concentración.  Lucia estúpido y parecía realmente morir de sueño, pero se veía bien… extrañamente feliz.

En el trayecto de vuelta a biblioteca, Levi se maldijo por ser estúpido, quizás maldijo un par de veces a Eren y a los otros mocosos, pero el dolor de cabeza fue disminuyendo, los susurros malignos volviéndose lejanos. Sin embargo, la preocupación era algo que iba a quedarse, porque estaba ahí enroscada en las entrañas de Levi, aunque se fue aligerando con cada paso.

Las cosas estuvieron tranquilas, y Levi disfrutó la soledad por un breve tiempo. Descubrió que el silencio y la tranquilidad ya no eran sus fieles compañeros, pues se aburrió con facilidad. Se había mal acostumbrado, definitivamente se estaba volviendo ridículo.

Levi no volvió a ver a Eren a pesar de que varias veces tuvo el pensamiento de hacerlo solo para asegurarse que el castaño no cometiera otra estupidez, almorzó con Hange y Erwin, y en todas las otras horas se quedó con Erd, Auruo y Gunther como en los viejos tiempos. Ya no era lo mismo sin Petra, pero se enteró que a la joven mujer le iba bien y tenía un nuevo empleo. Además, había olvidado lo muy habladores que era el trío de guardias cuando se lo proponían, como si intentaran compensar todo ese tiempo que Levi ya no había charlado con ellos. Todavía le tenían el mismo respeto y confianza, era entrañable.

El resto del día se mantuvo tranquilo.

—x—x—x—

Eren despertó mucho mejor descansado de lo que lo había hecho en meses, pero terriblemente hambriento. Jean, Connie y Thomas se encontraban igual, y aunque despertaron con buen humor se desvaneció muy rápido al descubrir que algunas de sus valiosas pertenencias faltaban; Sus pocas cosas que tenían valor sentimental estaban ahí, pero no el efectivo, los aperitivos o los cigarrillos que Jean guardaba para sí mismo.

Jean maldijo todo el tiempo, incluso cuando salieron de las celdas. Los otros reclusos se burlaron de ellos en cada oportunidad. Era extraño, Eren recordaba que el día anterior había sido tan agradable, sin problemas, tan relajado y recordaba con brevedad la amabilidad de los demás. No había sido así por los comentarios que oía, aparentemente no se burlaron con ellos, se burlaron de ellos y continuaban haciéndolo.

Era muy molesto, amargó las primeras horas del día para Eren. Ya comenzaba a sentirlo como un día de mierda… pero cambió de opinión cuando llegó el turno de biblioteca.

No había visto a Levi por un tiempo, y lo extrañaba. Eren sintió toda esa emoción y anticipación como cuando estaba a punto de tener la visita de Armin y Mikasa. Con la sensación cálida, llegó lo más pronto posible a biblioteca.

Levi no estaba en biblioteca cuando Eren llegó, pero el castaño sabía que el guardia no tardaría. Por lo que comenzó a trabajar con los libros. No pasó mucho tiempo para que las puertas de biblioteca se abrieran.

—Buenos días, capitán—saludó Eren, incapaz de ocultar su sonrisa.

—Mocoso, estás aquí—dijo Levi, inexpresivamente, asintió en reconocimiento, pero luego el guardia se acercó a la estantería y comenzó a mirar los libros de ahí.

Tal comportamiento desinfló la alegría de Eren. Y por la manera en la que Levi había hablado y fruncido su ceño. Eren creyó que seguirían actuando como extraños, como esos aburridos y raros días en las que sus palabras eran cortantes e incomodas. Con tal de no volver a pasar por ello. Eren comenzó a pensar que decir, pero antes de que pudiera darles sentido a sus palabras, simplemente comenzó a hablar:

—Lamento no haber estado aquí ayer, no fue mi intención no venir— se disculpó Eren, con los ojos grandes y avergonzados—. Lo siento si se preo-…

—Nada de eso—le interrumpió Levi de inmediato—. Supuse que te habías tomado el día, estabas en tu derecho de hacerlo de todos modos—dijo, encogiéndose de hombros sin importancia y fue a realizar lo de siempre; aunque se tomó su tiempo al escoger un buen libro.

—Oh, cierto, el día, me tomé el día—murmuró Eren, nerviosamente, sus mejillas levemente ruborizadas por la vergüenza al procesar lo que había dicho anteriormente. ¿En qué estaba pensando?, había como mil de otras cosas que decir o platicar. No una disculpa dicha con excesivo nerviosismo.  Sin tener el valor de mirar a Levi por qué no sabía qué diablos le estaba pasando, prosiguió con sus deberes.

El silencio los envolvió, pero fue como esa vez en esos días extraños cuando Levi estaba siendo evasivo. Eren volvió a suspirar al imaginar que este comportamiento se quedaría para siempre.

—¿Hubo problemas por aquí? —cuestionó Levi, segundos después.

Eren lo miró, incrédulo por un segundo. Normalmente era Eren el que iniciaba las charlas, no al revés.

—¿Qué?, hubo demasiado escándalo por aquí que quedaste sordo—chistó Levi, centrando su atención en el libro, pero luego miró a Eren a los ojos. Era esa mirada, esa mirada que hacía que algo dentro del pecho de Eren se sintiera como un hormiguero. Y se sintió estúpido, porque al parecer Eren había tenido la impresión equivocada.

—No, nada de eso, estuvo aburrido, muy aburrido—respondió Eren, guardó un par de libros más. La alegría se le esfumó al recordar—, aunque...

 —Te metiste en problemas—interrumpió Levi, sin sorprenderse.

—Capitán, piensa tan poco de mí, pero juro que no fue mi intención—habló Eren, escandalizado, pero todavía burlón y juguetón—. Fue una estupidez, una enorme y gran estupidez. No es la gran cosa, porque no pasó nada grave… pero fue tan tonto.

Levi frunció el ceño sin comprender.

Eren al mirarlo suspiró—. Le diré, pero no vaya a burlarse, ya recibimos de eso mucho para toda una vida. Y, además, aclaro que no estamos involucrados en nada de eso, simplemente sucedió. Connie hizo una apuesta estúpida y …- —entonces Eren comenzó a explicarse: Lo de la apuesta de Connie, los extraños dulces mágicos y la clara falta de sueño y excesiva energía. Lo que explicó porque no había asistido el día de ayer—. No recuerdo mucho, pero sé que estuve apostando ayer, no solo yo, Connie, Thomas y Jean también y perdimos bastante ahora entiendo porque todos ayer eran extrañamente tan amables. No rescatamos casi nada, se han estado burlando de nosotros en todo momento. Juro por mi vida que nunca, nunca volveré ni siquiera por error a consumir esas cosas. 

Levi se burló cuando Eren terminó de contar.

—Por eso siempre tienes que revisar, nunca sabes cómo guardan esas mierdas.

—Ya aprendí la lección—farfulló Eren, con falso abatimiento, pero la aflicción se le pasó rápido y con buen humor preguntó: —Y, ¿Cómo estuvo su semana?

Fue el turno de Levi para hablar, aunque se centró en contar las travesuras de Gato. Eren escuchó con interés sin dejar de trabajar, preguntado o comentando cuando tenía curiosidad.  

—Quizás Hange tenga algunas fotos de Gato, estoy seguro de que esa mujer tiene el celular repleto de ellos—comentó Levi, con ese fingido tono desdeñoso que utilizaba cuando hablaba sobre Hange y sus peculiaridades o sobre el felino.

—Me gustaría verlos—mencionó Eren sin pensar, mientras desempolvaba un par de libros.

—Cuando las consiga te las mostrare—dijo Levi, serenamente, dejó de prestarle atención al libro para mirar a Eren.

Eren correspondió a la mirada con todos esos sentimientos gratificantes e irracionales dentro de él, asintió satisfecho—Eso sería genial—añadió, para no permitir que aquellas emociones lo abandonaran.

Se miraron por unos segundos más, hasta que Levi volvió a su libro, y Eren continuó con sus deberes. El silenció no fue opresor, ni incómodo, simplemente existía. Lo que hizo recordar a Eren sobre algo.

—Tenía razón—mencionó el castaño.

—¿Sobre qué?

—Lo de la abogada. Carla Inocencio— el apellido fue murmurado entre dientes, como si la palabra fuera desagradable—. Que jodido apellido tan poco común—. Eren creyó haber superado eso, pero no lo había hecho. El veneno se mantuvo ahí tan pronto lo recordó. 

Levi bajó su libro—. No es…

—Lo sé, lo sé, no es como… su familia, ella me lo dijo—interrumpió Eren. Lo que le había pasado, lo que hizo ese bastardo no había sido ningún secreto. A Eren no le gustaba hablar sobre ello, Jean fue una excepción, pero trató de nunca mencionarlo después de eso, mucho menos a Levi, pero sabía que él sabía, sabía que la mayoría de la prisión lo hacía y agradecía que muchos ya no lo mencionaran.

Eren negó con la cabeza para despejar su mente, no dejaría que los recuerdos lo invadieran.

—¿Y cómo fue?, ¿Qué te dijo? —preguntó Levi, distrayéndolo.

—Que quizás no cumpla toda mi sentencia, y esas cosas. No fue mucho, solo hizo preguntas sobre cómo terminé aquí. Y que seguirá viniendo, no sabe cuándo, pero lo hará y, también que será un proceso lento.

—Lento es mejor que nada—murmuró Levi.

—Supongo—respondió Eren, terminó de guardar los libros y acomodar los banquillos—. ¿Confía en ella?

Levi quien había vuelto a leer, dejó de hacerlo para mirar a Eren con extrañeza. No comprendía porque Eren le hacía tal pregunta, su rostro crispado en la confusión e incertidumbre. Por un segundo, Eren creyó que no le respondería.

Pero entonces toda perplejidad dejó el rostro de Levi y con una profunda seriedad dijo: —Lo hago.

Eso fue suficiente para Eren, quizás sus pensamientos inevitablemente sospechosos sobre la señorita Inocencio eran infundados, y ella era tal como dijo. Eren no sabía sobre eso, pero las palabras de Levi lo habían tranquilizado al respecto. Asintió al guardia con la misma formalidad y no queriendo que el ambiente tenso y extraño los invadiera, el castaño dejó sus deberes, y fue a buscar asiento frente al guardia, descansando su cabeza en la mesa.

Ahora lo único que Eren quería era tomar asiento, recuperar el tiempo perdido que no estuvo el guardia. Quería estar de vuelta en la presencia conocida de Levi, leer un buen libro y simplemente estar ahí en la calidez de la biblioteca.

—¿Qué haces? —cuestionó Levi.

—Estoy cansado, ¿Cree que eso es suficiente? —murmuró e hizo un ademán con la mano para señalar su entorno.

Levi miró alrededor—No notarían la diferencia de todos modos.

—Pero usted lo haría.

—Pero yo lo haría, y lo dejaré pasar porque sé que no tomaste ningún día libre en los días que podías.

—No era necesario, me gusta estar aquí. ¿Qué está leyendo?

Levi volvió su atención al libro, lo cerró un poco para mirar la portada— ‘Guerra y paz’, y tú, ¿Por qué no tienes ningún libro?

—No tengo muchas ganas de leer, y leí una parte de ese libro, sonaba intrigante, pero no lo terminé. Me quedé en las primeras páginas, donde… Ana, creo que se llamaba Ana o Antonia estaba charlando con un príncipe. 

—Es Ana. Y vaya, mocoso, eres muy descriptivo sé dónde te quedaste porque no aparece Ana y la palabra príncipe por todas las malditas páginas.

—Que puedo decir, ese es mi don.

—Tsk, que divertido—farfulló Levi, aparentemente con falso humor, pero Eren notó esa leve contracción en sus labios, lo que lo hizo reír. Levi siguió con su lectura en silencio, sin perder el humor.

Y Eren simplemente se relajó, apoyando su cabeza en los antebrazos. Extrañaba esto, aunque podía ser mejor sí Levi leía como anteriores veces había hecho. Antes Eren podía preguntarle sin temor ni vergüenza, pero ultimadamente se sentía tímido en hablar como antes no había hecho. Antes de las vacaciones Levi había sido tan extraño que Eren había temido que ese comportamiento se quedaría, se alegró saber que no. Que las charlas podían desenvolverse fácilmente otra vez, pero no quería pedirle una lectura a pesar de que las disfrutaba mucho, porque no quería imponerse ni incomodar a Levi. Por lo que mejor se quedó en silencio.

Fue Levi de nuevo quien alejó todo ese mutismo y tensión que estaba en el ambiente.

—¿Quieres que lea? No sé si sea la misma parte en la que te quedaste porque con tu detallada descripción que raramente se menciona, puedes haberte quedado en la página 5 o en la 40, o incluso en la 100, pero aún no llegó a eso.

Eren miró al guardia sorprendido. Levi no perdió la calma seguía mirando el libro con reserva, pero cuando la mirada del castaño fue mucha lo miró con el ceño fruncido, aunque sus ojos reflejaban un brillo burlón y Eren estaba muy seguro que estaba sonriendo con esa pequeñísima sonrisa de las suyas, aunque Levi ocultó esa parte de su rostro con el libro por lo que no podía notarlo. 

Esto último hizo sonreír a Eren genuinamente, porque eso quería decir que las cosas estaban bien, que esas semanas raras habían terminado. Y realmente, realmente extrañaba esto—. Me gustaría eso—respondió—. Y no importa dónde vaya, en la página 6, o 50… quiero oírlo—añadió Eren, cuando vio a Levi con intención a hablar.

—…Bien—dijo Levi, suavemente, pero su tono conocido volvió para mencionar: —, pero no quiero que te quejes si no logras entenderle.

—Mis labios están sellados, lo prometo.

Y con ello, Levi asintió y comenzó a leer.

Eren se acomodó para escuchar, y aunque definitivamente Levi había avanzado en la lectura más de lo que Eren había hecho; Eren solo había leído un par de páginas por lo que no conocía a todos los personajes o los detalles. Pero, de todos modos, lo disfrutó.

Pasaron unos minutos así, hasta que sonó el reloj de Levi indicando el cambio de turno. Los demás reclusos no tardarían en entrar. Levi le entregó el libro, porque Eren tenía que tener algo, y fue a buscar una copia; Había libros que estaban repetidos, por lo que no era raro encontrar uno igual.

—Haber quien llega más lejos al final de turno—retó Eren, fingiendo leer con avidez.

Levi negó con la cabeza—Eres ridículo. No pienso jugar a eso, mocoso— le respondió.

Los reclusos llegaron, en todo momento Eren cambió de página cuando la mirada de Levi lo encontraba, Levi en cambio le fruncía el ceño, negaba con la cabeza y de igual manera cambiaba de página. Fue divertido mientras duró.

Al final del turno, Eren tomó su hora extra en biblioteca y él y Levi reanudaron su lectura porque aparentemente ninguno les había prestado atención a los detalles. Eren había avanzado más, pero Levi era algo consciente de la trama, pero no demasiado como para seguir continuándola desde ahí, lo que los hizo volver a dónde se habían quedado antes de que llegaran los otros.

Fue agradable para Eren la manera en la que las cosas volvieron a lo conocido.

    …

Los días pasaron, después las semanas. Eren y Levi habían vuelto a su rutina conocida con las lecturas, las bromas, los malos chismorreos, todo estaba ahí. Pero se sentía diferente, Eren lo consideraba diferente. Los miramientos duraban más, los roces de hombros o manos traían un extraño cosquilleo, a veces Eren tenía intención de mantenerlos por un segundo más para averiguar de dónde provenía la extraña sensación. Pero Levi era rápido, y los evitaba tan pronto era consiente, cambiando de tema o poniéndose de pie alegando buscar alguna lectura mejor.

Eren trataba de no pensar mucho en ello, por lo que simplemente dejaba pasar todo, no quería que todo se volviera raro. Más aún cuando Carla comenzó a visitar cada dos o tres semanas. Le había dicho que lo llevaría a juicio con otro par de casos similares al suyo, le informó sobre los otros reclusos de situación similar, le preguntaba constantemente lo que Eren recordaba sobre aquella noche con Gross porque necesitaba mantenerse consistente.

Febrero pasó como un borrón, demasiado rápido incluso para notarlo. Y para finales de marzo, Eren había aprendido un poco más sobre Gross; El hombre sí había estado intoxicado y aparentemente había visitado a una mujer que no era su esposa. Carla aún estaba indagando y estaba esperando autorización para cámaras de seguridad y un montón de documentos que ni por un segundo la anterior defensa de Eren había tenido intención de revisar. Su situación parecía esperanzadora, pero la aprobación para una apelación o un juicio aún se veían lejanos.

Le habían dicho más de una vez que todo el asunto se llevaría su tiempo cuando se entusiasmaba demasiado, sin embargo, ahora sí podía imaginarse un futuro lejos de las rejas. No obstante, tampoco se sentía tan decepcionado en esperar cuando cotilleaba con Thomas, reía con Connie, discutía con Jean o simplemente estaba ahí con Levi simplemente existiendo. Aunque entre más rápido saliera mejor, porque de verdad extrañaba a Armin, Mikasa, Hannes y Shadis a quienes hasta ahora había visto tres veces por las visitas mensuales.

Un día, Thomas quien era el que saldría más pronto mencionó que le gustaría volver a verlos fuera de prisión si estaban de acuerdo. Connie lo estuvo de inmediato, Eren le hizo segunda y Jean lo pensó unos segundos más, pero estuvo de acuerdo.

Así que cuando Eren visualizaba un futuro lejos de prisión, podía visualizarse ahí afuera con los chicos, estaba seguro de que Armin se acoplaría a ellos de inmediato y Mikasa estaría ahí también. Podía verse ahí en el restaurante de Shadis compartiendo un festín, y en esos sueños y fantasías que Eren esperaba cumplir pronto, también estaba Levi.

No lo imaginaba de manera diferente, pero se preguntaba si Levi de verdad estaría ahí cuando se llegará el momento. Eren quería creer que sí, simplemente Levi ya parecía una constante en su vida, pero también estaba esos susurros en las que le recordaba que Levi solo estaba haciendo su trabajo, y que no había razón por la que deberían mantener un contacto.  Llegar a esa conclusión era desalentador.

El pensamiento era amargo, podía arruinar su día si pensaba mucho en ello. Pero se regañaba a sí mismo ante ello, porque estaba siendo ridículo aún faltaba un buen tiempo para su liberación. No tenía por qué exagerar.  Por lo que trataba de mantener esos pensamientos muy muy lejos.

Su cumpleaños 19 pasó desapercibido, y le había dicho a Armin y Mikasa con anticipación que no quería ninguna sorpresa, que lo guardaran mejor para cuando él saliera. Cuando Eren hablaba sobre salir, Armin y Mikasa tenían ese brillo alegre en sus ojos. Su tiempo de visita era mucho más animado de lo que nunca había sido. Aún no hablaban sobre la universidad, Eren sabía que le ocultaban algo, pero no quería arruinar su tiempo indagando mucho en ello, así que contaban sobre cualquier otra cosa. Charlar con ellos no era tan fácil como antes, pero de todos modos Eren se las arreglaba para no dejar que el terrible silencio los invadiera.

Para la segunda semana de abril, todo parecía tranquilo y muy perezoso. Biblioteca ya no era un lugar tan atractivo en primavera, por lo que el movimiento en el lugar decayó, solo estaban los verdaderos amantes de la lectura o los que simplemente buscaban un lugar tranquilo, por lo que ya no había tanto desorden y Eren terminaba de limpiar mucho más pronto. Lo que significaba que había unos buenos minutos para perder el tiempo.

Así que ahí estaban Eren y Levi, simplemente charlando sobre la comida y jugando a qué alimento preferirían más, que parecía un tema muy fácil de tratar y el territorio más común entre ellos. Todavía quedaban unos largos minutos para que comenzarán a llegar los demás.

Parecía otro día normal y banal, hasta que comenzó a sonar la radio de Levi y las alarmas.

Levi quien había estado recargado en la silla con los brazos cruzados, con el ceño fruncido pensando si preferiría comer una pizza con piña o una hamburguesa hawaiana, se tensó de inmediato, listo y alerta al oír el escándalo de los aparatos; Se podía escuchar como pedían refuerzos por la radio porque aparentemente los del recinto D estaban iniciando una batalla campal. 

Eren se había estado riendo, escuchando con diversión las quejas de Levi por los alimentos terribles que le daba a escoger porque el guardia no era muy fanático de lo dulce, pero detuvo las burlas al oír el alboroto. Toda diversión fue remplazada por la preocupación.

—Quédate aquí, no salgas a menos que venga otro guardia—habló Levi con toda la seriedad devuelta, sin darle ningún miramiento a Eren.

—Ten cuidado—le recordó Eren, como siempre comenzaba a hacer cuando Levi tenía que irse a estas cosas. Pero esta vez, todo en la radio sonaba profundamente caótico, tanto así que las alarmas de prisión habían sido activadas. La preocupación lo invadió terriblemente.  

Levi salió y Eren se quedó.

Después de unos minutos la alarma se detuvo, pero eso no tranquilizó la preocupación de Eren. Para distraerse, el castaño comenzó a acomodar los bancos a pesar de que ya lo había hecho, reacomodó los libros, desempolvo de nuevo e incluso trató de leer. Pero nada de eso fue suficiente. Y cuando menos acordó la hora recreativa había comenzado.

Los reclusos entrantes no dejaban de susurrar lo ocurrido y haciendo sus propias teorías de porqué habían sonado las alarmas. Detrás de ellos entró un guardia, era de los nuevos. Eren lo había visto un par de veces, pero no era alguien a quien le tomara mucha importancia. El guardia tampoco parecía demasiado interesado en su entorno, simplemente les ordenó a todos que guardaran silencio y comenzaran a leer si venían a eso. Y tomó uno de los asientos apartados de los demás, observando alrededor con sospecha, como si todos estuvieran tramando algo. 

Esto no era bueno. Eren comenzó a sentir esa opresión, esa ansiedad como si comenzara a tener un ataque de pánico, raramente le habían dado ahora, pero se sentía incapaz de hacer algo y terriblemente ansioso.

—Tss, tss, oye, chico, ¿sabes qué paso? —Un recluso se acercó a Eren, sentándose junto a él. Otros se unieron, y Eren ya tenía un grupito de reclusos ansiosos por escuchar sobre el suceso. Todos sentados a su alrededor, fingiendo leer, pero extrañamente inclinados para escuchar por si Eren decía algo.

—¿Qué?, ¿Por qué voy a saberlo? —Eren se quejó.

—Bueno, eres de los únicos por aquí que es cercano a un guardia, debes saber algo—comentó Kondo, uno de los reclusos perteneciente a una pequeña pandilla, y que siempre tenía algún cotilleo que contar.

—Yo no…

—Vamos, niño, di algo, no te estamos pidiendo tus aventuras sexuales con el capitán o esas cosas… a menos que quieras hablar sobre ello, tampoco me opondría—dijo Ruslan con diversión e interés, quien nunca venía a leer, había venido exclusivamente para esto.

La vergüenza se empalmó con la preocupación, Eren quiso reprochar, pero todos estaban ahí ansiosos y atentos. Y si Eren seguía ahí quejándose no conseguiría que se fueran, por lo que con un suspiro derrotado confesó: —Un motín en el módulo D, eso es lo que sé.

—El módulo D—exclamó Tyson sorprendido.

Los demás comenzaron a murmurar su sorpresa. Angustiando a Eren cada vez, porque al parecer en el módulo D las peleas se volvían violentas, mucho peor que las que el B provocaba.

El guardia vio todas estas interacciones como un alboroto, por lo que los separó a todos. Entonces el silencio se hizo presente. La hora terminó y todos comenzaron a salir.  Antes de irse, Ruslan le dio unas palmadas no muy amables en el hombro a Eren.

—No te preocupes, niño, tu amado estará bien.

Eren sintió el calor en sus mejillas sin poder evitarlo—. No es…—quiso quejarse, pero Ruslan lo interrumpió con una risa.

—Aw, el amor—murmuró el prisionero con voz cantarina, sin perder el buen humor y se marchó. 

¿Amor?, ¿amado?, pensó Eren, que tonterías, se quejó, su rostro aún se sentía caliente, y pensar en ello agitó algo más que la preocupación en su pecho. Levi era… Levi, no sabía porque todos salían con esas tonterías. No obstante, eso no abarcó su línea de pensamientos, estaba más preocupado por Levi y por todas las violentas historias sobre el módulo D, además de que había oído que varios guardias habían ido para allá y aún no regresaban. Debió de haber sido algo grande para toda la atención que generaba.

—Eres el chico de limpieza, ¿eh?, ¿Vas a quedarte? —le dijo el guardia nuevo cuando Eren no mostró intención de marcharse, y todos ya habían dejado el lugar.

—Lo haré.

El guardia asintió—Cerraré las puertas, espera hasta que llegó algún otro guardia para el siguiente turno.

El tic tac del reloj y la ansiedad fueron la única compañía con la que Eren se quedó.

Unos minutos más tarde, cuando Eren ya había caminado en círculos un montón de veces y vuelto a tomar asiento por lo que Eren creía como la centésima vez, Levi entró con su mano derecha en una férula y algunos vendajes en sus dedos. Levi nunca llegaba con ningún daño, así que verlo así era algo nuevo y preocupante.

—Levi—habló Eren con urgencia, listo para ponerse de pie e ir con Levi.

—Estoy bien—dijo Levi, haciendo un ademan con su mano buena para que Eren no se levantara, el castaño obedeció muy apenas—. Es una insignificancia, casi no es nada— añadió mientras tomaba asiento frente al castaño.

—No parece nada— respondió Eren, mirando con profundo detalle la mano derecha de Levi quien la tenía apoyada sobre la mesa. En realidad, no podía ver nada por la férula y uno que otro vendaje blanco, pero de todos modos lo intentaba como si tuviera visión de rayos X.

—Solo fue un mal golpe, y un par de rasguños. Todos actúan como si fuera a perder el brazo—Levi se quejó.

—Es porque nunca se lastima, es…

—Es parte del trabajo, Eren, está bien.

Pero Eren no podía perder la vista de esa férula, quizás no era tan grave como pensaba, pero podía haberlo sido. Eren podía recordar con claridad como Tyson contó que en un enfrentamiento pasado uno de los guardias había muerto. ¿Qué hubiera pasado si la historia se repetía, pero esta vez hubiera sido Levi la victima?

Eren ya iba a comenzar a divagar, a preocuparse y angustiarse de maneras que parecían imposibles, pero sintió un golpeteo en sus manos que estaban apoyadas inseguramente sobre la mesa. Era Levi, dando golpeteos con su brazo derecho.  Eren no debió de haber estado escuchando a Levi para que el guardia decidiera llamar su atención físicamente.

Cuando Eren volvió su atención a Levi, Levi dejó de tocarlo, pero de todos modos sus dedos estaban tan cerca, casi tocándose, quizás el guardia no era consciente, pero Eren lo era. Sentirlo lo hizo casi consolarse, casi.

—Oye, no es la primera vez que pasa. Ni siquiera duele, no es importante.

Eren lo miró—. Me importa—dijo, sin poder contenerse, porque había estado todo una hora ansioso y preocupado. Levi actuaba como si no fuera nada cuando tenía el brazo vendado, y las cosas podían haber sido peor. Y no había nada que Eren pudiera haber hecho si las cosas iban mal.  

Las palabras tomaron por sorpresa a Levi, estaba genuinamente sorprendido—. No deberías—le murmuró a Eren, con un tono falsamente desdeñoso, porque su voz se escuchaba suave, casi como si creyera que Eren le estaba mintiendo.

—Pero lo hago—Eren afirmó. Era extraño lo exhausto que lo hacía sentir una palabra tan simple, como si estuviera revelando un secreto de muchos años, y por la expresión de Levi, lo hacía verdaderamente sentir así.

Eren estaba a punto de evitar la mirada de aquellos ojos grisáceos, porque se encontraba incapaz de seguir manteniendo el contacto visual por toda la emoción de inseguridad e incomodidad que veía en ellos. Pero de pronto, esas emociones negativas se desvanecieron de ellos. Y Levi volvió a ser el Levi que Eren conocía; Los labios del guardia se contrajeron muy suavemente con leve humor y sus ojos… miraron a Eren, de ese modo en los que Eren no podía apartar la mirada.

—Esto no me va a detener, Eren—respondió Levi, y agitó levemente su mano vendada para aclarar el punto—. Créeme he recibido peor, además estaré bien en un par de semanas. 

—¿Qué sucedió? —cuestionó Eren, increíblemente siendo capaz de encontrar su voz.

—Lo de siempre, estúpidos siendo estúpidos.

—Oh, no, no fue lo de siempre. Esto lo prueba—dijo Eren, y picó con sus dedos la férula muy suavemente por temor a lastimar.

Levi apartó la mano lentamente para evitar que Eren siguiera picando, pero en cambio dejó que sus dedos vendados se enfrentaran a los del castaño. Ambos comenzaron a mirar sus dedos, que estaban haciendo contacto como si fuera lo más extraño y raro del mundo. Lo cual era extraño, estos roces no eran poco infrecuentes, entonces, ¿Por qué se sentía como si lo fuera?

—¿Duele? —Eren cuestionó, suavemente, saliendo del extraño trance.

—No, no lo hace—murmuró Levi.

Eren levantó la mirada y se encontró con los ojos azules grisáceos, mirándolo con atención. Era indescriptible el modo que todo esto de pronto se tornó tan íntimo, sintiéndose como una intimidad que Eren no sabía que podía ser capaz de sentir… que aparentemente Levi podía causar con mirarlo de ese modo como lo estaba haciendo justo ahora. De ese modo que Eren se sentía importante, como si fuera único. 

Y mientras más lo miraba, más comenzaba a entender, porque las palabras de Ruslan se escucharon como un eco en su mente. Y fueron las respuestas y la única explicación a todas esas dudas por todos esos sentimientos que lo inundaban cada vez en compañía de Levi. Las sensaciones eran tan nuevas, tan cálidas, pero familiares, como algo que ya había visto en alguna serie o película, o leído en historias. Algo que nunca había experimentado, ni sentido, ni deseado hacer, pero lo estaba ahora.

La revelación le cayó como un montón de cubos de hielo sobre él; No agua fría, el agua fría sería rápida, lo pondría alerta de inmediato. Los cubos de hielo en cambio, eran fríos, duros, y el estremecimiento llegaba mucho más tarde al recibir el impacto. Y dolían, porque la revelación dolía, pero por razones diferentes, porque no lo esperaba. No lo creía posible, no debería tampoco: Levi era un guardia y también… un hombre. Y no es que Eren tuviera nada contra eso, pero es que nunca lo imaginó, nunca se había sentido atraído a alguien del mismo género, mucho menos creyó hacerlo con la terrible experiencia vivida y las asquerosas insinuaciones que había en prisión.

Repentinamente, muchas emociones comenzaron a empalmarse en Eren. Para Eren todo se volvió sofocante, había demasiado para procesar. Sin embargo, mientras Levi lo siguiera mirando, todo parecía empequeñecerse. No quería dejar ir esa sensación, ya tendría un momento para aterrarse, ahogarse con sus propias emociones. Por ahora, solo pareciera que eran Levi y él, y eso era suficiente.

Inesperadamente, Levi comenzó a moverse, un sentimiento de anticipación, de gran nerviosismo se apoderó de Eren al verlo moverse. Sin saber qué hacer, Eren se quedó paralizado… todo esto era demasiado. Y también era nuevo, y no tenía ni idea.

Pero entonces, Levi frunció el ceño y volteó hacía las puertas principales. Además, también se empujó hacia atrás con la silla, alejándose una buena distancia y acunó su brazo herido.

Eren ni siquiera había escuchado que tocaban la puerta, los sonidos palpitantes de su corazón retumbaban en sus propios oídos.

—Adelante—dijo Levi, y las puertas se abrieron.

Eren con el corazón acelerado, se sentó correctamente, preguntándose que acababa de pasar y qué estaba pasando.  Miró hacía las puertas para encontrarse a Marco cerca de ellas. El joven guardia estaba ahí de pie con sus mejillas levemente rojizas, evitando contacto visual, pero sin perder su sonrisa gentil.

—Buenas tardes, capitán—saludó el muchacho firmemente—. Me encargaron escoltar al recluso Jaeger hacia la sala de interrogación, su abogado llegó y solicita su presencia.

—Muy bien, andando mocoso— habló Levi, poniéndose de pie, para muy posiblemente buscar un libro. Consiguió cualquier libro al azar y retomó su asiento, leyendo como si nada hubiera pasado. Como si el ambiente no se sintiera tenso. No por primera vez, Eren deseó tener el control de sí mismo como el guardia mayor que se había vuelto tan tranquilo. 

Por su parte, después de un par de respiraciones para tranquilizar a su corazón acelerado, Eren se levantó bruscamente y se dirigió hacía el joven guardia.

Marco le colocó los grilletes sobre sus muñecas con amabilidad, incluso se disculpó cuando era algo de rutina. Mientras Eren sentía el nuevo peso en sus manos miró a Levi antes de partir. El aspecto severo del guardia se había ido, de nuevo era el rostro de hace unos minutos. Esa suavidad, ese afecto estaban de vuelta y fue todo lo que Eren necesitó para que cualquier ansiedad e inseguridad que tuviera se fueran.

Notas finales:

Los comentarios son apreciados, gracias <3


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