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Chico Problema por Ahiezer

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Notas del capitulo:

Fue lo mejor que pude crear, culpen a mis bloqueos de escritor constantes :c . 

No existe la casualidad, y lo que se nos presenta como azar surge de las fuentes más profundas.

Friedrich Schiller

—x—x—x—

Tres semanas exactamente se cumplieron con el joven prisionero y los oficiales que apostaron sobre la vida del jovencito se encontraban preocupados; Aquella apuesta de un mes, terminaría en menos de dos semanas, y por el momento una gran cantidad ya tenía su dinero perdido. Los pocos que seguían en el juego tenían deseos de que las cosas cambiaran pronto.

Levi tenía que admitirse que se encontraba sorprendido, no le tenía muchas esperanzas de vida al muchacho, pero ahí estaba; Siempre con un pequeño grupo de reclusos, jovial, sin ninguna marca visible que lo marcara como propiedad, con su cabeza en alto y pasos firmes. Aquella cosa era una rareza, comúnmente ya sería reclamado por alguien los primeros días, sin embargo, nada de eso pasaba. Ningún prisionero o guardia se hacía proclamador de ello.

Eso sí, el chico no se salvaba del acoso. A pesar de que nuevos internos llegaron, nadie conseguía atraer atención como Eren; Ser de los más jóvenes de toda la prisión era como un farol para los viejos lujuriosos y los hombres ávidos de distracción.  

Levi de las veces que lograba ver al mocoso sin sus compañeros, se le veía con desagradable compañía, pues apenas estaba solo y los internos se acercaban a él como tiburones a la sangre. Cuando estaba con éstos, el muchacho siempre tenía el ceño fruncido, se encontraba a la defensiva y pareciera que en cualquier momento se lanzaría a los golpes. Los internos siempre se alejaban de él cuando veían que uno de los rubios que le acompañaba se acercaba o cuando Levi estaba demasiado cerca.

Levi se preguntaba en qué momento los reclusos dejarían de bromear y mostrarían sus verdaderos colores.

Un día, deseó no habérselo preguntado. En una de sus rondas pasaba por uno de los pasillos; El pasillo conectaba con la lavandería, la sala de entretenimiento y una habitación que contenía productos de limpieza. En ella no había verdaderos productos de limpieza por temor a que fueran utilizados inapropiadamente, en todo caso, solo había trapeadores, escobas, trapos y agua con aromatizante. 

Pasó de largo esa habitación de falsa higiene y prosiguió su camino. Hasta que algo lo hizo detenerse.

—Déjame tranquilo—se escuchó a alguien protestar dentro del cuarto.

—Pero si apenas vamos a empezar. Sé que te va a gustar, voy a tratarte bien—otra voz con tono malicioso y repugnante contestó.

El sonido de un fuerte golpeteó se oyó, y de nuevo, esa voz desagradable regresó:

—Te gusta hacerlo rudo, bien, sé cómo hacerlo rudo. 

Por el escándalo que se escuchaba en la pequeña habitación, no había ninguna pizca de duda que existía un enfrentamiento. Levi decidió intervenir, pero no esperó que la puerta se abriera salvajemente y un cuerpo impactará contra él. A pesar del sorpresivo ataque no cayó a diferencia del otro, quien sí lo hizo.

—Maldito, creías que… Capitán.

Levi observó a quien habló. Era un hombre alto y robusto, cabello alborotado pero corto. Levi sabía quién era. La curiosidad por conocer a la víctima le hizo observar a la persona en el suelo. Un chico joven, observándole con temor y su respiración agitada. También sabía quién era.

—Ca-capitán—habló el mocoso con un tono agrietado.

—Levántate—Levi ordenó. El chiquillo lo hizo, sin reprochar y sin mirarlo.

Buerger soltó una sonrisa nerviosa de la nada.

— ¿Qué estaban haciendo? —preguntó Levi, con una teoría de lo sucedido y sabiendo que no le hablarían con la verdad.

—Estábamos haciendo la limpieza, pero yo ya me iba—Buerger respondió con nerviosismo.

— ¿Es cierto eso?

Buerger tragó saliva y confesó: —Sólo quería hacer que se divirtiera un poco.

 —El mocoso no parece divertido—Levi señaló lo obvio.

Eren evitó ambas miradas por el susto de hace unos segundos, con la angustia pesando en él—. No lo era para mí—susurró, y observó a Buerger con resentimiento. 

El carácter abusivo de Buerger estaba perdido, en presencia de Levi era todo lo contrario. Nervioso, tímido e incluso angustioso. Su tono de piel había palidecido con tan solo mirarlo.

—Es un malentendido, por favor déjeme marchar— aclaró Buerger, con la esperanza de no recibir castigo.

 Levi miró a Eren para ver sí el joven no tenía ningún daño. Al parecer no había ninguno, y el chico se apartó de la salida. Levi no sabía si había captado mal el mensaje, pero dejó paso para que Buerger saliera.

—Buerger, si vuelves a divertirte con él o con cualquier otro…

—No volverá a suceder—Buerger juró y se marchó a toda prisa hacía su módulo.

Levi se percató que el mocoso seguía al hombre alto con la mirada de una manera acusatoria. Cuando la presencia del hombre se perdió a la vista, Eren fue el primero en hablar:

—Gracias, y lamento haber chocado con usted. Yo sólo estaba buscando algo para limpiar.

Levi ignoró sus palabras —. ¿Estás bien?

—Lo estoy—Eren afirmó tímidamente, sin embargo, su lenguaje corporal decía lo contrario ya que se notaban leves estremecimientos. 

—Bien—murmuró Levi, a punto de darle la espalda para irse y continuar con lo suyo. Pero el mocoso volvió a hablar:

— ¿Qué puedo hacer para que no me molesten?

Levi volvió a mirarlo. El chico miraba al suelo firmemente avergonzado.

—Tener una placa y un traje de oficial.

Eren se burló ligeramente por la inesperada respuesta, no era una risa fuerte o ruidosa. Fue ligera, tranquila y nerviosa—Debí imaginarlo. Cuando salga de aquí probablemente sea lo primero que haga.

— ¿Quieres ser un guardia?, suerte con eso.

—Gracias—. Fue la simple respuesta.

Levi no le dio oportunidad a más, le dio la espalda y se fue, pues su trabajo ya estaba hecho, sin embargo, sintió una mirada en él. Se encontró con los ojos del chico, quien le brindó una sonrisa tonta.

Levi alzó una ceja, después le fue indiferente y siguió con su trabajo.

Para finalizar el día fue asignado a lavandería. Sólo tenía que vigilar que los encargados de lavandería no estuvieran sacando productos ilícitos o añadiéndolo en algún guardarropa. Cuál fue su sorpresa que los encargados serían los del 104 del módulo A; Aquel al que pertenecía Eren.

El mocoso castaño estaba en su estado más ruidoso discutiendo con Kirschtein, añadiendo las risas nerviosas de Wagner para callarlos, las burlas y los poco atentos cuidados de Springer hacía los uniformes provocaron que Levi les llamara la atención. Con un “Están siendo demasiados ruidosos”, el grupito se silenció, aunque seguían escuchándose los murmullos y las risitas. Sin embargo, limpiaban con rapidez, sobre todo los dos discutidores que parecieron entrar en una competencia y estaban haciendo el trabajo lo mejor posible, lo cual fue un beneficio para Levi.  El 104 era uno de los grupos que le disgustaban, pero era fácil trabajar; Todos eran unos mocosos, por ello eran más fáciles de intimidar. 

A quince minutos de terminar, los susurros se hicieron más persistentes y con la suficiente atención Levi pudo escuchar lo que decían.

—Inténtalo, Jaeger, si quieres morir. Aunque dudo que lo hagas.

— ¿Qué?, ¿Por qué tendría miedo de hacer una tonta pregunta?

—Shhh, nos va a oír.

—No es la pregunta, si no a quien se la vas a hacer.

No era difícil intuir que hablaban de él y cuando unas pequeñas miradas furtivas le fueron dadas, no existía duda.

—Capitán, ¿Puedo hacerle una pregunta? —el chico de ojos verdes pidió.

Levi tenía curiosidad, normalmente no le dirigían la palabra y le evitaban lo mejor que pudieran—. Adelante.

— ¿La leche que ofrecen aquí es leche o pintura blanca?

La pregunta tomó por sorpresa a Levi, ¿Qué clase de pregunta era esa?, Observó a los chicos buscando alguna señal de que intentaran burlarse de él, si eso fuera el caso, los jóvenes reclusos jamás terminarían de limpiar y de eso se encargaría Levi personalmente. Pero los chicos estaban serios, como si se tratara de un tema importante; Limpiando con lentitud para escuchar la respuesta.

—La leche de aquí tiene un sinsabor terrible, y un aroma extraño— Eren añadió como si le hubieran preguntado. Su mirada sería y decidida no indicaban más que la curiosidad genuina.

—Es leche barata, pero no parece ser tan mala si siguen con vida—respondió.

Los internos suspiraron con alivió.

—Sabía que era leche—Springer murmuró.

—Gracias, capitán—Dijo Eren, con esa sonrisa idiota de las suyas.

A Levi comenzaba a desagradarle. 

—x—x—x—

Al día siguiente. En el segundo receso para que los prisioneros tuvieran la oportunidad de vagar en las zonas de entretenimiento, a excepción de la cocina y el patio siendo estos exclusivos a las horas asignadas. Volvió a ver al mocoso en la biblioteca.

La biblioteca era una sala tranquila que pocos internos visitaban. Eso era uno de los motivos por el cual a Levi le gustaba estar ahí de guardia.

Miró al mocoso entrar con cautela al lugar, los reclusos alzaron la mirada del libro al verlo llegar, pero después siguieron con su lectura.  Observó como el chiquillo suspiró de alivio y se acercó a los primeros estantes buscando una lectura agradable. No se percató de la presencia de Levi, y Levi simplemente lo miró por unos segundos más hasta que el mocoso decidió adentrarse más a fondo y buscar. Levi ya no podía mirarlo por culpa de unos estantes que cubrían su visualización, añadiendo que el chico castaño se fue al fondo de la habitación. Decidió no prestarle atención y observar delante de él, cuidando que nadie estuviera haciendo algo indebido.

La tranquilidad cambió cuando se percató que Xavi; uno de los internos con un pasado cuestionable, respetable en la prisión y un peligro para los más débiles. Se levantó con tranquilidad, sosteniendo el libro que leía y caminó exactamente al lugar en el que fue el castaño. Hizo sospechar a Levi que nada saldría bien de ese encuentro.

Levi se dirigió al otro extremo, asegurándose que no existiera un lío en su presencia. Pero sólo se involucraría si era absolutamente necesario.

—x—x—x—

La biblioteca no era un lugar que Eren quisiera o le gustara visitar, pero hizo una excepción. Connie le comentó que los días de visitas se harían pronto, y él quería contarles a Armin y Mikasa como era la prisión desde adentro, así podría tener conversación con ellos y no tener que oír sus preocupaciones sobre él. Eren no tenía cosas agradables que contarles y para no preocuparlos, decidió explorar todos los lugares que pudiera para contarles sobre ello. 

Eren no era un afán a la lectura, pero Armin sí, y así podría distraerlo con esos temas. Los libros que ahí yacían no eran de ningún atractivo, y la mayoría era repetitivo: Tratando de temas de superación, educación, religión, enciclopédicos… en fin. Ningún tema llamativo para alguien como Eren.

Observó los libros con aburrimiento, hasta que una voz profunda se hizo presente.

— ¿Nada interesante?

Eren de inmediato se irritó, pensando que era de aquellos abusadores. Le hizo frente al hombre misterioso y vaciló para responder. Guardó silencio al verlo realmente. El hombre frente a él pareciera estar a mediados de los veinte; Poseía el cabello recto de un rubio oscuro. Cenceño y espigado, con un porte autoritario sin ser un guardia. Unos ojos azules claros y de rasgos delicados. Tenía esa mirada altiva, expresión tranquila y una sonrisa satisfecha.

—N-no, no hay nada—respondió Eren, tímido ante la presencia extraña. A diferencia de los otros, éste no tenía apariencia desagradable o con alguna doble intención, parecía amable, pero poseía algo que le provocaba cierta inseguridad.

—Nunca te había visto antes, ¿Eres nuevo?, ¿A qué bloque perteneces? —preguntó el desconocido.

La suavidad con la que hablaba y apariencia, le hacía parecer una persona sumamente agradable. Eren respondió a ambas preguntas, inseguro si estaba haciendo lo correcto. El hombre le ofreció una media sonrisa y le confesó que era del bloque C. El hombre siguió haciendo preguntas y comentarios gentiles. El miedo y timidez de Eren desaparecieron y con su naturalidad para hablar, siguió charlando con el hombre.

— ¿Cuál es tu nombre?

—Eren.

— ¿Eren…?

—Jaeger. Eren Jaeger—respondió, sonriente—. ¿Y tú?

—Eren Jaeger—repitió el hombre por lo bajo, al escuchar la pregunta de Eren, contestó: —Xavi.

 —Xavi ¿Qué? —preguntó Eren.

—Xavi Inocencio.

Eren no pudo evitar reír, ya que parecía algo irónico el apellido para un carcelario. Xavi pareció ofendido por la mueca que hizo, cuando Eren lo notó, intentó disculparse. Xavi recuperó su postura agradable y le dijo que no se preocupara, sólo que fuera silencioso porque estaban en una biblioteca. Eso le dio el incentivo a seguir riendo, aunque cubriendo su boca y tratando de no hacer ruidos. Xavi simplemente le miró, solemne y con esa sonrisa peculiar.

Xavi se dio la oportunidad de escrutar a Eren con la mirada de arriba- abajo, mientras éste seguía burlándose y distraído con los libros de la estantería que el mismo Xavi le había recomendado.

Xavi lo miraba fijamente, y Eren era tan ajeno al sentimiento. Xavi se dio cuenta que Eren no tenía ninguna magulladura en el cuello—. Eren, alcanza el libro de arriba—pidió.

— ¿Eh?, ¿Cuál? 

Xavi lo señaló; El libro estaba en el estante más alto. Xavi podría alcanzarlo con facilidad, pero necesitaba asegurarse que el chico estaba bien y en orden tal y como Reeves le dijo.

—Pero es el mismo que está ahí abajo.

—No, el de arriba es el volumen uno. Por favor, alcánzalo.

Eren lo miró con sospecha—Fácilmente puedes alcanzarlo tú, ¿acaso quieres burlarte de mí?

La manera en que lo dijo, y el aspecto infantil provocó una sonrisa más que peculiar en Xavi—. En absoluto, te creo suficientemente capaz. Aparte, eres el más cercano.

Con esa respuesta, fue suficiente para convencerle. Eren comenzó a estirarse intentando alcanzarlo. La acción suscitó que las mangas cayeran hacía atrás dejando entrever las muñecas.

Sin marcas,pensó Xavi, imaginando todas las posibilidades con el chico en su posesión. Era demasiado joven, casi un niño; Era bello, su piel oliva perfecta, sus ojos eran grandes y llamativos. Tenía un cierto parecido con su Kyklo, pero su Kyklo estaba demasiado maltratado, desgastado y había perdido su atractivo después de varias sesiones. Lo único que podía reprochar de éste nuevo chico era su actitud, pero Xavi sabía que con entrenamiento se le quitaría. Definitivamente, estaba convencido que invertir en él, le alegraría sus días.

Sin más, se acercó a Eren para ayudarle a alcanzar el libro.

—Que pequeño eres— mencionó Xavi.

Eren se estremeció porque la cercanía fue demasiado inusual y el tono utilizado le fue desconcertante. De inmediato se apartó. Eren decidió que lo mejor era alejarse, no sabía si el hombre buscaba aquellas atenciones como los otros o simplemente estaba siendo cauteloso, pero Eren no quería saber.

— ¿Qué sucede?

—Yo, yo tengo que irme—Eren dijo, dio un paso hacia atrás y se dispuso a marcharse.

—Oye, no tan rápido, ven aquí—El hombre habló con calma.

Eren negó con la cabeza, de pronto Xavi no le parecía tan agradable. El rubio dio esa sonrisa satisfecha de las suyas—. Supongo que tienes prisa, en ese caso me voy. Y espero que no sea la última vez que nos veamos, Eren.

 Xavi se despidió educadamente y se marchó. 

Sin querer tener otro acercamiento con alguien más, Eren decidió irse por el último pasillo. Pensaba con frustración que no podía estar solo; Jean hizo un comentario hace días que sin el cuidado de Reiner le “secuestrarían” a lo que Thomas añadió que podía buscarse protección, Eren negó y dijo que podía cuidarse solo. Pero por más que intentaba deambular sin compañía, siempre había alguien que lo abordaba y molestaba. Estaba más que enojado, no le gustaba vivir así, con miedo a todo y todos. 

Después de haber tomado unas cuantas respiraciones, Eren se encontró con Levi no muy lejos. El hombrecillo seguía manteniendo esa actitud apática al entorno.

Eren había escuchado un montón de historias y leyendas de la prisión, y entre ellas se encontraban unas sobre Levi. Se decía que Levi fue un carcelario con cargos en su contra como para condenarlo a cadena perpetua, que estuvo 4 años en una de las prisiones más peligrosas. Y, sin embargo, ahora estaba ahí haciéndole de guardia, y no cualquiera, era incluso capitán. También se decía que todo el respeto y miedo que se le tenía, Levi lo tenía bien merecido y con creces. 

Para Eren era difícil creer las primeras historias, se limitaba a no creer en todo lo que le dijeran referente a chismorreos. Aunque Levi era tan misterioso a la vista y tan desinteresado en lo que ocurriera alrededor agregando que todos los prisioneros le temían verdaderamente. Aquellas cosas reforzaban las anécdotas dichas e incrementaba la intriga y respeto que Eren le tenía.

Dejó de pensar cuando Levi lo miró. Pasó un segundo, dos, tres hasta que Levi se acercó a él. Eren se paralizó con la inquietud en su interior.

—Creí haberte dicho sobre no fijar la mirada.

Eren sintió miedo por él, acaso lo golpearía en la biblioteca enfrente de todos por aquel error. Al parecer, aquellas historias sí cumplían con su objetivo de asustar, añadiendo que él propio Eren había sido objeto de una paliza.

Su temor debió de ser demasiado evidente para animar a Levi a hablar: — ¿Sigues temiéndome?

 —No, no, no, no, sólo hace su trabajo—Las palabras de Eren salieron inquietamente.

Levi chasqueó los dientes y dijo con neutralidad: —Y te preguntas porqué te molestan.  

—Yo…, Espera, ¿Qué quiere decir? —preguntó lo último, sintiéndose ligeramente ofendido.

—Se más precavido con los que te rodeas.

Eren junto las cejas en la confusión, ¿Acaso los había visto? —. Lo dice por Xavi.

—En general, mocoso. Creí que eso también te lo había explicado. 

—Puedo cuidarme solo—Eren agregó rápidamente.

—Sí, seguro—Levi se limitó a decir, con total indiferencia y poca credibilidad.

Las palabras ofendieron a Eren, tenían tan pocas esperanzas en él. Y con desgracia se daba cuenta de la razón, pero se limitó a ignorar aquellos encuentros mal habidos.

Ambos se quedaron en silencio, Levi sin intención de seguir hablando y Eren sin saber que decir, pero con la intención de hacerlo. Si las historias que decían de Levi eran ciertas, entonces el hombrecillo sabía muchas cosas; En caso contrario, de igual formas conocía más que él por su conocimiento de capitán. En cualquier situación necesitaría de toda la ayuda que pudiera tomar, necesitaba conocimientos sí quería sobrevivir ahí. Y por alguna extraña razón, el capitán estaba siendo misericordioso, sí esa era una cualidad de él. Entonces Eren la aceptaría. 

—Capitán… ¿Las historias que dicen de usted son ciertas? —preguntó, sin querer quedarse con la duda. Sabiendo que este tipo de encuentros serian atípicos.

Levi frunció el ceño—. Haces muchas preguntas.

Eren agrandó sus ojos en la sorpresa por el comentario que escuchaba muy usualmente y sonrió levemente—. Sí, me lo dicen mucho—admitió.

Levi lo pensó unos segundos y respondió: —Tienden a exagerar las cosas.

Eren estaba a punto de preguntar más, curioso con la idea de que era verdad o no. Pero Levi se dio la vuelta y se alejó. Sin despedirse, sin dar una muestra que tenía pensado abandonar la conversación. Simplemente se fue sin decir palabra. Aquella acción dejó perplejo a Eren. Sin tener motivos para estar ahí, Eren salió y fue en busca de los demás. No teniendo humor para andar a solas.

Conforme más pasaban los días, comenzaba a darse cuenta de algunos intercambios inusuales. Cuando preguntaba, era recibido con la misma cosa: “Aquellos que hacen muchas preguntas son considerados una rata. Ten cuidado, Eren”, eso es lo que le advirtió Bertolt días antes cuando Reiner se fue a hablar con un grupo.

¿Acaso pensaban que Eren era un soplón?

No los entendía, parecía que eran amigos, pero siempre le apartaban cuando hablaban de sus “negocios”. Recordó que Levi le había dicho que no existían los amigos, sin embargo, las actitudes que le daban le hacían creer lo contrario. Mientras no se hablará de los negocios o porqué estaban en prisión, todo estaba bien; Eran agradables, divertidos e incluso le daban consejos y advertencias.  Lo más cercano a una amistad que podía considerar.

Faltaban tan sólo dos días para el día de visitas. Eren estaba ansioso, pero un poco decepcionado porque no tenía ninguna historia agradable que contar, ni mucho que decir que no angustiara a Armin y Mikasa. Sus días de exploración por la prisión tuvieron que verse socavadas por las insistencias de los presos y algunos guardias en molestarlo. Aún era una maravilla para los otros, por lo que era constantemente molestado cuando estaba solo. Reiner, Bertolt, Connie, Thomas y Jean le seguían ocultando cosas.

Eren se veía obligado a estar con sus compañeros de celda, y Reiner y Bertolt en cada momento. Su compañía le era grata, pero de vez en cuando sospechosa.

En el momento de la hora de patio, Eren observó como Reiner le susurró al oído a Connie, mientras le pasaba algo sospechosamente. Bertolt estaba más atento alrededor que cualquier otra cosa. Thomas y Jean, no se encontraban. Poco después de aquel intercambio, Connie se marchó al otro extremo hacía una pandilla.

— ¿Qué fue eso? —preguntó, sin poder evitarlo.

Reiner lo miró serio y después posó su vista a Bertolt, como si hablaran sin utilizar palabras.

—Te lo explicaremos más tarde—respondió Reiner, finalmente.

Eren reprochó la respuesta. Sabía que no estaban haciendo buenas cosas si lo ocultaban tanto, pero estaban en la cárcel y no se encontraban ahí precisamente por ser unos santos. Eren no los juzgaría. Pero entre más le evitaban el tema le hacía enojar.

Eren se levantó del banquillo para irse.

—Bien, me voy. Estoy aburrido.

—Eren, no es buena idea—Bertolt comentó, pero su tono de voz al ser tan delgado, le pasó desapercibido.

Reiner también alegó, pero Eren tercamente no escuchó. Fue hacía el módulo, ignorando a Reiner y Bertolt. Entrando, el lugar estaba completamente solitario. Los convictos preferían aprovechar todo su tiempo en el exterior y los guardias centrarse en el lugar con mayor cantidad de reos.

Eren se aseguró que no hubiera nadie, al percatarse, con cierta paz se dirigió a su propia celda para leer ya que no había nada más por hacer.

Se recostó en la cama y tomó el libro que Armin le había dado; Era sobre las maravillas del mundo, pero para Eren conocer aquellos lugares le era muy lejano e incluso irreal en su posición.

Como los extraño, pensó. Tan acostumbrado estaba a la presencia de Armin y Mikasa, que la separación forzosa y prolongada le era difícil digerir.  A veces, le gustaría pensar que estaba en un mal sueño; A pesar de que intentaba adaptarse, los demás se lo hacían muy difícil, le era complicado en ciertas situaciones.

Colocó el libro sobre su cabeza, aburrido y hastiado de estar ahí. Todavía quedaba tiempo, por lo que, si se dormía, no sería problema. Después de todo, no había nadie. Sus noches seguían siendo complicadas; sonidos incómodos y quejumbrosos resonaban cada noche.

Se recordó con alivio que pronto vería a sus verdaderos amigos, por lo que los pensamientos malignos se fueron.

Entre la conciencia e inconciencia, escuchó unos pasos acercándose. Su cuerpo tan somnoliento como para incluso reaccionar.

—Sí está aquí, como nos dijeron.

La voz gutural le era desconocida, alarmando a Eren. Su cuerpo se sentía adormecido. Eren no sabía si seguir fingiendo dormir, o levantarse y luchar.

—Está dormido, deberíamos dejarlo—otra voz se unió.

El hombre hizo un sonido, como si lo estuviera pensando—. No gastamos tanto en vano.

Al escuchar la respuesta, Eren entendió que no tendría más remedio que luchar.  Pese a ello, el otro hombre reaccionó más rápido ante cualquier cosa que Eren quisiera hacer. El hombre lo tomó duramente por la muñeca derecha expuesta, lo estiró y bajó bruscamente de la cama.

El agarre agresivo le impidió duramente caer hacía el suelo, pero le trajo gran dolor en el brazo que soportó el peso de su cuerpo entorpecido.

—Mierda— Eren gruñó. Se enfrentó con rabia a su atacante, que lo sujetaba con dureza, alzándolo para estar a su altura. El desconocido era alto, corpulento y fuerte. Entre los cuarentas. Con una expresión severa en el rostro. Era calvo, con un bigote que crecía a los lados de su cabeza.

—No está mal—otra voz se unió.

—Es demasiado joven.

—Por mí no hay problema.

Eren observó con horror silencioso que otros tres estaban detrás del anciano corpulento. Todos parecidos en edad. Altos y delgados. Uno tenía su cabello largo de castaño oscuro, recogido hacía atrás. Otro lo llevaba alborotado de cabellera negra. Mientras que el último con cabello corto y ennegrecido.

Nunca los había visto en su estancia aquí, pero evidentemente no eran guardias por sus monos anaranjados.

—Luce muy entero—uno sospechó—. Sí que lo están cuidando bien.

—Que importa, dense prisa.

—Juli, hazlo rápido y no seas demasiado duro.  Piensa en los demás.

El hombre que al parecer su nombre era Juli, rió—. No prometo nada—sonrió de tal manera que mostraba sus dientes amarillos. El terror puro atravesó a Eren, aquellas miradas revelaban sus negras intenciones.

Eren comenzó a retorcerse, soltar patadas y puñetazos con su único brazo libre.  Maldiciendo contra los hombres para que lo liberaran, no mostraba ni una pizca de miedo, más que pura furia en sus acciones. Esos actos sólo provocaron risas y burlas a sus enemigos.

—Pero mira que lenguaje, niños como tú no deberían decir tales palabras. Parece que tenemos que darte algo para distraer esa pequeña boca tuya—dijo el de cabello corto, y se les acercó.

—Ya veo, eres de esos. Espera, März. Tengo que acomodarlo primero—. Con uno de sus brazos, Juli contuvo el puño de Eren y terminó reuniendo ambos brazos del chico para contenerlos con una sola mano. Ya no teniendo distracciones más que las fuertes patadas a las que era sometido. Juli observó dónde colocarlo— Joder, las camas son muy pequeñas—. Sin más remedio, empujó crudamente al más chico hacía la pared.

Eren se quejó cuando fue golpeado. Juli sin soltarlo, lo regañó y se presionó demasiado fuerte hacía él. El olor de Juli era desagradable y estaba demasiado cerca como para que las piernas de Eren pudieran ser de utilidad. El verdadero pavor invadió a Eren, no podía hacer nada. El doble tamaño de Juli le cubría por completo a tal punto que sentía las inhalaciones y exhalaciones sobre su cabello. Por más que intentará luchar, le era en vano.

Toda valentía se perdió cuando la mano libre de Juli comenzó a recorrerlo sin vergüenza. Creó un miedo innombrable y con mayor fortaleza Eren comenzó a gritar y a maldecirle, con la esperanza de que con suerte alguien podría oírlo.

—Juli, haz que guarde silencio. Baden dijo que no hiciéramos tanto ruido.

—Será un verdadero placer—Juli declaró, con un montón de pensamientos sucios para realizar.

Notas finales:

No olviden dejar su reviews que me sirve como inspiracion y retroalimentacion.
Gracias por leer, y hasta la proxima actualización.
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