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Tu silencio por valeeop

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Notas del capitulo:

y si les digo que la mama de Naruto es un árbol…¿Cómo se quedan? uououo



— Sasuke, tienes que calmarte — le dijo, o más bien le ordenó Itachi, indiscutible mente estaba fuera de sus cabales y por consiguiente hacia que todos los que estaban en aquel despacho se sintieran nerviosos y preocupados.

— ¿Cómo pretendes que haga eso? — susurró entre dientes, sentándose en el escritorio apretando los puños con fuerza, tenía unas enormes ganas de golpear algo. Todos los presentes de la sala se miraron entre ellos.

Después de lo sucedido con el kazekage las cosas se salieron de control, Sasuke confundido empezó a hacerle preguntas a un aterrado Naruto, buscando explicaciones que por ahora nadie le iba a dar, ni siquiera la misma Hinata podía darle una respuesta pues a pesar de ser la más informada del lugar a la vez era quién más preguntas tenía a cerca del pasado del silencioso rubio, y su procedencia, al menos para el clan uchiha, por ahora era desconocida. Naruto hecho un mar de lágrimas huyó a los brazos de Uruchi quién le cargó acunándolo como una madre, a la fuerza Hinata con ayuda de Itachi y Tsunade se llevaron a Sasuke a aquel despacho de una casa cercana.

— él por ahora no te va a poder decir nada — suspiró Hinata, sacudiéndose las ropas manchadas de sangre falsa marca uchiha — no porque no quiera si no porque no puede ¿cómo vas a explicar algo que ni tú mismo conoces?

— que no sabe nada dices...— farfulló Sasuke entre dientes mirando filosa mente a la pelinegra — ¿cómo no va a conocer su propia vida?



— si crees que te está engañando, que pertenece a alguien más estas equivocado — Hinata habló con la frente en alto, con el semblante de toda una reina y la solemnidad de una gran emperadora — él siempre te ha pertenecido, desde hace más de diez mil años — eso dejó estupefacto a Sasuke.

— ahora soy yo quién tiene más de diez mil años — bufó sarcástico.

— Sasuke — le llamó Itachi utilizando aquel porte serio que tan raro era en su persona — Hinata no es el tipo de persona que hace bromas tan graves, sabes que ese soy yo, pero no ella — la mirada profundamente negra se fijó en la de su hermano, igual de oscura que la suya, para después posarse en los ojos blancos de Hinata los cuales le miraban decididos, no había mentira en su rostro.

— si tan solo me explicaran las cosas podría entenderlas, de eso estoy seguro — afirmó Sasuke, dejando que sus manos se relajaran, calmándose, si, estaba actuando muy infantil mente, pero era su omega quién estaba involucrado en toda esa mierda.

— Yo también quiero saber Hinata — ahora fue Itachi quién se puso de lado de Sasuke, mirando a la pelinegra de falda ensangrentada con muchas dudas que necesitaban ser saldadas.

— bien — suspiró sentándose y esperó un tiempo prudente a que los hermanos uchiha se sentaran con ella, al notar que ellos no tenían esa intención, que permanecerían de pie así como estaban, esperando atentos a cualquier cosa que dijera, Hinata suspiró resignada — ¿Gaara había dicho que Naruto es el fundador de este país verdad?

— sí, pero eso no es posible — Sasuke miró a Itachi mientras este hablaba — Naruto tiene solo ocho años y no tiene ninguna habilidad de chakra, y aunque la tuviera no creo que dicha habilidad le mantuviera vivo y joven por más de diez mil años.

— pues su habilidad no pertenece a esa categoría — Hinata pensó detenidamente durante unos instantes que el despacho se sumió en absoluto silencio — aún así él sí tiene diez mil años, y a la vez ocho — los hermanos le miraron sin comprender y ella se aclaró la garganta antes de continuar, en la ventana un ligero sereno empañó el vidrio — empecemos desde el principio...es una historia algo larga y complicada a pesar de que es sola mente la portada de todo lo que yo no sé y que Naruto no recuerda...

Hace ocho años Hinata estaba sentada frente al tocador de su gran habitación en el castillo, peinándose su largo cabello azabache para prepararse y dormir, justo en ese momento escuchó las explosiones y aquella distintiva alarma que solo se debía activar cuando el rey hubiera muerto, la joven Hinata se puso de pie como un resorte y aún con los ojos empañados en lágrimas y el cuerpo tembloroso como una gelatina se aventuró a través de uno de los pasadizos secretos del castillo que llevaban al jardín principal…

“Hinata…hija, si algún día me llega a suceder algo, solo preocúpate por tu misión…”

Aquellas palabras de su padre se repetían constantemente en su mente y le daba fuerzas para seguir alejándose del castillo encendido en llamas poderosas, nada le dolería más que ver a su padre morir decepcionado, sentiría que había fallado, a él y a todos sus antepasados, rompería la tradición iniciada por Neji Hyuga, primer rey de su dinastía, uno de los fundadores del país del fuego, amigo íntimo del emperador caído.

Llegó al gigantesco árbol qué estaba al fondo del patio, era solo un esqueleto sin hojas y sin vida, que en la oscuridad y gracias al reflejo de las llamas que poco a poco se apoderaban del palacio adquiría un aire espeluznante y muy poco tranquilizador, desentonaba por completo en el jardín lleno de flores y vida, las ramas delgadas, resquebrajadas y antiguas se elevaban como miles de cabellos enmarañados de apariencia quebradiza hasta el profundo cielo nocturno. Hinata sorbió sus mocos y limpiándose las lágrimas abrió las manos a los lados de su cuerpo y elevando su vista al cielo recitó el cántico para liberar a lo que los ignorantes llamaban “arma milenaria”

“poderoso ser dormido en siesta milenaria, en espera de tu otra mitad, aquella que perdiste por rescatarnos a todos del suplicio, tu sueño debe finalizar antes del tiempo predicho, te lo pido en nombre de mi ancestro, Neji Hyuga, y tu ayudaras en mi empresa, pues así está pactado”

El viejo y desgastado tronco del árbol milenario se partió a la mitad por un rayo de procedencia desconocida, del susto, Hinata cayó de espaldas, el olor a madera quemada inundo sus fosas nasales, se llevó ambas manos al pecho, calmándose, no sucedía nada, ahora que el había despertado estaría segura.

Una orbe de luz resplandeciente del tamaño de una pelota se acercó a ella levitando con lentitud y Hinata se sacudió las manos sucias de tierra y hierba mojada en la pijama blanca antes de tender las manos y tomarla, apartando ligeramente la mirada, aquello era muy brillante, pero poco a poco la luz se desvanecía, y en sus brazos, dormido, pudo ver a un recién nacido, soltó un sonido de exclamación pero no tuvo tiempo de apreciar a detalle el pequeño cuerpo en sus brazos, pues a su espalda las puertas fueron derribadas por una enorme bola de viento, dio media vuelta a una enorme velocidad, tanto que se sintió mareada, pero no tambaleó, no se permitió tambalear, estaba tan quebradiza emocionalmente que podría perder el equilibrio y tal cosa sería imperdonable con semejante carga tan preciada entre sus brazos, solo le quedaba rezar al sabio de los seis caminos porque su familia estuviera viva, pues ella no podía verificarlo, su principal misión era sacar a Naruto ileso de ahí y llevarlo al clan Uchiha para que fuera despertado por completo, misión que posiblemente no cumpliría, pues aquella poderosa masa de viento venia inminentemente hacia ella a gran velocidad, cerró los ojos encogiéndose, protegiendo al bebé con su cuerpo, preparándose para algo que jamás llegó, cuando abrió los ojos se sintió estupefacta al ver como nueve pequeñas bestias del tamaño de un niño pequeño le protegían, cada una tan distinta, y con un numero de colas diferente, las identificó al instante, eran los bijus de la leyenda los cuales seguro tenían esa apariencia en consecuencia de la apariencia que poseía Naruto, aún así, su poder no había disminuido a pesar de que el tamaño que poseían fuera una milésima parte de lo narrado por los pergaminos.

Entonces aparecieron treinta hombres desconocidos desde el interior del castillo y estos se pusieron a pelear con las bestias quiénes al parecer deseaban despejarle el camino a Hinata. bueno, aquello no era una pelea, era una matanza por parte de las bestias pues los hombres, en su mayoría alfas y betas, tenían todas las de perder, eran asesinados uno a uno con crueldad por seres de la mitad de su tamaño, sin posibilidad de defenderse.

“¡traigan la sangre!”

Se escuchó el profundo grito desesperado de uno de los hombres antes de ser atravesado por un ser de una cola, que parecía hecho de arena y barro, y que sus entrañas se desperdigaran por el suelo antes de que el anterior ser de una cola se abriera en dos, como si todo su cuerpo fuera una gran boca y devorara los restos. Del interior del palacio aparecieron otros cinco hombres que acabaron con la decisión de Hinata de correr y salir por la puerta del servicio del castillo que era la más cercana para tratar de ir al barrio Uchiha, al instante las nueve pequeñas bestias se lanzaron a atacar a los hombres alfas, pero entonces uno de ellos sacó un tubo de ensayo sellado que poseía un tono escarlata debido a la sangre que llevaba dentro.

“¡aquí tienes lo que tanto buscas, demonio!”

Gritó el hombre alzando el tubo en alto y entonces Naruto quién estaba en brazos de Hinata volvió a convertirse en una orbe de luz y se alejó volando para llegar a los brazos de aquel que tenía el tubo con la sangre…





— ¿Por qué Naruto hizo eso? —Preguntó Itachi — dijiste que el solo buscaba a Sasuke, y a falta de Sasuke solo obedecería a la familia real — Hinata bajó la cabeza, rememorar aquel día le hizo revivir emociones poco agradables.

—Esa era la sangre de Fugaku Uchiha — aclaró Hinata y los dos alfas azabache se tensaron —la razón por la que mataron al matrimonio Uchiha fue para conseguir la sangre de un descendiente de Madara, el hermano del emperador caído, quién hace diez mil años fue el alfa de Naruto —Hinata levantó la mirada y observó a Sasuke profundamente —necesitaban la sangre de uno de los descendientes de quién fue tu hermano menor hace milenios…

—Naruto te abandonó… ¿no es asi Hinata? — susurró Itachi ante el silencio de Sasuke, ambos esperaban que dijera algo pero el azabache menor estaba en absoluto mutismo, Hinata jugaba con las manos en su regazo, nerviosa.

— el no hizo mas que protegerme aunque ya no me obedeciera — aclaró decidida, sus ojos blancos brillaron en varios colores brillantes por la luz blanca del poderoso bombillo del despacho — cuando uno de esos alfa intentó matarme una de las nueve bestias lo asesinó, así pasó de nuevo y al ver los tres restantes que no me podían tocar ni un pelo se fueron llevándose a Naruto, aún cuando Naruto se fue, la bestia de una cola, el que les conté parecía hecho en arena y barro se quedó conmigo y se fue una vez vio que no había mas peligro, quedé sola… hasta que Sasuke llegó montando en el Susano — de nuevo hubo silencio, Itachi se llevó la mano a la barbilla pensativo.

— tengo otra duda — aquella conversación era llevada solo por Itachi y Hinata, Sasuke se limitaba a escuchar en silencio, sin intervenir, estático y con el rostro cubierto por su flequillo.

— ¿Cuál?

— ¿para que debías traer a Naruto al clan? — Hinata suspiró antes de responder.

— papá me había dicho que cuando pidiera ayuda al fundador este me prestaría una de sus bestias — explicó — pero en vez de eso fue Naruto quién salió del árbol y las nueve bestias con él, todo eso indicaba a que el alfa de Naruto, el emperador caído, había renacido en el clan Uchiha y ya había despertado su instinto alfa — Itachi y Hinata miraron de reojo a Sasuke, sin atreverse a dirigirse a él, pues no sabían cómo reaccionaría — ambos se encontrarían y Naruto tomaría la forma que una vez tuvo hace diez mil años antes de ser sellado, volvería a ser el niño de siete años y seria marcado por su alfa. Pero se lo llevaron.

— Y por eso Naruto apenas tiene ocho — Hinata asintió.

— debo asumir que entró en modo de protección — Hinata cerró los ojos, rememorando lo dicho por su padre — se mantuvo dormido mientras su cuerpo crecía lentamente, al alcanzar la edad de siete años despertó pero al no estar Sasuke por ahí sus poderes y sus recuerdos fueron sellados, quisiera confirmarlo de ser posible — Itachi entendiendo a que se refería se acercó a la puerta y la abrió, Suigetsu y Obito cayeron al suelo de cara por haber estado escuchando a escondidas con la oreja pegada a la puerta.

— Díganle al kazekage que venga — ordenó y los dos jóvenes con sonrisa nerviosa por haber sido descubiertos en él acto corrieron a cumplir con el encargo.

— ¿es seguro que sepan todo esto? — preguntó Hinata refiriéndose a Suigetsu y a Obito, Itachi sonrió volviendo cerca de Hinata y Sasuke, solo qué esta vez se sentó en el mueble al lado de Hinata.

— despues de estar ocho años entre nosotros ya deberías saber como son las cosas en este clan — ambos compartieron un par de carcajadas cómplices que lograron aligerar el ambiente por un rato, unos toques tímidos en la puerta les interrumpieron y ante el “adelante” de Hinata Gaara y Sai entraron en el despacho cerrando la puerta tras de sí.

— Suigetsu y Tobi nos lo dijeron todo mientras veníamos — explicó Sai agarrando la mano de Gaara quién mantenía la cabeza gacha.

— ¿en tan poco tiempo? — preguntó Itachi sorprendido — bueno, son excelentes chismosos, aprendieron del mejor — mencionó el estratega refiriéndose a sí mismo, y hablando con orgullo, como el maestro que se levanta en un pedestal de oro por los logros de sus discípulos.

— Quiero disculparme por mi forma de actuar — el pelirrojo se inclinó haciendo una reverencia de noventa grados — hablé sin saber la verdad.

— No es tu culpa — susurró Hinata lo suficientemente alto para que todos la escucharan — si Naruto no estuviera de nuestro lado…definitivamente habría de qué temer…estaríamos perdidos — tales declaraciones erizaron la piel de los presentes.

— Siéntate — invitó Itachi — tenemos que hacerte un par de preguntas — Gaara asintió y acompañado de Sai se sentaron muy juntos en el sofá frente a Itachi y Hinata.

— Ya sé que es lo que desean saber — dijo Gaara desviando la mirada nervioso — ya me lo dijeron.

— ¡como era de esperarse de mis discípulos! — exclamó Itachi y Hinata le dedicó una mirada divertida, Sai rió un poco pero Gaara se mantuvo serio.

—No omitas ningún detalle joven Sabaku — pidió Hinata y Gaara asintió.

—Vi a Naruto en una de las bases de la rebelión…en una granja de omegas — empezó a contar sintiendo el apoyo de Sai a través del fuerte apretón de manos que compartían —parecía tener cinco años, la mitad de su cuerpo estaba dentro de una… ¿crisálida?...no lo sé…era algo así, estaba demasiado lejos para saber que era, pues acercarse mucho no era seguro — guardó silencio por unos segundos antes de continuar —estaba en una habitación separada y a su alrededor estaban nueve enormes esferas de distintos colores — el pelirrojo respiró profundamente — mi padre me dijo que esa era su carta de triunfo, lo decía mientras los otros kages clasistas reían, llevaron a un hombre, un soldado progresista al que tenían encadenado…pobre hombre, le obligaron a acercarse al niño… una de esas esferas…la de color blanca se abrió, era una enorme bestia, del tamaño de un camión, tenía seis colas, era como una babosa. Devoró al soldado en un parpadeo y volvió a convertirse en una esfera…

— ¿por eso le temías a Naruto? — Preguntó Itachi — por lo que viste en ese lugar —Gaara asintió.

— Naruto no es las bestias — explicó Hinata — cada bestia es un poderoso demonio que se alberga en Naruto, estos demonios son dueños de sus acciones, tienen conciencias y personalidades, pueden razonar y tomar decisiones por si mismos — todos abrieron los ojos sorprendidos mientras Sasuke se mantenía en su lugar, apoyado sobre el escritorio, solo escuchando en silencio — pero obedecen a Naruto, a todo lo que él les diga…pero Naruto nunca les ordenaría que mataran a un inocente, ellos siguieron la voluntad de Naruto al protegerme, pero lo que viste… — los ojos de Gaara y Hinata se cruzaron — en ese momento los demonios seguían su propia voluntad.

— Seguro esa voluntad era no permitir que nadie, sin importar quién, se acercara a Naruto mientras estaba indefenso — finalizó Itachi y Hinata asintió.

— A excepción, por supuesto, de Sasuke — Itachi asintió — debo asumir también que la sangre de Fugaku Uchiha no funcionaba — ante la mención del nombre de su fallecido padre los hombros de Sasuke se tensaron ligeramente. Gaara negó.

— La sangre si funcionaba — dijo para sorpresa de Itachi y Hinata — cuando le acercaban el tubo…el niño, Naruto, intentaba flotar en esa dirección, buscando la sangre…

— ¿intentaba? — Gaara miró a Itachi.

— Intentaba, porque no se lo permitían — el pelirrojo miró al techo suspirando — antes dije que las siete esferas le rodeaban…bueno. Cuando Naruto intentaba salir de ese círculo las esferas se transformaban en monstros y le sostenían para después devolverle a su lugar.

— Los demonios sabían que no era Sasuke — mencionó Sai y Gaara le miró.

— quizá. No lo sé — admitió el pelirrojo — después de devolver a Naruto a su sitio entre todos ellos, nos rugían y luego volvían a ser esferas.

— Oigan — empezó a decir Sai y todos le prestaron atención — creo que Naruto despertó en la misión del año pasado a esa granja, de donde le rescataron — Itachi asintió.

— Haciendo cuentas, faltaban al menos dos meses más para que despertara por su cuenta — expresó el pelinegro mayor — pero. ¿Por qué Sasuke no pudo oler su esencia si estaban tan cerca?

— quizá porque para entonces apenas estaba despertando — dijo Hinata empezando a responder la pregunta hecha por Itachi — para cuando despertó y estaba experimentando su primer celo Sasuke ya se había ido, tengo entendido por lo que se rumoreó en el clan que Sasuke solo entró a matar al encargado del lugar y se fue ¿no es así? — preguntó la pelinegra y todos miraron a Sasuke quién permanecía estático, entonces un fuerte golpe les hizo brincar de sus asientos, de un puñetazo Sasuke había partido el escritorio a la mitad.

— ¡esto es un maldito dolor de cabeza! — gritó hastiado el azabache menor con fuego en sus venas y las manos hechas puño, salió del despacho dando un portazo. Todo era cada vez más y más confuso…y el sabia donde terminar de saldar sus dudas.








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