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Tu silencio por valeeop

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Con la canasta y la preciada carga que esta dentro de si portaba delante de el en el caballo y bien asegurada se empezaron a alejar del bosque de la barrera la cual bordeaba los dominios del dios Minato Amaterasu, ninguno tenía idea de lo que había sucedido en este, para cuando la primavera se volvió invierno en los dominios de Minato Amaterasu ellos ya estaban lejos iniciando la travesía para cumplir la misión encomendada, Neji iba al frente pues era el único que conocía el camino hacia él escondite de la unión de clanes nómadas.

— ¿a qué distancia se encuentra la unión? — preguntó Sasuke a la media hora de camino dirigiéndose a Neji pero sin apartar su mirada del horizonte y su mano derecha de la canasta con Naruto, a pesar de que esta se encontraba bien atada igual prefería sostenerla él, sentir él suave mimbre en sus manos y él olor del zorrito en su nariz.

— a pie me ha tomado una semana llegar al castillo del altísimo — empezó a explicar Neji — pero con estos caballos y su enorme velocidad llegaremos en menos de dos días descansando por las noches — sonrisas de alegría se dibujaron en los rostros de los escoltas y de Madara quiénes agradecían poder tener él privilegio descansar al caer el sol.

—preferiría que solo nos detuviéramos para comer y cabalgáramos por la noche, así llegaríamos al amanecer — todos miraron a Sasuke confusos por las prisas que el rey llevaba y al azabache mayor  esto le molestó — parece que han olvidado que por cada día que nosotros pasamos fuera alguien en el reino debe sacrificarse para mantener alejados a los olz.

La mirada despectiva y critica que les lanzó Sasuke les hizo sentir peor de lo que ya se sentían, ¿Cómo habían podido olvidar algo tan importante? Aún no habían triunfado, faltaba mucho camino por delante para poder salvar al reino, conseguir la ayuda de Minato amaterasu tan solo era la punta del iceberg, no era momento de celebrar ni de vanagloriarse y mucho menos debían olvidar sus verdaderos objetivos y sus responsabilidades para con el pueblo sus gentes.

El resto de viaje fue bastante tranquilo, cada vez que avistaban un olz en la lejanía y este caía en la cuenta de su presencia se alejaba, como si no quisiese acercarse a ellos a menos de quinientos metros, como si tuvieran pavor a Sasuke y sus camaradas cuando antes les hubieran atacado y visto como simple merienda, todos sabían que era por la influencia del pequeño Naruto.

Llegaron al lugar indicado cuando el sol apenas se estaba asomando al horizonte, fueron recibidos por la unión de clanes nómadas con cierto recelo y desconfianza, era una guarida subterránea, una ciudadela de pequeñas tribus construida en una red de gigantescas cuevas por las que antes quizá corría el magma de tiempos mas antiguos cuando los volcanes dominaban la tierra, vivían en eterna oscuridad iluminados solo por el fuego de las antorchas que permanecían encendidas día y noche, siempre había vigías y guardias, la seguridad era fuerte y estaba prohibido salir o entrar a menos que fuese estrictamente necesario, un manantial de agua subterráneo mantenía hidratados a su ciudadanos, cultivaban raíces y con ayuda de tragaluces tenían pequeños cultivos de trigo y arroz, también tenían de todo tipo de animales, ovejas, carneros, vacas y pollos, en pequeñas piscinas tenían criaderos de peces, debido a todo lo anterior nombrado rara vez escaseaba la comida.

Los que antes eran clanes nómadas con la llegada de los olz se unificaron para volverse en una sola tribu sedentaria oculta en la ciudad subterránea, temían salir al exterior y alejarse mucho de la cueva era un delito castigado con el exilio definitivo, porque si regresaban podían atraer a esas bestias al resto, era por seguridad.

Precisamente por esa razón Sasuke y los demás fueron recibidos con lanzas, espadas y flechas apuntando a sus rostros en cuanto se adentraron en la cueva con los caballos prestados de Minato Namikaze, era lo normal, la gente de los clanes nómadas temían que los forasteros hubieran atraído a los olz, bajaron las armas solo cuando vieron al pequeño zorro dorado salir de la canasta de mimbre y el pequeño Naruto con una valentía impropia de un niño se presentó con solemnidad inquebrantable sin temblar ante las armas que apuntaban a su pequeño cuerpo.

Sasuke se reunió con los jefes de la unión de clanes nómadas, se les apodaba los jinchuriki y cada uno era el antiguo jefe de uno de los clanes que conformaban la unión. Todo salió bien, entendieron gracias a la presencia de Naruto que era algo necesario y comprendieron gracias a Sasuke que aquel era el deseo de Minato amaterasu y ellos no desobedecerían a su dios. Además, gracias a Naruto y a los bijuus que habitaban su cuerpo los terrenos del reino cerbero serían seguros, los olz no se acercarían y por lo tanto aún sin ser una orden del dios sol ellos hubieran aceptado habitar las tierras del rey Sasuke.

La gigantesca caravana de más de mil quinientas personas y cientos de animales se aventuró al exterior de la cueva guiada por los escoltas de Sasuke y el príncipe Madara, Sasuke estaba al centro de la enorme movilización de gente para que la presencia de Naruto pudiese protegerlos a todos por igual, tardaron medio mes en llegar al reino cerbero descansando solo lo necesario como para que los animales recobraran las fuerzas, en la noche los caballos del dios sol iluminaban como el astro el camino de la multitudinaria marcha.

Al llegar fueron recibidos con los brazos abiertos por los habitantes del reino para sorpresa de las ex tribus nómadas, quiénes temerosos pensaban que no serían bien recibidos por los pobladores del reino por ser exiliados o considerarles barbaros. Pero sucedió todo lo contrario, a los huérfanos de los clanes los adoptaron familias del reino cerberos y se les entregó a cada familia de los clanes nómadas una rica parcela de tierra con la cual trabajar, en los siguientes meses que transcurrieron se adaptaron con alegría a la vida bajo el sol a la que habían renunciado por su seguridad y supervivencia, en vez de escasear la comida por el repentino crecimiento de población esta empezó a abundar aún más, pues los nuevos habitantes eran arduos trabajadores agradecidos con muchos conocimientos que compartir. 

Naruto desde la primera noche que durmió junto a Sasuke en el castillo empezó a utilizar un pañal de tela, los quince días que duró la travesía rumbo al reino de los cerberos él y Sasuke se habían hecho muy cercanos, Naruto adoraba a Sasuke y esto fue producto del trato que el mayor le daba al pequeño omega, se comprometieron un día sin la mayor ceremonia, sucedió que una tarde Naruto le pidió a Sasuke que fuera su marido y Sasuke aceptó con una sonrisa, al día siguiente Sasuke se enteró que Naruto le estaba pidiendo compromiso y bueno, las cosas ya estaban hechas. Ahora ambos andaban feliz mente con sus anillos de compromiso en su dedo. Sasuke se había convertido en el niño que nunca pudo ser todo por el niño que ahora era la luz de sus ojos.

Ocho meses habían pasado desde que salieron del castillo de Minato amaterasu Namikaze.

Sasuke descansaba tranquilamente en el jardín oculto del castillo escapando de la algarabía que se había formado en el castillo por los próximos festejos de final de año, esta vez la fiesta seria muchísimo más grande y variada debido a los nuevos pobladores del reino y los jinchurikis jefes de cada facción de clanes se habían autonombrado organizadores de los festejos, igual Sasuke no quería ser el encargado y había agradecido dentro de su cabeza que los jefes se apersonaran de la organización del evento.

Estaba en su forma animal, echado sobre el pasto y sin saberlo sirviendo de modelo para Madara quién como pasatiempo esculpía en roca caliza, el príncipe Madara estaba en el centro del estanque queriendo retratar en una estatua la majestuosidad de su hermano mayor en su forma animal, pero no tenía muy claro que deseaba hacer, en qué posición ponerlo o si esculpirlo en su forma humana.

—Hermano… — el gigantesco animal que reposaba en el pasto abrió sus ojos escarlata para mirar a su hermano menor con cierto deje de fastidio — ¿Cómo te gustaría que fuese tu escultura?

—como a ti más te guste Madara — respondió Sasuke sin mucho ánimo, la voz llegó al pelinegro menor a pesar de que el cerbero ni siquiera movió sus fauces, era una voz que provenía del interior de la bestia, el cerbero volvió a cerrar los ojos buscando descansar—se supone que es el artista el que imagina sus obras…

—La parte creativa nunca ha sido mi fuerte — dijo Madara entre risas avergonzadas — solo soy hábil con las manos — una delicada brisa fría que anunciaba la llegada del invierno movió el pelaje de Sasuke, tan negro como el carbón, el cerbero levanto su cabeza y miró a su alrededor buscando algo.

— ¿Dónde está Naruto? — preguntó mirando a Madara y este sin despegar su mirada azabache de la piedra caliza sin forma respondió en un santiamén.

—el pequeño Naruto está ayudando a los jinchurikis con las preparaciones del festejo —ante la información Sasuke volvió a acostar su cabeza en sus patas más aliviado al saber que hacia y donde se encontraba su pequeño omega, al saber que estaría seguro, los jinchurikis adoraban a Naruto y lo cuidaban como el tesoro más preciado sobre la faz de la tierra.

Madara agobiado sin saber que hacer se quitó las botas de cuero fino y las blancas medias para sentarse a la orilla del lago y sumergir sus pies en el agua, los pececillos limpiadores empezaron a recorrer sus pies mordisqueándolos ligeramente, los peces koi en cambio procuraron mantener una distancia moderada, otra brisa fría más fuerte que la anterior movió los cabellos del cerbero y la larga melena de Madara, el sol se estaba empezando a poner por lo que el cielo había adoptado una hermosa paleta de colores anaranjados que se juntaban degradándose los unos con los otros, la superficie del estanque que rodeaba el islote con la piedra caliza sin forma empezó a ondear por el viendo y los nenúfares y las demás plantas acuáticas seguían el movimiento de las olas con parsimonia.

Ambos, tanto Sasuke como Madara miraron a los arbustos que cubrían la entrada al jardín secreto y vieron como a través de estos Naruto entró en su forma animal persiguiendo a un pequeño sapo asustadizo, zigzaguearon por casi todo el jardín antes de que el aterrorizado sapo saltara al estanque en busca de salvación, y el pequeño Naruto iba a lanzarse detrás de el pero fue detenido por la pata de Sasuke quién ahogando un grito fue a recatar al pequeño zorro que por cierto no sabía nadar.

Sasuke le gruñó a Naruto para evitar regañarlo con palabras textuales, el pequeño zorrito dorado se encogió por el gutural gruñido antes de acercarse con las orejas gachas y la mullida cola entre las patas para frotar su hocico con el del gigantesco cerbero suplicando perdón, aunque pareciera de un enojo inquebrantable en realidad Sasuke por dentro se estaba derritiendo de ternura, con Naruto echado entre sus patas se dispuso a volver a intentar echar una siesta junto a su pequeño omega a quién al parecer la persecución del sapo lo dejó lo suficientemente agotado como para dormirse en un santiamén.

Madara se puso de pie y sin siquiera volverse a poner sus botas tomó la estaca de hierro y el martillo para empezar a darle forma a la roca caliza martillando con cuidado de no despertar a la pareja durmiente la cual se hallaba a varios metros de él.



Sasuke, Madara y Naruto estaban reunidos en los sillones cercanos a un árbol de pino decorado con distintos adornos, la luz del fuego de la chimenea era lo suficientemente fuerte para iluminar toda la sala, era bastante tarde, de madrugada, ya los festejos navideños habían finalizado y ellos estaban pasando un agradable tiempo en familia.

— ¿Por qué se celebra la navidad? — preguntó él somnoliento Naruto de repente entre bostezos mientras sentado en el regazo de Sasuke sostenía su propio regalo, Sasuke acomodó el abrigo del pequeño niño antes de responder.

— Festejamos el día del nacimiento del sabio de los seis caminos — respondió Sasuke mirando los ojos azules de Naruto con fijación, él niño omega utilizaba un hermoso vestido liviano para omegas de color naranja pastel.

— ¿el nacimiento del abuelito Hagoromo? — preguntó Naruto no muy familiarizado al apodo de su abuelo. Sasuke asintió

— ¿sabes cómo nació tu abuelito Hagoromo? — preguntó Sasuke al niño quién respondió sin pensárselo mucho.

— abuelito Hagoromo nació de la tierra y guió a los hombres, la abuelita Kaguya vino de la luna y les dio sabiduría, ambos se casaron y tuvieron a mi papá y a mis tíos, mi papá fue el más fuerte y le entregaron el título del dios sol, se casó con mi mama el espíritu del fuego y me tuvieron a mí — dijo Naruto contando con los dedos a los mencionados.   

—nosotros quisimos mucho a tu abuelo porque fue quién ayudo a nuestros ancestros — le dijo Sasuke al niño con ternura y una ligera sonrisa.

—Pero ya no quieren a la abuela Kaguya… — el rubio dijo aquello cabizbajo con un aire de depresión.

—tu abuela Kaguya está haciendo muchas cosas malas —le dijo Sasuke al niño acariciando su cabeza y atrayéndolo para que se acostara en su pecho y así poder sentir el relajante aroma a lavanda que se desprendía del pequeño cuerpo, el chispoteo constante de la leña quemándose era lo único que resonaba mientras las sombras se movían al compás de las llamas de la chimenea.

— ella mató a mi abuelito, creó a los olz para eliminar a mis papás, a mis tíos y a los cambia formas, por eso papá y mamá van a morir — dijo el niño con voz queda acurrucándose a Sasuke y mas dormido que despierto, lo último lo dijo corridamente ya con los ojos cerrados, el azabache tembló por lo dicho por Naruto.

— ¿c-como sabes eso? — tartamudeó ligeramente por la sorpresa, quizá el pequeño se había dado cuenta solo pero había mas posibilidad de que alguien le hubiese dicho las cosas.

—Madara me lo contó — respondió Naruto en un susurro casi dormido, quizá sonámbulo y el mencionado quién hasta ese momento había permanecido apartado de la conversación dio un brinco por la sorpresa.

— Madara… — murmuró Sasuke el nombre de su hermano menor entre dientes mirándolo de forma no muy amistosa, el alfa menor vio su vida pasar ante sus ojos e incluso llegó a imaginarse a sí mismo entre las enormes fauces de su hermano mayor siendo destrozado —gracias — el agradecimiento de Sasuke lo tomó por sorpresa.

— ¿Por qué me das las gracias? —preguntó el azabache menor de la larga melena a su semejante, Naruto se había quedado completamente dormido, aunque era de esperarse, pues era bastante tarde y su cuerpo aún estaba terminando de adaptarse a la poderosa presencia de sus tíos.

— porque alguien tenía que decirle la verdad aunque fuera cruel — explicó Sasuke mirando el rostro dormido de su omega, quién por la somnolencia hasta había olvidado abrir su regalo, y eso que había estado pidiéndolo todo el día —puede que no me agrade pero Naruto será una pieza clave en la batalla contra Kaguya, necesitamos que esté dispuesto a darlo todo y ayudarnos a vencer a su abuela.

— es cierto hermano —  admitió Madara, el no había pensado en eso a la hora de empezar a contarle la verdad a Naruto, solo pensaba que era muy triste que el no supiera lo que sucedía a su alrededor, no deseaba que la muerte de sus padres le tomara por sorpresa por lo que fue contándole poco a poco las cosas para que el niño las pudiese asimilar de la mejor manera, en su momento Madara también hubiese deseado que alguien le contara que sus padres iban a morir para al menos tener tiempo de despedirse de ellos. Pero todo pasó muy rápido y sin aviso alguno y todavía se lamentaba el no haberle podido decir a sus padres lo mucho que los amaba.

—Madara — el hermano menor miró al mayor con curiosidad — si algo me sucede quiero que quedes a cargo de los cerberos,  que protejas a nuestro clan y veles desde la oscuridad por la seguridad de los cambia formas —pidió Sasuke a su hermano menor y este enseguida negó con la cabeza.

—No podría — negó Madara con mirada triste — Neji es mucho más hábil que yo, ha demostrado eso y ya está decidido que el será el monarca en caso de que tu faltes.

— puede que él se convierta en el monarca de la unión de cambia formas — empezó a decir Sasuke a su hermano con órdenes en cada una de sus palabras, la unión de cambia formas era una sociedad formada por todos los cambia formas, Cerberos, nómadas y las variadas especies existentes — pero también quedó establecido que tu estarías a cargo del clan de los ceberos, que protegerías a la gente como lo pidió Minato amaterasu.

— ¿podré hacerlo? — se preguntó casi en un susurro el alfa menor sin mucha confianza en sí mismo.

—De poder puedes Madara — le animó Sasuke manteniendo la seriedad y la decisión — el linaje real no debe perderse y tú no puedes olvidar quién eres y de donde provienes, tienes la sangre de gobernantes y esta arderá cuando más la necesites…lo sé por experiencia propia — a la mente de ambos volvió el día en que Sasuke se puso por primera vez la corona siendo aún muy joven, para tomar la responsabilidad heredada de sus padres y proteger a su reino de los olz.

— lo haré — Madara apretó los labios decidido y frunció el ceño dispuesto, si su hermano podía el también y no lo defraudaría….

...

El día dispuesto llegó, habían pasado exactamente trecientos sesenta y cuatro días y ellos ya estaban a punto de regresar acompañados de un poderoso ejército bien preparado al castillo de Minato amaterasu. Al día siguiente Kaguya aparecería y posiblemente buscaría exterminar a todos los que quedaban, extinguir a todos los que le molestaban para cumplir un objetivo que aún desconocían.

Solo sabían que debían eliminarla o ella los eliminaría a todos.


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