Capitulo 2: Embry Call
Fue cuestión de segundos antes de oír pasos acelerados acercándose a la casa de los Cullen.
—¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Embry? ¿Está bien?— Un chico pelinegro comenzó su interrogatorio, causando molestia en Alec, quien puso los ojos en blanco y desvió la mirada.
—Paul, tranquilo.— El que parecía ser el líder le apoyo la mano en el hombro.— Carlisle, primero que nada gracias por salvar a Embry.
—No es nada, pero fue Alec quien lo trajo.— Señalo al castaño, y sin darle tiempo a reaccionar sintió un peso extremadamente fuerte sobre él.
—¡PAUL!— Un enorme lobo le mostraba los dientes, gruñendo como si le estuviera dando un mensaje.
—¨¡¿Por qué lastimaste a Embry?!¨—Edward, con su don de leer las mentes, tradujo las palabras.
—Por una mierda, ¡no le he hecho nada!— Como pudo saco al chucho de encima suyo, haciendo que se golpeara contra una pared.— ¡¿Cuántas veces tengo que repetirlo?!
—Paul, vuelve a tu forma ahora.— El líder de la manada lo miro desaprobatoriamente.— Lamento esto, tiene un grave problema de temperamento.— Alec solo asintió mientras se limpiaba su tapado.
—Claro, claro.— Paul volvió a su forma humana.— Aparece un nuevo miembro del Clan Cullen y Embry es lastimado hasta la muerte, que coincidencia.— El castaño frunció el entrecejo, lo estaba poniendo de mal humor.
—Si, tal cual lo acabas de decir.— Respondió con una sonrisa retorcida.— Además no soy del Clan Cullen, soy de la Guardia Vulturi, imbécil.— Los miembros de la manada abrieron los ojos como platos.
—Es cierto…— Otro pelinegro se metió en la conversación.— Recuerdo que estabas en las filas de esos ¨reyes.¨
—Exacto.— Suspiro.— Ahora, no vine aquí para matar o herir a nadie, tengo una misión estrictamente encomendada, y lastimar lobos no está en ella.
—Te creemos.— El líder de la jauría le tendió una mano.— Soy Sam.— La acepto con una sonrisa.
—Sam…
—Cállate Paul, hablaremos más tarde.— Lo corto, parecía estar harto del chico.— ¿Podemos ver a Embry?
—Si.— Carlisle los guio hasta una habitación, donde yacía el chico lleno de vendajes y tubos.— Ya has despertado, me alegra.
—¿Qué me paso?— Miraba confundido hacia todos lados, hasta que se detuvo ante la imagen de Alec.— Tu…
—¿El?— Paul miro al aludido con molestia.
—¿Yo?— Subió una ceja, confundido.— ¿Yo, que?
—Embry, ¿recuerdas lo que paso?— El muchacho observaba al vampiro de ojos rojos fijamente, causándole nervios.
—Esto… Un vampiro estaba en nuestras tierras… Me ataco en cuanto me vio… Y no recuerdo más…
—¿Un vampiro? ¿Alguien que hayamos conocido?— Interrogo Sam preocupado.
—No… No reconocí su olor.— Bajo la mirada, triste.— Lo siento…
—No te disculpes, gracias a dios estas bien.— Embry sonrió, sin embargo aquella sonrisa que no le llegaba a los ojos y Alec lo noto, sintiendo una presión en el pecho .
—Ahora debes descansar, mañana te podrás ir.— Debido a que tenía una recuperación rápida no necesitaba un reposo prolongado como los humanos.
—Nosotros iremos a rastrear la zona, si encontramos algo les avisaremos.— Carlisle asintió, mirando a su familia.
—Emmett, Jasper, Rosalie, Edward y Bella rastrillen nuestra territorio.— Los vampiros lo miraron, asintieron y se marcharon.— Alec ¿podemos hablar un minuto?
Ambos salieron de la habitación, el rubio lo guio hasta el living y se sentó en el sofá, acto que el chico imito.
—Me gustaría saber cuál es la misión que te han dado.
—Mis amos están preocupados debido a Renesmee, quieren saber todo acerca de su desarrollo y crecimiento, y me mandaron a mí a vigilarla.— Carlisle suspiro, parecía preocupado.— Estaré por cinco meses, no te preocupes que hasta lo que sabemos no es una amenaza pero aun así quieren estar seguros.
—Entiendo… Bueno, tenemos una habitación libre, si quieres podrás usarla.— Alec se sorprendio por la amabilidad del hombre, nadie lo había tratado de esa forma, ni siquiera los Vulturi.
—Gracias…— Una leve sonrisa apareció en su rostro, tenía una sensación cálida que lo asusto por un instante.
—No agradezcas, seremos familia durante este tiempo ¿no?— El mayor le dio una leve palmada en la rodilla antes de levantarse y dirigirse a hablar con Esme, su pareja.
Alec se quedó unos segundos mirando a la nada, se sentía bien, acogido. Se levantó, dirigiéndose a la habitación donde yacía Embry con la esperanza de que estuviera despierto ya que los lobos, a diferencia de ellos, si dormían.
—Hola…— Antes de siquiera entrar, un cálido saludo lo recibió sorprendiéndolo.— Los olemos, cada uno de ustedes tiene un olor diferente y podemos saber de quién se trata.— Explico ante su inexistente, pero obvia, pregunta.
—Ya veo.— Si lo pensaba bien, era algo parecido a los vampiros.— ¿Cómo te sientes?
POV Alec
—Pues… He tenido días mejores la verdad.— Lanza una risita que es música para mis oídos.— Gracias por haberme ayudado.
—No hay de que.— ¿Soy yo o todos aquí son demasiado amables?— No me he presentado adecuadamente, mi nombre es Alec… Alec Vulturi.— Se queda observándome como si estuviera tratando de recordar algo.— ¿Pasa algo?
—No, no… nada.— Ladea levemente la cabeza.— Soy Embry Call, un placer conocerte.
—Igualmente.— Me dedica una sonrisa que me hace estremecer.
—¿Tú y yo nos conocemos de algún lado?— Su sonrisa desaparece dando paso a una cara seria.
—¿Disculpa?— Lo miro confundido.
—Eso, tengo la sensación de que nos hemos visto antes, además que eres mi imprimación.— Arrastra las palabras de tal forma que me confunde más. ¿Qué es eso de imprimación?
—No lo creo, al menos eso pienso…— Pone expresión pensante, quedándose así unos segundos hasta que vuelve a sonreír.
—Será eso.— Levanto una ceja.
—¿Qué?— Niega con la cabeza.
—Nada, nada.— Lanza una risita nerviosa.— En fin, me dijiste que eres Vulturi ¿no?— Asiento lentamente.— La realeza de los vampiros ¿verdad?
—Sí, así es.— ¿A dónde quiere llegar?
—Entonces… ¿Te iras pronto?— Lo dice tan bajo y con tanta tristeza que mi pecho se oprime nuevamente.
—Pues…— Levanta la mirada, dejando ver un brillo que pareciera decir ¨por favor no¨.— Me quedaré por cinco meses, tengo una misión que cumplir.
—¿Enserio?— Sonríe abiertamente como un niño en navidad.— ¡Genial!
—Me alegra que mi estadía te alegre tanto.— ¿Sentirme feliz en este lugar se va a volver una costumbre o qué? Nunca me había sentido así.
—¿Y cómo no lo haría? Eres mi imprimación después de todo ¿qué esperabas?— Quiero preguntarle sobre eso pero por alguna razón no me animo.
—Esto… ¿gracias?— No sé qué más responder.
—Ojala mi imprimación sea correspondida, aunque no de esa forma porque eres un vampiro y solo nosotros nos imprimamos, pero ya sabes lo que dicen, los opuestos se atraen.
—…— Una nueva faceta de este chico que me llama tanto la atención: habla muy rápido.
—Oh… Lo siento, hablo demasiado ¿no?— Agacha la cabeza avergonzado, acto que me hace acariciarle la cabeza, sorprendiéndome a mí mismo.
—Perdón.— Me apresuro a disculparme en cuanto reparo en el hecho.
—N-no te preocupes… Tu mano es… Extrañamente cálida…— Un sonrojo se le sube hasta las mejillas, si fuera humano estoy seguro de que yo estaría igual.— Por cierto, sé que sueno repetitivo pero gracias por salvarme.
Continuara…