Tras una dolorosa despedida Tom volvió a Berlín, Bill le prometió hacer lo posible por ir a visitarlo pronto y eso lo animo un poco. Ya estando en su casa, el pelinegro suspiro largamente y nuevamente tomo la nota de Laura en sus manos, decidido tomo el teléfono y la llamo.
- Hola- escucho una voz femenina del otro lado de la línea.
- Ho-hola- menciono Tom cohibido- Soy Tom, ¿me recuerdas?- dijo apurado.
- Seguro, el buen amigo de Bill- dijo ella alegre con tono sagaz- ¿A qué debo tu llamada, Tom?- le cuestiono cortésmente.
- Es sobre Bill, yo… quiero saber que más te ha dicho de mí. Es solo curiosidad, tuvimos un inconveniente antes de que él se marchara a Múnich y quiero saber si ya me perdono del todo- expuso Tom pensativo.
- Es él de quien estas enamorado, ¿verdad?- dedujo de inmediato Laura y el pelinegro se quedo sin palabras, solo se escuchaba su respiración alterada por el teléfono- Si, tu silencio te delata. No te preocupes, me di cuenta a los pocos minutos de conocerte, vi la forma como lo observabas, como le hablabas, las atenciones que tenias con él, lo note todo. A una chica nada se le escapa- declaro analítica y luego suspiro- Déjame decirte algo, tienes una oportunidad, estoy segura que tú eres la persona que le “gusta”. Cuando los vi juntos y tan cerca, se notaba atracción, se entienden muy bien con solo mirarse- explico emocionada.
- ¿Tú crees? Es que… aaah… estoy desesperado- dijo Tom liberado sintiendo que alguien al fin lo comprendía.
- Si, solo que Bill es algo cabeza dura, pero vi que tu logras ablandarlo un poco. Así que habla más con él, haz que se delate- lo animo ella.
- Ya volví a Berlín, pero en cuanto lo vea lo hare, no lo dudes. Me acabas de dar una esperanza muy grande.
- Si hubieras visto el brillo en sus ojos cada que me hablaba de ti, era algo adorable. Solo no seas cursi con él, ya sabes que no le gustan esas cosas, bueno, a menos que tú hagas que empiecen a gustarle.
- Eh, pues la verdad a mí tampoco me gusta mucho eso, pero cuando uno está enamorado no puede ignorar los impulsos que le nacen.
- Así es, me alegra que al menos Bill ya tendrá a alguien que lo haga inmensamente feliz. Yo no sé cuando vuelva a verlo.
- Se me acaba de ocurrir una idea. Tal vez quieras ayudarme Laura.
- Dime, soy toda oídos.
Y así, ambos fraguaron un plan para lograr que al fin Bill se confesara, tenían algunas dudas sobre si funcionaria pero tenían que intentarlo, Tom porque Bill pudiera corresponderlo, y Laura por ver plenamente feliz a su amigo fotógrafo.
Pasaron unos días después de eso, Tom estaba nervioso cuando veía que el día en que llevaría a cabo su plan se acercaba, pero confiaba en que resultara. Llamaba a Laura todos los días solo para verificar que todo saliera de acuerdo a lo pactado, cuando ese día llego finalmente, ambos ya estaban listos y todo estaba preparado para el plan.
Mientras tanto Bill acababa de llegar a Berlín, estaba ansioso y a la vez confundido, Laura lo había llamado de urgencia para que la ayudara con una sesión fotográfica “muy especial”, así que no dudo en aceptar. Ella lo recibió en el aeropuerto y enseguida de darle algunos detalles sobre el trabajo ella se adelanto a la locación para esperarlo, el rubio llego después al lugar citado ya que fue a hospedarse a un hotel primero.
- No es algo fuera de lo común lo que me pides, pudiste haber llamado a cualquier otro fotógrafo de tus conocidos- manifestó Bill en lo que terminaba de montar su equipo.
- Pero no cualquiera lo comprendería como tú. Eres el indicado para esto- le expuso Laura misteriosa- Ahora te voy a dar algunas acotaciones para esta sesión, espero las sigas al pie de la letra. La primera es que, pase lo que pase, tú no dejaras de tomar fotografías hasta que yo te diga. La segunda es que no le puedes hablar al modelo hasta que termine la sesión, el ya sabe lo que debe hacer, solo tomaras las fotos y ya. Y la ultima, se paciente y no me reclames, créeme que valdrá la pena el resultado- expreso sonriendo.
- Ok. ¿Algo más?- dijo el rubio suspirando.
- No, a trabajar. ¡Comenzamos!- grito la chica y Bill se situó detrás de su cámara esperando al modelo a fotografiar.
El rubio enfoco su cámara y casi se cae con todo y cámara al ver quién era el modelo, era Tom quien salía con varios letreros cargando, se puso en su marca parándose derecho y expuso el primer letrero luciendo serio.
“Bill, eres lo mejor que me ha pasado”
El fotógrafo se acomodo nuevamente y volteo a mirar a Laura buscando una explicación pero ella le recordó las indicaciones y Bill bufó tomando la fotografía algo desconcertado, enseguida Tom presentó el siguiente letrero sonriendo esta vez.
“Bill, eres maravilloso y único. Nunca había conocido a nadie como tú”
Nuevamente Bill tomo la fotografía, torciendo un poco la boca tratando de encontrarle un sentido a todo, esto era una locura de su amigo pelinegro, estaba seguro. Tom mostró otro letrero revelándolo orgulloso.
“Bill, no me voy a rendir. Siempre luchare por ti, por tu amor”
Otro flash y el chico rubio retrato ese letrero también, suspirando inevitablemente, y así se expusieron un par de letreros más que fotografió sin dudar.
- Bien, una mas- anuncio Laura sonriendo, Tom aspiro profundo enseñando el ultimo letrero, Bill se alejo un poco de la cámara y resoplo sonoramente.
“Bill, te amo. ¿Quieres ser mi novio?”
Tom miraba al otro chico esperanzado, tratando de demostrar en esa simple acción todo lo que sentía por el otro, el fotógrafo emocionado tomo la fotografía y luego Laura le tendió un letrero en blanco para que escribiera su respuesta y se la mostrara al pelinegro, garabateó rápidamente y haciéndose el misterioso volteo el letrero paulatinamente hacia Tom.
“Tom, acepto. Yo también te amo”
Un escalofrió recorrió a Tom por todo el cuerpo al leer esas palabras, no podía creer lo que estaba leyendo, cuando reaccionó y se dio cuenta que lo que veía era real sonrió enormemente y corrió hacia Bill, el rubio también se acerco al otro y quedaron a pocos centímetros, sin dudarlo se abrazaron fundiéndose en un beso tímido pero necesitado, que con el pasar de los segundos se fue alargando, tanto, que Laura tuvo que toser para que ambos chicos se separaran.
- No puedo estar más sin ti Bill. Eres lo que no buscaba, pero esperaba encontrar algún día. El amor es así. Sin buscarlo, llega. Lo he entendido ahora- murmuro Tom apenas despegaron sus labios.
- Dicen que las mentiras se pueden convertir en verdades cuando empiezas a creértelas tu mismo. Yo no sé si este fue el caso, pero no puedo seguir negando esto que siento por ti. Me robaste el corazón Tom, no sé cómo, ni cuándo, y no me importa ya, solo sé que te quiero para siempre en mi vida- confeso Bill volviendo a unir sus bocas en un corto beso del cual ambos sonrieron al terminarlo.
- Ok, ya sé que ya no me requieren, que necesitan tiempo solos, así que me voy. No se molesten en acompañarme a la salida- menciono Laura bastante audible para los dos jóvenes enamorados que enseguida la miraron y fueron hacia ella abrazándola.
- Gracias- dijeron Bill y Tom al mismo tiempo y ella sonrió también conmovida.
Unos días después, una soleada tarde de Berlín amenizaba el ambiente para dos muchachos que alegres disfrutaban un café en un restaurante mientras charlaban trivialmente, pero era más el tiempo que pasaban mirándose que hablando, de esas miradas que expresan mucho sin necesidad de decir nada.
- Y entonces. ¿Cómo te diste cuenta que me amabas?- pregunto curioso el pelinegro, Bill le dio un sorbo a su café y luego lo miro astuto.
- Digamos que siempre me sentí atraído por ti, aunque siempre trate de poner límites para no mezclar las cosas. Ya sabes, incluso te lo mencione en aquel momento, no me gusta combinar el trabajo con mi vida personal, pero llego un momento en que sentía que esto era más fuerte que yo, y no podía engañarme más cuando empecé a tener sentimientos más intensos por ti. Simplemente me rendí y deje que todo fluyera- declaró sutil el rubio fotógrafo.
- ¿Cuándo paso eso ultimo exactamente?- insistió Tom deseoso.
- Justo después de que terminamos el viaje, cuando estuvimos en mi apartamento y me contaste que acababas de cancelar tu boda. Esa noche no pude dormir, me la pase pensando en todo lo que habíamos vivido juntos y lo bien que me había sentido con todo, creo que lo que más me convenció fue el hecho de que mi familia te aceptara e incluso nos hicieran besarnos. Me agrado mucho ese momento, es de mis recuerdos favoritos- relató Bill introspectivo y luego suspiro.
- Yo también conservo bien el recuerdo de ese día- soltó el otro sin meditarlo y luego bebió un poco de su café.
- Después, cuando Georg, en la fiesta de lanzamiento de la revista, me dijo que estabas enamorado de mí, me sentí alagado de verdad. Es decir, yo ya antes había notado algunas conductas raras de ti hacia mí, pero cuando él me lo dijo ese día le creí aunque estuviera ebrio, porque entonces deduje que efectivamente todo concordaba con tu comportamiento. Y lo supe, porque yo también me sentía igual, tampoco quería admitirlo, hasta que luego Laura me hizo darme cuenta de que me estaba privando de mi felicidad- dijo el chico rubio mirando a Tom significativamente.
- Exacto, estábamos confundidos, pero alguien más nos tuvo que ayudar a ver lo que de verdad había nacido entre nosotros. Creo que tenemos más cosas en común de lo que pensaba- expreso Tom incrédulo.
- Si, por eso funcionamos. Somos diferentes, pero hay cosas que nos unen de una manera que no sé cómo explicar. Vaya que el amor es raro- respondió Bill asombrado.
- Y que lo digas. Yo sabía que algún día tendríamos una cita real.
- Disfrutemos entonces.
El resto de la velada paso tranquila y entre risas hasta que el anochecer los sorprendió, pero poco les importo a ambos chicos que ahora lo que querían era pasar tiempo juntos como una verdadera pareja, sin mentiras, conociéndose realmente, y disfrutar de la compañía mutua sin dudar de lo que sentían verdaderamente el uno por el otro.
Pasaron un par de semanas, y ante el progreso de la relación con Tom, Bill vio necesario regresar a trabajar a Berlín, le era muy difícil ahora estar alejado del otro, así que tuvo que renunciar a la agencia de modelaje y por supuesto que el padre del pelinegro le regreso su trabajo en el diario como fotógrafo oficial, además de nombrarlo asesor del departamento de diseño editorial, apreció que tenía talento y no podía ofrecerle menos al serle presentado formalmente como la pareja de su hijo.
Tom por su parte, se sorprendió ante la reacción de su familia, creyó que tomarían mal la noticia de su relación con Bill, su progenitor ya le había expresado su apoyo antes, aunque lo tomo desprevenido el hecho de que su hijo se hubiera emparejado tan rápido con el rubio fotógrafo que parecía haber odiado al principio, aun así le resto importancia al verlo tan feliz, y su madre tampoco tuvo problema al notar lo mismo, a la mujer le costó un poco acostumbrarse pero al final termino encariñándose con Bill al ver lo encantador y amable que era. Obviamente ambos jóvenes decidieron mantener discreta su relación para no perjudicar al periódico, solo personas muy cercanas a ellos sabían, así que los chicos eran felices con eso.
- Así que la tercera fue la vencida- expresó Georg sorprendido.
- Si. Te juro que me moría si me volvía a decir que no- dijo Tom pensativo.
- ¿Y porque te diría eso? Era obvio que también Bill estaba enamorado de ti, solo que, bueno, supongo que él no sabía cómo admitirlo- meditó su amigo castaño.
- Oye, me ponen algo nervioso esas cosas, es todo. El detalle de la sesión de fotos me conmovió totalmente, tanto, que ya no pude negarme- declaro Bill pasando un brazo por los hombros de Tom.
- ¿Entonces qué será de ustedes ahora que están juntos?- inquirió Geo curioso.
- No lo sé, nuestros padres ya desde hace tiempo creen que estamos juntos así que, no sé, tal vez ahora nos vayamos a perder por un tiempo a algún lugar solos por ahí, conocernos mejor, y esas cosas- respondió Tom pícaro.
- Si, tal vez regresemos casados… todo puede pasar- insinuó Bill caviloso y luego sonrió astuto, acerco mas a Tom hacia él y le robo un beso rápido en los labios.
- De acuerdo traviesos, no entren en detalles, con eso me conformo. Me alegra de verdad que al fin después de todo estén juntos- señalo el castaño sin evitar sonreír también.
Tres días después, Bill y Tom descansaban cómodamente en unos camastros a la orilla de la playa, el sonido del mar inundaba sus oídos y el sol radiante iluminaba el día. El rubio estaba cubierto con sus gafas de sol, se sentía tan relajado que estaba a punto de quedarse dormido, mientras que el otro chico intercalaba entre ver al horizonte y contemplar a su amado.
- Bill, lo que dijiste el otro día…- lo llamo el pelinegro rompiendo el silencio entre ambos- ¿Realmente te gustaría que nos casáramos?- pregunto interesado.
- No lo sé. Ahora déjame dormir- le corto Bill con voz pesada.
- Anda dime- insistió Tom incorporándose un poco.
- Estoy contando borreguitos- murmuro Bill apenas.
- Por favor Billy- le suplico el abogado.
- Si te digo que si, ¿me dejaras en paz?- expuso el joven rubio adormilado y el otro chico asintió rápidamente.
- Vale. Entonces, Bill ¿te casarías conmigo?- cuestiono Tom emocionado.
- No- manifestó Bill cortante.
- “Aquí vamos de nuevo”- se dijo Tom mentalmente.