Sacudió rápidamente la cabeza reaccionando y al fin con paso decidido se acerco al rubio chico, que al sentir su presencia lo vio dirigiéndole una sonrisa.
- ¿Tarde mucho?- insinuó Tom sentándose a su lado en la barra del club.
- No, no te preocupes- negó Bill sin dejar de sonreír- ¿Quieres tomar algo?- ofreció mirándolo atento.
- Un vodka está bien- indico el pelinegro y agacho un poco la cabeza, la mirada profunda del otro chico lo hacía sentir extraño.
En cuanto le trajeron la bebida solicitada, Tom la bebió de un solo trago mientras que Bill apenas se terminaba el whisky que tenía entre sus manos, el tercero de la noche para el rubio, le hizo una seña a Tom de que si quería otro y este solo asintió recargando un brazo contra la barra. Bill pidió otro par de bebidas para ambos y cuando se las sirvieron le acerco al pelinegro la que le correspondía.
- Parece que no te fue muy bien hoy- menciono Bill dando un sorbo a su bebida.
- No tienes ni idea. Solo espero que el viaje valga la pena- respondió Tom confiado.
- Yo espero lo mismo, ya ordene los boletos. Nuestro avión sale mañana a las 10:00 am, ¿no hay problema?- revelo el rubio curioso.
- No, está bien. Mientras más pronto mejor- bufo el otro joven removiéndose en su asiento al fin mirando a Bill- Respecto al itinerario, ¿te gustaría que fuéramos a Leipzig después de Dusseldorf? Tengo una casa ahí donde podríamos alojarnos- señalo Tom serio.
- Es una gran idea Tom- opinó Bill pensativo- ¿Tu novia se molesto?
- Si, pero nada fuera de lo normal- murmuro Tom indiferente.
- ¿Por qué estas con ella? Digo si no es indiscreción, tal parece que no te agrada mucho hablar de eso- dedujo Bill astuto.
- Es un arreglo familiar, nuestras familias quieren emparentar para lograr una alianza corporativa. La verdad a mí eso me importa un carajo, si por mí fuera, ya me hubiera largado de aquí desde hace mucho.
- Ya veo, mis padres quisieron hacer lo mismo conmigo. Por suerte me di cuenta y para evitarlo les dije que era gay y que ya tenía pareja, solo escuchar eso me hicieron irme de casa, y bueno, ahora vivo la vida que siempre quise tener.
- ¿Y... es cierto, o les mentiste?
- Haha- rio ligeramente el rubio- Fue una manera de evitar que me arruinaran la vida. Deberías pensar en algo Tom, sino luego ya estarás en el altar de la iglesia escuchando al sacerdote decir que ya son marido y mujer.
Tom se quedo pensando un momento, tal vez tenía algo de razón el otro chico, pero también le entro la intriga ya que el joven rubio no había respondido a su pregunta, Iba a decirle algo al respecto pero en ese momento vio que una mujer pelirroja paso a su lado mirándolo seductoramente y deshecho esa idea al instante queriendo ir tras ella.
- Disculpa, tengo que irme- dijo Tom sacando algo de dinero y dándoselo a Bill-Espero esto alcance para la cuenta. Nos vemos mañana- agrego bebiéndose lo que quedaba de su vodka yendo tras la chica.
- Ok. No te desveles mucho- masculló pícaro Bill.
Al día siguiente, el fotógrafo rubio se encontraba sentado en la sala de espera del aeropuerto, aun no anunciaban su salida pero estaba impaciente porque Tom no llegaba, justamente lo cito media hora antes vislumbrando que se le haría tarde.
Mientras tanto el pelinegro venia en su coche a toda velocidad, solo rogaba por llegar a tiempo y que el avión aun no hubiera partido. Se levanto tarde por la velada intensa que pasó con la chica de la noche anterior, despertó a su lado y al ver la hora nisiquiera se despidió de ella. Llego rápidamente a su casa, se cambio, tomo sus maletas y partió en su coche rumbo al aeropuerto.
Bill leía atentamente un pequeño libro que llevaba hasta que una respiración agitada lo desconcertó, miro de reojo y vio a Tom apoyado en el asiento contiguo agachando recuperando el aliento, al parecer había corrido para llegar ahí.
- Toma asiento, aun faltan un rato para que nos hagan abordar el avión- menciono Bill serio volviendo la vista a su libro, el otro chico solo asintió y se sentó a su lado de inmediato, paso un rato de silencio y Tom se sintió incomodo.
- Bill, yo…- comenzó a decir pero de nuevo el rubio lo interrumpió.
- Ya, lo importante es que llegaste, eso es algo- dijo Bill mirándolo.
Tom iba a protestar pero en eso anunciaron que ya tenían que abordar y ambos chicos se encaminaron a la zona de abordaje. En cuanto ocuparon sus lugares en la aeronave Bill saco de una pequeña maleta su reproductor de música y se puso sus audífonos, Tom hizo un gesto con los labios pero luego se abrocho el cinturón y cerró los ojos, dormiría para que el viaje se le hiciera más corto.
Pocas horas más tarde, ya se encontraban en Dusseldorf, el padre de Tom ya les había reservado un par de habitaciones en un hotel de ahí así que se registraron en el hotel indicado y luego ambos chicos se fueron a sus alcobas.
El pelinegro estaba muy contrariado, en todo el viaje y el recorrido al hotel el joven fotógrafo no le había dirigido la palabra, si acaso uno que otro monosílabo, lo sentía distante, tal vez algo le pasaba y tenía que averiguarlo. Adquiriendo valor salió de su habitación y justo enfrente se encontraba la de Bill así que se aproximo y toco ligeramente la puerta.
- ¿Quién?- escucho decir al rubio.
- Soy yo, Bill. ¿Puedo pasar?- pidió amable el otro chico.
- Claro, está abierto- respondió Bill serio.
Entro y cerró la puerta con cuidado viendo a Bill recostado en su cama viendo la televisión, despacio se acerco a él y el fotógrafo le hizo espacio en el colchón y Tom se sentó a su lado.
- ¿Te interrumpo?- articulo Tom cohibido.
- Para nada, solo me relajaba- murmuro Bill sin dejar de ver el televisor.
- Vale, oye no quiero sonar entrometido pero, ¿te pasa algo? Hoy en todo el camino te vi muy reservado- expreso sincero Tom.
- Ah eso. No, solo que siempre me pongo alerta en los viajes. No te preocupes, ya te acostumbraras, no te lo tomes personal, ya me iras conociendo- respondió Bill sonriendo al fin viendo al pelinegro que igual esbozo una sonrisa.
- Ok. Oye, ¿te parece que vayamos a comer algo? ¿Tienes hambre?- cuestiono Tom más animado.
- Si, vamos. Muero por una pizza Margarita- exclamo extasiado Bill.
- Pizza, buena idea- secundo Tom poniéndose de pie.
Más tarde se encontraban comiendo amenamente en una pizzería del centro de la ciudad, charlaban en ratos y Tom se sintió extrañamente atraído por la manera de reír del chico rubio.
- Bueno pasando a cosas más serias- ostentó Bill aclarándose la garganta- Mañana tengo pensado empezar a tomar las fotografías, así que tu misión en lo que resta de la tarde será buscar buenos lugares para fotografiar ¿te parece?- ofreció el fotógrafo a Tom.
- Ok, tomas las fotografías y yo se las envió mañana por la noche a mi padre- sugirió el pelinegro y Bill asintió masticando un trozo de pizza.
Después de un rato regresaron al hotel, Tom entro a su habitación a darse una ducha antes de ponerse a buscar en internet lo que le había pedido Bill, mientras el rubio revisaba su equipo fotográfico, limpiaba cada uno de sus lentes e inspeccionaba su cámara, en cuanto acabo se sintió aburrido y decidió ir con Tom para ver si hacían algo juntos.
Bill salió de su habitación y se acerco a la puerta de la recamara de Tom, toco la puerta pero no oyó respuesta, espero unos segundos y volvió a tocar nuevamente, no se escuchaba nada del otro lado, él de verdad quería hacer algo interesante así que resignado y algo desesperado giro el pomo de la puerta, y para su sorpresa, esta se abrió. “Muchacho torpe” se dijo Bill mentalmente, entro y miro un poco alrededor esperando de pie, escucho ruidos en el baño así que intuyo que Tom estaba ahí así que se sentó en la cama a esperarlo, mas no se esperaba lo que paso enseguida.
El pelinegro abrió en ese instante la puerta del baño saliendo, pero tal fue su sorpresa al ver a Bill ahí, que de la sorpresa se asusto y soltó la toalla que cubría su cintura. El rubio se volteo de inmediato apenado cubriéndose la cara con las manos, Tom avergonzado rápido acomodo la toalla en su lugar y corrió tomando la ropa interior que había dejado sobre su cama, luego se puso de nuevo tras la puerta del baño.
- Lo… lo siento, perdón. Toque la puerta y no te escuche, creí que algo pudo haberte pasado. Es un mal momento, yo… yo vuelvo más tarde- explicó Bill apresurado algo nervioso poniéndose de pie y aun cubriéndose fue hacia la puerta de la habitación.
- Eeh-espera- escucho decir a Tom- Ya, ya puedes voltear- voceó agitado en cuanto se coloco el bóxer y salió yendo a su closet para tomar un pantalón.
- Tom, lo lamento de verdad- dijo Bill tímido con un claro rubor en sus mejillas deteniéndose.
- Ya, ya hombre. Que no fue para tanto, somos chicos, no hay problema- mencionó algo aliviado el joven pelinegro.
- Si, si- murmuro Bill yendo de nuevo hacia la cama- Bueno venia a ver si necesitabas ayuda con lo de la búsqueda de locaciones en internet- indico sonriente suspirando.
- Oh- susurro Tom- Si, mira- comenzó a decir mientras sacaba su laptop encendiéndola y se la entrego a Bill- Comienza tu a ver mientras termino de vestirme- concluyo dirigiéndose a unos cajones sacando el resto de la ropa que iba a ponerse.
Bill trataba de concentrarse en las imágenes que veía en la laptop pero no podía, y no es que no hubiera visto chicos desnudos antes, cuando entrenaba en la secundaria veía a chicos ducharse después de jugar, e incluso como fotógrafo vio algunas obras de sus colegas relacionadas con desnudos, la cuestión era que sentía un extraño hormigueo en el estomago cada que estaba cerca de Tom, y esa escena hizo que la sensación fuera más fuerte.
- Tal vez me estoy volviendo loco, o estoy estresado, si eso es- medito el rubio en su mente y de nuevo intento concentrarse en su labor.