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lovely pets » jimsu por YodaVirus

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Notas del capitulo:

se supone que era un one shot, pero de un minuto para el otro se me ocurrió escribir esto en medio de un bloqueo nivel súper saiyayin nivel 3000 con delirio místico, but me gustó y debido a que varies se quedaron con las ganas de más, decidí publicarlo uwu

Había iniciado como un chiste de TaeHyung.

Desde aquella vez en la que sorprendieron a los híbridos manteniendo relaciones sexuales –a SeokJin aún le cuesta aceptar que su gatito ya no es virgen, además de que le avergüenza un poco saber que su gatito de diesiciete tiene pareja y él no–, JiMin y YoonGi estaban todo el tiempo encerrados en la habitación del primero. A SeokJin al principio no le pareció del todo extraño, aunque sus celos paternales salían a la luz de vez en cuando. Pero lo comprendía. Unos cinco meses después, la cosa comenzó a cambiar.

YoonGi estaba muy cansado siempre, sufría de mareos repentinos y náuseas, además de antojos de todo tipo, como el de coctel de camarones cambiando la salsa de tomate por leche con chocolate. SeokJin estaba preocupado, y como se dijo al principio, todo había comenzado como un chiste estúpido de TaeHyung.

—Soy veterinario, debería estar haciéndole chequeos —se quejó mientras inflaba las mejillas al tiempo que picaba perfectamente una zanahoria—, pero no, ese gato no me deja tocarlo, dice que solo puede hacerlo JiMin. ¡¿Qué se supone que haga?! ¡Sigue sintiéndose mal y aun así no me deja revisarlo!

—Pero hyung, ¿aun sabiendo los síntomas no te imaginas qué pueda tener? —cuestionó el castaño mientras revolvía el contenido de la olla frente a él.

SeokJin suspiró. —Sí, pero sé que esos síntomas no son todos los que tiene —al sentir un olor extraño en su nariz se alejó de la tabla de picar y caminó solo dos pasos hasta TaeHyung, notando que agregaba comino en vez de sal. Le golpeó la mano con la que sostenía la cuchara y con la otra tomó la sal, agregando solo un poco. Probó después, sonriendo complacido—. Esta mañana vi su teléfono mientras él fue al baño, tenía una conversación con JiMin acerca de que le dolía no sé qué y que se sentía muy débil. ¡Me tiene loco! —chilló.

TaeHyung se quedó en silencio y observó fuera de la cocina, viendo al par de híbridos sentados cómodamente en el sofá mientras veían una película con la voz de YoonGi de fondo, hablando sobre que le gustaba abrazarlo mientras veían películas. Sonrió un poco y sacó su teléfono, quitó el flash y les tomó un par de fotografías. ¡Eran tan lindos!

—Quizá YoonGi está embarazado —murmuró con una ceja alzada y en obvio tono de broma, pero SeokJin se petrificó por un momento, palideció y volteó a mirarle con los ojos abiertos como platos.

Imposible, TaeHyung rio para sus adentros, realmente lo estaba considerando.

—Sabes Tae... yo nunca... —se mordió el labio inferior— he visto el sexo de YoonGi.

Los ojos de TaeHyung se abrieron al máximo, sin creer lo que escuchaba. —¿Qué? Hyung, eres veterinario y su dueño, ¿cómo es posible que ni una sola vez hayas visto la... —volteó a mirar nuevamente hacia la sala, notando una de las orejitas de JiMin alada en su dirección. Estaba escuchando. Bajó el fuego de la estufa y tomó a SeokJin por el brazo, llevándolo a su habitación. Cerró la puerta y puso música a un volumen suficiente para que JiMin no pudiera escuchar—. ¿Cómo es posible que jamás hayas visto la cosita de YoonGi?

SeokJin se mordió el labio inferior nuevamente. Jamás había hablado de eso con nadie.

Había encontrado a YoonGi el típico día lluvioso de todas las historias. El gatito estaba perdido, llorando, había perdido a sus dueños, y había sido casi abusado sexualmente por uno de esos enfermos idiotas que en vez de escuchar un no, oían un sí. YoonGi tenía seis años y le tomó un pavor increíble a todo tipo de contacto. Por tres años, el gatito le prohibió acercarse al baño mientras él estuviera duchándose, acercarse a su habitación mientras dormía –pero por precaución tenía tres candados en la puerta y un bate junto a su cama– y el siquiera tocarlo. Claro que lo había superado, pero estaba ya en una edad en la que las oportunidades de verle como había sido traído al mundo eran inexistentes. El gatito le había dicho que era chico, y SeokJin jamás se tomó el tiempo de observar sus cositas mientras estaba en su forma felina.

Dios.

—No te incumbe —chilló entre el intermedio de un grito—, el punto es que no estoy seguro de su sexo. ¿Y si realmente está embarazado...a?

TaeHyung se mantuvo callado por un momento.

—Pero dice que es un chico, ¿por qué mentiría? —inquirió con el ceño fruncido. Un par de pasitos en el pasillo le alertaron y suspiró—. ¡JiMinnie, ¿qué te he dicho de espiar mis conversaciones?! —le regañó. SeokJin se alertó al escuchar el sonido de un cuerpo cayendo sobre el pasillo alfombrado del departamento de TaeHyung. Corrió a abrir la puerta y encontró al cachorro a sus anchas mientras cubría su frente con sus manos, un puchero en sus labios y pequeñas lagrimitas en sus ojos.

—L-Lo si-e-nto...

Ternura. Ese chico daba infinita ternura, y no importaba que ahora luciera como un hombre de veintidós años, seguía siendo como aquel cachorrito de diez al que SeokJin le recetó vitaminas para su cuerpo débil y dolorido.

Un momento, ¡ese maldito había –posiblemente– embarazado a su gatito o gatita!

Cuando JiMin se levantó del suelo y fue, con la colita entre las piernas y orejitas caídas, hacia el sofá con YoonGi nuevamente, SeokJin se volvió hacia TaeHyung luego de cerrar la puerta y le tomó por el cuello de la camisa.

—Tú te harás responsable si mi gatito o gatita está embarazado o embarazada —gruñó.

Salió de la habitación con una sonrisa, fingiendo que todo estaba bien mientras pensaba en qué excusa usar para poder ver la cosita de YoonGi y quitarse la duda de su sexo. Podría preguntarle a JiMin pero sería extraño, además de que el cachorro –para él jamás dejaría de ser un cachorro– se negaría a dar detalles sobre la anatomía de YoonGi. La posesividad de JiMin era increíble, tanto con YoonGi como con TaeHyung.

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Su mirada estaba fija en el gatito que mantenía las orejitas caídas con el ceño fruncido mientras intentaba armar un cubo rubik. No había dejado de pensar en el día en el departamento de TaeHyung.

¿YoonGi era realmente un chico biológicamente o... bueno, se sentía como uno? Él no tendría problema, solo quería saber qué diablos tenía, por qué se sentía tan mal y tenía esos síntomas, y la idea del embarazo comenzaba a ser cada vez más y más aterradora. ¿Qué diablos haría él con un gatito embrazado? La idea de tener una mascota común y corriente en ese estado no le molestaba, incluso le haría ilusión, ¡pero YoonGi es un híbrido! Eso significaría que tendría una camada de al menos cuatro gatito híbridos en casa. Moriría. Él, a pesar de amar a los niños, no se creía capaz de cuidar a uno ni por una hora. No sabría qué hacer. JiMin tendría que hacerse responsable, ¿pero cómo? ¡Tenía apenas once años pese a su apariencia de veintidós!

Resopló frustrado. ¿Qué podría hacer para poder ver si... su gatito realmente podía concebir?

—Hyung.

La voz del gatito le trajo a la realidad. Observó con cuidado al minino y en un parpadeo, YoonGi había cambiado a su forma felina mientras hacía soniditos extraños. SeokJin no podía ver lo que hacía, así que se acercó al sofá en el que su híbrido se ocultaba y encontró el horror. Su alfombra blanca tan cara llena de vómito naranja.

—¡YoonGi!

El híbrido salió corriendo antes de que SeokJin pudiera poner sus manos sobre él.

  ð  

Diablos. Había pasado un mes, y SeokJin seguía sin saber el sexo de YoonGi. Todo se había complicado. Podría saber si estaba esperando gatitos viendo su estómago, pero YoonGi había decidido usar ropa holgada que cubría todo su cuerpo, así que le era imposible ver un solo centímetro de la piel de su cuello hacia abajo.

Incluso JiMin había notado que sus ojos no paraban de vigilar cada movimiento de YoonGi, por lo que pasaba más tiempo con ellos en casa, casi obligando a TaeHyung a traerlo, o incluso quedándose a dormir. SeokJin estaba perturbado. Oía cosas que no quería oír en las noches. Ojalá fueran espectros que iban a por su alma.

—Hyung.

La voz le hizo salir de su ensoñación. JiMin estaba parado a su lado, mirándole con una adorable mueca de molestia y las mejillas infladas en indignación. El ceño fruncido era aún más adorable que el tenerlo parado a un lado con los brazos cruzados e intentando parecer intimidante mientras disimuladamente de paraba de puntillas para llegar a su altura.

¡Tan adorable!

Aunque le sorprendió mucho que hablara. Hace tres semanas le había oído hablar por última vez luego de que un par de niños en el parque frente a su casa se burlaran de él.

—¿Qué sucede JiMinnie? —cuestionó ahogando un suspiro. De fondo podía oír la voz de TaeHyung contándole un chiste a YoonGi, el cual reía a más no poder.

—T-Tú —frunció el ceño y aclaró su garganta—, mi-ras m-mucho a hy-hy-hyung. No l-lo hag-gas.

Ow, estaba celoso. SeokJin estuvo a punto de ponerse a chillar de la ternura.

—¿Por qué? —preguntó colocando sus codos sobre la mesa del comedor y acomodando su barbilla sobre sus manos juntas, observando al híbrido frente a él con autosuficiencia. Le gustaba hacerlo enojar, era aún más adorable que sonriendo con sus cachetitos rosas por tantos besitos de YoonGi.

JiMin infló aún más las mejillas y SeokJin pensó que estaba a punto de iniciar una rabieta, pero entonces el pequeño híbrido cambió de expresión sin realmente hacerlo. Simplemente, de un momento a otro lo adorable se fue, y solo quedó el rostro de un chico molesto. SeokJin se sorprendió.

—É-Él es... mi-i no-novio, no t-tu-yo.

Su tartamudeo no quitó el hecho de que sonó serio, molesto, como sonaría un chico que ha notado desde hace tiempo los ojos de alguien más sobre su pareja. SeokJin suspiró por vez número un millón en el mes. Los instintos de JiMin estaban notándose cada vez más y más. Incluso se había molestado con él por abrazar a TaeHyung cuando el chico llegó a su casa con carne coreana de la mejor calidad.

Tenía que hacer algo con JiMin, pronto no podría ni respirar el mismo aire que esos dos.

Una idea se cruzó por su cabeza por un momento. ¿Y si JiMin estaba reaccionando instintivamente por lo de YoonGi? Debía averiguar rápido el sexo de ese híbrido. Aún ahora YoonGi tenía todos esos síntomas y era cada vez más obvio lo de su posible embarazo. Cierto era que estuvo mejor por una semana y media, pero pronto volvió a lo mismo luego de acompañar a TaeHyung y JiMin a comer en un local pequeño que el castaño conocía.

Decidió que, esta misma noche, averiguaría qué era lo que YoonGi ocultaba bajo esas ropas tan holgadas.

  ð  

Doce con quince minutos, TaeHyung estaba completamente dormido en el sofá con JiMin junto a él –YoonGi no lo quiso en su cama, SeokJin no supo porqué, pero a juzgar por las orejitas caídas y expresión triste de JiMin, habían discutido–, así que YoonGi estaba completamente solo en su habitación. SeokJin tenía que aprovecharlo.

Salió de su habitación y caminó de puntillas por el pasillo, quedando frente a la puerta de YoonGi en un parpadeo. Esta tarde había descompuesto los seguros de la habitación de YoonGi, por lo que sería fácil entrar. Colocó un imán enorme que había comprado hace unos años y lo colocó sobre la puerta de madera, sintiendo cuando el imán atrajo el hierro del seguro de la puerta. Lo arrastró hacia un lado, llevándose con él el hierro. Repitió eso dos veces más y sacó un pequeño alambre de su bolsillo, metiéndolo dentro de la cerradura de la puerta. Lo intentó por unos segundos que parecieron eternos, hasta que finalmente escuchó aquel clic que casi le hace entrar en pánico al creer que con todo aquel silencio, ese pequeño clic sería como un terremoto, más para JiMin. Esperaba que ese híbrido siguiera profundamente dormido. Si JiMin lo descubría intentando entrar a la habitación de YoonGi, sería hombre muerto.

Saldría en los noticieros. «Híbrido de diez años asesina a su veterinario al verlo queriendo entrar a hurtadillas a la habitación de su pareja de quince». Quedaría como un enfermo pervertido que intentó abusar de su híbrido.

Sacudió la cabeza lanzando lejos aquellos pensamientos y giró la manija, abriendo la puerta de la habitación lentamente. Asomó su rostro, queriendo saber si el híbrido seguía dormido o estaba despierto y listo para romper el bate en su cabeza. Lo encontró completamente dormidito, con la manta celeste que usaba tirada en el suelo, un short pequeño amarillo cubriendo sus piernas y una enorme sudadera rosa cubriendo su torso, imposibilitándole el verle el estómago.

Maldijo por lo bajo y abrió un poco más la puerta, teniendo cuidado de no hacerla rechinar. Pronto se vio dentro de la habitación y cerró la puerta, solo por precaución. Si JiMin despertaba, él tendría al menos unos segundos más de vida en los cuales podría pensar qué hacer para salvar su vida antes de que el híbrido de pitbull entrara y le asesinara.

Caminó lentamente, dando cinco pasos por segundo, hasta que finalmente estuvo frente a la cama de YoonGi. El híbrido tenía su boquita rosada entreabierta y pequeños dulces suspiros escapaban de ellos, tenía las mejillas rojas y abrazaba contra su pecho un pequeño peluche que SeokJin le había comprado cuando aún tenía siete años, una de sus orejitas estaba aplastada contra la almohada, y SeokJin sintió ganas de llorar por la hermosa escena que estaba presenciando.

Sacudió la cabeza, queriendo centrarse en lo que había venido a hacer. Se acercó un poco más a la cama y alzó una de sus manos, acercándola a la sudadera de YoonGi. Poco a poco, lentamente, comenzó a subirla, encontrándose con una pancita levemente hinchada. Todo a su alrededor comenzó a dar vueltas, estaba a punto de desmayarse.

El sonido acelerado de pasos en el pasillo hicieron que su corazón se acelerara y comenzó a moverse dentro de la habitación sin saber qué hacer. Era JiMin, lo sabía. Observó detenidamente la ventana durante un segundo y corrió aproximándose a ella, listo para lanzarse si era necesario para huir de su inminente muerte.

La puerta se abrió de golpe, y YoonGi despertó con el cabello revuelto y una expresión asustada en su carita.

—¡Hyung!

El grito de YoonGi al verlo dentro de su habitación se le quedó grabado en la cabeza durante más de diez segundos. Podría no estar haciendo nada malo, pero sin embargo, era obvio que el gatito se asustaría al verle ahí a altas horas de la noche, y más cuando su novio cachorro estaba a punto de lanzarse a él en su forma canina para morderle.

—¡M-Ma-lo!

El cachorro estuvo listo para lanzarse a él y atacarlo, pero el gatito se interpuso en su camino, colocando sus manos sobre el pecho de JiMin. —¡No, JiMinnie! ¡Jinnie hyung es mi humano!

Jinnie hyung. Hace tanto tiempo que YoonGi no le llamaba así. Ahora solo era "estorbo", "tonto" o simplemente "humano". Quiso echarse a llorar, pero al ver la mirada confundida de su pequeño híbrido, supo que debía dejar las lágrimas para otro momento y comenzar a explicar todo antes de que el cachorro se soltara del agarre que mantenía YoonGi en él.

—E-Expli-cación, ya —la voz entrecortada de JiMin le hizo sentir mal.

En serio estaba quedando como un pervertido por ese inocente cachorro. ¡Sería peor si les decía el motivo de su presencia en la habitación de YoonGi!

Desde un principio debió saber que hacer esto sería una locura.

Pensó en cómo explicarlo sin quedar como un idiota. Sería un trabajo difícil.

—B-Bueno, yo... —jugó con sus dedos un poco—, solo vine para... chequear a YoonGi —apretó los labios, viendo con ojos entrecerrados la reacción del par de híbridos frente a él. JiMin frunció el ceño y YoonGi alzó una ceja con curiosidad.

—¿Che-queo? —JiMin ladeó el rostro, una de sus orejitas cayendo sobre su cabello mientras la otra seguía apuntando al techo lleno de estrellitas que brillaban en la oscuridad en colores distintos que él y YoonGi colocaron en la habitación hace un par de días.

—¿Querías inyectarme? —YoonGi sonó entre ofendido y asustado—. ¡Traidor! —chilló. SeokJin suspiró. Hace años le había prometido que jamás volvería a ponerle una inyección luego de que le colocó la de la rabia y la piernita de YoonGi fue inyectada en lugar de su pompita en forma de gato. SeokJin se disculpó mil veces, ¡con tanto pelo era imposible encontrar su trasero!

—No, YoonGi —golpeó su rostro con su mano, pensando un poco mejor en qué palabras usar—. Habías estado sintiéndote mal este último mes y... ¡quería saber qué era lo que tenías y tú no me dejabas revisarte! —se mordió el labio inferior—, yo... por un par de sucesos, terminé creyendo que... estabas embarazado.

YoonGi se petrificó y JiMin palideció. SeokJin estuvo tentado en buscar a TaeHyung para que les tomara una foto. ¡Era tan gracioso!

—P-Pero, p-pero... —tartamudeó YoonGi—, ¡soy varón, macho, niño, hombre, como lo conozcas! ¡Dijiste que solo las hembras se embarazaban! —lloriqueó mientras una de sus gráciles manitas iba hacia su pancita, las lágrimas acumulándose bajo sus ojitos.

JiMin volvió a la realidad de pronto, colocando una de sus manitas rechonchitas sobre el hombro izquierdo de YoonGi. Su expresión intentaba ser calmada, pero se le notaba lo asustado a kilómetros.

—Re-Respon-sable.

Con eso, JiMin quiso decir que se haría responsable. SeokJin quiso echarse a reír.

YoonGi miró a JiMin con sorpresa y se lanzó a sus brazos mientras lloraba. JiMin le rodeó con sus brazos, llorando también. SeokJin esta vez sí que soltó una carcajada. Los híbridos voltearon a mirarle con extrañez, aún con sus ojitos rojos y las mejillas como cascadas de lágrimas.

¡Traerían a un cachorro o gatito al mundo! Ninguno lo creyó posible, pero si SeokJin lo decía, era verdad, por algo era su doctor.

Entonces SeokJin se aclaró la garganta, una sonrisa rompiendo su semblante sereno de siempre.

—Chi-Chicos... yo —aclaró su garganta nuevamente—, ustedes no... no tendrán un bebé.

JiMin y YoonGi se miraron con sorpresa.

—¿Entonces?

SeokJin suspiró con pesadez. Lo había notado cuando vio la pancita de YoonGi. Estaba hinchadita, sí, pero no por un embarazo, sino por colitis. Por eso sus mareos, su cuerpo sintiéndose débil y sus náuseas. ¿Cómo no pudo haberse dado cuenta? ¡Además de eso había dudado del sexo de YoonGi!

Rio un poco y caminó hacia el par de híbridos.

—Creí haberles dicho que los hombres no se embarazan —murmuró con suficiencia. YoonGi alzó una ceja, sus mejillas rojas de la vergüenza.

—¿Entonces por qué creíste que estaba esperando un cachorro?

SeokJin se tensó y resopló. —Tuve mis motivos.

Salió de la habitación sin esperar respuestas. En el camino a la cocina por un vaso de agua, encontró a TaeHyung, el cual le sonreía con diversión.

—¿Qué? —preguntó a la defensiva. TaeHyung alzó las manos frente a su cuerpo en rendición.

—Nada, nada.

—Es tu culpa, idiota —sabía que TaeHyung estaba al tanto de todo lo sucedido en la habitación de YoonGi y no le hacía nada de gracia.

—Yo estaba bromeando, jamás creí que te lo tomarías tan en serio —rio.

SeokJin resopló nuevamente. Maldito el momento en el que se le ocurrió tomar las palabras de TaeHyung en forma seria. Miró su vestimenta y se sintió tan avergonzado de sí mismo que tan solo terminó de beber su vaso de agua, corrió hacia su habitación y se encerró.

¿Cómo diablos pudo haberle creído a un hombre que usa pijama de tocinos con alas? La próxima vez pensaría dos, no, mil veces, todo lo que saliera de la boca de TaeHyung.

 

Notas finales:

lamento errores xd


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