Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimientos por contrato por AcidRain9

[Reviews - 188]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 15: Tú crees que me matas. Yo creo que te suicidas.

 

"Media cucharada de azúcar, no más, descansa."

 

—Mamá suele decir que las personas a las que no les gusta el azúcar no son confiables, pero mamá siempre ha sido un poco exagerada. —Flampe susurró, acercándole a Ichiji el termo negro junto a la nota que su hermano había dejado sobre la mesa antes de irse.

—Es muy temprano para que estés aquí— Ichiji parpadeo un poco sorprendido por su madrugadora presencia, pues el sol aún no asomaba sus rayos más raquíticos ni aunque la vegetación ya estuviera despierta; las hortalizas se balanceaban juntas, los grillos cantaban y los pájaros estiraban sus alas, se estremeció sintiendo el frío beso mediterráneo del aire que se filtraba por los rescoldos de la casa.

—Galette dijo que las recogería antes de que yo fuera a la universidad. — el servicio había contratado a una canguro, una estudiante de nombre Perona con alta puntuación y mucha, mucha, madera para los casos especiales. —Aun tenías tiempo para dormir más y desayunar cómodamente.

Camino hacia el frigorífico y sacó una bandeja de moras azules, el sabor ácido explotó en el interior de su garganta y con sus dedos limpio el jugo que salpicaba los bordes de sus labios, soltó un suspiro gutural y se sentó sobre el banquillo metálico que estaba en frente de la barra del desayunador y de la menor, Flampe afilo la mirada cuando le vio poner la mano sobre su cuello y frotar la zona.

—Los animales se aparean por necesidad, los pingüinos tienen una pareja por toda la vida, el pavorreal presume su plumaje, algunos insectos seducen con la comida — hizo una pausa, carraspeando su garganta. —Dejan presas muertas, e incluso las plantas copulan. Todo cópula.

Flampe estrelló su taza de chocolate en la mesa, pero a Ichiji se le figuró como si en lugar de una niña tuviera frente a él a un hombre añejo y rancio, decepcionado de la vida y de sus falacias.

— ¿Qué? — abrió los ojos.

—Sexo, por supuesto, ustedes teniendo sexo— ella se talló la cara, y una sonrisa de acritud se asomo por los bordes de su descompuesto rostro —Ni siquiera puedo mirarte igual. —su voz denotaba enojo contenido. — ¿Venias por agua?, seguramente tu garganta esta sedienta, eres más vocal de lo que abría esperado, sinceramente pensé que esas cosas solo pasaban en el cine de adultos, gracias por darme la esperanza de que en un futuro si es que tengo tanta suerte como tu no voy a tener que fingir un orgasmo.

Flampe lucía agria, la niña había despertado en la madrugada, arropada y tranquila entre los edredones, sabiendo que había sido su hermano el que la llevó a una habitación para que no pasara frio y durmiera cómoda. Se puso de pie, no importaba que tan tarde fuera; Katakuri casi no dormía, tenia malos hábitos y su terquedad lo mantenía despierto a altas horas, así que ella podría encontrarlo haciendo su trabajo y le acompañaría en silencio, pero la oficina estaba vacía, y las luces del recibidor apagadas.

Su última opción era la habitación, así que camino a pasos pequeños, de pajarito.

Y suaves sonidos fueron los que la congelaron, pero aun así, obstinada y valiente como era, se aventuró a abrir la puerta un poco, solo asomando uno de sus ojos. Y el hiel se subió a su cerebro como un montón de espuma, porque Charlotte Katakuri —moreno, fuerte y enorme— estaba sobre Vinsmoke Ichiji —pálido, flaco y rompible—y aunque la habitación era un abismo de color negro y una sábana estuviera cubriendo todo lo que había debajo de sus caderas; Flampe sabía lo que estaba ocurriendo. Hamlet le hacía el amor a su Ofelia, y ella huyó como una rata enojada porque Ichiji —retorcido en su silencioso placer—pasaba los dedos por la cara de su hermano, por sus cicatrices que eran atroces y que daban miedo, y él las tocaba como si fueran hermosas. No eran hermosas.

Ichiji suspiro. —No fue apropósito, y si te diste cuenta créeme que no era algo que esperábamos, no queríamos incomodarte. —era sincero. —El sexo es un punto esencial en las relaciones, lo más natural de la vida y la base para la reproducción. —dijo diplomáticamente.

 Flampe puso los ojos en blanco. —Tu matriz imaginaria te lo dijo, eh. —le señalo entre burlona y desesperada. —O tienes un embarazo psicológico o solo tienes una hamburguesa adentro. — se carcajeo, aplaudiendo. — ¿hay un bollo en tu horno?

 —Lo dudo— Ichiji frunció el ceño. —Iba a decirte que también es placer, ¿en donde esta Anana? ¿También está despierta? — quería cambiar el tema inmediatamente.

 —Duerme.

 —Oh.

 — ¿Lo han pasado bien?

 —Flampe, eso no te incumbe. — estiro los dedos para agarrar otra mora, pero la niña jalo toscamente la bandeja.

 —Se que no amas a mi hermano, y sé que él no te ama tampoco, mamá quería a tu familia, Katakuri su herencia. —bajo la voz.

 La sirvienta, atenta y displicente de las primeras semanas, que había sido amable cuando se instaló en la casa de Katakuri camino muy cerca de la cocina y con un gesto seco les dio los buenos días a ambos, su cara ahora era dura y rígida, la mujer se perdió como una rápida sombra después de buscar en el almacén instrumentos de limpieza.

 Y la misma Flampe que llamaba perras a sus compañeras de clase cuando suspiraban por su hermano, vio al pelirrojo con algo parecido al asco.

 —No quiero culparte— barboteo y entrelazo las manos —Se nota que mi hermano es el primer hombre con el que te has acostado— Ichiji la miró sin comprender. —Y no me molesta que duerman juntos, pero ¿qué hay de esa hipocresía por hacerse creer que son una pareja de verdad? Tu lo que quieres es un hombre experto que sepa lo que te hace, como te lo hace, él un chico triste, porque los hombres disfrutan devorarse a las mariposas rotas.

 — ¿Quieres detenerte? Estas diciendo disparates desagradables. — Ichiji susurro con la boca contorsionada.

 — ¿Quieres que sea agradable? —Flampe respondió con crudeza. —tu manera de ver el sexo, su manera de ver el sexo y mi manera de ver el sexo es muy diferente.

 —Iré a dormir, ni siquiera me interesa escucharte, si tienes hambre pide que te preparen algo.

 —Pero a mí si me interesa decírtelo— afilo la mirada, no lo parecía, pero era una niña con la moral muy alta, y hablaba de manera críptica temas que la superaban en edad, e Ichiji parecía burlarse de sus expectativas que la hacían querer ser mejor que las personas que la rodeaban. Su madre y los divorcios, Oven y sus disfuncionalidades, su amiga Valentine —la rubia hueca que había perdido la virginidad en los asientos traseros de una furgoneta para después ser conocida como la chica de las braguitas de frutas—e Ichiji.

 Ichiji no era su familia, no era realmente el esposo de su hermano, ni su amigo, ni su novio, ella no tenía que guardarle ningún respeto. —No compliques las cosas— No merecía a Katakuri, y tampoco era justo que se lo quitara.

 —Escuche lo que paso con Oven, Perospero se lo dijo a Smoothie, mi hermana lo ha reprendido, te ofrezco una disculpa si te ha ofendido, como verás somos la mayoría los que apostamos en Katakuri— se tocó la frente. —Pero yo no soy un borracho con problemas de ira reflejando mis frustraciones en ti, y estoy muy consciente de lo que te estoy diciendo.

 —No quiero hablar de esto contigo, estas muy fuera de lugar. — Ichiji se puso de pie, y agarro la nota que Katakuri había dejado, estrujándola entre sus manos, quitándole a Flampe la oportunidad de llevársela, era solo un simple pedazo de papel, pero era suyo.

 Flampe se levantó.

 —Eres carne de cañón dicho en palabras suaves.

 — ¿Y?

 —Y eres tan miserable que finges que no lo sabes.

 — ¿Y?

 —Dios, ni Stussy era tan...desesperante— abrió mucho los ojos, las aletas de su nariz se dilataron. — ¡No me gusta que hagan esto!, no es el sexo sin intimidad a lo que me refiero; es solo que no lo entiendo. ¿Ayudas a mi hermana con sus tareas?, ¿hablas de mi hermano como si llevaran una vida juntos?, ¡Vi tu cara durante la boda!, ¡Estabas resignado! Tú solo amas el pene de Katakuri y él solo ama tu apretado y humed...

 — ¡Basta ya! —Ichiji la miró horrorizado.

Tenía razones para comportarse de la forma en que lo había hecho, su padre lo había tratado como a una jugosa vaca a la que vender, iba a atarse a un hombre que aparentemente lo despreciaba, y al que él mismo trataba con rechazo y aspereza, un hombre que había conseguido asustarlo, lo que sucedió después no había sido planeado.

 — Vinsmoke, los niños de alta cuna no deben de jugar a ser putas.

 —Estas sumamente confundida si piensas que voy a aceptar un sermón tuyo Flampe, no me hagas esto, solo...déjame en paz, incluso si te lo dijera no me creerías.

 Flampe gruñó, acercándose demasiado a él, enterrando los dedos en sus brazos de manera compulsiva y agitándolos, Ichiji vio sus encías y sus dientes mientras ella escupía su inconformidad y le sacudía fuertemente.

 Ichiji se soltó, y puso las manos sobre las frágiles muñecas de la azabache para hacerla parar, pero ella negó con la cabeza haciendo un gesto severo. —Suelta ahora Vinsmoke, yo se que eres inteligente— su voz congelada hizo que Ichiji la dejara, sus entrañas se hicieron nudos y se sintió claustrofóbico.

 Las solitarias gotas de agua que estaban atrapadas en la cima de la casa y en las hojas de los inmensos cipreses se derramaban sobre la canaleta, e Ichiji sintió los labios secos y el cuerpo tembloroso, pero levantó el mentón dignamente.

 Solo era una niña pequeña y lánguida, mucho más baja y más delgada que él, muchísimo mas indefensa, pero con ojos que parecían estar haciéndose más y más grandes en frente suyo, un ser que ante él sufría de una metamorfosis y mudaba de piel.

 —Todos somos prostitutas cuando se llega al precio adecuado, nadie va juzgarte, pero no pretendas que quieres a mi hermano, no lo insultes fingiendo de esa forma —le dijo al oído.

 Y él se agito cuando Flampe puso la frente sobre la suya y cerró los ojos. —Sus cicatrices son feas, ¿verdad?, no te vuelvas otra cicatriz para él.

 

...

 

Yonji debía de saber que algo no estaba bien con él cuando la comida de McDonald's ya no mantenía a su estómago feliz. Tampoco había hecho más que sonrojarse como un virgen y puritano muchacho —que la hermosa Sadi sabía no era— cuando la bonita cajera de cabello café, sonrisa alegre y copa extra D le sonrió.

 Al entrar a casa tuvo que hacerse aun lado para que Reiju no lo empujara. La mujer vestía una falda larga y apenas se estaba abotonando la camisa, por lo que él giro la cara con asco hasta que su brasier se oculto. Ella llevaba las zapatillas en la mano y se las pondría al subir a la camioneta.

 —Trabajo— dijo escuetamente, pero antes de salir, se volvió hacia él peliverde y se puso de puntitas, examinándolo. —Te ves rarote estas poniendo mas feo— y rápida como una estrella fugaz, se fue.

 Su padre no estaba, y ese no era un cuento nuevo, frunció la nariz conteniendo un estornudo. —El suelo cerámico recién lustrado, olor a desinfectante, mucho vidrio, paredes blancas, y eco con cada paso—, terminó por acordarse del gordo Nyasha corriendo para recibirlo, y ronroneando contra sus piernas. Jamás habían vuelto a saber nada de la bola de pelos cuando una mañana misteriosamente desapareció.

 Le dio una mordida al pepinillo que acababa de sacar de su frasco y apuntó alto con el vegetal, esa iba por el gordo Nyasha.

 Se preparó un sándwich de jamón con queso y subió las escaleras, no tenía mucho por hacer, tal vez jugaría Mortal Kombat, o echaría un vistazo a sus revistas pornográficas —que con toda la honestidad del mundo estaba pensando en tirar a la basura, pues no había caso en guardar la evidencia ahora que todo podía ser digital— o simplemente miraría el techo escuchando algo de Led Zeppelin.

 Pero Niji saliendo de la habitación conjunta lo distrajo de sus rutinarios planes.

 —Ah, eres tú.

 —Ah, eres tú— dijeron sincronizados.

 Yonji levantó una ceja, y cruzó los brazos sobre su pecho cuando se percató de que Niji estaba haciendo pequeños viajes de su pieza hacia la de Sanji como si fuera un camión de carga transportando mercancía, o un vendedor de drogas, de hecho se parecía más a la segunda opción.

 — ¿Estas hurtando las cosas de Sanji?, pensé que solo las chicas hacían eso de pelear por ropa.

 —Lo entenderías si no fueras talla extra grande, big boy— Niji sonrió, una barra de chocolate colgaba de sus labios —Y no son de Sanji, son de Ichiji. — vio a su hermano parpadear. —Solo son unas cuantas camisas que tome antes de se fuera, antes de saber que repartiría las pertenencias que no llevaría con él. Son lo que me tocaba del testamento, así que no puede pelear por ello; las escondí aquí y como Sanji solo vuelve cada navidad —exagero— ni siquiera lo ha notado. De Sanji solo tome estos —bajo la mirada hacia los botines de Bob El Constructor. —Una cartera y un par de billetes, no lo necesita.

 — ¿Cuánto tiempo llevas haciendo robo hormiga?

 —Lo suficiente para adueñarme de sus mejores cosas, quitó lo que no necesitan, soy mi propio Robín Hood.

 En una necesidad mutua y silenciosa por perder el tiempo juntos, costumbre que poco a poco y para su consternación se iba disolviendo a causa de la dramática vida familiar —o a una de las etapas más notorias de esta—, fueron a la terraza trasera que daba a la avenida y colindaba con un callejón moderadamente transitado; a veces habían hombres llevando costales de harina a las pastelerías de la zona, gente que cortaba camino o niños andando en bicicletas, el balcón enmarcaba la salida de su casa, resguardada por sus enormes muros blancos.

 A Judge no le gustaba el sitio porque decía que le quitaba privacidad a su hogar, pero todos los niños Vinsmoke veían el sitio como una pequeña partecita suya.

 En sus primeros años de adolescencia había hecho que sus madrugadas fueran doradas; Sanji curioso y con el ceño fruncido fumaba los cigarros que le había hurtado a su padre, Niji y Yonji, risueños y vibrantes, hacían porros y se carcajeaban acerca de todo y de nada, Ichiji aburrido miraba el cielo o leía a Edgar Allan Poe, y Reiju se la pasaba pegada al teléfono por horas y horas escuchando a alguna amiga tonta y púber fantasear por Cavendish y sus películas.

Cada uno acomodó la espalda en una esquina y subieron las piernas sobre las del otro. Niji sacó de sus bolsillos más chocolates y metió un puñado en su boca, el rellano de luz que era momentáneo y mentiroso.

 — ¿Cómo va la universidad?

 —Va perfecta— Yonji sonrió cubriéndose la cara con su gorra y mordisqueando su emparedado, para después hablar con la boca llena. —En realidad estoy en el limbo y pronto en el infierno, tengo un especial y ya sabes las políticas, si no lo apruebo estaré fuera.

 —Padre va a regurgitarte si pasa eso — Niji se sorprendió.

 — ¿Algo que no sepa ya, Sherlock?

 —Dime que no quieres un consejo porque nuestra sensata y racional conciencia se llama Reiju, yo soy más de moral flexible.

 Yonji gruño, negando con la cabeza.

 —No quiero un consejo, lo que quiero es acabarme mi emparedado.

 Niji le hizo caso, sabía que el peliverde no deseaba estar en el ojo del huracán a lado de amarillo y rojo. —Bueno, pues que aproveche.

 —Al menos ya no estas en luto, ya sabes, por Ichi. —Yonji cerró los ojos momentáneamente, el humor de Niji, tan caótico, apasionado y explosivo había parecido ser metido a la fuerza en un pequeño recipiente, y él pensó que estallaría, pero no lo hizo, puso el pie en la cara de Niji, y este lo quitó de un manotazo.

 La expresión del segundo hermano varón resbaló por un momento. —Tengo que acostumbrarme, aunque eso no lo hace más tolerable, ya sabes, puedo excusarme con eso de que somos cuatrillizos y tenemos una conexión profunda y todo eso, pero algún día iba a pasar, ¿no? — suspiro, dando una larga bocanada de aire. —Aunque honestamente no esperaba que pasara tan pronto y de esa forma, nuestro hermano es más del tipo de persona que visualizas como el típico cascarrabias que muere solo y amargado.

 Bajaron las cabezas cuando escucharon carcajadas, eran los amigos de Sanji; Luffy y Nami, Yonji levantó una ceja y fijó los ojos en el escote nada modesto de la blusa de la peli naranja, levantó un brazo y gritó: — ¡Eh, preciosa!

 Nami se dio una vuelta y miró hacia arriba, agarro los bordes de su pequeña falda y se reverencio sarcásticamente sacando la lengua. —Soy lesbiana, imbécil.

 — ¡Y también ardiente!

 —Fue novia de Sanji, ¿Qué esperabas? — Niji se rio, y sus ojos siguieron los reflejos del cabello de Luffy, no había cambiado mucho desde la última vez que lo había visto, tal vez estaba unos centímetros más alto, y su cuerpo era ligeramente más ancho, había embarnecido, se le veía bien. Esa sonrisa reflector seguía en el mismo lugar de siempre.

 —Es un poco extraño, pero es agradable. —Yonji se encogió de hombros, atinando sus pensamientos. —Es...no se, pero esta bien.

 —Ah, el pequeño Yonji ha estado haciendo amigos— Niji le dio una mordida al chocolate.

 — ¿Y tu?, ¿Bellamy no era tu amigo?

 —Conozco gente— mastico. —Pero no los considero amigos como tal, y la hiena no era mi amigo, tal vez me hacía reír, lo vi en la boda, me hubiera agradado hablar con él, pero con todo ese asunto de rebelión en la granja y su reivindicación en donde ¡alelujah! Sanji el todo poderoso estuvo de por medio, he decidido que paso de él. —Volvió a masticar, alzando el mentón en la dirección en que Luffy y Nami caminaban, reían mas fuerte y se empujaban amistosamente—Y al contrario de ti, lo que para mi empieza con el pie izquierdo se queda con el pie izquierdo.

 —Estábamos molestando a Sanji cuando lo conocimos, y comenzó a retarnos, ¿recuerdas?

 —Y tú querías pegarle, pero ese discurso que dijo realmente sacó de sus casillas a Ichiji y te obligo a quedarte atrás. — Niji carraspeo la garganta, cambiando el tono de su voz. —La gente de su tipo, bla bla bla, el valor de un amigo, bla bla bla.

 Niji vio como una sonrisa se comenzaba a formar en los labios de su hermano menor, que movió las manos de forma vaga como si tratara de espabilarse del recuerdo.

 —Le saco el aire a Ichiji de un solo puñetazo— a esas alturas la risa de Yonji fluía ridículamente, Niji frunció el ceño y el peliverde le golpeo el muslo con su pie.

 —Oh vamos, Ni, sabes que recordarlo ahora es gracioso, ese chico era un renacuajo flaco y escuálido. ¿Recuerdas a Ichi jadeando en el suelo? Se había desinflado igual que un globo y estaba tan enojado que nos grito que no lo tocáramos cuando quisimos levantarlo.

 Ahora fue Niji quien se esforzaba por apretar los labios, tratando de no unírsele a Yonji, pero cuando este se carcajeo más fuerte fue que Niji perdió la batalla y le acompaño, sus hombros subían y bajaban, y llevó la mano a su cara.

 —No deberíamos reírnos de esto Yonji— paso los dedos por las lágrimas de risa que se habían formado en la esquina de sus ojos.

 —Lo extrañas.

 —¡Es porque Ichiji y yo éramos unos cabrones insuperables!. — dijo con orgullo. — Siempre en la cima, siempre arriba, claro que lo extraño, es mi hermano.

 — ¿Y Sanji?

 —Sanji puede comer perdices.

 —Yo también fui una mierda con Sanji— Yonji dijo vacilantemente, sin quitarle el ojo de encima a Niji. —Rompí, robe, golpee, culpe y escondí, pero ustedes dos al estar juntos solían tratarme como a un idiota, y sorprendentemente Sanji no.

 — ¿Quieres que te diga la razón? Porque Sanji siempre ha querido ser un pseudo héroe, es sensible, es amable y cree tener el poder para cambiar a la gente, ¿qué le vamos a hacer? nosotros no somos así, tú tampoco lo eres. ¿Debemos ponernos a llorar? Es algo que sinceramente no me quita el sueño.

 —No me importa que soy o que no soy, ni tu eres un diablo ni Sanji es un ángel así que para con autoproclamarte "malo", solo eres un tarado con estreñimiento mental, y los dos, idiotas con el mismo complejo de mártires.

 —Uh, te has vuelto amenazante.

 —No, solo que ahora puedo ver que es ridículo, Sanji es nuestro hermano y lo va a ser toda la vida, no importa lo que hicimos cuando éramos niños, ese idiota está ligado a nosotros.

 Yonji lo miro directamente a las pupilas, ese era Yonji, el que no había sido el favorito de nadie. —Niji amaba a Ichiji, Ichiji amaba a Niji, Reiju amaba a Sanji, Sanji amaba a Reiju, Yonji a su bruta y distorsionada manera los amaba a todos— La juventud no dura siempre, Niji, al final solo seremos polvo.

 —No seas marica.

 —Si esto es por mamá, nosotros realmente no sabemos lo que pensaba.

 —Contéstame algo Yonji, ¿la escuela es tan estresante que te ha vuelto así de sensible?

 —Vete al carajo. — ladro. — ¿Te has dado cuenta de que en esta casa prácticamente quedamos solo tú y yo?, mamá era—

Niji se lamió los dedos con sabor a cacao e interrumpió con la voz cansina. —Algo que me hace muy diferente de Ichiji y de Sanji es que a mi no me interesa Sora, ya no sufro y ya no añoro como Ichiji, y no me torturo ni me culpo como Sanji; no me importa, y es más fácil cuando aceptas que Sora está muerta y nunca sabremos qué era lo que pensaba. Es fertilizante, pasó a mejor vida, se fue.

—Nuestro error es que siempre hemos visto a Ichiji y Sanji como los protagonistas— Yonji recargo la cabeza en la pared. Su padre siempre menospreciaba a Sanji y engrandecía a Ichiji. ——Olvídalo, igual hablar de esto es una tontería demasiado pretenciosa, ¿cómo va la universidad para ti?

—Va bien. — De hecho excelente, pero no iba a hacer gala de ello.

—Genial.

 —Sabes Yonji, si realmente te sientes tan frustrado puedes dejar la escuela igual que Sanji y trabajar para el abuelo, escuchando sus discursos de superación personal y esas cosas que hacen los ancianos.

 El peliverde le ignoro, tenía las cejas muy fruncidas y los labios apretujados en una mueca de molestia, ahora fue Niji quien puso el pie en su cara y empezó a empujar.

 —No te hagas el digno Sherk, fuiste tú quien quiso hablar de esto, piénsalo, la pasarías bien, estoy seguro de que en su juventud Zeff era uno de esos hippies que fumaban marihuana y tocaban el timbal. ¿Has visto ese poster de Janis Joplin enseñando los senos que tiene colgado en su habitación?

 Yonji apretó los dientes. — ¿Sabes que es jodido? Que yo lleve la etiqueta del hermano idiota cuando el único idiota eres tú.

 —Yo no hago las reglas.

 —A veces te odio.

—No importa.

 

...

 

—Se me ha hecho tarde por un inconveniente, no viejo, no me he quedado dormido, iré en metro y llegaré en veinte minutos, ¿de acuerdo?

 Tashigi giró en redondo, abrazándose el cuerpo con los brazos y tratando de frotar para entrar en calor, solo a ella se le podía ocurrir dejar el abrigo en casa cuando el clima estaba calándole los huesos, sus dientes tiritaron, y miro a un jovencito rubio caminar apurado mientras subía el cierre de su sudadera hasta su cuello, una tela arrugada se escapó del borde de su brazo —con el que hacía presión mientras buscaba en su mochila lo que seguramente era la tarjeta que necesitaría al estar en la estación. — se inclinó y la recogió, tenia bordado sobre ella en finas letras The Baratie.

 El joven se paró abruptamente cuando pudo percatarse de que el mandil no estaba y sus ojos escudriñaron el suelo en su búsqueda hasta que ella tímidamente toco su espalda con el dedo y se lo devolvió en cuanto lo vio voltear.

 —Disculpa que me entrometa, pero no podrás usar el metro, no sé la razón pero parece ser que el servicio está suspendido— se rasco la oreja.

 —Muchísimas gracias señorita— le respondió entusiasta, dándole una brillante sonrisa llena de hoyuelos, hasta que en el teléfono se escucharon gritos y el rubio frunció el ceño. —Hay problemas con el metro, dame treinta minutos. — camino rápidamente, pero volvió la cabeza antes de atravesar la cruzada y desaparecer entre los senderos arbóreos — ¡Y otra vez gracias! ¡Me has salvado!

 Era tan brillante y jovial que la mujer jamás habría pensado que la noche anterior ese chico había dormido sintiéndose un ente trágico y absurdo.

 Un bufido de risa salió de sus delgados labios y meneó la cabeza, metiendo las manos congeladas en las bolsas de sus vaqueros, hasta que una mano huesuda y fría se posiciono sobre su hombro y casi la hizo dar un respingo.

 — Tashigi, cariño, hace tanto tiempo que no te veía por aquí— abrió la boca conteniendo un balbuceo, la pequeña pasa-arrugada —como Zoro llamaba de cariño a la señora de noventa y muchos años— Tsuru, la estaba mirando, y ella sintió una sensación de ternura combinada con una enorme pena en cuanto la vio.

 Lucía demasiado enferma, en las últimas.

 Por primera vez en toda su vida Tashigi le tuvo miedo al tiempo.

 — ¿Ya buscaron una nueva casa?, te dije que pasaras a verme ayer, la tarta de manzana sigue en mi horno y espero que tu esposo esta vez no se niegue a comerla, he usado una receta secreta, ni siquiera notará que tiene azúcar.

Hace meses comprar una nueva casa había sido uno de sus planes en conjunto, una enorme y cálida casa, bueno, no tan enorme, se habrían conformado con que fuera costeable y pudieran tener un labrador que estirara las patas con el suficiente espacio.

Pero el departamento quedaba cerca de la delegación y del hospital, por lo que habían dicho que "seguirían viendo opciones".

— ¡Abuela! — el grito proveniente de una voz quebrada la hizo voltear.

—Nos has dado un enorme susto, no vuelvas a salir así— era Ain, la asustada nieta de Tsuru, quien puso las manos alrededor de los hombros de la encorvada señora y suspiró llena de alivio; pero cuando alzó la mirada Tashigi pudo sentir la desconfianza en ella. —Se niega a tomar sus medicamentos y ahora su memoria está peor, a veces sale sin que nos demos cuenta y...— su voz comenzó a flaquear. —Cada día es un poco más difícil de sobrellevar, pero no tenemos las agallas de internarla.

La mujer joven repartió un poco de su dolor —madre soltera, mesera a turno completo, casa compartida con la abuela enferma y el irritante abuelo— y la forma en que se paro, y abrió los labios como si esperara un: ¿Y bien Tashigi? ¿Qué esperas? ¡Anda mujer!, espabílate que sigues tú, cuéntame ahora un pedacito de tu mediocre existencia.

No era por mala fe, pero si ponía a Tashigi inquieta, algunas veces las personas solían reconfortarse a sí mismas sabiendo que no eran las únicas que sufrían.

Tashigi miro a Tsuru y le sonrió cerrando los ojos. —Más tarde iremos a probar la tarta señora Tsuru, Zoro está muy emocionado, pero debe de tener cuidado por si quiere acabársela él solo. ¡Ese hombre es un glotón!

El comentario puso a la anciana feliz, y las arrugas de sus ojos se extendieron.

Tsuru no siempre había tenido ese carácter tan dulce, solía ser una señora dura y de poca paciencia, de porte fiero y mirada de piedra, pero conforme pasaba el tiempo ese carácter iba disminuyendo hasta hacer de ella la viejita demente de la que todos tenían pena. No tenía palabras que decir y Ain lo comprendió, ella había estado mirando por su ventana en el preciso momento en que Tashigi montó sus maletas al taxi y se marchó.

Pero Ain volvió a abrir la boca como si estuviera buscando sus mejores palabras para decir algo que no quería hacer sonar demasiado escabroso, Tashigui pensó: "Oh no, por favor no vayas a preguntar eso"

Y por suerte, no lo hizo, en su lugar fue un: —Te ves fantástica, espero podamos reencontrarnos otra vez y ojala no sea para el funeral de mi abuela.

Se despidieron con una sonrisa incómoda mientras Tsuru agitaba la mano, a Tashigi le dolió alma, y sintió su pie congelado cuando iba a dar un nuevo paso, justo afuera de su departamento.

Sabía que Zoro estaba saliendo con otra persona; Hina se lo había confesado durante una de sus charlas, enterarse de que era un hombre había sido un poco sorprendente, pero no la perturbaba. Ella era consciente de que de haber nacido como tio, Zoro la habría amado, ni con mas ni con menos intensidad.

Golpeó el puño en la puerta de madera y saco todo el aire que tenía contenido en sus mejillas.

— ¿Por qué siempre tienes que olvidar tus llaves, cejas d— Las palabras se ahogaron y la cara de Zoro se volvió pálida. —Tash...

— ¿Puedo entrar?

El peliverde se hizo a un lado, mirando de reojo a la mujer de ojos de cascanuez, se había cortado el cabello, cuando la conoció lo tenia asi, diminuto y un poco despeinado; de los bucles largos, ondulados y suaves —cascada de chocolate— ya no quedaba mucho.

En un mal movimiento los anteojos rojos se resbalaron del cuello de su camisa y salieron volando, Zoro los rescato y se los entrego de vuelta, sus dedos se rozaron.

Su corazón —loco, famélico, masoquista y sangrante— bailo un poco.

— ¿Qué estás haciendo aquí? — pregunto tratando de digerir la sorpresa, pero sintiendo que había utilizado un tono bastante crudo, corrigió. — ¿Quieres algo de tomar?

Ella miró la decoración, y se dio cuenta de que estaba ligeramente diferente, contorneo la rigurosa textura de una maceta rota y su cara se enterneció al ver dos tiras adhesivas —curitas— en forma de cruz tratando de cerrar las grietas.

Si, Sanji podía ser extraño, pensó Zoro.

—Un té, por favor.

Zoro cambio de rumbo y prefirió meter una taza en el microondas a esperar que el pocillo hirviera, regreso no solo con un té de manzanilla y canela, si no también con una chamarra que le extendió a la mujer y que ella rápidamente se puso.

Era enorme y olía a Zoro, subió las solapas hasta su nariz y dio largas exhalaciones, estaba tibia.

— ¿Cómo estás? — pregunto sentándose en el sillón que estaba en frente de él.

—Bien.

— ¿Cómo estas tu?

—También bien, gracias.

— ¿Y el trabajo? ¿Cómo va todo?

—Bien, ¿y el tuyo?

—También bien, te ves bien— Tashigi gesticulo, sonriendo. —Ha pasado un tiempo, yo, em, me tope con la señora Tsuru.

— ¡Pasa-arrugada-Tsuru! — Zoro dijo con sorpresa y Tashigi no pudo contener el resoplido, pero inmediatamente se sintió mala persona y negó con la cabeza.

—No seas irrespetuoso Zoro.

—No la he visto en mucho tiempo.

—Estaba con Ain, le dio un susto terrible.

—Si...

— ¿Viste el partido de los rockies?

—Err, no, no lo vi.

—Eso es muy raro en ti, Zoro.

— ¿Qué es lo que haces realmente aquí? — Zoro volvió a preguntar, y no era ninguna clase de reclamo, su voz era cansada y nostálgica.

La vio jugar con sus manos. —He comenzado a trabajar en otro hospital pediátrico, en la esquina de skypiea street, justo a lado de esa franquicia de café ridículamente caro que tiene a los niños como adictos y...no han sido las mejores semanas para mi, tal vez solo estoy exagerando y pronto me adaptare, pero, mmm, necesitaba verte, necesitaba escucharte, porque se que solo asi podre sentirme mejor.

—Yo no recurro a ti cuando siento que mi vida se va por la mierda.

—Lo se.

Zoro suspiró, pasando las manos por su cabello —Tú caes pero yo soy el que me consumo.

 

...

 

Katakuri correspondió el beso de Ichiji. —La boca astuta y refinada había estado en otro sitio — estaba probándose a si mismo; su propio sabor a sal, y la estela del shampoo de Ichiji, Ichiji se desmadejaba en sus brazos.

 Los muslos abiertos estaban sobre él, y el chico desnudo en toda su gloria sentado sobre su verga, dejando que el pedazo de carne le abriera las paredes y estirara completamente su lubricado interior, profundo, hasta destrozar su médula. Le miró con intensidad mientras comenzaba a bajar, y los dos contuvieron las respiraciones.

 Agarro las posaderas y le ayudó a tomar impulso y el pequeño trasero rebotó obscenamente, dejando que el enorme falo saliera y entrara a su propio gusto, montando como un jinete. —Y Katakuri podía ver como el aro rosa se extendía y se contraía cuando todas las capas de su pene se desesperaban por poder entrar en tan encogida zona— Vio su expresión y le escuchó susurrar cosas inentendiblesGruño de forma soterrada divirtiéndose con el espectáculo.

 —Hueles delicioso— sudor, sal y fresia. Respiro cerca del pálido cuello, enchinando la piel del otro; la voz seductora y baja, le acarició el cabello, le frotó los muslos y el pelirrojo exhalo. —Te ves increíble.

 — ¿Increíble como, animal de circo haciendo lo inexplicable o increíble como...?

 —Increíble, solo increíble— Katakuri embistió. —solo perfecto. — Ichiji grito.

 Le penetraba fuerte y le hacía saltar, era un maestro excelente preocupándose porque el chico alcanzara las notas más altas. Y era una imagen perturbadora que Katakuri quería grabarse. En esa pieza, no tenían que rendirle cuentas a nadie. Ichiji se levantó, estampándose más rápido con la pelvis de Katakuri, su boca estaba exageradamente abierta, y sus manos atornilladas. —Si, si, si, ¡ahí!— se mordía los labios, tratando de minimizar el sonido y el cabello revolcado también revotaba sobre su espalda, mientras en cada saltito, su propio pene le rozaba el vientre. 

Katakuri sonrió, después resoplo y saboreo sus labios; el sudor resbalaba por su frente, su erección palpitante y dura sentía escalofríos solo con mirar el plano abdomen oscilando ante cada respiración, las costillas y la piel humedecida, el cuello lleno de venas moradas y las cejas apretadas de tal forma que el gesto del chico se hiciera erótico y adolorido.

 —Eres peligroso, cariño — las mejillas de Ichiji explotaron, el apodo hecho completamente para joder y molestar, realmente conseguía eso, dispararle directo en los sesos. —Y tu voz es afrodisiaco.

Las manos grandes siguieron su curso. —Y tus caderas— las apretó. —paradisiaco.

El cabello enmarañado cubría los ojos azules en que toda una pátina elocuente de inmensas emociones perforaba, había excitación pura, pero también dolor.

 —Me gusta como lo haces. — la voz desesperada de Ichiji le atrapó.

 Su boca a veces se abría no solo para jadear y gemir, sino también para tratar de formular palabras. Ichiji exhalo, y él se sintió tan excitado, totalmente vestido, solo con los pantalones abajo mientras se follaba a tan peculiar diablo.

 — ¡Me gusta como me tocas! — la expresión estaba rota. —Tu cara cuando te...corres. — penetro.

Katakuri gruño, viéndole impulsarse de nuevo, hasta que decidió interferir y le abrazo por el arco de la cintura, controlando por sí mismo los movimientos; exprimiendo tanto su jugo como su vida. Era la forma en que Ichiji decía su nombre —el tono profundo y ardiente— lo que hacía que el estomago de Katakuri se contrajera.

 Ichiji desatoro las manos ásperas y duras de su esposo, y en su lugar entrelazo sus dedos con los suyos a la par en que las penetraciones se hacían pausadas y uniformes, no estaba pidiendo como hace algunos minutos; más rápido, más fuerte, ¡Dios, más duro!, ahora disfrutaba de sentirlo entrar agónica y pausadamente.

 —Me gusta. —Enterró la cara en su cuello. —Despacio, despacio, mmmh...

Katakuri cumplió, le escuchaba gemir sobre su piel, sentía sus pestañas aleteando, cosquilleando y agua; fuera de lágrimas saladas, de saliva o de transpiración, sabía que había vértigo y fuegos artificiales en su estómago, y Katakuri como el hombre salvaje y tosco que era, había amado toda esa vulgaridad previa —de su cabeza subiendo y bajando por su pene, la lengua enredada en el glande, sus manos masturbando sus testículos, de verlo disfrutar cuando eyaculo en su cara, de un Ichiji montándolo furiosamente y hablando estupideces sucias por la euforia del momento— pero también estaba perdido en ese Ichiji pequeñito que sin saberlo demandaba que le cuidaran, porque nadie sabía que el muchacho era tan insolente como suave.

 —Me vas a matar, voy a explotar.

 No, la estúpida expresión de Ichiji era lo que lo mataría a él.

 Katakuri apretó lo dientes, los pezones duros se frotaban en su pecho, y con cada bocanada el pelirrojo robaba una parte suya.

 Lo hizo cambiar de posición y se enterró más profundo. — ¡Le estaba partiendo el alma! — Puso las piernas de Ichiji sobre sus hombros y colisionó, los sangrientos mechones se revolvieron en la blanca almohada y la respiración de Ichiji se volvió absolutamente errática, y la mirada estaba fija en él. — ¡KataKURI!

Lo tomó fuerte, lo tomo suave, salió y entró, y las delgadas manos se agarraron de la cabecera mientras sus dedos se retorcían, luchando por ocultar la cara en su pecho para que no lo mirara. 

Quiso reírse, ya lo había visto todo.

El chocar de la carne volvía a Katakuri sordo. Y todos esos músculos preciosos, sudados y flexionándose, a Ichiji ciego.

Ichiji estaba viviendo, sintiendo la adrenalina de un adolescente loco y suicida que era capaz de hacer cualquier cosa, pero Ichiji estaba amando —Respirando a Katakuri, oliendo a Katakuri, probando a Katakuri, intoxicándose con Katakuri— o estaba haciendo algo muy parecido en lo que no podía pensar claramente mientras el moreno arremetía dentro de su cuerpo, enterró las manos en su cara y le exigió un beso tentativo y húmedo, mientras trataba de mover sus propias caderas en círculos y contraer su interior, Katakuri gimió y mordió sus labios, e Ichiji grito mas alto, no estaba siendo devorado por Katakuri, era Ichiji el que se devoraba a Katakuri.

Las palabras de pronto fluyeron rápidamente. —Katakuri me gustas, Katakuri te quiero. — Suspiro — ¡Ese había sido un lloriqueo! —los dientes de Katakuri estaban marcando su garganta y el moreno se detuvo en seco, sus ojos estaban abiertos y la cara de Ichiji avergonzada e inquieta.

Lo había dicho.

Realmente lo había dicho. 

Y solamente podía pensar en que si era verdad que la gente sincera era recompensada, él quería lo mismo.

—Katakuri te—. 

 

 

 

 

Notas finales:

N/A: ¿Ichiji habrá sentido lo que le hacían pasar a Sanji, gracias a Flampe? (Tu karma mi vida), ¿Niji es el besto Vinsmoke o lo es Yonji? (O lo es Judge –sonido de tambores-), Tashigi is a cinnamon roll too pure for this world? ¿Katakuri ha recibido una confesión impactante? (¡Le gusta a la loca!) ¿Yo conseguiré la hamburguesa que tanto deseo? Quien sabe.

 

Tu crees que me matas, yo creo que te suicidas; frase por Antonio Porchia.

 

AIN (La nieta de Tsuru) es la chica que sale en la película de Film Z, perteneciente a la tripulación de Zephyr.

 

VALENTINE (la amiga que Flampe recuerda) es Miss Valentine, la coqueta agente rubia de Baroque Works.

 

Edgar Allan Poe, un renombrado escritor y poeta.

 

Cuando Flampe al ver a Ichiji y Katakuri,  piensa en Ofelia y Hamlet, personajes de Shakespeare, es porque "Se trata esencialmente de una historia de amor, sí, pero de amor trágico ya que el amor los lleva a la destrucción" (párrafo sacado de Ofelia: La locura de Hamlet, ensayo de Antonio Bello Quiroz)

 

Niji se refiere a que es Robín Hood porque en la película de Disney, el zorro de noble y amable corazón robaba a los ricos y lo repartía con los pobres. Si Niji, eres todo un Robin Hood, segurísimo, sip, sip.

 

Led Zeppelin; fue un grupo británico de hard rock.

 

El gato que Yonji recuerda no es otro que ese esponjoso y obeso gato carroza de Germa 66, Cavendish (Igual que Rebecca y Boa) en este fic, es parte del mundo del espectáculo, asi que hablando de la adolescencia de Reiju, supongamos que el rubio era un equivalente de lo que para nosotros fue hace mucho Zac Efron (JAJA –se ahoga-)

 

Sherlock (Sherlock is... Sherlock, bro), Niji llama a Yonji Shrek, porque Shrek es un ogro grande, verde y gracioso, seguro todos vieron la película y no hacia falta explicar, pero yo estoy mal de mis facultades y siempre suelo tardar años en entender todo xD

 

Janis Joplin; cantante estadounidense de rock and roll y blues

 

Rockies; Los Colorado Rockies, son otro equipo de las grandes ligas de béisbol.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).