Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Colores complementarios por Musa Lockheart

[Reviews - 303]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bueeeeeno, es para matarme, degollarme y asesinarme de formas muy gores. Pero aquí está el capítulo 11 y a Colores Complementarios le queda muy poquito para terminar. Lo pienso y me da mucha pena, teniendo en cuenta todo el tiempo que llevo escribiéndola.


Con éste ultimo capítulo lo pasé muy mal, porque lo tenía escrito desde hace meses pero no me gustaba nada nada. Era aburrido, tristón y había perdido su chispa. Sin embargo, gracias a los reviews que seguían llegando, a las amenazas de muerte y a un chico que se montó en el autobús con la camiseta al revés...me sentí inspirada para reescribirlo y aquí está.


Se lo dedico a mi Teme particular, Noeru, por seguir picándome y animándome a escribirlo. Gracias, cosa tú. No te acostumbres, pero...tequierounmontonyeso.


Ale, a disfrutarlo!!!

Capítulo 11

 

 

 

Abrí los ojos. Examiné mi entorno y cuando vislumbré el saco de dormir, entendí por qué me sentía como una croqueta metida en la freidora. Hacía CALOR. Tenía el pelo sudado y mojado todo pegado a la cara y eso, en un contexto no erótico, no resulta nada agradable.

 

Aquella tienda de campaña estaba más caliente que con la que me levanto puesta todas las mañanas. El concepto erección cruza mi mente en una enfermísima asociación a la noche anterior y a lo que pasó antes de echarme a dormir, y de repente mi temperatura corporal sube unos cuantos grados de más. Definitivamente, más calor del que puedo soportar.

 

Con miedo, me incorporo lentamente para ver si Sasuke continúa donde lo dejé. Y así es, está hecho un mini ovillo dentro de su saco de dormir. Supongo que con la papa con la que se acostó anoche no va a levantarse temprano, aunque el calor acabará despertándolo igual que a mí, convertido en una croqueta humana de sudor y saco de dormir o lo que es peor, puede que acabe convertido en un Gusiluz*.

 

Sin pensarlo mucho, me levanto, agarro algo de ropa y mi toalla y me dirijo hacia las duchas de chicos.

 

Quitarme toda esa ropa pegajosa y meterme bajo el agua fría es de las mejores cosas que me han pasado desde…está bien, dejemos las comparaciones. Todos sabemos que son odiosas.

 

Reprimo mi instinto de intérprete de ducha cuando empiezo a cantar You shook me all day long de ACDC y comienzo a enjabonarme en silencio. Hay costumbres que cuesta reprimir, pero llevo demasiados años conviviendo conmigo mismo como para saber que no es una buena idea ponerse a cantar en unas duchas públicas.

 

Una vez estoy limpio, inmaculado e impoluto, me envuelvo la toalla alrededor de la cintura y me dirijo al vestuario. Me siento en el banco donde he dejado el macuto con mi ropa y comienzo a secarme a conciencia. Un sonido en la puerta del vestuario me sobresalta. Sea quien sea que entre en un vestuario de chicos va a hacer que me sienta siempre inevitablemente nervioso. Y para hoy, el premio gordo, Sasuke-kuuun acaba de hacer su aparición.

 

Tiene la mano apretándole con los dedos las sienes, hasta que levanta la vista y me mira.

 

-Hola, dobe.

 

Siento que toda la sangre de mi cuerpo se concentra en mi cara y en mis orejas. El enano que vive en mi pecho con un martillo pilón vuelve a pegarle mazazos a mi ya castigado órgano bombeador de sangre, las mariposas y depredadores varios de mi estómago se ponen a dar el coñazo y todo, todo a la vez resulta un tanto desconcertante. ¿Dónde está la serenidad cuando uno más la necesita?

 

-H…h…ho-hola -qué alegría, d-d-d-dobe ha vuelto.

 

Sasuke alza una ceja, y me mira un poco extrañado. Se encoge de hombros y suelta su neceser azul oscuro sobre la encimera de los lavabos. Y, sin más, saca el cepillo de dientes y comienza su rutina de higiene personal. Puedo ver su reflejo en el espejo con el ceño fruncido. Creo que su enano con martillo pilón debe estar ahora mismo golpeando su cabeza.

 

A través del espejo se me queda mirando y levanta una ceja. Vale, me he empanado y me he quedado mirándole como un idiota. Intento dirigir mi atención a mis asuntos. Mis asuntos ahora mismo son…vestirme. Genial. ¿Con Sasuke por aquí mirándome en el espejo? Bueno, no he dicho que esté mirándome. O no que quiera mirarme mientras me cambio.

 

El caso es que como siga haciendo el pardillo aquí sentado con mi toalla voy a parecer más memo de lo que ya parezco, así que pillo mis bóxers naranjas de la bolsa y comienzo a meterlos por mis pies. Me pongo de pie y me doy la vuelta, dándole la espalda a Sasuke. Durante mis años de adolescencia he perfeccionado la capacidad de vestirme con la toalla puesta con casi total eficacia.

 

Una vez encasquetados mis bóxers, dejo la toalla a un lado. Las manos no hacen lo que yo les digo con completa exactitud, sino más bien con un ligero y estúpido tembleque, pero atino a colocarme también los pantalones. Escucho unos pasos, es Sasuke que se acerca. Se sienta en el banco, cerca. Demonios, cuanta presión.

 

Me vuelvo a mirarle mientras cojo la camiseta.

 

-Ey, dobe…

 

-HeySasukequétal -vale, un paso más hacia una comunicación digna con el individuo humano llamado Sasuke Uchiha.

 

-Se puede saber…¿qué te pasa hoy?

 

Me quedo estático. Genial, ¿cuantos litros de "inserte bebida alcohólica aquí" se bebió éste cretino anoche para no acordarse de nada? Porque está claro que si se acordase de algo de lo de ayer, no me haría esa pregunta tan tranquilo.

 

-¿A mí? Nada. Nada. Estoy perfectamente. ¿Por qué lo dices? -así me gusta, Naruto, sabía que lo del tartamudeo lo habíamos superado ya.

 

-Bueno…estás raro. No das ni una. Estás como un tomate. Y…acabas de ponerte la camiseta al revés -afirmó señalando con el dedo la etiqueta hacia fuera.

 

Oh…mierda.

 

-Erm…bueno…  -la mirada demandante de Sasuke mientras recuerdo cómo se habla no ayuda demasiado.

 

-¿He hecho algo que te haya molestado?

 

Hombre, molestar molestar…pues NO.

 

-Ahm…no. Es que… -¿qué hago?¿se lo digo? "oye Sasuke, ¿sabías que cuando te emborrachas te pones muy muy cariñoso? Pues anoche fue un ejemplo". Hum…creo que no.

 

Sasuke vuelve a agarrarse la cabeza como si se le fuera a caer.

 

-¿Qué, resaca, eh? -me burlo de él.

 

Éste se me queda mirando extrañado y callado un momento.

 

-¿Cómo lo sabes?

 

Me quedo rígido. Vale, no soy nada bueno ocultando información.

 

-Ah…bueno, es lo que la gente hace cuando tiene resaca, ¿no? Dolor de cabeza, cara de estreñimiento… -vuelve a levantar la ceja. Parece que hoy no la deja quieta, el maldito bastardo.

 

-Naruto…

 

Trago saliva.

 

-Eh…¿si?

 

-Anoche…

 

Mi corazón comienza el Rally, como ya es costumbre.

 

-¿…qué?

 

-¿Sabes algo de lo que pasó anoche?

 

Vale. Es definitivo, lo ha olvidado todo.

 

-Ah…llegaste un poquito borracho a la tienda -no es que sea mentira, ¿no?

 

-..¿Y…?

 

-¿Qué?

 

-¿Nada más?

 

-Tal…tal como llegaste, te quedaste dormido sobre tu saco de dormir -esto tampoco es mentira…más o menos.

 

-¿Y nada más?

 

-…¿no? -demonios, ¿qué mas quiere que le cuente?.

 

-Bueno, cuando me he despertado, estaba sin camiseta, sin zapatos y metido dentro del saco.

 

-Ahhh…eso…bueno…hum…

 

-¿No me harías nada raro, no, dobe? -sonrisilla prepotente.

 

Ey, en todo caso YO debería decir eso.

 

-Vale, te ayudé a meterte en tu saco/gusiluz con dibujitos de palas de ping pong raras. ¿Tan malo es?

 

-Solo te tomaba el pelo, usuratonkachi.

 

-Lo sé -bufido- pues la próxima vez que te emborraches arréglatelas tú solito.

 

Me levanto, agarro mis cosas y salgo por la puerta con la cabeza bien alta. Vale, quizás estoy exagerando un poco el numerito, sé que solo está bromeando. Pero, en el fondo, aunque ya me esperaba que esto podía ocurrir…me fastidia que no se acuerde de lo que hizo anoche. Supongo que en cierto modo me siento…decepcionado.

 

Tampoco es que esperase que Sasuke se despertase, me mirase abochornado, y tras unos minutos de mirada intensa comenzase a sonar música de ópera de fondo, hincase la rodilla y me confesara su ardiente e incondicional amor…que no habría estado nada mal, por otra parte. No, no esperaba eso. Pero si supiera lo que ha pasado…¿qué cara pondría?

 

Y… no seré yo quien se lo diga. ¿Seré quizás demasiado orgulloso? Yo que comenzaba a pensar que no tenía de eso.

 

-¡Naruto!

 

Oh, ya viene ero-Sai al ataque. Y su amigo Gaara le acompaña. Y los dos sonríen, lo cual da escalofríos. Por un lado porque la sonrisa de Sai es inquietante, y por otro porque cuando Gaara sonríe parece un asesino psicópata en serie.

 

-Bueno, Naruto…-comienza Sai.

 

-Cuéntanos…-le sigue Gaara.

 

-¿Qué tal anoche? -los dos a la vez.

 

Los miro con cara de gilipollas. Es decir, más de lo normal.

 

-Si, bueno, anoche estuvimos picando bastante a Sasukito y además aquí mi amigo Gaara, le echó un "poco" de afrodisíaco en la bebida. Sólo un poquito, claro.

 

-¿¡Ehhhhh!? ¿Fue por eso? -la losa de la decepción. Así a lo bestia cayendo sobre mi patética y homosexual persona adolescente.

 

-¿…Por eso…?¿Funcionó? -se miran, se tapan la boca, hacen "pfffft" y comienzan a reírse como locos.

 

-¡No tiene maldita la gracia! -les estiro de las orejas- anoche, yo… - uh-oh…una marea salada que anuncia tormenta cerca de mi ojo, pero no la dejaré salir, ¡porque soy un hombre!.

 

-Venga, venga, Naruto. No seas tarugo, ¿es que no te das cuenta? Al tal Sasuke Uchiha le gustas. No había más que ver cómo estaba anoche de cabreado solo por haberte visto meterle mano a Sai. Le invité a una copa y por poco me muerde. Y le estuve dando la lata diciéndole lo mono que eres, y créeme, pasé mucho miedo…

 

-No lo entendéis, capullos. Anoche, la persona que más me gusta de todo el puto universo me dio mi primer beso "de verdad" y ni siquiera se acuerda. Y todo es por vuestra maldita culpa. Y si, soy un subnormal patético y moñas pero cuando supe que estaba borracho tuve que aguantarme, apartarlo, meterlo en su saco de dormir y escucharlo roncar mientras yo no pegaba ojo en toda la puta noche.

 

-Ey, Naruto…-Sai parecía un poco afectado, o al menos todo lo afectado que puede parecer este tipo…- no esperaba que fueras a tomártelo así, solo queríamos daros un empujón. Sabes que quiero ayudarte.

 

-Pues, a partir de ahora, no quiero nada más de tu ayuda.

 

Creo que si pudiera mirarme en un espejo, ahora mismo estaría echando humo por las orejas. Como en estos animes en los que el protagonista es un pringado pero cuando se enfada se convierte en un súper guerrero poderoso y guay y no hay quien le sople. Si yo fuera así, creo que habría decapitado a estos dos ahora mismo. Así pues, sin haber decapitado a nadie, me largo a dar una vuelta por el bosque. De esa forma igual se me pasa un poco la sensación de querer matar gente.

 

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

 

No muy lejos de allí, cierto moreno del clan Uchiha, escondido junto a la puerta de los vestuarios, sobándose las sienes con insistencia y con un ligero rubor en las mejillas ponía cara de que le dolía pensar.

 

-Demonios, este cretino…-bufó- se le ha olvidado completamente que yo estaba en los vestuarios cuando se ha puesto a levantar la voz.

 

Se quedó unos momentos mirando a Sai y Gaara desde su escondite. Intentando adivinar qué era lo que tenía que hacer en primer lugar para solucionar todo aquel embrollo. ¿Algún día dejaría de estar cogido por las pelotas?

 

"Así que la persona que más te gusta del universo, ¿eh…? -sonrisa autosuficiente- Usuratonkachi"

 

Decidió que era un buen momento para ajustar cuentas con esos dos. Las cosas, mejor por orden. Salió de su escondite y se paró detrás de ellos.

 

-Vosotros dos…-cara de pocos amigos- tenemos algo pendiente, por lo visto.

 

Sai y Gaara tragaron saliva.

 

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

 

Todavía echando humo por las orejas, aunque con un considerable agujero devorador de tripas en el estómago que me anunciaba la necesidad vital de desayunar, hice mi camino hacia la “despensa” del camping, donde Kakashi custodiaba una caja de magdalenas y otra de napolitanas de chocolate que estaban ganando puntos para acabar en mi estómago. A su lado, batidos de chocolate, fresa y vainilla.

 

-Ey, profe, ¿me das un par de esas y un batido de vainilla?

 

-Tu por pedir, que no quede, ¿eh, Uzumaki? –le guiña un ojo- con lo bien que has tenido que desayunar ya.

 

Se me suben los colores hasta la raíz del pelo y le arrebato mi desayuno de las manos.

 

-Iruka y tú tenéis un problema, en serio…

 

-Es posible, pero no con los armarios –sonrisa amplia.

 

-¡Ey! –miro a mi alrededor, con el corazón a mil- no vayas diciendo cosas raras, hombre –comienzo a devorar mi magdalena mientras le doy la espalda y me alejo.

 

-¿Ves? Lo que yo digo.

 

Le hago un gesto tipo “vete a la mierda” con la mano mientras busco con la mirada un sitio apartado en el que autoflagelarme mentalmente mientras relleno mi estómago. Y qué más hubiera querido yo, desayunarme un Uchiha por la mañana, encima va y me pone los dientes largos, el muy cabrón.

 

De repente, un escalofrío me recorre la espalda. Sakura, esa criatura de pelo rosa y aura de arpía, con los brazos cruzados y mirándome fijamente…tan temprano y mientras desayuno, ¿por qué?

 

-Naruto Uzumaki, tú y yo tenemos que hablar.

 

-Sakura Haruno, de todos los días de mi estúpida vida, hoy, precisamente hoy, es de los peores que podrías haber escogido para decirme lo que sea que me tengas que decir.

 

Se queda pálida primero, luego se pone roja y frunce el ceño. La ignoro, que reviente si quiere, no es culpa mía que Sai y Gaara sean subnormales, ni que su novio Sasuke sea un borracho acosador, amnésico y gay. Y no monto la pataleta como ella.

 

Paso por su lado, mientras ella estira los brazos y cierra los puños como si realmente fuera a explotar, entrar el combustión espontánea o cualquier cosa violenta. Quizás sea sabio salir de aquí lo antes posible.

 

Cojo carrerilla y me encamino por un senderito que parece adentrarse un poco en el bosquecillo cutre que rodea el camping. Un claro, un par de árboles con una sombra respetable…me vale.

 

 Me dejo caer bajo uno de ellos y sigo disfrutando de mi desayuno.

 

-¿Ya has devorado todas las cajas del desayuno, dobe?

 

Una voz viene desde las alturas hasta mis oídos. Levanto la cabeza y trato de ubicar al dueño, hasta que veo una pierna colgando de la rama de uno de los árboles que hay cerca.

 

-¿Sasuke-teme?¿Cómo demonios te has subido ahí? –balanceando una pata y con la otra extendida sobre la rama, echado hacia atrás en el tronco…cómodo, cómodo.

 

-Bueno, no todo el mundo es torpe por naturaleza –otra vez esa sonrisilla prepotente, algún día de estos voy a hacerla desaparecer…así, por arte de magia.

 

-¿Ah, sí? Como si no pudiera subirme a un estúpido árbol –me enfurruño y cruzo los brazos.

 

-Hombre, puedes intentarlo, pero conociéndote te iría la vida en ello.

 

¿Quién se cree que es este cretino? Puedo subirme a quinientos árboles si me da la gana y partirme la cabeza otras quinientas veces también. Pero nadie reta a Naruto Uzumaki y menos hoy.

 

Dejando lo que queda de mi desayuno en el suelo, me dirijo a uno de los árboles que está cerca del de Sasuke y lo examino. Coloco el pie sobre las raíces, hay una rama bajita, así que me encaramo a ella. Me doy impulso hacia arriba. Demonios, peso más de lo que esperaba. Venga, Naruto, un último empujoncito…oh, sí. El sabor de la victoria.

 

-¡Ja! ¿qué te parece esto, Uchiha? –le digo, sentado a horcajadas sobre mi rama.

 

-Bueno…no ha estado mal. Ahora habrá que comprobar si bajar se te da igual de bien –sonrisilla.

 

Hum…

 

Huuummm….

 

Realmente, no había pensado en ese factor. Y es jodidamente importante.

 

-Bah, puedo bajar sin problemas, lo tengo completamente controlado –mentira, mentira, mentira.

 

-¿En serio? –me mira con una ceja levantada, otra vez. Tiene que ser una de sus expresiones favoritas cuando practica delante del espejo.

 

Lo veo deslizarse como si nada, quedarse colgando de la rama en la que está y dejarse caer al suelo. Así, limpiamente. Sin despeinarse. Espera, ¿se le ha subido la camiseta o es cosa mía?

 

-¿No me crees?

 

-Bueno, la última vez que me dijiste que lo tenías todo controlado acabamos en el suelo llenos de pintura, usuratonkachi.

 

-Bah, te lo voy a demostrar para que quites ya esa cara de engreído.

 

Estoy temblando. Confieso que subir a los sitios no suele costarme demasiado esfuerzo, pero eso de bajar…es un asunto muy diferente.

 

Con cuidado de no mirar abajo, trato de pasar la pierna hacia el lado mientras me pongo boca abajo sobre la rama. Tiento con los pies, mientras me voy deslizando, para buscar la rama en la que me apoyé para subir. Pero no la encuentro por más que fondeo con el pie. Nada. Peso demasiado. Siento que no puedo sujetarme más con los brazos y…por fin toco con la punta del pie algo sólido. Me apoyo y sigo deslizándome, pero pierdo el equilibrio. Ya está. ¡Me la voy a pegar!

 

-¡Eh, eh, dobe!

 

Unos brazos me cazan al vuelo y trato de aferrarme, pero el cuerpo bajo el mío pierde el equilibrio y cae hacia atrás. Abro los ojos, sorprendido de no haberme hecho la puñeta más que un par de rasguños y veo la cara de Sasuke casi pegada a la mía. Me quedo embobado, procesando los hechos.

 

-La tierra llamando a Naruto, ¿se puede saber por qué me miras como si estuviera cubierto de chocolate, usuratonkachi?

 

Siento que se me suben los colores hasta la raíz del pelo, una vez más. Demonios, me paso la vida sonrojándome. Al final se me va a recalentar el cerebro con tanta sangre bombeando. Hago el amago de levantarme rápidamente, pero unas manos sujetan mis brazos y tiran de mí para que no me vaya.

 

-¿Huyes? –sonrisilla prepotente made in Uchiha.

 

-¿…Q-qué?

 

Me clava sus ojos negros, parece estar divirtiéndose mucho, pero yo no sé cómo demonios reaccionar. Lo cierto es que sí estaba huyendo, por su maldito y vergonzoso comentario de antes. Y ahora, pretende que me quede y lo mire fijamente, ¿está loco? ¿qué demonios quiere de mí?

 

...¿y por qué precisamente ahora me tengo que estar poniendo tan cachondo?

 

De repente, Sasuke se incorpora, empujándome lejos. Mira hacia el sendero por el que llegué yo antes. Si fuera un perro, ahora mismo tendría las orejas levantadas y estaría gruñendo seguro. Se escuchan unos pasos.

 

-Oh, Sasuke-kun, estás aquí –la mirada de Sakura podría destruir montañas con un simple pestañeo- y no precisamente solo, ¿qué está pasando aquí?

 

La escena desde luego es extraña. Es más que evidente que estábamos…espera, que estábamos ¿…QUÉ? Oh dios mío, si lo miro desde otro punto de vista incluso parecería que Sasuke estaba…quizás...

 

-Bueno, estábamos compitiendo a ver quién se sube a un árbol y baja más rápido. Evidentemente, he ganado yo. Porque caerse no cuenta como bajar…¿o sí?

 

Inflo los mofletes y me cruzo de brazos, con mi culo dolorido aún por culpa de su empujón. Aunque, siendo sinceros, podría haber acabado más maltrecho pero no lo estoy. Y eso, también ha sido gracias a él.

 

-Sasuke-kun, te necesito. Ya que ciertas personas se creen muy importantes como para hablar conmigo –le agarra del brazo y le ayuda a levantarse- vámonos, cariño –le planta un beso en la cara, me mira, me saca la lengua y se lo lleva.

 

Sí, es cierto, a ratos se me olvida que Sakura es la novia de Sasuke, por muy tapadera, situación extraña y suceso improbable que pueda parecer. Y lo de hace un momento…¿qué ha sido?

 

Me incorporo, me sacudo un poco el pantalón, recojo los restos de mi desayuno y me encamino hacia la piscina. Se me ha antojado mucho, muchísimo darme un baño con tanto “ejercicio”.

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

Mientras tanto, en otro lugar cercano al camping…

 

-Demonios, este Sasuke tiene muy muy mala leche –dice un acalorado Gaara, corriendo desnudo por el prado mientras se tapa las vergüenzas con una hoja de árbol entre las manos.

 

-Calla, Gaara, y démonos prisa en llegar a mi tienda. Mi primo es así de vengativo –le dice Sai, en la misma tesitura que Gaara, pero con una hoja delante y otra detrás.

 

-Mira, Sai –Gaara le hace un gesto para que mire hacia arriba.

 

-¿Es eso una lluvia de margaritas?

 

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

 

Son las nueve de la noche, con el pelo mojado por la reciente ducha, sentado en un tronco de árbol de estos que hay repartidos por el campamento, espero a ver si el dobe aparece por alguna parte. Se ha levantado algo de frío, así que me coloco la sudadera y cierro la cremallera. Todo el maldito día no ha dejado de ser un desastre. He intentado picar a ese idiota de todas las formas posibles e insinuables. Cuando se cayó del árbol. En la piscina. A la hora de la merienda. Y entre que él es lento, y que Sakura no ha hecho más que aparecer cuando parecía que su cerebro estaba procesando algo, he acabado agotado de intentarlo.

 

¿Es que tanto le cuesta reconocer a ese idiota que le gusto?¿Por qué? Él no es un Uchiha, después de todo. Aunque cabezonería no le falta. De repente, veo su rubia cabeza aparecer y a su lado Sai y Gaara parecen intentar hablarle, pero Naruto les ignora y se va por el mismo caminito que va al claro de esta mañana. Antes de que se esfumen, me levanto e intercepto a los dos cretinos antes mencionados.

 

-Vosotros dos, necesito que me ayudéis.

 

Ambos se miran y asienten. De verdad, no se atreverían a negarle nada a Sasuke después de haberle cabreado.

 

-¿Qué tenemos que hacer?

 

-Voy a seguir a Naruto. Asegúrate de que nadie, nadie, especialmente Sakura, sepa que estamos allí o intente seguirnos, ¿entendido?

 

-Vaya vaya…-Sai le da una palmada en el hombro- así que por fin vas a dar el paso, ¿eh, primito?

 

-Métete en tus asuntos –Sasuke se dio la vuelta y avanzó por el sendero.

 

-Oye, Sai…-susurró Gaara.

 

-¿Sí?

 

-¿Se ha sonrojado como una nena, verdad?

 

-…Sí, lo ha hecho.

 

-Ya me parecía a mí.

 

 

o.O.o.O.o.O.o.

 

 

 

-Ah, sí. Por fin un remanso de paz.

 

Me alegraba de que todo el cúmulo de adolescentes heterosexuales en edad de merecer que hay en el camping no se hubieran percatado aún del potencial de aquel lugar. Desde luego era un sitio muy bonito, sobre todo ahora que había salido la luna y las estrellas y todas esas moñadas que piensan los enamorados patéticos como yo.

 

Escucho unos pasos detrás de mí, y pienso que es un chasco que les haya dado por descubrirlo justo justo ahora que me había hecho ilusiones de estar solo y tranquilo con mis traumas amorosos por primera vez en todo el maldito día. Estaba cansado de ver a Sakura arrastrar a Sasuke lejos cada vez que éste se me acercaba. No entendía muy bien qué era lo que estaba sucediendo, pero cuando pillara a Sasuke a solas le iba a preguntar que demonios pasaba con Sakura.

 

-Oi, Dobe. Le has pillado el gusto a este sitio, ¿eh?

 

Me giro sobre mí mismo sobresaltado. Bueno, si es Sasuke el que se ha colado por estos lares tampoco está tan mal. Aunque en un contexto adolescente/romántico en el que hubiera venido a declarar su incondicional amor hacia mí esto sería mil veces más interesante.

 

-¿Y tu novia?¿Ya ha terminado de reclamarte durante todo el día?

 

-Mis guardaespaldas la están entreteniendo.

 

-Tus guard…espera, ¿qué? –le miro con cara de flipado cuando me agarra de una mano y tira de mí hacia uno de los costados llenos de árboles. Mira hacia todas partes. Después me suelta y se recuesta contra un árbol. La luz de la luna se filtra a través de las ramas y le ilumina solo parte de la cara y parte no. Es gracioso.

 

-Tenemos que hablar de un asunto que llevo ya mucho tiempo posponiendo, dobe.

 

-¿El misterio Sakura…?

 

-Podrías llamarlo así, sí. Al menos una gran parte.

 

-¿Se puede saber por qué estás saliendo con ella? Es más que evidente que no…te puede gustar demasiado.

 

-Todo tiene una explicación.

 

-¿Me vas a decir que en realidad es un hombre?

 

-Abstente de decir atrocidades, usuratonkachi –Sasuke frunce el ceño en una mueca de rechazo hacia la imagen mental que le acabo de provocar.

-Está bien, está bien –me río de forma ligera- te escucho.

 

-Sakura me está extorsionando. Ella tiene en su poder una fotografía peligrosa, y yo a cambio de su silencio la dejo decir y actuar como que es mi novia.

 

-Pero…pero…espera un momento, que me he perdido. ¿Te está haciendo chantaje con una foto?¿Qué demonios puede haber en esa foto para que sea tan grave que la enseñe?¿Tienes un tatuaje secreto o algo así?

 

-No es una foto mía, dobe. De todas formas, créeme, es mejor que no sepas lo que es. Es mejor que no lo sepa nadie salvo ella y yo. Tengo que encontrar la forma de que entre en razón y deje de actuar así. Creo haberme dado cuenta de por qué lo hace y no es por lo que podía pensar en un principio.

 

-Está claro, le gustas y quiere ser tu novia a cualquier precio.

 

-No, no es eso. Pretende fastidiarte a ti.

 

-¿A mí?¿…Cómo… -de repente, caigo en la cuenta de lo que implica su insinuación y mi cara se vuelve a encender por combustión espontánea.

 

-Bueno, ¿por qué crees tú que Sakura podría pensar que te molesta que salga con ella? –sonrisilla prepotente, una vez más. En serio, es un maldito cabrón sin compasión.

 

-…Tú…estás…estás insinuando…

 

-¿Qué?... –se aparta de su tronco de árbol y comienza a acercarse hacia mí, muy despacio, con las manos en los bolsillos- ¿…qué estoy insinuando, Naruto?

 

Un escalofrío me recorre toda la columna vertebral. Me siento incapaz de articular siquiera una sola palabra, y mucho más si Sasuke sigue acercándose así. De repente estira un dedo y me golpea en la frente con él.

 

-¿Cómo era exactamente lo que dijiste…? ¿”La persona que más me gusta de todo el maldito Universo”…?

 

-¿¡Eh…!?¿¡EHH!? –mi cerebro está a punto de cortocircuitar. Me alejo de él estirando los brazos como si quisiera alejar mi vergüenza- ¿q-quién te ha dicho ESO? Ha sido el cretino de Sai, ¿¡verdad!?

 

-Se te olvidó que yo estaba en los vestuarios. Salía por la puerta cuando empezaste a levantar la voz diciendo tonterías –su sonrisa prepotente se ensancha cuando ve mi expresión de oh, mierda- Dobe.

 

Me dejo caer al suelo, con la cara tan caliente que podrían haber freído un huevo sobre ella. Esto no puede estar pasando, nunca en mi vida había sentido tanta vergüenza, y encima el muy capullo engreído me lo está restregando. Soy el enamorado más desastroso de la historia. Me revuelvo el pelo con las manos, mientras estoy sentado y mirando al suelo.

 

-¡Ahhh….demonios!. Eres un capullo engreído.

 

-¿Qué problema hay? Si te gusto, simplemente dilo, usuratonkachi. No es para tanto.

 

-¿¡Cómo puedes decir esas cosas y quedarte tan tranquilo!? Se me ha puesto la carne de gallina, joder –le digo mientras me paso las manos por los brazos para enfatizar mi afirmación.

 

-Oye, dobe.

 

-¡Déjame, estoy intentando fundirme con la tierra y no tengo tanta experiencia como tú, bastardo! –le digo sin mirarle.

 

-Déjate tú de chorradas y ven, Sakura está ahí buscándonos.

 

Sin que me de tiempo a protestar, Sasuke tira hacia arriba de mi brazo, me agarra por la muñeca y me arrastra tras él entre los árboles. Nos escondemos tras un amasijo de gruesos árboles. Podemos ver a Sakura cruzar el claro con Gaara y Sai detrás persiguiéndola.

 

Cuando me quiero dar cuenta, estoy atrapado entre el tronco del árbol y Sasuke, que está prácticamente apoyado sobre mí, mientras mira por un hueco que dejan las ramas. Su pelo me roza la nariz y huele maravillosamente bien. Y entonces, gira la cara y me mira. Llamadme moña, pero sus ojos son jodidamente bonitos. Tengo que pensar en idioteces como esa para olvidarme de que mis piernas se han convertido en flan de repente. Sasuke estudia mi reacción y vuelve a sonreír con prepotencia.

 

-¿Te pongo nervioso? –susurra.

 

-Vete a la mierda –consigo articular.

 

Y, contra todo pronóstico y rodando los ojos hacia arriba antes de hacerlo, Sasuke cierra la distancia que hay entre su cara y la mía y me besa. No se parece en nada al beso alcoholizado aunque potencialmente caliente que me dio en la tienda. Esta vez está el factor consciencia despejada, que acaba de sonreír como un capullo arrogante cosa que me convence por completo de que debo tener el gusto atrofiado, porque me encanta que lo haga. Que sus manos me están sujetando por los hombros y están calentitas.

 

Mi corazón empieza a bombear aún más fuerte cuando sus labios se mueven sobre los míos y dejo que su lengua explore por lugares recónditos de mi boca. Las manos que sujetaban mis hombros me rodean por el cuello y la cintura para dejar que acerque más su cuerpo al mío. Por todos los dioses a los que no les he rezado en mi atea vida, creo que en cualquier momento me voy a despertar.

 

Pero no. Aquí lo único que se despierta es el pequeño Naruto ante tantas nuevas sensaciones. Lentamente se separa de mí y se queda mirándome unos segundos con la misma cara de capullo inexpresivo que tiene siempre, como si en vez de besarme acabara de darme los buenos días.

 

-Ahora, quédate calladito y tranquilo y sígueme –me agarra de la mano y me conduce a través de los árboles, alejándonos de la posición de Sakura y acercándonos hacia el campamento.

 

-S-Sasuke… -en este momento, no tartamudear no me quita expresamente el sueño.

 

-¿Qué? –dice, aunque sigue avanzando a lo suyo.

 

-¿Dónde vamos…?

 

Sasuke se vuelve, me mira como si fuera de otro planeta diferente al suyo y aún con su cara de capullo inexpresivo, aunque con un ligero toque de sorna, dice:

 

-¿A dónde va a ser? A la tienda.

 

De acuerdo. Ha llegado el momento de que me de un ataque al corazón.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Nos vemos en el siguiente!!!

 

Besitos de Musa Lockheart ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).