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Colores complementarios por Musa Lockheart

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Notas del capitulo:

Notas de Musita:

 

No os quejaréis!!! He actualizado bien rapidito.

 

LEEDLO AL FINAL DEL CAPÍTULO!!

 

Espero que no os moleste que haya puesto un toque un poco dramático así tan pronto, os prometo que el fic no va a ser así, es tan solo que quería contar la historia de ellos de peques, pero el fanfic no va a ser tristón ni dramático ni nada de eso. Seguiremos con un popular y frío Sasuke y un torpe y adorable Naruto. Espero que os haya gustado y que mantenga vivo el interés, un beso a todos, nos vemos en el siguiente!!!

Capítulo 2

 

 

 

Llego a la biblioteca casi un cuarto de hora antes de lo previsto. ¿Yo que sabía que saliendo media hora antes me sobraba tiempo? No paraba de dar vueltas por mi casa, y es que tengo ganas de verlo. Bueno, suena un poco patético y desesperado por mi parte, pero no me importa reconocerlo mil veces si hace falta. En mi cabeza, por supuesto…antes prefiero saltar de un puente que reconocer en público que me gusta tanto Sasuke.

 

Me siento en el banco al lado de la biblioteca. Espero que sea puntual, o me voy a quedar sin uñas. He cogido todo lo que creo que pueda servirme para el trabajo, es decir: varios folios y un bolígrafo. ¿Qué? La biblioteca es la fuente del saber, y si encima nos dejan el aula de informática no creo que necesitemos mucho más.

 

No puedo parar de pensar en cómo va a comportarse Sasuke conmigo. ¿Será un maldito bastardo? ¿Será simpático? Vale, muy poco probable…¿Será simplemente indiferente a mi persona? Ah…¡quiero que llegue ya!

 

De repente alzo la cabeza y él entra en mi trayectoria de visión. Avanza por el pasillo hacia mí, examinándome detenidamente. ¿Es sorpresa lo que veo en su rostro? ¿Tanto le extraña que haya llegado más temprano que él?

 

-Hola…-me atrevo a saludarle, diplomáticamente, claro.

 

-Hola -sigue mirándome descaradamente. ¿Qué tengo?

 

-Ey…¿se puede saber qué es lo que miras de esa forma? -empiezo a sentirme molesto.

 

-Bueno…-una sonrisa que no me gusta nada aparece en sus facciones- me preguntaba si viniste a propósito con las zapatillas de estar por casa o simplemente no te diste cuenta.

 

Siento la sangre acudir a mi rostro con la rapidez de un coche de carreras. ¡No es momento de sonrojarse, pardiez! Genial, me mira con satisfacción, sabe que me ha avergonzado. ¡Pero es que no lo puedo evitar!

 

-Bah, me pasan estas cosas continuamente…-intento disimular con gesto de fastidio.

 

-Ya me había fijado.

 

Vale, esto es maravilloso, está perfectamente informado de mi don. Tampoco debería haber esperado lo contrario, prácticamente todo el mundo está al corriente. Pero es que me da mucha rabia que siempre que me gusta alguien tenga que quedar en ridículo continuamente…así nunca voy a tener novio.

 

-Bueno, ¿vamos a hacer el trabajo o no?-dice de repente volviendo a su habitual dosis de hostilidad.  

 

-Vamos. ¿Empezamos en la biblioteca o en el aula de informática?

 

-Ya que estamos en la biblioteca, empecemos por aquí.

 

Me encojo de hombros y le sigo cuando atraviesa la puerta. Nos sentamos en silencio en una de las mesas del fondo. Él abre su carpeta y saca algunos folios, dejando caer un dibujo sobre la mesa. Se trata de la cara de una mujer vieja, con la piel del rostro extremadamente arrugada y la mirada perdida. Me quedo asombrado al verlo. Es perfecto, transmite una sensación muy extraña. Sabía que el chaval dibujaba bien, pero no hasta ese punto.

 

Se apresura a recogerlo y guardarlo en la carpeta. Pues sí que es reservado, cualquier otra persona se hubiera puesto a presumir si dibujase así. Me hace un gesto para que le siga a buscar libros a los estantes. La dura verdad es que no hay demasiado material sobre dibujo en la biblioteca, y eso que los de arte somos los niños mimados del instituto.

 

-No parece que haya nada que merezca la pena…-me quejo entre dientes.

 

-Eso es porque no sabes buscar bien…-dice tendiéndome un libro con una sonrisa de autosuficiencia, mientras yo me quedo mirándole con la boca abierta. Vale, quizás no soy tan discreto como pensaba.

 

-¿Oye?¿Se puede saber qué miras con esa cara?- oh, oh…

 

-Eh…nada. Me parece increíble no haberlo visto antes-¡yey! A ver si se lo cree.

 

-A mi no tanto, teniendo en cuenta tus precedentes de torpeza.

 

-¿Qué quieres que le haga? A ti no te gustaría tener mi don…-digo enfadado.

 

-¿Don?...-me mira como si estuviera loco. Yo me tapo la boca, no debería haber soltado semejante estupidez.

 

-Eh…bueno…yo lo llamo así. Por no decirle maldición, más que nada…ya sabes, me refiero a mi mala suerte y eso...

 

-Ah –me mira de nuevo algo escéptico- pues vaya.

 

-Si, bueno…-carraspeo- ¿vamos a hacer eso o no?

 

-Sí. Vamos a la mesa.

 

Nos sentamos de nuevo y abre el libro, buscando el tema de la luz y el color. Me entretengo mirando los dibujitos de círculos cromáticos. Me detengo en una de las viñetas y no logro reprimir una carcajada.

 

-¿Qué te hace tanta gracia?-me pregunta, sorprendentemente, con expresión afable.

 

-Mira esto –le señalo la viñeta en la que sale un dibujo de dos viejas de pueblo peleándose, bajo la foto sale el título de la obra, “las viejas también riñen”.

 

Vuelvo a soltar una carcajada, le miro esperando su desaprobación, y mi mandíbula se descuelga al comprobar que sus labios se curvan en una apenas perceptible sonrisa. Pero no una de estas de superioridad, sino una completamente inocente. Vale, creo que ha llegado la hora de tirarlo en la mesa de la biblioteca y violarlo de forma salvaje.

 

Tranquilo, Naruto, puedes controlarte. Respira hondo. Un, dos tres…Buen chico.

 

-Es extraño…-suelto sin pensar.

 

-¿El qué? –me mira frunciendo el ceño.

 

-Tú sonriendo. Deberías hacerlo más a menudo. No se te va a agrietar la cara ni nada parecido –ey, ¿he dicho YO eso? Me castigo mentalmente por ser tan idiota.

 

-Bah…-vuelve la cara hacia el libro. Un momento…¿soy yo o se ha sonrojado?

 

-H-has…¿has encontrado algo? –como sigamos de cháchara ni trabajo ni ocho cuartos.

 

-Sí, mira, aquí…-se inclina un poco hacia mí para señalar en mi lado del libro. Me lo estoy pasando tan bien…huele a ese champú de menta que tanto me gusta…

 

-¿P-por d-d-donde crees que deberíamos empezar…? –genial, si sigo así comenzará a llamarme “d-d-d-dobe” y no será nada divertido.

 

-Quizás por cómo incide la luz sobre los objetos y eso…luego podríamos empezar a añadir círculos cromáticos, alguna información sobre las relaciones de los colores entre sí…podríamos añadir algo de mezclas. ¿Qué te parece?

 

-Ehm…bien…me parece bien –sobre todo si me hablas desde tan cerca…oh dios, estoy empezando a hiperventilar. Piensa en el profe de diseño… hombres bajitos con bigote, hombres bajitos con bigote....¡no funciona!

 

-Bueno, pues empecemos a redactar. Tú esta página, yo esta. Luego cuando terminemos nos lo repasamos el uno al otro.

 

Y sin más preámbulos nos ponemos a trabajar en el asunto. Aún así, cuesta mucho enterarse de la mierda esta de los colores-luz cuando tienes semejante ejemplar de hombre sentado a tu lado, sobre todo si hace unos minutos te estaba hablando a menos de tres centímetros.

 

Después de una hora o así, cada uno hemos hecho una redacción de unas tres carillas con el material encontrado en el libro. Me ha dado sus hojas para que lo lea y él está repasando las mías. Me encanta cómo escribe, así da gusto leer aunque sea sobre este coñazo de tema. Tiene una letra tan bonita, pequeñita y algo inclinada…no como la mía, enorme y un poco difícil de descifrar. Los profesores siempre se quejan en los exámenes. Mira que he intentado mejorarla…pero he fracasado siempre.

 

-Oye –capta mi atención- ¿se puede saber qué te ha hecho el diccionario para que le causes semejante estropicio?

 

-Eh…yo…-me sonrojo- ¿tan mal está?

 

-Tienes unas diez faltas de ortografía en un párrafo de siete lineas…y no son tildes.

 

-Bueno…quizás debería leer más –me sobo la cabeza para parecer despreocupado.

 

-Usuratonkachi.

 

¿Debería ofenderme por eso? Bueno, de todas formas va a seguir insultándome le diga lo que le diga…así que paso de montar el pollo. Además, no quiero estropear el “clima  de compañerismo” que se ha formado a nuestro alrededor…Plan: acercamiento y captura de Uchiha Sasuke, primera parte…¡conseguido!.

 

-Vamos, sigue trabajando de una vez –me riñe con cara de pocos amigos.

 

Vale, quizás es demasiado pronto para cantar victoria, pero la cosa no va tan mal.

 

 

 

Terminamos de trabajar sobre las nueve y media. Ya están cerrando el instituto y nos echan de la biblioteca. Recogemos nuestras cosas y nos quedamos parados en la puerta. Ninguno dice nada, ni se mueve, me estoy poniendo nervioso…¡argh!

 

-¿No te vas a tu casa todavía? –pregunta por fin, sin alterar su timbre grave de voz

 

-No, no quiero volver todavía –confieso.

 

-Yo tampoco.

 

Se sienta en los escalones de la entrada y yo me siento a un medio metro de él. Nos mantenemos un rato más en silencio. Hace frío y tengo las manos y la nariz congeladas.

 

-¿Cuál es el tuyo? –pregunto al rato.

 

-¿Mi qué?

 

-Tu motivo para no querer irte a casa –le digo sin mirar hacia donde está él.

 

-No me gusta repetir las cosas…-siento una oleada eléctrica recorrerme la espalda- yo si me acuerdo del tuyo.

 

-¿Te acuerdas…? –le miro sorprendido.

 

-“Porque de todas formas, no hay nadie que esté allí esperándome”.

 

Ahora si que me ha pillado por sorpresa. ¿Se acuerda de algo que le dije hace tantos años? Ahora que lo pienso, me viene a la mente la conversación que tuvimos ese día…el último día que Sasuke y yo hablamos hace ocho años. Una mirada triste acude a mi rostro, el sentimiento de nostalgia es tan fuerte que no sé si podré ocultarlo.

 

-“Porque tendré que estar solo en casa con mi hermano” –repetí con un tono de voz más amargo de lo que hubiera pretendido.

 

-Entonces sí que te acuerdas…dobe.

 

Vuelve a formarse el silencio entre los dos. Jamás pensé que siquiera recordase quien era yo…y ahora me viene con estas. Tengo una pregunta bailándome en los labios pero no me atrevo a formularla, a romper este silencio tan cómodo que se ha establecido entre los dos…pero si no lo hago ahora, quizás no vuelva a tener la oportunidad de preguntárselo.

 

-¿Por qué no volviste más? –pregunté por fin.

 

-Me surgieron cosas más importantes –sentenció. Estaba claro por su expresión que no quería seguir hablando del tema.

 

-Sigue…¿sigue dándote miedo la oscuridad…?

 

-No –responde cada vez más frío. Quizás me estoy pasando de la raya con las preguntas- yo me voy ya.

 

-Ah…vale. Yo también debería irme ya –me pongo en pie, metiendo las manos en los bolsillos de mi cazadora.

 

-Adiós –se da la vuelta y hace un gesto de despedida con la mano.

 

-Adios…

 

Le observo marcharse y los recuerdos acuden cada vez con más precisión…está oscureciendo, como aquel día.

 

 

Flash Back----||||||||

 

 

-Hola.

 

Me volví para mirar al niño que estaba frente a mí. Le examiné, sin soltar mi cubito lleno de arena. Frente a mí había un chico que tendría mi edad, su estatura era más o menos igual que la mía, tenía el cabello negro y la piel muy blanca. Mirarle resultaba agradable para los sentidos, así que pensé que ser su amigo sería divertido.

 

-¿Quieres jugar? –le pregunté tendiéndole el rastrillo. Él asintió y se sentó a mi lado.

 

Nos llevamos jugando toda la tarde, hasta que casi no podíamos más. Jugamos a hacer hoyos en la arena buscando tesoros, después estuvimos un buen rato jugando a ver quién era capaz de subir más alto en la telaraña de cuerda y más tarde acabamos haciendo carreras alrededor del parque. Cuando terminamos, estábamos cansados y sucios, pero con una sonrisa pintada en el rostro.

 

-Es divertido jugar contigo –le dije mientras me tiraba a lo largo de un banco.

 

-Lo mismo digo. Yo no estoy acostumbrado a jugar con otros –dijo sentándose a mi lado- me alegro de haber hablado contigo hoy.

 

-Y yo…-le sonreí- ¡ya se! Ven a jugar conmigo mañana, a la misma hora, ¿vale?

 

-Vale –estrechó mi mano.

 

Y, a partir de ese día, comenzamos a jugar juntos todas las tardes en el parque durante casi un año. Era muy divertido estar con él, al principio era algo reservado pero parecía que se iba soltando cada vez más conmigo. Me contaba cosas sobre su familia, lo cual me hacía tenerle mucha envidia, ya que yo no tenía a nadie. Tan solo una habitación en el orfanato que estaba cruzando la calle del parque. No había conocido a mis padres ni a ningún otro familiar, y allí me sentía muy solo. Siempre me ponía triste cada vez que tenía que volver y separarme de Sasuke. Hasta que, un día, antes de irse, Sasuke y yo tuvimos aquella conversación.

 

-Ah…estoy muy cansado…-me senté en uno de los bancos.

 

-Y yo…pero, no quiero irme todavía.

 

-Tampoco yo –se me quedó mirando algo serio mientras lo decía.

 

-¿Cuál es tu motivo para no querer volverte aún? –me preguntó.

 

-Bueno, quizá es… porque, de todas formas, no hay nadie que esté allí esperándome –vi el sentimiento de culpa en sus ojos y me apresuré a quitarle dramatismo al asunto- es muy aburrido, ya sabes, me caen muy mal los chicos del orfanato…¿y los tuyos?¿por qué no te quieres volver todavía?

 

-Porque tendré que estar solo en casa con mi hermano…-pareció algo asustado cuando lo dijo.

 

-¿No te llevas bien con él?

 

-No lo sé…-se estaba poniendo nervioso y tuve un mal presentimiento.

 

-Si yo tuviera un hermano…-sonreí- trataría de llevarme muy bien con él…igual que contigo.

 

Se me quedó mirando algo sorprendido y observé cómo sus mejillas se teñían de rosa. Luego, me dedicó una sonrisa tímida.

 

-Yo seré tu hermano a partir de ahora, ¿vale? –esta vez fui yo el sorprendido, pero me apresuré a sonreír también.

 

-¡Vale!

 

Cuando ya se hizo demasiado tarde y comenzaba a oscurecer, Sasuke y yo nos despedimos en la entrada del parque. Mientras le observaba darse la vuelta y despedirse con un gesto de su mano, tuve una extraña sensación que no me gustó nada. Le miré mientras se alejaba y, cuando torció la esquina, yo crucé la calle hacia el orfanato.

 

Aquella, fue la última vez que pude ver a Sasuke en el parque. Estuve acudiendo a la cita durante al menos un mes, todas las tardes sin falta. Pero él no volvió a aparecer.

 

 

End Flash Back----||||||||

 

 

Me abrigué bien bajo mi bufanda y comencé a andar hacia casa. Hacía tanto tiempo que no me acordaba de aquello…Aprendí a recordarlo tan sólo como una tontería, una cosa de niños que había quedado atrás.

 

¿Por qué Sasuke me lo había recordado?

 

¿Por qué siento ahora que ya no es el desconocido con el que había quedado hace unas horas?

 

Quien sabe, quizás…él ha estado tan solo como yo durante todos estos años.


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