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Colores complementarios por Musa Lockheart

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Notas del capitulo:

Bueno, he tardado un pelin más en colgar este capi, sorry!Espero que os guste.

Inoue, me sonrojas xD me alegro mucho de que lo estes leyendo, besitos! n///n

Con respecto a lo del lemon...habrá contenido sexual, eso está claro, pero no será lemon barato a mansalva, por lo cual tendreis que tener paciencia conmigo n_n

De momento, esto es lo que hay xD Ja!

 

 

 

 

 

Un mueble.

 

Soy un mueble. Sí, uno de estos objetos que usamos para colocar cosas, enseñar a las visitas, pasar delante de ellos sin hablarles, como a todos los seres inertes del planeta. ¿O no es eso un mueble?¿Sí, verdad?

 

Entonces yo soy uno, definitivamente. Porque esta mañana, cuando he llegado al instituto, ese es precisamente el trato que he recibido por parte de cierto amigo de la infancia que tiene el pelo de negro y un maravilloso culo prieto.

 

Y yo me pregunto: ¿Para qué tanta historia ayer, si pensaba seguir ignorándome? Porque, sinceramente NO lo entiendo. Cuando le he saludado, ni siquiera me ha dirigido la mirada, así que le he quitado el casco de la oreja y le he vuelto a saludar. Él, simplemente se ha levantado, se ha vuelto a colocar su música y se ha largado, sin mirarme de nuevo.

 

¡Joder! Incluso si fuera un mueble al menos me limpiaría el polvo, pero creo que no se acercará a mí ni para eso. ¿Por qué ha cambiado de nuevo? ¿Acaso dije algo ayer que le molestó…? O quizás… ¿se avergüenza de mí? Tonterías, después de haberme defendido delante de Sakura.

 

Entonces…

 

¿POR QUÉ?

 

Llevo toda la mañana comiéndome la cabeza por lo mismo y sigo sin entender el motivo. Además, aún nos queda mucho por terminar del trabajo, llevamos apenas tres o cuatro páginas de las quince. ¿Piensa sacarlo del aire? ¿De debajo de una piedra? O quizás piensa sacarlo él solo de su cabecita de genio repelente.

 

Ha terminado la última clase y sigue sin hablarme. Le observo mientras recoge sus cosas. ¿Qué? ¿Estás hecho un machote, eh? No hablarle al idiota de la clase es una decisión sabia, sin duda. Podría perder a todas esas maravillosas fans que tanto le gustan.

 

Sale de la clase y, antes de que cruce el umbral, puedo calarle una mirada furtiva hacia mí. ¿Me estaba mirando?

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

Sakura Haruno observaba a Naruto en silencio mientras recogía sus cosas para marcharse a casa. Estaba celosa. Mucho.

 

No solo estaba haciendo un trabajo con su adorado y venerado Sasuke, sino que encima, le había defendido tratándola fatal. Y hacía un par de horas, cuando se habían cruzado en el pasillo, había ocurrido algo que no se esperaba en lo absoluto.

 

 

Flash Back----||||||||||

 

 

Estaba yo buscando a mi objeto de deseo por los pasillos del la segunda planta, cuando le reconocí al doblar la esquina.

 

“Ahhh…ahí viene Sasuke-kun…chocaré accidentalmente con el y luego….¡kyaaaaaa!”

 

Me volví en mis pasos antes de que él pudiera verme y, cuando creí que estaría lo suficientemente cerca me tiré “accidentalmente” sobre él como estaba previsto. Ambos caímos al suelo, solo que, por el contrario a mis planes, en vez de caer sobre él, reboté hacia atrás cayéndome de culo. Dolió mucho.

 

“Ah, pobre Sasuke-kun, ¡le he tirado todos sus dibujos por el suelo!”

 

Me apresuré a recogerlos con cuidado, pero mis ojos se fijaron en uno en particular, que me hizo quedar en estado de shock. Mi moreno se apresuró a quitármelo de las manos con celeridad, y pude observar con horror, cómo su rostro de ponía más rojo que mi anorak de plumas. Mis esperanzas y sueños se rompieron en mil pedazos mientras recibía su mirada de “como digas algo de esto te corto en rodajitas muy finas”, para más tarde, verle alejarse de mí con su carpeta bien agarrada.

 

 

End Flash Back----|||||||||||

 

 

Y por eso, la chica de pelo rosa no había parado de llorar durante toda la mañana, siendo consolada por el resto del club de fans que no sabía lo que ocurría y estaban de los nervios. Todas estaban convencidas de que lo único que podía conseguir que Sakura llorase de esa forma era algo referente a Sasuke, ya que, sinceramente y en confianza, como amigas suyas sabían que la muchacha no lloraba así como así por cualquier cosa, pues antes de que eso ocurriera ella misma se encargaba de que llorase el bando contrario.

 

Y ahora que tenía los ojos secos y doloridos de llorar, tan sólo le quedaba canalizar su ira en forma de miradas asesinas a cierto rubio que había en la clase. No diría nada del dibujo a nadie, ya que lo último que quería era que Sasuke la odiase. Pero, por otra parte, conseguiría manipular y conducir al club de fans de Sasuke contra la nueva amenaza que se le había presentado. Destruiría a ese idiota torpón y le quitaría de en medio como a una mosquita muerta. Y tanto que lo haría.

 

“Ya verás, Uzumaki Naruto…vas a saber lo que es la competencia”

 

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

 

Llevo más de media hora sentado en el parque que hay al lado del instituto. No tengo ninguna gana de irme a casa todavía. Hay dos horas de dibujo técnico a las cuatro y media, así que me voy a quedar por aquí comiéndome un fantástico y maravilloso bocadillo de los que ponen en la tienda de la esquina. Me levanto, agarro mis cosas y me acerco a por mi preciado almuerzo. Dos euros por una chapata llena de jamón serrano, carne mechada y mojo picón. ¿Se le puede pedir algo más a esta vida? Sinceramente, creo que no.

 

Aunque bueno, se me ocurren un par de cosas que…

 

-Eh.

 

Esa voz potente, sexy e irresistible no puede ser de otra persona que de cierto bastardo empeñado en convertirme en parte del mobiliario del instituto. ¿Será que fuera del hábitat no me camuflo? A lo mejor es que sólo me vuelvo mueble dentro del instituto. Interesante. La pregunta es…¿debería mantenerme firme y no dirigirle la palabra? Eso, ¡sé un hombre!

 

-Sasuke, ¿Qué tal te va? –…o, claro, también esta la opción de ser un nenaza.

 

-Bien.

 

Tan hablador como siempre. Lo que realmente me pregunto es…¿Qué quiere de mí, después de ignorarme durante el resto del día?¿Que le invite a bocadillo?

 

-Me preguntaba si…-anda, ¿y ahora habla?- quizás te ha pasado algo extraño hoy…

 

-¿Algo extraño?¿como qué? -¿y a este que le pasa?¿se ha intoxicado comiendo marisco?

 

-No sé…algo como…una loca diciendo cosas raras…con el pelo rosa…-desvía la mirada incómodo.

 

-¿Te refieres a Sakura? -¿qué? Es la única tipa con el pelo rosa que conozco, ni que contar que está loca y es una mala pécora.

 

-No, si yo no me refería a nadie en concreto…-se pone nervioso.

 

-¿Y cuantas personas hay con el pelo rosa que conozcas? –sigue sin responder- bueno, ¿debería haberme pasado algo raro acaso…?

 

-No, solo lo decía por decir algo…a propósito, ¿Cuándo vamos a terminar el trabajo? Te recuerdo que tenemos que sacar buena nota –lo siento, Sasuke, cambiar de tema se te da fatal.

 

-Bueno, si cierto Uchiha no hubiera estado todo el día jugando a “ignoremos al idiota”, quizás hubiéramos podido hablar de ello. De todas formas, si quieres después de dibujo técnico nos quedamos y buscamos en internet más información.

 

-Vale.

 

Más silencio. Joder, viene, me suelta eso y sigue en plan antisocial. De todas formas, si se ha acercado…es porque no tiene nada conmigo, ¿verdad?...entonces, ¿por qué me ha ignorado esta mañana? Y yo…¿por qué soy tan nenaza que no puedo ni enfadarme con él?

 

Tras media hora más de silencio incómodo, toca por fin el timbre de la clase y nos levantamos del banco para entrar en el instituto. Observé con satisfacción que, aún dentro del precinto, seguía sin convertirme en mueble de nuevo, pues Sasuke continuaba caminando a mi lado sin inmutarse. Me alegré mucho por ello, ¿a quien le gusta ser un mueble, después de todo?

 

“Y yo que quería disfrutar de mi bocata en paz…” me lamenté. Con Sasuke no había sido capaz de comérmelo a gusto. Hubiera preferido estar solo, sin preocuparme de pijaditas, dándole bocados en plan vikingo. Pero mi sentido del ridículo, altamente desarrollado en mis dieciséis años de vida, me obligó a contenerme.

 

Pero ahora, caminaba relajado junto a Sasuke. Tan relajado, que no me di cuenta del complot que se cernía sobre mi persona. Bajé la guardia y eso significó mi sentencia de muerte.

 

Fui tan sumamente torpe, que no vi cómo algún hijo de puta me ponía una zancadilla par que cayera al suelo. Ya de por sí pensé que se habían colado, pero fue mucho peor cuando sentí varios cracs bajo mi cuerpo al estrellarse contra el suelo. Y es que aquel mal nacido había preparado su trampa a la perfección, colocando algunas bombitas de peste para que yo cayese encima.

 

Mi ropa se llenó con el apestoso líquido, haciendo que terminase completamente empapado en ese delicioso aroma a huevo podrido y otras cosas más apetitosas que prefiero no mencionar.

 

Y me quise morir.

 

“¡Ahora no!” me lamenté de nuevo “¿Por qué delante de Sasuke?¿Tanto me odian?”

 

Me levanté con la poca dignidad que me quedaba, aguantándome las lágrimas para que Sasuke, el cual me miraba con algo que parecía sorpresa y desconcierto, no me viera llorar como una nena.

 

Me dirigí corriendo hacia los vestuarios con mi mochila en la mano para tratar de deshacer el desastre. Desde el incidente del jarrón y el agua, siempre llevaba una muda limpia y seca de ropa en la maleta, para poder cambiarme después de alguna “bromita” o desastre natural de mi propia cosecha.

 

Estaba tan enfadado que, viendo que no había nadie, me dirigí directamente hacia la habitación con las duchas y, desvistiéndome con rabia, tiré la ropa en el suelo, junto a mi mochila, y me metí en una de las duchas. Al abrir el grifo del agua caliente me sentí revivir. Otro error por mi parte. Puesto que no presté atención alguna cuando escuché a alguien entrar en las duchas y salir al momento.

 

Cuando terminé de quitar la apestosa sustancia de mi cuerpo, salí de la ducha y estiré la mano para alcanzar la toalla, pero lo único que atiné a tocar fueron los fríos azulejos de la pared. No había ni rastro de la toalla que había dejado en el perchero antes de entrar a la ducha, ni de mi ropa, ni de mi maleta.

 

Nada.

 

Esa palabra retumbó en mi cabeza miles de veces mientras quería volver a morirme mil veces más que al principio.

 

“No…” susurré entre dientes “No, no, no, no…¡kuso!…”

 

Me volví a meter en la ducha tratando de pensar. Seguro que algún despistado se había olvidado algo dentro de las taquillas, siempre pasaba…aunque fuera lo más mínimo, siempre era mejor que ir por ahí completamente desnudo. Tampoco es que pudiera salir de la ducha tan normal, fuera quien fuese el artífice de la broma, podría andar por allí con una cámara de fotos esperándome para inmortalizar el momento.

 

Con cautela y mirando en todas las direcciones, salí de la ducha dirigiéndome a la puerta que conducía al vestuario. Asomé la cabecita. Nadie, o al menos eso parecía. Tendría que arriesgarme o morir congelado en aquella ducha.

 

Comenzé a buscar con rapidez y desesperación por todas las taquillas, siguiendo el plan que antes había ingeniado, pero tenía que contar con la torpeza de otros seres humanos y, para mi desgracia, aquel día nadie se había dejado ni siquiera unos miserables calcetines en el vestuario.

 

De repente, escuché pasos acercarse y me alarmé. Recorrí con la vista toda la habitación y corrí hacia la puerta para volver a meterme en la ducha, pero no conseguía abrirla. Se había atrancado, después de cuarenta años de servicio, sólo y exclusivamente para mí.

 

Rápidamente, vislumbré uno de estos rollos de papel higiénico gigante y lo coloqué delante de mis vergüenzas cuando los pasos abrieron la puerta y se escuchó a la persona entrar. Mi sangre se congeló.

 

“¿¡S-Sasuke…!?” con mi habitual torpeza, me puse tan nervioso al verle frente a mí que, sin fijarme en el agua que había bajo mis pies, al intentar salir de su vista me resbalé y tanto el rollo de papel higiénico como yo, hicimos un giro de casi ciento ochenta grados y caí irremediablemente en el suelo tumbado en la postura del ángel como dios me trajo al mundo.

 

Mientras me sonrojaba hasta los tobillos y mi orgullo y yo seguíamos tirados en el suelo, Sasuke comenzó a reírse a carcajadas. En una situación normal me hubiera puesto a pensar en lo maravilloso que era ver a mi Uchiha reírse con tantas ganas, pero mi dignidad perdida y el dolor de mi trasero, espalda y cabeza no me lo permitieron.

 

-Eres un dobe, Naruto –y siguió riéndose a carcajadas. Al menos podría dejar de mirarme, digo yo…

 

Contuve la respiración cuando le vi acercarse a mi lado, cogiéndome de los hombros y ayudándome a levantarme. Me apresuré a encogerme cubriendo mi cuerpo y sonrojándome aún más que antes, en parte por mi cruel posición de exhibicionista y en parte por el calor de sus manos sobre mis hombros desnudos. Pensándolo de otra forma, aquella escena era de lo más erótico festiva.

 

-Toma, usuratonkachi –me tendió mi maleta perdida, lo cual hizo que me irritase sobremanera.

 

-¿¡has sido tú el de la broma!? –le grité.

 

-No. Ha sido otra persona con la que me he cruzado. Le he hecho confesar y he venido a traértelo antes de que lo notases. Pero por lo que veo llego tarde…-sonrió con malicia de nuevo.

 

-G-gracias…-cogí mi mochila sonrojado y me cubrí un poco con ella.

 

-Ya que te veo tan avergonzado, te dejo a solas para que te vistas, dobe. Nos vemos.

 

-¿Y dibujo técnico? Ya no podrás entrar…-me sentí algo culpable.

 

-Bah…tampoco importa demasiado. No es que tuviera muchas ganas de ir, de todas formas.

 

Y así vi a mi objeto de deseo salir del vestuario. Cuando por fin reaccioné, comencé a vestirme rápidamente. Quizás, con algo de suerte, Sasuke aún me estaría esperando fuera cuando terminase.

 

 


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