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Colores complementarios por Musa Lockheart

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Notas del capitulo: El capítulo 6. Sé que soy mala, que no merezco la vida, que teneis antorchas y guadañas...lo sé. Aún así me arriesgo con este capi, y con la promesa de que "todo se arreglará". Confiad en mi antes de sentenciarme xD. Y, sin más dilación, os dejo con la lectura. Gracias por seguir leyendo.

Capítulo 6

  

-¿Sasuke…?

 

Y otro intento fallido. Llevo cerca de media hora en la puerta de la habitación de invitados, llamando sin parar y siendo muy pesado, pero no se digna a dejarme pasar. Y si no fuera por Itachi, aún estaría lleno de pintura, porque además de invitarme a una taza de leche caliente, tuvo la amabilidad de darme un pijama suyo e indicarme dónde se encontraba la ducha. Hay que decir que me queda un poquito grande, pero mejor eso que nada.

 

-Sasuke…tengo sueño…-lloriqueo y me dejo caer deslizando mi espalda por la puerta.

 

-Vete a dormir con mi hermano –es lo único que dice, después de media hora- Pesado.

 

-No, gracias. Aprecio demasiado mi virginidad –le respondo, enfadado. Lo cierto es que Itachi lo había propuesto, pero prefería mil veces dormir sentado en la puerta.

 

Se escuchan unos pasos y el sonido del seguro al girar. Después nada.

 

Tímidamente, me atrevo a tomar el pomo y abro una rendijita. Echando un ojo a la habitación, veo en la oscuridad una cama individual, en la cual se encuentra Sasuke, acurrucándose contra la pared. Está claro que esto no ha sido la paz, ni mucho menos.

 

Doy unos pasos dentro de la habitación, y dirijo mi mirada a un sillón que hay en una de las esquinas. Tomo el cojín que hay sobre él, y me acurruco allí, abrazándolo, esperando que sea lo suficientemente confortable como para poder dormir un poco.

 

¿Seguirá Sasuke enfadado conmigo…? No paro de pensar en su mirada seria de esta tarde y el tono de su voz. Pero el cansancio me puede cada vez más, noto como me pesa todo el cuerpo y finalmente me dejo vencer.

 

.o.O.o.O.o.O.o.O.o.

 

La sensación de frío que me mantiene en un duermevela desde hace horas, ha desaparecido y me pregunto por qué. Quizás es porque estoy soñando, y en los sueños todo es maravilloso. Entreabro los ojos y veo el rostro de Sasuke, emergiendo de la oscuridad, y todo está borroso a su alrededor. Sus ojos negros brillan, y me miran intensamente. Me siento como mareado, pero no me molesta.

 

Parece que se aleja, todo se vuelve un poco más turbio, me siento pesado… No quiero dejarle escapar, y le agarro las muñecas con fuerza. Poco a poco me voy desperezando y la sensación de estar dormido desaparece.

 

-¿Sasuke…?

 

Sus mejillas se sonrojan y aparta la mirada hacia otro sitio, malhumorado. Tiene, por lo que puedo apreciar en la penumbra, el cabello alborotado de la almohada y le aporta el aspecto de un niño travieso. Observo las manos que he detenido antes de que se levantara, en las que sostiene una manta.

 

-¿Te has levantado para echarme una mantita, Sasuke? –le sugiero en tono burlón.

 

Él, concentra toda su ira en una mirada y me la dedica, supongo que con eso espera que me siga tragando el cuento de que está enfadado conmigo, pero el color rojo de su rostro, ahora más intenso, le delata por completo. Juguetón, le libero las manos y le aparto uno de los mechones de pelo tras los que intenta esconderse.

 

Ahora su expresión ya no es de ira, sino una mezcla de sentimientos confusos que le atraviesan el semblante y debaten qué cara ha de poner en esta situación. En cuanto es consciente de su libertad, se levanta y vuelve a darme la espalda, tirado en su cama. Yo me acurruco bajo la manta que me ha proporcionado y comienzo a entrar en calor bajo ella, dejándome envolver por el sueño y deseando que llegue la mañana siguiente para poder meterme con él.

 

.o.O.o.O.o.O.o.

 

Un terrible dolor de cabeza me atraviesa desde una punta a otra, sin detenerse. Poco a poco voy consiguiendo enderezarme. Avergonzado, limpio con la manga el molesto hilo de saliva que cuelga de mi boca.

 

La luz de la habitación al abrir los ojos, me da un nuevo motivo para desear estar muerto. Me duele todo el cuerpo, ahora que lo pienso, y me fijo en el motivo de mi incomodidad. Estoy tendido en el suelo, al lado del sillón. He debido caerme mientras dormía, y es que soy patoso incluso cuando no estoy despierto.

 

Dirijo una mirada a lo único suave que hay bajo mi cuerpo: la manta que Sasuke me echó por encima durante la noche. Una sonrisa de idiota se cuela por mis labios, pero meneo la cabeza y me centro antes de que aparezca del todo y Sasuke pueda verla.

 

Sasuke. Un momento.

 

Miro en torno a mí.

 

¿Dónde está…?

 

Me levanto, aún adormilado, y doblo la manta para dejarla colocada sobre el sillón. Después me encamino hacia la puerta con mi pijama enorme, del cual me cuelga buena parte de las mangas por encima de las manos. Salgo de la habitación buscando a Sasuke, pero me doy cuenta de que estoy algo desorientado y no sé hacia donde ir.

 

Escucho una música que proviene de la izquierda del pasillo y la sigo. Al final de éste hay una puerta de la cual provienen los únicos indicios de vida inteligente que percibo en mi radio, así que llamo a la puerta. Nadie responde, llamo otra vez.

 

-¿Sasuke…?-sin duda tiene que ser él, porque dudo mucho que su hermano mayor escuche a los Hawthorne Heights. Tengo hambre y quiero desayunar, no pienso esperar a que baje el volumen desmesurado de ese aparato y me escuche.

 

Giro el pomo de la puerta y la abro mientras me froto los ojos para terminar de despertarme.

 

-¿Sasu…….ke- lo que tengo ante mis ojos me deja completamente helado. Creo que ya ni siquiera escucho la música.

 

-Ah…buenos días- me saluda un auténtico desconocido idéntico a Sasuke Uchiha, sonriente y con una ropa muy…gay.

 

-Buenos días…-entro en la estancia y me siento en la una de las sillas del comedor- Yo soy Naruto. Naruto Uzumaki.

 

-Me llamo Sai. Encantado de conocerte, Naruto- otra vez está sonriendo. Se parece tanto a Sasuke que incluso me da grima- ¿De qué conoces a…

 

-Eh.

 

Los dos miramos hacia la puerta. Aparece el verdadero Sasuke con la bandeja del desayuno, mostrando con todo su esplendor esa expresión de mala leche mañanera que tan bien le queda. Esto está mejor, los tipos que sonríen tanto me ponen de los nervios.

 

-Buenos días, Sasuke –saludo alegremente.

 

-Dobe. Desayuna, tenemos clase, por si no lo recuerdas –Oh, sí, dame más. Nada como un poco de desprecio Uchiha por la mañana temprano.

 

-¿Y él…? –señalo al recién conocido Sai.

 

-Es mi sobrino.

 -Ahhh, tu sobrino…-claro…-….¿¡tu qué,,,!? 

-Mi sobrino. El hijo de mi hermano. Ya sabes.

 

Miro a Sai, el cual me sonríe de esa forma extraña y molesta de nuevo. No me lo puedo creer…¿Itachi tiene un hijo…? Pero si prácticamente tiene que tener nuestra edad…¿qué edad tenía Itachi cuando…?

 

-Tu hermano me da miedo, Sasuke.

 

-Haces bien en tenérselo. Basta de parloteo, vístete de una vez, usuratonkachi, o llegaremos tarde.

 

-Voy, voy…-echo una última mirada al sujeto felizmente sentado en el comedor, y me encamino por donde he venido, hacia la habitación de invitados. Esta familia cada vez me da más sorpresas.

  

.o.O.o.O.o.O.o.

 

Llevo toda la mañana dándole vueltas al coco sobre el sujeto que conocí esta mañana en casa de Sasuke. Por lo visto tiene un año menos que nosotros, y acaba de pedir el traslado a este instituto. Y le he caído bien, porque lleva todo el día persiguiéndome y dándome conversación. Y no es que me queje, está como un tren, y no hay mucha gente aparte de Sasuke que me dirija la palabra en el insti, pero hablando de mi objeto del deseo…le perdí de vista a segunda hora y no ha vuelto a aparecer.

 

Me tiene preocupado. Tan estresado que iba por llegar a tiempo a clase, y va y comienza a tangarse clases. Esto es genial.

 

Sin embargo, hay un ambiente raro y desagradable hoy que me mantiene inquieto. Una sensación que augura desastre y de la que me parece que no voy a poder escabullirme. Y eso me asusta, demasiada tranquilidad en las últimas horas, está claro que mi don no está dispuesto a darme más vacaciones.

 

-Hola, Naruto. ¿Cómo estás?

 

-Hola, Sai –otra vez este muchacho. A veces creo ver flores y brillos a su alrededor cada vez que sonríe.

 

-¿Qué…catando el ganado?

 

-¿Perdón…? –¿qué habla éste?.

 

-Ya sabes…-dijo señalando al morenazo del curso 2T- me refiero a ese tío bueno al que le mirabas el trasero mientras bebía en la fuente.

 

Oh…

 

Espera. ¿Ha dicho tío bueno…?

 

-Tú…¿eres gay? –le señalo mientras grito interiormente “Naruto, cierra la boca que te van a entrar moscas”.

 

-…¿Lo eres tú?- me sonríe. De nuevo, esa sonrisa que pone los vellos como escarpias.

 No le respondo, la situación es lo suficientemente obvia como para decir nada más sobre el tema. Tengo que cambiar el objeto de la conversación. ¿Qué tal el tiempo? Sí, el tiempo servirá. 

-¿Te gusta Sasuke? –…o puede que no. He aquí la pregunta trampa.

 

-¿Te refieres a tu tío? –me aclaro la garganta. Carraspeo. Intento respirar.

 

-Sasuke no es mi tío. Te ha tomado el pelo, ¿de verdad te creíste que Itachi era mi padre? –sonríe amablemente.

 

-¿No lo eres…? Ja…ja…claro que no lo eres, como iba yo…-veo como se aguanta la risa- ¿Qué? No sabía que Sasuke es de los que gastan bromas…-le miro algo enfurruñado.

 

-Yo tampoco, la verdad. Nunca le había visto hacerlo antes –me dirige una mirada interesante, la sonrisa de idiota que momentos antes adornaba su cara, desaparece para dar paso a una más significativa.

 

-¿Ah…no? –me rasco la cabeza.

 

-No me has respondido a la pregunta –se sienta más cerca- ¿Te gusta Sasuke…?

 

-Hace un día muy bonito –miramos por la ventana y carraspeo- Las nubes grises SON bonitas –aseguro.

 

-Lo tomaré como un sí, entonces.

 

¿Tan evidente soy…?¿O es que quizás llevo un cartel en la espalda que pone “estoy loco por Sasuke Uchiha, que es adorable cuando se sonroja, y que para más encanto tiene un culo perfecto”…?

 

De repente, un murmullo de voces femeninas en su mayoría, y masculinas también, comienza a extenderse con más alboroto de lo normal. Entonces, se escucha un gritito femenino. Y todo estalla.

 

Vuelvo la cabeza, extrañado, y lo que veo me deja sin aliento.

 

¿Se puede saber por qué está Sasuke abrazando a una chica?

 

¿Se puede saber por qué esa chica le abraza también a él y le sonríe?

 

¿Y se puede saber por qué tiene el pelo rosa y me mira triunfante con ojos de arpía?

  

.o.O.o.O.o.O.o.

  

-Naruto…¿estás bien? –pregunta el hombre eternamente sonriente desde la puerta del baño de chicos.

 

No, no estoy bien. Llevo media hora con la cabeza metida en el váter, echando lo poco que tenía en el estómago de ese desayuno que Sasuke preparó esta mañana, antes de que decidiera aparecer por el instituto abrazando a esa…

 

-Buuuaarhgghghhfdfopj…

 

-¿Todavía tienes algo en el estómago? –me pregunta, preocupado.

 

Sí, tengo algo en el estómago. Una mezcla entre ira, asco, rabia, unos celos devoradores de tripas, y una gran dosis de odio hacia mi miserable y minúscula vida.

 

-Ven –se acerca a mí y me ayuda a incorporarme- ven, te ayudaré a lavarte la cara, te sentirás mejor.

 

No me sentiré mejor. Seguiré siendo el mismo tío mierda, pero con la cara más limpia, los ojos menos rojos y el aliento más apetecible.

 

-No puede ser…-digo por fin- No me lo creo…

 

Sai me escucha pacientemente. Él también parece sorprendido, para qué negarlo. Y es que…entre todas las posibilidades del mundo, esto si que NO lo hubiera esperado jamás. Sasuke y Sakura…¿Juntos?¿Pero qué bicho le ha picado ahora a ese idiota, estúpido, imbécil, gilipoyas….?

 

-Naruto. –llama mi atención la voz de Sai- esto tiene que tener una explicación.

 

Le miro, con un gesto cargado con toda la amargura que puedo acumular.

 

-¿Por qué no se lo preguntas a Sasuke…?

 

-¿Qué quieres que le pregunte…? –miro hacia el suelo- tampoco…tampoco es asunto mío con quién quiera estar ese idiota. Está claro que tiene mal gusto, la música esa que escucha le ha de haber lavado el cerebro…que sufra ella su mal humor, sus berrinches, sus miradas asesinas…sus abrazos…sus….sus b…..

 

Me vuelvo corriendo a mi querida taza y vuelven las arcadas.

 

Oh, por favor. Por favor, por favor, por favor, de todas las pesadillas vivientes que he tenido que soportar todos los días de mi vida…cómo desearía despertarme de ésta.

  

.o.O.o.O.o.O.o.

  

Sasuke se encontraba sentado en el banco de detrás del edificio principal del instituto, pensativo. Había visto a Naruto ponerse pálido cuando Sakura le había abrazado en público. También le vio correr hacia los servicios, y no le había visto salir de él. Para colmo ese imbécil de Sai le había seguido.

 

Si las cosas no se hubieran puesto tan difíciles de repente…

 

Recordó lo que había ocurrido solo unas horas antes.

 

 -Ne, Sasuke-kun –le había saludado la chica de pelo rosa aquella mañana después de dibujo técnico. 

-¿Qué quieres? –le dirigió una mirada asesina. 

-Hablar contigo. Tengo un trato que proponerte. 

-No tengo ningún trato que hacer contigo –se proponía a irse sin más, cuando ella le agarró del brazo. 

-Y si yo le dijese a todos, de repente…algo de ese dibujo… 

Sasuke la miró con ira. No iba a dejarse manipular por aquella niñata consentida.  

-Hazlo. No me importa. 

Ella bufó, y volvió a tirarle de la manga. 

-Está bien –sonrió- sacaré la artillería pesada.  

Sasuke la miró enfadado. Aquello no le gustaba nada como había sonado. Observó la fotografía que ella le mostraba y palideció. 

-Entonces, Sasuke-kun…-lo miró mimosa- ¿Negociamos…?  


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