Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Colores complementarios por Musa Lockheart

[Reviews - 303]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Como siempre, una tardona. Sin embargo, aquí sigo, disfrutando con su escritura a mi ritmo de tortuga. Con éste capitulo terminado y el diez empezado, intentaré aprovechar el tirón. Espero que os guste, y gracias por seguir leyendo a pesar de mi poca constancia.

Capitulo 9

 

 

-Estoy TAN aburrido…-miro a Sasuke esperanzado. Ni caso.

 

Realmente montarse durante tantas horas en un autobús no es lo más divertido que he hecho en mi vida, y mucho menos sentado con el pasivo de Sasuke, que está como el queso y recién duchado huele mejor que nada que haya llegado a mi olfato antes en mi vida, pero que pese a todo hay que reconocer…es un auténtico muermo cuando quiere.

 

Al menos me alegro de que no se haya sentado con la fashion Polly…supongo que para ella en su maravilloso mundo color rosa montarse en el autobús con sus amigas del alma para cotillear sobre diversas cuestiones de vidas ajenas debe ser la cúspide del entretenimiento. Tan sólo hay que mirarla…toda feliz pintándose las uñas y cantando la cancioncita de la serie de quinceañeros de turno. Y Sasuke…

 

Bueno, él simplemente…está.

 

O al menos así se le llama a encontrarse vivo y despierto en la tierra pero sin hacer absolutamente nada. Llevamos más de una hora de trayecto y ni siquiera ha apartado la mirada de la ventanilla. Supongo que está experimentando alguna clase de orgasmo musical y filosófico. Y me parecería fantástico, incluso mortalmente sexy…si no fuera porque me aburro tanto que me entran ganas de molestarle. Tengo las piernas agarrotadas de estar sentado. Dejo caer la cabeza contra el asiento del autobús y refunfuño. Nada.

 

-En serio, me aburro MUCHO.

 

Vuelvo a ser un mueble. Sasuke Uchiha tiene la increíble habilidad de ignorarme cuando le viene en gana sin el menor rastro de arrepentimiento ni remordimiento. Le acecho un poco.

 

-Sasuke…

 

Le veo suspirar como si estuviera sujetando una pared de quinientos kilos con sus manos desnudas. Supongo que será la barrera de su paciencia. Se quita un casco y me mira, claramente molesto. No es que no entienda que he interrumpido su meditación espiritual para ser uno con el autobús. De hecho, creo que de haberle dejado un poco más de tiempo lo habría conseguido, pero…¿no es humano reclamar un poquito de atención?

 

-¿Qué quieres, dobe?

 

-Me aburro -¿Acaso no es obvio?.

 

-Ve en busca de tu novio, seguro que te entretiene.

 

Se me traba la lengua por un momento.

 

-¿De qué vas…? –le miro claramente mosqueado. Ya de paso podría gritar por todo el autocar que me van los hombres.

 

No se molesta en responderme. Miro incómodo hacia el asiento de delante. Algo pequeño y negro entra dentro de mi campo de visión, sujeto por unos dedos pálidos.

 

-¿Qué tal si te introduzco en la buena música, dobe? –vaya, por fin un tono de voz algo menos…agrio.

 

-Eso lo veremos –acepto, escondiendo a la perfección lo mucho que me ilusiona que me deje entrar un poquito en su burbuja. Las notas de una canción resuenan en mis oídos y extrañamente, me atrapan al instante.

 

I feel it everyday it's all the same
It brings me down but I'm the one to blame
I've tried everything to get away

 

Ey...


So here I go again
Chasing you down again
Why do I do this?

 

Esta letra...


Over and over, over and over
I fall for you
Over and over, over and over
I try not to

 

Joder, la letra me está tocando la vena sensible más de la cuenta. Y luego dicen que por qué escucho heavy metal, ¿quién no se corta las venas si encima de sufrir penas de amor se las taladran en el cuerpo con canciones como ésta?


It feels like everyday stays the same
It's dragging me down and I can't pull away
So here I go again
Chasing you down again
Why do I do this?

 

Observo el rostro de Sasuke, inexpresivo, mirando hacia el infinito y me entran unas terribles ganas de golpearle. Las palabras me calan más hondo de lo que quiero reconocer y eso me tira todas las barreras. No importa que él esté saliendo con Miss Algodón de Azúcar, aún así no puedo rendirme.



Over and over, over and over
I fall for you
Over and over, over and over
I try not to
Over and over, over and over
You make me fall for you
Over and over, over and over
You don't even try

 

 

Y todo ello, supongo que es por la sencilla razón de que Sasuke me ha calado hasta los huesos. Y por eso mismo estoy haciendo el tonto con Sai y dejando que me maneje para divertirse, o para ayudarme, que para el caso creo que viene a ser lo mismo. Le observo de reojo. Es tan guapo que siento que no lo aguanto, aún cuando está tan perdido en sí mismo. Está lejos y siento que jamás llegaré ni remotamente hasta él.

 

Y eso…eso me pone triste.

 


So many thoughts that I can't get out of my head
I try to live without you, every time I do I feel dead
I know what's best for me
But I want you instead
I'll keep on wasting all my time

Oh, de verdad. Ahora entiendo por qué Sasuke siempre tiene esa cara tan seria. Si siempre anda escuchando canciones de amor desesperado y no correspondido...Como siga escuchando ésta canción durante mucho más tiempo, acabaré protagonizando una escena de típica película americana donde la chica inaceptada socialmente le dice al chico popular que le cuente algo que nadie más sabe. Quitando al lado el remarcable hecho de que: 1. No soy la chica inaceptada, sino el chico gay inaceptado, lo cual empeora con creces la situación. 2. Él, no acaba con el chico inaceptado, sino con la mala de la peli, que tiene el pelo rosa y un afán posesivo un tanto insano hacia el chico popular.

 


Over and over, over and over
I fall for you
Over and over, over and over
I try not to
Over and over, over and
over
You make me fall for you
Over and over, over and over
You don’t even try to

 

 

Gracias, dios, si existes. Estaba a punto de sacar los cleenex del bolsillo de mi pantalón para montar una escenita poco adecuada para mi imagen. Miro a Sasuke, que sigue con el rostro inmutable. Supongo que debe estar inmunizado.

 

De repente, me revuelvo incómodo en el asiento. Esto es inhumano, mi vejiga va a explotar, ¿no se supone que las áreas de servicio están para algo? Llevamos casi dos horas de viaje en este trasto con ruedas, digo yo que no seré el único que necesita ir al tocador.

 

-Sasuke, ¿podrías…hum…convencer a Kakashi de que hagamos un pequeño alto en el camino?

 

-¿No puedes hacerlo tú solito? –me mira con evidente molestia, una vez más.

 

Qué susceptible que es. Me levanto a duras penas y analizo el largo e inestable pasillo que se abre camino ante mí: toda una carrera de obstáculos y peligros para una criatura con un “Don” como el mío. Probablemente, antes de llegar a Kakashi acabe con los morros en el suelo, y eso si tengo suerte.

 

Respiro hondo y analizo el campo de batalla. A la izquierda, algunas chicas charlan animadamente mientras miran por la ventana, más adelante están Sakura y su trupe, y al final del todo se encuentra Kakashi. A la derecha, una lluvia de palomitas, chicles y bolitas de papel ensalivadas se catapultan en varias direcciones. Cierro los ojos: no es nada que no pueda manejar. Al menos, si me meo encima la humillación será peor que si me pegan un chicle en la coronilla.

 

Me posiciono y me concentro, Sasuke me mira y pone los ojos en blanco, pero le ignoro. Imagino mi energía interior acumulándose en las plantas de mis pies, reuniendo mi escasa suerte para hacerme salir victorioso en mi hazaña, y en cuanto percibo un intervalo en el ataque de sustancias pegajosas echo a correr.

 

Al principio todo parece ir bien. Sin embargo, mi agudo sentido del peligro percibe movimiento y risas maliciosas a mi izquierda: he sido detectado. Me agacho todo lo posible, me echo hacia atrás a tiempo de ser golpeado por una rosada y paliducha bola de chicle y no me detengo. Casi he llegado al final, voy a conseguirlo, una vez haya llegado a la altura de Kakashi habré vencido. Ya casi estoy, ya casi…¡oh, oh!

 

Antes de que pueda detenerme, empujado por la inercia de mi carrera apenas vislumbro un pie extendido en medio del pasillo. He perdido. Tropiezo con él y pierdo el equilibrio, me preparo y cierro los ojos, intentando alzar los brazos para protegerme la cara y me abandono a mi destino. Sin embargo, el suelo no se estampa con mi cara y siento mi camiseta estirarse y ceñirse en torno a mi cuello. Mi cuerpo cae hacia atrás y choca con algo sólido, y un brazo firme me agarra por la cintura.

 

-¿Has pensado en ir andando como la gente normal? Tú no eres gafe, dobe, sólo tienes un sentido de la supervivencia un poco extravagante.

 

Me sonrojo hasta la raíz del pelo y vuelvo la mirada hacia atrás. Todo el autobús se ha quedado en silencio y nos miran extrañados. Bueno, salvo Sakura, que bien podría taladrarme la cabeza con la mirada si se esforzase un poco más. Al menos he logrado también la atención de Kakashi, aunque mi idea de decirle que paremos para mear no incluía a todo mi curso mirándome boquiabierto.

 

-Kakashi-sensei…¿podríamos hacer una parada en un área de servicio? –la voz de Sasuke suena suave y calmada, como si no fuera gran cosa.

 

Éste asiente, sin apartar la mirada del brazo que me sujeta por la cintura con una ceja levantada, y luego se vuelve para hacerle señas al conductor. Sasuke me suelta y reprimo las ganas de decirle que me abrace de nuevo y me estruje contra su anatomía repetidas veces, aunque creo que por la decepción en mi cara ya debe imaginárselo lo suficiente. Aún así, un hecho relevante salta una y otra vez en mi interior y sonrío para mí mismo: Sasuke me ha salvado de la humillación. No sé cómo se las apaña, pero acaba siendo siempre el príncipe de la brillante armadura sin proponérselo.

 

El viaje continúa sin más contratiempos. Con la vejiga vacía y en paz, anestesiado de mi hiperactividad y sin atreverme a darle mucho la lata a Sasuke después de su rescate, me concentro en la ventana y en el paisaje. Me cuelgo los auriculares de mi mp3 cutre de 256 megas y me recuesto en mi asiento, cerrando los ojos. Poco a poco, todo se vuelve oscuro.

 

 

 

 

-Oye, despierta.

 

No quiero despertar. Estoy calentito, en una postura un tanto incómoda, pero calentito. Tengo sueño.

 

-Dobe, hemos llegado. Arriba.

 

¿Sasuke? Hmmm…ahora sí que no quiero despertarme. Con un poco de suerte, su voz se convertirá en una imagen tangible de cierto morenazo desnudo de cintura para arriba cortando leña al son de My Chemical Romance. Me acurruco aún más en mi incómodo espacio vital.

 

-Te cuelga la baba.

 

Abro los ojos de un tirón y me incorporo sobresaltado. Sasuke me mira divertido con los brazos cruzados.

 

-No sabía que babeabas al dormir, usuratonkachi.

 

Siento mis mejillas ponerse de un color granate por enésima vez en el día y me limpio corriendo con un cleenex. Sólo a mí se me ocurre quedarme dormido en el asiento del autobús, sabiendo que cuando duermo en algún sitio que no es mi cama mis glándulas salivales se montan la juerga. Y, ya de camino, debo tener un mal aliento de narices.

 

Me levanto, con la boca bien cerrada por si acaso, y me estiro para sacar mi mochila de la parte de arriba del autobús. Un cosquilleo extraño en mi barriga me hace contraerme. Observo con cara de bobo cómo Sai me mira divertido con el dedo índice extendido en mi dirección.

 

-Tienes cosquillas, por lo que veo.

 

-Erm…ah…-vuelvo a quedarme sin palabras una vez más el día de hoy, para rematar.

 

-¿Quieres que te lleve la mochila? –me dedica su mejor sonrisa de semental, supongo que debe venirle de familia porque incluso a mí me engaña.

 

Sin pensarlo miré de reojo a Sasuke, que nos observaba con una ceja levantada y la expresión perdida entre el escepticismo y la burla.

 

-Puedo llevar mi propia mochila, Sai –le reproché avergonzado- no hace falta que me trates como a una chica –le susurré ahora más cerca del oído.

 

-Venga, hombre, déjate mimar delante de Sasuke –me susurró ahora él a mí, guiñándome un ojo, y dándome un beso en la mejilla.

 

Sonrió y se marchó a toda prisa antes de que pudiera protestar, riendo quedamente mientras yo me quedaba allí con cara de idiota. Sasuke seguía mirándome como si acabase de salir de un platillo volante, pero de uno rosa fosforito.

 

-Sólo me pregunto…¿por qué no te has pegado a tu novio todo el camino en vez de darme la lata a mí? –se levanta y se para a mi lado para agarrar su mochila, me mira y sonríe de medio lado- Dobe.

 

No le respondo. Tan solo me quedo mirándole con cara de subnormal, sin romper el contacto visual. Olvido por un momento que debo mantener una fachada y le dedico mi mirada más intensa y significativa, a la expectativa de que, por una remota y pequeña casualidad, entienda el mensaje. Ya no sonríe, ahora se ha puesto totalmente serio, como yo. La cercanía de ambos me pone algo nervioso, pero me mantengo firme en mi decisión. Sus ojos negros me arrojan un torrente de sentimientos que soy incapaz de identificar, pero siento acelerarse mi pulso. Sus labios se separan.

 

-Sasuke- kun, ¿qué haces ahí parado?¿me ayudas a montar mi tienda?

 

Su boca se cierra de nuevo en una línea recta y tensa, cierra los ojos y suspira. Me dedica una última mirada y se marcha por la puerta del autobús. No consigo asimilar del todo lo que acaba de ocurrir, pero algo sí que sé: esa mirada…parecía tan desvalido como un cachorro detrás de un cristal.

 

De mala gana y comprobando que mis piernas siguen sosteniéndome, me cuelgo la mochila al hombro y salgo fuera del bus. La visión que se abre ante mis ojos confirma lo que ya había presupuesto en un principio. El camping Paraíso es cutre. Muy cutre. No es que me esperase una selva tropical, pero al menos un poco más de vegetación no hubiera estado de más. Decepcionado, intrigado, entumecido, nervioso y mareado, todo a la vez, decido buscar a Sai con la mirada. Antes de que pueda encontrarlo, suena el silbato de Kakashi.

 

-A ver, muchachos. Ordenaos por parejas tal como se os organizó en un principio y con vuestras tiendas de campaña, ahora se os asignará una parcela donde la montaréis con vuestro compañero y, cuando hayamos terminado, podréis ir a la piscina a daros un baño antes del almuerzo.

 

Me coloco en la fila y al poco tiempo Sasuke se posiciona a mi lado. Siento la mirada de Sakura quemarme la frente desde su posición, pero la ignoro. Algo sobre todo éste asunto no me da buena espina y no pienso parar hasta que llegue al fondo de él.

 

 

 

 

Una vez nuestra dulce morada de lona azul ha sido edificada, Sasuke y yo nos sonreímos complacidos con el resultado. No es que sea una habitación de cinco estrellas, pero para ser una tienda de campaña no está nada mal. Intento controlar esa obsesiva manía de apreciar el suculento aspecto de mi moreno favorito, sudoroso y en camiseta de manga corta, antes de que mi cuerpo decida entrar en combustión espontánea sin consultarme.

 

No parece que quiera hablar sobre el momentito “tenso” del autobús. Y, evidentemente, tampoco de la aparición estelar de Fanática-chan, cuya llegada le dejó con los pantalones bajados por primera vez desde que toda esta locura comenzó. Sasuke se había descubierto y ahora tenía bastante claro que su relación con Sakura era de lo más antinatural, y que no estaba precisamente pasándolo bien con ello. Pero, conociendo como conocía a mi asocial amigo, intuía que no iba a ser demasiado fácil sonsacárselo.

 

Intentando no darle más vueltas al tema, busco mi bañador en la mochila y me dirijo a los servicios de la piscina. Después de cambiarme, me miro en el espejo y vacilo unos instantes antes de salir al exterior con mi bañador naranja y negro con espirales rojas. He de reconocer que tengo un gusto un poco extravagante, y acostumbrado como estoy a no compartir mis ratos de ocio con mis compañeros de clase, resultó que éste era de los más discretitos que tenía. Suspiré de nuevo.

 

Todo sea por ver a Sasuke en bañador.

 

Algunos de mis compañeros ya estaban por allí, así que me acerqué al bordillo y comencé a caminar por él con lentitud. Un paso en falso, un descuido, y terminaría sufriendo algún dramático accidente que acabaría con todo el glamour de aquellas deseadas vacaciones. Sin embargo, antes de que hubiera podido siquiera asimilar ese pensamiento, unas manos en mi espalda me precipitaron hacia el vacío. El agua fría de la piscina engulló mi cuerpo al instante, y yo, decidido a no dejar pasar la bromita de turno ésta vez, me impulsé hacia la superficie para cobrar mi venganza.

 

Y en cuanto miré hacia arriba, toda mi furia se disolvió. Simplemente, había dejado de respirar. Allí, parado en medio del agua, con la boca abierta ante la increíble visión de Sasuke Uchiha, con su bañador negro, bajo de cintura y que le llegaba elegantemente por encima de las rodillas, y el torso al descubierto. Mirándome con expresión desafiante y su característica media sonrisa, invitándome a tomarme la revancha. Como si pudiera moverme, siquiera. Mis rodillas parecían gelatina bajo el agua.

 

Seguí su figura con la mirada, que se acercaba a las duchas. Se puso de espaldas y pulsó el botón, de forma que el agua comenzó a recorrer su piel. El pelo mojado se pegó a su cara y a su cuello, mientras se pasaba las manos por la cabeza y alzaba el rostro hacia la fría caricia del líquido. Cuando se dio la vuelta, pude percibir cómo su piel se había estremecido por el frío en varios detalles de su anatomía. Una punzada deliciosa entre mis piernas me devolvió al mundo real, y aparté mi mirada de patético acosador hacia otro sitio menos estimulante, antes de que tuviera un serio problema por ahí abajo o de que, mismamente, todo mi curso me viera sacar la lengua y babear.

 

Tan ensimismado como estaba, fui sorprendido de nuevo, pero esta vez por un chapuzón tan cercano a mi persona que me cubrió de agua por completo. Al instante me encontraba ante la sonrisa autosuficiente de Sasuke, la cual daba muy, muy mala espina.

 

-No deberías bajar la guardia, dobe.

 

Enfadado, decidí intentar algo, y le enterré la cabeza bajo el agua mientras estaba distraído regodeándose en su triunfo. Un tirón en mi pié me devolvió a las profundidades antes de que tuviera tiempo de coger aire. Y, en ese momento, supe que no habría tregua posible y que ambos combatiríamos hasta el agotamiento.

 

Estuvimos haciendo el idiota casi una hora. Apenas podía dar una brazada más, Sasuke no me había dejado descansar ni un momento y no podía ni creerme que estuviera tan activo e irritante. Es decir, normalmente esa solía ser mi función. Quien sabe, a lo mejor era un plan perfectamente estudiado para dejarme sin fuerzas para el resto del día y así poder disfrutar de su amplio repertorio musical sin ser molestado. Incluso el resto de los alumnos se había cansado de nadar y habían ido a prepararse para el almuerzo, pero Sasuke y yo no hacíamos caso de nuestras tripas, tan implicados como estábamos en aquel duelo acuático sin fin.

 

Y, de repente, un punto flaco. Sasuke intentó agarrarme del tobillo, pero yo estaba preparado de nuevo para bloquear su ataque y, agarrándole por las muñecas, tiré de él hacia la superficie y lo inmovilicé contra el bordillo de la piscina, sonriendo triunfante ante su derrota y esperando su siguiente movimiento. Sin embargo, sentí cómo se quedaba estático y esto me extrañó. Me fijé en cómo estaba inmovilizándole de forma poco decorosa contra la pared de la piscina, apretando sus puños por encima de su cabeza, y la cercanía que esta posición nos otorgaba, y antes siquiera de poder reaccionar, mi mente se había perdido en lujuriosos pensamientos. Sus ojos negros me miraban sorprendidos bajo aquella maraña mojada, y, por primera vez en mi vida, vi a Sasuke enrojecer hasta la raíz del pelo.

 

Mi cuerpo no sabía si echarse a temblar o pegarse a él con desesperación, mi mente lo retenía a duras penas de hacer ambas cosas. Solté sus muñecas y desvié la mirada nervioso hacia otro sitio, esperando que se me ocurriera algo estúpido que decir para desviar la tensión que sentía, pero una leve exclamación de sorpresa me puso los vellos de punta. Ambos giramos la cabeza hacia la entrada de la piscina.

 

-Vaya, vaya –dijo Kakashi sin perder la expresión de sorpresa- cuando decidí venir a tiraros de las orejas para que fuerais a por el almuerzo no esperaba encontrarme con esto…siento haber interrumpido, chicos. Prometo no decírselo a nadie.

 

-¡N-no ha habido ninguna interrupción! –bien, Naruto, tu tartamudeo siempre agrega ese toque de credibilidad en los mejores momentos.

 

Me precipité fuera de la piscina, con el cuerpo cortado por el susto, y me envolví en mi toalla. Giré para mirar a Sasuke, que parecía estar perdido en quien sabe qué pensamientos. Debía tener una asombrosa capacidad de abstracción.

 

-Ey, Teme…¿no sales del agua?

 

-Ahora voy –respondió cortante.

 

-¿Qué pasa, tienes frío? Si quieres puedo acercarte la…

 

-No, da igual...Ve tú, Dobe. Ahora te sigo –repitió mientras se sumergía dentro del agua una vez más, con las orejas todavía de un rojo muy poco natural en contraste con su piel pálida.

 

Con una mezcla de agitación, curiosidad y algo de frío, le eché una última mirada y desaparecí por la puerta del vestuario masculino envuelto aún en mi toalla.

 

 

 

 

Sasuke se maldecía una y otra vez a sí mismo, mientras dejaba resbalar por su cuerpo el agua caliente de la ducha. Dejó apoyar su cabeza contra la pared y cerró los ojos, agotado de su lucha interna de adolescente con un subidón hormonal. Aquello…bueno, no es que no se lo hubiera visto venir, pero complicaba bastante las cosas. Porque él podría aceptar que al dobe le gustaba Sai. Podría soportar a la pesada de Sakura llevándolo a la exasperación durante el setenta por ciento del día. Podía sobrellevar sus extorsiones hasta que encontrase la forma de pillarla desprevenida.

 

Pero dejar que Naruto lo pillase con las defensas bajas había sido estúpido, y mucho menos podía haberse permitido salir de la piscina con una tienda de campaña en su bañador con el dobe allí mirándole. Pero habían estado tan cerca…y Naruto, por un momento…

 

Más cómodo y relajado ahora, Sasuke cerró el agua caliente y se anudó una toalla en torno a las caderas. Una vez vestido, se peinó el pelo un poco con las manos para dejarlo secar a su aire; de todas maneras, siempre se acababa quedando de la misma forma.

 

Al salir, la escenita de Sai y Naruto zampándose un bocadillo sentados el uno junto al otro y riendo como dos idiotas no le devolvió precisamente su buen humor. Rescató su almuerzo de una de las mesas que habían distribuido Iruka y Kakashi, y luego se encaminó hacia algún lujar alejado para disfrutarlo en solitario. En aquel momento la compañía humana no era lo que más le apetecía, y mucho menos si tenía que contemplar el flirteo de la parejita de turno frente a sus narices. ¿Acaso se le había olvidado a Naruto su estúpido coqueteo de hacía menos de una hora? Sonaba horrible usar esa palabra refiriéndose a sí mismo con otro chico, pero no sabía llamar de otra forma a la situación “tensa” en la que el rubio lo había comprometido de aquella forma.

 

Bueno, quizás no soportaba tanto la idea de que a Naruto le gustase Sai.

 

En lo más mínimo.

 

No, definitivamente no lo soportaba.

 

Con un bufido de fastidio, se sentó en un pequeño merendero alejado de los seres humanos y, enchufándose a su mp3, comenzó su escaso almuerzo en silencio, tratando de calmar todo su mal humor sin conseguir gran cosa.

 

 

Notas finales:

Un beso, gracias por leer y espero que os haya gustado. Nos vemos en el siguiente.

Musa Lockheart 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).