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Azul hielo por Jade Edaj

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Notas del capitulo:

SNK es de Hajime Isayama.

Padre


Se podría decir que hubo un antes y un después de Levi Ackerman en el patinaje artístico. La aparición de este peculiar patinador francés sacudió a las multitudes y puso a temblar a toda la Organización Mundial que regulaba las normas y organizaba los campeonatos. 


Con la irreverencia de Bonaly y la audacia de Candeloro, Levi pudo ser capaz de posicionarse en la cúspide del podio desde sus primeras competencias, estableciendo una individualidad para expresarse que desde sus talentosos compatriotas no se veía.


El chico aparentemente salido de la nada, era capaz de ejecutar saltos quíntuples y mortales dobles o triples hacia atrás. Fue en su primera competencia que alguien osó por compartir en las redes sociales el video de su programa; y eso fue suficiente para desatar la locura. La polémica deducción que los jueces le habían dado a sus puntajes, por un salto prohibido, causó inconformidad y molestia; el fenómeno se extendió a los medios: prensa, radio o televisión; no había persona que no hablara de ese programa de patinaje artístico que en voz de la mayoría: rayaba en la perfección. Un deporte que ya casi no tenía difusión y que había terminado bajo las sombras de otras disciplinas más lucrativas, necesitaba promoción y aportación financiera para nuevos talentos y la mejor forma de atraerlos era brindando a la audiencia los mejores espectáculos. Fue entonces que la Organización, centrada en la perfección de la técnica hasta esos momentos, permitió que el programa libre, que no resultaba serlo tanto, pudiera incluir más elementos de los permitidos. Esto dio lugar a que los puntajes de Levi fueran inalcanzables y que sus peligrosos saltos pudieran ser vistos en algunas galas y exhibiciones.


Al verlo desplazarse sobre el hielo con tal soltura y belleza cualquiera pensaría que sus ejecuciones eran fáciles y sencillas. El chico que consiguió que los elementos del patinaje artístico evolucionaran, cambiando las reglas en los campeonatos, revolucionando la manera de expresarse sobre el hielo, pareciera haber nacido en cuna de oro y haberse formado desde siempre en uno de esos clubes elitistas que reclutaban talentos desde muy temprana edad; cuatro, cinco o seis años a lo mucho, es lo que varios han calculado como el inicio de su carrera.


Pocos son los que se pudieran imaginar que detrás de esa actitud, balance, fuerza y delicadeza, se encontraba toda una triste historia de superación llena de dedicación y esfuerzo.


Levi nació en un barrio pobre y desde los ocho años tuvo que aliarse con los demás chicos de la calle para sobrevivir; su madre enfermó y murió dejándole sin nada para poder mitigar su hambre, ni cubrir sus necesidades de vivienda o vestido; nunca supo nada de su padre, su madre jamás le dijo dónde podía encontrarlo cuando ella ya no estuviera; como su padre no era alguien que hubiese estado a su lado desde el principio, Levi no sintió que él realmente le hiciera falta. Así que no tuvo otra opción cuando, sin tentarse el corazón, el casero lo echó a la calle; se dedicó a alguna que otra fechoría que le mandaban hacer los miembros más grandes de la pandilla a la que pertenecía, a cambio de unos cuantos harapos y un poco de pan para comer.


Y fue precisamente en las calles, donde un joven patinador que competía por la Federación Inglesa, lo conoció. Cansado de sus rutinarias presentaciones monótonas e insípidas, Erwin Smith había llegado de paseo al lugar natal de su madre y había salido a los barrios pobres a recorrer la otra cara de Paris, en busca de algo que pudiera servirle de motivación a su carrera, pues ya no hallaba nada que lo inspirara a mejorar su calidad interpretativa. Concentrado en los últimos años en la técnica y en lograr altos puntajes, sus programas empezaron a carecer de sentido, le sabían a nada y sentía que de seguir así, tendría que echar a la basura tantos años de entrenamiento; porque a diferencia de Levi él había aprendido a caminar sobre esas pistas.


Iba cabizbajo pensando que lo primero sería decirle a su padre, y con su apoyo, que estaba seguro que a fin de cuentas le daría, tendría que presentarse ante su federación para informar sobre su retiro de las competencias. En eso, el bullicio de la gente lo alertó y le llevó a levantar de nuevo la mirada. Patinando a gran velocidad sobre sus rollers, unos chicos se aproximaban hacia él. Mientras se abrían paso entre la gente, pudo notar que eran perseguidos por unas personas y que, éstas, poco a poco fueron desistiendo de la persecución al notarse en plena desventaja contra los chicos que iban patinando sobre ruedas a gran velocidad. El más pequeño iba al frente, moviéndose con tal destreza, que mantuvo a Erwin como poseso observando todos y cada uno de sus movimientos. Hasta que tuvo al chico hombro a hombro y al mirarlo con sus desafiantes ojos azules, atrajo con un especial magnetismo a esos pequeños ojos acerados. Distracción que al más joven le impidió continuar con su trayecto por un carrito montacargas que lo sorprendió en el camino. Sin saber qué lo llevó a hacerlo Erwin le gritó "salta" y el chico tuvo que hacer uso de todas sus habilidades para poder salir bien librado de la situación, dando un salto mortal con gran elevación que logró causar la mejor de las impresiones en Erwin cuando el chico consiguió aterrizarlo en su sólo pie.


Desde ese día, Erwin supo que lo suyo no era ser dirigido, sino dirigir.


"Si es como dices y no tienes a nadie que se haga cargo de ti, permíteme hacerlo, permíteme darte un techo, ropa y comida. Conmigo tendrías todo lo que quisieras si tan sólo me dejaras entrenarte, ese sería tu trabajo a partir de ahora y ya no te tendrías que preocupar por robar porque incluso ganarías lo suficiente".


Inexperto como entrenador y con el completo apoyo de su padre, como bien predijera, Erwin abandonó su patria y se mudó a Francia decidido a buscar que se dieran todas las condiciones posibles para tener a Levi bajo su tutela. Si bien era cierto que los solteros ya habían ganado terreno en cuestiones de adopción, Erwin apenas había cumplido la mayoría de edad y no quería tener que lidiar con abogados y juzgados nacionales e internacionales por tanto tiempo. Si quería empezar con la preparación de Levi de inmediato, necesitaba de un plan alterno. Y fue así como Levi terminó siendo adoptado por el padre de Erwin, tener un hijo exitoso y querer adoptar a un chico de las calles para reformarlo y hacerle un hombre de bien, tal vez igual o mejor que su primer hijo, sería suficiente para convencer a los magistrados y jueces de que de esa manera le estarían haciendo un bien a la sociedad.


No obstante, el que aceptaran a Levi en su mundo, no le sería nada fácil a Erwin. Tocó puertas, innumerables veces, pero no se dio por vencido y solo él sabía todo lo que tuvo que llegar a hacer, decir y prometer para que Levi pudiera tener: la mejor preparación, los mejores instructores de ballet, danza contemporánea, expresión corporal... gastó la pequeña fortuna que había hecho con su propia carrera, todos los ahorros de su padre, e incluso, adquirió deudas, pero no reparó en gastos por Levi: ropa, estudios, alimentación... si de patines, cuchillas o trajes se trataba, siempre le dio lo mejor porque se lo merecía, no era de verse todos los días un chico con las sorprendentes habilidades de Levi. Erwin creía fervientemente en él y decidió entregar: cuerpo, alma y corazón, para convertirle en el patinador número uno de todos los tiempos.


Para suerte de la familia Smith, Levi resultó ser un excepcional muchacho: disciplinado, agradecido y responsable, que se dedicó a entrenar sin descanso, logrando la mayoría de las cosas en la mitad del tiempo. Debido a la avanzada edad en la que iniciara, tenía que demostrarles a los clubes que lo rechazaron que Erwin no se equivocaba. Y aunque Erwin le notara exhausto, adolorido y con el cuerpo amoratado, Levi nunca se quejó y siempre estuvo dispuesto a continuar entrenando. Se sentía en deuda por todo lo que Erwin hacía por él y decidió que nunca le fallaría.


Hasta que interpretó ese programa que de inmediato la prensa se apuró a nombrar como "suicida".


Estaba en el frío piso respirando sin control con todo el peso del mundo sobre sus hombros. Erwin vio que fueron a buscarle de inmediato, pero no podía dejar de preocuparse ni un segundo por él, sabía que se había excedido, que había sobrepasado sus límites, que incluso su cuerpo podría llegar a ser tan frágil como una copa de cristal con semejante osadía.


"Levi no va a seguir dando este tipo de espectáculo", fue lo que pensó al cargarlo y llevárselo lejos de todas aquellas miradas curiosas que les acosaban. Atravesó los pasillos escuchando los murmullos de los propios competidores y escuchando un reconocido aplauso de algunos al trabajo de ambos, pues pese al fallo que los jueces pudieran dar, la actuación de Levi había sido realmente sorprendente.


Erwin estaba furioso y no lo disimulaba, pero en ese momento lo estaba consigo mismo. El semblante de Levi, mucho distaba de estar bien y Erwin podría asegurar que la causa no era el dolor físico que sentía en la pierna.


A pesar de todo, su pequeño pupilo le consiguió otra medalla de oro y un nuevo record con su última puntuación.


Levi nunca asistió a una escuela de manera regular; su padre era pedagogo y era quien lo instruía en casa, pero en repetidas ocasiones, el señor Smith lo descubrió prestándole más atención a Erwin que a sus libros; se acostaba en su regazo para que le leyera una historia, lo esperaba despierto cuando llegaba tarde y no importaba cuan cansado de sus entrenamientos estuviera siempre acompañaba a Erwin en silencio cuando trabajaba en su oficina; aunque la mayoría de las veces, el pequeño terminaba dormido en el sofá.


Jamás imaginó que Erwin llegara a tener con Levi una relación tan estrecha, pero después de un tiempo era predecible en lo que se convertiría esa relación. Apenas el menor cumplió quince años, Erwin y Levi comenzaron a tener relaciones sexuales en secreto. Se propusieron ser precavidos y moderados, primero estaba la carrera de Levi y la abstinencia ayudaba a su concentración. También acordaron que sólo ocurriría en los hoteles, por respeto a su padre. Hasta el día que cometieron un descuido y terminaron haciéndolo en su propia casa, en la habitación del mayor de los hermanos; tal vez el señor Smith siempre tuvo sospechas, pero no quiso creer en ellas, hasta el día en el que lo viera con sus propios ojos. Aunque Erwin ya se calzaba y estaba vestido, Levi todavía dormía sobre la cama y las sábanas no cubrían mucho de su desnudez, su ropa estaba desperdigada por la alfombra, al igual que los condones usados. El señor Smith había sido lo suficiente sigiloso como para sorprenderlos y Erwin no encontró argumento alguno para negarlo. Jamás pudo olvidar la decepción que vio en los cansados ojos de su padre. Quien sin reclamarle nada, se retiró del cuarto con el mismo sigilo con el que llegó. Pero Erwin sintió el impulso de no dejar así las cosas y entonces lo siguió hasta su oficina.


"Cuando noté lo cariñoso que eras con Levi, callé, cuando descubrí que se infiltraba en tu habitación porque temía dormir solo, también lo hice. Pensé que un niño tan falto de afecto merecía el calor y consuelo de unos brazos, y si él no sentía la suficiente confianza como para acercarse a mí para ahuyentar a sus monstruos, dejé que lo hiciera contigo porque me dejé engañar, creyendo que criaba a mis hijos con sólidos valores y un gran afecto de hermanos. Pero al parecer, tan sólo permití las condiciones para que esto sucediera".


"Padre, nada de esto es culpa tuya... desde niño, Levi estaba acostumbrado a dormir en el piso y se le dificultaba conciliar el sueño en su cama, venía a mi cuarto para que le leyera y se durmiera, decía que escuchar mi voz le daba sueño. Yo le leía y él se dormía, juro que siempre fue así, siempre hemos respetado tu casa, es sólo que esta vez..."


"Esta vez estuviste fuera por mucho tiempo"


Tenía razón, el señor Smith, siempre la tenía.


"Erwin, apoyé tu carrera y todo lo que quisiste hacer con la carrera de Levi y he sentido un orgullo desbordante por todo lo que han conseguido juntos. Pero después de esto no callaré más. No lo permitiré Erwin, Levi también es mi hijo y no voy a consentir que lo sigas engañando, ¿acaso le dijiste que tu larga ausencia se debió al festejo de tu compromiso con Marie?"


Su padre sabía que la cortejaba desde hace un tiempo y que había hecho ese viaje para comprometerse, aunque a Levi había terminado por decirle otra cosa. Lo correcto era que fuera honesto con Levi y Erwin no lo había sido porque estaba consciente de que Levi lo amaba demasiado; creyendo que lo lastimaría, nunca reunió el valor.


"Aclara tu mente y piensa muy bien lo que vas a hacer, Levi ha tenido una niñez lo suficientemente dura, no te atrevas a hacerle más daño".


 


Y al final, eso es justo lo que había terminado haciendo, pues a pesar de que Levi seguía siendo el mejor patinador del mundo, esa noche lucía tremendamente infeliz. Estaba ahí sin responder a sus preguntas y se ahogaba en un llanto contenido sin ser capaz de mirarle a los ojos. Eso para Erwin era más desesperante todavía, porque sabía que le había fallado a todos: a Levi, a su padre, incluso a él mismo. En la búsqueda de su tan anhelado sueño, arrastró a Levi a un mundo tan demandante y lleno de estrés que al fin logró que su tenaz mente se quebrara. Era un monstruo, se había aprovechado de las necesidades e ilusiones de un niño pequeño por su egoísmo. Y donde quiera que estuviera su padre, de seguro estaría muy molesto.


"Erwin, aun no hablas con él ¿cierto?"


Incapaz de responder, Erwin siguió acomodando las maletas en el auto. Levi tenía una competencia en el extranjero.


"¿Temes que deje de seguirte en este sueño tuyo o temes perderlo?".


"Creo que temo ambas cosas" terminó por confesar Erwin, sorprendiendo a su padre con su respuesta "Levi ha trabajado mucho, se merece estar en lo más alto".


"Hijo, tú también has sacrificado mucho por él, pero, eres mi hijo y te quiero tanto como he llegado a querer a Levi. No quisiera verlos infelices a ninguno de los dos. Sabes que no soy una persona prejuiciosa y estaría muy feliz por ustedes si las circunstancias fueran otras y no estuviera esa chica de por medio".


Para Erwin no era fácil hablar de sus sentimientos por Levi. No con su padre, a quien le había jurado que su único interés por el muchacho sería estrictamente profesional.


"Regresaremos el viernes, papá".


"Entonces tienes hasta el viernes para hablar con Levi. Si no lo haces, seré yo quien lo haga".


Y con un fuerte abrazo Erwin se despidió de su padre, sin imaginar que esa era la última vez que lo veía con vida.


Y aunque tras el sepelio, aplazó su compromiso con Marie, nunca pudo hablar al respecto con Levi; pero no existe plazo que no llegue a cumplirse...


—¿Vas a casarte?


Erwin enfrentó la mirada de Levi cuando le hizo la pregunta; sus ojos grises estaban llenos de dolor y tristeza; cansados, agonizantes.


—Sí


Y con una sola palabra consiguió que la vida terminara de escaparse de ellos.


+++


Hanji le acomoda la corbata a Erwin y se da cuenta de que no ha podido dormir en varios días. Sus ojeras le delatan y está ausente mientras ella le platica, de hecho, no probó su comida a la hora del almuerzo y desde eso está mirando su reloj a cada minuto que pasa.


—También hoy se va Levi —Erwin se sobresalta al escucharla nombrarle. La castaña había podido leerle la mente.


—Esa fue su decisión.


Erwin trata de sonar indiferente mientras se ajusta las mancuernillas.


—Tal vez vuelvas a verlo en alguna competencia internacional.


Pero Hanji nota el temor que Erwin siente a que eso nunca sucediera, y sin ser consciente de ello, el rubio vuelve a mirar su reloj.


—Todavía estás a tiempo, Erwin.


—Hanji, Levi es joven, y está cegado por una ilusión. Fui quien le sacó de los barrios bajos para enseñarle que hay una vida mejor, cree que todo lo que tiene me lo debe, él... tan sólo se siente en deuda con mi familia.


—¿Eso es lo que te dices cada mañana, Erwin? Pues puedes seguir repitiéndotelo hasta que realmente te lo creas.


Enojada, Hanji sale de la habitación dando un fuerte portazo. Y con tristeza suspira detrás de la puerta, sabe que su amigo no está siendo sincero consigo mismo. Por todos los titanes, si sólo basta con fijarse cómo ese par de "hermanos" se mira a los ojos para darse cuenta de lo que siente el uno por el otro. Además, cuando cuestionó a Erwin por la decisión que tomó, le preguntó si estaba completamente seguro de amar a Marie. Y cuando Erwin le contestó que la quería mucho, Hanji le dijo que no es lo mismo querer que amar.


A pesar de todo, Hanji se une a las otras damas con su elegante vestido color lavanda y espera con paciencia ante el altar. Todas las palabras usadas en el sermón suenan vacías y pareciera que cada una calara en lo más profundo del alma de su amigo. Hasta que a Erwin el pastor Nick le hace la pregunta y él no contesta.


—Volveré a repetir la pregunta, hijo... Erwin, ¿aceptas a Marie como tu futura esposa?


Erwin aprieta los puños con fuerza, mientras su mirada se dirige al padre de Marie, quien parece querer apuñalarle con los ojos.


—¡No!


Los ojos de la hermosa novia se abren como platos y antes de que pudiera decir palabra alguna, un par de hombres vestidos de negro, de inmediato se llevan a Erwin hasta uno de los cuartos traseros de la capilla. Ante la expectante atención y murmullo de todos los presentes.


—Lo siento señor, —le dice Erwin al padre de Marie cuando les da alcance— puede golpearme o matarme si le place, pero no voy a casarme con su hija.


—¡Tú tienes una deuda que saldar, joven Smith!


Completamente hecho una furia, el viejo hombre empuña una pistola y le apunta directo al corazón.


—Con todo respeto señor, desde que Levi empezara a ganar los Campeonatos y fuera a las Olimpiadas de Invierno, muchas oportunidades se abrieron para nosotros. Reuní el dinero suficiente y le pagué todo lo que le debía.


—No hablo de ese tipo de deuda y lo sabes bien, moví influencias con gente verdaderamente importante para que tu padre adquiriera sin problemas la custodia de ese pequeño francés; eso no tiene precio.


Y cuando el padre de Marie se dispone a jalar del gatillo, Marie se interpone.


—¿Intentas comprarme un esposo, padre?


—Marie, mi niña, vuelve al altar y deja que tu padre resuelva esto.


—¿Resolver? ¡Lo amenazas con una pistola para que acepte casarse conmigo! ¿Es que acaso me creíste incapaz de conseguir un esposo por mi propia cuenta?


—No es nada de eso mi princesa, es sólo que... dijiste que Erwin Smith era lo que más deseabas en el mundo. Así que traté de sacar ventaja cuando acudió a mí por ayuda.


—Lo que más deseaba en el mundo era que él me amara, papá; pero es obvio que no lo hace —Marie termina de enunciar con dificultad.


Erwin se siente conmovido ante el semblante de la joven, jamás hubiese querido que las cosas tomaran ese rumbo. Pero no estaba arrepentido. De ser necesario, volvería a hacer todo lo que hizo por Levi.


—Ya he saldado mis deudas económicas con tu padre, Marie, pero le di mi palabra de concederle lo que sea por agilizar los trámites de la custodia de Levi. —Erwin bajó la vista con vergüenza cuando Marie se acercó hasta él. Esperaba que lo golpeara, le gritara o algo parecido, pero con sorpresa la ve ordenar, a los hombres de su padre, que lo soltaran.


—Erwin, yo nunca quise que esto pasara de esta forma...


Levi, siempre se ha tratado de Levi, el hermano menor y estrella de su futuro esposo, que se supone debía acompañarlo en un momento tan importante, había declinado la invitación que ella misma le hiciera para asistir a la boda; y aunque tenía sus sospechas de por qué lo había hecho, Marie no dijo nada. En el fondo se alegró de tenerlo lejos ese día, Levi siempre había tenido un comportamiento demasiado hosco con ella y Erwin siempre hablaba de él con tal devoción que le aterraba.


—Podría lidiar con un hermano celoso, pero no con un matrimonio sin amor.


Sintiéndose incapaz de desmentir las palabras de Marie. Erwin tan sólo se disculpa— en verdad, lo siento mucho, Marie.


—Creciste y te educaste en el Reino Unido y no te importó dejarlo todo para venir a Francia por Levi. ¿Cómo se te pudo ocurrir que lo nuestro podría funcionar?


—No esperaba que funcionara realmente y tienes todo el derecho del mundo de estar enojada, llevé todo esto muy lejos por no querer faltar a mi palabra.


—Sí, estoy muy enojada Erwin... pero en el fondo me alegra enterarme de todo esto ahora y no después, con un divorcio y niños de por medio... —las lágrimas inundan los ojos de Marie y antes de que pudiera romper en llanto, Erwin se acerca a ella y alarga el brazo para acomodarle un mechón de cabello detrás de su oreja. Se ve hermosa con las flores en su cabeza y su vestido de novia. Pero no es el tipo de belleza que él ama.


La joven mujer, se quita el anillo de compromiso y se lo devuelve a Erwin.


—¡Gracias, Marie!


—Jamás te retendría a la fuerza para hacerte infeliz, por eso te libero de tu palabra, Erwin —le dice ella, sollozando— y te aseguro que mi padre no hará nada en tu contra. Te amo demasiado, como para permitírselo.


Aunque un poco reticente, el padre de Marie guarda su arma y le extiende la mano a Erwin— ...tienes mi palabra, no haré nada que la haga sufrir —aunque no se lo dice, también ese hombre termina por reconocer el valor del rubio al enfrentarlo.


Erwin termina de estrechar su mano y no puede evitar sentir algo de pena cuando al retirarse, Marie busca consuelo en los brazos de su padre.


 


Todo el camino al aeropuerto, Erwin intenta comunicarse con Levi, pero su teléfono siempre se oye ocupado y no lo consigue. Apenas frena el taxi, abre la portezuela para descender a toda prisa; el tráfico ha estado del demonio. A toda la velocidad que sus piernas se lo permiten, entra al aeropuerto corriendo; esquiva gente, brinca maletas, sube las escaleras eléctricas de dos en dos y no para hasta llegar a la antesala del vuelo de Levi. Ubica el detector de metales y pasa a través de él. Pero éste de inmediato suena y alerta a los de seguridad, quienes en el acto le dan alcance y lo sujetan con fuerza. Erwin suplica que lo dejen pasar pero empiezan a arrastrarlo justo del lado opuesto al que quiere llegar. Se da cuenta entonces que las personas ya han abordado y forcejeando de nueva cuenta logra llegar hasta los enormes cristales que le permiten contemplar a través de ellos, el despegue del avión. Grita entonces el nombre de Levi con una voz tan desgarradora, que logra estremecer al aeropuerto entero.


Entendiendo que ha llegado demasiado tarde, se rinde ante los guardias; quienes registran desesperadamente sobre sus ropas, buscando el objeto prohibido que sonara al ingresar. Al no encontrar nada peligroso, guían a Erwin hasta el área de detención para que allí decidan lo que van hacer con él. Pero al avanzar hacia la multitud que le mira y juzga de loco, encuentra a un joven con muletas tratando de abrirse paso entre la gente curiosa que observa la escena.


—¡Levi!


Erwin siente que se le abren las puertas del cielo al verlo y ruega de nuevo ante los guardias.


—Permítanme hablar con él por favor, él es el único motivo por el que estoy aquí. Después los acompañaré a donde sea necesario, lo prometo —y cuando algunas personas lo reconocen y empiezan a tomarle fotografías, los guardias que lo sujetan, le permiten acercarse.


Estando vestido con ese impecable traje blanco y con el cabello rubio un poco desordenado Levi entiende porqué hizo todo por seguir siempre a ese hombre.


—¡Erwin!


La gente se compadece por la condición de Levi y entiende la desesperación del rubio por abrirse camino hasta él, entonces le abren paso.


Bajo la supervisión de la mirada de los guardias, Erwin llega hasta el joven y lo abraza con todas sus fuerzas.


—Creí que ese era tu vuelo.


Un tanto sonrojado por la gente que los mira, Levi le responde. —Sí lo era.


Con sorpresa, Erwin deshace el abrazo y lo toma de los hombros —¿Por qué no lo abordaste entonces?


—Hanji me dijo que ibas a casarte por una deuda que adquiriste por mí. ¿Por qué demonios nunca me hablaste de eso? —De alguna manera Hanji se las había ingeniado para escucharlo todo en la capilla y al parecer fue ella la que mantuvo su teléfono ocupado.


—No quería hacerte sentir culpable.


—¡Pues que jodido buen trabajo has hecho!


Los labios de Levi tiemblan de coraje y si no tuviera las muletas, de seguro ya hubiese golpeado al más alto. Mas Erwin sabe que detrás de su aparente enojo, también está contento. Basta mirarle a los ojos para entenderlo, Levi nunca ha necesitado decir mucho cuando está con él.


—Pero no lo hice, Levi, no pude casarme con ella.


Tan pronto como Erwin termina de enunciar, aparece un brillo especial en los ojos de Levi. Ya no se siente un tonto por perder su vuelo, con el riesgo a que Erwin nunca se presentase.


—Erwin, yo... no te odio


—Lo sé.


El rubio lo toma del mentón y sonríe levemente al notar el anhelo en sus ojos.


—Perdón por todo lo que te dije, después de lo que has hecho por mí, terminé por arruinarlo por completo.


—No, tú no has arruinado nada. Me siento muy orgulloso de ti y lo estaré toda la vida.


Erwin le quita la capucha del suéter y la gorra que siempre usa para ocultarse del ojo público y tomando su rostro entre sus grandes manos, continúa.


—Mi sueño era llegar a hacer vibrar a la gente y repetidas veces has convertido ese sueño en realidad, pero... ni las notas ni las medallas, nada tiene valor alguno sin ti. Tuvo que pasar todo esto para darme cuenta de que lo único que me importa: eres tú.


La identidad del más joven se descubre y los flashes de las cámaras empiezan a brillar ante la peligrosa cercanía de sus rostros.


—No fue una mentira Levi, las veces que hicimos el amor fueron genuinas y mucho me gustaría que me aceptaras por siempre a tu lado. No como tu entrenador o tu hermano...


Erwin se pone de rodillas y saca algo de su bolsillo.


—Este anillo era de mi madre...


Los plateados ojos de Levi se desbordan de sus comisuras al contemplar el brillo de la sortija que Erwin le ofrece.


—Levi... Veux-tu m'épouser?


Y mirando embelesado los ojos azul hielo de Erwin, las palabras se quedan atoradas en la garganta de Levi y sólo logra asentir varias veces en respuesta; entonces el rubio sonríe ampliamente mientras desliza la sortija en su anular.


—¡Mierda, Erwin! Pensé que nunca me lo pedirías.


Erwin se pone de pie y con un apasionado beso, une sus labios a los de Levi. Y ante el enérgico y cálido aplauso que les brinda la gente que los rodea, pronto se ven obligados a separarse.


Por la emoción del momento, Erwin olvida por completo ese detalle. Si Levi hizo un drama por el inocente beso que antes le diera en el podio, Erwin no puede ni imaginar, lo que le hará ahora por un perfecto beso francés ejecutado ante las cámaras de tantos teléfonos móviles que les toman fotos y videos.


Mas Levi está demasiado feliz como para hacer algo. Su amor por fin ha dejado de ser un secreto, después de que, en las redes sociales, varios lograran transmitir en vivo semejante suceso.


 


Luego de las explicaciones correspondientes a las autoridades del aeropuerto y de que todo se aclarara, ambos deciden ir a visitar la tumba de su padre.


—Me gustaría tenerlo aquí y contar con su aprobación.


—Erwin, en donde quiera que se encuentre, él lo aprueba.


Erwin bajó la vista para encontrarse con la de Levi.


—¿Por qué estás tan seguro?


—Aquel día... cuando nos despedirnos en el aeropuerto, él dijo que había descubierto mis verdaderos sentimientos hacia ti. Fue inesperado, no supe qué decir y ante mi silencio, él sonrió y me revolvió el cabello; luego de darme un beso en la frente, me dijo que siempre debía permanecer a tu lado para cuidarte, incluso de ti mismo... Y estaba dispuesto a hacerlo, Erwin... a pesar de todo yo quería continuar a tu lado pero... llegué a pensar que sólo te importaba mi carrera y que no sentías lo mismo por mí.


—¡Oh Levi... Je t'aime, Je t'aime, Je t'aime!


Llenándole de besos, Erwin termina por rodearle con sus brazos.


—¡Je t'aime aussi, Erwin !


 


Días después, el matrimonio entre hermanos se celebra y la noticia pronto se vuelve un escándalo, pues en un vano intento por explicar el asunto de las nacionalidades y del por qué Erwin y Levi competían con diferente Federación, habían surgido historias acerca de la posible infidelidad del señor Smith con una prostituta francesa, hasta que por fin sale a la luz el verdadero pasado de Levi y que no comparte lazos sanguíneos con Erwin.


Ambos se retiran del patinaje de competición, pero la gente seguía aclamando a Levi en las pistas, por lo que varios programas de televisión se interesan en él para entrevistarlo e invitarlo a participar en galas y exhibiciones que él acepta gustoso. 


Es así como, sin presión en los puntajes y sin límites o reglas, Levi sigue entrenando y disfrutando del patinaje artístico, al lado de su esposo y entrenador: Erwin Smith; como él siempre quiso que lo hiciera.


 


FIN

Notas finales:

N de J: Me gusta mucho el patinaje artístico sobre hielo y disfruté escribiendo sobre esto, como no tienen idea. Fue un verdadero reto narrarlo desde tres perspectivas.

Según el contador, hay gente leyendo... y por ellos he terminado de publicar esta historia. Vamos, no sean tímidos y dejen comentarios, aunque su ship sea otra...

Creo que no hay mucho Eruri por aquí... XD

Bueno, me gustaría saber qué les ha parecido el fic.

Gracias por leer y acompañarme hasta el fina!


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