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Así es el destino. por Kouichi_RedSun

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Notas del capitulo:

¡Hola! Ya he vuelto con el siguiente capítulo de esta historia, espero lo disfruten y sigan esta narración. Espero poder seguir con esta trama de una forma más o menos fluida.

 

Espero que les guste

—Una última oportunidad, ¿Estás seguro, Takeru? — escuchaba la voz de Davis por el teléfono.

 

—Sí, creo que sería demasiado precipitado de mi parte no darle otra oportunidad— contestó el rubio mientras miraba por la ventana de su habitación.

 

—No estoy seguro de que vayas a sacar nada más que otro coraje, pero… Bah, ¿Quién soy yo para juzgar? — le dijo Davis en un tono despreocupado.

 

—Je, gracias por el apoyo ¿Te apetece ir a comer algo hoy?

 

—Claro, todo lo que tenga que ver con comida me agrada— dijo el castaño relamiendo sus labios.

 

—Vale, pasaré por ti en una hora. Esta será una buena oportunidad para estrenar el permiso de conducir— dijo entusiasmado el rubio.

 

—Cierto que lo obtuviste hace dos semanas, solo no me mates, no quiero morir virgen— le dijo Davis en un tono dramático.

 

—Si sigues así no tendré que usar el auto para matarte— amenazó Takeru antes de echarse a reír junto a su amigo.

 

Fue un breve lapso de tiempo el que transcurrió hasta que sonó el timbre en casa de Davis, quien no tardó mucho en abrir la puerta.

 

— ¿Estás listo? — preguntó Takeru poniendo sus lentes de sol sobre su cabeza.

 

—Desde luego que lo estoy— le replicó el contrario mirando al cielo, ni una sola nube a la vista, el día era cálido y soleado — ¿Y a dónde me piensas llevar?

 

—Bueno, hay un lugar de mariscos en la costa, podemos ir ahí y de paso respirar la brisa marina.

 

—Sí, francamente no me arrepiento de haberme mudado a la costa— le dijo el castaño subiendo al auto, un deportivo Toyota GT86.

 

—Sí, es un lugar muy tranquilo, me gusta más que en la capital—  admitió Takeru encendiendo el motor.

 

---------------*-------------

Por lo general la sala de estar era donde las empleadas pasaban la mayor parte del tiempo cuando finalizaban sus tareas; pero afortunadamente no había nadie allí. Y Tai agradecía eso. No quería que nadie escuchara esa conversación con su amiga. Ni siquiera quería tener esa conversación.

— ¿Quieres detenerte y escuchar lo que me estás diciendo? — decía un castaño mirando fijamente a la chica frente a ella, que si bien todos sabían que estaba loca, esto rompía con creces sus locuras anteriores.

 

—Taichi, ¡¿Cuánto tiempo más piensas callarte lo que sientes por él?! — dijo Mimi agitando efusivamente sus brazos.

 

—Me lo llevaré a la tumba si es necesario, por favor Mimi, piensa un poco, Yamato está con Sora, eso en primera... en segunda, está muy claro que él no es gay— replicó el más alto haciendo pequeños círculos con sus dedos índices en sus sienes.

 

—Eso tu no lo sabes, podría darte una sorpresa— le dijo ella guiñandole el ojo.

 

—Por favor no seas ridícula, lo que dices es una barbaridad, algo que solo pasaría en mis mejores sueños… yo sé que… eso jamás va a suceder— dijo el muchacho bajando su mirada y mientras sus ojos se humedecían al recordar que Matt jamás sería para él.

 

—Eso tu no lo sabes, solo sabes que estás huyendo de tus sentimientos— le recriminó ella en ese tono autoritario que siempre la había caracterizado.

 

— ¡¿Y cómo crees que reaccione si le digo que lo amo?! — gritó Tai con la garganta casi cerrada, mientras las lágrimas desbordaban sus ojos — ¡Estoy seguro que no querrá volver a saber de mí!

 

— ¿Acaso lo intentaste ya? ¿Él te dijo que se alejaría de ti si te llegaba a gustar?

—N-No pero yo…

 

—… entonces no afirmes algo que no sabes si es verdad— le dijo ella acercándosele y secando sus lágrimas con los dedos —Además, no es como que tengas que hacerlo ahora— le dijo con un tono más suave y abrazándolo.

 

Taichi se quedó callado unos momentos, reflexionando profundamente lo que su mejor amiga le decía, pero siempre recaía a la misma triste conclusión: Yamato estaba fuera de su alcance.

 

—Aun así no puedo… Matt está con Sora y debo respetar eso— dijo el castaño con una punzada en su pecho al pronunciar esas palabras.

 

—No sé si eres demasiado recto o eres tonto.

 

— ¿Tu qué haces aquí? — se escuchó la voz de la hermana menor de Taichi, mirando con desprecio a la otra chica.

 

—Disculpa, vine a ver a tu hermano, no a ti “Princesa”— soltó Mimí con gran sarcasmo —Así que lo que venga a hacer aquí no es de tu incumbencia.

 

—Kari, déjala en paz ¿Quieres? — dijo el mayor de los castaños en voz baja, no quería escuchar discusiones ni saber de más broncas.

 

—Descuida, ya me voy, pero piensa en lo que te dije ¿Está bien? — dijo la chica de cabellos rosados caminando a la salida y empujando “accidentalmente” a Hikari. No era la primera vez que estas dos tenían roces de ese tipo. Hikari había hecho méritos con su forma de ser para ganarse a Mimi de enemiga.

 

El castaño simplemente asintió y observó a su mejor amiga irse, para luego mirar con cierta molestia a su hermana.

 

— ¿Te han dicho que eres odiosa? Ahora entiendo porque Takeru no te soporta— mencionó fastidiado y entrando a su recamara azotando la puerta.

 

Ya dentro de su habitación, Taichi se lanzó a su cama, reflexionando lo que Mimi le había dicho. Las ganas de llorar se acumulaban dentro del muchacho, al igual que se agrandaba ese profundo hueco en el pecho, pensando en el rubio que le arrancaba suspiros y era protagonista de todos sus sueños.

 

El moreno tomó una foto donde estaba con el chico de sus sueños, justo después de filmar la escena en la que ambos peleaban en la primer temporada. Extrañaba esos días donde todo era mucho más simple, que podía pasar todo el tiempo del mundo con Yamato y a ninguno le preocupaban esas cosas del amor.

 

---------------*-------------

—Si bebé, te digo que esa ramera estuvo en mi casa— dijo una castaña al teléfono, encerrada en su habitación.

 

—Solo ignórala, es una diva loca, tu misma lo dijiste, Kari— se escuchó la voz al otro lado de la línea, con un ligero acento americano al hablar.

 

—Lo sé, Michael, pero es que es tan odiosa que agh… hasta me da asco.

 

—A mí lo que me da asco es que sigas con ese estúpido infeliz— se escuchó la recelosa voz del chico.

 

—Oh, ¿Estás celoso? Descuida, no es que me importe mucho, pero toma en cuenta que eso le da buenos puntos a mi reputación: soy la novia de Takeru Takaishi, con quien protagonicé dos temporadas de Digimon. Además tengo que entretenerme con algo ya que tú estás en Estados unidos— agregó Hikari con indiferencia

 

—Lo sé, pero no con ese mocoso mimado, es un completo imbécil.

 

—En cuanto encuentre la oportunidad, te traeré y mandaré a volar a ese ingenuo— añadió la chica en un tono coqueto y seductor.

 

—Espero ese día con ansias bebé. Por cierto ¿Qué hacía esa tipa en tu casa?

 

—Agh, ya sabes, con el maricón de mi hermano y su amor imposible, no sé cómo puede ser tan patético... lo peor, no sé cómo mis papás aceptan que haya un puto en la familia.

 

—Sí, debe ser asqueroso tenerlo de hermano— mencionó el muchacho con repudio —Además de que ese malparido me robó el protagónico de la serie.

 

—Lo sé bebé, sé que viniste desde Estados Unidos para audicionar en el papel protagónico desde la primer temporada, y la verdad lo hubieras hecho mejor, eres más sexy— añadió con lujuria —pero descuida, pronto todos los millones que tengo, los compartiré contigo y tendrás la vida que mereces.

 

—Oh, eres un sexy ángel que cayó del cielo solo para mí, no sabes cuántas ganas tengo de hacerte mía.

 

—Todo a su tiempo, Michael, todo a su tiempo.

 

---------------*-------------

—Estuvo delicioso— le dijo Daisuke acariciando su estómago mientras se abría su camisa, exponiendo su bien trabajado pecho y su tonificado abdomen.

 

—Sí, estuvo muy bien— dijo Takeru mientras pagaba la cuenta y procedía a mirar al mar —Vamos a caminar a la playa, así podremos bajar todo lo que comimos— dijo haciéndose aire con la camiseta negra de tiras que llevaba. El calor era abrumador.

 

—Vale, será divertido también caminar en el agua— le dijo entusiasmado el moreno.

Para Daisuke, no había mejor lugar que la playa, y no le causaba problema demostrar su amor por esa clase de lugares.

 

—Jeje, está bien, caminaremos por el agua— dijo el otro jovencito mientras se levantaba y salía del restaurante, dirigiéndose a la orilla, sacándose sus sandalias y adentrándose a la arena.

— ¿No es un panorama hermoso?

 

—Sí, lo es, me encanta la brisa marina, también sentir la arena en los pies— contestó el rubio mientras caminaba.

 

— ¡Pero lo más divertido es caminar cerca y dentro del agua! — exclamó Davis saltando dentro del mar, salpicando su pantalón corto y moviéndose alegremente dentro del agua, que le daba a penas por la mitad de las espinillas.

 

—Deberíamos venir todos juntos un día— mencionó el rubio metiendo sus manos a los bolsillos —Taichi, mi hermano, Izzy, Ken, todos, seguro que nos la pasamos genial— dijo emocionado de solo pensarlo.

 

— ¿Incluso a ella? — le cuestionó el moreno en un afán por molestar un poco.

 

—Hum… preferiría no meterme en terrenos peligrosos— se limitó a decir el rubio.

 

—Oh, vamos, es una pregunta sencilla— le dijo el moreno con una sonrisa pícara mientras le arrojaba agua con sus manos.

— ¡Hey, detente! — exclamó el rubio esquivando el agua.

 

—Vamos, solo contesta— incitó el moreno mientras le lanzaba varias ráfagas de agua, empapándole el abdomen.

 

—Agh… ¿Si contesto dejarás de lanzar agua? — preguntó ligeramente fastidiado y retirándose su camiseta.

—Por supuesto— le dijo el moreno preparado para lanzar otra ráfaga de agua con ambas manos.

 

—No, no la traería porque seguro que tendríamos una pelea.

 

—Jeje, excelente. Por cierto ¿Cuándo planeas darle esa cita de “última oportunidad”?

 

—La llamaré esta noche, quizá sea mañana, quiero hacerlo lo antes posible— dijo el rubio reflexivo.

Muy en el fondo, sabía que esa sería la última cita que tendrían como pareja.

 

—Bien, sabes que pase lo que pase, te estaré apoyando— le animó el moreno.

 

—Gracias… De verdad.

 

---------------*-------------

Las horas transcurrieron y un joven de cabellera dorada yacía recostado en su cama, con un cosquilleo en su estómago, las manos le sudaban mientras jugaba con su celular, dudando si debía hacer esa llamada o no.

 

—Uff… Bien, Takeru… Debes hacerlo, toma al toro por los cuernos y que sea lo que tenga que ser— dijo el muchacho dándose palmadas en las mejillas antes de llamar a su novia.

— ¿Hola? — Se escuchó a los pocos segundos la voz de la joven castaña.

 

—Hikari, soy yo, T.K.

 

—Ah… Takeru, ¿Qué pasa? —le contestó la chica con un deje de indiferencia.

 

— ¿Te apetece ir a desayunar mañana? Hay un restaurante cerca de la costa que sirve una comida exquisita.

 

—Bueno, no estaría mal, puedes pasar por mí a las 10 en punto

 

—Vale, te veré a las 10— dijo el muchacho antes de colgar y poner el teléfono contra su pecho, respirando profundamente —Ugh… Espero que todo vaya bien mañana— dijo para sí mismo, desvistiéndose para irse a la cama.

 

Sin mucho problema, Takeru se quedó dormido al poco tiempo. Para cuando su despertador interrumpió su plácido sueño, eran las 8:30 de la mañana. Seguía nervioso, su estómago le cosquilleaba, sentía sus piernas temblar; en cierto modo, quería creer que Kari era la misma chica que conoció.

 

Rápidamente, Takeru se arregló para la cita, llegando puntual a las 10:00 junto a su chofer a la residencia de los Kamiya.

 

—Hola guapo— le dijo una sonriente Hikari acercándosele y dándole un beso en los labios, mientras con la manos le recorría el pecho.

 

—Hola, ¿Estás lista?

 

—Desde luego— dijo caminando al auto, el chofer le abrió la puerta e ingresó seguida del rubio.

 

El trayecto fue silencioso. Un silencio cómodo. Takeru sujetaba la mano de su novia, la cual miraba por la ventana con una pequeña sonrisa. Para el rubio, se sentía como los primeros días de su relación, días llenos de ternura y cariño, de juegos, de diversión.

 

—Es aquí— fue el rubio quién rompió el silencio y bajó del elegante BMW.

 

—Sí que es un lugar bonito— dijo ella observando la costa, el restaurante, que tenía la fachada parecida a una cabaña de playa.

 

-Después de ti— dijo Takeru con una sonrisa mientras le abría la puerta a la castaña.

 

—Gracias, que caballeroso— le dijo ella pasando su dedo índice por la barbilla del jovencito.

 

Ambos chicos fueron a sentarse a una de las mesas en la terraza con vista al mar y se miraron a los ojos, justo como dos enamorados que vivían la hermosa etapa de la juventud.

 

—Siempre me llevas a lugares maravillosos, Take.

 

—Bueno, jeje, me gustan los lugares con buenas vistas y buena comida— dijo el rubio sonriendo de forma encantadora.

 

—Eso parece— le dijo Hikari mirando el menú.

Ambos chicos seleccionaron lo que comerían y se sujetaron de las manos. Para Takeru era una sensación reconfortante; quizá aún existía esa chica gentil y tierna que le robó el corazón.

 

-Esos camarones picantes son deliciosos, te lo aseguro— dijo el rubio buscando un tema de conversación, por más trivial que fuera.

 

—Si, al menos en la foto se veían muy bien.

 

— ¿E hiciste algo interesante ayer? — preguntó el rubio acariciando con su dedo pulgar el dorso de la mano de su “enamorada”.

 

—No mucho, soportar al dramático de mi hermano y a su amiguita Mimi— le dijo ella con fastidio. Fue en ese momento que se rompió el encanto.

 

—Vamos Kari, no digas esas cosas— pidió el rubio buscando evitar que diera lugar una pelea.

 

—Es la verdad, desde que mi hermano nos dijo que es un maricón y que le gusta tu hermano, no hace más que llorar como una niña— le dijo Kari cruzada de brazos.

De inmediato, Takeru frunció el entrecejo.

—Por favor, es tu hermano, no deberías hablar así de él— dijo el rubio reprendiendo un poco a su novia.

 

—Es la verdad, me da pena decir que mi hermano mayor es un maricón al que le gusta que se lo metan por detrás— le dijo escupiendo su veneno.

 

—Es tu familia, por favor, se supone que tu deberías apoyarlo, tus padres lo hacen ¡Que tu hermano sea homosexual no es motivo de que lo rechaces!- reclamó el rubio mirando a Kari con decepción. Ella solo alzó una ceja.

 

- ¿Y qué? Que sea mi hermano no quita que es un marica— la chica no parecía tener ni el más mínimo remordimiento por sus palabras —Además, no quiero ni pensar lo que la gente opina de qué mi hermano, el protagonista de una serie exitosa, sea un maricón.

 

Takeru se avergonzó de que todos miraran hacia ellos, oyendo la conversación, pero más por las cosas que decía ella de su propio hermano.

 

Se levantó con varios sentimientos encontrados, ira, tristeza, rabia, pero sobre todo, con una gran decepción, una decepción que le punzaba profundo en el pecho.

 

—Creí que aún quedaba algo— dijo el rubio con la mirada baja.

 

— ¿De qué hablas? — le preguntó ella con indiferencia.

 

—Creí que… aún estaba la chica que yo tanto amo… pero me equivoqué… me equivoqué, ahora solo queda una bruja sin corazón— dijo el rubio mientras una lágrima resbalaba por su mejilla —No quiero saber nada más de ti… No quiero seguir con una maldita mocosa engreída y superficial…— dijo el rubio mientras el llanto se volvía más fluido

 

— ¡¿Estás rompiendo conmigo?!

 

— ¡Sí, estoy rompiendo contigo, ya no queda nada de la chica de la que me enamoré! Ya…Ya no siento nada a tu lado que no sea pena — gritó Takeru antes de salir corriendo hacia su auto

 

— ¡Ya lo suponía, no eres más que un perdedor poco-hombre! — le gritó ella llena de rabia y empujandolo—Por eso me conseguí a alguien que realmente sea un hombre y me haga feliz, estúpido mocoso mimado.

 

Esta última revelación golpeó al blondo en lo más profundo de su ser. Dolido, traicionado, un mar de cosas atravesaban su cabeza ¿Desde cuándo? ¿Con quién? ¿Cómo pudo mantenerlo en secreto tanto tiempo? No cabía en su cabeza, él siempre se había esforzado por hacer lo mejor para ella, y ahora sentía como una gran punzada cruzar por su pecho.

 

— ¿Vas a llorar o qué? — le dijo ella en un tono de burla, mientras el rubio bajaba la mirada, con sus ojos azules llenándose de lágrimas.

 

—Eres una vil zorra— dijo Takeru en voz baja, saliendo de aquel restaurante y entrando a su automóvil —Llévame a casa— le dijo a su chofer, quien sin preguntar nada, obedeció

 

---------------*-------------

En su jacuzzi, Davis disfrutaba de su película favorita mientras el agua caliente relajaba cada uno de los músculos de su cuerpo, o al menos eso hacía hasta que una llamada interrumpió su tranquilidad.

 

— ¿Hola? — dijo Davis en un tono despreocupado por todo.

 

—D-Daisuke— escuchó la voz quebrada de Takeru al otro lado de la línea.

 

— ¡¿Take?! ¡¿Qué pasa, por qué lloras?! — preguntó Davis angustiado

 

—No queda nada… es una bruja sin corazón— dijo Takeru entre lágrimas.

Con impotencia y tristeza en su interior, desilusionado, el rubio no podía evitar recordar los primeros meses de su noviazgo: los regalos sencillos, los momentos dulces, como compartían los dos un único helado por puro placer.

 

—Take, cálmate, voy para tu casa, ¿Está bien? No llores por favor— le dijo Davis saliendo del jacuzzi para correr a vestirse lo más rápido que pudo.

 

No pasaron ni 20 minutos, cuando el castaño había llegado ya a casa de su mejor amigo, entrando sin siquiera tocar, solo para encontrarse a un Takeru desconsolado en el sofá.

 

—Takeru— le llamó Davis mientras se acercaba y abrazaba al jovencito de ojos zafiro.

 

—Es horrible Davis… Es… Es una maldita insensible… No queda ni el más mínimo rastro de Hikari— dijo el rubio entre lágrimas, era insoportable para él, la chica que le había robado el corazón se había convertido en alguien que parecía no tener sentimientos.

 

—Vamos, vamos, dime que pasó— le dijo el castaño revolviéndole de forma cariñosa los cabellos.

 

—Fue… Fue fatal Davis, empezó a insultar a Tai, a su propio hermano, no dejaba de llamarlo maricón— dijo el rubio llevando sus manos a su cabeza.

 

—Zorra hija de… Agh, ¿Y lo hizo sabiendo lo importante que es Taichi para ti?

 

—Obvio que sí, ella sabe que Taichi es otro hermano mayor para mí— dijo Takeru tratando de secar sus lágrimas —Sabe que… Él me hizo superar mi pánico escénico y… Que él me dio ánimos cuando empecé con la música… Ella sabe que Taichi es alguien muy preciado para mí.

 

—Vamos, Takeru, no es tan malo— dijo Davis tratando de calmarse para poder ayudar a su rubio amigo —Son solo comentarios de una estúpida despechada

 

—No Davis… No es solo eso.

 

— ¿A qué te refieres?

 

—Me engañó… Ella me lo dijo… No sé con quién ni desde hace cuánto pero… Lo hizo, lo admitió como si fuera cualquier cosa— dijo el rubio abrazándose a sí mismo, su corazón lentamente se despedazaba de solo recordarlo.

 

Todo lo que sucedía solo hacía hervir la sangre de Davis, quien tenía todo su cuerpo tensado. Miró a su rubio amigo y respiró hondo, no era momento para que perdiera la cabeza y despotricase contra Hikari.

 

—Vamos Take, no llores más— dijo el moreno secando las lágrimas del aludido —No le des a esa desgraciada el gusto de hacerte llorar.

 

—Davis… Yo… Ah… Eres un maravilloso amigo— dijo Takeru abrazando con fuerza a Davis, ocultando su rostro en el pecho del moreno.

 

—Sabes que siempre voy a estar aquí para ti.

 

Notas finales:

Bueno, esto ha sido todo, espero que les haya gustado y continúen el siguiente capítulo.

 

Matta ne


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