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Por siempre a tú lado. por Akatsuki-san

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El fin de semana paso como agua entre las manos de muchos estudiantes de Hogwarts que disfrutaron al máximo la salida a la villa y el fin de semana.

Las mañanas del lunes siempre eran bastante tranquilas, nadie ama el lunes después de todo; ni siquiera los jóvenes de Ravenclaw que se caracterizan por ser sumamente inteligentes.

Pero algo en el comedor, desentona en la tranquilas de las otras tres casas, y es que muy a su pesar, cualquier acontecimiento que se digno del interés de los Slytherin es del interés de todos los demás, sobretodo para los Gryffindor.

Ya que la casa de las serpientes no se caracteriza por estar siempre llena de bromas y risas o tan siquiera pláticas fuertes, hoy es la excepción.

Y no es para menos el motivo por el cual su lengua está más suelta de lo acostumbrado.

La pequeña mancha de la casa que se caracteriza por tener solo magos Pura Sangre está diferente de lo usual.
Todo él está irradiando esa luz que abruma a muchos.

Severus amaneció de muy buen humor, había pasado todo el fin de semana con Regulus dando muestras de afecto el uno por el otro y esa noche habían vuelto a hacer el amor hasta entrada la madrugada, su novio era demasiado apasionado y le demostraba lo mucho que lo provocaba.

El día pintaba ser caluroso, las clases que él tomaría comenzarían al medio día, así que había optado por solo usar el uniforme sin la túnica, el uniforme era algo ceñido a su cuerpo y el suéter era algo grande lo que hacía que las mangas  rebasarán sus delgadas manos y le diera ese toque tierno e inocente, claro que el solo ve un uniforme cualquiera, no como los demás que pueden apreciar el fino cuerpo del chico más antisocial de Slytherin.

Su cabello era otra cosa, Regulus le había regalado una hermosa horquilla para el cabello, no era femenina y con flores, más bien era de plata y con un brillante en la parte curva, así que para que su novio viera que el regalo le gustó se recogió la mitad del cabello en pequeño moño un poco suelto y dejó despejado su rostro.

Tan concentrado están en su comida y pensamientos, que no era ni siquiera capaz de sentir las agudas miradas que le dirigían, cada una de ellas era diferente:

Miradas de asombro.
Miradas cargadas de escepticismo.
Miradas de envidia.
Miradas de odio.
Miradas cargadas de mucha lujuria asía el chico de cuerpo pequeño y menudo.

Severus miraba con sumo cuidado cuál sería lo siguiente que comería, de por si no era una persona de mucho apetito, años viviendo sin comer por varios días seguidos en su casa, le habían demostrado el valor de la comida y lo que se sentía tener o no tener algo en el estómago, no podía permitirse desperdiciarla, algunas veces Regulus lo reñía diciendo:
" Come más Severus, puedo asegurar que mi lechuza come más que tú" a él le causaba gracias, con muy poco lograba satisfacer a su estómago... Sabía que la falta de crecimiento y desarrollo de su cuerpo se debía a la desnutrición que tuvo en su infancia, así que esa era una clara consecuencia, pero ahora se encontraba bien, en la escuela siempre tenía comida en su plato, un desayuno, almuerzo y cena; no era  bueno ser avaricioso.

Algo llamó su atención, en un platón de tamaño considerable se mostraba en todo su esplendor un delicioso y  apetitoso lo que fuera, realmente no sabía que era (Tiramisú) pero lucía apetitoso a sus ojos,con mucho cuidado tomo una pequeña rebanada, las diferentes capas se intercalan entre sí dando un aspecto de los más atrayente, la café en polvo lo hacía ver elegante junto con las virutas de chocolate oscuro, tomo una pequeña cucharada y se deleitó con el sabor, sus mejillas enrojecieron debido a la satisfacción del dulce en su paladar, y no pudo evitar soltar un pequeño gemido de placer.

Todo esto es observado por cientos de alumnos, ya no solo serpientes, cientos de pares de ojos miran como lobos al pequeño Severus que lo único que hace es engullir el postre con devoción.

En la mesa de los leones unos ojos grises miran al Slytherin con lujuria al igual que otros tantos de sus compañeros, no puede evitar lamerse los labios, todo el fin de semana el chico amante de las artes oscuras no ha salido de su mente, lo que a provocado a Sirius Miles de sueños húmedos y varias duchas de agua fría, sueña con tocar pronto esa piel de seda que en sueños roza y pide por más.

Remus solo observa con ojos analíticos la dirección a la cual mira Sirius, hay algo en esos ojos grises que antes no vislumbró. James por otra parte solo sube y baja los hombros restándole importancia a lo que sea que haya pasado con Snivellus, no es como si el ratito de la escuela le importe, así que vuelve su atención a la conversación que tiene con su pelirroja novia.
Lily no puede evitar que su atención se valla ante la mesa de los Slytherin, específicamente a su ex mejor amigo, aquel que la insulto de la manera más desagradable según su parecer, por una parte puede oír a James hablar acerca de algo relacionado a Quiddicht, pero realmente no está poniéndole atención, sus verdes ojos solo siguen los movimientos de Severus.

Regulus tuvo una mañana bastante agitada, tener que levantarse temprano de la cama que compartió con Severus para regresar a su habitación, lo que no contó fue que sus padres le pedirían hablar con el expresamente tan temprano, así que solicitando el uso de la chimenea del director, salió a atender aquellos asuntos, escuchar la plática de sus padres y la de otros socios de los negocios Black era algo tedioso para él, pero como próximo dueño de todo el patrimonio Black tenía que mostrar interés, y hasta cierto punto le gustaba, excepto cuando el trabajo se cruzaba con su tiempo de calidad con su novio, esos día no quería que nadie le hablar por la pura irá, sería capaz de desquitarse con quien se le pusiera enfrente, así fuera el mismo Lucius.

Irrumpió el comedor con un traje azúl marino, el saco lo llevaba en su antebrazo y el chaleco ceñía su marcado abdomen, la camisa manga larga color blanco y una corbata plateada relucía, el pantalón a la medida de las largas y torneadas piernas y por último unos hermoso Saint Crispin’s, todo el conjunto resaltaba cada rasgo del menor de los Black y su pasos firmes, lentos y elegantes hacían que las chicas no evitaran disimular la emoción al ver tan atractivo al heredero.

Para Regulus entrar al comedor era algo sumamente normal, pero ahora que había dado el 'estirón' como decía uno de sus tíos, las chicas lo atosigaban demasiado, y eso era algo que lo molestaba en demasía, no soportaba los perfumes excesivamente dulces que usaban, ni las insinuaciones de poca monta que le mostraban, ni siquiera se atrevía a mirarlas.

- Malditas brujas - susurro por lo bajo para luego chasquear la lengua, eso era algo que su madre le corregía desde niño, pero al ver que su pequeño Regulus no podía evitar lo dejo ser y ahora era una de sus características más notables y distinguibles cuando algo lo molestaba o no era de su agrado.

Camino un poco más rápido entre las mesas de Ravenclaw y  Hufflepuff, con una de sus manos iba aflojando el nudo de su corbata, cuando su mirada topó con su pelinegro novio, una sonrisa seductora asomó en su rostro, y un nuevo grito por parte de las chicas.

Nuestro pelinegro en cuestión, había sacado un libro en lo que comía su postre de manera lenta, así que no prestaba atención a lo que se decía o hacía a su alrededor.

La última cucharada del Tiramisú llegó a su boca, pediría más para la cena.

Regulus llegó por atrás tocándole los costados a Sev quien no contuvo un pequeño saltito del susto, volteo rápidamente su rostro para ver de quién se trataba.

- Reg, volviste -

- Si, ya estoy de vuelta -

Con una mano recogió los pequeños pelillos rebeldes que se negaban a quedarse en su lugar y cuando se acercó acomodarlos detrás de la oreja izquierda, noto en la boca de su novio restos de la crema y copos de café, una pequeña sonrisa maliciosa se escapó de sus labios.

- Ya almorzaste -

- Si, de hecho estaba comiendo un postre, era delicioso -

- ¿ Y por qué no comes más? -

- Considero que es suficiente dulce para un rato. -

Regulus observó atento los ojos de su novio y luego dirigió la mirada a la mesa, examinado los platos que se exhibían ante él.

- ¿Cuál de ellos? - señaló los postres de la mesa.

- Aquel que tiene café y virutas de chocolate. -

La sonrisa se amplio.

- Te refieres al Tiramisú. -

- Realmente no sé cómo se llamé, pero era delicioso. -

- Es un postre Italiano, como base tiene el queso mascarpone y café, unos dicen que se inventó en la Toscana y otros lo acreditan al Véneto-

- Italia, realmente me parece un buen postre bastante equilibrado, el café no es amargo ni desagradable, es balanceado al paladar. -

- ¿Me dejarías probar? -

Severus lo miro extrañado y con un ligero puchero en su rostro frunciendo un poco los labios, lo que hizo que Regulus no perdiera la oportunidad en inclinarse y tomar aquellos labios que no había probado desde que se despertó, su novio trataba de seguir el ritmo del beso demandante pero le era un poco imposible, la lengua de Regulus invadía cada rincón de su boca y podía sentirlas rozar con la suya, un gemido escapó de sus labios y esa fue la señal de Regulus de terminar el beso, con una sonrisa se separó, limpiando con gracia la saliva de su labios,y la de Sev.

- Gracias -

Severus enrojeció furiosamente, el calor en su cara era demasiado para soportarlo, ahora si era capaz de sentir las miradas de los demás alumnos y también la de los maestros, Regulus miró a la persona que estaba sentada al lado derecho de Severus y con muda señal le ordenó que se quitará, lo cual el chico en cuestión acepto mansamente.

Mientras, los alumnos de las demás casas están en Shock, ver al heredero Black besar al inadaptado era sumamente surrealista, nadie se lo imaginaria.

Unos ojos grises que miraron todo apretaron con ira y irritación el tenedor hasta desfigurar la pieza de plata pura, pronto haría su movimiento.

- Que asco, como si me agradara ver al grasoso de Snivellus siendo besado por tu hermano Sirius, simplemente repugnante. - James quitó su plato como si el apetito se le hubiese ido al ver tal escena.

Unos ojos verdes centelleaban con algo de ¿Desilusión? ¿Enojo? Oh era ¿Envidia? Ah no Celos, eran celos los que sintió la querida Lily al ver a su amigo, corrigió, al que fue su mejor amigo sonriendo para alguien más que no fuera ella.
Pero reprimió el impulso de decir algo.
- Sev... - susurro en voz demasiado baja.

- Dijiste algo Lily - la miró James con amor brillando en los ojos avellana.

- No. - respondió calmada y sintiéndole débil mente.

James siguió charlando con Lily y Remus, de el emocionante partido de Quiddicht.

Sirius también se unió la charla después de ver por última vez a su hermano besando la frente de Severus.

- No te parece hermoso Minerva, el amor hace maravillas con las personas. - dijo un Albus Dumbledore con aire soñador y sus ojos azules velados por años de experiencia.

- Lo que tu digas Albus. - contestó una maestra algo emocionada por lo que vio.

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Un GRACIAS enorme a tod@s ustedes por leer y dejar sus comentarios, en verdad me trae mucha satisfacción que disfruten mi historia, espero no defraudar a nadie, aunque en verdad no sé cómo terminará, ya que escribo al momento que me llega la idea del próximo capítulo, así que no sé cuántos tendrá.

Espero y les siga gustando, trataré de subir mínimo un capítulo al día, si no puedo será porque estaré atendiendo otros asuntos de mi vida o porque mi hermana me haya quitado mi celular.

Cómo pueden ver, los capítulos nos excederán las dos mil palabras, serán arriba de mil, pero menos de dos mil, solo el capítulo, mis notas no cuentan.

Perdones las faltas de ortografía, las corregiré cuando tenga tiempo.


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