Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Appassionata por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 61]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien, parece que esta historia tendra actualizaciones intermitentes por un tiempo, pero no la dejare, solo que ya no habra un dia especifico para que llegue el capitulo nuevo hasta nuevo aviso.

Hoy hace un poco mas de frio. No es raro en una ciudad como esta. Vengo llegando al lugar donde quede de verme con Solange, y no hay nadie.  Miro alrededor, pero tampoco veo a los demás ¿llegue tarde?  También hay pocas personas hoy.  Camino hasta la banca, aun mirando alrededor antes de sentarme.  Miro a mi lado, donde deje mi violín en el estuche. Lo traje, aunque quise dejarlo, no pude. Traerlo es como traer un peso extra, lo siento mucho más pesado de lo que debería ser, y sé que eso es solo producto de mis nervios. Hoy por la mañana intente tocar de nuevo, pero desde que comienzo a sujetar el violín ya sé que no voy a poder. La melodía sale horrible, parece más un chirrido que una nota musical.   

—  oh, esto me trae un nostálgico recuerdo—  alzo la mirada, y me encuentro con Solange.  Los arboles dan ya algo de oscuridad.

—  ¿y los demás?

— no hay función hoy. Tampoco podemos hacer una escena con pocas personas. Solo estamos tú y yo ahora—  solo… nosotros. Le miro, alarmado. Si hubiera sabido esto ayer no hubiera venido de ninguna manera—  ¿Qué pasa? ¿Aún no confías en mí?

—… no.

—  Ya veo—  su tono es triste, pero no me hace sentir mal ahora—  no te haría nada, Elián. No soy esa clase de persona.

—  ¿y cómo puedo saber eso? no dices nada de ti, llevas una máscara y eres tan misterioso. Podrías ser un convicto, o alguien peligroso que se oculta.

—  ¡No soy nada de eso!— me dice. Quiero creerle, porque Solange me agrada, me agrada la forma en que actúa, la forma en que logra hacer que todo salga bien—  ven, demos una vuelta a donde haya muchas personas para que te sientas más cómodo.

—  eso… eso no…

—  Anda, toma el violín—  dudo unos momentos. Me viene a la cabeza una de las frases de Ishani ¿Qué es lo peor que puede pasar? Siempre dice eso cuando quiere hacer algo nuevo, intentar una nueva canción y eso. En mi caso, ¡tengo varias cosas en el apartado de peor por ir con un desconocido!

—  ¿A dónde?

—  ya lo dije, caminemos por aquí, cerca de las personas. ¿Quieres hacerlo? No voy a obligarte a nada.

— Bien—  murmuro, levantándome. Si no ha pasado nada con Luka y los demás, no tengo motivo para desconfiar. A menos que ellos también sean parte de lo que sea en lo que este Solange. ¿Un grupo de secuestradores?  

—  ¿sabes? me recuerdas un poco a alguien que conozco.

—  ¿si?

— sí, tenía los mismos problemas que tu—  me dice. Pero que desfachatez  ¿Cómo puede saber cuáles son mis problemas?— no pongas esa cara.

—  es que te la pasas diciendo cosas, parece que me conocieras—  es como si vieras a través de mí, podría añadir. Pero no lo hago. Solange ríe, y se la vuelta, caminando hacia atrás para verme.

—  es por eso, se cómo es estar en una posición como la tuya—  le miro, escéptico—  esa persona era igual que tú, llego a un punto en el que no sabía que más hacer, quería complacer a todos, y por eso mismo se olvidó de complacer a la persona más importante.

—  ¿a su padre? ¿Su madre?—  Solange se detiene.

—  a sí mismo...—  se gira y vuelve a caminar. Ah… eso es… coherente. No me doy cuenta de que me detuve hasta que veo a Solange demasiado lejos. Corro un poco para alcanzarlo. Complacer a él mismo… ¿y qué hay de los demás?     

—  oye… ¿Qué paso con esa persona?

—  oh, ahora mismo está haciendo lo que más disfruta. Si se dedicó a lo que le decían, pero eso fue porque a él le gustaba. Ahora hace lo que quiere, cuando quiere. No le importa lo que piensen los demás si él está feliz.

—  ¿se puede vivir así?

—  claro. No es difícil. Aunque bien, el trabajo es trabajo, y no hay nada que hacer si te dicen algo. No puedes decirle a tu jefe que no lo harás porque no te hace feliz—  se ríe de nuevo.

—  es un poco… contradictorio.

—  no. es así: te piden que hagas una función de teatro, y el mismo día también hay un concierto y tienes un solo en la orquesta. ¿Qué eliges?

—  La orquesta, sin duda—  respondo, asintiendo.

—  es igual con el trabajo. Si puedes, eliges que quieres hacer. Otras veces, alguien te dirá: tienes que dar una presentación en una reunión la siguiente semana. Y no puedes negarte—  hago una mueca — a menos que decidas renunciar.

—  gracias por recordármelo—  aunque quiero sonar sarcástico, solo logro un tono medio triste. Solange se detiene.

—  no es para tanto. Sé que lo harás bien—  me apoya una mano en el hombro. Niego, suspirando. ¿Cómo lo hare bien? no puedo hacerlo, no puedo.

—  ¿Cómo? Me da miedo equivocarme, todos esperan que sea perfecto, y mi música no es así. Mis padres se decepcionaran. Estoy seguro que ni siquiera podré volver a la orquesta—  siento un vacío profundo y helado en mi pecho, estoy cayendo en ese foso de desesperación—  mis notas salen horribles, y ni siquiera puedo tomar el violín ahora mismo. ¿Cómo tocare? Será un fracaso.  

—  pero que tonto. No temáis a la grandeza; algunos nacen grandes, algunos logran grandeza, a algunos la grandeza les es impuesta y a otros la grandeza les queda grande—  le miro, sin emoción. No necesito sus frases ahora—  ¿Qué es perfecto? Mi preciado violinista, nadie lo es. La vida será fácil si así fuera.

—  pero…

—  a mí no me importa si no tocas perfecto mientras toques.

—  aja.

—  ¿No me crees?— se detiene, voltea alrededor y camina hasta un banco, donde se sube.

—  ¿Qué haces? Solange…— me detengo. Las personas alrededor están mirando. Solange alza sus mangas, le oigo aclararse la garganta. Y sin más, se pone a cantar.  Le miro, aterrado.

— o sole mio—  Hasta esa parte, entiendo que es lo que canta.  Yo miro estupefacto a las personas que se acercan. Ninguna se ve molesta, aunque yo estoy convencido de que estoy sonrojado de la pena que siento, ¡Y eso que yo no estoy haciendo nada! pero dejo que pase. Solange sigue cantando, y pasada la sorpresa, me doy cuenta de dos cosas: él no canta nada mal, si voz no es como la de un tenor, pero si es armónica y tiene un balance agradable. Luego, que está cantando en italiano.  Cuando termina esa canción, canta otra que no reconozco esta vez. Las personas aplauden cuando termina. No son muchas personas.

—  Estás loco, Solange—  le digo cuando baja del banco. Él ríe, le escucho jadear.

—  vamos, pasa esto, te invitare una soda con lo que nos den—  no puedo reclamar, me pone en la mano una bolsa de plástico pequeña y transparente. Intento soltarla e irme, pero apenas me giro, una anciana deja unas monedas ahí.

—  eh…— me giro, mirando a Solange, que levanta el pulgar en mi dirección.  Yo no me muevo, pero las personas, no todas pero si una parte de las que oyeron cantar a Solange, dejan monedas en la bolsa.  Las personas comienzan a irse cuando dejan el dinero, y cuando la ultima se va, escucho una risa a mis espaldas.

—  tus orejas están rojas.

—  ¿Cómo pudiste? Esto es… ¡esto fue vergonzoso!— le quiero gritar, y lo haría de no ser que llamaría la atención si lo hago. Él solo ríe más fuerte. Le miro mal, y arg, como me molesta esa mascara. Es como si se estuviera burlando de mí.

 —  apuesto a que no fue tan mal. Vamos, Elián—  ¡Se está burlando de mí! le miro mal, y le regreso bruscamente la bolsa con las monedas.

—  son tuyas.  

—  Espera, Elián—  Solange me detiene cuando doy la vuelta—  no te pongas así, ¿en  serio fue tan mal? las personas quisieron dar ese dinero porque quisieron, además ¿Por qué te molestas con algo que hice?

—  porque…

—  no te involucre, no te hice cantar ni nada—  me interrumpe. Cierro la boca. No es del todo verdad, pero…— ¿te molesto que las personas te dieran eso o que lo hicieras sin que te lo pidiera?  

—  no se… yo…— ¿Por qué me moleste? Yo no fui quien canto, y aunque fuer vergonzoso, las personas solo recordaran al chico  de la máscara que cantaba como si fuera una ópera. 

—  descuida. ¿No será una anécdota divertida?— le miro.

—  ¿no te avergüenza?

—  ¿Por qué? no hice nada indebido. Los cantantes lo hacen todo el tiempo, las estrellas de cine, tú mismo cuando actúas ¿acaso se avergüenzan?

—  lo siento… no se…— Solange me pone la mano en el hombro. Está muy cerca, sus ropas tienen un olor a perfume, y noto que no habíamos estado tan cerca antes, pues ahora puedo ver sus ojos, oscuros bajo la máscara.

—  no pasa nada. Me gusta divertirme, esperaba que tú te divirtieras también. Y no necesitas hacerlo bien para que sea grandioso—  miro hacia los árboles. ¿Todo esto fue solo para demostrarme eso? ¿Qué no tengo que hacerlo bien y aun así estará bien?  Llega demasiado lejos por algo tan… insignificante.

—   ya veo. No fue tan mal, y tampoco cantas mal.

—  Eso es porque el teatro es un poco como la ópera, si me escucharas cantar algo de country o rock no dirías lo mismo—  sonrió. ¿En serio Solange solo está intentando ayudarme?  Es muy difícil confiar en alguien así.

—  ¿ahora qué?

— Pues, podemos ir por una soda—  le miro, arqueando una ceja. No quiero sonar cortante otra vez, pero…

—  ¿una soda? ¿Te quitaras la máscara acaso?— el alza la cabeza y parece que me mira fijamente, como ya se ha alejado de mí, no puedo ver sus ojos.

—  uh… bien… pues parece que solo tu tomaras soda esta vez—  niego con la cabeza. No porque no quiera una soda o me moleste que me invite una, mucho menos porque estaré yo solo consumiendo algo.

—  no creo que sea correcto usar este dinero para algo como eso. Si quieres algo, podría pagarlo yo—  él ríe, camina hasta mí y pasa su brazo por mis hombros, me obliga a caminar.

—  tienes razón. Ya te dije que el dinero no es por lo que hago esto. Busquemos a alguien que lo necesite mas hoy ¿te gusta esa idea?—  me encanta la idea.  Nos toma casi todo lo que queda de la tarde encontrar a alguien que nos pareció de verdad lo necesitaba. No era mucho dinero, no alcanzaría quizá más que para un par de días, pero me hace feliz saber que le dimos un par de días más a alguien.

 

 Me quede de ver con Solange hoy también, nos hemos visto tres días desde que comenzamos a quedar. No he vuelto a ver a ninguno de los demás actores, y no sé si es porque Solange no me lleva a donde están ellos o porque no se han reunido.  Por eso me sorprendo cuando me encuentro con ellos. Solange está sosteniendo un lado de la cortina.

—  oh, Elián, que gusto que vinieras… ¿Elián?

—  ¿Qué?— me obligo a despegar la vista de Solange—  ah, hola Evania…— intento seguir la conversación, pero mi atención esta con Solange. La máscara que trae hoy es diferente, en color blanco con detalles en rojo, y sus ojos están visibles. Ninguna de sus máscaras anteriores dejaba ver sus ojos por completo. Son verdes. Trae un ostentoso sombrero con flores rojas, y un traje en color tinto, con un cuello alto que me parece incómodo.

—  Elián…— se acerca a mí. Me quedo mirando los labios perfectamente pintados de rojo—  hey, ¿tocaras hoy?

— No… no lo creo— agacho la mirada. Sé que ellos necesitan que toque, pero… yo no puedo hacerlo. Estoy decepcionado a Solange, él confía en mí, ¿no? y yo ni siquiera puedo hacer esto por él—  ¿En qué puedo ayudar?— la actitud de Solange no cambia, su mirada, fija en mí, sigue igual de alegre.

—  ¿crees que podrías leer las partes del narrador?

—  ¿¡Qué?!— me hago hacia atrás, como si Solange hubiera dicho que me iba a dar en la cabeza con un martillo.

—  Bastian no viene hoy. Dejamos de hacer las obras de Shakespeare, y hoy hay una interpretación libre de algunos cuentos.

—  pero ¡Yo no sé el libreto!

—  no lo necesitas, puedes leerlo. Aquí esta—  me extiende unas hojas sujetas con una grapa. Lo tomo solo porque me han enseñado a no dejar a alguien con mano extendida, mi mano tiembla cuando tomo los papeles. ¿Y si me equivoco? Puedo arruinar la obra si digo algo que no, o lo digo en el momento inadecuado.

—  bien…

—  Elián, no te preocupes. Si dices cualquier cosa también está bien. No seriamos actores si no supiéramos improvisar—  me guiña un ojo. Es raro poder ver algo que se mueve en ese rostro inmóvil. Nadie luce preocupado porque yo vaya a leer el guion.

Solange es quien inicia, haciendo como siempre una presentación bastante ostentosa.  En el guion solo están las partes del narrador, junto con la última línea del personaje, así que debería ser fácil saber cuándo debo hablar.   No lo es.   Me concentro tanto esperando las palabras, que cuando pasan, las noto un poco tarde, y mis diálogos van atrasados.  No despego la vista del libreto, estoy nervioso, lo admito y eso que suelo tener más público que este.  Preferiría estar tocando mi violín…

—  Elián…

—  ah, si… esto…— busco la línea rápidamente—  Permanecieron sin comer unos días en la cueva hasta que al final decidieron salir a buscar algo para comer. Así fue que se internaron más en el bosque hasta que, de pronto observaron algo a lo lejos—   leo deprisa, y algunas palabras se me amontonan.  La obra sigue como si nada. Vamos, no puedo distraerme ahora. Aunque mis anteriores pensamientos me hicieron dudar por unos momentos. ¿Prefiero tocar el violín a esto?

Si, lo prefiero. 

—  felicidades, mi preciado violinista. No lo hiciste tan mal.

—  Me queda mejor tocar que actuar—  le sonrió. La obra no quedo mal a pesar de mis metidas de pata, y nadie parece molesto. ¿Nadie esperaba nada de mí?  Ah, eso me deprime.     

—  ¿Qué pasa?— sacudo la cabeza.

—  Nada—  Luka llega, pasándome el brazo por los hombros. Sonríe, aun vistiendo la ropa que tenía en la función.

— Estuviste genial—  me dice, y el peso que comenzaba a formarse en mí se aligera mucho.  Sonrió también. Los demás regresan para cambiarse.

—  que mala suerte que no viniera Bastian, sino habrías podido tocar el violín—  tabita está sentada en el suelo, quitándose los zapatos. Sigo sonriendo, no tengo el valor para desmentirle. Yo no habría tocado el violín ni aunque Bastian estuviera aquí y tomara su papel.

— Quizá para la próxima—  Solange apoya una mano en la cabeza de tabita. Regreso a casa con la emoción aun presente, la siento correr por mis venas.  Me cuesta dormir, por primera vez me imagino tocando, no para nadie ni ninguna canción, solo una melodía sin sentido para divertir a las personas que están ahí.  Esto es diferente,  porque siempre me he imaginado tocando en medio de un escenario, ser el centro de atención de todo un público, tocando algo suave y delicado, una canción refinada.

Me quedo mirando al techo, sonriendo mientras el ruido de la televisión llena el silencio. No sabía que necesitara esto, ¿Cómo pude haberlo pasado por alto? ¿Cómo no conocía esto antes? Detesto darle la razón a Solange, pero tiene razón en que debería pensar más en mí.  Sé que es más fácil pensarlo ahora que nadie me está viendo, que no hay nadie pidiéndome o esperando algo de mí.

Aun faltan tres días para la presentación, hoy no quede de verme con Solange,  aun así me dirijo a central park con mi violín. Me he acostumbrado a cargarlo en estos días.

—  ¿Elián?— me giro, encontrando a Ishani casi corriendo hacia mí. Se detiene, como dudando. Me siento mal al verla. Ella tiene mi lugar—  no te he visto…— se calla.

— Estaba descansando—  digo, secamente. Ella no dice nada más, sigue callada, cambia de posición varias veces—  ¿Cómo han ido las presentaciones?

—  bien—   responde, desvía la mirada—  he escuchado que volverás pronto ¿Es verdad?

—  sí.

—  que bien. ¿Asistirás también a la presentación la siguiente semana?— ¿ella va estar ahí también?  No quiero hacer una mueca. Verla me recuerda lo que paso—  oye… yo…

—  ¿Qué?

— Lamento lo que paso ¿sí? no es culpa mía que me eligieran como tu reemplazo…— se detiene—  no quise decirlo así. Espero que regreses pronto, Elián—  se da la vuelta. ¿Lo siente de verdad? Yo no lo sentiría nunca, mucho menos si por eso yo tengo una mejor posición dentro de la orquesta. Si a alguien más le hubiera pasado yo me habría puesto feliz a casusa de eso y no lamentaría.  Que egoísta he sido.

Camino hasta encontrar un banco libre. Ahora tengo clara otra cosa: no puedo quedarme sin hacer nada ahora que se eso. Si he caído, no me queda de otra más que volver más fuerte que nunca.  No me doy cuenta cuando saco mi violín,  pero lo hago. Lo saco, dejando el estuche en la banca.  Poso el arco sobre las cuerdas, hasta ahí soy consciente de lo que estoy haciendo.

¿Qué voy a tocar? me quedo sin moverme unos momentos más, luego cierro los ojos y dejo que las primeras notas vengan solas. Una tras otra, las notas brotan del violín, no hay partitura que ver, toco de memoria lo primero que me viene. La canción aun no termina, pero la comienzo a terminar, dejando las notas lentas al final y alargando la última.

— Precioso—  unos aplausos me hacen abrir los ojos, y lo primero que veo es la máscara de Solange, sentado en la banca de enfrente. ¡¿Cuándo llego ahí?!  

—  ¿Qué haces ahí?

—  es un parque, puedo estar donde sea—  un parque… un… me abrazo a mi violín, mirando alrededor. ¡Estaba tocando en la calle!

— No pongas esa cara—  Solange ríe—  tocaste magnifico. Me  moría de ganas de escucharte, y ha sido todo un placer.

—  ¡Claro que toco bien!— exclamo, aun abrazado al violín—  ¿Qué esperabas?

—  bueno, admito que después de unos días pensé que quizá no tocabas tan bien como creí. Pero me alegra que no sea así.

—  ah, no puedo creer que tocara aquí…— murmuro, sentándome. Solange viene a mi lado.

—  estuviste genial. ¿Qué es lo que te preocupaba?— le miro. La máscara es la misma roja que traída el otro día, así que puedo ver sus ojos, mirándome con emoción.

—   ya te lo había dicho. Me dijeron que mi música no tenía alma.

—  pues eso sonó mucha alma para mi, sea lo que sea que pasara, tu música es hermosa.

—  gracias…

—  tú presentación es en dos días ¿no?

—  sí. Me siento un poco nervioso—  admito.

—  si tocas como hoy, lo harás bien…— la mirada de Solange se pierde sobre mi hombro—  ah… mi preciado violinista, no puedo verte mañana, pero tengo un obsequio para ti.

—  ¿eh? ¿Un obsequio?

—  si... úsala para tu concierto. El color quiere decir optimismo, espero que sirva. Ah, también esto—  no sé lo que hay en paquete que me dio, y no entiendo de qué me habla. Me toma la mano y pone algo en mi palma—  es un crisoberilo, también se le conoce como ojo de gato. Se usa para favorecer los estados de relajación mental. El ojo de gato ayuda a  prevenir  contratiempos inesperados pero además tiene fama como piedra que atrae el éxito y la fortuna—  me dice, como si hubiera aprendido de memoria el texto de alguna enciclopedia.

—  ah…

—  te lo obsequio. Espero que te quede bien—  no me da tiempo para decirle nada mas, pues se levanta y se va, alcanzo a verle caminar con alguien más, pero las personas que pasan me impiden ver mucho.  

En mi mano quedo un anillo pesado, de color plata y una piedra de color entre amarillo y ámbar, con una línea blanca al centro. Ah, sí parece un ojo de gato. Lo alzo para verlo mejor. Es bonito, aunque si Solange no se hubiera ido se lo regresaría.  ¿Por qué me dio esto? abro el paquete, que es pequeño y ligero. Es una corbata amarilla. Suspiro, levantándome y recogiendo mis cosas. ¿En qué pensaba Solange al darme esto?

Niego mientras camino de regreso a casa. Definitivamente Solange está loco. Al menos hoy no hubo versos en sus palabras.    

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les guste.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).