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~Carol of the Bells~ por Miraku

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Notas del fanfic:

Los nombres y géneros de los personajes han sido modificados para adecuarlo a mi escritura y por cuestión de que son personajes ya existentes de otra obra original escrita por su servidora llamada ‘Y ante todo, ¿por qué él?’ que no es necesario leer para disfrutar de la presente; es completamente ajeno.

“A Christmas Carol” No me pertenece, fue escrito por el maestro Charles Dickens. Ya tiene muchas versiones y yo quiero poner la mía.

Esto está escrito en guión teatral, es como si vieras la obra, no hay más descripción que los diálogos de los personajes.

Notas del capitulo:

Has entrado a un bello teatro, diste tu boleto y te sientas en el perfecto lugar para apreciar todo el escenario con el telón rojo cerrado. Y aparece una chica alta, y de cabello corto, al estrado con un largo vestido de noche. Todos aplauden.

MIRAKU: ¡Sean todos bienvenidos a esta obra! La Navidad es la celebración por excelencia más reconocida por todo el mundo. El Mundo de Miraku y el elenco de la obra ‘Y ante todo, ¿por qué él?’ hemos traído la representación teatral de “Un cuento de Navidad” obra clásica de la época y buena moral por excelencia, escrita por Charles Dickens. Hemos dado nuestro toque característico y adecuado para sus gustos. Disfruten de la obra que hemos preparado y pasen un buen rato. ¡Comenzamos!

Sin más, a leer:

Personajes y Lugares:

(Andrew) Eveniser Scrooge, hombre avaricioso.

(Alexis) Jacob Maxwell, colega muerto de Scrooge y espíritu en pena.

(Hinata) Ludwig Moonlight, trabajador mal pagado de Scrooge.

(Lila) María, Sobrina de Scrooge.

(Alexandra) Tía lejana de María.

Invitados.

(Jim Follow) Hombre benefactor.

(Spencer) Fantasma de la Navidad Pasada.

(McGiffen) Fantasma de la Navidad Presente.

(Charlie) Fantasma de la Navidad Futura.

(Luther) Ignorancia.

(Tony) Necesidad.

(Lucía Moon) Hermana de Scrooge.

(Henri) Rafael, amor pasado de Scrooge.

(Suri Spoon) Antonieta, hermana coja de Ludwig.

(Patricia) Andrea, hermana de Ludwig.

(Macarena) Helena, hermana de Ludwig

(Lindsey) Madre de Ludwig, Andrea, Helena y María.

(Antonio) Viejo Windsmith, pasado jefe de Scrooge.

(Azuki) María del futuro.

(Adam Moonlight) Esposo de María del futuro.

Sepultureros.

Lugares: Mansión de Srcooge; Negocio de Scrooge; Negocio de Windsmith; casa de María; casa de Ludwig; funeraria; panteón; calle.

Se abre el telón.

Acto I.— Primera Escena.

Panteón.— Una zona alejada.

Entra  Eveniser Scrooge.

Scrooge.— ¡Han pasado ya siete años desde tu muerte, mi buen amigo Maxwell! (camina) Aún recuerdo bien tu atractivo rostro y tu ingenioso talento para estafar. Eras un buen colega a pesar de haberte robado a quien amé con tanto fervor en algún momento de mi existir, ¡pero igualmente lastimaste a ese tierno ser con tu frialdad! (ríe vengativamente) Qué buenos tiempos, Maxwell, el negocio sin ti me ha traído más riquezas para mí solo y eso te lo agradezco. Lástima lo de tu temprana muerte (se queda callado por unos segundos). Y tal vez no sea tan ingenioso para abusar de la fragilidad de las viudas o de los pobres como tú, ¡pero bien me he defendido y mi botín sigue creciendo a grandes montañas! (vuele a reír vengativo y fuerte; sale).

Cierra el telón.

Se abre el telón.

Segunda escena.

Negocio de Scrooge.— Despacho de Eveniser Scrooge y Ludwig Moonlight.

Se encuentra en escena Eveniser Scrooge, haciendo cuentas, y Ludwig Moonlight, intentando quitarse el frío.

Ludwig.— (frotando sus manos y temblando de frío) Señor Scrooge, ¿podría darme permiso de prender más calor a la chimenea? ¡El frío está calando todos mis huesos y la tinta se congela!

Scrooge.— (golpea su escritorio) ¡Nada de eso, torpe Ludwig! Ya has puesto mucho carbón y con eso basta y sobra; debería, incluso, bajar su gasto de tu sueldo ¡agradece que no lo haga y ponte a trabajar en vez de lloriquear!

Entra María.

María.— ¡Feliz Navidad, tío Scrooge! ¿Acaso no es hoy una bella mañana para preparar la pronta llegada de la cena y la unión de esta inolvidable celebración? (se pone frente al escritorio de Scrooge).

Scrooge.— ¡Patrañas! La navidad no es más que otro simple día para trabajar y acumular riquezas, ¡nada más! No hay nada que la haga especial y si sólo vienes a vomitar tanta palabrería, sobrina María, ¡mejor lárgate! Vives pobre para lo que podría tu esposo ser capaz y piensas ahora gastarlo en una absurda cena llena de manjares unilaterales, en realidad.

María.— ¡Por eso mismo, tío Scrooge! ¡Vengo a invitarle a mi cena y a la comida del día siguiente! La navidad es para reunirse con la familia y disfrutar a buen diente tan deliciosos platillos como la festividad nos recete. Cada año te invito y cada año me rechazas la invitación, ¿es que nunca harás una excepción? La Navidad es la fiesta más bella, es para dar cariño y afecto a aquellos menesterosos que lo necesiten, y usted, tío Scrooge, es acreedor de esa necesidad.

Scrooge.— ¡Mentiras! ¡No necesito de tus pobres caridades! La Navidad no es especial, sólo saca a relucir la hipocresía de los humanos: poniéndose máscaras coloridas de insana humildad para tapar la sucia alma que portamos. Somos pecadores y no deberíamos dejar de actuar como tal por una absurda fiesta llena de dulces y luces. La Navidad es algo que me enferma, al igual que tu invitación. Te lo repito, deniego a tu celebración y ¡deniego a la Navidad!

María.— ¡Cómo sea! Diga lo que usted diga, Tío Scrooge, ¡tengo fe de que la Navidad va más allá de su pobre visión! Tengo fe de que es la perfecta época capaz de pausar la guerra y dar el amor a quien mendigue por él. Tengo fe de que es la época para degustar cual rey sea el festín que se nos sirva, ¡porque nuestra familia es parte del banquete! ¡Porque la familia está unida y el amor revolotea cual florecimiento en fulgor primaveral! Y por eso, ¡amo la Navidad! (grita eufóricamente) ¡Feliz Navidad a todos!

Ludwig.— (se levanta y aplaude contento) ¡Qué bello! Muy cierto lo que usted dice, ama María. ¡Feliz Navidad!

Scrooge.— (enfurecido) ¡Silencio, Ludwig! Tú ni derecho tienes para entrometerte y sigue trabajando. En cuanto a ti, sobrina María, ¡lárgate, no quiero ver tu rostro brillante por hablar de esta abominable festividad! Lárgate y aléjate de mi vista. Detesto esa actitud tuya cuando ves y sabes que no te va tan bien económicamente. Ve y declama tus oratorias a los ignorantes y sordos, pero yo no soy uno de ellos. Yo sé lo que importa en este mundo y ustedes lo desperdician como si fuera tan fácil de conseguir. ¡Vete!

María.— ¡Bien, me voy! (Camina fuera del escenario) Pero mi invitación sigue en pie a pesar de los balazos que le escupiste, tío Scrooge, ¡feliz Navidad! (sale).

Entra Hombre benefactor.

Hombre Benefactor.— ¡Buenos días, señor Scrooge! Vengo hoy con la fe a hervor y el anhelo de que reciba de buena manera mi invitación. Verá, estamos reuniendo fondos para dar víveres y posada a los más desamparados. Estas épocas son muy bellas pero crueles con el frío para los que no tienen. Siendo usted, un hombre poseedor de grandes riquezas, ¿no le gustaría dar una parte de su pan a quienes más necesitan de su amparo?

Scrooge.— ¿Qué acaso no hay cárceles o ya no están éstas en función?

Hombre Benefactor.— (dudoso y nervioso desvía la mirada) Por supuesto que aún están.

Scrooge.— ¿Es que necesitan mantenimiento los acilos?

Hombre Benefactor.— No, de hecho, se encuentran muy bien sus cuatro paredes.

Scrooge.— (se levanta indignado y golpea la mesa) ¡Entonces no se necesita de mi donación si todo se encuentra de maravilla! Vaya a esos lugares y ampare a cualquiera, de todas formas sus esfuerzos serán en vano. No intente ayudar una vez a quien mendiga todo el año y no me pida un solo penique si tan seguro cree que Dios le apiadará un lugar en su reino por su compasiva ayuda. Consígase el dinero de otro lado y meta a todo menesteroso a las cárceles y acilos si tan bien se encuentran. Gracias y espero no volver a ser molestado con sus falsas caridades.

Hombre Benefactor.— ¡Pero no son falsas! Óigase a usted mismo, hombre de poca caridad. No maldiga y desee tal malestar a los menesterosos. Es Navidad y ellos necesitan más que nosotros.

Scrooge.— ¡Y eso me faltaba! Tenía que ser por la Navidad, ¿no es así? Pues con más razón me niego a dar mi dinero. Váyase antes de que me vea obligado a sacarlo de aquí por la fuerza.

Sale desconsolado Hombre Benefactor.

Scrooge.— (se vuelve a sentar y suspira) ¡Condenada celebración! Cada año la detesto más y eso que no he vivido tanto.

Ludwig.— (temeroso se acerca al escritorio de Scrooge) Señor, yo sé que usted aborrece de esta fiesta, pero yo y mi familia sí la celebramos. He trabajado por siete años con usted y sabe que nunca le pido mucho, de hecho nada le suplico, pero me gustaría que me diera el día de mañana libre para poder pasar la celebración en armonía.

Scrooge.— (se vuelve a levantar y se acerca al rostro de Ludwig) Está bien, no me queda de otra, no has sido incompetente, después de todo. Únicamente te daré el día de mañana pero ni creas que serás pagado; falta al trabajo, pierde paga del día. Y al siguiente te quiero ver dos horas antes de tu entrada habitual sentado y haciendo cuentas. ¿Entendido?

Ludwig.— ¡Muchas gracias, señor Scrooge! (va al perchero y toma el saco de Scrooge para abrigarlo y hacer él lo mismo) ¡No le defraudaré! ¡Y feliz Navidad!

Salen Scrooge y Ludwig.

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Tercera Escena.

Mansión de Srcooge.— Habitación de Scrooge.

En escena se encuentra Eveniser Srcooge, sentado en su sofá y mirando a la chimenea.

Scrooge.— ¡Malditas fiestas navideñas! No hacen más sino traer dolores de cabeza con sus innecesarios gastos. ¡Pobre de mí al ser el único ser que es capaz de mantener la cordura y no hacerme hipócrita con la fachada del buen samaritano! Nadie lo necesita porque al final se cometen los crímenes; un día no cura siglos de oscuridad y austeridad en la podrida alma humana. ¿Es que no lo entiende nadie, Jacob? ¡Ah, claro, tú ya estás en otro lugar, descansando!

Entra Jacob Maxwell arrastrando pesadas cadenas y asusta a Eveniser Scrooge.

Maxwell.— ¡Eveniser Scrooge!

Scrooge.— (grita y tiembla de miedo) ¡Santo cielo, un demonio!, ¡aléjate de mí, por favor, te lo ruego, no me hagas mal!

Maxwell.— ¿Es que ya no te acuerdas de tu colega en vida, Scrooge? ¡Soy yo, Jacob Maxwell! Aquel audaz embustero que estafó a los más débiles y les robó descaradamente.

Scrooge.— ¿De verdad eres tú, Jacob?... ¡Dios mío, ¿por qué te encuentras cargando tan pesada calumnia?!, ¿por qué llevas contigo largas y oxidadas cadenas atadas a tan pesados tabiques?, ¿qué significa todo esto?

Maxwell.— ¡Es mi malnacida condena! ¡Peor que tragar hiel y encajar a tu cuerpo clavos a fuego vivo! Porque debo cargar por toda mi eternidad y la del señor estas sentencias que sólo me traen a la vida la memoria de mis pecados. Cada peso me evita seguir mi camino y me impide descansar, ¡soy un muerto y tengo prohibido el ‘Descanse en paz’! Fue culpa de mi maldad, de mi frialdad y de mi crueldad ante la vida. Fui un amargado a tan temprana edad y ahora llevo siete años cargando con los errores que nunca remedié. Rompí corazones y lo sabes bien, ¡el pobre corazón hecho trizas de Rafael es la cadena que más martirio me provoca! Pesa tanto, o más, como su abandono y dolor. Por eso he venido, Scrooge, ¡he venido a salvarte de este cruel destino!, ¡aún estás a tiempo de absolverte de tales calumnias como los son estas podridas cadenas que su sonido me recuerda al correr de las ratas! Scrooge, si no te decides a cambiar tu peso será mayor, ¡mucho mayor!

Scrooge.— ¡No, por favor, no, Jacob! ¡Ayúdame, sálvame de este infierno que te impide ir al descanso! ¡Haré lo que me pidas pero sácame del dolor que tú me profesas!

Maxwell.— ¡Y tu infierno será peor si no atiendes a mi llamado! Escucha, Scrooge, esta noche serás visitado por tres espíritus. Éstos aparecerán después de la media noche y harás lo que te digan en la madrugada de Navidad. Uno será a la primera hora, otro a la segunda y el final a la tercera. Si recibes en tu gélido y joven corazón lo que te quieren mostrar, ¡podrás liberarte de las cadenas que tú mismo te ataste! Evítate la hiel y recibe la miel de forma humilde. Adiós, Scrooge, y espero que puedas evitar el infierno que te quita el descanso eterno, ¡que no termines como yo y seas un hombre de bien!

Scrooge.— ¡Espera, Jacob! (Sale Maxwell arrastrando las cadenas)

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Acto II.— Primera escena.

En escena se encuentra Eveniser Scrooge, sufriendo mientras duerme.

Entra Fantasma de la Navidad Pasada y tira de la cama a Eveniser Scrooge.

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¡Eveniser, despierta! Despierta pues poco tiempo poseemos.

Scrooge.— ¿Quién eres tú, qué quieres de mí, extraño espíritu?

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¡Soy el espíritu de las Navidades pasadas! Ven conmigo pues hay algo que debes ver, ¡ver tus ayeres y reconocer la clase de hombre que fuiste! Lo que te convirtió en el avaro de hoy y las personas que dejaste olvidadas con, o sin, justificación. ¡Ven, Scrooge, sígueme! (le toma la mano a Scrooge y salen del escenario).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Segunda Escena.

Orfanato.— Salón de clases.

En escena se encuentra Eveniser Scrooge joven y Hermana de Scrooge.

Entran Fantasma de la Navidad Pasada tomando la mano de Eveniser Scrooge.

Hermana de Scrooge.— ¡Hermano, oh, amado hermano! (abraza a Scrooge joven) Es nuestro padre, ya no es como antes, ya no es cruel ni malvado. ¡Ya no le tuve miedo, ni siquiera por dormir en su mismo techo! Tuve la valentía de preguntarle por ti y saber si tenías su bendición para volver ¡y me dijo que sí! ¡Volverás a casa, hermano, y pasaremos la Navidad juntos como siempre quisimos hacerlo!

Scrooge Joven.— ¡De verdad, hermana? ¡Qué gratificante noticia es oír aquello! (la abraza) ¡Por fin estaremos juntos para Navidad!

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¿Recuerdas aquellos momentos, Scrooge?, ¿recuerdas a tu hermana?

Scrooge.— (suspira triste) Por supuesto que recuerdo todo esto. Esta escuela donde fui dejado y cuando mi padre me aceptó otra vez y me reuní con mi bella hermana una vez más... Ella era tan jovial y soñadora, ¡nada ponía sus pies en la tierra! Su grácil aspecto y su dulce voz era el imán que a cualquier hombre atraía... Se casó y embarazó a muy temprana edad, teniendo a... (le interrumpe Fantasma de la Navidad Pasada).

Fantasma de la Navidad Pasada.— A tu sobrina, la cantarina María. Y tu hermana murió, se murió al tener a su hija, dejándote sin familia que tú amaras. María es su viva imagen y sabes que ella provoca ese escozor porque cuando ves a María, ves a tu hermana.

Scrooge.— Espíritu, llévame a donde más me tengas que llevar, por favor. Ya no me hagas recordar tales acontecimientos, no me hagas recordar más a mi difunta hermana.

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Tercera Escena.

Negocio de Windsmith.— Interior del establecimiento.

Se está efectuando una fiesta, hay música y bailes. En escena se encuentra Viejo Windsmith, Scrooge joven y Rafael.

Entran en escena Fantasma de la Navidad Pasada junto a Eveniser Scrooge.

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¿Recuerdas este lugar?

Scrooge.— (totalmente feliz) ¡Por supuesto que lo recuerdo, aquí trabajé en mi temprana juventud! Ese de allí (señala a Viejo Windsmith) era mi jefe, Windsmith. (ríe) ¡Nunca olvidaría su jovial actitud ante su edad y su explosividad para improvisar, era un genio!

Viejo Windsmith.— (dirigiéndose a Scrooge Joven) ¡Eveniser, muchachito, ven a bailar! Hay alguien que te quiere conocer. (jala a Scrooge Joven hacia Rafael y ambos comienzan a bailar y a hablar cariñosos)

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¿Y qué me dices de él?

Scrooge.— (se deprime)De él también me acuerdo, de mi ángel Rafael. Nunca olvidaré su bello rostro y perfecto cabello. Fue esa noche donde lo conocí y donde supe que sentía algo muy profundo por él. Era inevitable no sentir atracción cuando Rafael lo fue todo para mí. Sin embargo... (lo interrumpe Fantasma de la Navidad Pasada)

Fantasma de la Navidad Pasada.— Tú mismo alejaste a tan primoroso muchacho por tu codicia. ¿Es que ya no recuerdas cómo le rompiste el corazón a Rafael?

Scrooge.— ¡Espíritu, por favor, no me hagas rememorar tales sandeces dichas por mí ante un delicado ser como lo es Rafael!

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Cuarta Escena.

Negocio de Scrooge.— Despacho de Eveniser y Jacob.

En escena se encuentran Scrooge Joven, contando chelines, y Rafael, mirando desconsolado a su prometido.

Entran Fantasma de la Navidad Pasada y Eveniser Scrooge.

Rafael.— Eveniser, mi cielo, por favor mírame cuando te hablo. Ya no me ves a los ojos como antes, ya no me besas como antes, ¡¿es que ya no me amas como antes?! Eveniser, sabes que tenemos que hablar. Ya pasaron dos años, dos años desde que me pediste estar contigo para toda la eternidad pero nada haces para que suceda. ¡El dinero te ha vuelto inhumano! ¡Mírame cuando te lo imploro! Ve en lo que te convertiste, Eveniser.

Scrooge Joven.— ¡Rafael, déjame contar en paz! Ahora que soy rico, por fin, debo mantener bien contadas mis monedas, nada se me debe escapar.

Rafael.— Pero ya no somos felices. Éramos más bienaventurados cuando el dinero escaseaba, me hacías más cariño cuando algo faltaba. Y cuando ya tienes, cuanto dinero no puedes imaginar, me has dejado de lado junto con tu propia propuesta, ¡quiero una respuesta, quiero que me digas si aún me amas!

Scrooge Joven.— ¡Es imposible que fuéramos felices cuando éramos pobres! Pobres diablos que luchaban por sobrevivir, ¡eso no es vida! Ahora poseo cuanto he anhelado, poseo grandes riquezas y convirtiéndome en uno de los hombres más ricos de este lugar. Rafael, entiéndelo, no podríamos ser felices sin dinero.

Rafael.— Ese solamente serías tú. ¿Y aún me amas? No me has dado una respuesta...

Scrooge Joven.— Parece que tú ya no me amas por como soy ahora, he ahí tu respuesta (desvía la mirada).

Rafael.— Entonces, adiós, Scrooge. Que seas feliz con alguien más, si es que eres capaz de amar a ese ser por sobre tu dinero. Lamento tanto no haberlo sido yo, eres joven y ya estás podrido en avaricia.

Sale llorando Rafael.

Fantasma de la Navidad Pasada.— Rompiste el corazón de un muchacho que te tenía calificado como el hombre más bello de este planeta. Él te amó, te amó mucho y tú lo dejaste en último plano.

Scrooge.— Lo sé, dejé ir a Rafael porque él nunca comprendió que buscaba la suficiente riqueza para ser felices. Él no entendía mis intenciones de crecer en prosperidad.

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¿Aún lo amabas en ese entonces?

Scrooge.— Era sabido que no, que dejé a Rafael por otros menesteres y me lo robaron aunque lo haya dejado en libertad. Jacob lo conquistó poco después y salían a ojos y oídos ajenos míos, lo supe por los rumores que se esparcieron. Y también supe que Rafael dejó la cuidad tiempo antes de que Jacob muriera, mi propio colega me confesó que le hizo mucho mal, que le dañó más que yo mismo en menor periodo que mi noviazgo con Rafael. Sea donde sea que él se encuentre, creo que está mejor lejos de mí y Jacob. Rafael era y es un ángel, después de todo, y yo le corté las alas para que mi colega difunto le rompiera el alma. ¡Pobre de su miseria que mi propia actitud ha causado! Espíritu, ya no tolero ni un poco más de esto, ya no quiero ver la bestia que fui frente a él. Que pude ser alguien creyente de amor y que lo dejó porque no siguió mi plan.

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¡Hombre ciego e ignorante! Date cuenta de quién fuiste, el tiempo y el oro te mató el alma. Deja de pensar sólo en ti como el predilecto maestro que enseña todo y ve que quienes estuvieron a tu alrededor eran personas cercanas a ti, no alumnos resentidos. Ellos te querían enseñar y tú los hiciste ajenos, ¡rompiste un noble corazón por creer que sólo tu filosofía era la bienaventurada y solo te has quedado! Tu soledad fue producto de tu propio pecado (Salen).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Acto III.— Primera escena.

Mansión de Scrooge.—Habitación de Scrooge.

En escena se encuentra Eveniser Scrooge, y se cae de la cama.

Scrooge.— (grita asustado) ¡Por todos los cielos! No creo que pueda superar otras dos pruebas como aquellas. No creo que me sea capaz superarlo, probablemente esto fue una equivocación. (Escucha risas del salón contiguo) ¿Qué es eso?, ¿risas? (sale).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Mansión de Scrooge.— Sala común llena de luces, regalos y comida en una larga mesa.

En escena se encuentra Fantasma de la Navidad Presente, sentado junto al fuego.

Entra Eveniser Scrooge.

Fantasma de la Navidad Presente.— ¡Eveniser, acércate, acércate! Anda, que no tenemos mucho tiempo y hay mucho por ver. (Scrooge se acerca)

Scrooge.— ¿Quién eres?, déjame adivinar, el siguiente espíritu que me quiere mostrar cosas crueles para esperar si de mi frío y solitario corazón se ablande un acto bueno. Está bien, quiero decirle que niego su invitación, no creo ser capaz de seguir adelante.

Fantasma de la Navidad Presente.— ¡Tonterías, Scrooge! No son cosas crueles si lo que te muestro es causado por ti mismo, ¿verdad? Ya has comenzado este viaje y ahora debes acabarlo. ¡Soy el Fantasma de las Navidades Presentes! (ríe fuertemente) ¿Qué acaso nunca has viajado con uno de mis hermanos?

Scrooge.— Me temo decirle que no, señor... ¿Cuántos hermanos tiene?

Fantasma de la Navidad Presente.— ¡Me alegra ser el primero de todos! Somos 1742 hermanos, Scrooge, y yo te daré este viaje a tu presente.

Scrooge.— Veo que tienes una funda pero, no tienes arma alguna aquí. (Señala al cinturón de Fantasma de la Navidad Presente)

Fantasma de la Navidad Presente.— Bueno, ¡paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! Debemos apurarnos y debes ver ciertos escenarios. (salen)

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Segunda Escena.

Casa de María.— Sala de estar repleta de adornos navideños y un árbol de Navidad decorado con luces.

En escena se encuentran Invitados, riendo, Tía lejana de María y María, jugando.

Entran Fantasma de la Navidad Presente y Eveniser Scrooge.

María.— ¡Muy bien! Estoy pensando en un joven y bello pero a la vez muy gruñón animal.

Tía lejana de María.— ¡Un zorro!

María.— Sí y no. Este animal lo conocemos todos y aborrecemos su mal carácter.

Tía lejana de María.— ¡Ya lo sé, ya lo sé, querida sobrina! ¡Es tu tío Eveniser Scrooge!

María.— ¡Ese mismo! (todos ríen)

Tía lejana de María.— No te culpo que lo hayas descrito de esa manera, más bien, es un ogro. Si no fuera por su belleza, sería aún más odiado. Un hombre tan joven y tan resentido a la vida no es más que un asno.

María.— ¿Pero, saben? (se deprime) Siento lástima por él. Es un hombre de temprana edad, guapo y bien parecido pero si no fuera por de su mal carácter todo sería diferente. Podría casarse o encontrar nuevamente un amante, oí que estuvo con un hombre tiempo atrás y que éste lo abandonó, debió ser por causa de su apatía. Es un hombre cruel y ciego de avaricia, le volví a invitar a mi fiesta y nuevamente me sacó a gritos de su negocio. Soy su sobrina y me trata cual mendigo sin hogar. Insulta mi posición económica y me dice tonta todo el tiempo. Y por eso siento lástima por él, ¡porque no quiere ver que tiene familia que le espera con un lugar junto a la chimenea! ¡Que yo le espero siempre con los brazos abiertos!

Tía lejana de María.— Cariño, sobrina mía, eres muy bondadosa. Ese hombre de poca caridad no es candidato justo para recibir de tus atenciones, ponle atención a los demás y deja que ese pusilánime se quede solo en su fría mansión, ¡sin nadie que le acompañe y sin nadie que le muestre amor! (ríe)

María.— Tal vez sea buena idea, ¡vamos a seguir disfrutando de la fiesta! (todos celebran)

Fantasma de la Navidad Presente.— ¿Qué puedes decir ante esto?

Scrooge.— Yo..., yo no tenía de que mi sobrina pensara de mí de aquella forma. Siempre que la veo, no le dejo estar cerca de mí por mucho tiempo. Siempre le grito y le contradigo todo lo que dice. Siempre la trato muy mal y, es cierto, no hay momento en que no le diga ‘tonta’. Y ella siempre me ha guardado un lugar en su cena navideña, siempre pregunta por mi estado de salud. Esa tía suya tiene razón, María es demasiado, muy, bondadosa y tal vez sí no deba recibir tanta de su atención. María tiene un esposo al cual atender y no he visto que haya intentado concebir, o nunca le pregunto porque siempre le doy un maltrato y un insulto. Espíritu, llévame lejos de aquí, ¡ya no quiero ver cómo mi sobrina, mi única sobrina y familia de sangre, sufre por culpa de mis caprichos! (salen)

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Tercera Escena.

Casa de Ludwig.— Humilde cocina y comedor.

En escena se encuentran Mamá, Andrea y Helena, poniendo la mesa.

Entran Fantasma de la Navidad Presente y Eveniser Scrooge.

Scrooge.— ¿Qué es este lugar tan horrendo, espíritu?

Fantasma de la Navidad Presente.— Este lugar es lo mejor que puede pagar y mantener tu mal pagado trabajador, Scrooge, es la casa de Ludwig.

Scrooge.— ¿Ludwig?, ¿de verdad? Yo sólo veo mujeres.

Fantasma de la Navidad Presente.— Ludwig es el único varón de cuatro hermanos. Y es el tercer nacido, la mayor de allí es Andrea (la señala), trabaja de criada en una mansión fuera de la cuidad y la otra es Helena (la señala) ella es ayudante en una casa costurera. Más quien da todos los bienes es Ludwig, Scrooge. Y falta él y una hermana más.

Mamá.— ¡Dios mío!  (preparando el puchero) ¿Dónde estarán sus hermanos? Hace un fuerte frío y prometieron llegar ya con el ganso. Esto es tan problemático, no sé por qué Antonieta insistió en acompañar a Ludwig y ¡tampoco entiendo cómo Ludwig le consiente todo! Su hermano se rompe el lomo todo el año y ahora debe hacer también los pedidos y cuidar a su hermana menor ¡Dios me lo ampare!

Andrea.— Madre, no exagere. Ludwig es fuerte y responsable, podrá con el ganso y con Antonieta al mismo tiempo. Es un buen chico, nada le pasará y no debe tardar en llegar.

Helena.— Es cierto lo que dice mi hermana, hay que ser pacientes y ya. No salieron hace tanto tiempo y recuerda que el carnicero fue benevolente con nosotros al tener la bondad de preparar y asar al ganso, deben demorarse por culpa de ello. (pone la mesa)

Entran Ludwig, con un gran plato en una mano y Antonieta, con bastón y agarrada del brazo libre de su hermano.

Antonieta.— ¡Hemos llegado, familia! ¡Y traemos el ganso más grande y gordo que puedan imaginar, comeremos como reyes! Y esos es gracias a nuestro querido hermano, Ludwig.

Ludwig.— No es para tanto, linda Antonieta. Ahora recibimos suerte y nos guardaron una buena caza (ríe). Anda, lávate las manos para que puedas comer.

Antonieta.— ¡Ahora vuelvo! (sale)

Mamá.— ¡Ay, mi querido hijo!, ¿cómo pudiste pagar tremendo manjar? (viendo al platillo)

Ludwig.— El carnicero lo guardó para mí. Dijo que ya ameritábamos a algo mejor y me dio su ave más grande por el mismo precio de cada año, habrá que ir a rezar por su caritativa bondad.

Mamá.— ¡Cómo me gustaría que ustedes probaran un pavo!

Ludwig.— Y en algún momento así será, linda madre. Ten fe, trataré de ahorrar más y comenzaré a buscar un trabajo nocturno. También hay que pagar ya más deudas debido a Antonietita. Haré lo posible para darte mejor vida a ti y a mis bellas hermanas, madre.

Mamá.— ¿Cómo harás eso? Si tienes a esa bestia de jefe que sólo te humilla y maltrata. Ese hombre debe estar ahora mismo disfrutando de buena leña y delicioso calor de chimenea mientras que tú, su humilde y lindo servidor, se rompe la espalda para consentirnos, sobretodo a la coja Antonieta.

Entra Antonieta y se sientan todos en la mesa, menos Fantasma de la Navidad Presente y Eveniser Scrooge.

Ludwig.— ¡Quiero hacer un brindis! (alza la copa) Por el señor Scrooge, el hombre que hizo posible este banquete que recibiremos esta noche.

Mamá.— ¡¿Cómo puedes brindar en nombre de ese ladrón?! ¿Cuál banquete? No merece nada tuyo y le dedicas esta copa del poco vino que podemos pagar. Ludwig, ¡debes dejar de pensar sólo en Scrooge!

Ludwig.— Sería peor si no pudiéramos pagar ni una codorniz, y tenemos ahora un ganso para comer. Con trabajo y todo pero nada nos ha faltado hasta ahora. El señor Scrooge se merece este brindis y mi buen deseo porque, a final de cuentas, no nos ha dejado sin nada qué comer.

Mamá.— Brindaré en su nombre pero ¡sólo porque tú lo haces! Más pareces enamorado de él. Siempre defiendes con fervor a ese pedazo de hielo.

Antonieta.— Y creo que mi hermano tiene razón, sin el señor Scrooge, no tendríamos tanto para comer como ahora. Todo mundo merece cariño y afecto, todo mundo tiene su lado dócil y convaleciente. ¡Bendiciones, para todo el mundo! (alza la copa y todos brindan y comen).

Fantasma de la Navidad Presente.— Y ella es Antonieta, la hermana menor de los cuatro. Nació coja y siempre anda en bastón de un lado a otro y, debido a su condición, nadie la cree capaz de nada. Ludwig siempre ha buscado consentirla y hacerle saber que ella vale mucho por ser tan buena. Esa linda carita que posee la niña y su adorable actitud tiene hechizada a toda su familia. Pero no hay mucho que hacer por ella.

Scrooge.— ¿A qué te refieres, espíritu?, ¿qué sucede con la grácil Antonieta?

Fantasma de la Navidad Presente.— Ella es de débil salud y siempre se debe pagar por su tratamiento. Ludwig se ha quedado días enteros sin comer o dormir para poder cuidar de ella y velar por su bienestar. Y tú, a los días siguientes, le regañabas y gritabas porque Ludwig era perezoso más no era así; Ludwig estaba débil y hambriento porque dio sus ahorros a Antonieta. Siempre le compra un vestido por su cumpleaños y dulces cuando se recupera, al igual que a sus otras hermanas y su madre. Pero Antonieta es la luz de Ludwig, una luz que se podrá extinguir. En algún momento, esa silla junto a la chimenea estará vacía y sólo reposará una muleta.

Scrooge.— ¡No, no digas eso, por favor! La grácil Antonieta no puede recibir tan mal final, ¿por qué le deseas aquello? Ella se ve muy feliz y le da vida a este bochornoso hogar, le da vida a mi bello Ludwig.

Fantasma de la Navidad Presente.— Llegará un momento donde Ludwig será incapaz de mantener los costos de Antonieta y su demás familia, y él caerá muy enfermo. Sin el flujo económico de Ludwig y también estando en cama, nadie puede hacer mucho. Antonieta morirá y posiblemente Ludwig caiga en fuerte depresión por no ser capaz de hacer algo por su hermana. ¡Y será por culpa tuya! Sobreexplotarás a tu empleado y no le darás el dinero exacto y la linda luz que es Antonieta se extinguirá.

Scrooge.— ¡No! Haz algo, espíritu, salva a Antonieta y a Ludwig. No les puedes hacer esto.

Fantasma de la Navidad Presente.— ¡Eso tú lo provocarás, Scrooge! Será el destino creado por ti si no te decides a cambiar. Deja ya tu pecado capital de avaricia, y míralos. Mira a ese joven hombre que tanto te quiere. Ludwig muere de amor por ti a pesar del diablo que eres. Siempre piensa de ti de forma positiva y ha hecho tanto por tu persona. ¡Y tú has sido incapaz de ayudarle o, siquiera, brindarle atención! Lo tratas cual perro y el pobre tiene una numerosa familia que alimentar. Tu culpa será que Antonieta muera y Ludwig te olvide. Ya has caído fondo, ¿quieres hacerlo más?

Scrooge.— ¡No, por favor, no!

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Cuarta Escena.

Mansión de Scrooge.— Un cuarto vacío.

En escena se encuentran Fantasma de la Navidad Pasada y Eveniser Scrooge.

Fantasma de la Navidad Presente.— No eres el único hombre avaricioso, Scrooge. Pero eres candidato a una segunda oportunidad, pues aún hay gente que se preocupa por ti. Si no la hubiera, tú ya también estarías muerto, ¡y al igual que amigo Jacob estarías penando con pesadas cadenas y tabiques que representan tus peores males! Y de esos pesos encontrarías el de tu sobrina María, el de la coja Antonieta y el más pesado sería de Ludwig, pues seguiría queriéndote a pesar de todo. ¡Scrooge, hombre de poca caridad, qué mas da!

Scrooge.— ¿A qué se refiere, espíritu? (tembloroso)

Fantasma de la Navidad Pasada.— ¿Qué más da tu ayuda? Al fin y al cabo se terminan cometiendo crímenes y el humano es hipócrita. Qué más da si ya hay cárceles y asilos para guardar a los indigentes. ¡Qué más da si tú eres el único ser que guarda razón ante la espantosa Navidad! Por culpa de los hombres de mente tan cerrada como la tuya es que ya nadie cree en mí y en mis hermanos y que esta fiesta es tan mal vista. Yo moriré hoy pero espero haberte dejado una lección, te dejaré una imagen del mundo como tú lo averiguas, ¡te dejo a la Ignorancia y a la necesidad! Pues al final son ellos la humanidad. (Sale).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

En escena aparecen Ignorancia y Necesidad.

Ignorancia.— ¿Qué sucede hombre?, ¿qué me mira? (se acerca a Scrooge y éste retrocede)

Scrooge.— ¡Aléjate de mí!

Necesidad.— ¿Por qué lo haríamos? ¡Podríamos pasarla muy bien! (ríe fuertemente y abraza por la espalda a Scrooge).

Scrooge.— ¡De verdad, aléjense de mí, monstruos! No puede ser posible que sean ustedes la humanidad.

Ignorancia.— ¡Y eso somos, somos la mejor versión de lo que tú ves en el mundo, viejo! Terminaremos en cárceles y asilos porque somos necesitados pero no merecemos de su caridad.

Necesidad.— ¡Y siempre cometeremos crímenes para dar más asco! No hay ya nada, ¡ven, ven! Que quiero pasar un rico momento contigo y tal vez puedas darme algo a cambio. (ríe)

Scrooge.— ¡No, no! Fuera de aquí, déjenme en paz. No puede ser cierto, ¡no, no, no! Ustedes no son la humanidad, es inhumano si lo veo así. Mi alma podrida no puede ser tan corrupta e injusta, ¡ustedes no son la humanidad, no quiero que sea así! (Ignorancia y Necesidad ríen más fuerte y se ponen encima de Scrooge) Déjenme, déjenme, ¡no!

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Acto IV.— Primera Escena.

Mansión de Scrooge.— Habitación de Scrooge.

En escena se encuentra Eveniser Scrooge.

Scrooge.— ¡De verdad que ya no puedo más! Esto es imposible, no puede ser cierto todo lo que gira en torno a mí y mi ser. Tantas cosas y personas que dependen y esperan mucho de alguien que no tiene la intención de voltearles a ver. Y Ludwig, el lindo Ludwig, no puede sentir aquello por mí; la grácil Antonieta no merece aquello. ¡La humanidad no puede ser tan enferma, no puedo verla de aquella manera!

Entra Fantasma de la Navidad Futura y asusta a Eveniser Scrooge.

Scrooge.— (grita) Tú, intuiré yo, debes ser el tercer espíritu, el que me mostrará el futuro que tendré. Anda, muéstrame lo que sea, ya no tengo nada peor que ver y estoy comenzando a desesperarme. Esto resulta ridículo, no por mi culpa puede pasar tanto (es jalado por Fantasma de la Navidad Presente y salen).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Segunda Escena.

Funeraria.— Interior de la misma.

En escena se encuentran María del Futuro y Esposo de María del Futuro.

Entran Fantasma de la Navidad Futura y Eveniser Scrooge.

María del Futuro.— Es oficial, es completamente oficial, cariño mío. Me lo acaban de confirmar.

Esposo.— ¿Quieres decir que... está muerto? (después de una pausa, ambos sonríen y celebran) ¡Mi amor, mi bella María, esa es una buena nueva! ¿Sabes qué será de su fortuna?, ¿qué harán con sus cosas? ¡Algo te debes de quedar tú!

María del Futuro.— Soy su única familia de sangre directa, ¡por supuesto que me quedaré con algo! Después de este tiempo, algo tenía que hacer por mí, sacaremos provecho de su perecer para ser prósperos, amor mío. Nos llevaremos gran parte de sus propiedades y cuentas y haremos todos esos deseos que se quedaron en espera ¡por fin murió y algo hizo por mí! (se abrazan)

Scrooge.— ¿Es ella mi sobrina María?, ¿cuánto tiempo hemos recorrido? Ya se ve mucho más madura y grande. Pero lo que más me acongoja es lo que dice, ¿quién ha muerto?, ¿por qué disfrutan que el difunto perezca?, ¿cómo puede ser ella tan cruel si siempre ha demostrado un cálido corazón? No puedo comprender nada, espíritu, ¡explícame, te lo suplico, dime qué sucede! (Fantasma de la Navidad Futura no dice nada y sale, Scrooge le sigue).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Tercera Escena.

Mansión de Scrooge.— Un cuarto vacío con sólo un cadáver tapado por una sábana.

Entran Fantasma de la Navidad Futura y Eveniser Scrooge.

Scrooge.— Espíritu, ¿qué es este lugar? (ve el cadáver) ¡Santo cielo! ¡Un muerto! Espíritu, deja de atormentarme con tu silencio, deja de mantenerme en suspenso y háblame, dime lo que sea. Cualquier señal que me desarrolle este problema sería buena. ¡No puedo comprender nada! ¿Por qué muestras un cadáver? Ya sé que la muerte es cruel; que tiene tanta seguridad de su victoria y por eso nos regala una vida de ventaja. No quiero seguir oyendo sobre el perecer de tal por cual persona, me retumba esa maldita palabra en los oídos. ¡Dime quién es ese olvidado cadáver, explícame por qué mi sobrina se volvió trastornada! La linda María se oía como si fuera, ¡como si fuera...! (hace una pausa y llora) ¡como si fuera una versión más pequeña de mí! Espera qué saquear y robar de alguien más. Esperaba por arrebatar algo a un muerto, ¡sonaba a mí y es espantoso! Espíritu, por favor, te lo vuelvo a implorar, ¡deja de cerrarte en silencio y dame una razón por la cual veo y escucho todo esto! (llora más fuerte y se hinca)

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Cuarta Escena.

Panteón.— Una tumba en la cima de la colina.

En escena se encuentran Ludwig, Helena, Andrea y Mamá. Además de que a lo lejos se encuentran Sepultureros.

Entran Fantasma de la Navidad Futura y Eveniser Scrooge.

Mamá.— (llorando desconsolada) Ludwig, hijo, nada podrá cambiar este hecho. Cuando te sientas seguro y preparado para continuar con este camino, vuelve. No te quedes tanto tiempo bajo la capa cruel de nieve y frío. Ella no gustaría de verte así, ¡ni a nadie de nosotros llorar! ¡Dios, es tan doloroso y cruel para una madre como yo! (llora más fuerte y sale junto con Andrea y Helena).

Scrooge.— ¿Qué sucedió? (confundido se acerca a donde Ludwig).

Ludwig.— Mi bella Antonieta, mi amada hermanita menor, te fuiste antes que todos nosotros. Aún recuerdo tu cantar y sonreír ante toda adversidad, eras la luz que irradiaba esperanza para todos. Si tú ya no estás, ¿también se fue nuestra esperanza? Mi niña hermosa de ojos pizpiretos, te fallé ¡había prometido cuidarte de todo el mundo y sacarte adelante y mírame! Yo sigo aquí, cual pobre diablo, sin tu compañía que me susurraba en la noche que debería sonreír más seguido porque así más guapo me veía. Mi niña hermosa que siempre le deseaba bien a cualquiera y soñaba muy alto. Ahora estás descansando, sé que nuestro padre celestial te guardó un confortable asiento en su reino y que preparó vestidos, como los que siempre quisiste usar, y toneladas de dulces para que puedas comer. Y yo me quedé aquí, sin ti y sin el amor de mi vida. Lamento fallarte y quedarme vivo y no tú, ¡te merecías más la vida que muchos! Y te arrancaron de mi lado. Descansa, Antonietita mía, en tu lecho de muerte recordado en la fiesta de Navidad. Cada año, juro que cada año, vendré a verte y a hablarte porque siempre me has escuchado y sé que ahora no me defraudarás, nunca lo hiciste mi hermana hermosa y yo sí. Espero me disculpes y descansa, bella Antonieta (rompe a llorar, deja la muleta contra la lápida y sale).

Scrooge.— Ludwig... (mira que la lápida pertenece a Antonieta) ¡No, no, no! La grácil Antonieta no pudo morir, ella se veía tan jovial que la enfermedad y la muerte debían de temerle. No pudo pasarle esto, no tenía por qué pasarle esto justamente a tan bella jovencita con su doloroso caminar. ¿No hay algo que se pueda hacer, Espíritu? Ya, por favor, exclama algo, no me has dicho nada y me vuelve loco. ¡Dime que hay una manera de evitar que Antonieta muera y mi Ludwig no sufra! (escucha reír a Sepultureros y ve que salen. Scrooge se acerca a la tumba a medio tapar). ¿De quién es?

Fantasma de la Navidad Futura.— Del hombre que viste antes. El hombre más rico de la cuidad. Su funeral fue bochornoso, nadie vino a velarlo y nadie le dio importancia a su último aliento. ¡Esta tumba es la tuya, Scrooge!

Scrooge.— ¡No! Espíritu, no haga esto. No quiero morir, no aún que he visto tanto en tan poco tiempo. ¡No me haga esto! He aprendido la lección, porque ese hombre solo y muerto soy yo ¡por eso mi sobrina celebró pues dejé a su alcance fortuna pero no cariño! ¡Soy un monstruo, una bestia sin razón! Por mi culpa, la grácil Antonieta morirá y mi amado Ludwig sufrirá sin consuelo. ¡Cambiaré, cambiaré! (se hinca frente a Fantasma de la Navidad Futura y suplica) ¡Seré un hombre nuevo!, ¡abriré mi corazón para quienes más lo necesitan, ayudaré con sinceridad y no sólo en Navidad sino por toda mi vida! ¡Quiero vivir para darle el afecto a mi sobrina, salvar a Antonieta y amar a Ludwig como lo merece! ¡Ayudaré y seré bienaventurado! Sólo quiero otra oportunidad y cambiaré, ¡juro que cambiaré porque sé lo que me depara si no lo hago! (llora).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Acto V.— Primera Escena.

Mansión de Scrooge.— Habitación de Scrooge.

En escena se encuentra Eveniser Scrooge y cae de su cama.

Scrooge.— ¡Santo cielo! ¡Sigo vivo! Los espíritus me han dado una nueva oportunidad de vivir y hacer lo que yo mismo me juré de hacer. ¡He dicho que cambiaré y así será! Mis palabras ya no serán más fondos vacíos y carentes de fidelidad y sentimiento. Cumpliré cada promesa y haré lo que he dicho hacer, será un hombre nuevo, aún soy joven y gran prosperidad me aguarda. Cada acto que haga será con humildad y nobleza. (hace una pausa) ¡Es la mañana de Navidad! Será mejor apurarme y comenzar (sale).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Segunda Escena.

Negocio de Scrooge.— Parte exterior del edificio.

Entra Eveniser Scrooge y encuentra a María llegando al mismo lugar de encuentro.

Scrooge.— ¡Buenos días, sobrina mía!

María.— ¿Tío Scrooge? Buenos días y...

Scrooge.— (termina la oración) ¿Feliz Navidad? ¡Por supuesto, sobrina María! ¡Feliz Navidad! Es una bella mañana para decirte que espero que aún siga en pie tu invitación dirigida hacia mí con el propósito de ir a acompañarte en la comida de Navidad. ¡Porque estaría encantado de que así fuera y me hagas el honor de ser parte de tus invitados! Ansioso de probar algo hecho por ti.

María.— ¿De verdad dice eso, tío Scrooge? ¡Estaría más que encantada por recibirte en mi humilde morada! ¡Feliz, muy feliz, Navidad, tío! (lo abraza con cariño, sorpresa y llora de alegría) Lo esperaré y le tendré listo un buen lugar, junto a mí.

Scrooge.— Suena maravilloso, sobrina mía. Estaré puntual a las dos, ¿deseas que algo te lleve?

María.— ¡Con sólo su presencia me doy por bien servida, tío! Esto debe ser un milagro, el verle tan feliz me llena de dicha, sea lo que sea, así se ve mejor, tío. Se ve mucho más guapo con esa sonrisa y brillo en sus ojos, en definitiva, es un milagro de la Navidad. ¡Feliz Navidad! (se abrazan y salen).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Tercera Escena.

La calle.— Una plaza.

Entra Eveniser Scrooge y encuentra a Hombre Benefactor.

Scrooge.— ¡Grande es mi suerte! ¡Justo a usted es a quien quería ver! (se acerca y le da tres bolsas llenas de dinero) Tome, una donación para la gente a la que usted me mencionó quería ayudar. Si cree que no es suficiente, le daré mucho más, quiero que se dé lo mejor para todos y se pueda comprar lo necesario para ellos. También para rogarle una disculpa por mi insano comportamiento con usted, y bien ya me he dado cuenta de que no se merece tal trato, usted quiere ayudar a los demás y yo sólo lo saqué fuera de mi casa. Nuevamente, discúlpeme y ¡feliz Navidad!

Hombre Benefactor.— Esto es mucho dinero, señor Scrooge. ¡Dios le bendiga por tal bondad que nos ha dado! No se preocupé, deje el pasado atrás ¡y feliz Navidad!

Scrooge.—Con su permiso, aún debo hacer algo más (sale).

Se cierra el telón.

Se abre el telón.

Cuarta Escena.

Casa de Ludwig.— Interior de la misma. 

En escena se encuentran Mamá, Andrea, Helena, Antonieta y Ludwig. Oyen la puerta sonar y Ludwig abre. Entra Eveniser Scrooge.

Ludwig.— ¡Señor, qué sorpresa! No sabía que conocía el rumbo de mi hogar. Este, no quiero incomodarle, pero usted dijo...

Scrooge.— (le interrumpe) ¡Ya sé perfectamente lo que dije! Siempre sé lo que digo. He venido por una razón, Ludwig. He venido porque es urgente que hablemos sobre ciertos temas en torno al trabajo. ¡Déjame pasar, que hace mucho frío afuera!

Ludwig.— ¡Sí, sí, adelante! ¿Quiere que le ofrezca algo?, ¿un té estaría bien?

Scrooge.— ¡Y ya sabes cómo me gusta a mí!

Sale Ludwig.

Antonieta.— Disculpe, señor Scrooge... ¿Qué lo trae por aquí?, ¿y qué lleva en esas enormes cajas?

Scrooge.— ¿Y tú eres...?

Antonieta.— Soy Antonieta, señor: La hermana menor de este hogar, Ludwig es el de en medio, Helena es la segunda y Andrea es la mayor (las señala) y mi madre, que no quiere hablarle porque le tiene indiferencia su presencia. Como verá somos muchos y en demasía mujeres, no puede quitarle su trabajo a Ludwig. Mi hermano es muy bueno en lo que hace, siempre adelanta labor en casa, hace sus tareas a tiempo para usted y vive cual enamorado ajeno a su correspondencia.

Entra Ludwig.

Ludwig.— ¡Silencio, Antonieta! (grita nervioso y avergonzado) Perdone las molestias, señor. Mi hermanita le gusta importunar cuando tiene curiosidad por alguien o algo, de verdad lo lamento.

Scrooge.— (da un sorbo de té y sonríe) Me alegra que la chiquilla sea tan curiosa y vivaz, me demuestra que nada le impide seguir adelante. Veo que es coja y no por eso la hace menos y es bastante bella, al igual que sus hermanas y madre, Ludwig. He venido a hablarte sobre el trabajo, he tomado la importante decisión de hacerte mi socio.

Ludwig.— ¿Disculpe?, ¿habla enserio, señor Scrooge?

Scrooge.— ¡Siempre hablo enserio! Ya era hora de que le subiera su puesto y sueldo. Ganará diez veces lo que antes y he decidido hacerme cargo de todos los gastos médicos de Antonieta, y también quiero que ella vaya a la escuela y se haga toda una señorita, así que eso igualmente yo lo pagaré. Es lo menos que puedo hacer por ti, Ludwig, permíteme entrar a tu vida y darte lo mínimo como lo es el dinero.

Mamá.— ¿Habla con sinceridad, señor?

Scrooge.— Completamente, haré todo lo que esté a mi alcance para que usted, linda señora, sus hijas e hijo vivan como merecen. Ludwig es muy capaz de todo y podrá ser mi socio o, incluso, superarme. Pero debo darle la llave, ya lo he hecho y ahora espero una respuesta de regreso.

Ludwig.— (abraza a Eveniser Scrooge y éste le corresponde) ¡Muchas gracias, señor! No sabe lo feliz que me hace oír que hará todo esto por mí. Me llena de dicha que por fin seré su socio y que quiere velar por Antonietita. No sé si sea justo aceptarle eso, pero sé que usted es inexorable ante sus decisiones, ¿verdad?

Scrooge.— Por supuesto. Y sobre lo que me preguntó la bella Antonieta, en estas cajas rojas traigo dulces y pasteles para que disfruten de lo que resta de esta fecha y en las azules traigo vestidos y zapatos de prueba, quiero que tus hermanas y madre se los prueben y escojan de sus agrados. Mañana irán a comprar todo un guardarropa nuevo y digno de tan bellas ninfas, como regalo mío. Mientras tanto, tú, Ludwig...

Ludwig.— Debo estar trabajando y haber llegado dos horas antes al despacho, lo sé.

Scrooge.— ¡Para nada! Yo ni siquiera iré a ese lugar mañana. Quiero que me hagas el honor de que me acompañes a una salida, sólo tú y yo, amado Ludwig (lo besa en los labios) ¿Qué dices?

Antonieta.— ¡Hermano, tu deseo de Navidad por fin se cumplió! El señor Scrooge también te ama, no le digas que no a tan buen hombre.

Ludwig.— Tonto sería si le rechazara, ¿de verdad me quiere, señor Scrooge?

Scrooge.— Claro que lo hago, desde hace rato y mi orgullo me impidió verlo, ayer en la noche tuve tiempo de pensar y aceptarlo. Deja atrás las formalidades, Ludwig, di mi nombre con tu bella voz y acepta a este hombre que está dispuesto a cambiar pero no a recibir tu rechazo.

Ludwig.— ¡Eveniser, me haces el hombre más feliz de la tierra! (lo abraza y besa) Claro que te correspondo, feliz Navidad.

Scrooge.— (lo vuelve a besar) ¡Feliz Navidad, amado mío!

Antonieta.— ¡Feliz Navidad, a todo el mundo!

Se cierra el telón.

Fin.

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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

MIRAKU: Agradezco de corazón todo este tiempo que he pasado en Amor-Yaoi. No soy una escritora virtuosa ni mucho más pero mi granito de arena lo doy de humilde corazón. Gracias a todos aquellos que se toman la molestia para voltear a verme. La Navidad está para dar y todos estos personajes y yo les damos este humilde y querido obsequio. Reciban el mensaje que tiene y nunca dejen de creer en la magia de la Navidad, es algo que mantiene latente a nuestro corazón en la ferocidad de estos tiempos. ¡Feliz Navidad a todos! Crean que de corazón se los deseo, son algo muy importante para mí aquellos que me leen. Sigan todos sus sueños y deseos, nunca los abandonen y sean fuertes. Como dice la canción de Journey Don’t stop beliving! ¿verdad?

Se abre el telón y todos los personajes hacen reverencia. Las luces se prenden y tú puedes retirarte del teatro.

Te Quere Musho, Miraku, SAYO~  


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