Cuatro aves cantoras
Ug, el dolor de cabeza es insoportable.
Nunca más volverías a tomar nada que Raimundo te ofreciera.
¿En que estaba pensando Raimundo al tomar una botella de licor de arroz para festejar el cumpleaños número 18 de Kimiko?
La pregunta más bien debería ser que pensabas tú al aceptar el vaso que el brasileño te había ofrecido.
No quieres levantarte de tu futon, pero los quehaceres del templo no se hacen solos.
Con pesadez te levantas y preparas para este nuevo día, un ave cantora te acompaña en tu titánica tarea.
Llegas a las cocinas y preparas el desayuno. Un segundo pájaro cantor se posa junto al primero en la rama del árbol frente a la ventana de la cocina.
En el desayuno una tercera ave cantora se posa con las otras dos.
Pasas a la limpieza general, con el trino de las tres aves como música de fondo y sueltas un suspiro porque su canto te recuerda a Chase.
En la maraña de tus pensamientos uno se cuela hasta tocar la superficie.
¿Por qué hay pájaros cantores en un día frio de invierno?
La respuesta llego con el cuarto pájaro y la presencia de Chase.
Cuando lo viste en el resquicio de la puerta soltaste la escoba y corriste a colgarte de su cuello para besarlo con cariño infinito.
-¿te ha gustado la serenata Jacky?- su sonrisa suave te enamora más de lo que ya estabas.
-gracias Chase me ha encantado tener su bonito canto como compañía el día de hoy-
-me alegra-
Te toma de las manos y juntos, con los pájaros de tras de los dos, van hacia el invernadero donde el resto del día solo son los dos, las cuatro aves cantoras y su amor.
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