Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cada noche contigo por Korosensei86

[Reviews - 53]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Soo Jin y Pau en un motel.... 

La viciada luz anaranjada de la lamparita opacaba los salvajes destellos de neón provenientes de la calle. Él sigue frente a mí, disimulando con su cuerpo angosto el hortera estampado floral de la pared. Yo paso las palmas de las manos sudadas por el edredón de raso, en un intento de disimular mi turbación, sintiendo mi peso hundirse en un colchón ajado por uso desproporcionado. Él se pasa las manos gruesas y tiernas por la nuca, sorteando los alterados rizos, desviando el brillo de sus ojos de caramelo, al tiempo azorados e intrigados por mi falta de respuesta. Yo me concentro en el repique incesante de mi corazón, amenazando con destrozarme los tímpanos por dentro.

Y yo sé que no puedo malgastar otro minuto más sentado en esta cama de motel completamente en silencio, pero es que no es fácil poner en orden tus pensamientos cuando tus últimas veinticuatros horas de vida han sido una completa locura. La cara del dependiente del motel cuando nos cobró la habitación, su rictus juicioso al atestiguar como un chico coreano aparece de la mano de un occidental moreno y sudoroso para alquilar una habitación y todos los pensamientos oscuros que podría albergar esa expresión todavía me rondan minutos después. No quiero ni imaginarme qué ocurría si mi padre descubre para qué he utilizado la última tarjeta que no me ha retirado. Y mientras tanto el chico que me ha seguido obedientemente hasta aquí continúa albergando mis palabras. Es hasta cierto punto admirable que haya tenido la consideración de no pedirme explicaciones por esta abducción improvisada, por la promesa incumplida de una charla. Él me sigue esperando, dejándome mi espacio, adaptándose a mí. O al menos así lo hacía el chico de mis sueños: plegándose a mis deseosos, rodeándome suavemente como su amor, esperándome... ¿Me ha estado esperando todo este tiempo? ¿Desde que intenté ponerle fin a aquello nuestro tan inclasificable...? Y aunque dice haber venido a buscarme, ¿sigue esperándome? Él tenía una sonrisa hermosa, cálida como un rayo de sol en la espalda, tan luminosa como inquebrantable, tanto que una parte de mí se fracturó cuando lloraba implorando mi amor. Afortunadamente, creer que él no existía lo hizo solo un poco más fácil.

Supongo que no es correcto hacerle esperar por más tiempo. Me levantó y en el proceso mi cerebro intenta encontrar la versión de mi inglés más fonéticamente inteligible.

—Listen, I... I mean... this —farfullo.

Entonces, una lengua ansiosa pugna por quemarme los labios, dando al traste con mi pronunciación británica. Sus manos ya están intentando invadir el espacio entre mi ropa y mi piel. La alarma de peligro retumba histérica en mis neuronas. Consigue asir sus muñecas y neutralizarlas. Valiéndome de su sorpresa, logro detener sus avances. Cuando lo miro acusador, él bocea como un niño que no entiende porqué le están castigando.

—No! —le riño— We will just talk! That's why are here, we aren't going to do another kind of ...things (Solo vamos a hablar. Es por lo que estamos aquí, no vamos a hacer ninguna otra ...cosa).

—Tolk? (Talk? ¿Hablar?) —repite él desconcertado en su inglés fallido.

—Yes, that's so (Sí, eso es)...

Entonces, lo noto y en cuanto lo percibo me siento apresado por ello. El aire se ha enturbiado con un perfume a tierra, humedad y salvajismo. Seguramente es por la carrera en esta noche húmeda, por todo el ejercicio que ha estado haciendo... Creo que cuando nos encontramos esta mañana, él vino corriendo. Eso explicaría los surcos delatores de sus axilas y este olor tan endiabladamente familiar que me embriaga. Mi vientre está empezando a temblar, rebelándose contra mí. En un intento de huir más de mí que de él, le empujo contra la pared.

—You stink! (¡Apestas!) —le acuso, antes de enfilar hacia el cuarto de baño. Así, en mi camino tomo uno de los albornoces disponibles al pie de la cama. Giro el pomo de la puerta del baño y me giro solo un instante con gesto acusador—. I'm goint to take a shower. You should do the same after me (Voy a darme una ducha. Deberías hacer lo mismo después de mí).

El portazo enmudece cualquier réplica tras de mí. Menos mal que el ruido del agua corriendo me aporta algo de tranquilidad. Las imágenes tras mis párpados se agolpan como en un vídeo demasiado adelantado, demasiado saturado. Su olor, es imposible negarlo, era él. Nadie puede oler como otra persona, no tanto, tan exactamente igual como otra persona. Y esa verdad se me acumula entre las ingles, tensándolas.

Trago saliva al notar mi incomodidad. Cálmate, Soo Jin, cálmate. Esto no tiene sentido, ya lo sabes: no conoces de nada a ese chico. Dijiste que querías conversar, pero ni siquiera vas a sacar nada en claro de ningún intento de charla que quieras mantener con él. No entiende nada de lo que digas. Es absurdo. Lo más lógico será dormir aquí, alejarte de él antes que puedas cometer alguna estupidez que luego vuelvas a lamentar y devolverlo mañana a su entrenador que debe estar que trina, pedir perdón al club por tu impetuosidad de enfermo en celo. Sí, será lo mejor. Parece un buen plan. Solo tengo que frenar sus avances unas horas más, huir de sus manos, aunque para eso tenga que dormir en el suelo. Y poco a poco, mi erección va bajando. Eso es, tengo que pensar con la cabeza, solo con la cabeza y para ello mi cerebro necesita toda la cantidad de sangre que pueda conseguir.

Cuando me enjabono, pongo cuidado en que mi aseo lo más aséptico posible, no vaya a ser que mi piel recuerde prohibidos caprichos. Me aclaro, exponiendo mi cráneo a instructivas dosis de agua frío. Mi cuero cabello me refresca la consciencia con tirantes dosis de dolor, como un penitente que encuentra en el sufrimiento la depuración de sus pecados. Salgo de la ducha, meneando mi cuerpecillo enclenque, tembloroso y hambriento de tacto que me apresuro a sepultar en el albornoz. Con un paso decidido, abro la puerta para salir del baño y casi me dio de bruces con él. Él cierra los ojos solo un instante, meneando esas gruesas pestañas negras como la boca de un lobo y me inmoviliza con su sonrisa de perro bobo.

—Sorry —musita.

Yo no digo nada. Me limito a disimular el pánico y me refugio corriendo hacia la cama. Me siento cabizbajo. El olor es aún más ácido que hace unos momentos, tal vez porque en nuestro choque se me ha pegado a la ropa. Dios, es como si me persiguiera, como quisiera asegurarse de que no puedo escapar de él. Respira hondo, Lee Soo Jin, estás sacando las cosas de quicio. Eres tú el que está viendo fantasmas donde no los hay. Tranquilízate... Pero cada vez se va volviendo más difícil. Mi respiración se ha vuelto un bramido, un huracán surgiendo de mi diafragma que ni el ruido de la ducha puede ocultar. Aún así, lo intento, pensar con frialdad, regresar a mi añorado estado de ser humano decente. Es en eso en lo que me concentro sin parar como si fuera un mantra, mientras él permanece en el baño. En este bombardeo de sangre a mis sienes, sola una idea ha quedado clara: va a ser una noche muy larga.

Como medida de precaución me coloco de espaldas al aseo e interno mi mirada en la orgía de luces fantasmagóricas y delirantes que saturan de vicio la noche de Seúl. Las observo deteniéndome en cara matiz de neón, persiguiendo en sus retazos de rojo la paradójica iluminación. Como si de un mandala se tratara, como quien busca el ojo de Dios en las alas de una mariposa.

El leve rechineo de la puerta me saca de mi fervorosa meditación. Y aunque me armo con toda la frialdad que soy capaz de albergar para enfrentarle, al volverme hacia él no soy capaz de soportar la flecha de fuego que me atraviesa el corazón. Pau tiene el pelo mojado, ha reducido los vaporosos bucles a meras esquirlas de cabello ondulado que se le pegan a la ancha frente, entre que destaca sus ojos de tigre dorados y verdosos como dagas de jade envenenadas. Se lo está secando con una toalla mientras algunas gotas rebeldes salpican el sombreado puente de su nariz, mellándose con las pocas pecas que escapan de su soleada faz... su sexy pelo rizado.

La sensualidad inconsciente de la escena basta para ponerme sobre aviso. Pero lo pero no es eso, lo peor está más abajo. En naturalidad casi artística con la que pretende arrebatarme cada gramo de cordura, para cubrirse ha optado por otra diminuta toalla que apenas disimula sus partes más sensibles. Dejando su pecho mojado al aire, y sus piernas fuertes y poderosas, sus brazos, la suave línea de su clavícula sobreviviendo con gracia entre la curtida cordillera de carne.

Estoy atrapado.

—Su Yin —mal pronuncia mi nombre—. You güantid tu tolk güiz mi? (¿Querías hablar conmigo?)

Dios, menos mal que su inglés es como un rebuzno. Pero no, eso no le resta ni un poco de sex appeal, más bien lo convierte en el fogoso salvaje con el que naufragar en una isla desierta. Avanzo hacia él, intento negarme a la clara sentencia. Aclaro mi voz para hablar. Aprieto disimuladamente mis muslos mientras avanzo con decisión.

—Yes, I...

Y entonces mis flojas e impresionables rodillas vuelven a traicionarme. Casi caigo de bruces a la moqueta, si no fuera porque unas manos gruesas y amorosas me rescatan en el último momento. Él me observa con sincera preocupación, mientras noto mis mejillas rabiar de ridículo.

—You okey? -grazna.

—Yes —susurro abochornado.

Intento sacar fuerzas de flaqueza. Después de todo, todavía no he perdido. Conforme él me va a ayudando a reincorporarme, vuelvo a repasar mentalmente el disgregado esquema mental que he sido capaz de componer. Mi garganta forja una voz clara y digna cuando retoma la palabra.

—Pau, I know that you...

Entonces, lo veo: ese ardor en sus leoninos y cálidos ojos, esa llama inextinguible que amenaza tragarme. Se me seca la boca de pronto.

—You beautiful.

Eso no es justo, eso debería ser falta. Es un golpe demasiado bajo como que pueda admitirse. Y así, todas mis defensas quedan deshabilitadas. Tanto es así, que tardo en sobresaltarme cuando sus labios empiezan a revolotear sobre mi hombro, como las patitas de una mariposa. No reacciono hasta que lo noto deslizar la tela encrespada del albornoz por la curva de mi hombro. Tímidamente, le pongo la mano en el pecho de piedra.

— Pau! —le ruego con la voz quebrada— Wait (Espera).

Pero él no me escucha. Ha comenzado a besarme el cuello, trayendo a la memoria de mi piel todas las señales con las que me marcara en otro tiempo y otro lugar. Como si despertara de un largo letargo, todo el vello del cuerpo se me eriza.

—Pau! —insisto a mi pesar— Please...

Una lengua apasionada aprisiona las palabras dentro de mi boca hasta sofocarlas. El almíbar de su saliva inunda mi cerebro de dulzor. Ya es demasiado tarde. En el momento, en que él deshace el beso para mirarme, su sonrisa, deliciosa mezcla de candor y lujuria, destroza mi decencia en mil pedazos. Yo, derrotado, me limito a acariciarle la mejilla. Sí, es él. Claro que es él. ¿Cómo pude haberlo dudado tanto tiempo?

No pienses en nada
No digas ni una sola palabra
Solo dame una sonrisa, sí

Así, termino sucumbiendo al tacto persuasivo y poderosos de unas manos enormes que van desprendiendo poco a poco del albornoz, como un niño que disfruta desenvolviendo un regalo. Mi cuerpo va cediendo, abriéndose a él, tumbado sobre las sábanas aún impolutas. Su mano en la nuca me impulsa a otro beso. Esta vez mi lengua está preparada para el ataque y apreso la suya en una sensual caricia que emana ácidas cosquillas para ambos y aviva raudos escalofríos por mi espalda. Él jadea, exhausto por la asfixiante entrega y con una risilla depredadora, posa sus peligrosas garras sobre mi estrecho pecho en flor. Me muerdo el labio inferior de pura expectación. Mi cabeza da vueltas. Todo esto es tan real que marea, especialmente el empuje de su grandilocuente insistencia aun retenida por la toalla.

Todavía no lo puedo creer
Todo esto se siente como un sueño
No intentes desaparecer

Él no tiene piedad, me pellizca como un científico malvado deleitándose en cada experimento. Reconozco su agradecida maldad en cada uno de los gestos, las lenguas infernales descargándose sobre mis pectorales, sus dientes desgarrando la ofrecida carne. Mi mente es desastre. Abandonado a la lúbrica tortura, solo me alcanza para agarrarme a las sábanas y procurar no sollozar demasiado alto. Nunca estando despierto se me ha tocado así, nunca mis pezones fueron tan bendecidos. Tanto es así que temo que todo esto vuelva a desvanecerse como una triste sombra cuando salga el sol. ¿De verdad estoy haciendo todo esto con Pau? Debe de ser cierto, pues solo de él pueden ser estas manos invasora, estos labios feroces, esa bestia enhiesta que me aguarda tras la tela. De esta manera, me dejo llevar sometido al hermoso monstruo que se yergue sobre mí.

¿Es cierto? ¿Es cierto?
Tú, tú, eres tan hermoso que tengo miedo
Incierto, Incierto
Tú, tú, tú...

Con una habilidad de prestidigitador, Pau consigue entre gorjeos abrirme las piernas. No pierde tiempo en centrarse en mis muslos sobre los que llueven ligeros y bien administrados mordiscos. Con una dedicación de gourmet, pasa la lengua por el espacio de los músculos, despertando un coro de gimoteos a su paso. Jamás habría podido creer que las cosquillas pudieran ocultar tan pícara fuente de placer. Es por eso, por lo que sus caricias tiran de mis partes más indómitas como quien iza su bandera en tierra conquistada. Mi mente termina de obnubilarse en la tensa y placentera derrota. Entonces, lo vuelvo a ver, ese fuego imperecedera en su mirada: planea algo y sus palabras solo confirman mis sospechas.

—If you no laike it, tell me stop (Si no te gusta, dime que pare)— me pide.

Por dios, menudo galimatías. En mi estado y con su lamentable gramática me ha costado desentrañar lo que ha dicho. Está claro que si quiero comunicarme con él, más me vale pedirle a Noona que me enseñe español. Un momento, ¿por qué estoy pensando en tan a largo plazo? ¿Y qué eso que podría no gustarme? ¿Qué demonios pretende hacer? Pero no me da tiempo a adivinar.

—Dont' be afraid (No tengas miedo) —me susurra dulcemente.

Un pequeño espasmo sacude toda mi espinazo, justo en el momento en que sus labios se ciernen sobre mi vulnerable punta. Al instante, mis ojos se abren como platos, deslumbrados por la gloriosa saturación que dinamita mis neuronas. Mi voz estalla en un profundo sollozo que sale de mi garganta en violenta convulsión. El placer de ese mero gesto es tan hondo que no me cabe. Él se detiene a contemplar los estragos de su fantástica idea, con una expresión mitad triunfo mitad dulzura que no sé si amar o despreciar. Me acaricia el pelo, para intentar tranquilizarme.

—You see? You did no wrong (¿Lo ves? No hiciste nada malo) —me consuela, hablándome al oído en su inglés embrutecido, sin parar de masturbarme de forma magistral— You did something beautiful. You give love. I will give love. Can I? (Hiciste algo hermoso. Diste amor, yo te daré amor. ¿Puedo?)

Yo solo puedo asentir con la cabeza. Y él me besa en los labios para después besar mi rabioso deseo. Cuando su lengua cae sobre mi entrepierna, siento como algo revive dentro de mí. Como un cielo oscuro sorprendido por miles de fuegos artificiales brillando y apagándose poco después, mi cerebro vibra de color. En el instante en el que él me devora por completo, mientras me amarro a las sábanas como un clavo de cordura y todo ser se estremece de placer, solo llego a atisbar que nunca , desde que abandoné el vientre de mi madre, me han amado como lo están haciendo ahora. Como Pau lo está haciendo. Por que el me ama, ¿verdad?

¿Te quedarás a mi lado?
¿me lo prometes?
Si dejo ir tu mano,
volarás lejos y te romperás
Tengo miedo, miedo, miedo de eso

Así, justo cuando creo que mi mente se va destrozar por tanto placer, que ya no cabe un gramo más, un dedo indómito la emprende con otro vulnerable espacio de mi ser. Noto como poco a poco, va jugando con él, abriéndose paso hasta lo más profundo de mi alma. Mis muslos empiezan a temblar como cuerdas de un arpa elegantemente tocado. Lanzo un gimoteo interrogativo que Pau responde con un brillo verdoso, emponzoñado de deseo, en su dorada mirada leonina. Me estremezco de temor y espera. No sé qué pretende Pau, si acaso planea sumergirme tanto tiempo en el éxtasis que mi mente quede dañada para siempre, pero decido amarrarme a la promesa de amor relatada en cada uno de sus gestos. Confío solo en eso, mientras dejo que el segundo dedo avance dentro de mí.

¿Detendrías el tiempo?
Tengo miedo de que este momento termine
Como si nada hubiera sucedido
Tengo miedo, miedo, miedo de perderte

Pero nada puede durar para siempre, así que, en el momento en el que el tercer dedo roza mi más íntimo tesoro, todo el placer que Pau había ido cultivando dentro de mí se desborda en su boca. La marea nos salpica a ambos, por lo que tras haber sobrevivo a la resaca, tras la nada blanca que me había anegado la mente lo primero que tengo el privilegio de contemplar es el fulgor de amor grabado en sus ojos. No sabría definir la sensación que me posee cuando me sonríe así. Es como si todas esas noches que pasamos juntos cobraran sentido solo por este momento, como un sueño tejido de realidad, algo demasiado puro y delicado como para existir en este mundo pero al mismo tiempo provisto de una honda y conmovedora presencia que te sobresalta y te maravilla por igual...

 

Mariposa
Como una mariposa
Así como una mariposa
Mariposa

Pau con esa crueldad no pretendida suya, me lanza una de sus miradas de cachorrito triste que sabe que me enloquecen. Sin permiso previo, levanta una de mis piernas y roza el espacio obtenido con su innegable firmeza. Esta, dolorosamente caliente, enrojecida y robustecida en la espera, me ruega por un poco de abrigo.


—Can I? —me implora Pau con la voz deshecha.


Yo trago saliva. Intento aclararme las ideas antes de contestar, pero mi cuerpo sabe que solo hay una respuesta posible ante tal ofrecimiento. Mis entrañas palpitan de nostalgia ante él. Tanto tiempo privado de él, tanta lejanía absurdamente impuesta por mi entre los dos... yo me percataba de lo que abstinencia había obrado en mí. Nunca he necesitado nada tanto como él dentro de mí.

Eres como una mariposa
Desde lejos, te robo miradas
¿Si tocamos nuestras manos,
te perderé?

Así que me echo hacia atrás para dejarle más espacio en la cama y vuelvo a separar mis piernas todo lo que puedo ante él.

—Please —suplico avergonzado, mientras noto mis mejillas arder como brasas.

Él tarda un poco en actuar, como si la rotundidad de mi petición le tomase de improviso, como si en el fondo se hubiera envalentonado y ahora la situación lo superara. Incluso, juraría que él también se sonroja unos instantes. Sin embargo, se apresura en colocar una de mis piernas sobre sus hombros y comprueba la docilidad de mi interior con tres dedos lubricados con algo de mi esencia desperdigada. Con esa habilidad sin pulir tan suya vuelve a acertar en el centro de mis delirios y me arrebata otro gemido de la boca. La forma en la que mi vientre maduro se pliega a sus envites parece tranquilizarle.

Si tu luz me toca,
enseguida olvidaré la realidad

 

Pau resopla. De pronto, él parece haberse vuelto torpe, o por lo menos eso es lo que él mismo parece creer. Es como si se hubiera olvidado de lo que hay que hacer a continuación. Se vuelve hacia mí con una expresión de aprehensión que me resulta tan cómica como encantadora.

—If... pain... (Si...dolor) —empieza a explicarse en su nefasto y cada vez más adorable acento.

—Don't worry (No te preocupes) —le interrumpo acariciándole el pelo— It will be ok. (Estará bien)

—Please, tell me (Por favor, dime)— insiste él.

—I know (Lo sé)—le aseguro— Don't worry. It will be fine. I trust you. (No te preocupes. Todo estará bien. Confío en ti)

—Is first time (Es la primera vez) —me confiesa Pau visiblemente atribulado.

Yo me abrazo a su cuello y le doy el beso más suave del que soy capaz.

—It's my first time too (Es mi primera vez también) —le susurro— I trust you (Confío en ti).

Antes de lo que espero, tomándome casi por sorpresa, Pau recupera su característica valentía, y me devuelve el beso, esta vez impregnado de toda esa volátil pasión tan propia de él. Con un momento de cadera suave, lento, calculado y puramente gentil, empieza a meterse dentro de mí. Mi vientre canta un himno de bienvenida al reconocerlo. Porque cada centímetro de su ser le hace el amor al mío.

Eres como el viento acariciándome suavemente
Eres como un polvo que flamea suavemente.
Estás allí pero por alguna razón no puedo llegar a ti
Detente
Eres como un sueño para mí
Una mariposa en las alturas

Así, sin dejar de besarme, Pau se va adentrando más y más en mí, recorriendo un puente que solo nos pertenece a los dos, un camino que nos ha estado uniendo en la lejanía todo este tiempo. Ahora que lo tengo aquí tan cerca, solo puedo ansiar que la distancia se acorte hasta lo imposible, hasta que ambos nos mezclemos el uno con el otro. Por eso, en los breves momentos en los que Pau se atreve a soltarme para respirar yo demando sus besos mordiéndole y lamiéndole los labios. Por eso, utilizo mis piernas para aprisionar sus alocadas caderas, para aprisionarlo en mi interior, algo que me agradece entre rugidos. Por eso, mis carne se enlaza con su cuerpo en un tango magnético. Por eso, ofrezco mi cuello en sacrificio para que él lo devore. Porque ahora que por fin estábamos juntos, ahora que por fin nos estamos amando sin fronteras, querría que esto que estamos construyendo entre los dos sea infinito. La sola sospecha de que todo esto no sea más que otra ilusión vana, una fantasía que se transfigura en mentira terminaría de aniquilar lo poco que me queda de razón.

Un seco sonido viene desde mi corazón
No puedo decir si es sueño o la realidad
Mi Kafka en la orilla
No entres en ese bosque
Mi corazón todavía está destrozado por ti
Los pedazos se derriten tristemente
Sólo quería desaparecer así
Mi amor es para siempre
Está todo libre para ti, baby

Inexorablemente, Pau va volviendo a su ser, regresando a la fiereza impulsiva y adorable que siempre he admirado en él. Ahora, arremete sin el menor atisbo de piedad contra mi interior. Imprime ondas de placer que van desde mi sexo, viajando por mi curvada espalda hasta restañar a lo más hondo de mi corazón. Así que, incapaz de gestionar todo lo que está ocurriéndome, solo se me ocurre entretejer sus dedos con los míos. Y así, él vuelve a impactar en aquel lugar que tanto ha visitado, que tanto gusta de él. Automáticamente, como mero gesto de hospitalidad lo aprieto dentro de mí hasta que nos fusionamos. Me toma el lujo de observar cómo su rostro acalorado se congestiona de lascivia justo al final. Y todo se vuelve blancura y amor.

¿Te quedarás a mi lado?
¿me lo prometes?
Si dejo ir tu mano,
volarás lejos y te romperás
Tengo miedo, miedo, miedo de eso

¿Detendrías el tiempo?
Tengo miedo de que si este momento termine
Como si nada hubiera sucedido
Tengo miedo, miedo, miedo de perderte

Tras el esfuerzo, mi cuerpo se queda completamente entumecido, agotado. No importa, Pau ríe como un crío sobre mí. Ambos jadeamos y reímos, sabedores de todo lo que hemos compartido. Prueba de ello, es el líquido viscoso que se pega a nuestros ombligos, las marcas de agua que nuestros cuerpo y cabellos a medio secar han impresos en las sábanas violentadas, el brillo altanero en nuestros ojos, la rotunda rojez de nuestros rostros.
Pau por fin me besa, esta vez sin la urgencia de otras ocasiones, y poco a poco sale se despega de mis entrañas para caer a mi lado. Con un concierto que parecemos conocer desde hace mucho tiempo, sabemos cómo acurrucarnos el uno contra el otro, como si nuestros cuerpos fueran piezas fabricadas para complementarse. Y es así, con el amainado compás de nuestro corazones, con la suavidad de un aleteo de mariposa, clamorosamente desvirgado, como me quedo dormido en los brazos de un amante desconocido al que siempre aguardé sin saberlo.

 

Mariposa
Como una mariposa
Así como una mariposa
Mariposa

Notas finales:

Bueno, aprovechando que tengo esto ya escrito, publico. Y ahora espero poder volver a escribir dentro de poco. Ya va quedando menos....
 
Y a parte de eso, no tengo mucho que comentar. Espero que disfruten del capítulo y nos vemos lo más pronto posible. Muchos besos y mil gracias por leer, comentar y por todos los ánimos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).