Lily tuvo que golpear a Severus en las costillas varias veces antes de que lograra llamar su atención, y cuando finalmente lo hizo, puso los ojos en blanco con exasperación.
—Lo juro— dijo mientras se quitaba unos mechones de pelo rojo y se los colocaba detrás de la oreja, —quien sea que siga enviándote libros me está poniendo nerviosa. Tu cabeza está en las nubes, Sev—
Severus se sonrojó de vergüenza al poner su último regalo de L. Las plantas sanadoras de indochina de vuelta en su mochila.
—Lo siento, Lils— dijo mientras jugueteaba con la correa, usando el viejo apodo que siempre lo hacÃa volver en sus buenas gracias cuando ella estaba enfadada con él. —¡Pero son tan fascinantes!—
—Tú y tus pociones— dijo, poniendo los ojos en él. Luego se dejó caer en el banco de piedra donde estaba sentado, estirando sus largas piernas.
Estaban afuera, aprovechando el temprano sol primaveral y fingiendo que no estaba helando. Era primavera, después de todo. Algunos otros estudiantes también habÃan decidido pretender que la luz del sol era igual a la calidez y estaban sentados o caminando en varias partes del área abierta justo al norte del castillo.
Su nombre era 'North Garden', pero los estudiantes se referÃan a él como 'the hooky field', como en el que fuiste allà para jugar al hooky.
—¿Has oÃdo que Frank Longbottom se presentó como pretendiente de Alice Greengrass y ella lo aceptó?—Preguntó Lily mientras estiraba sus largas piernas cubiertas por medias y volteaba la cara hacia el sol de principios de marzo.
—No— dijo Severus mientras jugueteaba un poco más con la correa de su bolso, deseando que se fuera para poder leer en paz. —Pero él le ha estado regalando flores todos los dÃas desde que se presentó, asà que no estoy sorprendido—
Frank era un alfa de séptimo año cuyo enamoramiento por la bonita señorita Greengrass habÃa sido legendario desde que la llevó al baile de navidad en su tercer año. A nadie le sorprendió que se casaran.
—¿Has descubierto quién es L?— Preguntó Lily mientras le daba un nuevo golpe en las costillas.
—No—
—Y ay! ¡Basta!— Protestó. —Claramente no eres tú, nunca podrÃas pagar estos libros—
—No quiero parar— respondió razonablemente, pero se detuvo de todos modos. —¿Y cómo sabes que no tengo una fortuna gigantesca escondida en algún lado?—
—Bueno, obviamente no, pero estuve allà cuando apareciste como beta, por eso al menos puedo eliminarte—
—Puede ser Lockhart— ofreció y rió en su expresión. Severus miró a la impresionante rubio sosteniendo la cancha en el otro lado del campo.
—PreferirÃa abrazar al calamar gigante— murmuró mientras rodaba los ojos. Lily rió aún más al oÃr eso, sus ojos verdes brillando con alegrÃa.
—¿Qué tienes contra Lockhart? Él es un alfa. Y rico Y guapo— Eso era cierto, teniendo en cuenta que las brujas beta se desmayaban a su alrededor.
—Y un completo y completo idiota. Juro que las pocas células cerebrales que tiene están demasiado ocupadas manteniéndose calientes en la cavidad gigante que es su cerebro para realizar funciones superiores—
"Bueno, eso fue inusualmente ácido incluso para él", pensó Lily mientras resoplaba. Luego se obligó a sà misma a estar sobria; ya que no se sentÃa comoda en una batalla de ingenio después de haber pasado dos horas de historia con Binns, no hizo ningún comentario. Ella terminarÃa perdiendo de todos modos. Ella siempre lo hizo.
—Está bien— dijo cuando se cansó de su inquieta y tácita petición de que se fuera, —¿quién quieres que sea, entonces? Si tienes que elegir?—
Severus se calmó. Su ceño se frunció al pensar.
—Yo ... No sé— finalmente se aventuró. —Yo ... No habÃa pensado en eso—
—Bueno, piensa en eso entonces— Ella animó. —Después de todo, estamos hablando de un presunto marido, aqu×
—O esposa— dijo. Lily rodó los ojos.
—O esposa— admitió, aunque dudaba mucho de que encontrarÃa una esposa alfa que no odiarÃa a primera vista.
Por otra parte, su única base para esa suposición eran las hembras alfa en Hogwarts. Sin embargo, dado que la opinión de Severus de casi todos sus compañeros excepto ella y posiblemente Narcissa Black era inferior al PIB de Alemania después de la primera guerra mundial, tal vez estaba siendo un poco apresurada en sacar su conclusión. Tal vez quien fuera que seguÃa enviando libros caros y citaba a Shakespeare Severus era una mujer. El tiempo lo dirÃa.
—¿Qué soneto acompañó el libro?— Preguntó, curiosa. Para su deleite, pudo ver a Severus sonrojarse casi tan rojo como su cabello mientras él, con cierta renuencia, le alcanzaba un rollo. Ella lo desenrolló, admiró la escritura fina brevemente, luego se levantó y comenzó a declarar en voz alta y dramática:
—Señor de mi amor, a quien en vasallaje, tu mérito ha ...— Severus gimió, hundió su rostro en sus manos, y deseó fervientemente que un rayo repentino apareciera en el cielo sin nubes y golpeara a la maldita chica. Era la única forma, razonó él, de hacerla callar.
Si Severus pensó que su dÃa no podÃa ser peor estaba completamente equivocado todavÃa faltaba el desayuno, y tener clases con Binns y McGonagall en la mañana, se demostró que estaba equivocado a la hora del almuerzo.
Fue entonces cuando Black lo arrinconó en el cuarto pasillo mientras salÃa de clase, apresurándose con la esperanza de tener tiempo para echarle un vistazo a una receta de poción muy interesante en el último libro de L: y respirar bajo el agua y otros brebajes milagrosos.
—Mira, Sniv- Snape. Necesito hablar contigo—Severus lo miró como si fuera algo particularmente desagradable que acababa de raspar de la suela de su zapato, pero eso no disuadió a Black por un momento. Severus intentó una de sus miradas más escandalosas en su lugar, pero a pesar de que Black se estremeció y su rostro normalmente bronceado se puso pálido, no se movió. Severus suspiró profundamente.
—Bien— gimió. —Termina con esto—
—Mira, mis padres están sobre mà como hipogrifos hambrientos en un bistec a mi alrededor queriendo que te corteje, pero ninguno de nosotros tiene la idea, ¿verdad?—
—Eso lo dices por ti— dijo Severus sardónicamente. —Francamente, prefiero ser un bistec que te atrapen hippogrifos hambrientos a que incluso te considere un posible esposo— Black pareció aliviado, como si no hubiera escuchado el insulto implÃcito o simplemente lo hubiera ignorado. Lo más probable, Severus pensó sarcásticamente, era demasiado estúpido para entenderlo. En cambio, Black pareció ignorar todas las insinuaciones de que Severus querÃa irse y siguió hablando.
—Sin embargo, durante las pasadas vacaciones de invierno, mientras esquivaba a mis padres y pretendÃa ser sordo cada vez que comenzaban a hablar sobre cómo Prince es una buena familia y sangre fresca y toda esa mierda, tuve mucho tiempo para pensar por qué no me opongo—
—No quiero casarme contigo— Y aquà viene, pensó Severus, los insultos y burlas habituales de cada cosa sobre mi persona que puede pensar en la parte superior de su cabeza. De acuerdo, Snape, sonrÃe y aguántalo. Y hechiza al imbécil más tarde.
—Y me he dado cuenta— Black continuó, completamente ajeno —que es porque ... Bueno, te mereces algo mejor que yo— Espera, ¿qué? Severus no podrÃa haber estado más sorprendido si Lily lo hubiera golpeado en la cabeza con su bolso. Lo que ella habÃa hecho una vez en el tercer año cuando pensó que estaba siendo un idiota. Para ser justos, él habÃa estado actuando como una herramienta completa en ese momento.
—¿Estas jugando conmigo?— Chilló y se maldijo a sà mismo por no mantener la voz firme. Black lo miró con severos ojos azules que lo hacÃan parecer más a un cachorro descuidado que querÃa jugar que al rabioso mestizo del que habitualmente le recordaba a Severus.
—No estoy ciego a mis faltas, Snape. Tiendo a hablar antes de pensar y la mayorÃa de las veces lo que sale de mi boca es tan vil que me da ganas de lavarme la boca con jabón como solÃa hacer mi mamá cuando era pequeño—
—Hice mucha búsqueda del alma durante las vacaciones y me di cuenta de que el chico que soy ahora es un imbécil. Y si continúo en esta lÃnea, acabaré siendo un matón peor que mi padre. No quiero eso—
Severus parpadeó, mientras cada palabra de la boca de Black solo lo hacÃa sentir más desconcertado. Estaba empezando a comprender lo que Alicia debÃa haber sentido cuando cayó por el agujero del conejo, porque en ningún mundo sensato podrÃa estar sucediendo esto.
—Entonces— dijo Black mientras parecÃa haber terminado su pequeño discurso. Severus se preguntó cuánto tiempo lo habÃa ensayado. ParecÃa como si se preparara antes de tenderle la mano a Severus, ofreciéndole un apretón de manos.
—Me gustarÃa dejar ésta rivalidad, Snape. Y ofrecer una sincera disculpa por ser un imbécil. Sé que lo más probable es que nunca seamos amigos, pero me gustarÃa dejar de ser enemigos— Severus miró con desconfianza la mano extendida.
—¿Cómo es que esperaste cuatro meses?— Exigió, ignorándolo por el momento. Black no lo derribó, sino que miró a Severus con esos ojos serios.
—Yo ... Para ser sincero, no me atrevà a acercarme a ti hasta que descubrà algo que decir que no terminara contigo tratando de empujarme por las escaleras— Black, el altivo Gryffindor, ¿ asustado ? De él? PodrÃa haber derribado a Severus con una pluma. Luego, maldiciendo el intento de su madre de "hacer amigos", se encontró estrechandole la mano a Black.
—Considera esta rivalidad terminada, Black— dijo, y se sorprendió de que lo decÃa en serio. Era demasiado agotador para mantener esta rivalidad ridÃcula entre evitar compañeros de clase alfa cachondos pensando que era una persona fácil, sus estudios, pasando tiempo con Lily y tratando de descubrir la identidad de la misteriosa L.
Sin embargo, todas esas preocupaciones se fueron por la ventana cuando su piel tocó la de Black. Hubo algo asà como una sacudida de energÃa pasando entre ellos y Severus se sintió abrumado por la urgencia de arrojarse en los brazos de Black y darle un gran abrazo.
El horror lo hizo tambalearse el tiempo suficiente para que Black actuara por su propio instinto, que aparentemente envolviera sus brazos alrededor de Severus como un pulpo ensangrentado y enterrara su cara en la nuca del chico Slytherin, respirando profundamente. Era un acto que Severus habÃa visto a menudo hacer a otras personas, generalmente seguido por besos bastante pesados, pero ... No habÃa lujuria o deseo en este abrazo.
Se sentÃa como ... Se sentÃa como un hermano mayor, ofreciéndole consuelo. O al menos lo que esperaba que sintiera un hermano mayor que ofreciera comodidad.
Fue desconcertante por decir lo menos. Pero lo que era aún más desconcertante que el abrazo en sà era que lo disfrutaba, prácticamente colapsando contra el pecho ciertamente de Black y sintiéndose ... Seguro. Protegido.
—Déjame ir Black— dijo, tratando de decirlo cortante, pero solo terminaba sonando suplicante.
— No quiero— dijo Black en algún lugar de su piel — Estás tenso. No me gusta. Algo te está molestando—
Hubo un chillido desde algún lugar en la vecindad y Severus levantó la vista para ver a una de las chicas de Hufflepuff no recordaba el nombre de ella en su cabeza mirándolos con la mirada de deleite que generalmente interpretaba como su señal para ir al otro lado de la escuela tan rápido como sea humanamente posible.
Simplemente genial (sarcásticamente)
Apostó a sà mismo una hoz a que toda la escuela estarÃa chismeando sobre el tórrido romance de él y Black antes de la cena.
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