Severus se dio mentalmente una hoz un poco después de las cuatro de la tarde cuando Lily, decididamente cabreada, lo arrinconó en su rincón favorito de la biblioteca.
Ella estaba sobre él frunciendo el ceño, con las manos en las caderas. La mirada en sus brillantes ojos verdes prometÃa sangrienta retribución.
—Mira, Lily— comenzó, esperando desesperadamente que ella no hiciera una escena. Hubo suficiente charla luego. Toda la escuela estaba encendida con el rumor de que Sirius Black habÃa declarado su amor eterno a Severus Snape en el pasillo antes de lo que en este momento era la mitad del cuerpo estudiantil, si crees en los 'testigos'.
—Por favor explÃcamelo— siseó en una voz que él habÃa escuchado usar antes, pero nunca con él. Por lo general, significaba que estaba a punto de golpear a quien sea que fuera con un hexágono de murciélago. —Por qué tuve que averiguar por Theresa McFadden que tú y Sirius Black se están casando—
—Oh— dijo Severus ligeramente impresionado por la aceleración —¿nos vamos a casar ahora?—. —Lo último que supe es que estaba embarazado. Con gemelos. Uno de cada uno, al parecer— Lily frunció el ceño, claramente al no encontrar la situación en absoluto divertida.
—Qué. Hizo. ¿Eh? — Exigió en un gruñido bajo. Ahora eso sonaba más como su Lily. Severus suspiró y se pellizcó el puente de la nariz.
—Cálmate y siéntate, y te lo diré— dijo, y con un último resplandor ella hizo lo que le dijeron. Y mientras explicaba lo que habÃa sucedido con Black en el pasillo, y lo que él habÃa dicho y lo que habÃa dicho Severus, frunció el ceño y arqueó las cejas hasta que se conformó con mirar en parte sorprendida, en parte divertida.
—Solo tú— fue su único comentario una vez que terminó. Luego inclinó la cabeza hacia un lado inquisitivamente.
—¿Cómo te metes en este tipo de situaciones?— Ella dijo, más al aire que a él.
—Si lo supiera, no lo estarÃa en esta situación— Refunfuñó —TodavÃa no sé qué diablos pasó—
—Oh, eso es fácil. Él es tu alfa platónico. Lo leà en Quibbler—
—¿Mi qué?—
—Tu alfa platónico está aqu× buscó en su bolso, encontró el papel y lo dejó sobre la mesa. Ella hojeó las páginas hasta que pareció encontrar lo que estaba buscando: —Alpha, Beta or Omega? Una guÃa de la clase biológica para los jóvenes recién presentados por Aloysius Lovegood—
—¿Lovegood?— Preguntó Severus. —¿No es ese idiota de hufflepuff que actúa como si estuviera permanentemente drogado?—
—Ese es el único— confirmó Lily distraÃdamente mientras buscaba en el artÃculo la parte que le interesaba —Xenophilius— Buen tipo una vez que le pones a sentarse lo suficiente como para tener una conversación. Algo extraño ."Ella hizo un ruido de triunfo cuando encontró lo que querÃa"
—¡Ajá!. Aquà está: raramente sucede que un omega recién presentado, además de su compañero alfa, tenga un segundo o incluso otros alfas que instintivamente se preocupan por la seguridad y la comodidad de los omegas. Estos alfas no tienen ningún vÃnculo romántico o sexual con el omega, pero actúan más como hermanos mayores o protectores. Se supone que solo los omegas más poderosos requieren protectores adicionales en la forma de lo que comúnmente se conoce como alfa platónico— Levantó la mirada, una expresión petulante en su rostro que rápidamente se convertia en hilaridad mientras miraba algo detrás de él. No tenÃa que mirar para tener una idea bastante buena de lo que era eso.
—SÃ, ¿Black?— Dijo, exasperado. Al momento siguiente, encontró una manzana frente a él.
—No comiste mucho en el almuerzo— dijo el Gryffindor, sonando honestamente preocupado. —Vas a enfermarte— Lily se tapó la boca con la mano para contener sus risitas ante la mirada preocupada en el rostro de Black. Severus rodó los ojos.
—Gracias Black. Ahora podemos estudiar en paz?—
—SÃ, claro— "Sirius. " Bien podrÃa llamarlo asà al menos en su cabeza— dijo y se encogió de hombros. —Te veo más tarde Severus— Severus se dejó caer sobre la mesa, enterrando su rostro en su libro de texto de aritmancia con un gemido de sufrimiento,
—Cállate Evans— murmuró viendo la página cuando Lily dejó de tratar de contener su risa y se echó a reÃr.
El la ignoró.
Unas noches más tarde a muchas millas de distancia de Hogwarts, en un lujoso piso de Earl's Court, en Londres, Lucius Malfoy se reclinó en su silla de estudio y frunció el ceño ante el techo ornamental, sus ojos grises centellearon de malhumor.
Era el principal argumento de venta y lo que le llamó la atención cuando compró el lugar. Era el piso de soltero perfecto, ocho habitaciones, tres baños y una gran cocina, y le encantaba su pequeño hogar lejos de casa. Pero últimamente se habÃa sentido solo, y pensaba cada vez más en el jóven con los intensos ojos negros que lo habÃan cautivado durante todo su séptimo año en Hogwarts.
Fue una suerte más tonta que cualquier otra cosa que lo haya visto a través de sus EXTASIS, no es que nunca lo hiciera antes que sus amigos o conocidos. Una vez más, sus pensamientos se escabulleron para acurrucarse cerca del joven.
¿Qué estaba haciendo él ahora? ¿Era cierto lo que decÃan sobre él y ese Black? No, no podrÃa ser. Su fuente le habÃa informado que Severus habÃa recibido sus obsequios de cortejo con gran placer, y seguramente no era tan insensible como para guiar a un pretendiente cuando ya habÃa elegido con quién aparearse.
No, simplemente no podrÃa ser asÃ. Él se negó a creerlo. Pero fue bastante difÃcil ignorar la conversación. Su fuente, en su última carta, habÃa enumerado todos los rumores que habÃan oÃdo sobre Severus y ... Black, cada uno más escandaloso que el anterior. Pero fue bastante difÃcil ignorar la conversación.
La sangre de Lucius hervÃa de indignación ante la idea de esos mestizos endogámicos que charlaban sobre su hermosa Omega. Cierto, aún no le habÃa hecho una oferta oficial a Severus, pero lo harÃa pronto. Se negó a dejar que su confianza en la aceptación de Severus se sacudiera. Sin embargo, habÃa un escalofrÃo de duda en su alma que no se dejarÃa ignorar y fue con mano temblorosa que tomó su pluma. Su escritura no era tan elegante como de costumbre cuando fijó su carta corta, la firmó con su inicial, y envió su búho a entregarlo a su fuente, quien se asegurarÃa de que llegara a su destinatario sin dejar rastro de cómo se habÃa entregado .
Dentro de dos dÃas, él tendrÃa su respuesta.
~ * ~
Era tarde cuando Severus finalmente tropezó en su dormitorio, completamente hecho polvo. HabÃan pasado horas antes de que hubiera logrado escapar del juego de cartas con Potter, Lupin y Pettigrew que Bl- a quien Sirius lo habÃa arrastrado después de la cena, insistiendo en que 'necesitaba socializar más', y estaba prácticamente muerto de pie.
Los otros muchachos habÃan sido bastante cautelosos al principio, pero una vez que Severus habÃa terminado de desplumar a Potter de todo lo que valÃa, los otros dos chicos se calentaron considerablemente. Casi habÃan sido ... me atrevo a decirlo ... amistosohacia él.
Claramente, la era de las maravillas aún no habÃa llegado a su fin. Afortunadamente, Potter y Pettigrew eran betas, asà que su instinto de considerar el posible potencial de apareamiento se habÃa callado toda la noche. Lupin, a quien Severus habÃa sospechado que era un hombre lobo durante el año anterior, no habÃa estado en clase para preparar la poción. Potter habÃa afirmado que era porque Lupin era alérgico al acónito, que aún tenÃa a Severus rodando los ojos. Más alérgico al caldero de plata, si le preguntas.
Se tiró a la cama con un gemido, ignorando momentáneamente las monedas que tintineaban en el bolsillo de su bata. Él se ocuparÃa de sus ganancias más tarde. Mucho, mucho después. Rodó sobre su espalda, notándose hasta el último sobre su mesita de noche. Llevaba su nombre con una letra familiar, y de repente, completamente despierto, la abrió para ver lo que L. habÃa escrito.
Severus,
no aprecio que
me hayan engañado cuando he invertido tanto en la esperanza
de captar tu atención. Si querÃas a Black,
tenÃas muchas oportunidades para decirmelo.
Porque te he jurado justo,
y te creà brillante,
Quien es tan negro como el infierno,
tan oscuro como la noche.
Sin embargo, algo dentro de mÃ, me gusta pensar
que es mi corazón, pero podrÃa ser mi
orgullo herido: todavÃa espero que lo que escuche
sobre usted y él sean sólo rumores. Que
todavÃa hay una oportunidad para mÃ. Si es asÃ, asista
mañana a clases con la venda incluida en
su cabello. Me hará saber que todavÃa soy un
contendiente por tu mano.
~ L.
Severus, que habÃa sentido como si su corazón hubiera decidido dejar de latir a la mitad de la letra, respiró hondo y aliviado. L todavÃa estaba interesado en cortejarlo, a pesar de que habÃa rumores descabellados sobre él y Sirius flotando y haciendo la vida más difÃcil para todos.
Asomó distraÃdamente la banda de seda azul oscura que L le habÃa enviado, la seda suave y frÃa como el agua de lluvia. Se prometió a sà mismo que lo usarÃa mañana, en lugar de las trenzas que usualmente le robaba a Lily.
Una vez más, Severus juró que iba a descubrir por qué el misterioso L era. Era vergonzoso, pensó mientras cerraba los ojos por su propia voluntad, que habÃa recibido cinco obsequios de cortejo y todavÃa no sabÃa quién los habÃa enviado.
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