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Dollar Dinner por PinkBunni

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Notas del fanfic:

Amo leer los comentarios 

Sintió un suave y placentero calor, comenzar a viajar rápidamente por su cadera, hasta pasar por su vientre, era una sensación deliciosa, cerró sus ojos con fuerza, dedicándose solo a sentir eso que lo volvía loco y pronto las estocadas se hicieron más rápidas y, si era posible, más profundas.

En ese momento, se despertó y suspiró dejando ir su enojo. Después de tantos años volvía a soñar lo mismo que tiempo atrás lo volvía loco, que tiempo atrás era en lo único que podía pensar. Creyendo que el paso de los años habría cambiado todo.

Por lo visto no.

Suspirando una vez más, se levantó de la cama y se preparó para tomar un baño. Esa noche sería una muy esperada desde hace tiempo. Esa noche él volvía, y todos estaban invitados. Al salir de bañarse, eligió su traje favorito acompañado por una camisa negra. Se puso perfume, acomodó su cabello y se sonrió al espejo. 

-HyukJae, si ya estás listo nos vamos. - Escuchó a su madre a través de la puerta y le devolvió un 'VOY' mientras salía de la habitación. Tomando a su madre por el brazo y acompañándola escaleras abajo, hasta llegar a su auto y sonreírle al chofer. Él ya sabía dónde iban por lo que no hubo que decir nada.

Hacía años realmente que no acudía a una 'Dollar Dinner' su madre estaba un poco decepcionada por ello ya que era un evento al que desde pequeño se le había impuesto acudir. Vistiendo 
formal, con una sonrisa en el rostro y buenos modales. Tenía que demostrar que formaba parte de ese mundo de personas adineradas, que no era un extraño en aquel barrio privado lleno de mansiones y autos de colección. Con el tiempo, había dejado de fingir y simplemente se había acostumbrado. 

Las Dollar Dinner se llevaban a cabo el primer domingo de cada mes, en la casa de los Lee, ya que su abuelo fue quien comenzó con aquella tradición como una forma de conocer a sus vecinos y de demostrar su grandiosa fortuna. Extrañamente una noche, el abuelo Lee murió en un accidente de auto. 

Algo realmente extraño y horrible.

Aunque las aclamadas cenas nunca dejaron de hacerse.  

Pero, esta vez, luego de cuatro largos años de espera, los invitados comenzaron a llegar a la segunda casa más grande del lugar.

Quienes esta vez festejaban la reciente llegada del extranjero de su hijo Lee DongHae; quien despertó los cuchicheos tanto femeninos como masculinos. Y no solo por su belleza y ardiente virilidad, sino que también, lograba llamar la atención por sí solo, de una manera bastante peculiar.

Siempre había sido así, desde pequeños.

Él había sido adoptado por su tía, la tía de DongHae, cuando el recién llegado tenía unos diez años de edad. Para sorpresa de todos, incluidos DongHae y HyukJae, solo se llevaban algunos meses de diferencia. 

El mayor, HyukJae, recordaba haber llegado esa calurosa mañana de febrero a la gran mansión, que era el doble -tal vez triple- del orfanato en el que había vivido toda su vida, y haber abrazado a su nueva 'madre' realmente agradecido; pero también muy dolido.

¿Qué sería de todos los otros niños que habían quedado allí, en ese horrible orfanato?

Era algo que nunca lo había dejado dormir con normalidad, siquiera ahora, a sus veintisiete años de edad, todavía se preguntaba que había sido de ellos. 

¿Donde se encontraban SungMin y ShinDong? ¿Donde estaría HeeChul? ¿Y Siwon?

Si tuvieron la oportunidad, imaginaba que se habrían convertido en grandes personas, aunque siempre lo habían sido.

Sonrió entre recuerdos y no pudo evitar que uno es especial, asaltara su mente.

"-No debes de preocuparte, HyukJae-ah. Estoy muy seguro de que la tía y el tío DongHwa* se asegurarán de que esos niños estén bien. Si es necesario... ¡Yo mismo los cuidaría!"

Rió, recordando las tontas palabras que le había dedicado DongHae, hacía más de diez años atrás, con una sonrisa dulce en sus labios cuando él creía que estaba más centrado jugando con su pequeño perrito llamado Bada que escuchando su historia de vida, aburrida según el mismo. Tan inocente.

Se alejó del brazo de su madre cuando ella se puso a charlar con sus amigos y él se adentró más en la mansión. Hacía meses que no iba, tal vez años. Y realmente nada había cambiado. Todo seguía siendo igual de lujoso, los espacios amplios y la escalera central le parecía tan ostentosa como cuando la conoció de pequeño. 

Recorrió con la vista a las personas que habían acudido, pasando por mujeres con vestidos de diseñador y diferentes joyas que brillaban por las luces y sus esposos e hijos con trajes. Todos perfectamente arreglados y dignos de estar allí.

Pero cuando miró más allá no pudo creer lo que veía. 

Lo miró, extasiado por la belleza que había desarrollado en todos esos años.

¡Que hermoso estaba su primo!

Desde su cabello teñido de un tono castaño algo claro, cuando todos sabían que era morocho hasta las raíces junto con unos lentes de sol negros, que escondían los aniñados y soñadores ojos del heredero de los Lee, pasando cuidadosamente por los múltiples tatuajes únicamente en tonos negros que tapaba aquella camisa negra de seda que se ajustaba perfectamente a sus abdominales bien definidos, cerrando con el ajustado pantalón de alguna tela que, estaban seguros, no era ni barata ni fácil de encontrar y que se amoldaba a sus muslos de una manera deliciosa.

Tan masculino. 

Tan hermoso.

Según HyukJae.

También conocido como,  EunHyuk o su primo.

Quien tampoco se quedaba atrás en lo que a la belleza concierne. Pero no le gustaba pensar en sí mismo de esa manera. 

Desde hacía unos meses mantenía su color natural de cabello, negro. Sentía que le daba un aire más centrado para los negocios que debía llevar a cabo para su familia. Por supuesto amaba el deporte. Salía a correr cada vez que podía, acudía a sus clases de danza y al gimnasio de vez en cuando. Simplemente le gustaba sentirse y verse bien.

Le sonrió débilmente y comenzó a caminar en su dirección, cuando vio como DongHae sin sacarle los ojos de encima, le pidió disculpas a la señora con la que charlaba con una hermosa sonrisa que hizo a la mujer sonrojar y comenzó a caminar hacia él también.

Vio a su primo acercarse a él, y se volvió un momento muy incómodo. ¿Qué hacer? Ambos se conocían hasta los peores secretos. Pero después de cuatro años de no verse, no sentía que tuviesen la misma confianza.

Para su suerte fue DongHae quien decidió por él y lo abrazó.

Decidió no pensar tanto y rodeó el cuerpo ajeno con sus brazos algo temblorosos.

¡Qué delicioso olía! Se había vuelto tan elegante con el paso del tiempo, y los tatuajes que recorrían sus brazos era lo más sexy que alguna vez vio. 

Era casi perfecto. 

Casi, porque todavía no era suyo. Tal vez, nunca lo sería. Pero soñar era gratis, y si aun así cobraran, daría toda su tonta herencia para poder seguir soñando con DongHae. ¿Y cuándo se le terminara? No, eso nunca pasaría. A igual que estaba casi seguro de que el menor nunca se enteraría del loco deseo que sentía por él.

Porque dudaba muchísimo, de que fuese reciproco.

HyukJae, se fundió en esos fuertes brazos que lo rodeaban. Después de todo, se seguían amando... Como amigos, casi como hermanos, nada más. Claro, claro como el agua.

Se separó, aunque sin quererlo realmente, del cuerpo ajeno y no pudo evitar en un impulso quitarle las gafas negras a DongHae, necesitaba ver sus hermosos ojos castaños, esos que tanto había extrañado.

Dios, seguía igual de hermoso. 

El menor le sonrió y le quitó los lentes de la mano para dejarlos en sus propios bolsillos, era increíble. La hermosa sonrisa que le dirigió hizo que sus piernas temblaran un poco.

-¿Y? ¿Qué tal la vida en Estados Unidos? Espero que no hayas cambiado como todos lo hacen cuando se van a vivir a otros países. -lo molestó, haciéndolo reír. ¿Le diría de su casi segura boda? ¿Qué pensaba de ella? ¿Estaba realmente enamorado de Jessica? Tenía la esperanza de que se negara. -¿Te comió la lengua él ratón? - dijo y por dentro deseo poder probarla él. DongHae solo sonrió y negó.

-Es que... Has crecido tanto, HyukJae. ¡Estas tan lindo! Estoy seguro que con tu sexy figura tienes un ejército de mujeres detrás tuyo ¿verdad? -¿Desde cuándo DongHae le daba cumplidos como ese? ¿De qué iba? Nunca había escuchado un piropo de su parte, y mucho menos dirigido a un hombre, ni a él.

-Yah... No digas mentiras. Eso debería decirlo yo. Con todo tu cabello teñido y tu ropa ajustada... Jessica debe de estar loca, babeando por las esquinas de la mansión Lee. -pero no pudo siquiera reír al terminar la oración, como haría cualquier persona normal, cosa que por suerte DongHae no notó, ya que estaba más mirando más allá de EunHyuk pero no sentía la necesidad de ver que miraba. Prefería mirarlo a él. 

-Jessica está muy entusiasmada, realmente tiene todos los detalles casi listos. -susurró. 

-¿Hm? ¿De que hablas, Hae? -no pudo evitar sentir como su corazón se hundía, era más que su casi segura boda. Ahora parecía ser muy segura. ¿Pero por qué le dolía? Sabía que Jessica era una muy buena opción como esposa. 

-La boda, será dentro de muy poco por eso estoy aquí, esta no es solo mi fiesta de bienvenida. También es la fiesta de nuestro compromiso. Uno en el cual yo no tuve opción de decidir. Aunque Jessica no está tan mal. Es linda, ¿verdad?  -rio y HyukJae creyó que en su vida lo había escuchado reír con tan poca emoción. ¿Qué podía decirle para desviar el tema y no tener que escuchar esa dolorosa verdad?

-Oh, yo lo lamento... Realmente mamá me había dicho que parecía que iba a funcionar su matrimonio y de tal vez dejarían algunos herederos del apellido Lee. -sonrió y el menor hizo un gesto con la cabeza de 'no te preocupes'. -Según ella conmigo está todo perdido. -bufó HyukJae, casi riendo y pasando una mano apenas temblorosa por los nervios, entre sus cabellos- Hasta se enojó un poco cuando le dije y comentó algo de que 'debería hacer adoptado a un niño normal, lo sabía.' Pero bueno, no lo hizo y como sabes, soy tan sentimental, que casi me ahogo en lágrimas y solo pude dejar de hacerlo cuando me dijo que realmente no importaba, que me aceptaba como fuera. -dijo algo nervioso, dejando que su mano cayese como sin vida, junto a su cadera.

Con su corazón latiendo fuerte en su pecho. ¿De dónde había salido todo eso? Lo volvía a ver a DongHae después de cuatro años ¿y eso era lo que le contaba?

DongHae lo miró sin entender muy bien a qué se refería. Se acomodó un poco, cambiando de postura y esperando a que siguiera. Pero como no lo hizo, tuvo que preguntar.

-¿Enterarse de qué, HyukJae?

-Yo... Hae... -titubeó. -No quiero que me odies, ¿prometes aceptarme, sin importar qué? -preguntó, sin saber que decir y temblando por dentro.

Mala idea, mala idea. 

No sabía cómo reaccionaría su primo ante la noticia. 

-Claro que lo haré Hyukkie, sabes que eres más que mi primo, eres mi mejor amigo, y aún que me dijeses que eres sicario, te aceptaría y hasta te ayudaría, aunque matar no es lo mío. -rió, casi tan nervioso como su primo. -Ahora, déjate de vueltas que sabes lo curioso que soy y dime ¿qué es eso que el lindo, según tú, Lee DongHae no sabe?

Oh, como extrañaba que el menor lo llamara de aquella forma. Algo se removió en su interior ante el sobre nombre. Algo que hasta esta tarde creía que su cuerpo había olvidado. Esa sensación en el fondo de su estómago que lo hacía soñar con el castaño sin cansancio. 

Suspiro profundamente y tomo aire. Esto podía salir tan mal.

-Que soy gay.

 

Notas finales:

¿Qué les parecio?


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