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Pendragón por SortKean

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PENDRAGÓN

Harry Potter murió protegiendo a su padrino a los 15 años. Pero la muerte le dió otra oportunidad para vivir en un mundo diferente al suyo. Al sentir que falló protegiendo al mundo mágico, Harry tomará la decisión de defender a su nuevo mundo bajo el nombre de Pendragón.


2. EL NIÑO DEL RAYO

"Todo puede ir mal. Todo puede estar inmerso en la más absoluta oscuridad. Y es ahí donde incluso la más pequeña luz brilla intensamente"

Después de un largo camino, para sorpresa de Harry, lograron llegar a Fawcett City. Era de noche y los enormes edificios resplandecían, dandole a la ciudad un aire de modernidad.

Clark, a pedido del mismo muchacho, lo dejo frente a la estación de radio Whiz, como se podía leer en el enorme letrero luminiscente.

"¿Vas a estar bien?" preguntó Clark, preocupado de dejarlo solo.

"No te preocupes por mí, Clark. Estaré bien."

"Cualquier cosa no dudes en pedírmelo. Ten." el hombre le tendió una tarjeta con su número telefónico.

"Clark Kent. Reportero y superhéroe a tiempo parcial" Harry rió.

Clark esbozo una ligera sonrisa.

"Solo encárgate de que eso no salga de aquí"

"¿Por quién me tomas?" preguntó, haciéndose el ofendido.

Clark solo río. Harry salió del auto y cerró la puerta con cuidado.

"Muchas gracias."

"Fue un placer, Harry. Nos vemos"

Harry se quedó parado, viendo como el auto se alejaba cada vez mas hasta perderse en la lejanía. Suspirando profundamente, el muchacho empezó a caminar al azar. Tenía muchas cosas que hacer, comenzando con buscar un lugar para vivir.


Billy Batson era un buen niño, algo rebelde, pero de corazón puro. La vida lo había tratado bien.

Hasta que eso pasó.

Sus padres, unos egiptólogos reconocidos, habían aceptado un trabajo ofrecido por Thaddeus Sivana, el millonario de la ciudad. Como premio por sus buenas calificaciones, habían decidido llevarse a su hermana, Mary, dejando a Billy al cuidado de su tío.

Algo pasó. No sabía qué, pero sus padres habían perdido la vida, y su hermana había desaparecido de la faz de la tierra.

Y ahora estaba solo.

Su tío lo había echado en cuanto de hubo enterado de que su medio hermano había dejado todo a su nombre y no al de sus hijos, pensando, ingenuamente, que el hombre se los haría pasar cuando fuera el momento.

El Tío Eben era un completo idiota.

Desde entonces había tenido que arreglarselas solo. Tuvo que hacer cosas que no le gustaban, cosas que sus padres le habían dicho que eran incorrectas, cosas que él sabía que estaban mal. Pero la vida en la calle es diferente. Cómo una vez le habían dicho: en la calle o comes o eres comido. Y Billy definitivamente no quería ser comido, aún conservaba cierto sentido de autopreservación, y le gustaba la vida por mucho que apestara en esos momentos.

Todo mejorará, se decía continuamente. Lo repetía una y otra vez tratando de convencerse que era verdad, pero la realidad era desalentadora.

Apenas y tenía para comer. Se mantenía de la venta de periódicos — robados la mayor parte de las veces— pero a duras penas le alcanzaba para lo básico. Algunas veces se encontraba con personas lo suficientemente bondadosas como para darle algo de comida, como la Sra. O'Leary, una anciana que, cuando quería y cuando podía, le invitaba algo de comer.

La vida era dura.

Le resultaba especialmente difícil ver a las familias caminar por la calle, le recordaba lo que una vez tuvo, lo que ya no tenía, y lo que difícilmente podría volver a tener.

De vez en cuando se pasaba por la escuela, más que nada para evitar levantar sospechas y acabar bajo la tutela del estado. Pero cada vez se le hacía mas complicado mantener la fachada, la Sra. Wormwood podía ser muy insistente.

Billy había escuchado de otros niños que el orfanato era un lugar horrible, que había abusadores y los encargados trataban mal a los huérfanos, la comida era asquerosa y apenas era suficiente para mantenerlos vivos, casi peor que en una cárcel. Muchos de ellos habían escapado de allí así que no había razón para no creerles. La conclusión general era que la vida en la calle era mucho mejor en comparación al orfanato.

Ese día había empezado con el pie izquierdo. Un grupo de pandilleros le había cogido saliendo del callejón donde había pasado la noche y le había arrebatado hasta el último de los centavos que llevaba. No era mucho, pero era suficiente como para pasar el día. Por suerte, los maleantes no habían notado sus cosas medio ocultas en el callejón, no habría soportado que se las llevaran también. Una maleta con poca ropa y Mr. Tawny, su tigre de peluche, era todo lo que conservaba de su antigua vida.

El resto del día transcurrió con normalidad, tanto que Billy casi había olvidado el asalto de la mañana. Robó algo de fruta de algún local para desayunar, después consiguió algunos periódicos para vender —a través de métodos cuestionables por supuesto— e hizo lo que tenía que hacer.

El momento más extraño de su vida comenzó cuando una larga limusina pasó frente a él.

"¡Extra! ¡Extra!" gritaba "¡Todas las noticias!"

"Aquí, chico, ¡dame un post!" le llamó el pomposo hombre de negocios en la limusina.

Billy fue corriendo hacía el y le entrego uno de sus ejemplares.

"Aquí tiene, Señor. Serán..."

"Luz verde, Sr. Popp" le interrumpió el chófer. El coche arrancó bruscamente sin importarle que el niño hubiera cobrado el precio del periódico, o incluso que estuviera cerca. Billy se tambaleó entre los coches que pasaban a toda velocidad, tratando de evitar ser atropellado.

Finalmente, llegando a la banqueta, tropezó y se cayó de sentón sobre el pavimento.

"Oh, maldición."

Ni siquiera se percató de la enorme figura que se acercó a él.

"¿Por qué no estás en la cama ya, hijo?" oyó que preguntaban.

"Ay, mi pobre... ¿quién?, ¿quiere un periódico?"

"No, Billy"

El chico se levantó como, ignorando la mano que desconocido le estaba extendiendo.

"Bien, de cualquier manera, ¿eso a usted qué le importa?, ¿es un policía o algo así?" cuestionó mientras se frotaba la parte posterior de la cabeza.

El hombre no contesto, y Billy por primera vez le puso real atención a aquel que se encontraba frente suyo. El sujeto estaba vestido con una gabardina negra de cuello alto y un sombrero de ala ancha que proyectaba una tenebrosa sombra sobre su rostro, ocultandolo.

"Espere un momento, ¿cómo sabe mi nombre?, ¿debería conocerlo?"

Billy miró al hombre con recelo. No había forma de no sospechar de él. Todo en su imagen aprecia gritar misterio, y cabe mencionar que el niño nunca fue gran fan de ellos.

"Quiero que me acompañes."

Y ahí estaba. Era obvio que el hombre tenía algún tipo de intención escondida, y Billy no quería saber cuál era. Solo Dios sabría qué era lo que realmente quería con él.

"Por favor" pidió, remarcado sus palabras.

"¡Espere un minuto!"

El niño no pudo oponerse como le hubiera gustado. El hombre lo había tomado por el hombro y lo dirigía a saber dónde. Billy quería escapar de ahí, correr hasta que se hubiera cansado, pero no podía. Alguna fuerza extraña lo empujaba a seguir al desconocido, ignorando el buen sentido, yendo en contra de su voluntad.

"Sabes que puedes confiar en mi, Billy. Ven, es por aquí" le decía el extraño.

El niño comenzó a entrar en pánico,pero no se asustó, después de vivir por su cuenta haciendo lo necesario para sobrevivir aprendió muchas cosas. Billy no tenía miedo. Él sabía defenderse.

"¿A dónde vamos?" se atrevió a preguntar.

"Ten paciencia, Billy."

Y de pronto, más que preocuparse, Billy estaba comenzando a irritarse. Cansado y molesto de no entender nada de lo que estaba pasando.

No mucho después ambos llegaron al anden, pero a diferencia de otras veces que el niño había ido, esta vez estaba completamente vacío. Y no sólo eso, también había otros aspectos de la estación que no concordaban con lo que Billy recordaba. Casi como si fuera un lugar diferente.

Pero eso era imposible.

¿O no?

De un momento a otro, casi como por arte de magia, un tren se detuvo frente a ellos. Al igual que la estación,pero un poco mas notablemente, el tren era algo differente a los que Billy había visto con anterioridad. Decorado con jeroglíficos y con una apariencia un tanto extraña, a Billy se le antojo como un tren perteneciente a un circo.

"Sube... nos llevará hasta él."

"¿Quién?" preguntó.

"Todo ha sido dispuesto."

Parecia que el hombre lo ignoraba, se la pasaba diciendo al azar frases sin sentido, para frustración del muchacho, que sólo terminaba con enfadarlo más y más.

"No tengas miedo."

"¡No lo tengo!" exclamó Billy indignado "Mire, sé cuidarme solo, ¿vale?"

El extraño lo condujo adentro del tren y lo hizo tomar asiento. El interior era tan peculiar como el exterior, decorado con los mismos jeroglíficos, pero brillantes.

"Oiga" llamó "Me he dado cuenta de que no hay otro tren por aquí, ¿cómo es posible?"

"Sería poco probable encontrar algo más en el Reino de la Magia, no hay más que lo necesario."

Magia. Una palabra que hacia mucho se había prohibido, pero que hace tiempo cuando era un niño querido, había significado algo más. Un deseo secreto. En algún momento, cuando se vio despojado de todo lo que tenia, de su familia, decidió mantener esas cosas lejos de su mente. Debía enfocarse en sobrevivir y no en estúpidas fantasías.

Y ahora llegaba este tipo diciendo que la magia existía. Vaya cosas.

¿Hablaba en serio?

"¿Magia?, ¿es eso lo que mantiene su cara oculta incluso con esta luz brillante?"

Billy oyó un particular sonido, el que producía un tren cuando comenzaba a arrancar. Comenzó lento, pero a medida que pasaba el tiempo alcanzó una velocidad increíble. Afuera, visto por la ventana, se veía muy difuso, pero el niño podía asegurar que había visto estalactitas y estalagmitas. Tal vez nunca fue muy estudioso, pero no era tonto, sabía que eso no debía ser así.

Por otro lado, el desconocido ni siquiera volteo a verlo, permaneció sentado con la vista en frente y casi inmóvil.

"Quien soy no importa... por ahora." se limitó a contestar.

No pasó mucho para que el tren se detuviera. Y si, como Billy había visto antes, se encontraban en lo profundo de una caverna.

"¿Es la última estación?" preguntó.

"Para mí si, Billy. A través de ese portal lo encontrarás... tú solo" le dijo.

El portal que señalaba era de piedra. El marco de éste estaba tallado con extrañas imágenes, jeroglíficos y otras letras que Billy reconoció como griegas.

Y entró.

Llegó a lo que parecía parte de un castillo medieval. Con tapices escarlatas, armaduras y extraños espejos. Todo era tan irreal que parecía que sacado de Calabozos & Dragones.

Avanzó lentamente y con precaución, observando todo a su alrededor. Cruzó varias cámaras hasta que llegó frente a una pesada y vieja puerta de madera que se abrió ante él una vez se hubo acercado lo suficiente.

La cámara de que lo aguardaba dentro era aún más amplia que el resto de las que estaban detrás. Ridículamente amplia. 7 estatuas de piedra adornaban la pared izquierda. Eran grandes y feas figuras, deformes y retorcidas que pretendían representar algo más. Habían letras gigantescas a todo lo largo que formaban:

"LOS SIETE ENEMIGOS MORTALES DEL HOMBRE"

Cada estatua tenía su nombre. Ira, Gula, Envidia, Avaricia, Pereza, Lujuria y Orgullo. Los Siete Pecados Capitales.

«Los Siete Enemigos del Hombre. Son horribles, casi parecen estar vivos. ¿De verdad todo esto es real? Si... no se parece a los sueños que he tenido desde que estoy solo. Pero... »

"Esto no es un sueño, y tú Billy Batson eres más joven de lo que esperaba." dijo una voz fuerte, intimidante; era una voz que demandaba respeto y obediencia.

Cuando Billy volteó lo último que esperaba encontrarse era un anciano sentado en un trono de piedra. Se trataba de un hombre blanco de edad avanzada que usaba una particular toga blanca con bordes dorados; era casi calvo, pero la corona de pelo blanco que conservaba era larga, aunque no más que su barba que casi llegaba al suelo estando sentado.

"¿Cómo es que todo el mundo sabe mi nombre? ¡No entiendo nada!" cuestionó "¿Y quién s e supone que es usted? ¿El Mago de Oz?"

"NO" su voz retumbó poderosamente por toda la caverna "Yo soy ¡SHAZAM!" al decir su nombre alzó las manos y de ellas salieron varios rayos que golpearon las paredes del lugar con fuerza. A Billy no le pareció lo más inteligente que el anciano pudo haber hecho.

Al menos los rayos no lo golpearon a él.

Pero Billy permaneció casi impasible, solo algo exasperado porque nadie le explicaba nada.

"¿No te has asustado?" preguntó "Supongo que eso es bueno"

"Oh, vamos, viejo. Hace falta más que eso para asustarme."

El anciano lo miró severamente. Billy pensó por un momento que lo reprenderia por su falta de educación, pero en vez de eso, giró hacia la derecha y le señaló la pared a su lado, dónde se empezaron a dibujar letras doradas con pulcra caligrafía.

Salomón
Sabiduría
Hercules
Fuerza
Aquiles
Coraje
Zeus
Poder
Atlas
Resistencia
Mercurio
Velocidad

"Mira, Billy. La base de mi poder. Lo he usado durante miles de años para que el bien pudiera triunfar sobre el mal. Es una lucha sin fin, joven, que prosigue incluso mientras hablamos"

"¿Miles de años? ¿cuantos se supone que tiene usted, viejo? Y espere un segundo... ¿eso que tiene que ver conmigo? ¡Soy solo un niño!"

El anciano se tomó el puente de la nariz y soltó un cansado suspiro.

"Cómo ya has dicho, soy viejo, y el momento de que deje este mundo ha llegado por fin. En ti, Billy Batson, lo que busco es a un digno sucesor."

"Pero, ¿de qué habla? Si tiene miles de años... ¿no sería usted inmortal?"

"En la vida, Billy, en el universo, todo tiene un principio, y un fin. Esto pasaría eventualmente. Estoy cansado, conmigo mis poderes se han debilitado. No me queda tiempo. Ahora es tu trabajo ser el Guardián de la Roca de la Eternidad y protegerla de Black Adam, ya no puedo seguir escondiendonos, he llegado a mi límite. Hace tiempo que siento a Black Adam buscándome por los confines del mundo, solo para apoderarse de la magia para sí mismo. No puedo permitir que eso pase."

"¿Pero por qué yo? ¿Y quién es Black Adam? ¡Conteste!"

"Black Adam fue mi peor error. Alguna vez fue considerado como digno para guardar la Roca de la Eternidad, pero se dejó corromper por los 7 enemigos del hombre, aquellos contra los que estaba destinado a luchar." explicó "Ahora, en cuento a tu primer pregunta... supongo que tengo mucho que explicar."

"Si, lo tienes" afirmó demandante.

"He estado vigilando los más recientes acontecimientos de tu vida, Billy Batson. Sé quién eres. Y también sé que ahora mismo eres el mejor candidato para ser mi campeón. Aunque hace poco llegó otro joven, pero el ya tiene su propio poder, tiene su propia magia, y sé que en él encontrarás un gran aliado. Ahora, Billy. Pronuncia mi nombre."

"¿Su nombre?, ¿quiere decir... Shazam?"

"No así, Billy. Tiene que ser cargado de intención y buena voluntad"

El muchacho lo miró con recelo, pensando que el asunto era ridículo, pero llegó a la conclusión de que era mejor no contradecir al hombre.

Así que lo intentó.

"¡SHAZAM!"

Un rayo salido de la nada lo golpeó en la cabeza. Repentinamente, fue como si un millón de sensaciones diferentes lo abordarán a la vez, sofocandolo. Su cuerpo creció en todos los aspectos. Era más alto y mucho más musculoso. Y escuchó miles de voces que le susurraban al oído.

"¿Q-Qué me ha pasado?" preguntó, su voz también había cambiado, era más gruesa "Me siento... extraño. ¿Qué me has hecho? Me has... ¡me has convertido en un viejo"

Billy estaba horrorizado. Sentía como si le hubieran acortado la vida. Le habían arrebatado la juventud.

"Te he convertido en el Capitán Marvel. Ahora es tu deber sagrado defender al pobre, hacer el bien, aplastar al mal que amenaza este mundo."

"¡No!" gritó "¡No! ¡Yo no he aceptado nada de esto!"

Billy no se sentía bien. Las voces, la confusión, el impacto emocional estaba haciendo mella en él, sacando lo peor a la superficie. Solo podía sentir una ira inmensa... y miedo. A tropezones llegó hasta el mago y lo tomo de la túnica, alzandolo. Así como estaba, con la mente ofuzcada, todavía se sorprendió de lo ligero que era.

Era increíblemente fuerte.

"No, no" se repetía "Debo pensar, debo controlarme, pero mi cabeza está confusa... las voces, ¡¿Cómo las apago, viejo?!" preguntó.

"No puedes, debes aprender a concentrarte. Escucha la voz de la sabiduría, ella te ayudará a controlar tu poder."

El Capitán Marvel soltó un suspiro de frustración y, con un movimiento brusco, lanzó al anciano mago más allá. Ni siquiera se preocupó por como estaba. Billy estaba muy enfadado.

"La fuerza de Hércules, la resistencia de Atlas, el poder de Zeus, la velocidad de Mercurio... estas habilidades son fácilmente corrompidas por la fragilidad humana... la codicia, la avaricia, el odio y la envidia... usa el coraje de Aquiles para enfrentarte a tus demonios y la sabiduría de Salomón para borrarlos." el mago desde el suelo siguió tratando de aconsejarlo, de instruirlo para que pudiera controlarse, pero la mente del niño era un completo caos y difícilmente podría escucharlo.

"¡No puedo! Es demasiado confuso..." exclamó "Ya... ya sé lo que debo hacer con este poder... ¡te haré pagar por lo que me hiciste!" el super hombre tomo el trono de piedra, arrancándolo de su lugar y, sin vacilar, se lo arrojó al mago que apenas y pudo esquivarlo.

"Soy demasiado viejo para esto." se lamentó. "Debes concéntrate, Capitán. Tus poderes deben estar en equilibrio... y tus emociones, sobre todo el odio y la rabia que llevas dentro, ¡deben ser calmados rápidamente! Si no, tomarán el control de tus poderes y los conducirán por el camino del mal."

"¡Cállate!" gritó.

"Tienes mucho por qué estar enfadado, la pérdida de tu familia, la traición de tu tío..."

"¡Mis padres me abandonaron!" gritó. Lanzó un puñetazo en la dirección del anciano, pero éste se agachó lo necesario para evitar que lo impactara, y su golpe dió en la pared con una sorprendente fuerza.

"¡Tus padres fueron asesinados!"

"Sigo estando solo"

"No lo estás. Tienes mucho por delante, Billy. Y te aseguro que encontraras eso que tanto anhelas"

"¡No va a ser lo mismo!"

"Por supuesto que no lo va a ser, pero eso no significa que el amor que encuentres allí será menor."

"¡Ya basta! Mis padres... "

"Ellos no te abandonaron, Billy, vivirán dentro de tu corazón y tu mente." le dijo "Ahora, terminemos con esto, di mi nombre nuevamente."

La caverna había comenzado a temblar. Todo parecía estar cayéndose a pedazos.

"¡Shazam!"

Entonces Billy volvió a la normalidad.

"No queda mucho tiempo, Billy. Sobre ese aliado... lo encontrarás dentro de poco. Tendrá nuestro símbolo marcado en su frente y podrás sentir la calidez de su alma esmeralda. Ahora vete." lo despidió.

Grandes trozos de piedra caían del techo de la caverna, no resistiría mucho.

"Vamos, debemos irnos"

"Ésta bien, Billy. Me quedaré aquí, pero tú debes apresurarte. Qué los dioses velen por ti."

Y Billy corrió, aún con el remordimiento de haber dejado al anciano mago allí.

No mucho después de haber atravesado la entrada, la cámara terminó por desplomarse por completo.


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