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Pendragón por SortKean

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Notas del capitulo:

Gracias a todos por leer, me anima a seguir publicando. :)

 

PENDRAGÓN

Harry Potter murió protegiendo a su padrino a los 15 años. Pero la muerte le dió otra oportunidad para vivir en un mundo diferente al suyo. Al sentir que falló protegiendo al mundo mágico, Harry tomará la decisión de defender a su nuevo mundo bajo el nombre de Pendragón.


1. DE HÉROES Y DISFRACES

"Podemos fallar. Podemos fracasar. Pero en todo error se abre una nueva oportunidad de alcanzar el éxito."

Una hora.

¡Llevaba una maldita hora cayendo!

Estaba seguro de que la muerte había alargado su caída a propósito solo para su diversión. Harry juró que el día en que volviera a verla, y esperaba que no fuera pronto, se lo haría pagar caro, muy caro.

Pocos minutos después logró ver un punto de luz blanca debajo de él que se hacía más y más grande rápidamente. Cuando por fin llegó, la luz era tan intensa que lo dejo ciego.

¿Y quieren saber qué pasó después?

Oh, si. Seguía cayendo.

La única diferencia era que había aire a su alrededor. Abrió los ojos lentamente, tratando de acostumbrarse a la luz. Lo que vió, no hizo más que darle una nueva meta de vida, o de muerte, en este caso. Se lo haría pagar muy caro, repitió.

¡Estaba cayendo hacia una muerte segura!

Harry podía ver una lejana ciudad debajo de él, pero sabía que se acercaba a una gran velocidad y pronto terminaría aplastado contra el concreto, hecho picadillo, antes de siquiera poder decir quidditch.

Hizo lo que cualquiera en su situación haría. Gritó.

«¿¡En que demonios estaba pensando?! ¡¿Quería matarme de nuevo?!» pensó.

No tenía varita así que no podía amortiguar su caída con magia. Su repertorio de hechizos sin varita, por otro lado, se limitaba a uno. El hechizo convocador no le serviría de nada en ese momento.

Cerró los ojos, la muerte sería más fácil si así lo hacía. Sin embargo antes de darse cuenta, ya no estaba cayendo en lo absoluto. Algo lo sostenía en pleno vuelo... no, alguien lo sostenía. Harry podía sentir los musculosos brazos rodeándolo.

No volvió a abrir los ojos hasta que sintió que ya no se movían. El impacto de ver a un hombre grande e imponente en leotardo fue lo suficiente como para dejarlo sin palabras. Vestía un traje azul, con una gran capa roja ondeando tras suyo y una "S" gigantesca estampada en su pecho.

"¿Estás bien, hijo?" preguntó el hombre con voz gruesa.

"Eh... yo, um, si" respondió a medias.

"No es que me quiera entrometer en lo que no me incumbre pero, ¿qué hacía un chico como tú cayendo a tal altura?"

"Yo..." tenía que mentir, no podía decirle la verdad, la idea era completamente descabellada, incluso para un gran hombre volador "... no lo sé"

"¿Me estás diciendo que no sabes cómo empezaste a caer... desde allá?" el hombre señaló un punto lejano en el cielo.

Harry no había reparado en él. Era gris y relampageaba siniestramente. Las nubes y el aire se arremolinaban en un punto oscuro que había comenzado a contraerse, como si fuera a tragarse a sí mismo. Todo indicaba que era el punto desde el que había llegado a ese mundo. Un portal.

"No tenía idea de eso" dijo sinceramente.

"Ya veo. Bueno, chico, si no te importa, voy a retirarme"

"¡Espera!" se apresuró a decir "Gracias por salvarme... um, ¿cómo te llamas?"

Superman abrió los ojos de la sorpresa, después de todo, ¿quién en el mundo no lo conocía?

"Puedes llamarme Superman" contestó.

"Creo... creo que es un nombre muy apropiado" opinó Harry.

"Lo sé" Superman rió "Tengo que irme, el mundo no se salva solo"

El hombre comenzó a volar, elevándose lentamente en el aire para después coger una velocidad increíble.

"¡Soy Harry!" gritó. Para cuándo lo hubo hecho, una gran estruendo se había hecho escuchar, dejando en claro que Superman había dejado atrás la velocidad del sonido. Incluso así, Harry, sin saber por qué, tenía la certeza de que aquel extraño y fantástico superhéroe lo había escuchado.

"¡Superhéroes!" se dijo a sí mismo aún sin poder creerselo "¿Quién lo diría? Ahora entiendo lo de las mayas" rió.


El edificio resultó ser las oficinas del Daily's Planet, por lo que pudo ver en gigantescas letras doradas. Nadie le dijo nada cuando cruzó el lugar como si nada, y apenas le dirigieron la mirada, como si ya estuvieran acostumbrados a tener extraños en la azotea.

"Hey, chico" alguien lo llamó cuando estaba a punto de tomar el ascensor.

Harry se tensó, pensando que iba a ser reprendido o echado a patadas del lugar sin que le dieran tiempo de irse por sus propios medios.

"¿Si?" contestó, dándose media vuelta para encarar a la persona tras de sí. Era una mujer joven, muy bonita y de largo cabello negro.

"¿Estás bien?" preguntó "¿Necesitas una taza de café o un té? Sé cómo puede ser volar cuando no estás acostumbrado"

"¿Qué?" exclamó anonadado por la repentina muestra de amabilidad.

"Oh, perdón. Creí que Superman..."

"No, no, está bien" se apresuró a aclarar "Si, fue Superman solo que... me sorprendí"

La mujer le sonrió, comprensiva. Se acercó a él y le tendió la mano.

"Soy Lois Lane, un gusto"

"Harry Potter" dijo mientras le estrechaba la mano.

"Entonces, ¿no quieres una taza de té o algo?" volvió a ofrecer.

El muchacho lo pensó bien y decidió aceptarlo, más por las emociones del día que por el vuelo en si.

"Ésta bien" dijo.

"Excelente, le diré a Clark que te lo prepare. ¿Dónde está cuando se le necesita? ¡Siempre desaparece en los momentos más inoportunos! ¡Ah, ahí está!"

Un hombre, grande, pero ligeramente encorvado salió dando traspies del elevador. Llevaba unas enormes gafas de montura de carey y traía la ropa toda arrugada y un poco sucia, como si antes llevarla puesta hubiera estado tirada en un callejón. Algo en él le resultó ligeramente familiar a Harry, pero no podía decir qué.

Clark, como lo había llamado Lois, lo miró con los ojos abiertos de par en par y después le mando una mirada acusadora a la mujer, pidiendo, sin palabras, una explicación.

"Este es Harry, otra de las pobres almas rescatadas por Superman. Le ofrecí algo de beber así que... ¿podrías prepararselo, por favor?" pidió sonriendo coquetamente.

Clark se sonrojó ligeramente, desviando la mirada de Lois y murmurando algo parecido a «claro que lo hiciste, siempre lo haces».

Entonces Harry tuvo una revelación. La verdad tras esa fachada tímida y torpe del recién llegado se abrió ante él como una epifanía, y una idea maliciosa cruzó por su mente.

"Eres un amor, Clark. Si sigues asi te dedicaré mi próximo Pulitzer. Tengo que buscar a Jimmy así que te lo encargo." le dijo, guiñandole un ojo.

"¡No, Lois! Espera..."

La mujer ignoró las súplicas de Clark y se alejo caminando, dejando a los dos solos.

"Así que Clark, ¿eh?" dijo Harry

"Si, um, Clark Kent" respondió, negándose a mirarlo a los ojos.

"Clark Kent" repitió, saboreando el nombre "Y díme, Clark Kent, ¿sabe tu novia que sueles ponerte mayas para salir volando por ahí?"

"¡No es mi novia! Espera... ¡¿qué?!"

Eso captó su atención. Giró bruscamente hacia él y después miró a su alrededor, esperando que nadie estuviera lo suficientemente cerca como para haber escuchado eso.

"Que si tu novia sabe que eres Sup..." Clark le tapó la boca con la mano, jalandolo hacia algún lugar.

"Shhh, no digas nada más" amenazó metiendolo en un pequeño armario de consejería y cerrando la puerta tras él.

"Hey, mide tu fuerza" reclamó Harry zafandose de su agarre.

"¿Cómo lo descubriste? ¿para quien trabajas?"

"No trabajo para nadie. Si lo descubrí es porque no podrías ser más obvio. Unas gafas ¿es en serio? Es todo una sorpresa que nadie más lo haya notado aún"

"¡No son sólo gafas! Quiero decir, hago más que solo ponermelas, cambio mi tono de voz, me..."

"Te encorvas, si, y adoptas esa fachada de torpe. Me di cuenta. Pero sigue siendo bastante obvio"

"¡Claro que no!"

"Claro que sí" río Harry "Por suerte para ti, la gente normalmente es ciega. No ve lo que no quiere ver."

"No suenas para nada como un chico de tu edad. ¿Seguro que eres un chico normal?" preguntó Clark.

"Dentro de lo que cabe" respondió encogiéndose de hombros "Mi vida no ha sido fácil; de cierta manera fui obligado a madurar más rápido"

"¿Hay algo en lo que te pueda ayudar?" ofreció el hombre con una mueca de preocupación.

"Eso ya quedó en el pasado, pero te lo agradezco" Harry suspiró cansinamente "Ahora, dime, ¿cómo es que la señorita Lane no es tu novia?, digo, con ese tremendo cuerpo y personalidad, ¿quién no querría andar con alguien como tú?" se burló, cambiando hábilmente de tema.

"Clark Kent y Superman son dos personas diferentes. Clark jamás podría conseguir algo con Lois porque, irónicamente, ella solo tiene ojos para Superman".

"Te saboteaste a ti mismo. Oh, Merlin" Harry rió "Este es un nuevo nivel de friendzone"

Clark lo miró de mala manera, pero no pudo evitar que la sombra de una sonrisa se asomara en su rostro. El chico le agradaba, le recordaba un poco a aquel chico que alguna vez vivió en una pequeña granja en Smallville.

"Vamos, salgamos de aquí. Te acompañaré hasta abajo." Le indicó el hombre.

"¡Hey! ¿y qué pasará con mi té?" protestó el muchacho a modo de broma.

"Lo dejaremos para otra ocasión."


Ambos salieron del edificio tranquilamente, no sin antes despedirse de Lois y agradecerle por su hospitalidad.

"¿Y bien, Harry? ¿a dónde irás ahora?" preguntó el hombre de acero.

Harry se detuvo un momento, sopesando sus opciones y posibilidades. Si bien había logrado llegar a tierra a salvo, todavía tenía que buscar un hogar, un lugar para comenzar de nuevo.

El destino quiso que la primera plana del Daily Planet fuera arrastrada por el viento y chocara contra su cara. El chico frunció el ceño, molesto, y se quitó el papel con brusquedad. Miró la hoja y el titular le llamó la atención.

THADDEUS SIVANA ANUNCIA SU NUEVO PROYECTO EN FAWCETT CITY: "LA PRESA DE ASUAN"

"El día de ayer, el millonario Thaddeus Sivana anunció oficialmente su nuevo proyecto en una conferencia de prensa. Hacia meses que los rumores de..."

Harry no siguió leyendo, no era necesario. La ciudad había despertado un extraño sentimiento dentro de sí. Algo le decía que tenía que ir allí.

"Oye, Clark" llamó.

"¿Si?"

"¿Podrías hacerme un favor?" preguntó.

"Dime que necesitas y veremos" dijo.

"Nada complicado. Solo... ¿crees que podrías llevarme a Fawcett City?"

"¿Fawcett City? ¿Por qué necesitas ir allá?"

"Tengo cosas que hacer." mintió.

"No estarás escapando de tu familia, ¿o si?"

Harry hizo una mueca de incomodidad.

"Para nada. Mi familia... digamos que pasaron a una mejor vida."

"Lo siento" se disculpó "Ven, sígueme"

"¿A dónde?"

"A mi auto" contestó el hombre como si fuera lo más obvio del mundo.

Harry alzó las cejas de la sorpresa, casi viendo a Clark con incredulidad.

"¿Qué?" preguntó Clark.

"Nada, nada" rió "Solo nunca espere que el enorme hombre volador tuviera un auto".


Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Mundo Mágico.


Draco Malfoy grito de frustración por quinta vez golpeando salvajemente el espejo del baño de mujeres. Myrtle lo veía de lejos, indecisa de si debía hacer algo. No siempre veía a un chico guapo tan destrozado, casi al borde de las lágrimas.

El Slytherin nunca se había encontrado en una situación similar. Después de la muerte de Harry Potter a manos de Bellatrix, el mundo mágico se había vuelto un completo caos. Nadie se sentía seguro. Nadie estaba seguro. Todos sabían que el Señor Oscuro había regresado y sin el Elegido allí para salvarlos... todo se veía perdido.

El día inmediato a la muerte, los duendes de Gringotts dieron a conocer que el contenido de las bóvedas de los Potter había desaparecido. No hace falta mencionar que los duendes estaban en extremo ofendidos de que alguien les hubiera robado tanto bajo sus propias narices sin haberlo detectado a tiempo.

Los amigos del cara rajada eran los que peor habían tomado el asunto. La sangre sucia ya casi no se mostraba en público, había dejado de asistir a clase y, por lo que había escuchado, ya ni siquiera tomaba un libro entre sus manos. Siendo el ratón de biblioteca que era, el asunto era bastante sorprendente.

La comadreja era un caso completamente diferente. Estaba furico. Su ira había alcanzado tal punto que cualquier mínimo detalle lo irrritaba y comenzaba a gritar como salvaje. Draco sabía que estaba enojado consigo mismo, culpandose por la muerte de su mejor amigo. La sangre sucia también lo estaba. Él lo estaba.

Pero eso tenía que cambiar. No podía permitir que la muerte de Potter fuera en vano por culpa de sus patéticos lacayos. Él se aseguraría de ello.

"Harry..." se lamentó.


Draco espero pacientemente afuera de retrato de la Dama Gorda donde sabía se hallaba la entrada a la Sala Común de Gryffindor.

Espero durante cuarenta minutos, oculto entre las sombras. Vió pasar a varios Gryffindor, pero ninguno era de los que buscaba.

De pronto, el muchacho escucho el sonido del retrato abriéndose. De él salieron dos personas. Un chico y una chica. Justamente los que estaba buscando. Ambos estaban platicando en voz baja pero no tanto como para evitar que Draco oyera. Aún así, el muchacho no prestó atención, era lo que menos le importaba en ese momento.

Ron se detuvo, consciente de que había una persona escondida asechandolos. Sacó su varita rápidamente pero fue inútil, un rayo rojo se la arrebato en un abrir y cerrar de ojos. Hermione, por su lado, se tensó y maldijo haber cometido la estupidez de dejar su varita en los dormitorios.

Draco salió de entre las sombras con el rostro serio y la varita en alto. La varita del pelirrojo se encontraba segura en su túnica.

"Malfoy" escupió Ron.

"Ah, comadreja. Ratón de biblioteca. Tengo que hablar con ustedes."

"No tengo nada que hablar contigo, Malfoy. Seguramente estarás feliz de que Harry se haya... se haya ido, estúpido hurón. Solo quieres regoderarte de ello."

Draco lo miró, dolido. Demasiado como para ocultar sus emociones como normalmente hacia. Pero los dos chicos estaban demasiado cegados por la ira como para darse cuenta.

"Aléjate de nosotros, Malfoy" demandó Hermione con odio.

"Déjense de idioteces. No es momento de pelar, solo quiero..."

"¡Cállate! ¡Cierra la maldita boca! Jamás accederemos a nada que venga de ti, mortífago."

Draco trató de mantener la calma. Esto era incluso más complicado de lo que pensó en un principio.

"Entonces tendré que obligarlos" dijo, mandando dos rayos rojos a los Gryffindor.


Después de encargarse de Ron y Hermione, Draco decidió saltarse toda la pelea y aturdirlos a todos.

Encontró a Longbottom en el Invernadero número tres, encerrado en sus plantas, lo único que le daba consuelo en ese momento. No hizo falta mucho tiempo para que el rubio hubiera completado su cometido. El muchacho ni siquiera se dió cuenta de su presencia.

Ginevra Weasley planteó un desafío mucho mayor. Le dió un buena pelea, pero gracias a un golpe de suerte, logro aturdirla igual.

Con esa chica rara de Ravenclaw fue diferente, muy diferente, y perturbador. Cuando llegó a donde estaba, ella sólo lo volteó a ver con una sonrisa.

"Qué bueno que estás aquí, Draco, te estaba esperando"

"Me estabas ¿que?" preguntó aturdido.

Luna le sonrió de nuevo, como si supera algo que él no, o tal vez como si hubiera averiguado su más grande secreto. Pero eso no era posible, no lo era.

"Mantén la calma, Draco. Ya no te tortures, Harry está bien, consiguió una nueva oportunidad. Estoy segura de que será feliz alli"

El corazón de Draco comenzó a latir exageradamente, lleno de nerviosismo.

"¿De qué diantres estás hablando, Lunática?" preguntó enojado.

Luna no le respondió. Le miró tranquilamente para después acercarse y tomarle de la mano como si nada.

"Vamos, los demás están esperando."


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